Salón

Alisha se había acomodado mejor para facilitarme el apoyarme en ella, cosa que me arrancó una risilla baja. Habíamos confesado las cagadas, podría decirse que ahora éramos hermanas mellizas o alguna mierda así, como si no lo fuésemos ya por el hecho de que ell me hubiese comido el coño y que acabarámos de putear a Dunn por puro deporte.

—Igual es improbable que cualquiera de los dos me toque un pelo. —Bebí algo más de tequila—. Que eran amigos de mi hermano mayor y no sé qué. Así que tendré que buscarme otros yakuza o aprender la lección, para variar, y no sé. ¿Buscar comerle la boca a las mosquitas muertas de la academia o alguna cosa de esas? Ya sabes, nada que implique amenazas de muerte.

Se me escapó una risa algo más sonora al escuchar su respuesta a mi pregunta, no era que no me la oliera, pero quería ver si se atrevía a elegir una sola cosa solo por la gracia o algo. Le di un empujón suave antes de regresar a mi posición anterior, descansando la cabeza en su hombro.

Alcé las cejas al escuchar su nueva pregunta, me llevé un dedos a los labios y golpeteé algunas veces, pensativa. ¿Con cámaras desactivadas decía? Bueno eso estaba complejo, con tanto puto lugar que servía para el trabajo y tal. La enfermería obviamente quedaba fuera del mapeo, ya no solo porque fuese algo estándar que te cagas, sino porque su puta madre iba a volver poner un pie allí a voluntad, si era donde había echado el puto polvo con Hiroki.

Para traumitas ya tenía la puta calle donde se habían levantando a Aniki.

Cámaras habían en pasillos, salas de clubes, aulas y casilleros obviamente. Quedaban libres las duchas y los baños por lógica, nada que analizar.

Volví a cruzar las piernas, balanceando una sobre la otra.

—Joder, pues la pones difícil. Ni modo, allí en plenos casilleros, el metal frío de las hileras debe ser un añadido interesante. —Inhalé aire despacio, me lo pensé un rato y al final lo solté—. Te dejan libertad de matar a uno solo de los hijos de puta que hay en la academia, sin consecuencias legales y toda la mierda, ¿algún candidato? Te preguntaría por buenos sitios para follar, pero la verdad es que asumo que la respuesta directa es que cualquier sitio sirve en tanto sepas hacer la jugada bien.

Contenido oculto

Me puse a contestar para que me entrara sueño y al menos sirvió (?

 

El hecho de que su hermano mayor se hubiese juntado con la clase de chicos que justamente acabó siendo el tipo preferido de ella la verdad es que un poco de gracia me hacía. No iba a decir nada al respecto y disimulé bastante bien toda la gracia del asunto, pero la diversión seguía ahí. Igual acabé por reír ligeramente cuando escuché el resto de su respuesta y todo acabó mezclándose.

—Sounds like a plan~ Además, te aseguro que no tendrías problema en comerte a quién quisieras así que mira~

El empujoncito me sacó otra carcajada, algo incrédula, pero volvió a acomodarse en mi hombro y yo volví a dejarla estar. Es más, acabé por buscar su mano con la mía y comencé a acariciársela en un movimiento lento y suave, algo así como había hecho antes con Cayden pero sin segundas intenciones... más o menos. Es decir, siempre tenía segundas intenciones aun si no siempre eran conscientes.

La desgraciada tampoco me dejó mucho tiempo para disfrutar de su respuesta, que fue de lo más interesante, porque la pregunta que me hizo después me tomó un poco desprevenida y todo. Me las arreglé para dejar el aire salir en una especie de mofa y me quedé un segundo en silencio, pestañeando con lentitud.

>>¿Qué es esto, Shio-chan? ¿Intentas hacerme un perfil criminológico o algo~? —bromeé, aunque no tardé mucho en suspirar y cogí la botella para darle un trago—. Fue Eris la que me dio las pastillas, la del flequillo blanco a la que le comiste la boca hace unas horas. Y me da la sensación de que eso no es lo peor que ha hecho en su vida, pero aun así no la mataría; no mataría a nadie, sorry~

Para empezar, era plenamente consciente que había sido mi culpa, que había sido yo la que había acabado tomándose las pastillas incluso cuando podía no haberlo hecho, igual que me tomé la mierda que me dio Aiden aquella vez hacía unos años y que no rechacé. Que ambos se habían aprovechado de un momento de vulnerabilidad era obvio, pero que no me habían coaccionado también era verdad.

De nuevo, si hubiese sabido que la puta zorra se había metido con Joey en su peor momento y que en gran medida había sido por mi culpa, la respuesta hubiese sido jodidamente diferente. Tampoco me temblaría el pulso por empuñar un arma, eso sí que lo sabía más que nadie. Pero por suerte, no tenía ni idea, y toda aquella información seguiría sin salir a la luz.

>>El armario de enseres es el mejor sitio, linda, aunque la azotea es bastante más divertida. No creo que se acerque a la sensación fría de los casilleros, pero las rejas también son un añadido interesante.

Lo otro era también verdad, las cosas como eran, porque si la follada en cuestión era buena poco importaba el sitio realmente. Pero también era cierto que a veces el lugar convertía un polvo mediocre en uno decente y uno bueno en algo bastante espectacular, así que no eran datos que fuesen inútiles~

>>A ver, cuéntame alguna fantasía sexual que tengas. Seguro te guardas un par~

 

Se me aflojó la risa también con su comentario de que podría comerme a quien quisiera, es decir, una parte de mí lo había sabido toda la vida o al menos de unos años para acá lo tenía claro. Que se lo dijeran a Hiroki y Altan, que había terminado por arrastrarlos a pesar de que parecían odiar la vida en general, pero en grandes rasgos no había mucho que hacer contra mí. Me acercaba, me colaba bajo las defensas y para cuando se daban cuenta ya les había pegado el golpe en la nuca.

Sonreí un poco cuando sentí que me tomaba la mano, hasta la presioné un poco y cerré los ojos unos segundos, hubiera o no segunda intención en la movida lo cierto es que yo estaba pasando de ella como una campeona si era el caso. Podía decir que eso era lo más tranquila que había estado en días, por sorprendente que sonara que fuese precisamente junto a Welsh que hubiese encontrado algún sosiego.

Se me escapó otra risilla al escuchar su pregunta del perfil criminológico y me encogí de hombros.

—Pues es lo que pasa cuando me dejas vacíos argumentales. —Me callé cuando siguió hablando y suspiré con pesadez cuando terminó—. ¿De verdad no lo harías? A veces dan ganas de darle un tiro entre las cejas a más de un hijo de puta, si me preguntas.

Lo había dicho en un murmuro casi y en sí no era ninguna sorpresa tampoco, acababa de confesarle que una puta pandilla había apaleado a mi ex, matado a su perro y me habían dejado una oreja cortada, eso era apenas el principio de la mierda. Luego estaba el desgraciado que había arrollado a mi hermano, que vete a saber quién mierdas era. Si me picaban un poco el mal carácter y me daban un arma pues tal vez se me fuese la pinza.

Luego la seguí escuchando, la cuestión de los sitios para follar y no sé qué, solté una risa nasal al escuchar lo de la azotea. Tampoco hacía falta preguntar quién se la había follado allí arriba.

Cuando preguntó lo de la fantasía sexual alcé ligeramente las cejas, le di cabeza un rato pero la verdad es que ganas de soltar la lengua respecto a eso no tenía y acabé por alcanzar la botella para pegarle un trago largo.

—¿Además del pedazo de momento voyeur que acabo de tener? Pues está difícil eh. —Contuve la risa—. Pero te regreso la pregunta porque me va el cotilleo.

 

Tuve que girar la cabeza por completo para poder mirarla; tuve que hacerlo para repasar su rostro desde el mejor ángulo posible, aún si el escaneo que le hice fue bastante más lento de lo esperado por culpa del alcohol, y solté una risotada al volver a mirar al frente. Negué con la cabeza, chasqueando la lengua un par de veces, antes de volver a hablar.

—Cariño, ¿no se te olvida un pequeño detalle? Digo, el hecho de que yo también soy una de las hijas de puta de la academia. Bueno, igual no te culpo, ¿eh? Disimulo bastante bien... ¿o no? —le dirigí otra mirada de soslayo fugaz, en aquella ocasión con la sonrisa pegada a mis labios de nuevo, así como si nada—. No es que vaya a defenderlos ni nada, don't misunderstand me, pero... sería como admitir que yo también me lo merezco, ¿no? El tiro entre las cejas. Y mira, linda, para preocuparme por si me pegan un tiro ya tengo Estados Unidos~

Claro que en ningún momento dije que no me lo mereciese, porque como ella misma había dicho, era muy probable que a ojos de varias personas sí que lo hiciese. Un tiro, una paliza... o cualquier cosa que seguramente yo no dudaría de realizar dependiendo de la situación. Igual lo había dicho todo con una ligereza que hasta un poquito de miedo tenía que dar o algo, pero nada que me interesase en ese momento.

>>Ah, cierto, el momento voyeur~ Me alegra que te haya gustado el espectáculo. Aquí entre nosotras, lo último que esperaba de esta noche era acabar comiéndole la boca al corderito, life's a box full of surprises~

Era obvio que esa no era la respuesta que tenía que haber dado, pero igual entendía que uno no fuese soltando sus fetiches así al aire. Digo, no todo el mundo era como yo, por fortuna para muchos, así que that's that. Luego me devolvió la pregunta y me quedé mirando la botella de tequila que había vuelto a coger entre mis manos, con una sonrisa que ya no sabía si seguía siendo de diversión o tenía ya algún tinte diferente en la misma.

>>Alguna que no haya cumplido ya, ¿huh? Uhm... ¡ah! Hacerlo con un profesor~ Te prometo que cada vez que veo a Shinzo por los pasillos, acabo soñando con el cabrón haciéndome de todo en la sala de profesores. Encima se supone que le gustan jovencitas, que está saliendo con alguna alumna o algo, pero ni idea~ —moví un poco la botella después de hablar y acabé por levantarla para poder comprobar mejor su contenido; efectivamente, ente una cosa y otra le quedaba para poco más que un par de tragos—. Venga, ¿algún último pecado que confesar, Kuro-chan, antes de que cierre la capilla?

 

—Nada que hacerle si te buscas la mala vida a posta —atajé un poco al vuelo a su comentario de que era como admitir que ella también se lo podía merecer. En realidad era el equivalente de que yo culpase a alguien por haber recibido amenazas de pandillas cuando yo sola me había liado con un pandillero—. Pero hablemos de la bala que te podría meter en la cabeza cuando hayas matado un perro por deporte, arrollado a alguien inocente por ir hasta las tetas de alcohol o drogado a una chica hasta dejarla incapaz de subir las escaleras a su propia casa incluso si esta no se negó.

Alguien inocente decía porque no había conocido realmente la clase de persona que era mi hermano, no sabía que había sido un elegido de la yakuza como debía serlo el cerdo de Tomoya ahora mismo, como podía llegar a serlo Altan también si se le volaba la pinza un día. No sabía que lo de mi hermano no se había limitado a solo amistades de dudosa moral como Arata y el cordero degollado, era algo más grande que le podía quitar la inocencia a ojos de la ley.

Pero la ignorancia era felicidad, ¿no? Y él se había encargado de montarse una pared de humo que nunca nos dejara ver la mierda ni olerla, desconocía que había tenido el azufre en las narices, en mi propia casa, pero incluso así era posible que no hiciera ninguna diferencia porque era sangre de mi sangre y si algo había compartido con el idiota de Hiroki era ese maldito sentido de manada. Tocaban a uno de los míos y todo se iba al demonio.

Solté una risa sin gracia al escuchar que lo último que esperaba de esta noche era comerse a Dunn y volví a encogerme de hombros.

—Debería darme las gracias por vender su cabeza de esa forma, tiene que ser hipócrita para venir a negarme que se divirtió.

Se me escapó una carcajada cuando respondió a la pregunta que le había regresado y negué con la cabeza, algo incrédula para qué mentirnos, mira que me podían interesar un poco de mierdas medio extrañas, de repente ser voyeur y toda la cosa, pero pensar en follarse un profesor ya era de la siguiente liga. No añadí nada porque no creí que hiciera falta, en su lugar le quité la botella de las manos para beber de nuevo.

—¿Algún otro pecado? —Le di vueltas al contenido de la botella, que ya no era mucho—. Pues le solté una bofetada a Katrina hace unos días.

 

Bueno, estaba bastante claro que la niña tiene varios issues sin resolver en la vida con mucha gente y la cuestión era que a esas alturas poco o nada me interesaba ya seguir con ese hilo de la conversación. Para todo el alcohol que me había metido ya en la sangre, lo último que me apetecía era comerme la cabeza con conversaciones sobre hijos de puta que escapaban de mi control.

—Igual ese cabrón ya se lo había pasado más que bien sin nuestra ayuda~

Miré de reojo como me quitaba la botella de la mano y, la verdad sea dicha, tuve que reírme. Me reí con ganas porque de toda la jodida confesión de pecados que acabábamos de tener, eso era lo último que me esperaba. Darle una bofetada a Katrina y aparecerse después por su casa, ya había que tener ganas de hacer esa gilipollez.

>>Vaya huevos, Shio-chan. Te preguntaría por qué, pero mira, no creo que aguante más sorpresas así hoy.

Me tomó mi tiempo dejar de reír y para cuando finalmente lo hice, dejé salir un suspiro pesado negando con la cabeza un par de veces y arrebatándole de nuevo la botella a la morena de las manos. Me levanté del sofá de un salto, di una vuelta sobre mí misma antes de encarar a la chica y alcé la botella en el aire.

>>Por nosotras, linda~ —me acabé el trago que le quedaba a la botella de una y la dejé por ahí, en la mesa central, antes de acercarme al sofá solo para coger mi bolso y rebuscar en el mismo justo después—. Tenías que coger tus cosas de arriba, ¿verdad? Bueno, te espero afuera~

Saqué un paquete de cigarros con una sonrisa victoriosa y se lo enseñé a la chica, meneándolo un par de veces, para indicarle que saldría porque me apetecía fumar. No dije nada más y me dirigí hacia la salida del salón abriendo el paquete, soltando una ligera carcajada al hacerlo. Vaya, pero si tenía un mechero ahí dentro, qué cabeza la mía.