Sala de arte

Sonreí casi por reflejo ante su respuesta. Cualquier otra persona podría haberlo sentido hosco y probablemente se hubiese marchado de allí, pero ese no era mi caso. Había tenido mi tiempo de dudas, había desconfiado de ella pero ahora estaba más segura de que quería confiar en mi instinto. Ese que vio algo la primera vez, a pesar de su aspecto atemorizante, y que ahora me empujaba a quedarme allí de nuevo. Incluso había acortado mi nombre esa vez y todo, quizás no era tan molesta como pensaba.

No podía evitarlo, ¿cierto? Verla como un gatito huraño.

Como Nova.

Me acerqué a paso tranquilo hasta hacerme un hueco cerca, sin invadir su espacio en ningún instante, porque tampoco era tan intensa, y crucé las piernas para recargar el bento sobre ellas. Dirigí miradas disimuladas al suyo, que parecía haberlo comprado en la propia escuela y no parecía demasiado casero, y volví la vista al mío de vuelta.

—¿Sueles comer aquí? —pregunté, un poco porque me daba curiosidad encontrarla allí sola. Era un poco extraño, pero no iba a ser yo quien lo dijese ni nada. Tomé el trozo de carne con los palillos, no sin cierta torpeza, y me lo llevé a la boca tranquilamente—. Es bastante tranquilo. Casi como un refugio.

Me preguntaba si cuando Katrina se marchase de la academia seguiría su extraña tradición por mi cuenta. En eso estaba cuando recordé algo, y la señalé con los palillos frunciendo ligeramente el ceño, casi de manera cómica.

>>Ah, me debes fotos de Nova.

 

Siempre era lo mismo, ¿no? Por más reacia que pareciera a mi presencia me dejaba estar, incluso respondía todas mis preguntas con sinceridad por más estúpidas que fuesen. A veces ni yo las respondería, la verdad. No parecía de las personas que tuviesen demasiada paciencia de por sí, ¿debía tomármelo como una suerte de victoria personal? A saber.

Solté un suave "Mhm" cuando afirmó que solía almorzar en la azotea, mientras tomaba esta vez un pequeño trozo de pescado. Aún no la había visto con mis propios ojos, pero había oído que era allí donde se reunían los mayores y a los chiquillos de mi curso les resultaba algo incómodo y ajeno aparecerse por allí. Como si fuese su territorio. La miré durante un instante en silencio, mientras revolvía el arroz con los palillos.

Era curioso cómo en cambio ahí estaba yo, con una de las cabezas de Cerbero sin siquiera saberlo, pero lo sospechaba. Era consciente gracias al golpe de realidad de Honda de con quién estaba hablando y aún así había optado por seguir allí. Porque era tan distinta a mí, se movía por un mundo tan opuesto que no podía evitar sentir curiosidad. Y ella, sin ser consciente, alimentaba mi interés con tan solo permitir que me quedase.

El color se me subió al rostro ante su corrección y bajé rápidamente los palillos, avergonzada.

—Oh, lo siento. Aún me cuesta un poco acostumbrarme a... todo esto —admití, algo apenada. Revolví un poco la comida, aplacando el rubor lentamente y una pregunta volvió a rondarme la cabeza. Alcé la mirada apenas, volviendo a posar los fuegos fatuos sobre ella—. ¿Tú naciste aquí?

Su nombre no sonaba demasiado japonés, pero muchos extranjeros de aquella escuela nacieron allí igual. Asentí con algo más de emoción al verla aceptar mi petición y seguí comiendo, bastante más cómoda en realidad.

 

—Oh, ¿de verdad? —murmuré, sorprendida con su respuesta. No era la primera americana que descubría por allí, pero el hecho de que nuestra lengua materna fuera el inglés y nos conociésemos hablando en japonés me causaba bastante gracia. Tragué el arroz antes de responder—. De Reino Unido. Llevo... Uhm... ¿Cuánto llevo aquí? —dije más para mí, dando toquecitos con el palillo en el borde del bento tratando de rememorar—. Creo que no más de un año.

>>A veces es algo difícil, pero creo que me voy adaptando.

No mentía cuando decía que todo aquel cambio resultaba un mundo para mí aún, pero no podría quejarme. Siempre había sido una chiquilla enfermiza, y creyeron que Japón sería un buen lugar para poder cuidar de mí. De momento todo había ido bien así que... ¿por qué arrepentirme de ello?

En algún momento la bombilla se me encendió y deslicé la mano hacia el bolsillo de la falda, donde aún guardaba la invitación tan bonita de la mañana. Se la mostré a Katrina con cierta emoción plasmada en mi rostro.

—¡Ah, sí! ¿Tú también recibiste una de estas? —pregunté, ajena a todo lo que se estaba gestando detrás—. Suena super misterioso, ¿no crees?

 

Seguí sus movimientos alzando ligeramente las cejas. Parecía haber tocado un tema de interés para ella, por la forma en la que sonreía de repente y el tono sedoso de su voz. Cualquier rastro de ligera tensión desapareció cuando fui consciente de lo que acababa de decir, y dejé los palillos sobre el bento para mirarla con cierta intensidad repentina.

—¿Tu cumpleaños? —repetí, y la emoción no tardó en filtrarse en mi voz. Me di cuenta de que quizás lo había dicho algo alto y a pesar de estar a solas bajé algo la voz, como si fuese un secreto de estado o algo así. Y bueno, en parte lo era, ¿no? Se me escapó una pequeña risa—. Gosh, ¿de verdad la mascarada será tu fiesta? Suena demasiado increíble, perdona.

De verdad, ¿las probabilidades de algo así no eran casi imposibles? No pude evitar tardar unos segundos en asimilarlo, pero por su sonrisa y la confianza en su voz no parecía estar quedándose conmigo. Me había vuelto algo desconfiada con los días, ¿eh? Relajé mi expresión al poco tiempo, dedicándole una sonrisa en respuesta.

—¿Cómo podría negarme a algo así? —Si ya había tenido mis razones para ir, ahora solo habían aumentado exponencialmente. Katrina y yo no éramos... amigas realmente ni nada por el estilo, me había dado cuenta de cómo había forzado las cosas la primera semana y aún así, a pesar de ello, no podía evitar tomarle cierto cariño a la gente demasiado deprisa. Me llevé un mechón de cabello tras la oreja, desviando la atención hacia la ventana de manera distraída—. ¿Y bien? ¿Qué cosas te gustan? No me valen los gatos, eso ya lo sé.

Le dirigí una mirada de soslayo poco después, pues era más que probable que su expresión se tornase confusa, y agregué, liviana.

>>No creerás que voy a aparecerme a tú cumpleaños sin un regalo, ¿no?

 

No mucho después que hubiera tomado asiento en su lugar las clases iniciaron y mantuvo toda su atención allí al realmente no pensar que su última acción pudo haber causado alguna reacción en Katrina por entenderla como alguien que toda esa clase de contactos físicos no le provocaban ninguna clase de molestia o bien, algo que le causara ruido como a él que en cierta forma iba poco a poco explorando que cosas le nacían hacer o en las cuales se sentía cómodo.

Apenas sonó el timbre tomó sus cosas y esperó a Katrina en la puerta del aula para salir juntos en dirección al primer piso y apoderarse en cierta manera de la sala de arte para almorzar con tranquilidad aunque antes de siquiera entrar le dio su caja de bento para que ella entrara primero y él pudiera ir por algo antes.

A fin de cuentas, había mencionado que quería comer con un té caliente y bajar un piso más para hacerle el favor no era ningún impedimento o algo similar aunque se le uniera al interior de la sala unos cuantos minutos después en el trayecto a la planta baja y la fila por las máquinas expendedoras de bebida caliente por el clima.

Cuando finalmente tuvo la bebida en sus manos, subió y finalmente se adentró a la sala en cuestión, ofreciéndole el té caliente a Katrina cuando estuvo lo suficientemente cerca.

—Ten, para que comas a gusto.

Contenido oculto

Yáahl

 

Apenas recibió la botella, fue a sentarse a una de las sillas que había acercado Katrina a la mesa, acomodando su bento para abrirlo con más ilusión que sus anteriores bento que había hecho solo con el arroz que tenía en casa, que por mucho que hubiera cambiado de presentación y le agregara furikake no era en lo absoluto lo mismo ni llenaba del todo por más lento que comiera en esos dias.

Esa vez se había preparado su respectivo arroz, pollo, una pequeña ensalada con zanahoria con tamagoyaki.

—¿Yo? Ah, sí —Volvió a levantarse para sacar de su bolsillo la botella mediana de agua que había traído de su casa por no antojársele ninguna clase de bebida específica ese día —, agua es mejor que nada, hoy no tenía mucho antojo del té que siempre suelo traer. —Abrió también la botella y luego de sacar sus respectivos palillos comenzó a señalar los elementos que tenía su bento.

—¿Te gustaría algo?

Ofrecerle comida tampoco era nada nuevo.

 

—Tendrás que juzgarla tú porque...yo la hice, entonces, tendría yo tendría una ¿opinión sesgada? sobre su sabor...

Siempre había ayudado a cocinar en casa, en un inicio no porque realmente lo deseara como todas las cosas que había hecho en esa casa, si no porque era lo que le hacía ilusión a su madre adoptiva al no tener demasiada ayuda de nadie más en la casa pero, ahora que estaba viviendo solo, agradecía bastante saber hacer tantas cosas que en lo personal consideraba bastante buena incluso si tenía que adaptar a cosas más económicas para seguir administrando mejor el dinero que le mandaban.

Al igual que ella le acercó su caja de bento para que pudiera tomar lo que le apetecía de manera más cómoda, porque en ese momento colocarlo en su bento no le parecía buena idea al sentir que se le podría mezclar con lo suyo y también, no sabía si es que lo quisiera comer en ese momento, prefería darle la oportunidad de escoger.

—Supongo que podemos llamarlo así, gracias —Tomó sus palillos y partió un pedazo de los trozos de carne que había solo por mera curiosidad, de tan solo el desayuno que había tenido con ella sabía que probablemente iba saber fenomenal y vamos, comer algo preparado por alguien más de nuevo era algo que no se podía perder y en definitiva, estaba bastante rico —, mientras espero el veredicto de mi comida...¿tú si has estado comiendo estos días?

Sabía que era una pregunta rara, pero, si ponía la mayoría de las veces en las que había almorzado con Katrina, había tenido que deslizar en alguna forma que prácticamente almorzara un poco ya fuera compartiendo el bento o cuando sentía que el apetito se le iba por las molestias, dárselo por completo.

 

Luego de que Katrina tomara las partes que le apetecían de su bento, tomó de su arroz con los palillos para iniciar a comer su bento mientras esperaba su respuesta, sabia muy bien que cualquier cosa que le dijera la iba a tomar como la verdad absoluta por no poder comprobarlo ni nada, y tampoco es que fuera una especie de situación en la que fuera a hacer algo al respecto porque todo era a base de decisión de Katrina y lo suyo era simple curiosidad por los almuerzos que habían pasado juntos.

Así que cuando la respuesta fue afirmativa, se limitó a sonreírle de cierta forma aliviado de que lo hubiera estado haciendo —Me alegra que te gustara —más teniendo en cuenta que tenía gente más preparada haciéndole las comidas —, ¿tienes alguna cosa favorita que te lleguen a cocinar en el bento?

Sabía que en su caso sería el tonkatsu pero dependía bastante si el corte de carne estaba a un precio que le agradara o bien, que todos los ingredientes que se necesitaban para hacerlo estuvieran disponibles para que se lo pudiera permitir en su bento, aunque también extrañaba bastante las sopas que habían en las cafeterías y demás que eran bastante difíciles de traer desde casa.

 

Los sándwiches de crema de maní con jalea que le daban de pequeña.

No podía mentir, había esperado una respuesta donde ni siquiera conociera a qué platillo se estaba refiriendo tan solo por como ya había visto que podía ser un desayuno probablemente tranquilo en su casa, así que casi se le hizo hasta algo tierno que algo tan simple para su merienda era algo que había escalado a sus favoritos era muy lindo, no podía evitar preguntarse que si por ser algo que le daban de pequeña tenía más cosas allí ocultas que hacían que esa comida tuviera esa relevancia.

—Lo bueno es que son fáciles de hacer, ¿los tendrías ahora como merienda también? —Preguntó también por mera curiosidad antes de que le tocara pensar en la comida que más le gustaría probar si no existiera ese límite de presupuesto, su respuesta estaba seguro que iba a ser incluso demasiado básica al siempre estar o haber estado, no lo sabía muy bien en su propia burbuja no viendo mucho más allá de su nariz —La carne wagyu, no sé... siempre escucho muchas cosas de esa carne por ser cara y lo que se supone que está tras esta de la misma carne o... probablemente cualquier pasta de los restaurantes italianos que en teoría son fieles a la comida y demas, siempre me han parecido que deben saber bien.

Tenía un gusto realmente muy simple en la comida.

 

—Es que la carne es ya más como un mito de si realmente esta tan buena como dicen... tengo entendido que hasta la gente debe tener un certificado para venderla —La verdad sería toda una decepción si resultaba que era más algo del precio a que realmente supiera excelente, pero estaba completamente de acuerdo con el tema de las pastas, estaba seguro que sabían mejor —, me imagino que si deben estar muy ricas, luego seguro me doy el gusto.

Antes...bueno, se suponía que debía cuidar todo para el rendimiento que debía tener en el Kendo pero ahora que ya no estaba haciendo nada, podía darse el lujo en una de esas de preparar algo así o pedir una de los restaurantes.

Cuando terminó su bento, cerro la tapa luego de dejar los palillos dentro para que no se le perdieran y cuando Katrina mencionó lo de la lluvia dirigió su vista a la ventana también, suspirando, si ya de por si hacía un tiempo largo a su casa, estaba seguro que con la lluvia iba a tardar mucho más. —Lamentablemente, si acaso seguro se pone peor por todos los truenos...espero que mañana pueda estar despejado.