Secuestrada 2 : La venganza del prófugo.

Re: Secuestrada 2 : La venganza del prófugo.

Nada mas decirles que la conti estará de aui tres días xD
cuidense!
Bye
lady night

 

Re: Secuestrada 2 : La venganza del prófugo.

perdón
la tenía hace cuatro días pero el simpatico cemzoo y su limpieza xD Bueno, mantenimiento sus problemas y el royo de videos xD

Secuestrada 2, La venganza del prófugo.
Capitulo 3: Rodeado
PUENTE DE KIOTO 3’05 a.m.
Naraku percibió a los policías antes de que pudieran rodear el perímetro del puerto y el del lugar. Sigilosamente se deslizó por un barco abandonado, o alguna cosa por el estilo, que había en el puerto. Con una agilidad propia de él, saltó a la cubierta. Se dirigió a la cabina del barco para estar más resguardado. Esperaba que allí no lo encontraran. Y, aunque así fuera, el tendría ventaja para escapar.
A fuera, el grupo de policías miraban el entorno. No había señales del asesino en ningún sitio. Sin embargo, el jefe de la central, les mandó buscar en los barcos y en alguna cabina de información. Buscaron durante unos cinco minutos, que se les hicieron interminables.
Mientras, en el barco abandonado, o eso creía Naraku, se encendieron los motores. Naraku iba controlando el barco. Lo dirigía norte-oeste, pero sin tener mucha idea de donde iba.
Toda la gente allí presente lo miraron, y los policías, corrieron detrás de él. Pero claro, el iba por el mar y, ellos por la tierra. Así que algunos continuaron por la tierra, y otros, subieron al primer barco que encontraron.
La persecución duro mucho tiempo. Los policías corrían y navegaban detrás del barco dónde se suponía que estaba Naraku. El barco continuó norte-oeste, durante unos minutos más. Hasta que delante de él, apareció el impresionante puente de Kioto.
Los policías se alarmaron, ya que el barco, parecía estar a punto de chocar. Si continuaban a esa velocidad, seguramente que también su barco chocaría, contra esos muros de piedra.
Redujeron la velocidad, mientras vieron que el barco donde iba el asesino chocaba y se destrozaba, y miles de trozos de madera salieron disparados de él.
PUENTE DE KIOTO 3’12 a.m.
La penumbra se hacía presente. Un grupo de policías rodeaban la zona del puente. Todo estaba muy oscuro, solo, con su tibia luz, la luna iluminaba el lugar. Habían oído un barco que, con demasiada velocidad, había chocado en una de las partes del puente, pero que nada había pasado. Pero, por si acaso, habían ido unos compañeros a ver lo sucedido.
El resto grupo, respiraba pausadamente, conteniendo la respiración y los latidos de sus agitados corazones. La ansiedad, la impotencia y el miedo eran muy potentes. Ahí, en esa zona infestada de policías, podía esconderse Naraku Kursaki, el asesino de su compañero o el de un guardia respetable y joven y, la inmensa mayoría de ellos creía que, si estaba allí, podía haber un montón de guardias y gente, no lo detendrían.
Un ruido suave se oyó en el silencio harmonioso. Los más jóvenes se turbaron, asustados y miraron a todas bandas.
Con la agilidad de un leopardo y la velocidad de un rayo, una sombra pasó rápidamente entre las piernas de los hombres, algunos, muy agitados soltaron un chillido.
Los otros, alerta, observaron el alrededor. No había nada, tan solo un triste gato negro, un gato tan negro como aquella noche, con una tenue luz rojiza en su pelaje. Un policía abrió su linterna e ilumino el gato. En su columna tenía escrito, con un líquido rojo cereza, unas letras grandes y corridas, pero fácilmente legibles: Naraku.
Todos los policías o gritaron de miedo o, sus caras se desencajaron, asustados. Esa noche sería movida.
Y una sombra a lo lejos, soltó una risilla.
RESTAURANTE 3’ 13 a.m.
El ambiente era de lo más natural por aquellos entornos. La música era movida y divertida y la gente que comía en las mesas, estaba de lo más alegre. La única mesa que parecía ajena a las demás, era una apartada, pero con buen ángulo, para ver todo lo que sucedía en el restaurante. Eran cinco jóvenes, naturalmente, policías y guardias camuflados.
Los ojos de los jóvenes miraban a todas bandas, sin hablar, sin pestañear, conteniendo la respiración. Buscaban cualquier individuo sospechoso. Y, si este, a más tenía el pelo azabache ondulado y los ojos carmesí, eran el que buscaban.
El tiempo pasaba y los jóvenes, estaban cada vez más nerviosos. Un camarero despistado les preguntó si no les gustaba la comida, ya que no habían comido nada del plato. Cuando pidieron el que tomar de la carta, lo hicieron sin pensar, ya que no tenían hambre pero sí una misión.
El más joven sonrió avergonzado, mientras cogía el tenedor y probaba los espaguetis. El camarero sonrió forzadamente, luego los otros policías camuflados, se aventuraron a probar sus respectivas comidas, sin dejar de vigilar. El camarero se había retirado sigilosamente.
El de los espaguetis, se levantó de pronto, y acercó sus manos al cuello con suma rapidez e histeria. Sus músculos se contrajeron y su cara se puso de un color rojizo. Se estaba ahogando. Los otros compañeros corrieron a ayudarle, pero no se habían ni levantado cuando el joven yacía en el suelo.
Todos los del establecimiento callaron, la música dejó de sonar, y los más valientes se dirigieron hacía la mesa, para ver lo sucedido.
Otro compañero se levantó y decidió tomar el pulso de su compañero desmallado. Cuando sus dedos, temblorosos se acercaron a su cuello, tuvo un mal presentimiento. No tenía pulso. Había muerto.
- Chicos, Shin está muerto- dijo con pena y rabia- No hay nada que hacer.-
Los otros se alarmaron y miraron el alrededor. No había nadie sospechoso. Nada. Pero su compañero había muerto. ¿Cómo? ¿Por qué? ¿Cuándo? Esas y muchas otras preguntas rondaban en sus mentes. Pero la gente chillaba y, en el lugar tan alegre, solo existía caos y pánico.
Y, cuando los otros policías consiguieron calmar un poco la gente, se fijaron en el salero de su mesa. Era igual que los demás. Pero al mirarlo de cerca, se dieron cuenta de una cosa. De un grabado en el vidrio. De una palabra. Naraku. Era como si fuera la marca del salero. Rápidamente miraron los otros, pero en ninguno más había la palabra Naraku.
- ¡Mierda!- gritó uno de ellos-¿Cómo sabía que nos íbamos a sentar en esta mesa? Y, ¿Cómo pudo matar a Shin?- chilló angustiado.-
Los otros callaron y no le contestaron. Y es que para esas preguntas, aun no había respuestas.
El camarero, lo había estado observando todo y, con una sonrisa arrogante, se dirigió a la cocina, con extremado sigilo. Y una risa perversa resonó en la habitación, después de que él hubiera cerrado la puerta de está. ¡Qué tontos eran los policías!
Su mano se dirigió hacia su pelo, corto y de un color canela oscuro. Con un movimiento elegante, se quitó la peluca. Entonces apareció se verdadero pelo, de un color platino, casi rubio y que cayó como cascadas hasta un poco más abajo que los hombros. Sus ojos negros escudriñaron la cocina. Con la mirada perdida se dirigió hacia la salida de la cocina y huyó.

N.F.
Principalmente este capítulo es muy raro.(Expresamente hecho así xD, me lie a ver demasiados Conan y leer demasiado Agatha Christie) Los policías se dispersan por esas tres zonas. En el puerto, se ve a Naraku huir y chocar contra el puente. ¿Habrá muerto? En el puente, más arriba se ve un gato negro, con unas letras escritas con sangre y el nombre del prófugo, Naraku. Y aparte, todo parece indicar que las letras rojizas, son sangre. Y alguien rie!!! Y lo más espantoso, en el restaurante ha muerto un compañero policía. Y, en el salero había grabado las letras de Naraku. ¡Solo en la mesa del grupo! Y, ese camarero...con peluca y que ríe tan misteriosamente… ¿quién será? ¿Qué querrá?
Seguramente, todo se verá en el capitulo siguiente, llamado (si no cambio de idea) Capítulo 4: Lo sucedido. Y se descubrirá lo que pasó en este, Y en ese capítulo, si saldrán Kagome, Inuyasha, sango miroku y los niños. Y será más largo y lo pondré más pronto.
El restaurante, el puerto y el puente de Kioto, no sé si existen en la realidad, no he ido allí ni me he molestado en buscar información para decíroslo, así que si vais allí y no lo encontráis ….
Es cosa vuestra xD
Cuidaos,
Besos
Lady Night