One-shot de Naruto - Sangre. [Nagato]

Tema en 'Fanfics Terminados de Naruto' iniciado por Temarii Juuzou, 18 Octubre 2018.

  1.  
    Temarii Juuzou

    Temarii Juuzou Maestre

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    Escritor
    Título:
    Sangre. [Nagato]
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Acción/Épica
    Total de capítulos:
    1
     
    Palabras:
    1480
    Autor: Temarii Juuzou
    Título: Sangre.
    Tipo: One-Shote.
    Género: Acción.
    Advertencias: Ninguna. ♡
    Actividad: Konoha Monster Royal ❤
    Personaje: Pein/Nagato.
    Monstruo: Hombre Lobo. ❤

    __________________________________________________________________________​


    Sangre.


    El aire tenía un profundo olor a podrido, tan intenso que podía sentir el sabor en su boca. La respiración se le agitaba y los ojos se le llenaron de lágrimas que evitaba sacar, lo que les hacían escocer. Se tiró al suelo a gimotear; ya llevaba por lo menos tres días en ese estado, algo tenía que hacer si no quería que lo culparan y lo encerraran por lo que tenía frente a sus ojos. Aunque, bueno, sí que era su culpa o eso era lo que creía, la verdad, es que no podía entender que había pasado y mucho menos como. El tiempo pasaba lento, más lento que la última semana, que los últimos tres días; ya no podía aguantar más, las lágrimas salieron sin avisarle y los pequeños gimoteos se convirtieron en horribles jadeos llenos de dolor y agonía. Frente a él descansaba el cuerpo sin vida de su novia, Konan, con la garganta desgarrada y la sangre seca manchando lo que le quedaba de ropa y el suelo a su alrededor, dejando su hermoso cabello azul convertido en hebras revueltas con manchas rojizas. Todo era un desastre, un desastre que podría limpiarse, borrarse, desaparecer y así quitarle el problema de encima, pero Nagato no tenía la energía ni la fuerza. Le ardían todos los músculos, le dolía el corazón y la cabeza le palpitaba.

    ¿Qué había pasado?

    A su memoria sólo acudían breves y rápido flashbacks de las últimas semanas, como si su subconsciente le mostrará fotografías con velocidad y fueran pasando una tras otra sin detenerse; desde aquella noche en que fue mordido por un perro enorme a las afueras de la ciudad hasta aquel momento cuando ya había despertado gracias al olor de cadáver que penetraba sus fosas nasales. Podía ver la luz de la luna, sentir la mordida en su pierna y el sabor a carne cruda que le había dado por comer en su hogar en sus tardes de ocio, de ahí viajaba hasta sus mañanas de ejercicio, donde comenzaba a correr más rápido de lo normal y de ser un promedio en condición física, había pasado a ser competencia para un competidor olímpico hasta llegar a las últimas noches al lado de la peli azul, (porque su apetito sexual había incrementado tanto como su gusto por la carne cruda) podía sentir el tacto de la suave piel en las yemas de sus dedos y el sabor dulce de sus labios al tocar los de él. Se relanzó los labios al recordar aquellos detalles y se percató de algo nuevo: Sangre. Sus labios tenían sabor a fierro, a sangre seca. Con las piernas temblorosa camino en busca de un espejo, de un vidrio, de algo donde verse y cayó en cuenta de algo más: no tenía idea de donde estaba. Era una habitación, parecía estar en el segundo piso de ¿Una cabaña? Lo último en su memoria eran unas imágenes del bosque y su mano entrelazada con la de Konan. Si, lo más probable era eso: una cabaña en un bosque. Pero ¿Cabaña de quién? No conocía a nadie con una y tampoco podía ser de él.

    Encontró un espejo roto y lo tomo, miro sus manos con detenimiento y notó retazos de ropa y sangre. Un escalofrío le recorrió la espalda y la sangre le congeló el cuerpo al ver su reflejo; sus ojos estaban más ojerosos de lo normal, en sus mejillas había marcas de rasguños medio cicatrizados y sangre, demasiada y seca, alrededor de sus labios y manchando sus dientes. Pero no era de él. Temió lo peor. Con pasos temblorosos y mareos salió de la habitación sin mirar atrás; el pasillo era corto y sólo había otras dos habitaciones: un baño y otro cuarto. El segundo estaba vacío, pero en el primero había sangre y un cadáver en la bañera: el cuerpo de una mujer mayor, como de unos 50 años. Cerró los ojos con fuerza y soltó un suspiro; la mujer llevaba una blusa rota y su torso estaba totalmente abierto, tripas salpicando toda la bañera y un rostro lleno de agonía y dolor. Se tragó la bilis y soltó un suspiro antes de salir y bajar las escaleras porque, en efecto, estaba en un segundo piso.

    Las escaleras estaban limpias, pero la cocina estaba tirada, cuchillos en el suelo junto a sartenes, patos rotos y cubiertos regados por el suelo. Por suerte, ningún cadáver, pero la pequeña sala era otro cuento: un cadáver tirado boca abajo. Con la respiración agitada movió el cuerpo y ahogó un grito al ver que el hombre (porque era un hombre de la misma edad que la mujer en el baño) estaba tan maltratado como la mujer. No había otra habitación, así que subió corriendo las escaleras, resbalándose al entrar a la habitación donde había despertado y se quedó helado mientras observaba a la peli azul boca abajo, con el cuello doblado de un modo en que su mejilla chocaba contra el suelo, los ojos abiertos y sangre seca desde su cuello dejando un gran charco alrededor de su cabeza, manchando todo a su paso. Con el cuidado que se utiliza para mover los objetos más frágiles y valiosos, Nagato movió a Konan para mirarla mejor. A diferencia de los otros dos cadáveres, este tenía una enorme mordida en la garganta, la ropa rasgada y rasguños en piernas y brazos. Su rostro, su delicado rostro, no mostraba dolor ni agonía, sólo tristeza. Y al mirar sus ojos sin vida, miles de imágenes asaltaron la mente del pelirrojo.

    "—Este sitio me gusta para acampar. Aquí podré devorarte con la luz de la luna llena como testigo."

    La dulce voz de Konan lleno sus oídos y le revolvió el estómago, lo que le hizo soltar todo lo que había intentado retener. Vomito cerca de la puerta, gimoteando y agarrándose del marco de esta para no caer. Y las imágenes volvieron.

    "—No, por favor, vuelve..."

    Ella le suplicaba que parará, que no siguiera corriendo, que volviera. Pero ¿Por qué huía? ¿A dónde iba?

    "— ¿Qué has hecho?"

    Y ahí todo se aclaró. Había ido a un bosque con su novia a celebrar sus cinco años juntos. Ella planeaba una velada romántica con una cena alrededor de una fogata y terminar la noche con sexo bajo las estrellas, pero al llegar la noche algo comenzó a pasar con él. Su columna comenzó a dolerle, como si un cuchillo le desgarrara por dentro, sus uñas comenzaban a crecer al igual que su rojizo cabello y sus vellos corporales y unos enormes dientes se asomaban de su boca. Miro a su novia en busca de ayuda, pero ella le miraba como si fuese un monstruo y claro que lo era, así que escapo, corrió y ella le siguió. Ojalá no lo hubiera hecho. Así ella seguiría viva y no hubiera presenciado cuando su novio entro a una cabaña en medio del bosque donde, para mala suerte de ellos, vivía una pareja mayor. Primero atacó al hombre, quien le apuntaba con un rifle inservible ante aquella presencia. Ella corrió y se ocultó, olvidando que aquella criatura que había irrumpido en su casa podía olfatear donde estaba. Murió sin saber que había sido de su marido. Al final, Nagato había huido a la habitación frente al baño, donde se había acomodado en medio de esta para dormir. Si Konan hubiese huido en el momento que la luna tocó la piel de su novio y lo transformo en lobo, seguiría viva. Pero lo siguió. Lo vio todo y ahogó un sollozo, sin dejar de ver al perro gigante que, al parecer, era su pareja, habló.

    — ¿Qué has hecho? —Se acercó con lentitud, haciendo chirriar la madera bajo sus pies descalzos, logrando que el lobo levantar a la cabeza y la mirada con sus ojos. Los ojos de Nagato. Pero ¿Acaso era él consiente en ese momento de lo que hacía? Recuerda gruñir y recuerda que ella se acercó a abrazarlo. —No importa, no importa... saldremos de esta juntos. —y la Luna se ocultó por un leve momento, uno en el que le abrazo o eso pensaba ella, pero en cuestión de segundos, su garganta comenzó a ser masticada por un hocico animal y la vida se le esfumó.

    Nagato comenzó a llorar mientras salía de aquella cabaña. Sus pantalones a habían convertido en unos horribles shorts y su camisa era tan sólo retazos de tela. Camino sin rumbo alguno por el bosque, con lágrimas secas en sus mejillas esperando, con esperanza de que aquello le borrará los recuerdos, que la luna llena volviese a tocar su piel y transformarlo.

    Él había nacido para ser un monstruo, siempre lo supo. Los sucesos recientes tan solo se lo habían confirmado.
     
    Última edición: 19 Octubre 2018
  2.  
    Pire

    Pire Usuario VIP Comentarista Top

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    Este si lo has hecho a el un hombre lobo, jaja
    Fue cruel el camino que seguiste, que terminara matando a su novia, de una forma tan indiferente y que no pudiera vencer a la bestia que lo dominaba. Que mal que haya sido su primera vez como hombre lobo, es decir, dio de malas que su primera transformación haya acabado asi. Mayormente en futuras transformaciones el usuario es consciente de su situación y puede tomar medidas para mitigar el daño ocasionado, pero justo en este punto y la primera vez, el daño es monumental.

    Algo que he notado en particular en este escrito es que utilizas mucho el nexo "y" que aunque es bastante util, existen otros que podrian quedar mas que perfectos o es más, en vez de y podria ser alguna coma o punto, lo cual le daria mas limpieza a tu escrito.

    Me ha gustado como has manejado a los personajes y la frase final me ha dejado con un sentimiento melancolico por que Pein asegura que nació para ser despreciable. Quiero ver tus futuros relatos
     
    • Fangirl Fangirl x 1

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