Chiyoda Santuario Yasukuni [Santuario | Casa]

Tema en 'Ciudad' iniciado por Gigi Blanche, 25 Octubre 2021.

Cargando...
  1.  
    Amane

    Amane Equipo administrativo Comentarista destacado fifteen k. gakkouer

    Piscis
    Miembro desde:
    10 Julio 2013
    Mensajes:
    15,860
    Pluma de

    Inventory:

    Escritora
    Emily 3.png

    Era bastante obvio que nunca habría esperado llegar a tener aquella relación tan bonita con Kohaku, ni siquiera cuando desde un principio me di cuenta que iba a ser uno de los pocos chicos que no lograban ponerme nerviosa con su sola presencia. Pero estábamos ahí, y quizás no hacía falta que lo dijese para que me diese cuenta de que también me apreciaba como lo hacía yo, que supiese que podía contar con él si algo pasaba incluso si era probable que prefiriese no molestarle con nada que me pudiese ocurrir.

    También me imaginaba que el chico se habría dado cuenta de mi cambio de humor, si tenía que haber sido obvio y el hecho de pretender disimularlo seguramente solo hubiese arrojado más atención al mismo, pero había tenido la amabilidad de no decir nada al respecto y posiblemente nunca tendría las palabras suficientes para agradecérselo. Asentí con la cabeza un par de veces cuando me respondió, quitando la mano de la caja para llevarla a mi espalda y permitirle sacar las cosas de la misma, y sentí una oleada de alivio al escucharle decir que Anna estaba bien.

    No tenía motivo para no creerle, aun cuando en el fondo sabía que seguiría con la espinilla de preocupación hasta que no pudiese comprobarlo por mis propios ojos, así que sus palabras me sirvieron para sentirme un poco mejor al respecto y quedarme algo más tranquila al saber que la chica no me estaba ignorando deliberadamente y que, dentro de todo, al menos había quedado con sus amigos. Sabía la importancia que los chicos tenían para ella, o algo menos eso imaginaba desde mi lado, así que no la culpaba por haber acudido a ellos en primera instancia.

    Levanté finalmente la vista para dedicarle una sonrisa que pretendía agradecerle por la respuesta y pude, nuevamente, recuperar el ánimo que había mantenido hasta el momento. Eso mismo fue lo que me permitió, también, hacer una pequeña mueca infantil cuando Kohaku terminó de hablar.

    —¿Eh~? Yo con esas normas no puedo crear arte en paz, senpai~ —me quejé, claramente con tono de broma, antes de sentarme y hacerme con un muñeco para empezar a vestirlo—. ¿Y qué puestos pondréis durante el festival, senpai? Seguramente vea con mi familia el desfile y luego nos pasemos un rato por aquí.
     
    • Adorable Adorable x 2
  2.  
    Gigi Blanche

    Gigi Blanche Equipo administrativo Game Master

    Piscis
    Miembro desde:
    1 Abril 2019
    Mensajes:
    6,985
    Pluma de

    Inventory:

    Escritora
    Kohaku 3.png

    Modestia o no, preocupación o no, lo cierto era que mis palabras habían conseguido quitarle algo de peso de encima y ya con eso me daba por hecho. Quizá habría sido mejor ser cien por ciento honesto o quizá no, no me hacía mucho embrollo con esos debates mentales. Yo sólo tomaba las decisiones, veía los resultados y sabía que cualquier otro escenario hipotético dejaba de importar. Las cosas eran lo que eran y podíamos preocuparnos de cara al futuro, pero no por el pasado. No tenía sentido.

    Su tono de broma me echó alivio encima, así mi sonrisa no hubiera cambiado en ningún momento, y me encogí de hombros.

    —Habla con mi abuela, si quieres. ¿Qué dices? A los muñecos masculinos podemos vestirlos como señoritas y viceversa. Quizá la enterramos antes de tiempo. —Broma negra aparte, solté una risa suave y empecé a rebuscar entre las ropitas hasta dar con la armadura y todo el rollo del samurái que tenía entre manos—. Lo de siempre, supongo. Han diseñado omamoris nuevos y creo que mañana empezarán los monjes a bendecir todos los amuletos. Están muy bonitos.

    Había hablado con los ojos puestos en mi tarea, algo ofuscado con la parte del pecho, el dō, que tenía los agujeros muy pequeños y los dedos no me daban para enganchar los botones.

    —También habrá bailes rituales para que la gente siga y todo el rollo. Aún no sé dónde me van a poner a mí. —Volví a reírme—. Un año fui de los que bailaban, casi muero de vergüenza. Con suerte acabaré vendiendo y administrando las kiganbun. ¿Eres de comprar amuletos año a año, Hodges-san?


    belu on fire después de montarse el festival (??

    hola cariñito, perdón por la tardanza ;;
     
    • Adorable Adorable x 1
    • Fangirl Fangirl x 1
  3.  
    Amane

    Amane Equipo administrativo Comentarista destacado fifteen k. gakkouer

    Piscis
    Miembro desde:
    10 Julio 2013
    Mensajes:
    15,860
    Pluma de

    Inventory:

    Escritora
    Emily 3.png

    Dejé escapar una risilla ligera ante su comentario, negando ligeramente con la cabeza en respuesta, más para mí misma que otra cosa, y me encogí de hombros. Curiosamente, el hecho de que soltase una broma de ese estilo con tanta liviandad me permitió reaccionar de una manera parecida, logrando no darle demasiadas vueltas o dejar ver alguna especie de reacción que rompiese el ambiente tan tranquilo que habíamos instaurado.

    —Eh, no sé, quizás tu abuela sea más reivindicativa de lo que creas~ —comenté, sin perder la sonrisa divertida en ningún momento.

    No tenía manera de saberlo, claro, y lo había dicho por decir, aunque la idea de que de repente hubiese acertado me hizo algo de gracia. Sea como fuere, era obvio que no sería yo la que pretendiese descubrirlo, así que quizás nos quedaríamos con la duda para siempre.

    Asentí un par de veces con la cabeza cuando me contestó a lo del festival, acompañando los gestos con ligeros sonidos afirmativos, y acabé por dejar la muñeca a la que me estaba dedicando a un lado, mirando al chico con una ligera sonrisa risueña. No dudaba de que los amuletos estuviesen bonitos, seguramente me enteraría cuando viniese a hacerme con uno, pero toda mi atención acabó centrándose en Kohaku y sus gestos de concentración.

    Me levanté de mi asiento, con todo el cuidado que me fue posible, y me acerqué a su posición sin hacer mucho ruido, pues no quería desconcentrarlo demasiado de su tarea. Quizás me acerqué un poco demás al mirar el aspecto del muñeco, aunque no fue nada intencional en caso de ser así, y le dediqué una sonrisa suave en cuanto tuve la oportunidad.

    >>¿Te ayudo? —pregunté, en voz baja.

    Esperé su respuesta antes de hacer nada más y después seguí escuchando las posibles actividades del festival, sin perder el aire ilusionado que había adoptado desde que había empezado a contestarme. Acompañé su risa cuando comentó lo de que aun no sabía qué le tocaría hacer y acabé por alzar un poquito las cejas después, al imaginarlo bailando un baile ritual delante de un mogollón de gente.

    >>Seguro lo hiciste bien, senpai —dije, con bastante seguridad de que así había sido, y volví a asentir con la cabeza después, al recibir su pregunta—. Sí, claro~ Yo me compro un omamori todos los años y también compramos ofuda para la casa. ¡Y siempre me compro omikuji, también! ¿Me darás suerte ese año, senpai? Porque no me vendría nada mal~

    No te preocupes preciosa, por ti y Ko-chan espero lo que haga falta <3

    also, not @ me aprovechándome de tu preparación del festival para responderte u-uwu
     
    • Adorable Adorable x 2
  4.  
    Gigi Blanche

    Gigi Blanche Equipo administrativo Game Master

    Piscis
    Miembro desde:
    1 Abril 2019
    Mensajes:
    6,985
    Pluma de

    Inventory:

    Escritora
    Kohaku 3.png

    Sabía que Emily no había respondido con intenciones de hablar en serio y por ello me limité a encogerme de hombros, aunque la cuestión la pensé durante un par de segundos. ¿Quizá tuviera razón? Quién sabe. Del cabello celeste a veces seguía renegando pero en definitiva nunca me puso mucha mala cara, y varias veces me había visto llegando al santuario a cualquier hora y nunca abría la boca. Qué va, si hasta sospechaba que la señora sabía lo que andaba haciendo en las inmediaciones del santuario. Era bastante irreal no ser descubierto, siendo honestos, ya llevaba un tiempo asumiendo que habíamos alcanzado un punto de acuerdo tácito donde nadie me recriminaba nada y yo seguía a lo mío, con mis deberes y responsabilidades en el Yasukuni sin quejarme.

    Pero bueno, en definitiva nunca se sabía.

    La noté incorporándose y probablemente asumí desde un principio que se acercaría a mí, de modo que no me sorprendió ni le concedí mayor atención al asunto. Me sentía cómodo en torno a Emily y eso no era del todo extraño en mí, pero luego del incidente de los casilleros la chica había aprendido a respetar mi espacio y ya no me arrojaba tensión de ningún tipo. Confiaba en ella, digamos, o de otra manera jamás la habría invitado a mi casa. Sólo ella y Cayden habían conocido el honor, la verdad, Anna de vez en cuando venía porque le apetecía pero la primera vez apareció acompañando a Rei. No sé, era diferente.

    Se veía que mis complicaciones con el pequeño samurái habían trascendido fronteras y medio me sonreí, notando de reojo con cuánta atención observaba Emily mis intentos. Luego de un par de segundos me rendí, suspiré y eché la espalda hacia atrás, deslizando la mirada a sus ojos.

    —Todo tuyo. —Le alcancé el muñeco junto a una sonrisa mezcla de derrota y resignación—. Tú que tienes manos más pequeñitas.

    Le eché un vistazo a la muñeca que ella había dejado y decidí retomarla, no sin antes pedirle permiso con una mirada. El tema siguió y pensé que iba a molestarme por lo de haber bailado, qué va, pero o era demasiado buena o decidió tragarse la gracia. ¿Que lo había hecho bien? Bastante dudoso, mi familia me lo reconoció meses después. Chiasa siempre había sido la estrella de esos eventos.

    Le hacían brillar.

    Imaginé que Emily sería de las que se atiborraban de amuletos, vete a saber por qué, y los enumeró con la emoción suficiente para arrancarme una risa suave. Era bastante adorable y alcé las cejas mientras le ponía su kimono a la muñeca.

    —¿Darte suerte? ¿Ahora soy yo un amuleto? —repliqué, divertido, y la sonrisa se me torció apenas al verla de soslayo—. Bueno, si así lo quieres~

    Las ganas de molestarla se disolvieron en un santiamén y volví a reírme, relajando el semblante.

    —Aunque, la verdad, no tengo idea cómo está esto de ser un amuleto. ¿Y si me queman a fin de año? Sería feo. Y olería muy mal. Ko-chan a la parrilla.

    *big uwu*

    eSO ES PLAGIO!!
     
    • Adorable Adorable x 1
    • Fangirl Fangirl x 1
  5.  
    Amane

    Amane Equipo administrativo Comentarista destacado fifteen k. gakkouer

    Piscis
    Miembro desde:
    10 Julio 2013
    Mensajes:
    15,860
    Pluma de

    Inventory:

    Escritora
    Emily 3.png

    Le dediqué una sonrisa suave, con claras intenciones de animarlo, una vez noté el suspiro que dejaba salir antes de rendirse y ofrecerme el muñeco. Dijo que mis manos eran más pequeñas, y ese mismo fue el motivo por el que me ofrecí a ayudarlo en primera instancia, pero, en un impulso surgido quizás de la comodidad en la que estábamos, intercepté una de sus manos antes de que la retirase por completo. Apoyé mi palma sobre la suya, lo hice con toda la delicadeza del mundo, y después de un segundo o dos asentí con la cabeza, satisfecha con el resultado, antes de dejarle ir.

    Le hice saber que podía seguir con la muñeca que yo había dejado de lado sin mayor problema y dediqué mi atención casi por completo a los botones después, aunque en ningún momento llegué a descentrarme por completo de Kohaku y por eso pude responderle sobre los amuletos. No me avergonzaba admitir que creía en ese tipo de cosas, así como tampoco me molestaba imaginar que era algo que se me notaba, y el hecho de que el chico me respondiese sin burlarse solo consiguió que me importase menos.

    —Si fueses mi amuleto tendría que llevarte todo el rato a mi lado, ¿verdad? No me molesta la idea~ —contesté, mirándolo de reojo apenas un segundo antes de volver a mi tarea—. ¿Aceptas pasar las 24 horas del día pegado a mí como responsabilidad "amutetil", senpai~?

    Se me escapó otra risa ligera después de soltar la tontería de turno y, con ello, terminé también de abrochar el último botón del traje del muñeco. Se lo extendí de vuelta al chico, sonriente, y ladeé un poco la cabeza al escucharlo hablar de nuevo, notando como parte de mi melena se quedaba sobre la mesa por el movimiento.

    >>¿Tú crees? —contesté, frunciendo un poco el ceño, y eché un vistazo hacia el cielo con gesto pensativo—. Quizás se pueda hacer una excepción. En lugar de quemarte... ¡ya sé! Tendríamos que darte un baño de agua fría, para limpiarte de las malas energías. ¡Y con eso seguro olerías bien! —añadí, bajando de nuevo la vista y frunciendo un poco la nariz al mencionar lo último.

    Me erguí justo después, suavizando las facciones hasta el punto de tener solo una sonrisa casi tímida en los labios, y negué lentamente con la cabeza antes de volver a sentarme en el sitio que había dejado segundos atrás.

    >>O quizás también me sirva si solo decides seguir siendo mi amigo, senpai. Eso ya de por sí es mucha suerte para mí.

    arrésteME SEÑORITA
     
    • Adorable Adorable x 2
  6.  
    Gigi Blanche

    Gigi Blanche Equipo administrativo Game Master

    Piscis
    Miembro desde:
    1 Abril 2019
    Mensajes:
    6,985
    Pluma de

    Inventory:

    Escritora
    Kohaku 3.png

    Emily me dedicó una de sus sonrisas usuales, prácticamente llevaba escrito en la cara el intento de animarme por haber sido derrotado ante la ropa de un muñeco samurái y no es que fuera a dejarme en cama con depresión, pero medio le respondí con otra sonrisa del mismo calibre. Mezcla de agradecimiento y de "qué se le va a hacer". Al menos de pequeño nunca dije que mi sueño fuera vestir a estos mini infiernos, o eso sí habría sido triste.

    De la forma que fuera, a continuación la chica buscó mi mano para unir nuestras palmas y supe al vuelo que lo hacía para comparar sus tamaños. Me incliné hacia un costado y estiré ligeramente el cuello para apreciar mejor la diferencia, ya que mi mano tapaba por completo a la suya desde mi perspectiva, y sonreí divertido tras buscar sus ojos. No que tuviera yo manos de macho ni nada similar, pero sí dedos bastante largos y bueno, seguía siendo un chico. La vi asentir, lucía satisfecha y la sonrisa medio me rasgó los ojos. Pensé que se veía adorable y siquiera me detuve en el hecho de que ya la aceptaba plenamente dentro de mi espacio, así como hacía con casi todo en la vida. Sólo seguí fluyendo.

    Nos habíamos pegado de lo lindo a la tontería del amuleto, de hecho me hizo gracia pensar que unas semanas atrás se habría muerto de vergüenza antes de decirme la broma. No lo saqué a colación, claro, sólo me reí brevemente al oírla decir "amuletil".

    —Todo gran poder conlleva una gran responsabilidad, ¿verdad? Y dicen que ese tal Kohaku de hace mil años estaba bendecido por los dioses, ¿qué me detiene a mí de traer buena fortuna? ¡Puedo intentarlo! —Ya dedicándome a los últimos detalles de la muñeca, sonreí y la miré de soslayo en lo que buscaba el obi—. Aunque no puedo darte suerte en todos los aspectos de la vida, supongo, hasta los shichifukujin se dividían el trabajo. ¿Dónde prefieres ser afortunada, Hodges-san?

    Con la última pregunta giré el rostro enteramente hacia ella, y medio adrede, medio sin pretenderlo noté que no era una pregunta simple. Que podía responderse con liviandad, sí, pero que también podía arrastrar un montón de cosas; así como lo que venía en el agua de un arroyo.

    Casi al mismo tiempo Emily me mostró su samurái terminado, muy sonriente, y se me contagió la alegría. Sonreí amplio, como si pretendiera felicitar a un niño por su buen trabajo, y acepté el muñeco. Justo antes de que regresara a su asiento original alcancé a picarle la punta de la nariz. Ni lo pensé, sólo me apeteció.

    —Te traeré más seguido para vestir muñequitos —comenté, divertido, y luego relajé el semblante en lo que ella hablaba. Seguí sus movimientos, tranquilo, y elegí otra muñeca femenina porque... porque ya no quería saber nada con los botones de las armaduras. Fruncí el ceño—. ¿Un baño en agua fría? Creo que esos tenían un nombre, pero no estoy seguro. ¿Ducha noruega? ¿Algo así? Como sea, igual suena feo. Mejor que ser quemado, claro, pero aún así. Qué extremo ser un amuleto.

    Estaba hablando más de lo normal y era consciente del hecho, pero tampoco me importaba como para preocuparme. En líneas generales no gastaba tiempo preocupándome por adaptarme a espacios o ritmos ajenos, eso ya lo sabía, pero encima me aprovechaba de Emily y de saber que la niña probablemente jamás en la vida me echaría en cara si algo le aburría. Sólo esperaba que me lo perdonara.

    Igual las divagaciones eran bastante en broma, así que al recibir sus últimas palabras detuve mi tarea y le dediqué mi entera atención. La miré a los ojos, sonreí y asentí suavemente, una brisa ligera danzó alrededor nuestro.

    —Eso es fácil —murmuré, tranquilo—. Con gusto seguiré siendo tu amigo, Hodges-san.

    Igual la vena no me la quitaba nadie, así que en la sonrisa se me pegó una sombra de diversión un segundo antes de soltar la mierda de turno.

    —Ah, aunque "Emi-chan" quedaría mejor para la ocasión, ¿verdad~?
     
    • Ganador Ganador x 1
    • Adorable Adorable x 1
  7.  
    Amane

    Amane Equipo administrativo Comentarista destacado fifteen k. gakkouer

    Piscis
    Miembro desde:
    10 Julio 2013
    Mensajes:
    15,860
    Pluma de

    Inventory:

    Escritora
    Emily 3.png

    Lo cierto era que si Kohaku no se cuestionaba mucho el hecho de finalmente aceptarme tan tranquilamente en su espacio, yo cada vez lo hacía menos también. Clara muestra de ello era la movida de la mano, que a pesar de ser una tontería sabía con certeza que hacía unos días me hubiese muerto de la vergüenza de tan siquiera pensar en tocarle, y las bromas que nos soltábamos constantemente solo confirmaban más la facilidad con la que ya nos aceptábamos el uno al otro.

    Me siguió la broma del amuleto en todo momento, lo que me permitió sentirme más y más cómoda a cada segundo, y escuché su discurso con tranquilidad a pesar de estar prestándole atención en todo momento. Por supuesto sabía que en todo momento estábamos de broma, pero no pude evitar pensar si de verdad estaba dispuesto a ello, a hacerme compañía durante tanto tiempo para darme suerte de alguna manera. Sería algo bastante lindo por su parte, a decir verdad.

    —¿Mhm? —murmuré, sin atreverme a apartar la mirada de la tarea que estaba terminando en el muñeco, aun cuando noté que él si se había girado para mirarme por completo—. Quizás... ¿en el amor? Pero no necesariamente en el romántico, ¿sabes? Me gustaría tener la seguridad de que siempre me van a querer, sin importar quién.

    No sabía qué me había dado para confesarle todo aquello a Kohaku, ni siquiera estaba segura de si esperaba un respuesta más liviana y si quizás había acabado rompiendo el ambiente tan ligero que habíamos conseguido, pero lo había hecho casi sin pensar y y ano había vuelta atrás, ¿verdad? No sabría decir exactamente si me avergonzaba admitir que esa era mi deseo o más bien me daba miedo por si me veía demasiado egoísta, pero al menos sabía que no quería que todo se volviese pesado, así que intenté recuperar todo el ánimo cuando le mostré el muñeco ya preparado.

    Me sonrió de una manera que se asemejó a una felicitación, y bien podía ser algo infantil que no dudé en aceptar la misma, y cuando me picó la nariz noté un ligero sonrojo en las mejillas, pero fue una cosa de nada que acabó disimulándose por la sonrisa enternecida que se me formó por el gesto. Era lindo, ¿verdad? Tener una amistad de ese estilo. Y quizás alguna vez hubiese querido algo más, ni idea, pero desde luego no cambiaría el cómo se habían sucedido los acontecimientos hasta ese mismo instante.

    Luego siguió divagando sobre ser amuleto y el baño de agua fría que le había propuesto en lugar de ser quemado, asunto que me resultó bastante entretenido porque también había notado que andaba hablando más de lo que acostumbraba. Estaba bien, su voz me resultaba bastante tranquilizadora y, vaya, no iba a negar que era bastante bonito verlo con la lengua tan suelta. Luego me confirmó que seguiría siendo mi amigo y asentí también con la cabeza, antes de hundirme de nuevo en una caja para coger un nuevo muñeco. Quizás pareciese que no le había dado la importancia suficiente a su respuesta, pero era exactamente lo contrario, en realidad.

    Sabía que recordaría sus palabras durante mucho tiempo.

    Menos mal, eso sí, que había decidido medio esconderme en una de las cajas en ese momento, porque aun con todo era imposible que no me hubiese puesto nerviosa con lo que dijo después. El sonrojo fue bastante más pronunciado y fue una suerte que el muñeco que había decidido sacar no hubiese sufrido ningún accidente de camino a la mesa, porque desde luego me había entrado la suficiente vergüenza como para que hubiese existido la posibilidad.

    >>¿E-eh? Si quieres decirme así, está bien, senpai, claro —dije, algo atropellada, y levanté solo un milisegundo la vista hacia él, antes de centrarme en sacar un nuevo conjunto de ropa—. Quizás... ¿quizás pueda yo también llamarte simplemente Kohaku a partir de ahora? S-sin confusiones de por medio, claro...

    Por qué parece que se está declarando yahoo respuestas
     
    • Adorable Adorable x 2
  8.  
    Gigi Blanche

    Gigi Blanche Equipo administrativo Game Master

    Piscis
    Miembro desde:
    1 Abril 2019
    Mensajes:
    6,985
    Pluma de

    Inventory:

    Escritora
    Kohaku 3.png

    No era una persona precisamente diligente, y creía que si acababa dando la apariencia era por razones que no se desprendían de una facultad tan noble. Podía parecer servicial por el simple hecho de no otorgarle relevancia ni ponerme demasiado quisquilloso con respecto a dónde estaba, con quién o por qué. Fluía y fluía, no me cuestionaba las cosas y me amoldaba a bordes ajenos. Otra vez, no por bondad, sino porque yo era así y punto.

    Y si de repente acababa pegado a Emily como un auténtico amuleto, fuera por las razones que fueran, lo más probable era que no me provocara mayor conflicto. Podríamos seguir danzando dentro de esa ilusión y quizá acabara lastimándola, vete a saber. No sería la primera vez que ocurría. Porque no cuestionaba ni demandaba, no hacía nada excepto pretender una sola cosa de la gente: que no quisieran encerrarme ni convertirme en algo que no era.

    Y yo sólo era aire.

    Ya si todo el asunto era triste o no, bueno, esa era una discusión que tendía a evitar conmigo mismo.

    Ella no apartó su atención del muñeco y recibí su respuesta sin complicaciones, no me parecía que estuviera perturbando el ambiente aunque tampoco me dio la neurona para hacérselo saber. En cierta forma... lo había esperado, ¿verdad? Que esa fuera su mayor preocupación. Era una niña adorable, me preguntaba si alguien, alguna vez, sería capaz de encontrarle una mínima pizca de maldad en el cuerpo, y precisamente por eso no me daría jamás el alma para decirle algo como lo que a veces pensaba.

    Que debería dejar de buscar el amor afuera de sí misma.

    Que el amor se reflejaba y seguiría atravesándole el cuerpo como un haz sin guía en tanto no lo poseyera.

    —Supongo que es algo normal —murmuré, como para darle una vuelta de tuerca al asunto—. Creo que no sabría qué hacer si de un día para el otro me quitaran el amor de mi familia. Hay cosas que obviamos y muchas veces son las más importantes, pero como siempre están ahí... pensamos que lo seguirán haciendo.

    Pero nada es estático, todo es mucho más frágil de lo que creemos y dar las mierdas por sentado es un jodidísimo error.

    —Por eso es importante agradecer, ¿no? Lo que sí tenemos. —Me concedí un momento para sonreír y desinflarme los pulmones, desviando la mirada a los dientes de león—. Y para verlo, a veces hay que correrse del camino.

    La verdad era que nunca alcanzaba cuando perdías a alguien, sin importar las veces que hubieras agradecido. Pero ni idea, al menos si nos tomábamos el tiempo de ver apropiadamente podríamos seguir con menos arrepentimientos o cuentas pendientes. Podríamos sentir que usamos bien el tiempo, que fue hasta donde podía ser y así estaba bien.

    Mi acercamiento le arrancó un ligero sonrojo que me recordó, bueno, que seguía siendo Emily. Al menos no me la habían reemplazado de camino al santuario o algo. Lo dejé correr, me sonrió de vuelta y asintió. Si parecía que le había brindado importancia o no a mis palabras, lo cierto era que no me detuve a pensarlo ni la cuestión me preocupaba demasiado. Sabía que Emily atesoraba muchas cosas y que una de ellas eran sus amigos, y es que no hacía falta ningún sexto sentido y estaba bien. Sentía que estaba bien dejarle la tranquilidad de saber que disfrutaba de su compañía.

    Que si así se lo proponía, sería capaz de reflejar todo el amor del mundo.

    Al final hizo combustión con la tontería de turno y me dio algo de pena, así que lo dejé estar. Sonreí enternecido, sin mencionar palabra alguna respecto al estado de su rostro, y recibí su atropello de palabras con una tranquilidad absurda. A ver, tampoco podía culparla, yo era el japonés raro de los dos.

    —Claro —accedí con sencillez, regresando mi atención a mi muñeco para no ir a generarle un cortocircuito—. Puedes llamarme como te apetezca, como te sientas tú más cómoda, ya lo sabes.

    Y estuve a medio pelo de agregar su nombre al final, pero imaginé que no sería piadoso y me mordí la lengua. Mejor le dejaba un tiempo de adaptación o algo.

    —¿Luego me ayudas a recoger los dientes de león, entonces? —agregué, con la pura intención de desviar su foco de atención—. Tienen que ser los que sigan en flor, claro. Van a tener que ser unos cuantos.

    toy shorando bai
     
    • Ganador Ganador x 1
    • Adorable Adorable x 1
  9.  
    Amane

    Amane Equipo administrativo Comentarista destacado fifteen k. gakkouer

    Piscis
    Miembro desde:
    10 Julio 2013
    Mensajes:
    15,860
    Pluma de

    Inventory:

    Escritora
    Emily 3.png

    No tenía manera de saber lo que Kohaku estaba pensando después de mi afirmación, seguramente nunca lo sabría aun cuando mi propia cabeza ya se estaba montando los peores escenarios posibles, y a decir verdad tampoco sabría cómo reaccionaría a ello, si se diese la ocasión. No lo sé, ¿cambiaría de alguna forma de mi manera de ser si alguien intentaba hacérmelo ver? Seguramente no, si me paraba a pensarlo.

    Seguramente seguiría siendo la misma tonta durante mucho, mucho tiempo.

    En su lugar, sin embargo, me respondió con algo que logró tranquilizar mi corazón de una manera muy extraña. Levanté la vista, olvidando por un momento la vulnerabilidad que había sentido al prácticamente haberle admitido mi mayor miedo, y pestañeé un par de veces con lentitud, enfocando la vista en él. No me había hecho ninguna gran revelación tampoco, ya me había dado cuenta de que el aprecio de había entre él y su familia se parecía mucho al de la mía propia, pero la idea de que me lo dijese, así fuese simplemente para calmarme, significaba mucho para mí.

    Suavicé mis facciones un montón al escucharlo, siguiendo el movimiento de su mirada hacia un grupo de dientes de león, y asentí un poco con la cabeza, más como una afirmación hacia mí misma que para él; un gesto que me sirviese para asimilar bien dentro de mi ser lo que me había dicho y asegurarme de que nunca se me olvidaría algo tan importante, porque en definitiva estaba dispuesta a siempre agradecer lo que tenía y no dar nada por sentado.

    Luego, aunque podía parecer lo contrario, toda la posible tensión acumulada desapareció con mi bochorno. Sabía que ni siquiera era para tanto, que el hecho de que Ko me llamase por mi nombre después de todos los atropellos de nuestra relación no era extraño, si no hasta esperable, y aun así no pude evitar reaccionar como siempre lo hacía. En mi defensa iba a decir que pasar, sin ningún tipo de escala, a un apodo que casi había surgido cuando andaba haciendo lo que no debía tampoco había sido su decisión más amable.

    Con todo, aquella era una reacción normal que había relajado el ambiente, y tampoco iría a disimular la chispa de felicidad que me surgió al saber que finalmente habíamos dado el paso de llamarnos por nuestros nombres. No tenía que implicar nada más de lo necesario, pero eso no le quitaba importancia al gesto ni importancia para mí misma. Así que cuando afirmó que podía llamarlo así, si bien volví a sentir algo de vergüenza por cómo lo formuló, me alegró lo suficiente como para olvidarlo y volver a mirarlo con una sonrisa, asintiendo con la cabeza bastante emocionada.

    —Está bien. Muchas gracias, Ko.

    ¿Era, quizás, muy precipitado acortar tanto su nombre, siendo que apenas había recibido el permiso de usarlo? Podía ser. Pero teniendo en cuenta todo lo que ya habíamos pasado y que él tampoco se había cortado mucho, me permití la licencia. Lo sentí mucho más natural que usar su nombre completo, eso desde luego, y quizás estaba aprendiendo que con él lo mejor era eso mismo, dejarse llevar y fluir con lo que considerase más natural.

    Algo más relajada después de recibir su confirmación, me di cuenta que el samurái que había sacado en esa ocasión era uno que iba a caballo, así que le puse aun más cuidado a la tarea de vestirlo para poder colocarlo después sobre el animal. Estaba en eso cuando volví a escuchar su voz y desvié de nuevo la mirada hacia las flores que habíamos estado mirando antes, ladeando un poco la cabeza antes de retomar mi atención a la tarea que llevaba entre manos.

    >>¡Claro que sí! Has dicho antes que Anna te había pedido muchos, ¿no? ¿Crees que habrá suficientes para recoger?

    Lo miré al formular la última pregunta, alzando un poco las cejas para afianzar aun más la duda que tenía, y solté un ligero suspiro mientras volvía a lo mío. No fue un suspiro de resignación ni nada parecido, porque justo después se me formó una pequeña sonrisa divertida y negué un par de veces con la cabeza, algo risueña.

    >>Me pregunto qué se le puede haber ocurrido a Annie para pedirte dientes de león. Me fascina que tenga esa capacidad de montarse ideas locas tan rápido y que no le de miedo llevarlas a cabo, ¿sabes? Creo que es una de las cosas que más me gustan de ella, de hecho.

    Heyo im back to suffer to be soft :D
     
    • Adorable Adorable x 2
  10.  
    Gigi Blanche

    Gigi Blanche Equipo administrativo Game Master

    Piscis
    Miembro desde:
    1 Abril 2019
    Mensajes:
    6,985
    Pluma de

    Inventory:

    Escritora
    Kohaku 4.png

    Que Emily me llamara como lo hacían las personas más cercanas a mí, contrario a molestarme o incomodarme, esparció por mi cuerpo una sensación sumamente cálida. Quizá nunca reconociera la importancia que le daba a las personas, ni con los demás ni conmigo mismo, quizá me empeñara la vida entera en seguir como si ninguna bala fuera capaz de herirme. Pero allí, en ese momento, su 'Ko' se fusionó con todos los 'Ko' que había oído, los 'Ko' que atesoraba, y me di cuenta, sin venir mucho a cuento de nada, que me hacía feliz. Que Emily se tomara esa confianza frente a mí me hacía feliz.

    Eran pétalos que iban creciendo en el cerezo.

    Le sonreí, pues, y era muy probable que no apareciera cambio real en mi expresión, pero le sonreí y lo sentí en el corazón. Asentí, también, dejando el asunto de lado para no matarla de la vergüenza otra vez. Seguimos armando y vistiendo muñecos, entonces, mientras conversábamos con tranquilidad. Su mención de Anna me arrancó una risa breve y me encogí de hombros. Una brisa suave sopló desde un costado, en cierta forma olía a... aire y tierra húmeda.

    —Supongo que sí, y si resultan ser pocos siempre podemos buscar en otra parte, ¿no? —Otra risa, admirando mi última obra antes de pararlo junto a los demás terminados—. La verdad que no tengo idea. Ya sabes, sólo apareció como un tornado y me preguntó si aquí crecían. Pero estaba muy contenta.

    Sonreí, fue inevitable. Ahora tenía los tantos un poco más claros, pero por un buen tiempo había dudado sobre la raíz de ciertas cosas, de algunos sentimientos. No lo sé, suponía que siempre había encontrado algo especial en su energía tan avasalladora. Podía asfixiarme, sí, pero también podía... bueno, esas eran las personas con el poder de salvar a otras, ¿verdad? Y verlas contentas, casi sin excusa, era un soplo de aire fresco. Era dulce y luminoso.

    Dejé el muñeco en paz y crucé los brazos sobre la mesa, deslizando la mirada a Emily para dedicarle mi entera atención. La sonrisa seguía en mi rostro.

    —Me alegra que sean amigas —murmuré, bastante de la nada, sin quitarme de sus ojos—. Se hacen bien, ¿no? La una a la otra. Anna también necesitaba a alguien como tú, así que me alegra mucho. Es un alivio que te haya encontrado, Emily.


    dije que iba a postear sólo para darle un cierre a la sala? yes

    wELL ADIVINEN QUIÉN NO HIZO ESO culpo a la canción, me puso sentimental
     
    • Ganador Ganador x 1
    • Adorable Adorable x 1
  11.  
    Amane

    Amane Equipo administrativo Comentarista destacado fifteen k. gakkouer

    Piscis
    Miembro desde:
    10 Julio 2013
    Mensajes:
    15,860
    Pluma de

    Inventory:

    Escritora
    Emily 3.png

    No tenía idea alguna de cómo se sintió Kohaku al escucharme llamarlo directamente por un simple 'Ko', pero algo dentro de mí quiso convencerse de que había sido bueno, que no le había molestado si no más bien todo lo contrario. Iba en contra de todas mis inseguridades, pero aunque no pudiese confirmarlo por completo con su expresión, podía sentirlo de alguna manera, y pensé que quizás habían sido todos esos baches de nuestra relación lo que habían permitido que llegásemos a aquel punto.

    Un punto de equilibrio, en el que todo fluía exactamente cómo tenía que fluir.

    Le correspondí a la sonrisa sin ninguna clase de problema y ambos seguimos con la tarea de vestir a los muñecos mientras conversábamos; en aquellos momentos de Anna y sus ideas, para ser más exactos. Asentí con la cabeza cuando propuso que podríamos buscar flores en diferentes zonas y después escuché la explicación que me dio de la aparición de la chica con las cejas ligeramente alzadas, en un gesto entre interesado y sorprendido, antes de soltar una risa suave.

    —Me alegra oír eso —admití, en un tono tan bajo que casi pareció más para mí misma, y me dediqué un par de segundos a admirar el último muñeco que había vestido, asintiendo finalmente con la cabeza a modo de aprobación.

    Entre charla y charla, habíamos avanzando bastante con la tarea que se nos había encomendado, y me permití relajar el cuerpo sobre el banco en consecuencia, antes de girar la cabeza para volver a mirar al chico al notar cómo su voz volvía a elevarse para hablarme. Sentí un nuevo rubor subiéndome a las mejillas, aunque estaba convencida que en aquella ocasión no fue nada exagerado y me dejó un tono rosáceo sobre las mismas, en un claro gesto de pudor por recibir esas palabras.

    >>Eso es lo que me gustaría pensar —murmuré, bajando apenas la mirada durante unos segundos y volviendo a levantarla después, con una sonrisa tímida decorando mis labios—. Que le hago bien de alguna manera, quiero decir. Quiero mucho a mis amigos de la infancia, ¿sabes? Pero creo que necesitaba conocer a alguien como Annie... y como tú, también. Y me gustaría pensar que el sentimiento es mutuo, pero si es algo que has notado... supongo que puedo estar tranquila al respecto.

    Le dediqué una nueva sonrisa al acabar de terminar, una más segura y convencida, que pretendía hacerle saber que creía firmemente en las palabras que acababa de pronunciar. En todas y cada una de ellas, sin faltar.

    Di una palmada no mucho después, recuperando los ánimos de una manera algo abrupta, y apoyé las manos sobre la mesa para echarme ligeramente hacia delante sobre la misma, aprovechando la posición para extender un brazo y buscar darle un golpecito en la frente con aire juguetón.

    >>¿Buscamos esas flores, entonces? ¡Quiero aprender a hacer las coronas que me prometiste, Ko!

    Y yo, que soy una simp por ti y por Ko, aquí estoy u-uwu
     
    Última edición: 8 Abril 2022
    • Adorable Adorable x 2
  12.  
    Gigi Blanche

    Gigi Blanche Equipo administrativo Game Master

    Piscis
    Miembro desde:
    1 Abril 2019
    Mensajes:
    6,985
    Pluma de

    Inventory:

    Escritora
    Kohaku 4.png

    Imaginé que mi confesión tan repentina iba a estropearle un par de neuronas a la pobre chica, la verdad, pero no lo consideré motivo suficiente para detenerme. La vergüenza tenía que ser un coñazo, ¿verdad? En especial la que resultaba tan evidente a ojos de los demás. Había, sin embargo, cosas por las cuales valía la pena atravesar ese pequeño momento de incomodidad. Al menos así lo veía yo.

    Quería creer que en dos días, dos semanas o dos años, Emily recordaría mis palabras, no su sonrojo.

    La oí con atención, seguí sus movimientos en silencio; suponiendo, quizá, que podría predecir todo lo que ella dijera. No por maldad o arrogancia, era algo que muchas veces me encontraba haciendo incluso sin darme cuenta. Anticipar, interpretar los hilos y, en pocas palabras, estar un paso por delante. Ayudaba a la supervivencia. El hábito se fundía, entonces, se propagaba y creí predecir sin margen de error la respuesta de Emily. Pero me equivoqué.

    "Y como tú, también."

    No lo expresé, pero me pilló por sorpresa en verdad. La idea quedó rebotando incluso encima de sus otras palabras, junto a ella se abrieron unos pocos pétalos más y asentí, extendiendo por mi rostro una sonrisa serena que suavizó mi mirada.

    —Sí. Anna es un poco caótica, pero también es muy transparente, ¿o no? Así que no dudes de su cariño. Si lo ves, es porque existe y es genuino.

    Quizá no hubiera hecho mención alguna a lo que precisamente fui incapaz de anticipar, pero así funcionaba siempre. Sería que las personas siempre me notaban tan calmo e incluso seguro de mí mismo, de lo que decía o hacía, gracias al dichoso sexto sentido. Pero cuando aparecía una falla en el sistema, un intruso que burlaba las defensas, me tomaba un tiempo reorganizarme. Asimilar, procesar.

    Ni siquiera sabía si era un tipo relajado, en verdad, o si sólo me había habituado a vivir en el futuro.

    Emily me sonrió, su palmada me forzó a pestañear y, en cierta forma, quitarnos de ese pequeño ambiente que se había formado. Me quedé quieto en lo que veía sus movimientos, así recibí su toquecito en la frente y solté una risa suave, arrugando la nariz. Comencé a incorporarme, tranquilo.

    —Claro, tenemos una misión que cumplir. —Me acerqué debajo de un abeto y busqué la silueta de Emily—. Ah, trae una de las cajas vacías, por favor.

    En lo que se reunía conmigo, le eché un vistazo a la pequeña concentración de flores y me acomodé en el césped, soltando el aire por la nariz.

    —Para las coronas, recuerda arrancar las flores desde la base de su tallo. —Me encargué de hacer precisamente lo que le decía con una, entonces se la mostré y le sonreí, dejándola dentro de la caja—. Los tallos son lo que se trenza para armar la corona, así que sin eso estamos jodidos.


    me halaga, señorita u-uwuwu

    y ya te lo dije but I MISSED MY EMI-CHAN SO MUCH
     
    • Ganador Ganador x 1
    • Fangirl Fangirl x 1
  13.  
    Amane

    Amane Equipo administrativo Comentarista destacado fifteen k. gakkouer

    Piscis
    Miembro desde:
    10 Julio 2013
    Mensajes:
    15,860
    Pluma de

    Inventory:

    Escritora
    Emily 3.png

    Solté una risa ligera cuando Kohaku volvió a hablar, porque lo cierto era que tenía bastante razón en todo: Anna era caótica, pero siempre había sido muy sincera con sus sentimientos. Lo había sido conmigo, al menos, y también había tenido la capacidad de saber cómo tratarme desde el primer minuto. A pesar de mis inseguridades, nunca había dudado de verdad del cariño de Anna, pero que fuese algo que podía apreciarse desde fuera... sentía que le daba algo de solidez a nuestros sentimientos.

    Lo cierto era que no había querido darle demasiada importancia al hecho de nombrarlo a él también como alguien que también había necesitado conocer, pero inevitablemente había acabado dudando por mi inherente timidez y sabía que sería misión imposible negar que lo había notado. No sabía si prefirió no decir nada al respecto por ello o por otro motivo, pero contrario a lo que pudiera parecer, no me molestó en absoluto que no lo hiciese.

    Porque quizás mis inseguridades nunca me dejarían por completo, y quizás eso estaba bien también, pero en aquel instante no sentí que hiciese falta nada en absoluto para evitar que me saltasen todas las alarmas. Porque Kohaku me había invitado a su casa, porque me había permitido llamarlo por su nombre, porque siempre había aceptado mi compañía sin rechistar y habíamos confiado el uno en el otro para un buen número de cosas. Así que ahí, en ese mismo instante, no hacía falta que lo dijese de forma explícita para que tuviese la certeza de que era cierto.

    Que me apreciaba tanto como lo hacía yo con él.

    Así pues, vi como reaccionaba a mi palmada y golpecito en la frente con una leve sonrisa divertida, y dejé que se incorporase a su ritmo incluso si yo ya me había levantado casi de un salto. Lo seguí con la mirada y estuve a punto de emprender la marcha detrás suya cuando se giró para mirarme de nuevo, pidiéndome que recogiese una de las cajas vacías. Así lo hice, llevándola sobre mi cabeza durante el corto trayecto, y la dejé a un lado antes de sentarme también en el claro. Observé con atención cómo lo hacía Ko, escuchando su explicación con toda la atención del mundo, y asentí con la cabeza, no sin antes soltar una risilla por su comentario final.

    Seguí sus indicaciones con la primera flor, sin poder evitar estar algo nerviosa por ello, y esperé a que me diese su visto bueno antes de dejarla en la caja junto a la suya. Algo más tranquila después de no haberla liado demasiado, seguí con la tarea cuidadosamente, y después de un par de minutos volví a hablar, alzando la voz apenas lo suficiente para que se me escuchase sin perturbar la tranquilidad del sitio.

    —Pasamos mucho tiempo juntos en el invernadero y creo que nunca te lo pregunté, Ko, ¿pero cuál es tu flor favorita? Imagino que tienes alguna, ¿verdad~?

    AAA and i missed ko-chan, and emi-chan with ko-chan AS WELL
     
    • Adorable Adorable x 2
  14.  
    Gigi Blanche

    Gigi Blanche Equipo administrativo Game Master

    Piscis
    Miembro desde:
    1 Abril 2019
    Mensajes:
    6,985
    Pluma de

    Inventory:

    Escritora
    Kohaku 4.png

    Había muchas cosas de las cuales no veía necesidad, vete a saber si por desapego o seguridad. Quizá no fuera, por ende, el mejor amigo del mundo para cierto tipo de personas. Aquellos que se alejaran para poner a prueba mi afecto, quienes dudaran y se mantuvieran en una búsqueda constante. Señales, gestos, expresiones directas. Era difícil amoldarse a los demás manteniendo firmes nuestros límites, de hecho no podía decir que lo intentara mucho, pero creía entenderlo. Valoraba, por ende, que alguien como Emily comprendiera. Que encontrara en mis ojos, mi sonrisa o mis acciones aquello que su corazón necesitara para mantenerse tranquilo. Quizá no estuviera muy dispuesto a demasiadas concesiones, pero eso no significaba que no le guardara aprecio a mis amigos.

    Dios, de veras lo hacía.

    Verla aproximarse con la caja encima de la cabeza me ensanchó la sonrisa, aunque no hice ningún comentario al respecto. Atendió a mis indicaciones sin perder detalle y en cuanto cortó la primera flor asentí, aprobando su intento. Nos enfocamos a la tarea sin mantener una conversación activa, en parte porque no hacía falta y en parte porque... sencillamente estaba bien así. Podíamos habitar el mismo espacio y disfrutar la compañía sin convenciones ni exigencias ridículas, y esa era una de las cosas que más me gustaba de Emily.

    Pese a sus eternas dudas, dejaba a la gente ser y ya.

    El silencio se mezcló con el susurro del viento y me di cuenta, de un momento al otro, que me sentía increíblemente cómodo. Que podríamos echarnos una hora así antes de darnos cuenta que, en efecto, no habíamos cruzado palabra en todo el rato. Cuando lo hizo, cuando abrió la boca, murmuré un sonido suave para indicarle que la oía. En ningún momento dejé de seleccionar y cortar flores, y una sonrisa nostálgica curvó mis labios sin pedir permiso.

    —Los girasoles —respondí a un volumen similar, casi al instante. La miré apenas un segundo, sin interrumpir mi tarea—. Creo que hay algo especial en... un campo lleno de girasoles, ¿no? Bajo la luz del día, todos virados en torno al sol.

    Dejé caer un par de flores en la caja y, notando que deberíamos movernos un poco para seguir recolectando, simplemente me detuve y aboqué mi atención en Emily.

    —¿La tuya, Emi-chan?
     
    • Ganador Ganador x 1
    • Adorable Adorable x 1
  15.  
    Amane

    Amane Equipo administrativo Comentarista destacado fifteen k. gakkouer

    Piscis
    Miembro desde:
    10 Julio 2013
    Mensajes:
    15,860
    Pluma de

    Inventory:

    Escritora
    Emily 3.png

    En aquel momento no tenía ni idea de las consecuencias que podía acarrear mi pregunta ni de la relevancia que podía conllevar su respuesta, porque de haberlo sabido, probablemente hubiese dudado un poco más antes de soltar el asunto tan a la ligera. Pero no lo sabía en absoluto, y quizás en un futuro iba a tener que agradecer no haberme enterado en ese momento tampoco, cuando Ko me respondió sin ninguna clase de reparo al respecto.

    Levanté la vista al oír como su voz se hacía un poco más clara, compartiendo durante un breve segundo su mirada, y mantuve la vista sobre él mientras me explicaba el motivo de su elección. Cerré los ojos un par de segundos, imaginando con toda clase de detalles la escena que me describió, y asentí con la cabeza inmediatamente después, con una sonrisa convencida plasmada en los labios y abriendo los ojos con lentitud.

    —Síp, es algo realmente bonito —sentencié finalmente, con voz suave, y eché un rápido vistazo alrededor al darme cuenta que el chico había parado de recoger flores—. ¿La mía? Uhm... —me tomé un par de segundos en pensar la respuesta, aunque lo cierto es que fue más bien cuestión de sopesar si debía o no contestarle con toda la sinceridad—. Las glicinas... ¿wisteria también se le llamaba? Me siento como en una especie de jardín mágico cuando las veo colgando encima de mí y... bueno, ¿suena un poco egocéntrico decir esto? Pero el color que tienen me recuerdan a los ojos de mi hermano, de mi padre y... a los míos, claro —admití, con una sonrisa algo tímida al decir lo último.

    Por suerte, teníamos que movernos para seguir con la tarea de recolección, así que aproveché el momento de incorporarme para disimular la vergüenza que me había dado admitir aquello. Sabía, en el fondo, que no tenía nada de malo admitir que me gustaba el color de mis ojos y que por ello el violeta era, de hecho, mi color favorito, pero en aquellos momentos no podía evitar sentirme algo mal al respecto.

    >>¿Hay algo que no sepas sobre mí que también quieras preguntarme, Ko? Ya sabes, un intercambio de preguntas como aquella vez en el invernadero...

    Aunque, al final, aquella conversación había dado un giro tan importante en cuanto a temas que no estaba segura si había sido mi decisión más sabia usarla de ejemplo en aquella ocasión.
     
    • Adorable Adorable x 2
  16.  
    Gigi Blanche

    Gigi Blanche Equipo administrativo Game Master

    Piscis
    Miembro desde:
    1 Abril 2019
    Mensajes:
    6,985
    Pluma de

    Inventory:

    Escritora
    Kohaku 4.png

    Emily acordó con mi elección, lo hizo luego de probablemente imaginar aquello que acababa de describirle y se me ocurrió, vaya, que era una cosa bastante loca. Nunca sabría lo que se cruzó por su mente, así como ella jamás sabría lo que apareció en la mía, pero dentro de un tiempo podría evocar este instante, las muñecas a medio armar y el campo de dientes de león, y quizá la misma imagen apareciera frente a nosotros. Era una tontería, en definitiva, sin embargo por eso me gustaban los recuerdos compartidos. Incluso con mi personalidad, de veras los disfrutaba. Era escoger los mismos colores, o quizá ni siquiera, pero se trataba de arrojar pintura sobre el mismo lienzo. Era saber que, en efecto, compartíamos un lienzo.

    Entonces ella acordó, repasó los alrededores con la vista y aguardé por su respuesta, convencido de mi idea. La imagen de las wisterias apareció de inmediato en mi mente apenas las mencionó, aunque se avergonzó por algo de lo que dijo y aprovechó el bug para incorporarse. Yo la imité, tranquilo, y me sacudí las palmas en la hakama. Sin embargo, no busqué la caja. De hecho, pasé completamente de su ofrecimiento para sonreírle y extenderle la mano. Teníamos ya las muñecas y los dientes de león, si lo pensaba con detenimiento teníamos varias cosas más. El té en el invernadero, la foto con Anna y Altan, la tontería en el club de cocina, el almuerzo junto a Haru y su hermana, nuestra primera conversación en la cafetería. Había mil, pero ¿y si podían ser mil y una?

    ¿Y si ya había preparado las pinturas, los pinceles y todo lo demás?

    —Ven conmigo —la invité, una chispa de emoción se coló bajo la calma usual—. Hay algo que quiero mostrarte. Bueno, otra cosa.

    ¿Y si quería compartir un lienzo más con ella?

    —Pero ya que estás aquí, bien me vale darte el tour completo~
     
    • Ganador Ganador x 1
    • Fangirl Fangirl x 1
  17.  
    Amane

    Amane Equipo administrativo Comentarista destacado fifteen k. gakkouer

    Piscis
    Miembro desde:
    10 Julio 2013
    Mensajes:
    15,860
    Pluma de

    Inventory:

    Escritora
    Emily 3.png

    No sabría decir con exactitud qué era lo que había esperado que Kohaku hiciese una vez terminé de hablar, si aceptaría mi propuesta de devolverme la pregunta o prefería no hacerlo, pero definitivamente había esperado que siguiésemos recogiendo flores de por alrededor, siendo que apenas habíamos empezado y no creía que tuviésemos las suficientes para hacer las coronas que queríamos.

    Por ese mismo motivo, me tomó completamente desprevenida que me extendiese la mano, haciendo que intercalase un par de miradas llenas de dudas entre la misma y su rostro. No pensaba que fuese a necesitar su ayuda para seguir buscando flores, aparte de que era obvio de que había pasado de la caja donde las estábamos guardando, así que no había que ser ningún genio para darse cuenta de que tenía otra idea en mente.

    Todas esas conclusiones no impidieron en absoluto que, una vez más, se me coloreasen las mejillas al escuchar su propuesta. ¿Qué se suponía que hiciese? Seguía siendo japonesa de nacimiento y, más concretamente, seguía siendo yo de quién hablábamos. Aun así, con la vergüenza inicial que sentí por su invitación tan directa y con el pudor que me daba cogerle la mano, no dudé ni un segundo en extender el brazo y aceptar su propuesta, asintiendo suavemente con la cabeza en el proceso.

    —Claro... —murmuré, con una sonrisa tímida asomándome en los labios—. Te sigo, Ko.

    A dónde sea que me quieras llevar.
    Porque confiaba plenamente en él, sin ninguna clase de duda, y en ningún universo rechazaría algo que le emocionaba hasta el punto de colársele algo de aquella emoción en su tono de voz siempre tan calmado.
     
    • Adorable Adorable x 1
  18.  
    Gigi Blanche

    Gigi Blanche Equipo administrativo Game Master

    Piscis
    Miembro desde:
    1 Abril 2019
    Mensajes:
    6,985
    Pluma de

    Inventory:

    Escritora
    Kohaku 4.png

    Pobre niña, ¿algún día dejaría de jugar con sus nervios? Una cosa era molestarla adrede, vale, sobre eso poseía alguna clase de control, pero a veces me ganaban las confianzas y acababa dejándola hecha un tomate incluso sin pretenderlo. Aún así, suponía que en tanto eso no le privara de hacer lo que quisiera, estábamos bien. Es decir, a mí me daba igual. Sólo me interesaba que se sintiera tranquila conmigo.

    Creía que sí.

    Porque aceptó mi mano, lo hizo realmente sin dudar pese al bochorno y ser consciente de ello me hizo sonreírle. Fue un instante que busqué sus ojos y luego, afianzando el agarre suavemente, comencé a guiarla. Regresamos al camino que nos había llevado a aquel claro, aunque en un determinado punto me desvié y comencé a transitar una vegetación más densa. Recordé su vestido y solté una risa breve, viéndola de reojo.

    —Perdona, el camino que había se perdió con el tiempo. Levanta bien los pies.

    No le adelanté nada de la idea, con la esperanza de pillarla completamente por sorpresa; y así como con el claro donde habíamos armado los muñecos y recogido las flores, el bosque se abrió medio de golpe para presentarnos una breve porción de terreno limpio. El césped había crecido varios centímetros y al centro, alineados como un triángulo, había tres hokora. La naturaleza los había poblado de musgo y algunas enredaderas, el rojo intenso de la pintura lucía descorchado y la estructura de madera, en líneas generales, se había desvencijado. En su interior, sin embargo, aún conservaban flores secas y sus respectivas figurillas de cerámica. Y alrededor, por encima, aferrada a una pérgola vieja se mecía junto al viento una cortina de wisterias.

    —Este jinja lleva aquí desde antes que mi familia asumiera el cargo del santuario —le expliqué con calma, y me la traje frente a los hokora donde finalmente la solté—. Mihashira no uzu no miko, supongo que los conoces: Amaterasu, Tsukuyomi y Susanoo. Los Tres Niños Preciosos, los hijos de Izanagi. Eventualmente, el enfoque y el culto del Yasukuni acabaron virando por motivos políticos y demás, y esto quedó aquí, abandonado. Fue mi bisabuelo quien quiso, al menos, evitar que se destruyera por completo. Los restauró lo más posible sin deshonrar a sus creadores originales, reemplazó las estatuillas y construyó esta pérgola, para sembrar wisterias que los protegieran de lluvias intensas.

    Alcé la vista, las flores se derramaban sobre nuestras cabezas como gotas lilas y sonreí, deteniéndome frente al hokora de Amaterasu.

    —Mamá te contó al respecto, la creencia antigua de que algunos Ishikawa habían sido bendecidos con la gracia de Amaterasu, y que ese don se reflejaba en el tono ambarino de sus ojos. Hemos intentado cuidar este pequeño lugar, aunque de por sí el santuario da mucho trabajo y no lo tengamos en perfectas condiciones. —Busqué la silueta de Emily, y le dediqué una sonrisa que me cerró los ojos—. Pero tiene muchas wisterias, así que habría sido un pecado no mostrártelo.
     
    • Ganador Ganador x 1
    • Fangirl Fangirl x 1
  19.  
    Amane

    Amane Equipo administrativo Comentarista destacado fifteen k. gakkouer

    Piscis
    Miembro desde:
    10 Julio 2013
    Mensajes:
    15,860
    Pluma de

    Inventory:

    Escritora
    Emily 3.png

    No sabría definir con exactitud de dónde me surgió la confianza para corresponderle la sonrisa a Kohaku, con todo el bochorno que estaba sintiendo al notar su mano en torno a la mía, pero lo cierto es que logré hacerlo, y me sentí realmente aliviada de ser capaz de ello. Fue una sonrisa genuina, de esas con las que intentaba transmitirle lo feliz que me hacía estar ahí en su compañía y lo mucho que confiaba en él.

    Me dejé guiar por su agarre hasta salir del claro donde habíamos estado hasta entonces, siguiendo el mismo camino que habíamos usado para alcanzarlo, y no opuse ninguna resistencia cuando se desvió del mismo, incluso si me pilló algo desprevenida. Levanté la vista hasta dar con su mirada de reojo, pestañeando un par de veces con algo de confusión, y acabé por dejar salir una risa ligera mientras volvía a mirar al frente.

    —Uno nunca se aburre contigo, ¿eh~? —canturreé, permitiéndome el tono de diversión ahora que había logrado controlar (en gran medida) mis nervios iniciales.

    Usé la mano que tenía libre para levantarme la falda del vestido, facilitándome así un poco la tarea de caminar por toda aquella vegetación, y seguimos caminando hasta que, de pronto, el bosque volvió a abrirnos el paso a nuevo claro. Estaba con la mirada fija en el suelo, concentrada en no pisar alguna rama perdida o cualquier cosa que me hiciese acabar con un tobillo torcido, y cuando la levanté, sentí una emoción tan difícil de describir que honestamente pensé no haberla sentido nunca antes.

    Abrí los ojos por la impresión, siendo perfectamente consciente que la escena se me había clavado en la memoria a fuego, y que posiblemente nunca podría borrarla de mi mente. Noté mi melena meciéndose al mismo ritmo que las wisterias, producto de la suave brisa que soplaba en esos momentos, y me obligué a bajar la vista hasta los pequeños hokora cuando Ko me atrajo hacia los mismos.

    O, si tenía que ser completamente sincera, más bien lo hice al notar el frío que dejó cuando me soltó la mano.

    Volví a sonrojarme ligeramente por la idea tan estúpida que se me cruzó por la cabeza e, inmediatamente después, puse todos mis esfuerzos en ignorar aquellos pensamientos para centrarme en lo que el chico me estaba contando. Volví a echarle un vistazo a las pequeñas construcciones, prestándoles más atención en aquella ocasión, y acabé el recorrido en la figura del chico una vez más.

    Me quedé prendada de su rostro como una estúpida, escuchando todo lo que me contó sin perder detalle, y solo cambié el ámbar de sus iris por el violeta de las flores cuando cerró los ojos, momento que aproveché para echar la cabeza hacia atrás y observar la cortina púrpura en todo su esplendor.

    >>Son preciosas, gracias —murmuré, con un montón de emociones contenidas en aquel hilo de voz.

    El silencio nos rodeó durante un segundo, o quizás fueron dos, y ni siquiera lo pensé demasiado cuando, al bajar finalmente la vista, me puse de puntillas para dejarle un beso sobre los labios. Fue un roce de nada, tan suave y superficial que perfectamente podía pasar desapercibido, y sin embargo podía decir con toda seguridad que había pasado. No pretendí que significase nada, y a la vez sabía que significaba un montón de cosas, pero lo único de lo que tenía certeza era que no me arrepentía en absoluto de haberlo hecho.

    Le sonreí con calma al separarme, sin hacer el amago de rehuir su mirada como podría caber esperar de mí, y di un par de pasos para acercarme al hokora de Amaterasu no mucho después. Me incliné hacia delante, observando con algo más de detalle la construcción, y miré a Kohaku por encima del hombro.

    >>¿Quizás podríamos cambiar las flores por unas frescas?
     
    • Ganador Ganador x 1
    • Adorable Adorable x 1
  20.  
    Gigi Blanche

    Gigi Blanche Equipo administrativo Game Master

    Piscis
    Miembro desde:
    1 Abril 2019
    Mensajes:
    6,985
    Pluma de

    Inventory:

    Escritora
    Kohaku 4.png

    Había una sensación de reverencia presente en cada mínima porción de la naturaleza, era algo que tenía claro desde muy, muy pequeño. Un respeto silencioso, ese que me alentaba a no pisar el césped en crecimiento, a echarme horas leyendo sobre una planta en concreto, a poner en casa botes de basura separados y a recoger cada papel, cada cola de cigarrillo que encontrara en el santuario, en un parque, en los espacios verdes de la escuela. Era, a su vez, la razón por la cual me habían molestado de pequeño, y nunca supe definir qué fue consecuencia de qué. Si de todos modos habría acabado, o no, sentado bajo un árbol, en silencio, sintiendo que de una forma indescriptible eso me conectaba a la tierra.

    Que ahí no estaba solo.

    En la naturaleza siempre me había hallado y era junto a ella, junto a mi familia, donde logré convencerme de que aquellos niños de la escuela no llevaban la razón. Mamá sabía que, sin importar cuántas veces me repitiera que valía por ser quien era, jamás lo creería realmente hasta que fuera capaz de decírmelo a mí mismo. Esa voz provino del viento, pero también de mi corazón, de mi sangre y mis huesos. El límite, entonces, se desdibujó, y no supe compartir la naturaleza con nadie además de Chiasa; hasta que mi pecho se empezó a abrir, claro. Hasta que logró florecer.

    Y ahora, allí, estaba bien. Había decidido compartir mi naturaleza con Emily y estaba bien.

    Su comentario me causó la debida gracia, aunque me limité a responder con una risa breve. Definitivamente no era aquella una forma en la cual me describiría de buenas a primeras, aunque podía comprender las razones. Era y no era, al fin y al cabo, algo impredecible. Una cualidad robada del viento, quizá, o una porción del espíritu que siempre llevé metido en el cuerpo. Rodeado de las personas que elegía, aquellas que me tranquilizaban, legítimamente acababa haciendo lo que me apeteciera. Eso quizá no sorprendiera a dinamitas andantes, como Rei o Anna, pero con Emily el cuento cambiaba. De la forma que fuera, me limité a seguir caminando.

    El mundo interior de una persona llegaba a ser inmenso, ¿cierto?

    Aquel escenario ya me era absolutamente familiar, así que gran parte de mi atención se la robó la reacción de Emily. Un montón de hilos surgieron de ella, eran dorados y serpentearon a través del aire hasta alcanzarme. Se quedaron allí, navegando el espacio entre nosotros como pequeñas hadas tintineantes, y la brisa meció su cabello. Las wisterias se fundían junto a ella de forma excepcional y pensé, vaya, que le sentaban bien.

    Que lucía, de hecho, muy bonita.

    Su agradecimiento cargó consigo un cúmulo de emociones, o al menos así lo sentí yo, y sólo eso bastó para convencerme de que sí, estaba bien. Mi naturaleza podía ser a su vez la de alguien más y no debía guardarla con temor o recelo a nada. Volví a repasar el escenario y me llené los pulmones de aire, totalmente relajado. El lienzo se había llenado de colores, vaya, era una cosa difícil de quitarle la vista de encima. Verde, rojo, el celeste de mi cabello y un montón de morado. El morado de las wisterias, el morado en los ojos de Emily. ¿Cómo decía la teoría? ¿Que el violeta era un color muerto?

    No me lo parecía en absoluto.

    Y de morado se fundió aún más todo cuando ni siquiera el sexto sentido me ayudó. Reparé en ella, en que estaba más cerca, y lo siguiente que supe fue que estaba tocando sus labios. Fue dulce, una mera caricia, una que me pilló desprevenido y me dejó congelado en mi lugar. Ella, sin embargo, no rehuyó de mi mirada, y yo tampoco logré desviarla.

    ¿Sus ojos siempre habían lucido así?

    Conseguí reconectar varios cables cuando, frente a Amaterasu, se volteó para hablarme. Avancé para reunirme junto a ella, busqué su mano a tientas y recordé que estábamos en primavera. Que era la estación que me había arrebatado a Chiasa, sí, pero también el tiempo donde muchas cosas florecían. Le di un apretón suave.

    —Me parece bien —concedí, fue casi un susurro y busqué sus ojos—. Tú sólo di cuál quieres, te aseguro que está plantada en algún lugar de este santuario.

    Y no me apeteció soltarla.


    tuve que verme una peli entera de COMEDIA para quitarme de encima la mala hostia de haber perdido el post terminado, y por supuesto tengo la sensación de que antes me había quedado mucho más bonito BUT i tried my best ;; *c va a seguir odiando su wifi y el foro*
     
    • Ganador Ganador x 1
    • Adorable Adorable x 1
Cargando...
Cargando...
Similar Threads - Santuario Yasukuni [Santuario
  1. Gigi Blanche
    Respuestas:
    242
    Vistas:
    10,869

Comparte esta página

  1. This site uses cookies to help personalise content, tailor your experience and to keep you logged in if you register.
    By continuing to use this site, you are consenting to our use of cookies.
    Descartar aviso