Salem

Tema en 'Relatos' iniciado por Fénix Kazeblade, 4 Enero 2017.

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    Fénix Kazeblade

    Fénix Kazeblade Creador de mundos Comentarista destacado

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    Salem
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    Para adolescentes. 13 años y mayores
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    Fantasía
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    1
     
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    @VLKZ Brujas,primer reto, realizado.



    El crepitar de las llamas, rostros enfurecidos de desconocidos la despreciaban de manera innata como si la misma sangre corría por sus venas les incitara a hacerlo, cadenas llenas de herrumbre, pies descalzos llenos de lodo, un día de cielo gris que profetizaba una lluvia torrencial, tendría a lo mucho unos 14 años de edad, era difícil adivinar la expresión que de su rostro que ambivalente le hacia sonreír con cierta superioridad y al mismo tiempo reflejar terror en su mirada.

    — Ailyne Mciver, por actos de brujería y pactos con el diablo se le condena a una muerte en la hoguera — declaraba el párroco de rostro severo e inexorable mientras le daba el último jalón hacia los tablones donde dos hombres corpulentos la sujetaban con si se tratase de un animal salvaje. —¡Qué esto limpie tus pecados o te envié directamente al infierno! — prorrumpió lanzando el madero en llama a la paja seca que se encontraba debajo provocando que se encendiera.

    La muchacha quedó paralizada en ese momento, el valor que la acompañaba se extinguió al mismo tiempo que el calor intenso del fuego comenzaba a invadirla desde abajo, entre la multitud otra chica de ojos purpura la observaba temblando entristecida.

    Eve, era hija del panadero del pueblo, era una chica dulce que no le costaba hacer amigos pues siempre estaba dispuesta a ayudar en lo que se pudiera, era difícil recordarla sin aquella muchacha desaliñada y traviesa de ojos castaños que parecía su sombra, solían ir al bosque y pasar horas en el arroyo o recogiendo flores y frutos secos, eran inseparables. Todos sospecharon que la chica quedaría devastada cuando su amiga fue acusada como bruja, algunos tuvieron ideas descabelladas que intentaría ayudarla a escapar, la pequeña panaderita de ese cuerpo menudo enfrentándose a medio ejército de la inquisición por librar a su compañeras de juegos de su muerte inminente era una idea por demás fantasiosa.

    Aunque, para quien observara con atención sus labios rosados moviéndose a una velocidad sobrehumana mientras que recitaban algo entre ellos y ese brillo opaco casi imperceptible en sus manos y su pecho, no lo creería una locura.

    La noche se observó de alguna manera más oscura por unos instantes mientras esos ojos purpura se fijaban en la hoguera, un zigzagueante relámpago impactaba las brasas que luchaban desesperadas por no extinguirse ante la impotente ventisca que habría paso en entre los acusadores, tumbándolos.

    En medio del caos, se le vio a Ailyn alejándose con un gato negro.


    ****************************************************



    Dos figuras se distinguen en la helada tormenta entre las montañas, andan a paso lento como quien disfrutase de una suave brisa de verano.

    — Las cosas continúan cambiando, muchas están simplemente desapareciendo ¿Por qué yo no podría hacer lo mismo?.

    —Yo…lo sabes…

    — Esa razón parece más fuerte y poderosa que todos los argumentos de Gaia — declaró sonriendo, provocándole igual una sonrisa.

    — Ellos, ya sabes, tal vez alguna vez lo entiendan, alguna vez lo recuerden...también…

    Pensó en decir varias cosas sobre eso acariciando con melancolía su antebrazo que lucía desigual al resto de su piel, más solo meneó la cabeza negando, cuando se aproximó más y vio esos ojos soñadores implorando, terminó aceptándolo.

    — Me quedaré…espero que te encanté tener a un gorrión levantándote a las seis de la mañana todos los días, tendré hambre y no creo que en el pueblo quieran volver a ver mi rostro.

    Permanecieron un momento calladas, entre la blancura de la tormenta los ojos purpura y marrón observaban hacia el horizonte casi difuso.

    — ¿Por qué son tan malos?.

    — No son malas personas, la humanidad es joven e ignorante, les resta mucho por aprender — indicó la voz de una mujer más madura — el clero y la inquisición solo son marionetas del verdadero enemigo, esperando el momento de atacar.

    Érase una voz una vez una noche oscura, luceros aparecieron para protegerla de la maldad, buscaron enseñarle su magia al hombre, pero este decidió temerles, cazarlas, inconscientes de que al hacerlo, quedaban indefensos, marcaban su propia destrucción.
     

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