Secretos de una sonrisa

Capítulo 14

Antes de irme decidí pasar a la habitación de Kikyou para decirle que saldría sólo por un momento y no se preocupara.
—¡Hey! Kikyou, voy a salir un rato, voy por algo para comer, ¿quieres que te traiga algo?

—No quiero nada, sólo no te tardes porque Sesshoumaru quiere ir temprano para… —se detuvo de pronto al verme— ¿Piensas ir así vestida al concierto? —pregunto mientras me veía de arriba abajo y me señalaba con su dedo índice.

—Sí, ¿por qué? —le respondí confundida por su pregunta.

—¡¿Por qué?! Kagome vas de lo más simple, no te esforzaste en nada para escoger la ropa, ¡ni siquiera te peinaste!

—Voy a un concierto, no a una pasarela —dije mientras hacía un pequeño gesto de fastidio— vuelvo en un rato, nos vemos —me despedí.

—Regresa pronto… ¡fachosa! —me gritó desde su habitación.

—¡Lo haré! —le grité también desde la puerta principal.

Ya fuera de casa, decidí ir a un café cercano y como hacía muy buen clima opté por caminar en lugar de ir en carro, de todas formas hubiera sido un desperdicio total de gasolina ya que el café estaba a 2 cuadras de mi casa, el sol no estaba muy fuerte, ya pronto iba a atardecer, se sentía una suave brisa fresca y casi no había personas en la calle, todo estaba muy tranquilo.

Al llegar al café pedí un emparedado y una malteada de chocolate, mientras comía me llego un mensaje de texto al celular, era de mi hermana, decía que Sesshoumaru había llegado y Sota les pidió que lo llevaran con un amigo, que volverían por mi para ir al concierto, la verdad no me preocupe por eso ya que estaba comiendo y todavía faltaba mucho para el concierto, así que comí tranquilamente, al acabar pagué la cuenta y salí rumbo a mi casa, sin embargo, éste trayecto no fue tan agradable como el anterior, sentí como si me estuvieran siguiendo, estaba nerviosa y asustada así que apresuré el paso para llegar rápido a mi casa, cuando por fin llegué y toqué la reja solté un suspiro de alivio pero cuando estaba por entrar sentí una mano en mi hombro.

—¡Aaah! —grité y por reflejo lancé un golpe sin ver a quien, sin embargo, esa persona detuvo el golpe sin problemas.

—No te veo después de tanto tiempo y, ¿así es como me recibes?

—¡Naraku! Me asustaste —y en realidad me asustó, pero el hecho de saber quien era no me relajó.

—Lo siento, no era mi intención —dijo mientras me miraba fijamente.

—Emm… ¿gustas pasar? —ofrecí al sentirme nerviosa por su mirada insistente, sin embargo, él no dijo nada, simplemente pasó y tomó asiento en una de las banquitas que estaban en el jardín, bajo un frondoso y viejo árbol detrás de unos arbustos floreados, quería decirle que preferiría hablar en un lugar un poco más iluminado y menos solo, pero no lo hice, solamente me senté a su lado.

—¿Te… sucede algo? —pregunté con inseguridad al verlo decaído.

—¿Estas saliendo con Inuyasha? —casi afirmó aún con la mirada baja y lejos de haber tristeza o curiosidad en su “pregunta” sentí resentimiento en sus palabras, el tono de su voz hizo erizar mi piel.

—N..no, Inuyasha y yo sólo somos amigos — al decir eso pude observar como en sus labios se formaba una media sonrisa.

—¿Amigos? —escuche decir en un susurro con tono sarcástico.

—¡Sí! Amigos —respondí molesta por sus reacciones y los tonos de su voz.

Él no me respondió nada más, solamente levanto la mirada y me observó durante unos segundos, no supe distinguir lo que sus ojos transmitían, lo único que vi fue confusión, de pronto él me abrazó de forma brusca y posesiva.

—¡Kagome!, ¿por qué él sí y yo no?, ¿explícame qué te hizo elegirlo?, ¿por qué a él si lo miras de esa forma?, ¿qué tengo que hacer para que me veas igual? —me bombardeaba una y otra vez con esa clase de preguntas mientras seguía apretando mi cuerpo contra el suyo, cada vez sentía que podía respirar menos y por más que intentaba alejarlo no podía.

—Naraku, por favor, suéltame no puedo respirar —le susurre ya que mi voz por alguna razón no salía.

—¡No quiero!, si él no hubiera llegado tu y yo seríamos algo mas que “amigos”, tu eres mía y sólo mía, quiero que tus ojos me vean sólo a mi, quiero que tus manos me acaricien sólo, quiero que tus labios me besen sólo a mi —al decir eso ultimo se fue acercando lentamente a mi rostro, y yo no se por que razón quede petrificada, él me acerco cada vez más poniendo una de sus manos detrás de mi cabeza y la otra en mi cintura, yo simplemente sentí como sus labios se apropiaban de los míos primero con dulzura y después con impaciencia.

—Kagome, por favor, sé mía y sólo mía —me decía una y otra vez, mientras profundizaba más esos ahora bruscos besos y sus manos recorrían con impaciencia todo mi cuerpo, mi voz no salía, gritaba por dentro pero mi voz no se escuchaba, quería golpearlo y alejarlo pero mis brazos no respondían, quería correr pero mis piernas no se movían, lo único que podía hacer era llorar, gruesas lagrimas salían de mis ojos, de pronto sin saber cuando el me tumbó en el pasto verde y con una de sus manos tomó las mías con fuerza, mientras seguía besándome y con otra de sus manos acariciándome, fue ahí cuando reaccioné un poco y comencé a resistirme, mi voz aun no salía pero pude moverme un poco, lo suficiente como para quitármelo de encima, al salir un poco del shock en el que estaba pude escuchar a mis perros ladrar con fuerza y golpear la puerta queriendo salir, tal vez presintiendo un peligro del que ni siquiera yo estaba completamente consciente.

De pronto sentí de nuevo sus manos esta vez con más fuerza me acostó y siguió con lo que estaba antes de que yo lo interrumpiera— Tu eres mía Kagome, solamente mía —seguía repitiendo una y otra vez, volví a intentar quitarlo de encima pero ahora estaba poniendo más fuerza y todo su peso sobre mí, mis esfuerzos eran cada vez más inútiles pero seguí intentando, hasta que él se separó un poco, yo ingenuamente creí que había recapacitado y me dejaría ir, pero todo lo contrario, solamente pude ver su mano acercándose veloz a mi rostro y después a mi estomago al final mis fuerzas desaparecieron, para cuando reaccioné un poco, era tarde.

En mi mente no hacía más que repetirme “¿Por qué no puedo gritar?, ¿Por qué no puedo moverme?, ¿Por qué me hace esto?, ¿Por qué confié en él?”

Cuando terminó, me miró directamente a los ojos, yo sólo pude transmitirle odio, asco, pero sobre todo miedo, de mis ojos aún brotaban gruesas lágrimas, mi rostro lo sentía hinchado y caliente, mi cuerpo adolorido, y yo en sus ojos pude ver arrepentimiento, dolor y mucha confusión se levanto lentamente, yo también me reincorpore un poco, pero mis piernas no respondieron para poder levantarme y correr.


—Kago..me, perdón, perdóname, yo… yo no quería —intentaba decirme algo yo solo veía con miedo como tomaba su cabeza con desesperación, de pronto se escucho un fuerte crujido, era la puerta que mi perros ya estaban a punto de tirar, cuando vio que habían hecho un agujero en la puerta lo suficientemente grande como para pasar el salió corriendo, el más grande Fluffy fue tras él y el más pequeño Chucho corrió conmigo, lloriqueando y lamiéndome, después volvió Fluffy haciendo lo mismo que Chucho.

Éste, es el final de la historia, es el final porque ya no quiero escribir más, fue muy duro para mi, porque ésta es mi historia, se las cuento para que no cometan los mismos errores, no quise ponerla en originales porque lo haría más personal, así que la puse aquí, intente cambiarla un poco para que no fuera tan difícil, en la verdadera historia no existía un “Inuyasha”, mi hermana si existe pero no contaba con su presencia en esa época, quien me encontró después de eso fue un primo al cual no quise poner en la historia porque no hay personaje que se le parezca (también por esa razón puse tan pocos personajes, ninguno le quedaba a los reales y además es historia real… no quería ponerlos por eso) mis dos queridos perros sí son reales, Fluffy un pastor alemán que murió hace dos años y Chucho un pequeño y travieso perrito callejero que sonríe jeje algo muy raro en un perro ellos fueron mis héroes, cuando mi primo llego ellos me estaban cuidando y ni siquiera a él lo dejaron acercarse hasta que yo se los pedí, y por desgracia “Naraku” si es hijo de un buen amigo y socio de mi padre, mi familia nunca supo lo que paso, ellos creen que simplemente me atacaron unos ladrones, hasta ahora no he tenido el coraje para decírselos, sólo lo saben algunos de mis amigos pero ellos creen que mi familia lo sabe, en fin, es un embrollo terrible el que creado y todo por no saber cuando poner un alto, no me podrán negar que muchas y muchos de ustedes tienen pretendientes a los que no quieren alejar por no lastimar sus sentimientos o por que les gusta la atención que les ofrecen, pero esa no es razón suficiente para jugar con los sentimientos de esas personas, sí, jugar con sus sentimientos también es no decirles claramente que no están interesados en ellos, hacerles creer que tienen una oportunidad, es muy peligroso.

Otro de mis errores fue “dejar pasar” tantos detalles, tantas señales, como los celos sin razón de “Naraku”, los cambios de humor, los besos robados, las faltas de respeto, todas esas señales que me advertían de muchas formas lo que podría pasar, así que por este medio aprovecho para pedirles, que pongan atención a las personas que los rodean, sepan reconocer con quienes les hará bien estar y de quien es mejor alejarse, o sepan reconocer a quien poner un alto oportuno, no esperen a que esa persona estalle (como en mi caso) por celos estúpidos, “Naraku” nunca me intereso más que como un amigo, sin embargo, yo nunca le dije que dejara de besarme, nunca le dije que tomara distancia de mi, no toda la culpa fue suya, aunque eso no le daba derecho de hacer algo así, pero yo jamás me di mi lugar, no me di a respetar.

Tardé mucho en poner la continuación, la tenía escrita desde hace mucho pero no tenia valor para ponerla, sin embargo, tengo la necesidad de desahogarme, y aquí nadie me conoce jeje tal vez por eso reuní el coraje suficiente, además que no podía dejar la historia inconclusa.

Espero comprenda mi decisión de cerrar el fic porque no quiero comentarios después de este último capítulo, sólo quiero que lean y aprendan una lección importante, una lección que me hubiera gustado aprender antes… Poner atención a los pequeños detalles que la vida pone en tu camino, créeme, te podrían salvar de muchas desgracias.

Gracias por su atención y sus comentarios, por sus “me gusta” y por su amistad.

Adiós.