Sala de arte

Lo cierto era que el ajedrez y el shōgi eran una manera de ver el rollo este del crimen organizado, a la larga solo habían manos moviendo a las pandillas de críos, usándolas como pruebas de selección. El hermano de Ro había subido por la escalera luego de demostrar su capacidad de liderazgo, por eso le había heredado el trono de humo y ahora estaba en nuestras manos.

Quedaban algunos años para saber si el trabajo de Ro tendría frutos o si le interesaba siquiera seguir subiendo.

¿Yo? No tenía ningún rollo con el poder, no me interesaba controlar o dominar, simplemente era una bestia al servicio de Rowan y me encargaba de domar al resto de diablos porque él me lo había encargado. Nuestro pequeño reinado no era nada comparado con el imperio desaparecido de Chiyoda, la jerarquía no estaba igual de organizada, pero hacíamos lo que podíamos con lo poco que teníamos.

En fin, la chica le contestó al pelirrojo lo de las fotos y desbloqueó el móvil para mostrarle de lo que hablaba, momento en que él se acompasó a los pasos de ella para poder ver bien la pantalla del teléfono. Yo me limité a imitarlo para seguir caminando a su lado y fue por eso que pude ver lo que la chica le estaba mostrando... todo para llevarme una buena sorpresa. Supuse que Ro lo habría notado también, pero ninguno de los dos reaccionó visiblemente.

—¿Tus amigos? —preguntó él con el tono amistoso que había mantenido desde que bajamos de la azotea—. Son lindas fotos.

Por eso los aires que se daba esta chica entonces, ¿no?

Llevaba encima una peste parecida a la de Dunn.​

—Ah, trabajo con metales por lo general. Digamos que soy pupilo de mi propia madre, llevo aprendiendo de ella desde que tengo catorce —respondió Ro a la pregunta de las artes mientras abría la puerta de la sala de arte, que no estaba con llave—. Empecé con ensambles sencillos para esculturas, soldadura y tal. Luego de un año o así empezó a enseñarme cosas de joyería.

Al entrar en la sala noté la mesa central, no tenía nada encima, ni siquiera el mantel blanco sobre el que colocaban las cosas para los bodegones y los caballetes estaban recogidos en una esquina. Por demás en las paredes habían trabajos de los estudiantes, los más académicos sin duda. No estaba mal.

 

Mira que ya sabía que en este instituto había demasiada gente rara metida, empezando por Shimizu y pasando por Dunn con todo lo que había en medio, pero no esperé ver a esa gente en esas fotos. A ver, uno hablaba con la gente, pretendía arreglar sus cagadas (las de Tora, quería decir) y lo menos que esperaba era venir a enterarse que la niña aquí presente tenía lazos con las princesas de la mafia extranjera y tal.

El viejo Dunn nos invitaba a veces a las fiestas de Navidad o de Fin de Año y yo llevaba a Tora cuando él podía acompañarnos, así que habíamos escuchado nombres y visto caras allí, incluso si yo no tenía nada que ver con la irish mob como tal. Él financiaba las exposiciones de arte de mi madre, nos invitaba a las fiestas y seguíamos como si nada, pero sabíamos que allí, en esos espacios, había otra clase de personas diferentes a nosotros.

Estaban por encima en la jerarquía y a la vez, al menos Dunn, se desentendía de los juegos de la yakuza.

La sorpresa que me llevé la disimulé sin dificultad, pero lo dejé estar. Su afirmación solo sirvió para terminar de darle forma el impacto, pero ni siquiera Tora, que había estado por comérsela viva, reaccionó a semejante revelación. Lo cierto era que la discreción era una virtud que cualquier persona metida en este embrollo debía poseer.

Observé a Bernard que se acercó a la mesa central para apoyar allí las caderas y cuando preguntó qué hacíamos me encogí de hombros, algo que ya había hecho varias veces de por sí. Si acaso nos quedaban cinco minutos de receso, nadie iba a morirse por no hacer nada, ¿no? Bueno, al menos a mí me lo parecía, pero yo en general no tenía problemas con el silencio y la inactividad.

Total que me dijo que yo debería sentarme, la tontería me sacó una risa liviana y asentí con la cabeza mientras me acercaba a la mesa. Era bastante grande, si esta gente seguro hacía unos bodegones bestiales cuando le daba la gana, así que pude sentarme en el otro extremo sin invadir el espacio de la muchacha ni nada. Cuando estuve cómodo solté un suspiro pesado, volví a beber de la botella de suero y me enjuagué los ojos con la mano libre, cansado.

—Al menos aquí está más fresco —dije medio porque sí—. ¿Desde cuándo tomas fotos?

Tora se había dedicado a caminar por la sala observando los trabajos de los estudiantes, así que se desentendió por completo de nuestras conversación apenas notó que podía hacerlo. Era otro al que le daba lo mismo no hablar, la verdad.

Contenido oculto

Traté de ir cerrando la interacción por si acaso owo pero igual siempre dejé una pregunta por si te da tiempo o quieres contestar

edit: con Jez en la sala de la ciudad seguro te responda mañana, porque se me fue el internet en casa y tuve que usar mis datos para contestar

 

Supuse que para una persona relativamente normal, a la que sus estudios le importaban bastante más que a mí, aquello de tener que ponerse al día con los apuntes no era the most dreadful experience ever, como bien sí podía llegar a ser en mi caso; bien por ellos, qué sabía yo. Su respuesta, pues, fue bastante de manual y mi reacción, de igual manera, fue un simple movimiento de cabeza que confirmaba que había escuchado sus palabras, pero poco más. El comentario que hizo cuando le indiqué la sala de profesores y demás me hizo su relativa gracia, cosa que demostré mediante una ligera risa nasal.

—Si tú lo dices... —murmuré, de manera prácticamente imperceptible, y deslicé nuevamente la vista hacia ella cuando me pidió que le presentase a alguien—. I guess I could do it... depende de lo que quieras conocer, claro. ¿Alguien para ser amigo, para una posible pareja o para echar un buen polvo? De estos últimos es de quiénes mejores referencias tengo, eso sí~

Entre tanto, habíamos llegado a la primera planta por fin, donde ya sí me introduje en el pasillo para caminar hacia la sala de arte; de paso le enseñé la enfermería, por si algún día le apetecía echarse una siesta, y el club de cocina, porque... sí, porque me apeteció. No había nadie dentro del aula, aunque lo comprobé con la vista dos veces por si Katrina llegaba a pasar desapercibida debido a su estatura, y me giré sobre mis talones con los brazos extendidos para mostrarle todo el lugar con un aire excesivamente teatral.

>>Aquí estamos, pues, en la sala de arte~ ¿Quieres que pose un rato para que me dibujes? No me importa desnudarme por amor al arte~

 

Para mi grata sorpresa, Eda escogió las dos últimas opciones de las tres que le di (aunque en realidad la única que realmente me agradaba de todas era la última, para qué mentirnos) y eso acabó provocando que la mirase con una sonrisa pícara en los labios, asintiendo con la cabeza en un gesto que pretendía hacerle saber que me había anotado mentalmente sus preferencias. ¿Me apetecía presentarle a Joey? Uhm, de momento no estaba segura, ya iría viendo~

Después llegamos a la sala de arte y solté la tontería de turno, completamente predecible para cualquier persona que me conociese mínimamente; tan predecible que ni siquiera me preocupé demasiado por la respuesta que ya supuse que recibiría por su parte. No me inmuté en lo más mínimo ante los repasos que me dio con la mirada, demasiado acostumbra ya a ello, pero sí que reaccioné a sus palabra de después, ladeando apenas la cabeza mientras la sonrisa de mis labios se ensanchaba con un aire que no presagiaba nada bueno.

Oh, my poor dear lady~

No dije absolutamente nada en primera instancia, qué va, lo único que hice fue darme la vuelta de nuevo y dirigirme hacia el escritorio que había justo delante de la mesa central; me subí a la misma de una salto, sentándome sobre el borde, y sin previo aviso comencé a desabrocharme la camisa, quitándomela en apenas un par de segundos para dejarla caer a mis pies inmediatamente después.

—No parece que haya sido demasiado difícil, ¿verdad~? —canturreé, levantando un brazo mientras me encogía ligeramente de hombros.

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y bueno, esta chica (?)

 

Por supuesto, mi atención se quedó fijada en la chica que tenía delante durante todo el rato en el que me monté la tontería, atenta a todas y cada una de sus posibles reacciones; las mismas no decepcionaron en lo más mínimo, debía admitir. Me sonreí, visiblemente satisfecha por la expresión de su carita, y seguí con la mirada el camino que hizo hacia mí, sin mostrar un mínimo de tensión en mi cuerpo ni siquiera cuando fijó sus ojos con los míos.

—¿Tú crees? Me halagas, linda~ —solté, bajando el tono de voz hasta ser casi un susurro, y me encogí de hombros antes de echarme hacia atrás para permitirle mejores vistas.

¿Yo? ¿Posar semi-desnuda delante de alguien? Para nada tenía experiencia con ello, qué va~

>>Va a ser que sí, bonita —contesté a su posterior pregunta, levantando la voz tras haber dejado escapar una risa divertida por la cuestión en sí misma—. Esto de aquí es una obra de arte, tienes que ganarte el mérito a pulso, sorry~

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eso son maravillosas noticias para ella, aunque no tan buenas para el resto de la academia 7u7

iré cortando por aquí también uwu intuía que ali no se comportaría, pero no esperé que acabase medio desnuda en la sala de arte so... yeah, me lo he pasado bien, la verdad JAJAJA

 

Las clases fueron tan absurdamente aburridas como todos los días, a decir verdad, y sobre el final de las mismas no pude evitar pensar en lo difícil que iba a ser el plan de ir a la universidad, porque a aquellas alturas ni siquiera mi crush supremo con Matty me servía de motivación para tomarme en serio los estudios. Ah, pero honestamente, ¿qué más daba? Por ese día ya tenía cosas más importantes entre manos; ¡y más entretenidas, también!

Quise esperar un tiempo prudencial (de nuevo, solo por darle más misterio y diversión al asunto), así que me entretuve molestando un poco a Joey mientras seguía de reojo los movimientos de Eda, hasta que salió del aula. Me despedí del chico una vez sentí que el tiempo suficiente había pasado y me dirigí hacia el primer piso a paso calmado, sin querer apresurar nada más de lo necesario; las citas así había que disfrutarlas con tranquilidad, aprovechando cada segundo.

—Buenas, buenas~ —saludé, cantarina, nada más poner un pie dentro de la sala de arte—. ¿Quién lo iba a decir? Parece que sí que conseguí impresionarte~ I'm really proud of myself!

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viva el doble post, yuhu (?) quem heyo, bonita, aquí estamos <3

 

Cerré a mi paso una vez estuve dentro de la sala, dejando escapar una carcajada de genuina diversión en cuanto recibí la respuesta de la chica a mi saludo, y me encogí de hombros mientras negaba ligeramente con la cabeza un par de veces, con una expresión de absoluta derrota en el rostro. Oh, las mujeres eran siempre tan difíciles de impresionar en comparación a los hombres... por suerte, en la mayoría de los casos, el trabajo extra merecía completamente la pena.

Empecé a caminar hacia la mesa donde estaba ella con naturalidad, mirando alrededor de la sala con cierta curiosidad impostada, y no fue hasta que escuché su nuevo comentario que volví a centrar mi atención en ella, alzando una ceja inquisitiva ante el reproche. Se notaba que estaba de broma, así que no le di mayor importancia; lo siguiente que dijo, sin embargo, sí que consiguió sacarme una reacción más interesante.

—Please, me encanta el peligro —murmuré, habiéndome clavado en el suelo una vez llegué al centro de la sala, y le dediqué una sonrisa socarrona cuando di con su mirada—. Una niña bonita invitándome a la sala de arte para dibujarme no es algo especialmente intimidante, tranquila. Las modelos suelen llegar tarde, ¿no? Les da caché~

Seguí sus pasos a medida que se acercaba más a mí, llevándome las manos tras la espalda como si nada, y muté la sonrisa a una de pura inocencia ante el recorrido tan desvergonzado que me hizo. Pero bueno, ¿ni un par de copitas antes de desnudarme con la mirada~?

>>Claro, linda, ¿o acaso tenías otra cosa en mente~? —canturreé, acompañando las palabras con una risilla divertida, y levanté las manos lo suficiente como para pasarme el pelo a la espalda—. ¿Me ayudas con eso? —pregunté, bajando el tono de voz aposta, y señalé con la vista los botones de mi camisa.

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no te preocupes por eso, cielo <3

 

Mi expresión se suavizó hasta el punto de los absurdo cuando recibí la respuesta de la muchacha, sin poder (ni pretender) disimular la sonrisa de pura satisfacción que se apoderó de mis labios inmediatamente después. Dejé salir un 'mhm' bajito, fundiéndose apenas con el leve ronroneo que amenazaba con formarse en mi garganta, y levanté ligeramente los hombros como toda posible contestación. Creía yo que podíamos aprovechar bien el tiempo del receso, si sabíamos como organizarnos~

La muchachita aceptó ayudarme con aquellos botones tan problemáticos y le permití hacer según le viniese en gana, siguiendo el movimiento de sus dedos con la vista fijada en los mismos. Aprovechó para tocar algo de piel, lo que por supuesto me sacó otra sonrisa sedosa, y tuve que alzar la vista para buscar sus ojos cuando la tela de la camisa se deslizó por mis brazos hasta alcanzar al suelo. Me preguntó si podía ayudarme con algo más, ensanché apenas la sonrisa, y ni siquiera lo pensé demasiado antes de levantar una mano para buscar un mechón de su pelo y juguetear con él entre los dedos un par de segundos.

—De hecho, sí —murmuré, pasándole el mismo mechón por detrás de la oreja con suavidad—. Ya no llevo el mismo sujetador que el otro día... una pena, ¿eh? No quiero que se estropee el dibujo por ese detalle tan tonto, así que mejor prescindimos de él, ¿no crees~?

No le di oportunidad a responder, en realidad, porque nada más terminar de hablar me giré sobre mis talones y, de nuevo, pasé toda mi melena por encima de un hombro para darle completo acceso al broche. Oye, yo todo lo hacía por amor al arte, pinky promise~

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yo sé que hay cámaras de seguridad, pero que alguien le pregunta a ali si eso le importa (pista: she doesn't care (?)

 

La chiquilla había tenido oportunidad de rechazar cualquiera de mis tonterías en cualquier momento, a pesar de que esa posibilidad realmente nunca existió en mi cabeza; podía haberlo hecho, pero en su lugar me siguió el juego en todo momento, y solo por eso yo ya me sentía estúpidamente satisfecha. Me sonreí al notar el roce de sus dedos sobre mi espalda, claramente contenta por cómo estaba yendo todo, y no me pasó para nada desapercibido cuando su aliento chocó contra mi piel o cuando sus dedos acabaron el recorrido en el borde de mi falda.

—Yes, yes, thank you, dear~ —canturreé, claramente divertida, y aproveché cuando se alejó para pasarme el pelo por ambos hombros, tapándome lo suficiente como para no meterme en demasiados problemas si nos pillaban.

Me giré para dedicarle una sonrisa sedosa, levantando la mano para hacer un saludo militar mientras tanto, y seguí su camino con la vista durante un par de segundos, antes de decidir dirigir mis propios pasos a la mesa central. Se suponía que ahí iban los modelos, ¿cierto? Me coloqué sobre la superficie con cuidado, extendiendo los pies hacia un lado mientras inclinaba el resto del cuerpo hacia el contrario, y suavicé todavía más la sonrisa al repasarla con la mirada, con los párpados ligeramente entornados.

>>No es la primera vez que haces esto —solté, y no fue en lo absoluto una pregunta—. ¿Quieres dedicarte a pintar de mayor? ¿Cuánto tiempo llevas haciéndolo?

 

Después de aquel precioso momento de intimidad, la cita transcurrió con bastante más normalidad a lo largo del receso; y sí, teniendo en cuenta que había acabado con la mitad de mi uniforme en el suelo, obviamente iba a considerar todo aquello una cita. La chica se alejó hacia uno de los caballetes para seguir con el dibujo y, al mismo tiempo, comenzó a responder a las preguntas que le había hecho. Escuché sus palabras con atención, porque tampoco tenía otra cosa mejor que hacer, y no pude evitar resoplar ligeramente cuando confesó que iba a tener que encargarse del negocio familiar; no sabía qué era y tampoco me importaba, eso soñaba a un coñazo total.

—Oh, sure, tengo planeado seguir haciendo todo lo que me gusta cuando me gradúe —contesté a mi vez después, dejando escapar una risilla divertida mientras echaba la vista al cielo un par de segundos, y después levanté una mano para ir mostrando los dedos a la vez que iba enumerando—: Salir de fiesta, beber, pasármelo bien y echar buenos polvos. Cualquiera otra cosa no me interesa lo más mínimo~

Le había dedicado un total de cero pensamiento a mi futuro y, honestamente, no tenía ninguna intención de cambiar eso ahora. Lo único que quizás sabía con seguridad de mi futuro era que haría lo posible porque Joey formase parte de él, nada más y nada menos.

>>Lovely~ —canturreé, claramente encantada, cuando la chica anunció que había acabado después de un buen rato—. Me encantan las sorpresas, Edam cheese, así que esperaré como buena niña a que esté listo~

Con eso, mi trabajo como modelo llegó a su final y no tardé en bajarme de la mesa, paseándome por la sala con toda la tranquilidad del mundo hasta que finalmente alcancé el montón de mi ropa. Recogí el sujetador, que se había quedado encima, y ni siquiera tuve la decencia de pensarlo dos veces antes de pretender cumplir la idea de mierda que se me había acabado de cruzar por la cabeza. Me sonreí, dejando la pieza de lencería a un lado para coger la camisa en su lugar y ponérmela sin nada más; recuperé el sujetador después, me dirigí hacia el mueble donde estaban las estatuas de turno y coloqué la prenda sobre la cabeza de una, alejándome un par de pasos para admirar mi obra de arte antes de llevarme a Eda hacia el exterior.

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sin problema, de todos modos también estaba pensando en cerrar ya la interacción <3 para mí también fue un gusto, me lo pasé super bien y ali-chan también uwu

Contenido oculto: nota para quien entre después a la sala

ali-chan dejó un regalito, porque así de amable es ella (?)

 

¿Qué había sacado de la salida con Paimon, Craig, Kasun y Kurosawa? Un montón de información entrecruzada, estaba lo evidente y lo que sucedía bajo la mesa, que todavía no me quedaba claro en lo absoluto. Cuando Shiori había reaparecido era evidente que, al menos ella, había usado bien una parte del tiempo de desaparición porque no iría a permitirse lo contrario. Era así de sencillo con ella, justo por eso iba abofeteando gente, reventando espejos y liándose con las peores opciones del mar de imbéciles.

Era un genuino circo.

En cualquier caso, luego de lo que yo llamaría un fiasco de finde semana acudí a uno de tantos... puertos seguros, podría llamarlos. Podría llamar a Rowan, pero el imbécil me tenía un poco hasta el coño, así que llamé a Sho y tan siquiera me entretuve un rato aunque lo tenía casi igual de atorado que a Ikari. Así, al menos, disimulé un poco que mi único contacto con el tipo era para fingir que seguía montaba en el teatro de casarme con el imbécil apenas saliera de instituto.

Ese día al llegar a la escuela vi los grupos del proyecto, que se reducía al tipo que no había hecho nada en lo anterior, la rubita enemiga declarada de Kurosawa, Aoyama y Sonnen. Era una mierda de grupo, sin duda, y encima el proyecto era una entrevista enfocada en asignaturas particulares. Mi padre quedaba descartado por dos motivos esenciales, el primero que no encajaba con ninguna asignatura y el segundo que de encajar le importaría tres mierdas.

No conocía al resto, pero sí tenía ubicado al padre de Sonnen, ¿era informático? ¿Algo con computadoras? Estaba casi segura, creía haber oído a mi padre hablando de Erik Sonnen más de una vez siempre en relación a grandísimas bases de datos y softwares de diversos tipos. Eso nos podía facilitar la tarea, pero primero tenía que pescar a Altan.

Cuando sonó la campana salí de primera, pero de inmediato vi al infeliz desaparecer del pasillo y por su aspecto, que seguía igual desde hace días, me dio una pereza enorme ir a buscarlo. Ya lo haría otro día y, como siempre, sacaría el proyecto adelante pues no podía permitirme otro fiasco.

Bajé hasta la cafetería, me compré un bento, una botella de agua y regresé para meterme a la sala de arte. Dejé todo en la mesa de los bodegones, di una vuelta por la sala y tarareé muy bajo una canción; me dio por husmear las cosas para ver si estaban en orden y fue así como di con el sujetador en la cabeza de la estatua. Solté un suspiro de absoluto hastío, lo quité lo zambullí en una bolsa de cartones y demás mierdas que, muy seguramente, acabarían en la basura.

Los sujetadores eran caros, la verdad, pero pues mala suya. De por sí no podía haber sido otra que la gringa.

Con eso hecho regresé a la mesa, me senté encima, crucé las piernas y abrí el bento para empezar a comer. Por un receso podría pretender almorzar como la gente normal.

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tenía ganillas de rolear a Kat, no creo que le caiga nadie ni nada pero ahí queda just because

 

No tenía idea realmente de cuánto tiempo pasó desde que me senté y empecé a comer, pero llevaba al menos la mitad del bento y un tercio de la botella de agua. Estaba con el bocado a medio puerto entre los palillos cuando la puerta se abrió de repente y se cerró de la misma manera, dejando apoyada en su superficie a una chica que debía ser de mi estatura, más o menos, aplastada como una mosca contra la puerta.

Tenía los ojos cerrados y se le quería salir el corazón por la garganta, el suspiro que soltó me dijo que, como mínimo, algo la había agobiado lo suficiente afuera como para alterarla y hacerla meterse aquí como primera opción. Regresé el bocado al bento en el más absoluto de los silencios, observándola, una melena corta le enmarcaba el rostro y tenía más cara de niña que la gente de segundo, por lo que asumí que debía ser de primero.

Vaya mala pata, venir a dar conmigo.

Cuando abrió los ojos parpadeé lentamente, confundida primero y entretenida después, una sonrisa quiso alcanzarme los labios y sostuve la mirada. La tormenta me estaba mirando, era un pequeño espejo defectuoso, porque los colores estaban invertidos, pero espejo al fin y al cabo. No había que conocerla siquiera para darse cuenta de que ella entra un saco de nervios de forma evidente, que no lo podía mantener encerrado como yo pretendía hacer.

En su momento de impacto separó los labios y aunque quizás pensó en detenerse, un sonido se le escapó y me bastó para saber que, independientemente de la fuente de su información, sabía quién era yo. Tampoco era difícil, ¿cierto? Era la zorra del Sakura después de todo, como si lo había oído en el pasillo, alguien me había descrito directamente o lo que fuese.

Pobre, no creía haber visto esa cantidad de nervios ni en un conejito.

Era entre penoso y divertido.​

Se disculpó por la interrupción, preguntó si me molestaba que se quedara y yo alcé ligeramente las cejas. Podría haber fingido la más pura locura respecto a la sílaba que se le escapó, pero no se me apeteció así que antes de contestarle abrí la boca para completar el nombre.

—Katrina —apañé sin ser brusca, pero tampoco pretendí ser suave. Sus ojos eran, bueno, prácticamente un pedido de clemencia—. Haz lo que gustes. No me molesta, hay suficiente espacio aquí para dos personas.

Había demasiada fragilidad en el cuerpo de esta chica como para que fuésemos tan parecidas por fuera.

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repito la reacción pero es que