Scorched Earth Erotica

Re: Scorched Earth Erotica

Hola a todas y bienvenidas a las nuevas lectoras, y por cierto muchísimas gracias por comentar, me alegra que les este gustando mi FF. Bueno antes que nada discúlpenme por la tardanza, pero se los recompensare con un capitulo largo, espero que sea de su agrado.




Cap IV





Solo faltaba dos días para mí fiesta de aniversario, y yo estaba cada vez más ansiosa y nerviosa.

Mí tío Taiyo confeccionaba lo que seria mi vestido, y por lo cual me pidió que fuera a su casa para acabar con unos cuantos ajustes, por lo que tuve que ir saliendo de la escuela junto con Jankotsu, luego mi hermano Naraku pasaría por mi.

Al llegar a la casa de Jankotsu, mi tío me recibió con un fuerte abrazo y por lo que veía estaba muy atareado, ya que no me dejo saludar a mi tía Hazuki. Me condujo hasta su estudio, en el cual ya hacía mi hermoso vestido puesto en un maniquí.

- Hija, necesito que te quites la ropa, para ponerte el vestido y terminar con los ajustes – decía mientras le quitaba el vestido al maniquí.

Yo no sabía que hacer, me daba un poco de vergüenza tenerme que quitar la ropa frente a mi tío, pero lo hice.

Fui hacia un biombo con la imagen de Marilyn Monroe en el cual me desvestí, dejando simplemente mí ropa interior, me puse una bata y salí donde mi tío me esperaba para ayudarme a poner el vestido, luego me pidió que me quitara la bata.

Al quitarmela, no pude evitar sonrojarme ya que me daba mucha pena, a pesar de que ya lo había hecho en aquellas ocasiones en las que venia con mi madre para que hiciera las pruebas o para que diseñara ropa especialmente para mi. Mi tío se encontraba estático y observándome con detallismo de arriba hacia abajo, cosa que me incomodo un poco.

- Bien Kagome, primero ponte el faldón y enseguida te pondremos el corset – saliendo de su trance.

Me puse con sumo cuidado el faldón, el cual casi no había problema; Jankotsu izo presencia en el estudio algo extravagante, pues traía un velo de novia en su cabeza, por lo cual, no puede evitar reírme, pero no era la única, ya que mi tío también compartía aquella gracia.

Me coloque encima la parte superior del vestido que iba abrochado por la parte de atrás, pero tuve que quitarme el sostén ya que estorbaba para las medidas.

- Jankotsu, deja eso ¿quieres? – decía aun entre pequeñas risas - alcánzame el alfiletero por favor. – guardando la compostura.

Jankotsu le dio el alfiletero como se lo había pedido su padre, pero este se le quedo viendo a su hijo.

- Pero con alfileres Jan. – dijo irónico.

- Aquí no hay ningún alfiler, padre

Las puertas del estudio se abrieron de en par en par, mostrando a un Bankotsu sorprendido al verme en esa situación. Yo solo esperaba que se diera media vuelta y se retirara, pero para mi desgracia, no fue así, sino que entro y camino hacia nosotros quedando justo a un lado mío.

- Jankotsu, veo por unos alfileres, por favor – dijo para esta vez centrarse en el corset – Mmm… creo que hay un pequeño problema – dijo sosteniéndome el corset-

- ¿Cuál problema? – cuestione con preocupación.

- Que no le e colocado los orificios, donde van los cordones para sostenerte el corset – decía irónico – Así no puedo hacerle los ajustes, necesito que este bien estable – dijo con seriedad – Bankotsu, ven a ayudarme y sirve de algo. Kagome levanta los brazos, por ningún motivo bañas a tocarlo sino se caerán los arreglos… Hijo, sostén el corset de esta manera mientras yo voy por algunas cosas que necesito para hacerle los orificios. No la sueltes. En seguida regreso – dijo saliendo del estudio.


Realmente no podía creerlo, ¿Por qué tuvo que aparecer Bankotsu en ese instante?

Estaba asustada y nerviosa, ahí estaba con él a solas, quería pensar todo lo contrario, que el realmente no se encontraba, pero era inútil; estaba estática tratando de concentrarme para no pensar en esa situación tan horrenda, pero algo me saco de mis pensamientos.

- No me has saludado prima. Que descortés, y yo que todavía te detengo esto - con un tono de decepción fingido – Pero ¿Qué pasaría si “accidentalmente” se soltara de mis manos? – decía con malicia y lujuria en sus palabras.

- No lo arias…

- En serio… Pruébame – decía con malicia mientras aflojaba el corset.

- No lo hagas Bankotsu – suplique.

- ¿Y por que no? – dijo irónico.

- No lo hagas – dije con firmeza.

- Mmm… que lastima. Aunque de todas formas no podría, ya que no tengo mucho tiempo como para complacerte – con desilusión irónica – Pero puedo aprovechar un poco esta situación

Acerco su rostro a mi dorso, haciéndome sentir su respiración entrecortada, para luego lamberla con desesperación. Inevitablemente arqueé mi espalda contrayéndola en señal de estremecimiento; comencé ha asustarme, sólo tenia la esperanza de que mi tío y Jankotsu entraran por esa puerta y vieran la clase de arpía que era Bankotsu.

- ¡Basta, por favor! – Dije con desesperación y derramando lagrimas de amargura – No sigas – murmure.

- ¿Por qué? ¿A caso te excita y te gusta? Mmm… o ¿Te da miedo de sentirte mejor? – dijo para luego introducir su lengua en el interior de mi oído.

Al escuchar las voces y pasos fuera del estudio, se incorporo; mí tío y Jankotsu entraron al salón, mientras yo tenia la cabeza gacha para ocultar mi rostro. Jankotsu se sentó en un sofá hojeando una revista, mientras mi tío se disponía a continuar con su labor, cuando se percato de mi rostro que aun se encontraba con lágrimas y con una expresión de desesperación.

- ¿Pero que es lo que te sucede Kagome? ¿Por qué esa cara? No llores – dijo limpiándome las lagrimas de mi rostro.

Bankotsu solo apretó un poco el corset en forma amenazadora. Entonces fue cuando pensé en decirle todo a mi tío Taiyo sobre lo de Bankotsu, sus acosos y su intento de violación, pero fue ahí cuando recordé aquellas palabras de mi hermano.

&&&&&&&&& Flash Back &&&&&&&&&

- No gracias a ti hermano – sonreí con ternura ya que el no me había salvado de Bankotsu. – Hermano ¿Por qué no le decimos a nuestros padres sobre lo que sucede con Bank…

- No – dijo repentinamente – Ellos jamás no creerían – decía mientras caminaba en dirección a la ventana

&&&&&&&&& Fin del Flash Back &&&&&&&&

- No se preocupe tío, son de emoción y alegría – dije fingiendo una leve sonrisa.

Bankotsu se acercó un poco a mí aprovechando que mi tío se había volteado.

- Eso ni tú te lo creíste, primita – susurrándome al oído.

Al poco rato llego Naraku, lo cual le daba gracias a dios, pues no quería estar ni un solo minuto más en esa casa sin él.

Subí en su carro ford mustang gt 1976 negro con franjas en dorado para ir a casa, pero en el transcurso iba en completo silencio, bueno lo único ruidoso era la música de mi hermano, y aun así me gustaba, ya que el me había acostumbrado.

- ¿Por qué estas muy callada? ¿Qué te ocurre? – rompiendo aquel silencio entre nosotros.

- Nada, no te preocupes tanto hermanito – dije dándole una de mis mejores sonrisas.

- Kagome – dijo con seriedad.

- Te lo juro, no me pasa nada, solo es que estoy muy ansiosa por mi fiesta.

- No me convence del todo, pero si tu lo dices, bueno – viéndome de reojo – Pero sabes que puedes contar con migo para cualquier cosa – mientras tomaba mi mano y la apretaba, pero sin quitar la vista del camino.

- Seguro, hermano. Siempre me lo has dicho – dije para luego centrar mi vista hacia la ventana.

Si le había ocultado a mi hermano sobre el suceso en el estudio con Bankotsu, pero si se lo decía, Naraku de seguro pondría el carro de reversa para irlo a matar.

Estaba en mi habitación recostada en mi cama de dosel Blanca, tratando de conciliar el sueño, e cual no podía. Trataba de varias formas, pero por más que lo hacia, el recuerdo de Bankotsu me atormentaba; no me podía dejar tranquila ni siquiera en mis pensamientos.

Salí de mi habitación y baje a la cocina por un vaso de agua, y me encontré con mi hermana Kagura que entraba por la puerta trasera de la cocina a escondidas, por lo cual al verme hice que se asustara.

- Eres tú – aliviada con una mano sobre su pecho - ¿Qué estas haciendo despierta a estas horas? – viéndome con seriedad.

- Eso mismo te pregunto. Pero yo solo e venido por un vaso de agua – dije sin ninguna preocupación - ¿De donde vienes? Kagura – pregunte con suma curiosidad.

- Eso no es tu incumbencia niña – dijo caminando en dirección a las escaleras – Y ni una sola palabra de esto ¿Entendiste? – dijo apuntándome con su dedo índice y con seriedad en sus palabras.

- Si, pero dime… - dudosa –Kagura ¿Por qué me odias tanto? – dije con aflicción.

Kagura se detuvo en seco a medio camino; permaneció inmóvil unos minutos, para luego voltear a verme sin expresión alguna.

- Vete a dormir – dijo sin más, para luego subir corriendo a su habitación dejándome desconcertada y con a duda que me corroe.

Caminaba en dirección a mi habitación, pero el ruido de música proveniente de la habitación de Naraku izo que me detuviera frente a su puerta, por lo cual deduje que aun estaría despierto, así que me dispuse a tocar y el abrió enseguida.

- ¿Qué pasa? - dijo curioso entreabriendo la puerta.

- No crees que ya es muy tarde como para estar escuchando música – dije irónica.

- No, y ¿tú que estas haciendo despierta estas horas? – arqueando la ceja.

- Nada, solo que no puedo dormir…

- Y por eso vienes a darme lata – irónico.

- ¡¿Qué?! ¿Cómo que lata?...

- Mejor entra y ayúdame a acomodar algunas cosas – dijo mientras me introducía dentro de su habitación.

El muy condenado me puso a doblar su ropa, que era demasiada, mientras él se ponía frente al ordenador a hacer “tarea”.

No supe en que momento me quede dormida, solo sabía que estaba más tranquila y a gusto.

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Naraku al percatarse de que su hermana Kagome se había quedado dormida en una orilla de la cama, este se levanto dejando atrás lo que momentos antes hacia, para tomar en brazos a su hermana y acomodarla en su cama, tapándola con finas sabanas de seda.

El ventanal estaba abierto, para dejar que refrescara un poco aquella amplia habitación con el fresco de la noche. Pero los rayos intrusos de la luna, hacían presencia iluminando un poco aquella habitación oscura, acariciando el rostro de una joven chica que era apreciada por su hermano que ya hacia parado a un lado de la cama, donde ella descansaba placidamente.

Se acerco a ella y acaricio sus cabellos azabaches, sentándose a un lado de la cama junto a ella.

- Mi pequeña hermanita – murmuro – Tan frágil y sensible, como el pétalo de una rosa – acariciando su mejilla – No permitiré que nadie te lastime, eso te lo aseguro – dijo con firmeza para luego depositarle un dulce beso en su frente.

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El momento que tanto había deseado, por fin había llegado con una ola de personas atareada, caminando de un lado a otro con los últimos arreglos; mis padres solo inspeccionaban que todo estuviera en orden y que nada hiciera falta.

Mi hermano Naraku se había ocupado del audio y de acomodar a la orquesta, quienes tocarían la música clásica, ya que la banda de mi hermano se encargaría de la música para los jóvenes.

Kagura, como siempre se ausentaba para no tener que hacer ninguna actividad. Pero era la primera en aparecer cuando se trataba de empezar con la fiesta.

Mientras tanto, yo me encontraba arriba en mi habitación junto con la nana Kaede, quien me ayudaba a arreglarme para la fiesta. Ella arreglaba mi cabello haciéndome un peinado con rulos en las puntas y recogiéndolo un poco, retoco mi cara con un poco de maquillaje y por ultimo mi hermoso vestido azul rey, con maravillosos diamantes en las copas y parte de la cintura. En realidad mi tío era uno de los mejores diseñadores estrafalario sin llegar a lo vulgar; el se había esforzado demasiado al crear ese vestido especialmente para mi, el cual me encantaba.

La fiesta se había llevado a cabo con el tema de Masquerade, eso se le había ocurrido a Jankotsu, el cual se encargo de escoger mi mascara que era de la mitad del rostros, negra con diamantes alrededor, estaba cubierta por una red del mismo color que mi vestido y una rosa al lado. Me llamaba cada quince minutos por teléfono para saber de “¿cómo iba todo?”.

Estaba ya lista, solo faltaba que llegaran los invitados, y por cierto los primeros en llegar fueron los amigos de mi hermano, quienes se dispusieron a entrar a la sala de entretenimiento, mientras comenzaba la fiesta.

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En la casa de los Taisho, Inuyasha se encontraba caminando por los pasillos con desesperación en busca de su hermano para partir a la fiesta que se llevaría a cabo en la mansión Higurashi, con el motivo de celebrar el decimoquinto aniversario de vida de su hija; pero el estaba muy ansioso por llegar a la fiesta de su gran amiga y amada Kagome, que empezó a desesperarse. Hasta que recordó, que el único lugar donde no había buscado, era en la sala de entretenimiento.

Al entrar, se encontró con su hermano parado frente al el televisión, jugando entretenidamente sin perder ningún solo detalle.

- ¿Pero que demonios estas haciendo aquí? Solo te estamos esperando a ti…

- Si, lo se. Soy muy popular – dijo sarcástico.

- ¡Oh! Cállate Sesshoumaru – dijo molesto por su comentario - ¿Quieres apagar eso y date prisa? Nos están esperando

- ¿Estas loco? – decía sin voltear a verlo por tener su vista en el juego – Estoy en la parte más emocionante… - repentinamente el televisor se apago dejando a un Sesshoumaru desconcertado, e Inuyasha tenia en las manos el cable del Televisor.

- Ahora si, vamonos – dijo con firmeza.

- Veo que alguien esta muy impaciente por llegar – dijo con sarcasmo.

Inuyasha salio de la sala y apresuro el paso, para no tener que escuchar los sarcasmos de su hermano, los cuales lo herían.

- Que tonto es – pensó, tomando su chaqueta y caminando en dirección a donde lo esperaban.

Su padre, al ver que su hijo mayor, que por fin había aparecido, se aproximo a el rápidamente; lo tomo del brazo y lo condujo a un lugar apartado de los demás, dejando a Inuyasha y a su esposa Izayoi algo desconcertados por su comportamiento. Pero Inuyasha, casi no le dio importancia y se aproximo a subir a la limosina mientras esperaban a su padre y hermano.

Sesshoumaru se veía realmente molesto y alterado mientras su padre tenía el semblante serio y tranquilo.

- Solo te estoy pidiendo un favor – decía con seriedad – Aparte que es tu obligación empezar a simpatizar con la familia Higurashi. De todas formas no tienes elección, aceptaste tomar esa responsabilidad, y ya no te puedes echar para atrás. Sesshoumaru, si no fuera por el préstamo de Onigumo, en estos momentos estaríamos en la calle – dijo – Así que por favor, no me hagas quedar mal – ordeno, viendo en dirección a su hijo que estaba a apunto de salir para ir al auto.

- ¿Qué otra opción tengo? – dijo con frialdad y viéndolo por encima de si hombro.

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Todo marchaba a la perfección. El salón de bailes se veía decorado con toda aquella gente que disfrutaba de fiesta y adornaba el amplio salón con sus ropas elegantes, y aquellas mascaras maravillosas, sin dejar atrás una que otra que causaba mucha gracia.

Jankotsu me traía de un lado a otro, saludando a chicos y una que otra chicas, pero era evidente que el estaba disfrutando la fiesta mucho más que yo. Estaba un poco desanimada ya que Kouga no había llegado aun y sin contar que Inuyasha ni Miroku tampoco.

Por suerte, Bankotsu no había asistido, o lámenos eso quería pensar, ya que aun era temprano, y aun faltaba personas por llegar. Pero eso no justificaba la tardanza de Kouga, Inuyasha y Miroku.

Me separe de Jankotsu y camine en dirección a donde se encontraba mi hermano, quien estaba junto con sus amigos en una mesa a lado del escenario donde tocaría su banda. El primero en saludarme y felicitarme con educación fue su mejor “amigo” Hakudoshi, para después seguirle los demás incluyendo a Kanna, la cual se veía mucho más expresiva y alegre, cosa que me resulto muy extraño, ya que ella era una chica muy seria y inexpresiva. Pero a igual me alegro que por fin dejara aquella actitud fría.

Mi hermano me tomo por sorpresa de la cintura elevándome, haciendo que me exaltara un poco por el susto.

- ¡No, bájame! Arruinaras mi vestido – dije con un tono de preocupación por los detalles de mi vestido.

- Hay si. Arruinas mi vestido – remedándome de una forma exagerada, con las manos a los lados de su cara.

- Hum, muy chistoso hermanito – dije con una mirada fulminante – Por cierto, no has visto a Souta. Necesito que me haga un favor.

- No, pero yo también soy tu hermano, y puedo hacerte el favor que quieras.

Hakudoshi, su “amigo” murmuro algo el cual no puede escuchar con claridad, pero por la cara que puso mi hermano, es evidente que el si lo escucho con claridad, ya que le mandaba miradas fulminosas.

- No como crees hermanito, ya has hecho bastante – Naraku iba a hablar pero no se lo permití, así que me apresure a contestarle – Te he dicho que no – frunciendo el entrecejo – Bueno con su permisito, me retiro.


Camine en dirección hacia donde se encontraba la mesa de bocadillos, donde supuse que se encontraría Jankotsu, ya que esa era una de sus costumbres al igual que el mío. Desafortunadamente no lo encontré a él, sino que me tope con aquella inconfundible larga cabellera platinada, aun que no sabía por que no me había saludado, así que decidí irlo a saludar.

- ¡Oye! – grite por detrás de el haciendo que se exaltará un por mi forma de saludarlo – Que descortés ere, por que no meas felicitado – la orquesta comenzó a tocar una ligera canción, voltea a verlo, él estaba por decir algo pero no lo deje terminar – No te preocupes, te la dejare pasar, siempre y cuando bailes con migo – dije mientras lo jalaba a la pista de baile donde ya se encontraban personas bailando.

Era la primera vez que bailaba con Inuyasha, y jamás me imagine que bailara tan bien; de hecho había algo raro en él, jamás lo había visto tan serio, de hecho, no había mencionado ni una sola palabra desde que lo salude, era un silencio atroz entre nosotros, y esa era una de las cosas que más odiaba, el silencio. Aunque traía una mascara de cara completa, pude darme cuenta a través de aquellos orificios de sus ojos, que su mirada color ámbar demostraba mucha frialdad.


- ¿Por qué estas tan callado? – dije por fin para tratar de entablar una conversación, salir de aquel tormentoso silencio.

- ¡KAGOME! – escuche una voz conocida al otro lado de la pista.


Jankotsu se encontraba haciéndome una tipo de señas para que fuera hacia él, pero decidí esperarme asta que terminara la pieza, ya que en cierto modo, aunque no hablábamos, me la estaba pasando muy bien bailando con Inuyasha. Repentinamente Miroku apareció atravesando la puerta del salón, quedándose junto con Jankotsu. Yo simplemente lo salude, desde lejos mientras seguía bailando. Mi ánimo comenzaba a elevarse, ya que habían llegado mis mejores amigos. Eché por ultima vez un vistazo en dirección donde se encontraba mi primo, ya que la pista se había terminado, y sorprendentemente, Inuyasha estaba con ellos, entones me pregunte una cosa ¿Con quien estaba bailando?

- ¿Inuyasha? Pero si tu estas aquí…

- Será por que no soy Inuyasha – dijo quitándose la mascara.

Me sentí la persona más tonta y entupida, sentía como mí cara se ponía cada vez mas roja de la vergüenza, hasta un jitomate envidiaría mi color en esos momentos. Adoraba a Jankotsu en el momento que decidió que la fiesta fuera de mascara.

Aunque no era la primera vez que lo confundía con Inuyasha, no podía evitar sonrojarme de la pena; pero en cierta parte aunque no quisieran, ambos eran bastante parecidos, lo único distinto en ellos era en su carácter y la expresión de sus ojos.

- ¡Oh! Lo siento. No me esperaba que fueras tú – dije con timidez – Ya es la segunda vez que te confundo con Inuyasha. En verdad lo siento mucho, no era mi intención. No se volverá a repetir, con su permiso, debo retírame, y espero que disfrutes de la fiesta – dedicándole una tímida sonrisa, para luego ir en dirección a donde se encontraba mis amigos.

- ¡Ah! ya te pille Kagome, con que bailando con el hermano de Inuyasha, eh – decía mientras daba leves golpecitos con su codo y en tono picaron.

- ¡Jankotsu! – con un leve sonrojo, el cual no se distinguía por la mascara - ¿Cómo se te ocurre pensar en semejante cosa?

- Kagome, ¿Cómo que bailabas con mi hermano? – con un tono de recelo en sus palabras.

- Si, pero solo fue una mal entendido, pues veras, pensé que eras tú inuyasha - dije apenada.

Repentinamente, sentí unas manos que cubrían mis ojos, oía las risas de Jankotsu y Miroku; me dispuse a tocar aquellas extrañas manos que se posaban sobre mi rostro obstaculizándome la vista. Aquellas manos eran inconfundibles para mí, jamás podría olvidar aquella cicatriz de su dedo índice en la mano izquierda.

- ¡Kouga! – dije, para luego abrazarlo – Pensé que no vendrías.

- Tonta, jamás te dejaría sola en momentos como estos – dijo correspondiendo mi abrazo.

Inuyasha dio media vuelta y se aparto de nosotros seguido por Miroku, me desconcerté un poco, pero no le tome mucha importancia. Mientras seguía abrazada de Kouga, volteé en dirección hacia donde momentos antes había bailado con el hermano de Inuyasha, para encontrarme con aquella mirada fría ambarina, que me veían fijamente.

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Naraku y Hakudoshi se encontraban en la biblioteca, hablando en privado, ya que era el único lugar donde se podía hablar sin ningún problema. Hakudoshi se encontraba sentado en un amplio sofá, hojeando un libro y escuchando a su amigo, mientras que este se recargaba en un escritorio.

- Estas seguro de que vendrá, Hakudoshi – decía con seriedad.

- Si hombre, tu no te preocupes. Esa chica aria cualquier cosa por dinero – dijo irónico, dejando a un lado el libro.

- Una semana Hakudoshi. Es el tiempo que le doy para que realicé el trabajo.

- ¡¿Qué?! ¿Estas loco Naraku? – sorprendido – No me respondas eso, que ya lo se – irónico – pero ¿una semana? Es imposible ¿tanto así te urge? Pero esta bien, veré que puedo hacer, aunque lo dudo que se pueda en tan poco tiempo – suspiro – Pero eso si tu te encargas de los tramites.

- Por eso no te preocupes, que ya lo hice – decía ente risas.

- No se por que no me sorprende – suspirando - ¡Ah! por cierto, traje lo que me pediste.

- ¿Y donde esta?

- En el salón, junto al equipo de audio, esta en una maleta negra…

Hakudoshi fue interrumpido por alguien que tocaba a la puerta, quien después irrumpió en el estudio. Aquella persona era Kanna, quien mostraba mucha inquietud.

- ¿Qué pasa? ¿Por qué nos interrumpes? – decía con seriedad y viéndola con un poco de frialdad.

- Lo siento. Pero creo que te interesara saber, que Sesshoumaru Taisho acaba de llegar…

- Eso era de esperarse mujer, su padre y el mió son grandes amigos – dijo con desdén.

- Entonces no te importa que haya bailado con Kagome, ¿verdad? – sarcástica –

Naraku salio hecho una furia de la biblioteca, Kanna y Hakudoshi simplemente se veían con diversión hacia la actitud de su amigo. Inevitablemente Hakudoshi no pudo contener más la risa.

- Sinceramente no quisiera ser Sesshoumaru, o al menos no en estos momentos – entre risas - ¿Vistes la cara que puso cuando le distes la noticia? – sin parar de reír.

- Y eso que eres su mejor amigo, ahora si no lo fueras – dijo con ironía y una leve risa que se le escapo.

- Mejor cállate, y regresemos mejor a la fiesta antes de que Naraku, mate al Sesshoumaru.



En una de las mesas del salón, Onigumo y Inu-No-Taisho se encontraban platicando sobre cosas de negocios, aunque ambas esposas, solo los veían con cara de aburrición ¿Qué ni siquiera en una fiesta, podrían dejar de hablar de negocios?


- Onigumo, deja los negocios por ahora, es la fiesta de tu hija – dijo con seriedad Sonomi.

- Creo que tu mujer tiene razón – dijo con ironía

- Por que no hablamos sobre el compromiso de nuestros hijos – dijo con emoción - Pronto nos uniremos como familia ¿no es así? – dijo con ilusión Izayoi.

- Pero si aun faltan cinco años mujer – frunciendo el entrecejo – No crees que es muy pronto, como para hablar de eso.

- ¡Oh! Por favor Inu-No-Taisho, nunca es tarde para hablar de futuro de nuestros hijos. A parte, de que le entregare la mano de una de mis hijas a tu hijo Sesshoumaru y quieres que no me preocupe – irónicamente.



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Faltaban diez para las diez, cuando aquella pieza tan esperada por Naraku daba inició, atrayendo a personas a la pista de baile con sus parejas. Era uno de los vals más conocidas de Tchaikovsky, el Cascanueces y el lago de los cisnes.

Naraku me tomo por la cintura y me condujo asta la pista; la entrada del baile fue con pasos ligeros, para luego tomar el ritmo de la canción. Fue un baile largo y hermoso, pero ahora era el turno del baile medieval, en la cual todos participaban, asta los que no sabían bailarlo, ya que era obligatorio. A lo lejos, pude distinguir a Kagura con su hermoso vestido rosa amaranto y al hermano de Inuyasha, del cual no se quería separar ni siquiera en el cambio de parejas. Era muy evidente para mí, que Kagura le gustaba Sesshoumaru, pero por la actitud de él, pude darme cuenta que le era indiferente, que ni siquiera le agradaba su presencia. Me dio un poco de lastima por ella, ya que era rechazada.

Del otro extremo del salón, pude distinguir al inesperado y repulsiva presencia de Bankotsu, pero para su mala suerte, esta vez no podría hacer ninguna de sus fechorías.

Era la hora de divertirme y no de preocuparme, pero por si las dudas, mi hermano Naraku estaba cercas.

El vals había terminado, y ahora era el turno de la banda de mi hermano; solo tocaron cinco canciones, pero a pesar de lo corto, habían tocado fenomenal, y él cantaba maravilloso.

Mis amigos y yo nos encontrábamos un poco apartados del salón, planeando una de las bromas que Jankotsu y Miroku tenían en mente; no podía creerlo, ni siquiera en una situación como esa, se podían estar tranquilos, y para el colmo la vergüenza y la humillación siempre le tocaba al pobre de Inuyasha. Por lo cual me vi obligada de ponerles como condición, que no ridiculizarán esta vez a Inuyasha.

- Hay Kagome, no seas malita. Solo por esta vez – dijo suplicándome Jankotsu.

- Jankotsu, ya te he dicho que no. Ya dejemos en paz al pobre de Inuyasha – deje con seriedad.

- De acuerdo – suspirando – Entonces, Miroku vete a vestir, y date prisa – decía mientras le entregaba un vestido amarillo pollo y lo arrastraba asta la biblioteca.

- ¡¿Qué?! …

- Les iré a ayudar – dijo Kouga, para luego darme un pequeño beso el cual correspondí.


Di media vuelta para regresar a la fiesta, cuando me percaté de que Sesshoumaru salía por una de las puertas que daba al jardín, no le tome importancia y regrese a la fiesta; fui en dirección al escenario donde se suponía que se encontraría Naraku, pero para mi desgracia no lo estaba, según su amigo Hakudoshi, había salido para hablar por teléfono. Yo había ido con la intención de molestarlo, pero como no estaba, fui a sentarme a una mesa bacía. Estaba tan distraída, que no me había dado cuenta, en que momento, un extraño sujeto de mascara dorada, traje negro con capa y capucha que le cubría la parte de su cabeza, incluyendo su cabello, se había parado justamente en frente mió.

- Disculpe hermosa dama. Pero me podría concebir bailar esta bella pieza, con este humilde caballero – decía con elegancia y respeto mientras tomaba una de mis manos y la besaba

Inevitablemente, no pude evitar sonrojarme, ante el comportamiento que aquel extraño, pero mucho menos podía rechazar su invitación.

- Por supuesto, será un gran placer – deje dedicándole una sonrisa.

Él me condujo hasta la pista de baile, y en ese preciso instante, la cancón empezó, y para mi gran sorpresa, aquella canción era la de Kissing you de Des ree, la canción de la película de Romeo y Julieta. Una gran coincidencia ¿no?

Quise verle a los ojos, pero por desgracia, este los tenía oculto con una oscura tela shifon, la cual obstruía verle y con más razón me hacia poner un poco nerviosa, ya que no sabía si él lo hacia.

A mitad de la canción, él me condujo hacia la terraza del salón, que daba una hermosa vista al jardín con lago; no sabía el por que me había llevado a ese lugar, pero algo dentro de mi me dijo que podía confiar en él. Una vez en la terraza, el tomo una de mis manos acercándose un poco a mi.

- Por favor, disculpe mi atrevimiento – dijo con seriedad.

- Atrevimiento, ¿Cuál atrev… - no pude terminar al sentir posados sus labios sobre los míos.

Estaba desconcertada, mis ojos estaban muy abiertos de la impresión, no sabía por que, pero no pude resistirme a aquel dulce beso y al fin de cuenta termine por corresponderle. Me deje llevar por aquel momento, llevando aquel beso dulce a uno apasionado, su perfume me embriagaba, era dulce y fresco; sentía mi sangre hervir, mis mejillas ardían a más no poder, mientras nuestras lenguas danzaban dentro de nuestras bocas, y nuestra respiración entrecortada se hacia cada vez mas intensa, haciendo que nos separarnos por falta de aire. Yo aun tenía mis ojos cerrados, y él me deba leves y pequeños besos; sentí un ligero rose en mi mano, haciéndome saber que me había soltado. Al ya no sentir sus besos, abrí mis ojos en busca de respuestas, pero extrañamente el ya no se encontraba; volví a dentro, y alcé la vista para buscarlo, él se dirigía a toda prisa a la salida, por lo que me apresure para alcanzarle, pero en ese precisó momento, apareció Jankotsu con el vestido amarillo que supuestamente Miroku se pondría, y evito que siguiera con mi camino.

- Kagome, ¿A dónde vas?, hay una broma que empezar – decía con emoción, mientras que Kouga me abrazaba.

- Pero Jankotsu…

- Pero nada vamos, Kouga trae a tu noviecita – decía entrando a la fiesta.

- ¿Te encuentras bien? Kagome – dijo con preocupación hacia mi actitud.

- No es nada, no te preocupes – decía mientras le dedicaba una leve sonrisa – Vamos, no dejemos a mi primo Jankotsu con toda la diversión.

En cuanto Jankotsu cruzo la puerta del salón de fiestas, todas las miradas se centraron en el, y como era de esperarse, las risas no se hicieron esperar departe de todos. Ahí en el centro de la pista se encontraban mi primo y Miroku haciendo el ridículo bailando como si se tratase de una pareja de novios. Yo al igual que todos reía, pero aun tenía en cuenta el suceso de hace unos minutos con aquel extraño hombre, y solo me preguntaba una cosa ¿Quién había sido?, pero en parte me sentía mal por haber engallado de esa forma a Kouga.

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Al finalizar con la fiesta todos se despedían y agradecían haber sido invitados a esa gran fiesta, Inuyasha se dirigía la limosina cuando se topo con su hermano, quien también se disponía a subir.

- ¿Dónde te habías metido? Nuestro padre a estado preguntando por ti – decía con seriedad.

- Que te importa – dijo con frialdad.

- ¿Qué es eso que llevas? – refiriéndose a una ropas negras, que traía en la mano.

- ¡Ah! Inuyasha, estas peor que nuestra madre – dijo subiendo.

- ¡¿Me estas diciendo vieja?!

- Si ya sabes la respuesta, para que preguntas – sarcástico.

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Por fin la fiesta había llegado a su fin, estaba cansada, pero a la vez no podía dejar en pensar en aquel sujeto. Mis pensamientos fueron interrumpidos por alguien que tocaba a la puerta.

- Kagome ¿puedo pasar? – decía Naraku detrás del a puerta.

- Si – dije - ¿Qué es lo que pasa? – dije con curiosidad pues ya era tarde.

- Lo siento, pero me había olvidado de darte esto – decía mostrándome dos cajas de regalos uno más grande que el otro.

- ¡Oh! Hermano, muchas gracias – abrazándolo, pero él lo interrumpió.

- Mejor ábrelo – decía con nerviosismo.

El regalo mas grande, era un hermoso vestido blanco al estilo imperial de alta costura, y el mediano era un perfume costoso. Le agradecí muchísimo por aquellos regalos.

Al amanecer, lo primero que hice fue bajar al comedor, ya que me moría de hambre, por suerte era domingo y no tenia que ir a la escuela, pero saldría a divertidme con mi hermano, ya que me lo había prometido.



Bueno, aquí les dejo una imagen para que se den una idea de como es el vestido de Kagome.









Por favor dejen sus comentarios.
A y alguna dudas que hay por ahí, pues se aclararan con forme abanse la historia, la cual muchas se aclaran en el siguiente capitulo. Nos lemos luego, y espero que haya sido de su agrado, dejen sus comentarios plis. bye