Sala de entrevistas

Tema en 'Primera planta' iniciado por Gigi Blanche, 6 Enero 2024.

  1.  
    Gigi Blanche

    Gigi Blanche Equipo administrativo Game Master sixteen k. gakkouer

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    Con la grabadora corriendo, la entrevista por fin dio inicio. La primera pregunta provino de Orn y Takeuchi respondió al instante; incluso sin tratarse de una cuestión que ameritara reflexión o razonamiento, sus movimientos, decisiones y forma de hablar estaban impregnadas de confianza y tranquilidad.

    —Sí y no. Mi familia ha formado parte de este conglomerado desde hace ya mucho tiempo. Empecé ayudando a mi padre con cosas menores apenas me gradué de la preparatoria y en paralelo a la carrera universitaria, que sí, pretendió formarme para incorporarme a la empresa. Pero no fue un proceso lineal y ¿honestamente? La experiencia laboral me resultó diez veces más útil que la universidad. No sé tanto de leyes como nuestros abogados ni tanto de finanzas como nuestros contadores, sólo aprendí a moverme entre ellos y garantizar que el trabajo fluya de un sector a otro sin inconvenientes.

    El título universitario era un indicativo de prestigio y estatus, parte del compendio de requisitos que demandaban los Teruaki a las nuevas generaciones. Si por Takeuchi hubiese sido no se habría molestado en asistir a clases, estudiar y lidiar con sus compañeros en trabajos y proyectos engorrosos que no le llevaban a ningún sitio. Quizá no fuese tan ilustrado como su padre y abuelo habían querido, ni pudiera recitar la historia nacional del derecho y el revés, pero aún así había demostrado su valía dentro de la familia.

    La segunda pregunta de Orn sí lo hundió en pensamiento. Había recargado la barbilla en su mano y un sonido reflexivo vibró en su garganta en un tono constante, mientras golpeteaba apenas el escritorio con la yema del índice. En sus dedos lucía algunos anillos pequeños y debajo del puño de la camisa asomaban los detalles metálicos de un reloj. No era grande ni ostentoso, pero un ojo entrenado reconocería su valor.

    —La envergadura del conglomerado cambió mucho en los últimos veinte años. Socios que se retiran, otros que ingresan, la ramificación de las empresas y la continua expansión hacia el mercado internacional, y eso descontando el impacto de las políticas de cada gobierno, que muchas veces no se ponen de acuerdo ni de casualidad. Uno tiende a percibir ciertas compañías como entidades perennes, capaces de resistir cualquier clase de embate, pero al estar dentro entiendes que esa sólo es la imagen que les beneficia vender. El mayor desafío es ser una medusa. —El comentario se sintió anticlimático, o al menos así lo pensó Takeuchi, y la idea le ensanchó la sonrisa—. O una gelatina, para ser más explícitos con la metáfora. Pero una gelatina bien hecha, ¿entienden? Ni demasiado rígida, ni demasiado blanda, pero con la capacidad de cambiar de forma las veces que hagan falta. Uno al crecer se da cuenta de cuán arraigado lleva el tiempo de su juventud, las enseñanzas que allí aprendió, el mundo que experimentó, y entiendes por qué, de mocosos, los adultos parecen tan testarudos y chapados a la antigua. Ser una medusa implica ablandar esas raíces y adaptarte constantemente a los tiempos que corren. Es un trabajo constante.

    La situación de la yakuza, después de todo, había cambiado radicalmente desde la época dorada de su padre, o incluso de su abuelo. Takeuchi había ingresado al escenario en un punto de quiebre, de temblor e inestabilidad, y uno de sus mayores logros fue desprenderse de las tradiciones para adaptarse al nuevo mundo, el nuevo país que los recibió en el siglo veintiuno. Sus números se habían diezmado y tuvieron que dejar ir el prestigio y la popularidad que los habían seguido adonde sea que fueran. La gente ya no los admiraba y la esfera pública les dio caza.

    Como todo, fue un proceso de selección y evolución.

    Takeuchi cerró su respuesta muy sonriente y entonces redirigió la mirada a Enzo, a quien hasta ahora no le había conocido la voz. Se le ocurrieron un par de bromas absolutamente inapropiadas para el adulto de la reunión y asintió para confirmar el resumen de Lombardi

    —Ahí tendré que decepcionarlos, muchachos. —Rió, despreocupado—. La verdad es que siempre he confiado mucho en mi instinto. El paso del tiempo te permite trazar patrones entre las personas y predecir ciertos resultados, pero en última instancia confío en la vocecita dentro de mi cabeza, llamémosle. —Se dio unos golpecitos al costado de la misma—. La habilidad de los negocios nace de anticipar a las personas. Sus deseos, sus restricciones, sus límites. Es la versión moderna y sofisticada del regateo, si se quiere. No creo que haya mucha diferencia entre el mercader itinerante de la Ruta de la Seda y yo, por ejemplo. Es verdad que no tomo las decisiones finales, pero los de arriba confían en mi juicio y suelo gozar de mucha libertad para expresar mis opiniones. El equilibrio nunca está garantizado y varía de negocio en negocio. A veces sale mejor que otras, pero en última instancia siempre llega un momento en que la vocecita se despierta y me dice "hasta aquí está bien".

    La segunda pregunta de Enzo le resultó muy parecida a la que previamente había hecho Orn; incluso Kou, dentro de su silencio, deslizó la vista de soslayo a la figura de Lombardi. Takeuchi, sin embargo, lo pensó un segundo y soltó una risa que captó la atención de los presentes.

    —Los clientes internacionales, definitivamente. Los idiomas no se me dan muy bien y detesto negociar con traductores mediante, ¿tienen idea la cantidad de sutilezas que se pierden en el proceso? Es muy difícil leer a una persona de la que no comprendes lo que dice, es engorroso, un auténtico dolor de cabeza. A día de hoy me las arreglo con el inglés, el chino y el coreano... o algo así, ¿pero los demás? Llevo una buena cantidad de años reclutando y entrenando muchachos de varios países, aún si me siguen diciendo que es derrochar el dinero. —Volvió a reírse y soltó el aire de golpe—. En esos casos, el traductor se convierte en una extensión de tu cuerpo, de tus oídos, incluso de tu mente. Es muy importante, no, es de vital importancia confiar en las habilidades y la astucia de tu traductor. Por eso decidí encargarme del asunto por mí mismo.


    lo dejo abierto por si alguna quiere hacer alguna otra pregunta. De no ser el caso, al transcribir y enviar la entrevista me encargo de agregar algo con Kou para que Takeuchi responda y así llegamos a las cinco preguntas

    también porque ya escribí mucho y me cansé :D
     
    • Fangirl Fangirl x 2

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