Drama Sally

Tema en 'Relatos' iniciado por Dark RS, 11 Diciembre 2018.

  1.  
    Dark RS

    Dark RS Caballero De Sheccid Comentarista empedernido

    Capricornio
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    20 Marzo 2012
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    Pluma de
    Escritor
    Título:
    Sally
    Clasificación:
    Para todas las edades
    Género:
    Drama
    Total de capítulos:
    1
     
    Palabras:
    1258

    Sally



    Sally, una chica castaña en silla de ruedas, observa desde la ventana del aula a la que asiste a clases en preparatoria. Sus dos amigos, únicos, amigos tuvieron que irse en cuanto sonó la campana. Pero ella se queda hasta tarde, no le gusta volver al lugar, al que tiene que llamar casa, no lo es en lo absoluto.

    Observa a los demás, caminando con sus dos propias piernas, y riendo como si no tuvieran que preocuparse por nada en el mundo. Suspira pesadamente, se limpia las lágrimas de los ojos.

    Comienza a anochecer, sabe que en cualquier momento vendrá el conserje a pedirle que se vaya, y no tendrá más opción que irse. Cuando van varios minutos, que hasta los miembros de los clubes abandonaron el campus, se dispone a guardar todos sus útiles. Es cuando aparta la mirada de la ventana, cuando ve que hay alguien más con ella.

    Una presencia intimidante, de expresión seria y ojos oscuros, posados directamente sobre ella, tiene la sien derecha apoyada sobre su propio puño. Lo reconoce al instante, es una persona inconfundible en esta preparatoria, la más prestigiosa de todo el país. Capitán del equipo de baloncesto, de los mejores promedios de los de tercer año. Uno al que todos conocen por el apodo, que él mismo se puso, y todos aceptaron fácilmente, Magno. Un sobrenombre basado en el emperador Alejandro Magno.

    Sally no sabe qué hacer, la persona más popular de todo el campus se encuentra sentado a su lado, y por alguna razón la observa con seriedad. No entiende qué querría el más popular con una de los tres estudiantes menos populares.

    —¿Hola, puedo ayudarte en algo? —saluda ella, con temor. No quiere sonar descortés, hacer enojar al mayor ícono entre los estudiantes, significaría su muerte social, y no es como que tuviera una vida social para comenzar.

    —No —cambia la expresión por una más tranquila —. Me preguntaba la razón por la que seguías aquí.

    —No hay razón en particular —miente, apartando la mirada.

    —Mientes, se te nota preocupada, y sobre todo triste.

    —No lo estoy, en lo absoluto lo estoy. No me conoces, así que no tienes que preocuparte por mi persona —toma con fuerza su propia mochila.

    —Tu apellido es Miyuki, tienes ascendencia oriental —se quita la mano de la sien, y se sienta completamente erguido —. Dieciséis años, huérfana desde hace un año, vives en el Centro para Jóvenes y Adolescentes de Ciudad Esmeralda, décimo séptimo mejor promedio de los de segundo año. Estudias aquí gracias a una beca que te fue otorgada por tus buenas calificaciones.

    —Eso es aterrador —comenta, nerviosa de qué él sepa tanto sobre ella.

    —Conozco toda la información sobre los miembros de ciertos grupos sociales —confiesa, con su misma expresión seria —. El Consejo Estudiantil, mis compañeros de equipo, los diez mejores promedios de cada año y, por supuesto, los tres becarios.

    —Eso suena aún más aterrador —confiesa, intentando sonreír.

    —Lo sé —su voz seria la hace desconfiar aún más —. ¿Quieres hablar?

    —No sé... yo... —respira profundamente, puede percibir el aroma dulce de la colonia que usa el jugador de baloncesto —. Pues, supongo que no me hará daño —mira hacia el suelo —. Siento que el mundo está en mi contra, mis padres murieron por culpa de un conductor negligente... la gente no debería conducir cuando está ebria... —comienza a llorar —. Es día, no solo perdí a mis padres, también quedé en silla de ruedas. Acabé en un orfanato donde me tratan como si no existiera, y en una preparatoria donde soy menos que basura —se cubre el rostro con ambas manos —. Los extraño, los extraño tanto...

    —Entiendo un poco cómo te sientes —su expresión parece un poco melancólica.

    —¡No lo entiendes! —grita ella, arrojándole su mochila, él la atrapa en el aire y la coloca sobre el escritorio — ¡Tú jamás lo entenderías! ¡Eres rico, bien parecido, un genio en deportes y en el estudio! ¡Alguien como tú jamás entendería como se siente alguien como yo! —cuando siente que descargó toda su frustración, se da cuenta de la forma en que le habló. Se siente asustada, la última persona que le levantó así la voz, acabó con un brazo roto, y siendo una paria en el campus —. Lo-lo siento. Perdóname, perdóname...

    —No importa —menciona pasando a verse serio nuevamente —. Te diré una cosa, casi todo lo que dijiste es verdad —cierra los ojos, luego los abre, parece triste —. Te contaré algo que no muchos comentan. También soy huérfano, cuando tenía seis años, unos matones entraron a nuestra casa, le dieron un balazo a mi padre en la frente, a mi madre en el cuello, y a mi me dieron por muerto con uno justo en medio del pecho —se toca el pecho con dos dedos de su mano derecha —. Mi esternón fue hecho añicos, la bala se fragmentó y perforó mi pulmón derecho. Necesité más de diez cirugías para salvarme la vida, estuve hospitalizado un año entero. Los doctores me dijeron que no podría hacer actividad física prolongada debido al daño en mi pulmón. ¿Sabes que hice?

    Ella niega usando la cabeza, con la mirada centrada en su rostro serio.

    —Le dije al doctor que él no sabía nada y que le mostraría que podría hacer tanta actividad física como me diera la gana —sonríe —. Madre siempre me decía que había heredado la terquedad de mi abuela, no sé si sea cierto —hace silencio por unos momentos —. Estaba atrasado dos años en la escuela debido a la hospitalización, así que decidí que tampoco le haría caso al sistema educativo. Estudié como loco, e hice el examen de nivelación. Según el resultado, se me dio la oportunidad de saltar hasta secundaria, pero pedí que solo hasta el grado en el que debería estar por mi edad. No le vieron sentido, pero para mí lo tenía. Luego de la escuela, llegaba a entrenar; corría, levantaba pesas, calistenia. Al principio me ardían los pulmones en cuanto comenzaba, pero seguía hasta que ya no podía más. Entrené, entrené y entrené, todos los días, pasé de soportar unos pocos minutos a soportar horas.

    —Desearía poder olvidar todo lo malo y superar todo como lo hiciste tú —menciona ella.

    Él la ve detenidamente, vuelve a su expresión seria.

    —Jamás dije que olvidé lo sucedido —niega él —. Pienso en mis padres todos los días, tengo pesadillas sobre sus muertes cada noche. Nunca pienses que tienes que olvidar a tus padres. La muerte es algo que no se supera, es algo con lo que se aprende a vivir. Honrar sus memorias es lo que me permite seguir adelante. Conviértete en alguien de quien tus padres se sientan orgullosos.

    —Mi padre era cocinero en un restaurante japonés, hacía el mejor sushi que jamás hubieras probado, y mi madre se encargaba de la casa, siempre me ayudaba con las tareas, podía hablar libremente con ella de lo que fuera —cuenta ella, con lágrimas en los ojos, y una sonrisa sincera en los labios.

    —Tienes unos padres increíbles —le dice, complacido por verla animada —. Vive cada día siendo la mejor versión de ti misma —se pone en pie —. Es hora de irse, ya es hora de que cierre el edificio.

    —Claro, gracias por escucharme, Magno.

    —No hay problema, Sally —toma su propia mochila y sale del aula.

    —Papá, mamá, les prometo que daré todo de mí, se sentirán muy orgullosos de mí —promete, mirando hacia la primer estrella que ilumina el cielo recién anochecido.





    Actividad 30 Días de Escritura: Olvido
    Personaje: Cocinero
    Palabra: Negligente
    Género: Chick-Lit
     
    Última edición: 11 Diciembre 2018
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    Borealis Spiral

    Borealis Spiral Fanático Comentarista destacado

    Libra
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    Escritora
    Oh, por Dios, Dark, qué belleza de escrito *u*
    No tenía ni idea de que pudieras escribir este tipo de cosas, wow, es que son mi debilidad xD
    ¿Qué decirte? Es que simplemente no tengo palabras. A lo más que te puedo decir es que amé a ambos personajes, en especial a Magno porque se vio que, como alguien que también tenía un pasado triste como Sally, mostró una gran empatía con ella, pudo ponerse en sus zapatos muy bien y por lo mismo pudo aconsejarla y darle esa lección tan bella de que honrara la memoria de sus padres siendo la mejor versión de ella. Es que fue hermoso ;_;

    Y Sally, es comprensible que ella se sintiera así, con tanto dolor y recriminación por el gran giro en su vida; adaptarse a los cambios nunca es fácil, así que no culpo que estallara en cólera, pero me alegra que escuchara y aceptara las palabras de Magno. Es increíble cómo la persona que puede abrirte más los ojos, apoyarte o darte una lección de vida a veces son hasta desconocidos cualquiera. En verdad que ha sido un relato precioso de leer :3

    Hasta otra.
     
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