Como si me escuchaba o no me daba bastante igual, más temprano que tarde nuestro querido nuevo aquí presente se daría cuenta que hablaba hasta los putos codos de gratis. ¿Por qué? Porque me salía de los huevos suponía, quizás también me jodía un poco el silencio, ni idea, no interesaba demasiado tampoco. Igual para no gustarme el silencio me juntaba con más introvertidos de los que quisiera admitir, pero bueno, es que me divertía tocando huevos y era de hacer dos más dos, suponía. Lo dejé guiar la marcha un poco para ver a dónde nos llevaba y tal. No era como que yo conociera demasiado esa escuela, baños, cuarto de enseres, azotea, cafetería y patio, básicamente espacios donde se follaba o se comía, eso era todo, el resto me la traía bastante floja. Detuve mis pasos cuando él lo hizo, allí en el pasillo de segundo. El otro encontró mis ojos, me sonrió y yo leí el cartel después. De nuevo, no estaba en mi lista de espacio comunes y menos sabía de su existencia porque Cayden había estado allí, dizque era parte del club, pero como no decía nada a menos de que le apuntaras en la cabeza con una escopeta, pues era indiferente. En el interior había equipo de última, computadoras y otras mierdas, y caminé con el espacio sin prisa en lo que me llegaba su pregunta que ya de paso me arrancó una risa. —¿Que no eres tan mayor cómo aparentas? ¿Te crees que pareces un viejo o cómo está eso? —Seguí caminando, tratando de pensar una respuesta y gracias a Dios medio me sirvió la neurona—. Debe ser el espacio de los raros del club de radio. Eh, seguro la mariposita me cortaba los huevos si me oía llamarlo así~ Me detuve frente a uno de los ordenadores, me tragué la gracia unos segundos y solo la solté cuando alcancé a mirarlo de costado. —Pero aquí la verdad solo falta el camarógrafo y los actores para poder filmar una peli cutre de fantasmas o una porno. Tienen todo el surtido tecnológico para hacer posible cualquiera de las dos~ Contenido oculto me poseyó el seven de arata y su neurona
A decir verdad, aun sin entender lo que decía el cartel de la entrada, se podía intuir bastante fácilmente de lo que trataba aquella sala nada más asomar un poco la cabeza por la misma. Eso no me impidió, de todas formas, esperar con toda la paciencia del mundo a que el muchacho entrase en la sala y se diese el paseo que creyese necesario antes de contestarme. —Eh, ni idea, este pelo blanco bien podrían ser canas, ¿no crees? —comenté, ya sin pretender esconder la diversión en mi tono de voz, y luego acabé alzando un poco las cejas mientras le echaba un nuevo vistazo a la sala—. ¿Club de radio? ¿Tenéis de todo en esta escuela o qué? Me separé del marco de la puerta para introducirme más en la sala, a paso tranquilo, y me entretuve toqueteando algunos micrófonos y auriculares que encontrase por el camino hasta que volví a escuchar la voz del chico, haciéndome levantar la vista para topar de lleno con la suya. >>Pues ahora que lo dices... tiene toda la pinta, sí. ¿Quién sabe? Quizás se cuelen por la noche para hacer uso del material. ¿Cuál dirías tú que es más probable que hagan en ese caso, la de fantasmas o la porno? La segunda opción parece más divertida, pero ni idea de lo que les guste a los "raros del club de radio". Hombre, ¿montándome al tren y soltándole ese tipo de cosas a alguien que conocía de apenas unos minutos? Pues sí, ni modo, nunca me había preocupado mucho por esas cosas y mucho menos por intentar disimular que, de hecho, me daba bastante igual.
Si alguien me pagara por las veces que no conectaba la boca con el cerebro seguro estaría forrado, eso tenía que admitirlo, en general cosa que pensaba era cosa que decía. No tenía filtros casi nunca, me movía por la vida diciendo lo que me saliera de los huevos y era un milagro que no me hubiesen agarrado a palos por ello antes. Que sí, que me había llevado mis palizas y mi cara era prueba de ello ahora mismo, pero por motivos completamente distintos. Su comentario del pelo blanco me aflojó una risa, puede que tuviese razón, pero en tanto no tuviera cara de culo a mí sencillamente me parecía que tenía la edad que le correspondía. No respondí nada a eso, no me pareció que hubiese nada que agregar así que ahí murió la gracia y me encogí de hombros cuando escuché lo siguiente que dijo. —Pues es una escuela de niños pijos, ¿qué te digo? De milagro no nos tienen rastreados con microchip~ El otro había entrado, trasteó algunas cosas y tal en lo que yo seguía avanzando como si fuese mi puta casa. Ya de por sí desde antes había decidido no disimular la diversión en su voz, pero optó por subirse al tren y sonreí bastante satisfecho conmigo mismo. Mira que al final tendría que darle las gracias a Shinzo por enviarme con los divertidos, no como a Akaisa que le había tocado el cara de moco. Me senté en el borde del escritorio al que me había acercado, pues porque me dio la gana, y alcé la mirada al techo unos segundos como pensándome la respuesta. Cuando regresé la atención a él lo repasé con la vista sin una pizca de vergüenza, bastante de gratis si debíamos ser honestos, y solté el aire despacio por la nariz. —Ni idea de quiénes sean los raros del club en realidad, así que tendré que hacer mis apuestas en base al resto de la población general de la escuela —respondí entonces, se me coló la diversión de mierda en la voz y me di cuenta que podía hacerlo. Podía fingir que no pasaba nada como siempre—. Posiblemente la segunda, sí~
Era bastante curioso lo fácilmente que había acabado el tipo cambiando de humor, con lo amargado que parecía cuando el profesor le echó el marrón de tener que enseñarme la escuela y lo divertido que parecía ahora que nos había arrastrado a la sala aquella. Bien podría estar figneidno, quizás era lo más probable, pero en definitiva me daba igual y el cambio seguía haciéndome bastante gracia. El comentario de tener microchips me sacó una risa floja por la nariz, porque mira, cualquier cosa era posible de la gente con dinero, ¿o no? Y que me lo dijesen a mí, que a familia extravagante difícilmente nos ganaban. Luego fue que trasteé un rato con las cosas que pillé y cuando volví a centrarme en él, pues le pillé de lleno recorriéndome con la vista sin ninguna clase de vergüenza. ¿Eh~? Mira si iba a lograr intimidarme o algo con esas maneras~ Ya después de un rato me respondió a la pregunta y, ni idea, ya Kashya me había hecho un repaso general de la institución y me había dejado caer que no eran muy santos, pero no me había esperado que se me confirmase la hipotésis tan pronto. Aunque, venga, igual no me creería nada al 100% hasta que no lo viese con mis propios ojos, que un poquito alma de científico tenía. —Is that so? —solté, sin poder disimular el acento gaélico que me aparecía siempre con el inglés—. Haber empezado por ahí, hombre, así te ahorrabas el salir de la clase —comenté, recuperando el japonés después, y negué un par de veces con la cabeza, sonriente. Justo después me dio por mirar la hora en el móvil y le dediqué una nueva expresión serena cuando volví a dar con sus ojos al levantar la vista, acercándome a su posición para darle una palamda amistosa en la espalda. >>Oye, tengo que hacer una cosa antes de que acabe el receso, así que me voy. Muchas gracias por el paseo, aunque haya sido obligado. See you around~ Contenido oculto Muchas gracias por haberme aguantado al pendejo por la mañana y en el receso también, me lo he pasado muy bien roleándolo con Jezzie y con Arata too uwu
Contenido oculto: Boys will be bugs Aquí tamos pa la segunda ronda uwu Yáahl Tenía que ser una broma como a veces había días en los que madrugaba y me acostaba temprano, mientras que en los otros simplemente parecía que no podía detener mis dedos y cerrar mis ojos independiente de todo el cansancio que morara en mi cráneo. Para mi fortuna, gracias a la escapada a la intemperie con mis padres pude meditar, desconectarme y volver a encontrar un poco mi centro que, sin darme cuenta, había perdido. Costaba admitirlo, pero puede que tuviera algo de temor, al resto de las personas en realidad, había olvidado que existía al tener a mis senpais conmigo o, mucho antes de eso, a mis amigos. Ahora era distinto, era más solitario y aunque hubiera uno que otro rostro que me apetecía conocer, la verdad es que no es que estuviera muy dispuesto a lanzar la primera piedra. No era de tomar decisiones precipitadas. Me quedé con las manos en los bolsillos escuchando el sonido típico de una impresora genérica. Russo-san estaba de mi lado, mirando los alrededores, su teléfono, el paisaje tras la ventana, cualquier cosa en realidad. Yo miraba el techo blanco, sin querer pensar otra cosa que no fuera el deseo de que aprobáramos con alguna nota mínima tras intentar al menos dar algo decente. El sonido frenó, me incorporé y saqué las hojas. —Aquí tienes—. Se las extendí con cuidado y ella las recibió con seriedad, para empezar a ojearlas sin demora. Yo desconecté el pendrive de manera segura, le pertenecía a la chica y para mi sorpresa poseía carpetas bastante organizadas. Tres, en realidad: Estudios, notas y fotos. Tuve permiso para entrar en la primera que tenía montón de cosas bien organizadas, todo eso despertaba mi curiosidad, pero debía saber respetar los límites. Le entregué el pendrive. —Uhm... no está mal —criticó el trabajo que tenía en manos, sin una emoción rescatable en su voz—. Gracias —respondió cuando tomó el pendrive. Entonces me miró de reojo, luego alzó el mentón y me sonrió con un filo que logró alertarme, aunque la seriedad continuara en mi rostro—. Creo que me debes una, te cubrí por irte de vacaciones antes de tiempo... pero puede que no te cobre nada —concluyó una vez dada media vuelta, marchándose—. Nos irá bien —comentó con cierto optimismo en la voz, desde ahí yo no fui capaz de ver la sonrisa relajada que cubría su rostro algo pecoso, solo su leve gesto de mano. Di un suspiro pesado para luego dirigirme a la ventana y abrirla. Inspiré hondo sintiendo el aire caluroso en mi rostro mientras apoyaba mis manos en el marco. Miré el horizonte... ¿Qué haría de productivo hoy día?
Me había tirado las vacaciones metido en casa, durmiendo y mirando pelis como si afuera no hiciera un clima precioso ni nada, pero la verdad es que quería esa tranquilidad y ya. Además, lo de siempre, el atardecer le deba a mi habitación y me tiraba a llevar sol con los gatos como si fuésemos lagartos, así que tampoco me hacía tanta falta salir, aunque había pensado ir al festival al final descarté la opción casi a última hora. Como fuese, esa mañana llegué a la escuela y el día sucedió con tranquilidad, demasiada para tratarse del Sakura si éramos honestos, pero no sería yo quien se quejara. Cuando sonó la campana del receso me levanté de mi asiento, me desperecé y repasé el espacio con la vista, Tolvaj estaba zambullida en el móvil y cuando se levantó para salir pasó de mi existencia, Sonnen estaba prácticamente derretido en su pupitre y al verlo con más detenimiento me di cuenta que estaba dormido como una puta piedra. Respiraba despacio, con pesadez, y la eterna tensión en sus gestos se había desvanecido. Hombre, le pagaría a cualquiera porque estuviese así de tranquilo siempre en vez de andar de necio. Su amiga, la chiquilla albina que parecía solo suavidad, pasó a su lado y le dejó un beso en la coronilla antes de salir de la clase. Se despidió de mi un poco a la pasada, aunque se detuvo unos pasos más allá y giró el cuerpo para dedicarme una sonrisa que fue estúpidamente maternal, incluso a mí su ámbar me resultó cálido, a pesar de que era de un tono parecido al de Ko. —Descansaste —resolvió con sencillez y sentirme así de expuesto me lanzó algo de sangre a las mejillas—. Te ves más tranquilo también, me alegro. Intercambié la vista entre ella y Sonnen de la manera más discreta que me fue posible, se dio cuenta pero todo lo que hizo fue permitirse una risa baja. No sé si entendió que me estaba preguntando cómo ella de toda la gente posible había entablado amistad con semejante estúpido hecho de lógica pura e ira, de cualquier manera se fue y yo salí de la clase. Bajé hasta la cafetería, me compré un par de cosas rápidas para comer nada muy elaborado, y una soda antes de disponerme a buscar dónde pasar el receso. El día estaba bonito, la verdad, pero honestamente tampoco quería cocinarme bajo el sol con tanta intensidad y para cuando me di cuenta acabé llegando a la sala multimedia. Me acordé de Liza ya de paso y me pregunté cómo estaría, dado que no recordaba haberla visto en la fiesta al final, pero bueno no había mucho que hacerle. Me ajusté las cosas bajo el brazo para entrar y algo de la calma que traía se perdió al distinguir la silueta de Nakagawa, no habíamos iniciado con buen pie, pero bueno tampoco era yo de andar armando broncas tan de gratis así que avancé por la sala de todas maneras. Tomé aira despacio, tomé una silla y la alejé de los ordenadores para sentarme a comer sin que se fuese a derramar nada encima de algún aparato y solo cuando ya me había acomodado alcé apenas la voz, no fui hostil ni nada. —Buenas tardes, Nakagawa. Contenido oculto perdón el tocho como siempre (? also al pobre cay lo tengo más usado que a mi hígado con el alcohol pero bueno JAJAJA
Las posibilidades que teníamos con el equipo que nos brindaba la escuela eran bastantes, meditaba al respecto mientras observaba aquel cielo que no se distinguía de mis ojos. Radio... comunicación... ¿qué querrían oír las personas? Fruncí el ceño, meditativo, no deseaba invertir el tiempo en nada que fuera a ser ignorado, a menos que en verdad fuera un tema que me interesara. Chasqueé la lengua al recordar cierta propuesta, la de... ¿los rumores, comentarios? Ya ni recuerdo bien, pero no me terminaba de convencer teniendo en cuanta lo fácil que se nos podía salir de las manos la opinión pública y tal. Lo que era seguro es que necesitábamos canciones, de variedad para todo justos y circunstancias, ¡no podía quedarme con el repertorio del año pasado! Me giré y me seguí apoyado en el marco de la ventana, ahora dando la espalda al paisaje y revisando mi celular sin mayores prisas... Les preguntaría a los de club qué pensaban respecto a la música, ¿tendrían gustos específicos, o solo se dejarían llevar por la multitud o amigos? —¿Uhm? —alcé la vista con la seriedad algo arisca imprenta en el rostro cuando escuché la puerta abrirse... Era Dunn... No demoré en fijarme que traía su almuerzo y aún así se tomó la molestia de alejar una silla para no pasar a dañar las computadoras de casualidad. El detalle me relajó el rostro, pero la expresión de extremo aburrimiento no me la quitaba nadie. Era mi cara casi por defecto, no es que estuviera aburrido en sí—. Buenas, Dunn-senpai... ¿lograste algo al final? —pregunté regresando la vista a mi celular. Tenía una nota con una lista de canciones que había conocido últimamente, había otra que contenían las que solía elegir para los altavoces. >>Ya sabes, de esa mascarada. Parecías interesado —proseguí yendo a la computadora algo apartada del resto, esa que podía usar debido a mi puesto como líder del club. No medí lo interpretativo de mi pregunta, pero la verdad es que solo me interesaba saber sí pilló algo de utilidad para el Club. Debería seguir interesado en eso, ¿no?
Llevaba sin ver a este crío desde lo de la cafetería, ¿no? Al menos eso creía, no tenía noción de haberlo visto más después de eso, primero parecía haberse esfumado de la faz de la tierra y segundo yo había andado muy ocupado teniendo el breakdown del siglo como para fijarme más allá de los tres gatos que me interesaban. Ni siquiera me había interesado más en el tema del club, porque honestamente habían cosas mucho más importantes en ese momento. Claro que me acordé apenas verle las narices a este crío, bueno crío decía yo y el cabrón venía en tamaño Sonnen, pero se entendía el punto. Igual ignoré eso de momento, porque evitativo se nacía y me parecía que abrir la interacción con esas cosas no ayudaría mucho. Me vio entrar y las facciones se le relajaron al verme alejar la silla, aunque seguía con cara de aburrido y mira que tenía tela que yo entre toda la gente lo señalara, con lo poco expresivo que era con la gente que no conocía mucho. Ya daba por asumida que esa era su cara por defecto, de forma que no me ofendía ni tensaba en lo más mínimo y enfoqué mi atención en sacar de su envoltura uno de los tres nikuman que había comprado abajo, porque también se nacía glotón. Sujeté la lata de soda entre las piernas, por perezoso de buscar otro sitio, y estaba por darle el primer bocado a la comida cuando la pregunta la muchacho me alcanzó y por un momento no tuve idea de qué hablaba, borré de mi memoria el plan de mierda que había montado en dos segundos de traerle información de lo que pasara en la mascarada. Cuando se aclaró mordí el nikuman como si nada, aunque repasé su rostro de pura manía, tenía un color de cabello parecido al de Ko pero físicamente no se parecían en nada más que en eso y en personalidad mucho menos. Este chico era callado, sí, pero exageradamente serio hasta cuando tocaba los huevos... Un introvertido abrasivo, conocía algunos de esos, ni siquiera estaba seguro de meterme a mí mismo al saco. Preguntaba que si había logrado algo y había logrado más de lo que anticipaba honestamente, que se lo dijeran a mi borrachera, la comida de césped y el caos de la habitación de huéspedes y luego con la rubia. Pasaba que su puta madre iba a contarle eso a Nakagawa cuando no se lo había contado a nadie a voluntad, si sabían algunos era porque Shiori había abierto la boca sobre lo de Alisha y ya. —No realmente —respondí luego de tragar, ni siquiera trastabillé al decirlo—. Igual y me faltó involucrarme más, no lo sé. Sí, claro. —No vi a Liza tampoco, así que creo que al final ese plan murió poco después de haber nacido.
Mentiría sí dijera que no existía cierta tención en el aire, al menos a mí si me recorría cierta incomodidad, aquella nacida de estar junto a tipo que me vio en una faceta que, tras pensarlo con detenimiento, no me agradaba para nada. Solo por haber ido en contra de cosas que yo mismo había recriminado, aunque claro, estaba lejos de ser igual de opresivo que la situación con Amery y la castaña que sí me pilló metiendo la pata hondo. Suspiré pesado ante el recuerdo, frunciendo tan solo un poco el ceño. Conecté mi propio pendrive a la computadora mientras que con la otra mano sacaba una liga negra. Me amarré el pelo, porque el calor parecía estar algo abrazador por primera vez en algún tiempo, y no me apetecía nada tener el cabello molestándome mientras trabajaba. En el fondo lo dejaba largo, porque me gustaba cepillarlo en las mañanas, aunque la idea me avergonzara un poco... En cierta forma, también puede que fuera una manera de decirle a mis padres que no tenía todo bajo control... quién sabe. —Uhm... —reaccioné a su respuesta, buscando mientras un archivo en especifico. Lo miré de reojo un breve momento al oír... ¿era el nombre de White-san?—. Yo estuve con ella —informé más que otra cosa—. Igual no sé qué sacaríamos de una mascarada... ¿diferencias sociales? No estoy del todo seguro sí se pueden exponer esos tipos de temas a través de los recursos que nos brinda la escuela—. Tampoco es como sí les fuera a interesar al resto de estudiantes—. Admiten de casi todo acá... no deberían por qué negarse—. Mi voz era calmada y profunda, también me había ido un poco por las ramas sin darme cuenta, sacando mis ideas sin filtro alguno. No recordaba ser así antes, pero desde que los nervios dejaron de poseerme me pasaba con más frecuencia. Una vez abierto el word, que no demoré en encontrar, llevé las manos a los bolsillos de mi pantalón y me respaldé en el asiento. —¿Qué te gusta hacer, Dunn-san? —pregunté, desde que prendí la computadora la seriedad había reemplazado el aburrimiento en mi rostro, aunque puede que ni se notara la diferencia. Recién a esas alturas me pasó por la cabeza la posibilidad de que ya no estuviera interesado en el club. Había sido irresponsable de mi parte, descuidé el club y no me he puesto a organizar nada hasta hace un par de días. Normal sí hasta creían que esto había cerrado o algo. Tiré el aire por la nariz con pesadez, no me agradaba la situación.
Tampoco era tan imbécil, sentía la tensión, pero no iba a ser yo el grosero que se fuese sin que me hubiesen dado motivos reales. Si me había aguantado diablos peores, ¿cómo no iba a aguantarme algo de tensión aquí con un mocoso que solo parecía haber tenido una racha de impertinencia? De nuevo, el burro hablando de orejas, pero en fin. Seguí sus movimientos con el rabillo del ojo a pesar de que se había sentado en la máquina apartada, la que imaginaba que le correspondía de por sí, y seguí comiendo bastante despacio. Estaba haciendo un esfuerzo consciente por no comer a la velocidad de siempre, como hacía siempre que estaba con personas que no conocía muy bien, de forma que parte de mi neurona estaba distraída con eso ya de paso. No puse demasiado cuidado al hecho de que acababa de llamar a Liza por su hombre, ni idea, el cerebro me funcionó así y solo lo dejé ser. Alcé apenas las cejas al escuchar que había estado con ella, mero fact de cultura general suponía, e imaginé que habrían llegado en algún punto entre que me comí el césped y salí del cuarto y se habrían ido antes o algo. El caso es que no les había visto las narices a ninguno y, honestamente, quizás mejor así. —Esta escuela parece el infierno desatado sobre la tierra —comenté luego de bajarme algo de comida con un poco de refresco—, lo que se habría podido era puro chismorreo del bueno, del que parecen vivir más de la mitad de los chicos de instituto. Ya sabes, quién acabó vomitando en la piscina y quién se lió con quién... Nunca dije que fuese información verdaderamente relevamente. Hubiese sido el equivalente de poner un montón de canciones pop, sabemos que lo iban a escuchar. Estaba hablando en un tono bastante suave a decir verdad, parecido al que había usado con Hiradaira el otro día en la azotea, ese que medio podía revolverse con la brisa. Bebí algo más de soda, me acomodé mejor en la silla y suspiré, la verdad es que hacía calor y hasta yo que tenía el cabello relativamente corto lo sentía; su pregunta me tomó un poco fuera de base eso sí y arqueé las cejas. Había notado cierto cambio en su expresión, pero no fue nada que mereciera un premio. —¿Ah? —solté antes de conectar la neurona—. Ya habrás visto que no soy muy hablador, cualquier cosa que implique poca interacción me gusta. Prefiero trabajar por mi cuenta en casi todo sentido. Era y no era mentira, antes de que Yako la palmara había tenido una verdadera manada a la que pertenecer. —Aún así terminé aquí —añadí entonces un poco porque sí y se me escapó una risa por la nariz—, esperando poder hacer algo diferente mi último año. ¿A qué viene la pregunta?
La escuela parece un infiernos desatado sobre la tierra... Al final de sus palabras una sonrisa ladina cubrió mi rostro, me salió del corazón casi, volteé a mirarlo con ligereza en mi cuerpo respaldado como un vago en la silla, pero mis ojos de seguro se afilaron con cierta sugerencia. —Tuvieron que pasarlo bien, entonces —respondí, para luego poner mi mentón sobre mis dedos entrelazados, dejando que la pantalla se llevara mi atención solo para evitar mirarle, podía ser fuerte a veces, pero lo dicho: Nervioso a veces viene en tu sangre—. Hablo sobre los otros, claro —me contuve un montón para que la sonrisa que se me formó desde que le miré no se transformara en algo muy relevante y que me expusiera al completo, pero la suave sugerencia igual debía ser palpable en la ligera curvatura. Aunque la realidad era que no llegaba a importarme a un nivel personal, ¡pero bueno! Sí empezaba a soltar el rollo solo no sería quién para detenerle. Entonces respondió a mi pregunta, de a poco me tranquilizaba que no sonara enfadado o cualquier cosa similar. Y aunque mi intento de broma me sacó un poco de tensión de encima, ahí volvía la bruma a cubrirme por sus respuestas y probabilidades. Eso sí, reflejé de manera similar su risa nasal, aunque lo mío por poco y podría tacharse de un suspiro más. Mira tú que íbamos a terminar siendo harina del mismo costal o similar... Quería hacer algo especial su último año... él quería resaltar en su último año... Por algún motivo las palabras me llenaron de nostalgia, puede que hasta cierta melancolía. Miré el techo blanco, manos en los bolsillos. —Diría que por temas del club —sinceré con la seriedad en mi rostro y la monotonía en mi voz, solo por no querer reflejar mi fuertes reacciones internas—, pero creo que me estaría mintiendo a mí mismo —fui bajando la voz hasta musitar lo último. Entonces fruncí el ceño, harto de esta debilidad que empezaba a apoderarse de mí. Me estiré por completo solo para tener un motivo para gruñir de mera frustración, estiré mi espalda levantando los brazos y aunque fuera para otro objetivo, logró sacarme cierta pereza de los huesos. Tronaron. >>Que a todos esto, ¿seguirás en el club...— Y mi sonrisa sugerente volvió, esta vez más retadora que bromista, mientras me apoyaba un brazo en el respaldo de la silla y otro en la mesa, atravesando sus ámbar—, o ya dejarás este barco antes de siquiera zarpar? No es que estuviera cómodo, variedad de cosas me eran una carga aunque no quisiera. En casa, con mis amigos, yo mismo... pero tenía un presentimiento. El presentimiento que con los ya interesados podría llegar... a formar algo curioso. Y la adrenalina sinuosa de eso talvez solo yo lo comprendía. Contenido oculto De la nada empecé a adorar esto sjsjjss. Gracias por tanto uwu
Esta vez el cambio de expresión en la cara del mocoso fue más que evidente, aunque callado se revolcó en mi suerte de desliz y no fue hasta que habló que reflejé parte de su expresión. Se me escapó una risa baja que fue casi una vibración, le di otro trago al refresco y solté el aire despacio por la nariz, con cierta diversión impresa en las facciones. —Yo diría que sí —atajé con calma, aunque la suficiencia se me notó desde la otra cuadra, y encontré el respaldo de la silla, tomé la lata de soda para poder apoyar la pantorrilla en mi muslo—. Los otros, quiero decir. De nuevo, no iba a ponerme contarle los detalles de mi caos a este mocoso, pero si se me insinuaba así tampoco iba a dejarlo irse tan pancho. Ya estaba visto que me picabas un poco y el ego se me salía de lugar, lo suficiente para olvidar que era un puto palo de dientes con cara de borrego a medio morir, era tanto una ventaja como una desventaja. Como fuese, respondió a mi pregunta sin más y yo seguí comiendo, abriendo la envoltura del segundo nikuman con los dientes dado que tenía la otra mano ocupada con el refresco. Le di un mordisco algo más grande, pero mastiqué sin especial prisa mientras lo escuchaba, su pregunta no me extrañó del todo y me tragué la risa al escuchar que el tono sugerente había regresado. —¿Tengo cara de dejar las cosas a medias, Nakagawa? —pregunté entonces, repiqueteando apenas la pierna que tenía apoyada en el suelo—. Sería muy aburrido dejar el barco incluso antes de ver el completo potencial de su tripulación además~ Contenido oculto si me preguntas qué pasó, fue que tenía música de adam jensen de fondo (?
Su sonrisa ante mi primera segunda me pasó como una sombra, pues después de todo no había mantenido la vista demasiado tiempo sobre él. Así que la pasaron bien, ¿pero qué tan bien la había pasado él? Cualquier posibilidad que solo me interesaba por mi incesante curiosidad me provocó una efímera sonrisa ladina, o talvez no alcancé ni a formularla y tan solo era que el sentimiento de esta se apoderó de mi interior. Como fuera, luego de fluir con sutileza por varias emociones, Dunn-san no demoró en responder mi pregunta. Puede que me descolocara un poco su forma de empezar la respuesta, logrando que cualquier pizca ladina en mi rostro mutara a esa seriedad tranquila que solía poseer en varios momentos, extrañado había jugado las cartas de una manera que no vi venir. Creí que estaría desinteresado, pero al parecer hasta prefería seguirme el rollo o eso parecía. Lo entendí cuando complementó su propia pregunta, respondiéndose así mismo. Se me relajaron las facciones y apoyé mi mejilla en mi puño cerrado, ladeando todo el cuerpo otra vez con esa expresión tranquila, pero que denotaba una diversión casi visceral. ¿Desde cuándo disfrutaba yo probar a otros? Retarlos, molestarlos, ver hasta dónde podían llegar. Relajé la expresión por fin a una sonrisa de tranquilidad genuina, aliviado de que el tipo no se marchara y nos dejara a al suerte, aparte de sentir que habíamos arreglado un poco el mal pie con el que empezamos. Volví mi atención a la compu otra vez sin ninguna prisa, estirando los brazos al enlazar mis dedos. No se me había pasado por la cabeza parecer un condenado gato con las veces que me llevaba estirando en tan poco tiempo, más sintiendo que volvería a hacerlo pronto. —De acuerdo, me alegra oír eso —sinceré sin problemas otra vez con mi mejilla apoyada en el puño, buscando entre mis archivos qué cosa podría ser interesante para el chiquillo. Me voz aunque siguiera siendo similar, se notaba más animada y se podría decir que alegre, sin perder lo monocorde—. Tendremos que ponernos las pilas. No a todos les gustan cosas como entrevistas o reportes, les aburre recibir información más aún sí solo es una voz y no hay más estímulos de por medio...— Dejé de teclear y me llevé las manos a la nuca para respaldarme en el asiento. Tenía abierto un editor de videos, un par de reportes y tres entrevistas que había guardado de senpais de tercero del anterior año—, pero no deja de ser importante para mi trasmitir eso —trasmitía mis ideas con seriedad, pero nunca sonando demandante o imponente, no de momento—. Así que pensaba que podríamos abrir algún tipo de radio por internet, debe haber algo que nos permita al menos simular una y que además sea gratis... Seguía serio, quería sonreírle y demostrarle así entusiasmo ante la idea. Pero estaba preocupado, no me sentaría bien que me la rechazara y por ende era incapaz de tomar otra postura que no fuera la de piedra. Porque era más difícil percibir los cambios desde fuera sí siempre tenías la misma expresión, y yo no quería mostrarme avergonzado sí mi plan no llevaba a parecer siquiera funcional.
Seguí revolcándome en la estupidez un rato, para qué negarlo, digamos que el hecho de que este buscara picarme había encendido parte de la chispa que se me había salido de control en la fiesta y en mi propia casa hace un par de días. Nada loco tampoco, no pretendía tener otro encontronazo con este chico en el futuro próximo en realidad. Ya se lo había dicho a Yuzu hace tiempo, el conflicto me daba miedo y ya, pasaba que también era dado a reaccionar como puto cilindro de gas por la misma razón. Con todo también noté el cambio en su cuerpo al recibir mi respuesta, se relajó de forma notoria y ahí mi teatro se detuvo. No había que ser ninguna mente maestra para saber que el club era importante para él, que así hubiese sucedido a un presidente anterior o lo que fuese, le tenía afecto al grupo y quedarse sin gente solo era un obstáculo en su intento por mantenerlo vivo, así esa gente fuese, bueno, yo. Igual fue sincero al admitir que le alegraba, también su voz cambió y acabé por suavizar los gestos antes de siquiera darme cuenta, ya estaba visto que era un debilucho de corazón de por sí. Le presté atención en lo que seguía comiendo, no iba a interrumpirlo por puro amor al arte ni nada y asentí un par de veces con la cabeza así no estuviese mirándome. Por estúpido que fuese teniendo en cuenta que casi le había mordido el cuello a este chico hace unos días me alegró que estuviese externalizando sus ideas, así fuese con semejante seriedad y permití una pequeña sonrisa que no cargó sorna alguna al darle un trago a lo que me quedaba de la soda. Traté de hacer cabeza un rato, sopesando sus ideas y dejé la lata vacía en el suelo. —Las aplicaciones de radio gratuitas en general son un fastidio, hay varias de pago que no son caras realmente... Al menos para darte acceso a las funciones mínimas, no necesitas mucho más en la mayoría de casos. —Hice una pausa para comer un poco más—. Si ningún otro quiere pagar o no puede hacerlo, me puedo encargar yo de la mensualidad, realmente no me importaría. Acomodé las envolturas vacías de los dos nikuman que ya me había comido, abrí el tercero y seguí pensando en las cosas que acababa de decir Nakagawa. No quería que tuviese que abandonar lo que él quería transmitir por cualquier otra estupidez, de forma que podría solo alternarse o algo por el estilo, que hubiese descansos entre una cosa y otra. —Los segmentos de música son importantes, pueden servir de descanso entre las cosas que tú quieres trasmitir. Sumar otras voces sería necesario, no tiene mucha gracia oír a la gente monologando... Alguien que te ayude con las entrevistas y reportes estaría bien, así puedes hacer algo más tipo podcast con la misma información, el tipo de cosa que uno pone de fondo cuando está cocinando y a pesar de todo le pone atención.
En el editor de video había variedad de archivos como más de una persona usaba ese aparto, más que nada profesores, mientras que un informe trataba sobre las carreras universitarias más cotizadas de Tokyo, el otro era una recopilación también, mencionaba lugares de lo más pintorescos, a primera vista se podría decir que cualquiera quisiera ir a al menos uno de ellos con amigos o cercanos. Dos entrevistas eran de ex-alumnos graduados del academia, otra de un profesor que solo los inmersos en el asunto sabrían que algo de renombre tenía. Antes de recibir respuesta alguna mi atención casi por una fuerza mayor se había puesto a repasar los que traía enfrente, manos en cualquiera de mis bolsillos. —Uhm...— Fruncí con ligereza el ceño, su oferta era en demasiado generosa, me era demasiado generosa aunque puede que ni siquiera implicara tantas monedas. No quería que los aspectos económicos del Club recayeran en un solo alumno, de tener problemas hasta era capaz de pedir más recursos a la directora. Negué breve y suavemente—. No será necesario, todos tendremos que poner de nuestra parte —referí a que no permitiría que el lo pagara todo, me molestaba la idea—. ¡Ah, pero no digo que esté mal! —volteé a verle con ligera sorpresa, esperando que no malinterpretara mis palabras. Volví a apoyar mi rostro en mi mano y tras minimizar paginas fui a googlear aplicaciones de radio que no fueran muy caras—. Invertir dinero es necesario si se quiere prosperar. Se me salió un suspiro y todo, pero no me veía tenso en se preciso momento, más bien fue suave y en el fondo la mayor parte del tiempo el cansancio o el sueño parecían ser una parte más de mí. No demoré en sonreír con cierta calidez y ternura que no era muy común ver en mí al escuchar la palabra "otras voces" salir del pelirrojo, era sutil mi gesto, pero esa simpleza no reflejaba lo significativo que se sintió. No pude evitar reírme a mitad de su comentario, una risa suave a pesar de la gravedad de mi voz, hasta parecía una pequeña brisa más del momento. No era burla, o bueno, talvez sí me causó gracia cierta ingenuidad en sus palabras causadas por la mera ignorancia. >>Creo que tienes razón, Dunn-san, pero que sepas que nunca pensé en hacer esto solo —hablé con calma, aun con una leve curvatura en los labios—: Encontraré a cada una de esas chicas que vinieron con tanto entusiasmos y sueños al aire y las haré que sientan la labor en sus cuerpos... Talvez sí se me había formado cierta sonrisa maliciosa en el rostro por un breve instante. La idea de explotar a otros tanto como me explotaba a mí... debía ser ese el motivo, aunque en ese momento ni me lo cuestioné. Me separé entonces un poco del asiento ofreciéndole una sonrisa tranquila y sutil al ladear la cabeza, apuntando de paso a la computadora—. ¿Quieres ver qué programas te interesan más? Para la radio. Trae una silla. Me aparté con la propia para abrir un espacio comodo para los dos. Sonreí con una altanería que me salía de vez en cuando, y aunque puede que en realidad no fuera eso así se veía de fuera. Más bien se podría decir que estaba más confiado, al fin. —También necesito saber qué te interesa hacer a ti. Eso era importante.
Contenido oculto: ola es el seiyuu de cay y no me pude contener (? la canción la suelta más abajo en el post iwal Realmente había ofrecido a pagar la mensualidad de cualquier aplicación sin problema porque sabía que la pasta la conseguía de sobra cada semana, ni siquiera tenía que pedírsela a mi padre, salía del montón de negocios de mierda que hacía y ya. Además no tendía a gastarla en demasiadas cosas, realmente solo me la pasaba comprando golosinas, snacks o videojuegos, ¿qué daño hacía pagar algo diferente una vez? Sobre todo si era para otros. El chico negó con la cabeza como imaginé que haría, solo hasta después pareció caer en que podía tomarlo personal o algo y se volteó con cierta sorpresa para decir que no era que estuviera mal. La tontería me hizo gracia, me permití una risa baja que no cargó burla alguna, estuvo a nada de ser una risa de ternura o algo parecido y lo dejé ser, me tomaba a mal pocas cosas en la vida realmente. Era posible que fuese cierto, que no estuviese en sus planes hacer esto solo, pasaba que ahora mismo parecía estarlo y pues ni modo, de ahí que le recordara que hacían falta otros. Era gracioso que yo, de toda la gente posible, señalara ese tipo de cosas cuando me retraía cada día con una facilidad que rozaba lo estúpido, pero aún así nunca había negado que la compañía y ayuda fuese necesaria y por eso, de hecho, siempre la ofrecía sin pensarlo mucho. Su elección de palabras fue... un poco cuestionable, pero en ese momento no iba a señalarlo en realidad. Había desenvuelto el último nikuman, pero me había quedado oyéndolo así que no había empezado a comerlo cuando caí en algo de repente, pero de nuevo lo dejé correr en lo que él terminaba de hablar. El caso es que acabó por decirme que acercara una silla y me quedé quieto un par de segundos, como procesando el asunto. Me levanté, arrastré la silla hasta su posición y la acomodé a su lado, ni siquiera había pensado en qué responderle todavía, pero estiré la mano en su dirección sosteniendo el nikuman. Me adelanté un poco, lo suficiente para encontrar sus ojos y dedicarle una sonrisa tranquila, ni siquiera me interesó la altanería en sus gestos. —No has comido nada —resolví con toda naturalidad—. Tómalo. No me quedó refresco, lo siento. Dejé la mano suspendida esperando que tomara la comida y ladeé la cabeza, de paso desviando la mirada para ya ahora sí pensar en algunas opciones. No recordé demasiadas o casi ninguna siendo honestos. —Hay algunos programas para broadcast de audio —atajé entonces—. Cada uno más sencillo o complejo que el otro, uno que se llamaba Mixrl o algo así tenía buenas recomendaciones. A mí... Bah, me gustan las películas, podría hacer reseñas y me gusta mucho la música, puedo preparar playlists porque oigo un poco de todo. Hice algo de memoria para pescar alguna canción, la que fuese y me permití una sonrisa que fue casi infantil al rescatar una letra en japonés que ya ni recordaba dónde había oído. —El tiempo pasa, el día llega a su final y antes de darnos cuenta nuestro corazones quedaron atrás... Las palabras con las que nos rendimos, todas las que hilamos, desaparecen en el cielo. ¿Qué deberíamos hacer? —canté en japonés y en voz baja, al terminar solté una risa por la nariz—. O algo más pesado si prefieres, ¿rock alternativo de los dos mil, quizás? Escuchaba mucho de ese a los catorce. Igual me puedes poner a hablar de lo que sea, cuando menos te lo esperas parezco un loro y no me callo en cuarenta minutos.
Contenido oculto: Aplico la de Yáahl (?) La canción que puso Yashi jsjs El chiquillo había soltado una risita ante mi preocupación, me revoloteó el nerviosismo con ligereza por dentro, sin terminar de sentir la vergüenza, pero algo tarde sí que sonreí con cierto pudor por tan solo un breve momento. Y bueno, que luego el chico no pareció dudar en acercase al ordenador, aunque sí en reaccionar. Atónito me quedé yo cuando me extendió uno de los nikuman que se había traído, el último que le quedaba al parecer. Talvez la tensión me impidió gestualizar bien, pero lo claro es que terminé frunciendo el ceño y por primera vez tensando los labios, puede y que mi espalda se hubiera hecho hacia atrás un poco; pero esa sonrisa en su rostro hasta me hacía sentir culpable de reaccionar así. Era alguien suave, en cierto modo. Había que ver cómo metía la pata con las personas equivocadas, medité cerrando los ojos mientras exhalaba con pesadez y sinuosidad por la nariz... Al menos sus últimas palabras me salvaron. Al abrir los ojos mi expresión había cambiado por completo, casi se podría decir que mis ojos carecían de brillo y la sonrisa se había tornado filosa en extremo, sin llegar a mostrar los dientes. De haber tenido el pelo suelto, el mal rollo de seguro hubiera sido digno de demanda en la inspectoría. —Gracias, Dunn-san —resolví con vos calma tomando el aperitivo con cuidado, para no rozar sus dedos ni nada de él en realidad, por fortuna para el senpai tampoco es que lo hubiera estado mirando por demasiado rato, un par de segundos entre que abrí los ojos y fue cosa de tener el nikuman en mis manos para tener otra vez la vista frente a la computadora. Pudo haberse sentido pesado, eso sí—, y no te preocupes por el refresco, de todas formas no me interesa compartir saliva. Eso había sido cabrón, ¿verdad? Se notaba en la sonrisa filuda y la jocosidad en mis ojos que no había sido una frase dicha por mera sinceridad. Aunque eso no quitaba que nunca en mi vida hubiera besado a alguien, pero ese era otro tema. Y aunque no lo notara en el corazón, de seguro la timidez que me había cargado siempre era la que impedía que sostuviera sus ámbar por demasiado tiempo... era un color impresionante, ahora que caía en cuenta. La sonrisa se me relajó cuando empezó a hablar de los programas, me empezaba a sentir en verdad alegre y tranquilo, por lo que desenvolví sin prisas el aperitivo que me había regalado y lo comí con la misma calma, independiente de cuánta hambre tenía. Había dado en el clavo y eso en verdad me hacía sentir avergonzado, aun sin exteriorizarlo. Mi sonrisa se incrementó un poco haciendo alegrar mis ojos también en cuanto dijo lo mucho que le gustaban las pelis y similares. Talvez tenía esa cualidad en mí, la de ser feliz con tan solo ver a la gente en tranquilidad, como cuando me era suficiente con tener solo dos amigos y disfrutar del día a día con ellos. Nada más, no menos: Compañía, en el fondo eso quería. Algo más allá que la simple música o un programa de radio pre-grabado... que ironía. Otra vez el chiquillo me agarró desprevenido cuando se puso a cantar con todas las confianzas del mundo, me descolocó porque lo pensaba más arisco o reacio... se veía que en realidad no, y esa sensación de comodidad que empezaba a trasmitir sí me calcó en la cara una sonrisa tonta y tranquila, posando mi rostro sobre mi mano empuñada con esa pereza que me caracterizaba. Cuando paró sonreí otra vez con ese filo en la boca, pero me contuve de expresar mis halagos en tono de broma, solo porque el chiquillo no había terminado de hablar. De cualquier modo, miré al techo pensativo cuando me preguntó qué tal los rock de los 2000, el alternativo. —Eh....— Empecé a pasar con rapidez algunas canciones en mi cabeza y hasta marqué el ritmo de una con un volumen mínimo, hasta que escuché que decía sobre hablar como un loro y la risa media atropellada me salió sin darme tiempo a reprimirme. Al igual que las palabras que escaparon de mi boca mientras le miraba a los ojos con la espalda algo curva por la risa—. Aquí puedes hablar de lo que quieras—. No demoré en chasquear la lengua sin perder esa sonrisa liviana y divertida, aunque puede que tuviera un toque de lastimera, mientras la palabra "Idiota" me cruzó por la cabeza. A saber sí iba dirigida a él o a mi. Solo se que negué despacio como sí quisiera quitar esa idea de mi cabeza. Miré la compu, luego opté que sería mejor mi celular. >>Uhmm —solté a labios cerrados en una sonrisa, recordando una banda que conocí por mi madre— Por los 2000... pues podría ser BUCK-TICK, no los escucharía sí no fuera por mi madre, pero creo que de cualquier forma no me quejo, las letras son interesantes—. Y a pesar de los instrumentos que usaban, su música aún así me ayudaba de vez en cuando a descansar la mente—. "Días color de rosa"— Y apenas escuché los primeros sonidos de la canción a dar a reproducir el video mi rostro se tensó en una sonrisa algo pudorosa, soltando una sonrisa muy leve y sinuosa por el mismo nerviosismo que me venía de repente en cima. Lo dicho, no estaba muy acostumbrado a que preguntaran por mí, menos por mis gustos. Terminé por soltar un real suspiro, casi cansado de toda esta maraña de sentimientos que me estaba trasmitiendo el mocoso ese... bueno, senpai. Miré a la computadora y tras un "Permiso" agarré el mouse y busqué con concentración una carpeta en especifico, intentando pasar lo más rápido posible por todos los sitios, para que no se pasara de curioso. —Ahí está, lo último que he hecho... aunque estas no son para la escuela —intenté ser sincero al final, pero me costaba lo suyo y casi sentí como el volumen bajó un par de tonos y me aceleré un poco al final, al menos mantenía la buena pronunciación. Me llevé las manos tras la nuca y me respaldé en el asiento—. Eres libre de verlo... No es que tenga gustos muy variados, pero siempre trato de elegir cosas diversas cuando se tratan de canciones para la escuela... me gusta ir por temática dependiendo a qué parlante vaya dirigido. No irás a poner lo mismo en un comedor que cerca del patio, ¿no crees? —recuperé cierta gracia en mi voz en ese último trayecto. Quién diría que el club de radio sería capaz de mantenerse tras la partida de esos dos... Sonreí con algo de nostalgia, sí ellos me pusieron la fianza, debería confiar algo más en mí.
Más temprano que tarde Yashihiro acabaría dándose cuenta, así como Anna, que era muchísimo más suave de lo que mi rostro y actitud decían casi todo el tiempo. Si me agarrabas por el lado incorrecto claro que te lanzaba una mordida en toda la puta mano, así me llevase una paliza en el proceso, pero era mi reacción natural y la de bastante más gente, no se me podía culpar del todo. El caso es que allí me tenía, calmado, a nada de sentir ternura por él, preocupado porque comiera y cantando sin más. El fuego dentro de mi cueva seguía encendido después de todo. No conocía las pausas desde el día del patio norte. Igual fue obvio que al ofrecerle la comida lo agarré en frío al pobre desgraciado, hasta retrocedió la espalda o eso me pareció, pero digamos que también sabía que no podía rechazarme nada si le sonreía con esta cara de mocoso y en parte por eso lo hice. Claro que me di cuenta cuándo el cabrón encontró de dónde agarrarse para salvarse el culo, pero yo seguí a lo mío. No me aguanté la gracia al darme cuenta que ni me había rozado la mano al tomar el nikuman, claro, porque también podía ser un poco cabrón y tocahuevos cuando quería, eso la yo lo sabía este chico. Igual cuando hablé lo hice con tono suave, como si no hubiese prestado atención a su tono o sus gestos y no hubiese ninguna intención en mi comentario, pero vaya que la había. —¿Qué pasa, Nacchan? —pregunté y me permití otra sonrisa de cordero degollado aunque no tenía los ojos puestos en él, quizás para que no fuese saltarme al cuello por el apodo—. ¿Te preocupan los besos indirectos acaso? Te puedo ir a comprar algo de tomar abajo de todas formas, para que no te atragantes. Contrario a la vez de la cafetería aunque lo seguía picando ya no había tensión alguna, tampoco malas intenciones, de forma que solo seguí fluyendo y hablándole de lo demás. Volví a agarrarlo en frío al cantar, ni modo, pero no me detuvo y me di cuenta que sonreía con tranquilidad. De nuevo, ya se daría cuenta que era una bola de emociones sin demasiada contención apenas me sentía cómodo. No esperaba que se descojonara por lo de que hablaba como loro apenas me descuidaban, pero a su manera me alegró que le diese risa y lo dejé ser, encogiéndome de hombros al oír que decía que aquí podía hablar de lo que quisiera. No le presté mucha atención eso sí, pero giré el rostro al escuchar que mencionaba a BUCK-TICK, a mis tíos les gustaba esa música y si no recordaba mal, Fujioka también nos había enseñado a los chacales algunas canciones. El idiota medio contuvo la emoción, vete a saber si alguien le preguntaba por lo que le gustaba a él con la frecuencia suficiente, y no sé, me dieron ganas de parar el carro y hacerle un interrogatorio, que hablara todo lo que quisiera. No me dio tiempo de concretar la idea, lo vi pasar por las carpeta sin intenciones de husmear nada (igual no me dio tiempo) y volví al relajar los gestos al notar que había hablado en tropel al decir que esas no eran para la escuela. Me tomé la libertad de ver las cosas que dejó a mi disposición, nada del otro mundo en realidad y dejé una de fondo por puro reflejo. —Pues claro, no vas a poner metal a las nueve de la mañana en el patio norte —secundé no mucho más tarde—. Quiero decir, por algo existen los sonidistas compositores y todo el rollo; y los soundtracks de las pelis. Aproveché que estábamos en eso para alejar un poco mi propia silla, lo suficiente para poder girar el cuerpo en dirección a Yashihiro sin voltear toda la silla, lo repasé con la vista antes de volver a sonreírle con calma y apoyé el brazo en el respaldo. —A ver, Nacchan, ¡entrevista! ¿Qué cosas te gustan además del club de radio? ¿Leer? ¿Jugar videojuegos? ¿Tomar fotos? No hay respuestas incorrectas~ Contenido oculto yashi aprovecha esto porque no sé cuántos días me vaya a durar el super healthy caycay que quiere cuidar a todos 24/7
¿Te preocupan los besos indirectos acaso? Se me cortó el aire, aunque no se notara mucho en mi rostro, pero el color tuvo que haberse acentuado en mis mejillas, no sería difícil distinguirlo aunque fuera un poco debido a que era bastante pálido de por sí. Solté un bufido de lo más corto y silencioso por la nariz, digno de algún toro o buey, frunciendo el ceño con algo de presencia. No es que me jodiera la pregunta en sí, lo que me jodía era no poder sacarle en cara que en verdad nunca había besado a nadie y dudaba bastante de que quisiera hacerlo. De momento, hasta me desagrada la idea de ser incluso abrazado. —No quiero tu compasión, Baka-Dunn, ahórratela para otros —fui bastante más duro de lo que pude haber sido antes, de seguro solo agarraba esa rigidez cuando se ponían a criticarme el club sin buenas intenciones de por medio. O a mis amigos, o le tiraban basura a mis padres por tenerme en casa todo el día y ser un "improductivo" que se encerraba en su cuarto o solo andaba en skate. De cualquier forma, tras un suspiro busqué deshacerme de la tención en mi cuerpo. Lo dejaré pasar, no había motivo de enojarse y era claro que ambos nos habíamos estado tensando la cuerda un rato, era momento de zanjar el asunto. Qué sabría yo que le había activado un botón al enclenque que ni siquiera podría haber predicho que tenía, talvez asumí que era otro amargado pretencioso más, similar a mí. Logró sacarme una sonrisa mezclada de aire disparado, un solitario "Je" con los labios cargados de ese sentimiento rojizo oscuro, casi visceral y zorruno, al decir que no íbamos a poner metal a las nueve de la mañana. Que va, aunque se le viera más confiado e incluso bromista, parece que seguía teniendo bien claras sus limitaciones y que no le gustaba desencajar. Porque cualquier otro hubiera podido asegurar que poner metal en la biblioteca sería una maravillosa idea, pero mejor tener cercas a personas como Dunn, pues aunque lo otro sonara divertido, de seguro me saldrían canas verdes de tener a alguien que no siguiera al menos un par de cánones. Aunque mi sonrisa se mantuvo, bajó a la mínima al escuchar como hablaba de sonidistas y soundtracks, a pesar de que no fuera yo muy expresivo a excepción de la ira y frustración, el brillo de la pasión en mis ojos parecía acentuarse cuando escuchaba a otros hablar de lo que me agradaba. —Toda la razón —cedí con simpleza y tranquilidad en mi voz grave, sin necesidad de agregar algo más, sentía que ambos nos habíamos entendido al respecto y eso era suficiente. Y entonces empezó a actuar raro. Lo miré de lado con los gestos relajados, esos que me hacían ver cansado, cuando se apartó un poco con la silla para girarse a mí. Pensar en las probabilidades me hicieron fruncir el ceño con ligereza y mi rostro no demoró en reflejar una seriedad absoluta que bien podría parecer que estuvieras a punto de hablar con la pared... o en una de esas el cuadro histórico de alguien que se murió de estrés a los 35. Que me repasara con la vista también me envió una cuota de nerviosismo que me descolocó bastante, sintiendo otra vez el calor en las majillas que, sinceramente, empezaba a detestar... ¿Entrevistas? Hice una mueca con la boca, una mezcla entre desagrado y desconcierto, mientras alzaba una sola ceja acentuando el sentimiento. ¿Tú sabias con quién hablabas, no, Dunn-san? Ese pensamiento me hizo fruncir el ceño y cambiar mi mirada a algo más severa. Lo estaba haciendo a posta, entorné la mirada cuando me hice a la idea. Me quería tocar los cojones, el condenado... pero algo me decía que, en el fondo, en verdad estaba interesado. No podría tener tanto cinismo esa cara de bebé, ¿verdad? Me parecía antinatural de hecho, talvez lograba distinguir ciertas cosas por ser siempre el que observaba y discriminaba a la mayoría de la gente con la que vincularme. Cerré los ojos, otra vez mano apoyada en mi mejilla, y tras inflar mi pecho solté un real suspiro, por poco y se me fue el alma en ello. Volví a mirarle, con cierto aburrimiento alzando otra vez la ceja, preguntándome qué haría al respecto... —Y...— La idea me llegó como una profecía a la mente, se instaló y la sentí en la piel y en la bruma de mi mente, por lo que la sonrisa ladina, zorruna y los ojos entornados con gracias aparecieron como acto-reflejo— ¿Qué pasa sí no quiero responderte? Contenido oculto: Train of thought I can't stop, i'm so sorry PD: Hasta a mí me sorprendió este giro de acontecimientos KASDJALSKJDALKSJFALKSF
No lo estaba mirando, pero su bufido me dijo que debía haber dado en el blanco ya fuese de su preocupación o solo de tocarle un poquito las pelotas, que tampoco era difícil. Así como mucha gente debía dudarlo al mirarme a mí hace algunos días o incluso todavía, este chico no tenía pintas de haber dado pero ni un pico por el juego de la botella y cuestionaba si tendría el interés siquiera. No lo juzgaba por ello, claro, solo era una puntualización de su carácter. Lo que sí me hizo reír fue su reacción, ni siquiera se detuvo en el apodo que le clavé por puro amor al arte y pasó directo a llamarme Baka-Dunn, negué suavemente con la cabeza de pura incredulidad y pues lo dejé hacer lo que quisiera, me daba igual como me llamaran. Incluso si fue algo más brusco de lo que esperaba, la cosa tuvo su gracia así que no me lo tomé personal. Igual mejor me iba calmando, porque ya se veía que le estaba presionando demasiado el botón de "Nakagawa fucked up mode" y de nuevo, no quería que acabáramos amenazando con mordernos la yugular otra vez. Al menos podía rescatar que ambos estábamos en la misma página, yo tenía más posibilidades de pasarme las leyes y la moral por donde no daba el sol, pero con todo me gustaba el orden al punto de la estupidez y eso incluía saber dónde hacer ciertas cosas. Bueno, más o menos. Al pobre idiota lo seguía agarrando en frío, porque noté que se volvió a tirar la seriedad encima cuando me giré hacia él para hacerle la pregunta. Vete a saber si pensaba que estaba jugando todavía, solo tomándole el pelo o lo que fuese, pero el caso es que le pregunté porque sí quería saber. Ni idea, quería que hablara más, se le quitaba un poco la cara de culo cuando hablaba de lo que le gustaba. No, espera, ¿se había ruborizado? Qué cosas~ No me quité la inocencia de los gestos aún así, ni siquiera cuando me di cuenta que iba a salir con la estupidez de turno. En su lugar amplié apenas la sonrisa, ladeé la cabeza de nuevo y el cabello medio siguió el movimiento. Sin dudas no se me apetecía repetir el numerito de la otra vez, de ahí que no le estuviese dando tanta cuerda como podría hacer, además de que me faltaba bastante malgenio para ello ese día. —¿Hmh? Pues no pasa nada, tan sencillo como eso —dije con toda sinceridad, yo no era de sacarle a nadie las cosas con cuchara y solo lo había hecho el día que Ko me soltó lo de Shinomiya en los baños. Con todo siempre me permití una tontería que también pecó de inocentona—. Una lástima eso sí, te cambia la cara cuando hablas de las cosas que te gustan.