La sala común de Hufflepuff se encuentra en la planta baja del castillo, en un rincón cercano a las cocinas, oculta detrás de una pila de barriles. Para entrar, los Hufflepuffs deben pronunciar la contraseña correctamente; al hacerlo, los dos barriles del centro se apartarán, dejando al descubierto un pasadizo que lleva a la sala común. La habitación está adornada con sillones, estanterías acomodadas en las paredes, una chimenea que se encuentra encendida siempre por las noches, un retrato de Helga Hufflepuff que cuelga sobre la chimenea, mesas, sillas y alfombras. Todos los muebles están conjugados con los colores amarillo y negro (los colores de la casa Hufflepuff). Al final de la sala común, hay dos escalinatas que llevan a los dos dormitorios (la de la izquierda al de niños, la de la derecha al de niñas).
Ya dentro de su Sala Común, los jóvenes Hufflepuffs se tomaron un momento para admirar el lugar. Ya casi no quedaban estudiantes mayores, todos se habían retirado pues había que despertarse temprano al día siguiente. —Vengan, acerquense —les indicó Sprout con amabilidad a los más jóvenes, una vez se encontraron dentro—. ¡Bienvenidos a la Sala Común! Aquí encontrarán sus dormitorios, y también pueden pasar aquí su tiempo libre y descansar. Las escalinatas del fondo llevan a los dormitorios; izquierda para el de chicos, derecha para el de chicas. >> Encontrarán junto a sus camas todas sus maletas y pertenencias personales. Encontrarán también a sus mascotas, excepto en el caso que tengan lechuzas, ya que las lechuzas suelen dormir en la Lechucería. Debo advertirles una cosilla; las mascotas no pueden vagar libremente por el castillo por su cuenta, y ustedes no pueden llevarlas con ustedes a las clases. >> Por último, mañana por la mañana comenzarán sus clases, después del desayuno. La profesora McGonagall se encargará de repartir a todos los horarios… bien, creo que eso es todo. Tengan ustedes una buena noche de sueño; ¡hasta mañana! Y tras finalizar, la profesora Sprout se retiró, dejando a los estudiantes por su cuenta dentro de la Sala Común. Contenido oculto @Liza White @Nekita @SweetSorrow @Noir @Kyouko Kiryuu @Lu Heart ¡Bienvenidos a la sala común! Dejó aquí la descripción de los dormitorios en si, que no me entró en el post XD Contenido oculto: Dormitorios En la puerta del dormitorio, hay un 1 negro, que significa que es el dormitorio para los de primer año. En el de chicos hay una única cama, en el de chicas hay seis camas. Las siete camas son todas iguales; cada cama tiene cuatro postes y cortinas de terciopelo rojo oscuro. No hay ventanas en el dormitorio. El equipaje de cada estudiante está junto a su cama.
Kara Willson Y finalmente... todo había terminado cuando la comida se desvaneció. La jefa de la casa nos condujo hacia lo que sentía que sería nuestras salas comunes y, para mi sorpresa ni siquiera tuvimos que subir las escaleras, solo tuvimos que dar vuelta a la derecha en el gran comedor donde unos amigables fantasmas nos saludaban con alegría y yo les devolvía el saludo tal vez con más euforia que ellos, ¿quiénes habrán sido esos fantasmas antes de que tuvieran que irse de este mundo? Después de pasar los barriles que se movieron después de que ella pronunció "Tejón triunfante" y.. una gran y acogedora sala se hizo presente de colores amarillos y negros, ¡era muy linda! y de cierta forma... me recordaba a los jardines de mi madre, a los cuales no me dejaba entrar muchas veces y ahora que pensaba en ellos... ¿ya se habrán dado cuenta de que ya estaba aquí en Hogwarts? Sacudí mi cabeza para alejar esas ideas de mi cabeza y me dirigí a uno de los sillones que ahora mismo se encontraban bastante confortables —¡Esto es muy lindo! — dije mirando con cuidado las cosas que nos rodeaban, y notando que si llegabamos a hacer alguna travesura cerca de aquí, podriamos llegar facilmente a la sala comun
Evelyn —Entonces a ver si me entero —comenté hablando conmigo misma, dando un par de vueltas en círculos mientras admiraba la puerta que se había cerrado detrás de nosotros.—Tenemos que colocarnos frente a los barriles y decir... ¿Cajón Triunfante? No, me parece que así no era. Esto, lo tengo en la punta de la lengua... ¿Tejón Ganador?, ¿tampoco? —pese a que trataba de recordar, de nada servía seguir indagando; yo no tenía buena memoria. Giré sobre mis talones y comprobé que el resto estaba se encontraba allí—. ¿Alguien que me pueda decir cómo narices era la contraseña? ¿Nadie? Inflé mis mejillas al sentirme algo ignorada, pero al dar la vuelta pude contemplar la que sería nuestra sala común, y no pude quedar más maravillada. Era un lugar precioso, decorado con todo tipo de muebles y con una chimenea que le daba ese toque cálido a la estancia. Todos los Hufflepuff se adentraron en la sala, curiosos, mientras que yo me dedicaba a revisar todos los rincones con fascinación. ¿Acaso Hogwarts no dejaría nunca de asombrarme? —¡Me encanta, este es mi lugar preferido desde ahora! Mis felicitaciones a la persona que haya diseñado este lugar —sonreí divertida, y sin prestar atención en mis maletas ni en la hora que era, me senté frente a la chimenea. Podía acostumbrarme a esto; de hecho, ya lo estaba haciendo. Solté un pequeño bostezo pero con rapidez me di un par de palmadas en mis mejillas para espabilarme—. Decidido, hoy no voy a dormir nada de nada. Tenemos que aprovechar este sitio en grande. Hm, ¿y cómo hacerlo...? Entonces se me encendió la bombilla y, tras revisar que no habíamos perdido a ningún integrante por el camino y que nos encontrábamos todos juntos, corrí hasta donde se encontraba Kara, dando saltitos frente a ella. —Kara~ ¿Y si hacemos una fiesta de pijamas? —sonreí en señal de complicidad, llevando ambas manos a mi cintura en espera de su respuesta.
Kara Willson "¿Alguien me pueda decir cómo narices era la contraseña? ¿Nadie?" Y el pequeño comentario de Evelyn me había devuelto a la realidad, ¿la contraseña?, ¡ah! — Evelyn~ — canturreé — La contraseña es: Tejón Triunfante — dije algo divertida mientras que la escuchaba dar sus felicitaciones a quien fuese que haya decorado esta sala, y ella tenía razón. Debían felicitarlo por hacerla tan acogedora y linda, una obra mágica de arte. "Kara~ ¿Y si hacemos una fiesta de pijamas?" Una ligera sonrisa se dibujó en mis labios y asentí en silencio, ninguno de nosotros mostraba indicios de querer irse adormir ahora así que... esto podría resultar muy divertido. Me levanté del sillón y tomé a Evelyn de su mano para guiarla a los dormitorios, donde en mi sorpresa encontré a Jay jugando un poco con las sábanas y al verme bajo de esta para restregarse un poco en una de mis piernas soltando leves ronroneos, lo acaricié un poco su cabeza y me retiré mi túnica antes de señalar las almohadas que se encontraban en nuestras respectivas camas [que por cierto, había notado que la cama de Evelyn estaba justo al lado de la mía, ¡que emoción!] — ¿Qué tal si iniciamos con esto? — pregunté con una pequeña sonrisa, Jay por su parte se había situado nuevamente en su cama, con intención de alejarse de cualquier cosa que estuvieramos planeando nosotras.
Evelyn "Evelyn~ La contraseña es: Tejón Triunfante" —Ups, me acerqué —sonreí con algo de nerviosismo, dándome un golpecito en la frente. Kara había asentido con una sonrisa silenciosa a mi idea, y tras tirar de mí ambas llegamos a los dormitorios, que he de decir que también eran bastante amplios y acogedores. Mis maletas y mi gata se encontraban en la cama de al lado de mi amiga, ¿acaso nos había tocado la lotería? ¡Si es que estábamos juntas en todo! Me tiré boca abajo a mi cama, rebotando varias veces en ella y mi gata, asustada, se cayó de la cama al suelo. Me asomé para ver si se encontraba bien pero solo recibí un maullido molesto por su parte, cosa que me hizo reír sin poder evitarlo. Volví a subirla a la cama y luego de ponerme el pijama para estar completamente cómoda, tomé una de las almohadas que había señalado Kara, expectante de su primer movimiento. —Me parece una buena idea, prepárate —sonreí desafiante, y tras ponerme de pie dando saltos en mi cama salté a la suya y le propiné un golpe suave, aprovechando que estaba indefensa en aquel instante. Momentos después ella tomó la suya y planeé mi huida, aferrando mi almohada contra mí y echando a correr fuera de los dormitorios—. ¡Muajaja, ahí te quedas! ¡No me cogerás nunca! Segundos más tarde, había desaparecido del lugar para irrumpir el silencio en la sala común. Era nuestro primer día y había que divertirse, ¿y cómo si no con una gran fiesta de pijamas?
Kara Willson "Me parece una buena idea, prepárate" ¿Preparar...? ¡Puf!, Evelyn había saltado a mi cama y antes de lo pensado ya me había dado un golpe con su almohada, reí levemente y cuando logré tomar mi almohada ella ya había salido corriendo de los dormitorios, para poder estar igual de cómoda que ella antes de siquiera perseguirla yo también me había cambiado mi uniforme por mi pijama, mientras Jay movía su pequeña cabeza de lado al lado. — Vamos Jay.. no seas aguafiestas, no pasará nada... o eso creo — reí levemente y junté las demas almohadas del cuarto por si los demás querian unirse a esto y a ciegas, sali del dormitorio hacia la sala común donde con rapidez me deshice de las almohadas sobrantes y corrí hacia donde Evelyn para regresarle el golpe con mi almohada y correr detrás de uno de los sillones para refugiarme. — Ahora no podrás alcanzarme, ¡es una fortaleza impenetrable! — claro... impenetrable hasta que Evelyn la rodeara y yo tuviera que correr nuevamente por la sala para evitar su venganza
Contenido oculto En cuanto entro en la sala común, me dirijo a los sofás enfrente de la chimenea. Creo que me quedaré leyendo un poco mi libro de criaturas mientras espero. Un nerviosismo me recorre todo el cuerpo, me voy a apuntar a una actividad extra escolar super secreta y super prohibida. No tengo claro si lo que siento es emoción del peligro o un miedo a ser descubierto. No quiero ni imaginar que nos harían si supieran de nuestros planes... Y así, entre la emoción y la preocupación, se me pasan los minutos intentando leer mi libro, pero repitiendo veinte veces la misma linea por la poca concentración. Los alumnos que parecen no saber nada pasan saludando, dirigiéndose a sus respectivas camas. Sinceramente, no he pasado demasiado tiempo en la sala común, y estos asientos son incluso más cómodos que los de la sala Multipropósito. La mezcla del confort, con el calorcito de la chimenea, y el olor a madera y plantas es lo más relajante que me podía esperar. Cuando dan las doce, se me ponen los pelos de punta, y al confirmar que no hay nadie más en el piso de abajo, me deslizo suavemente hacia la salida, para reunirme con el resto de compañeros en la sala de trofeos.
Evelyn Holder ¿Conocéis esa sensación tan horrrible de ver pasar lentamente el tiempo cuanto más deseas que llegue algo? ¡Es tedioso, demasiado para mí! Eso de ver la minúscula manecilla del reloj moverse con tanta lentitud me crispaba los nervios, ya incluso podía sentir un tic nervioso apoderarse de mi ojo derecho. Tumbada en el suelo y con las piernas estiradas en la pared podía ver del revés el odioso reloj burlarse de mi impaciencia desde su sitio, y yo no hacía sino lanzarle miradas asesinas al objeto como si acaso tuviese algo de vida. Si las miradas matasen, ese reloj ya estaría hecho cenizas. Bufé, aburrida y algo nerviosa en el fondo, y aguardé impaciente hasta que el reloj diese las doce en punto. Quince, tan solo quince minutos para escaparme de este aburrido sitio para ir al club de duelo. ¿Acaso ese plan podía sonar mejor? La rutina de cada día podía llegar a aburrir (más si no encontraba a mis amigos por aquí para poder hacerme compañía) así que algo nuevo nunca estaba de más. Qué suerte haber oído de su existencia en el comedor, si no ahora mismo estaría camino de la cama como todos los demás estudiantes a los que observaba pasar por mi lado boca abajo. Yo les saludaba tan tranquila desde mi sitio, ya no les parecía raro verme así la mayor parte del tiempo, era divertido. Kara también aguardaba no muy lejos para poder ir de una vez a la sala en la que todos habíamos quedado, incluso otro chico de mi curso parecía esperar con mis mismas intenciones en el sillón de al lado. Sonreí al ver entrar a los adorables hermanitos Adam y Emma no mucho después, y al pasar por mi lado no pude evitar susurrarles con curiosidad (sin cambiar mi posición, la verdad es que no era tan incómodo como parecía) sobre sus planes aquella noche. —Vosotros también venís, ¿a que sí, chicos? —les pregunté animada, sin evitar revisar la habitación ante posibles rezagados y/o cotillas. Aquí nunca se sabía, las paredes tenían oídos—. ¡Va a ser genial, no podéis perdéroslo!
Kara Willson Después de haber salir del Gran Comedor me había quedado recostada en un sillon de la sala común con Jay al lado mio quien disfrutaba de una que otra caricia que le daba cuando no prestaba atención al reloj y me quedaba casi embobada pensando en si miraba fijamente el reloj creyendo que en algún momento el tiempo iba a ir mucho más deprisa y por fin seria momento de hacer la "huida" del siglo hacia el encuentro nocturno. Para mi suerte... después de concentrarme en Jay y no en el reloj ya indicaba la hora deseada, ya era momento de ver que tal iban a ser las cosas en el club de duelo, y esperaba que fuera para bien, los demás se habían preparado bastante si no mal recordaba y yo... solo me habia dedicado a otras cosas.
Contenido oculto Al fin podré socializar (? Me sigue dando pánico postear ;-; @Liza White ¿cómo rayos etiquetas de esa manera? D: @Noir e-e Emma Tyler~ Me sentía un poco nerviosa. Sí, ciertamente iba a hacer algo en contra de las reglas, pero... ¿no era esta la oportunidad de, al fin, conocer a nuestros compañeros? Aunque... es una forma algo bruta, quizá. De todas formas ya estaba hecho. Bien podría haber esperado pacientemente al día siguiente, pero seguramente la vergüenza se habría apoderado de mí. Entrando en la Sala Común empecé a cuestionarme si yo podría participar... Sólo había aprendido Lux, y estaba segura de que a diferencia de los demás era la más novata. Realmente no debí actuar tan impulsivamente. Decidí que me quedaría en un rincón, observando... Iría sólo para cuidar de Adam. —¿Emocionado?—Lo miré sonriente. Seguro que lo estaba. "Vosotros también venís, ¿a que sí, chicos?" Una súbita voz me sorprendió. Al mirar hacia la pared vi un par de piernas moviéndose impacientemente contra esta. Bajé la mirada, observando con curiosidad a la dueña de la voz. "¡Va a ser genial, no podéis perdéroslo!" Al reconocer a Evelyn no pude evitar sonreír. Tan despreocupada y animada... Síp, así debía ser. A veces un poco de diversión no hacía mal. —Ehm... sí, nosotros también iremos. Me senté a su lado. Ella mirando el techo; yo mirando el suelo. ¿Estaba ella cómoda en esa posición? Observé que miraba fijamente algo, y vi el reloj en lo alto de la pared. "Dos minutos..." Volví a mirar el suelo. Luego a Adam. Evelyn. Todavía me sentía algo nerviosa, algo dentro de mí se encogía y me hacía estremecer. Pero una sonrisa afloró en mi rostro. ¿Eran estos nervios... o realmente estaba emocionada? —Evelyn...—susurré levantándome y le tendí la mano sonriente.—¿Vamos yendo ya hacia el Salón de Trofeos? Contenido oculto Good night and eat carrots (?
Adam Tyler —¡Em, Em! ¡Estoy deseando que llegue ya la hora! Un club de duelo secreto...—La emoción de Adam era palpable a metros de distancia.—¡Esta escuela es mejor de lo que creíamos! ¿verdad? Adam no se fijó en el semblante pensativo de su hermana, puede que algo temeroso. Quizá estaba demasiado emocionado para ello, ese lugar le encantaba cada vez más, despertaba ese pequeño niño travieso que bullía en su interior. Al entrar al Salón Común, entonces, le invadió una embriagante sensación de calidez. Y no sólo porque se había hartado de comer Scotch broth durante la cena. "Vosotros también venís, ¿a que sí, chicos? ¡Va a ser genial, no podéis perdéroslo!" —¡Claro que sí!— exclamó enérgico, con un sonrisa cálida y apremiante—. ¡No nos lo perderíamos por nada del mundo, Evelyn! Sus ojos brillaron aún más, emocionados, y con ellos observó cómo su hermana se sentaba al lado de la muchacha. Él simplemente serenó sus ánimos y metió sus manos en sus bolsillos, nervioso, y esperó impacientemente la hora. Sí que avanzaban lentas las agujas de ese reloj... "Esto es angustiante...— se decía mirándolo, entre dientes—. ¡Seguro que ese aparatejo se burla de mí!" Los minutos transcurrieron lentos, deslizándose letárgicamente por la esfera del reloj. Pudo ver a alumnos y alumnos caminar en dirección a las habitaciones, unos tras otros. Y entonces, cuando creía que no aguantaría más de espera, una voz. La vocecita aguda y tierna de su hermana. "Evelyn... —decía—. ¿Vamos yendo ya hacia el Salón de Trofeos?" La respuesta pareció ser afirmativa por parte de la chica Hufflepuff y, Adam, nervioso como era, se separó como un resorte de la pared en la que se había apoyado. —Vamos entonces—le tendió también su mano a Evelyn—. Me muero por saber que pasará ahora. ¿Se batirán en un duelo de magia, cierto? ¿Nosotros también? ¡Esto pinta súper dúper interesante! Aunque, por otro lado y siendo sincero... también me siento como una oveja antes de que la hagan Haggis*... Admitió con una risa nerviosa, llevándose las manos tras la nuca. Adam, haciendo referencias a sus raíces escocesas quiso decir con aquello que también se sentía algo asustado y nervioso por como se sucederían los acontecimientos. El Haggis era un plato hecho con el estómago y los intestinos de una oveja después de todo... Y así, con las emociones a flor de piel, los tres marcharon juntos hacia el Salón de Trofeos.
Evelyn Holder Aquella mañana, Evelyn no bajó a desayunar. Oculta y enredada entre las sábanas, la pequeña bruja se mantuvo escondida en su zona de confort, sin tener intención de abandonarla eventualmente. Debajo de su almohada mantenía lejos de miradas curiosas sus chocolatinas secretas guardadas para emergencias, y dada la gravedad del asunto, esta era la situación idónea para hacer uso de ellas. Akira, su fiel mascota y compañera de aventuras, no tardó en subir de un salto y acurrucarse sobre la bolita en la que había acabado inmersa su dueña, pensando quizás cuánto tiempo más iba a durar en ese estado. De su cuerpo no dejaba de emanar un aura depresiva, señal de que aquello no había hecho nada más que empezar. Maulló, rasgando las sábanas de vez en cuando, y tan solo recibió un pequeño movimiento de su parte. —Déjame dormir, Akira —murmuró, dando media vuelta para intentar conciliar el sueño—. Voy a invernar hasta que sea primavera, así que no me puedes molestar. Y me da igual que aún falte unos meses para que empiece el invierno, ¡no quiero salir nunca más! Akira, sin entender qué estaba diciendo la niña, se acurrucó sobre su cabeza, cosa que la molestó aún más. Al final la gata acabó desterrada al frío y triste suelo, lejos del confort que le brindaba la mullida cama. Evelyn no había podido participar en las clases que se habían llevado a cabo los días anteriores. Habiendo pillado un buen catarro, se mantuvo en su habitación recluída, perdiéndose los últimos eventos de Hogwarts. Entre ellos, su tan añorada clase de Quidditch. Sin conocer la posibilidad que aún tenía de poder unirse al equipo de su casa, sentía que su mundo se había derrumbado por completo. O quizás, estaba siendo demasiado exagerada. Al fin y al cabo, solo era una niña de once años. Tras aquel pequeño incidente, el silencio volvió a inundar la sala. Evelyn asomó su cabeza entre las sábanas, sorprendida al no oír a la gata trasteando con sus cosas, tan solo para encontrársela acurrucada sobre unas hojas en el suelo. Imaginando que podrían tratarse de apuntes de sus clases de magia no tardó en salir algo somnolienta de su escondite y le quitó a Akira su nueva cama con rapidez, hallando entre sus manos su calendario preferido de pared. —Se habrá caído con el aire, no debería dejar las ventanas abiertas por la noche... —bostezó, tallándose los ojos para acostumbrarse a la luz del día. Colocó el calendario de nuevo en su lugar correspondiente, pero algo captó su atención. Una fecha en particular se encontraba redondeada por un rotulador rojo muy cerca del día en el que estaban. Abrió sus ojos con genuina sorpresa—. ¡Oh, claro, cómo se me ha podido olvidar! ¡Se acerca Halloween al fin! >>Cambio de planes, Akira, ¡no puedo quedarme encerrada en una fecha tan importante! ¡Tengo que ir a ayudar con las decoraciones! Y pillar algunos dulces más si puedo. La despensa secreta está en números rojos. Y a la velocidad de la luz, la maga alistó todas sus cosas y salió rauda de su habitación directa hacia los pasillos del inmenso Hogwarts, dejando a Akira con toda la habitación de nuevo a su merced. Pero Evelyn no sospechaba que la actividad de decorar para la llegada de Halloween había llegado a su fin.
