Sala de arte

Tema en 'Primera planta' iniciado por Yugen, 9 Abril 2020.

  1.  
    Zireael

    Zireael Equipo administrativo Comentarista empedernido biblical gakkouer

    Leo
    Miembro desde:
    27 Agosto 2011
    Mensajes:
    10,360
    Pluma de

    Inventory:

    Escritora
    Rowan1.png

    En mi despreocupación general se diluía incluso la angustia que llegaba a sentir algunas veces y quizás no fuese descabellado preguntarse hasta dónde era mi propio escudo contra el mundo, si nada me tocaba lo suficiente no tenía que pensar de más. Si las amistades que forjaban estaban bien delimitadas, si trazaba correctamente la línea que nos separaba, nada debía salirse demasiado de control nunca. Tora era el único que mantenía de forma constante a mi lado, por eso era la extensión, porque cuando yo no funcionaba alguien debía relevarme, pero más allá de eso cada cuerpo era una esfera distinta.

    Si los núcleos no se fusionaban la energía no reventaba.

    Podíamos coexistir sin revolvernos lo suficiente como para olvidarnos de dónde terminaba uno y empezaba el otro. Esa clase de conexión, casi necia, era excesiva para la mayoría de cuerpos, cualquiera podía quebrarse bajo tanta presión y era innecesario, al menos a mí me lo parecía incluso si era un líder para los muchachos. Ellos eran ellos y yo era yo.

    Le dije a Bea lo de que disfrutaba salir, lo de los paisajes en movimiento y ella me escuchó como hacía siempre, pues incluso en su timidez esta niña era siempre atenta con quien tenía frente a ella. Incluso si temblaba como hoja, si no podía sostener el contacto visual o hilar una frase sin quedarse atorada, siempre oía y lograba decir algo que se relacionara con lo que uno compartía con ella. Era sensible y considerada, cualidades con las que no contaban tantas personas como uno pudiera pensar. En la sensibilidad y consideración había amor, un amor inmenso que no cualquiera podía sostener.

    Solo los guerreros y los rebeldes podían amar así.

    Luego de que hablé de Tora Bea dijo una palabra, se arrastró de forma diferente, aunque no tan lejana y me pregunté a qué idioma pertenecería, aunque no lo dije en voz alta. Me limité a seguir hablando, tal vez en un intento por quitarle algo de preocupaciones respecto al indiferente de Tora, pero sin mentirle. Ella fue sincera al decirme que no sabía cuándo se sentiría lista y sonreí, tranquilo.

    —Ya has sido valiente antes —dije como una reflexión al aire—. Al preocuparte por mí y cuando pasamos el receso con los hermanos.

    Pensaba preguntarle si me había pedido que viniera por algo en particular cuando me ofreció de la caja, que resultó contener tres dorayakis envueltos en su servilleta respectiva. Dijo que me había pedido que viniera para saludarme e invitarme a uno, escucharlo de ella me hizo sonreír con ternura, ni siquiera lo disimulé, y estiré la mano para tomarlo pues tampoco era yo de hacerme del rogar.

    —Deberíamos hacer una fiesta de dorayakis como aniversario de amistad o algo así —bromeé todavía enternecido y le di una mordida al que había tomado—. Puedes decirle Tora tú también, no creo que le importe en lo más mínimo. ¿Estás segura que puedo llevarle uno? ¿No te lo quieres quedar tú, Bea?
     
    • Adorable Adorable x 1
  2.  
    Bruno TDF

    Bruno TDF Usuario VIP

    Libra
    Miembro desde:
    9 Octubre 2012
    Mensajes:
    5,673
    Pluma de

    Inventory:

    Escritor
    [​IMG]

    Al abrir la oportunidad de que me presentase a su mejor amigo, me invadió un vacío en el estómago, provocado por la incertidumbre. Sentía que esta suerte de plan… implicaba meterme en un terreno que me costaría controlar, tanto por la actitud que parecía definir a Torahiko; como por mi dificultad para mantener una interacción social. Al igual que me sucedía con lo del proyecto hasta hace un momento, daba por seguro que me asaltaría el miedo de meter la pata y avergonzar a Rowan… Pero, justamente, ese era el lugar que me daba la oportunidad de generar el cambio que anhelaba para mí: enfrentar hasta el último rincón de ese miedo. Quería ser capaz de estar con más personas, hacer grupos como los demás. Pertenecer. Y, en un plano más particular, tal vez me interesó conocer a Torahiko con la idea de… agradecerle por cuidar de Ro todo este tiempo… A su extraña manera…

    Q-quién sabe cómo saldría todo. Pero… Si Tora sabía que me llevaba bien con Rowan, tal vez… ¿podría ver en mí a otra posible amiga? Entonces, si eso sucedía… ¿seguiría dándome miedo?

    Para averiguarlo, debía enfrentar mis límites. Hacer acopio de la valentía que prometí a mi senpai. Sabía que estaba siendo valerosa hace tiempo… Desde aquel almuerzo en el invernadero. Mas, a mis acciones no les daba la importancia que merecían y siempre añoraba ser una chica valiente, como si nunca hubiese alcanzado ese estado. Era demasiado insegura para entender que la valentía no se limitaba a la acción, sino que también se originaba en la predisposición a enfrentar mis miedos.

    Por eso, cuando Rowan dijo que ya había sido valiente antes, en mi semblante se notó desconcierto primero… y, luego, una ilusión que moderé como pude. La calidez que me recorrió el alma fue inesperada, como una ola repentina, que me provocó un leve estremecimiento. Obviamente, traté de que no fuese muy visible ante Rowan, porque temí que mi emoción se viera demasiado infantil. Mis ojos sólo permanecieron en Rowan, preguntándole en silencio si de verdad pensaba eso de mí. Pero en lugar de responderle algo, pasamos a los dorayakis… Lo cual no quitó lo obvio de mis reacciones.

    Me hizo bien al corazón que reconociera en mí a una persona valiente.

    Rowan se vio enternecido al saber el motivo de mi llamada. A decir verdad, p-puede que los dos estuviésemos siendo obvios con nuestras reacciones, pero no importaba. Su carácter alegre me daba paz, y por eso quería lo mejor para él. Y en ese momento, mientras lo veía diciendo la broma del “aniversario” con la expresión todavía enternecida, me di cuenta de algo: hacerlo sonreír era una buena forma de traerle ese bienestar que tanto deseaba para él. Debería tratar de hacerlo más activamente, ¿ta vez? Aunque... pronto me distraje de este pensamiento cuando preguntó si estaba segura darle un dorayaki a Torahiko.

    —¡N-No hay problema…! —me apresuré a responder— Q-quiero que Tora… también disfrute de uno. P-podríamos considerarlo… un saludo de mi parte, ¿no… no crees? —propuse en un murmullo— Así sabrá que yo existo y que… lo tengo en consideración. Quizá esto nos ayude a conocernos mejor… c-cuando llegue el momento...

    Lo miré a los ojos y mis labios se removieron ligeramente, delatando la lucha por retener la pregunta que terminé exponiendo:

    —¿Crees que… podría llegar a caerle bien... a Tora?

     
    • Adorable Adorable x 1
  3.  
    Zireael

    Zireael Equipo administrativo Comentarista empedernido biblical gakkouer

    Leo
    Miembro desde:
    27 Agosto 2011
    Mensajes:
    10,360
    Pluma de

    Inventory:

    Escritora
    Rowan1.png

    Tenía su gracia que Bea estuviese pensando en la posibilidad de avergonzarme, cuando yo estaba aquí sentado completamente seguro de que era Tora el del problema. No me había sentado a pensarlo a profundidad, pero aunque diferentes en su manifestación, lo cierto era que tanto Bea como Tora tenían dificultades para relacionarse con las personas, incluso si Sakai podía jugar de forma más hábil con las máscaras que yo le había enseñado con el paso de los años. A veces solo le daba pereza actuar y mandaba todo a la mierda.

    Juntarlos solo era descabellado por la agresión de él hacia el mundo, pero era cierto que no aterrorizaba niñas pequeñas por las risas, en verdad solo reaccionaba a las amenazas, fuesen verdaderas o imaginarias, algo que no podría encontrar en esta chica. No sabría determinar si podrían llamarse amigos el uno al otro, pero Tora aceptaba a Sasha y hasta bromeaba con ella, suponía que podía aceptar a Bea.

    En cualquier caso, reconocí la valentía de la niña y ella pareció desconcertada primero, ilusionada después y volví a sonreír con ternura aunque nos distrajimos en el asunto de los dorayakis. Asumía que Bea tenía dificultades para reconocer su propia valentía, su propia tendencia a la acción, por eso memorizaba esos momentos, para cuando pudiese reflejarlos hacia ella. Era más fácil vernos a nosotros mismos a través de otros ojos.

    Me dijo que no había problema en que le llevara el otro dorayaki a Tora, así que estiré la sonrisa que había mantenido en el rostro y tuve presente llevárselo cuando saliera de la sala de arte, fuese que siguiera en el pasillo o se hubiese ido al salón. Ella dijo que podía ser como un saludo, que así sabría que existía y se me soltó una risa.

    —Ya sabía que existías —apañé entre la risa—, pero seguro le gusta el dorayaki, como consideración de tu parte quiero decir.

    Bea me miró a los ojos, noté que pareció contener algo que finalmente dijo, que resultó ser una pregunta muy, pues muy Bea de su parte. Le di otra mordida al dorayaki, pero estiré la mano para acariciarle la cabeza con cariño.

    —Seguro que sí. Acabo de estar pensando que a él, aunque lo manifiesta distinto, también le cuesta un poco esto de relacionarse con otros, pero sabe reconocer la amabilidad de los demás —expliqué antes de regresar la mano a mi espacio después de asegurarme que no la había dejado despeinada—. Siempre has sido amable, incluso cuando estás nerviosa, seguro que esos suma Torapuntos así que no te preocupes de más.
     
    • Adorable Adorable x 1

Comparte esta página

  1. This site uses cookies to help personalise content, tailor your experience and to keep you logged in if you register.
    By continuing to use this site, you are consenting to our use of cookies.
    Descartar aviso