Localizado en el tercer piso del colegio, el Salón de Trofeos es una galería donde se encuentran exhibidos varios premios, trofeos, copas, placas, escudos y medallas en vidrieras de cristal. También se encuentran en exhibición los Premios Anuales y los Premios por Servicios Especiales al Colegio que hayan obtenido alumnos destacados.
El Salón de Trofeos se encontraba al final de un pasillo del tercer piso del castillo, tras una puerta ubicada justo frente a una ventana con barrotes. Por las noches la puerta de este salón se encuentra cerrada sin llave; el celador Filch considera que ningún estudiante perdería su tiempo entrando aquí, por lo que ni se preocupa por este lugar en particular. De momento la recámara se encuentra vacía; ni Wolfgang ni Raven han llegado todavía. Contenido oculto @Lucas Diamond @Bruno EVF @SweetSorrow @Liza White @Steve Yops @EliLover @LuKe @Hey Miguel @Noir @Nekita @Amane
Victoria Stone Y a pesar de mi lentitud a la hora de alcanzar el lugar, éste se encontraba vacío. Al parecer tenían razón en lo de que Filch no vigilaba el salón pues encontré la puerta cerrada sin llave, fácilmente accesible. — Bueno, queda esperar — murmuré, acercándome curiosa hacia los estantes para leer todos los trofeos recibidos por el colegio. Así me entretendría mientras llegaba el resto de alumnos.
Melinda Era cierto lo que habían dicho: el camino cercano al Salón de Trofeos era sencillo de atravesar debido a la ausencia del celador Filch. Mi avance en los primeros tramos se había visto demorado debido a un exceso de cautela por mi parte, pues me quedaba inmediatamente quita ante cualquier sonido o sombras sospechosos. Pero cuando alcancé el tercer piso, no hubo nada de qué preocuparse. Me postré frente a la puerta del salón y la empujé. Antes mis ojos se presentaron un número relativamente grande de copas metálicas que, incluso en esta hora, desprendían un brillo que no hacía más que resaltar la belleza de sus formas. Estaban dispuesto a lo largo de un galería que atravesé con el mismo silencio con el que lo hubiera hecho un fantasma, admirando cada una de las copas y analizando los nombres grabados en los premios especiales. Estuve tan absorta en esta tarea que, en algún punto, mi cabeza dio un leve choque contra la de Stone, quien también estaba en actitud contemplativa, inclinada sobre una de las vitrinas. Al principio me alarmé y llevé la mano a mi túnica, pero la dejé suspendida al segundo siguiente en cuanto noté quién era la otra presencia. —Lamento esto —me disculpé, llevando una mano a mi cabeza— ¿Te hiciste daño?
Victoria Stone Mientras observaba totalmente absorta los trofeos, recibí un repentino golpe en la cabeza, haciéndome despertar de mi ensimismamiento. — Disculpa — dije por instinto, antes de siquiera saber quién había sido la otra víctima del golpe. Me llevé la mano a la zona golpeada pero sonreí al escuchar la voz femenina y reconocerla. >> Yo estoy bien, Melinda, gracias por preguntar. ¿Tú estás bien? — pregunté de vuelta, bajando la mano al rato pues dejé de notar molestia.
Andrew Aldridge —¿Y dónde está Tyler? Pregunté ingresando al Salón de Trofeos mientras miraba a mi alrededor buscando al que nos había invitado. ¿No era este como un Club de la pelea? me dije a la par que sacaba mis guantes recién adquiridos y me los ponía. Primero una mano y después la otra, tan fácil como eso había tomado prestado aquellos extraños guantes, que encontré tirados dentro del cajón de un alumno de tercer año... bajo llave. Los devolvería luego... supongo. En la Sala de trofeos nada más estaban Victoria y Melinda, al parecer esperando al resto. Me acerqué a las niñas y me uní a su charla. —Buenas noches, señoritas, ¿qué tal están? —saludé con elegancia en mi exagerado acento inglés, el cual empleaba de vez en cuando para hacer broma de mis raíces inglesas—. ¿Listas para echar un par de dientes?
Danielle Abbadie. Mientras caminaba por los corredores me invadía el pánico, pensé en dar la vuelta, nadie notaría mi ausencia. Cuando estaba por girar mi cuerpo escuche voces, mis compañeros de año se encontraban cerca. Me debati un último momento, me había metido sola en esto y tendría que cumplir. —Hola a todos —saludé al entrar en el salón.
Ryder Parker. Caminé a una relativa oscuridad por los pasillos, y debo admitir que no me molestó para nada. El no ver el añejo aspecto de ruinas reconstruídas me daba la libertad de imaginarme una arquitectura del siglo actual, lo cual era perfecto para mí para mitigar el malestar que me causaba este lugar. Finalmente, llegué al tercer piso. A decir verdad eso fue exageradamente sencillo, no sé si las molestas escaleras también duermen o qué, pero pude llegar sin problema alguno y entré en el Salón de trofeos... Un montón de premios brillaron con la luz lunar. ¡Wow, wow, wow! ¿Y todo esto qué es? De seguro los compraron todos y los tienen de adorno, es que... simplement no me la creo. A lo lejos vi que varios chicos, entre ellos Melinda y Andrew, ya estaban por ahí, pero no los "anfitriones". —Well, parece que a los organizadores de esta cosa se les hizo tarde —comenté al aire, acercándome al grupo—. Yo sólo espero que esto no haya sido una estúpida broma infantil trillada donde en realidad querían meternos en problemas mientras ellos se quedan calentitos en su cama durmiendo como un lactante. Ojalá no sea eso... por el bien de ellos.
Contenido oculto Al salir de la sala común, he estado tan nervioso por la salida que pensaba que estaba solo, pero hay unos cuantos estudiantes hablando, y me deslizo por la puerta de la manera más escapista que puedo. Sin hacer el menor ruido, salgo al pasillo y me quedo petrificado. La noche invade el castillo, todo está en un silencio sepulcral. Si ya estoy nervioso por avanzar al Salón de los Trofeos, tengo que añadirle el tortuoso sendero nocturno de ahora. Me recorre un escalofrío por la espalda, y acaricio mi varita para sentirme medianamente seguro. Aunque eso no me servirá de nada si me encuentro con Filch. Por seguridad, recordando aquellas películas de espías, pego la espalda a la pared con los brazos estirados a lo largo. Coloco mis pies de puntillas y comienzo a avanzar, girando la cabeza cada dos por tres. La piedra está fría y áspera, pero no me atrevo a separarme de ella, da cierta seguridad. Sigo por el pasillo, hasta llegar a las escaleras. A cada giro saco la cabeza primero poco a poco para ver si hay alguien, y más de una vez salto aterrado con los sonidos de los cuadros. Intento o despertarlos, pero oír roncar a los lienzos no me tranquiliza nada. Tras mi dura travesía, llego al tercer piso. El pasillo prohibido. En este momento me aterra más que me pille Filch que lo que pueda haber ahí dentro, por lo que me cuelo rápidamente, moviendo la cabeza hacia todas partes sin parar para vigilar. Al fin, consigo llegar a la puerta de la Sala de Trofeos sin ningún percance, pero ya sudando y con falta de aliento. Abro la puerta lo justo para deslizarme dentro de la sala, no me apetece que el chirrido de los goznes alerten al bedel y nos encierren a todos en las mazmorras del castillo, si es que eso existe. Mi cara de sorpresa se materializa al momento en cuanto entro en la sala y observo su interior. La plateada luz de luna se refleja en los trofeos, creando un espectáculo de luces impresionante que no me dejan moverme. Necesito verlo durante un rato, creo que en el que mi cara se vuelve un tanto imbécil, con la boca abierta y a falta de salirsele un "¡OH!". El largo pasillo de trofeos avanza hacia delante, con el mayor metal tan detallado que haya visto en mi vida. En cuanto uno de esos preciosos rayos me da en el ojo, consigue desembelesarme y me doy unos cachetes en la cara, para espabilarme. —Brrr, despierta Gray, has venido a hacer algo, no te empanes —los tortazos son suficiente para que me espabile, y avanzo con paso lento por el lugar, a ver si veo a alguien. Solo tengo que andar un poco para ver a un grupo de chicos reunido cerca de los trofeos, y me acerco con un poco más de confianza. — Buenas, ya he llegado. Pero parece que el chico Slytherin no está... ¿De que habláis? —mientras avanzo, sin querer (Como siempre) choco el pie con uno de los trofeos que está en el suelo, y siendo este más pesado que yo, me hace medio tropezar, abalanzándome hacia delante. Por suerte, agito lo más que puedo los brazos en hélice para recuperar el equilibrio y no empotrarme contra el suelo, y de milagro lo consigo. Lo siguiente es mi cara tan roja como un tomate, mirando de reojo al grupo entre mis manos.
Daniel Brown La hora del duelo llegó finalmente. Se me hacía tarde, así que debía apurar. Junto a mi retraso, se juntaron las escaleras y su rabia contenida hacia el mundo, que me complicó más de lo esperado el viaje, pero al fin conseguí llegar al salón de trofeos. Abrí la puerta sin cuidado alguno, entré en la habitación y me retiré a un lugar donde nadie me molestase, evitando cruzarme con nadie. —Pts, menuda panda... En vez de ponerse a practicar se ponen a hablar, como si eso les fuese a servir para ser más fuertes o algo... Distinguía algunas figuras, pero otras eran nuevas para mí. Sin embargo, no había nadie de mi casa. ¿Cómo podían ser tan gallinas? —Al final resulta que voy a ser yo el que tire de Slytherin adelante...
Melinda —No ha sido grave —respondí, bajando mi mano a su vez. Me disponía a preguntarle si alguien más se encontraba en el salón, cuando en ese momento Aldridge hizo acto de aparición con un saludo muy educado—. Admito que me siento curiosa por este club de duelo, de otro modo ni me hubiera molestado en abandonar la comodidad de la cama. Ah~ —clavé mis ojos en los de de mi compañero de casa—. Y nada de "señorita", me es preferible un trato más informal, si te place. Ya están llegando los demás... Abbadie, Parker y Gray ingresaron a la sala, éste último con una entrada graciosa que, sin embargo, no me arrancó sonrisa alguna. Confiaba en que mantendría la seriedad en un asunto como éste. Por otro lado, también entró el Llorón, que no perdió la costumbre de irse a un rincón como si lo hubieran castigado... Era de agradecer. Miré a mi alrededor... —Aquí faltan los Tyler, Willson y Holder —dije—. Los he visto hablar con Raven durante la cena.
Kara Willson Había salido de la sala común sin mucho problemas, dando un par de saltitos por los pasillos segura de cada paso que estaba dando, porque realmente no se veía rastro del guardia y su gata, solo que en cada esquina si me aseguraba que no hubiera nadie rondando para poder seguir con mi trayectoria tranquila y segura porque realmente no me apetecía que me castigaran, ¡tan solo llevaría un par de días en Hogwarts y ya estaría castigada! y no, no podía permitir eso, o tan siquiera no tan temprano... Y con ese paso constante logré encontrar la sala de trofeos después de haber subido las escaleras hasta el tercer piso, lentamente abrí la puerta y me encontré con que tal vez había llegado un poco tarde, sonreí ligeramente como si eso excusara un poco mi llegara "tarde" al lugar y me adentré lo más rápido que pude y mirar con atención los trofeos que allí se encontraban, eran demasiados trofeos... ¿algún dia nosotros llegaríamos a ganar algún trofeo para Hogwarts?
Raven. La puerta del salón volvió a abrirse súbitamente, y fue la joven Raven Clearwater quien ingresó por ella esta vez. Entraba sola, con su cabello negro amarrado en una única coleta y su varita en alto. Su varita desprendía una luz que la chica había usado para iluminar su camino a través de los oscuros pasillos hasta llegar al salón. —Nox —pronunció la chica, y la luz de la varita se extinguió en el acto—. Oh, vaya, creo que todos ya han llegado… oh, no, esperen, creo que falta Evelyn… ah, y los dos hermanos, Emma y Adam. Y Wolfgang todavía no llega, supongo que podemos esperarlos un ratito más… Contenido oculto @Liza White @Noir @SweetSorrow ¡son los únicos faltantes! Los esperamos aquí, intenten presentarse en el salón cuanto antes :3
Danielle Abbadie. Poco a poco iban llegando más estudiantes, los saludaba con un ligero movimiento de mano, sin decir palabra alguna. En mi cabeza se seguían formando escenarios posibles tras esto, como quienes ganarían duelos, quienes combatirían contra quienes y que pasaría si nos descubrían. En mi cabeza se formaron los posible castigos, puntos menos, tarea extra, y un sin fin de ideas más. La puerta se abrió nuevamente y la luz de una varita me molesto en la cara, pude ver a Raven entrar al salón y tras cerrar la puerta apago su varita. La mire curiosa, recordaba leer el encantamiento Nox en uno de mis libros, era el encargado de apagar el Lumos. Me gustaría poder aprender el encantamiento en un futuro cercano, podría llegar a ser bastante útil. Y ahora que lo pensaba, no tenia muchos conocimientos sobre los hechizos que sabían mis compañeros, podía asegurar algunos, pero quizá ellos practicaron algunos en sus tiempos libres o sus padres les enseñaron alguno que otro encantamiento antes de venir. Ahora un nuevo miedo me recorrió, si no sabía como iban a atacar no me sabría defender de la mejor manera, sin contar que no conocía nada sobre defensa, ya que lo pensaba ¿no pudieron esperar a que nos enseñaran algo de defensa antes de organizar este club de duelo? Arrugué la nariz con los pensamientos, cada minuto que pasaba era más difícil llevar con calma la situación en la que me metí.
Evelyn Holder Finalmente, la noche había caído sobre Hogwart. Todo el castillo estaba ya sumergido en un letárgico sueño, y el silencio más absoluto reinaba en el lugar. Tan solo podía escuchar a alguno de los cuadros parlanchines roncar como si no hubiera un mañana, y unas ganas irrefrenables de volver atrás y coger unos tapones me invadieron por completo. Pero no, esta noche no. Todo debía salir perfecto si queríamos llegar a salvo al Salón de Trofeos, y yo me encargaría de ello. Esta noche sería... ¡la super maga escapista! Asomé la cabeza en mitad del largo y extenuante pasillo que nos separaba de las escaleras, frunciendo el ceño con total concentración en lo que hacía. Sin despegarme de la pared me escurrí de la habitación como si estuviese inmersa en una de esas películas que tanto le gustaban a papá y me cercioré de que todo estuviese en orden. A los pocos segundos, les di luz verde a los hermanos Tyler. —Psst, chicos, no hay magos en la costa. Ni seres mágicos, muggles y tampoco... ¡eh, alto! ¡Sospechoso a la vista! —sin apenas dejarle tiempo a los hermanos para poder adentrarse en los pasillos ni dar un solo paso más, apunté con mi varita con un tono amenazante hacia un lugar determinado en medio de la oscuridad. La luz de la luna me reveló la identidad de otro de los cansinos cuadros parlanchines y bajé el "arma", despreocupada—. Nada, nada, falsa alarma, podéis salir ya. Comprobada el área del pasillo exterior me volví hacia Emma y Adam y les hice señas con la mano para que se acercasen, en un tono confidencial. Sin poder reprimir una risilla de lo emocionante que me resultaba estar haciendo esto comencé a adentrarme hacia las escaleras para asegurar el camino contiguo, siendo seguida de cerca por los Tyler. Aquella noche me había nombrado a mí misma la super guardaespaldas de los hermanos porque sí, para hacer más interesante el viaje, y debía procurar que llegasen sanos y salvos al Salón de Trofeos. ¿Qué sería de mi vida sin pequeños juegos como este? ¡Un completo aburrimiento, claro que sí! *** Un solo peldaño más y los tres ya nos encontrábamos en el tercer piso, nuestro destino principal aquella divertida noche. Al igual que los otros tres pisos no parecía haber ni un solo rastro de Filch y su gata, por lo que la escapada hasta aquí fue relativamente fácil. Aún así no podía confiarme, por lo que me encaminé liderando la fila y empuñando la varita en todo momento. Nunca se sabía quién podría asaltarte por sorpresa, tenía que estar muy muy atenta. En medio de la oscuridad y a tan solo un par de pasos de alcanzar el pomo de la puerta escuché un par de pasos que me hizo congelar la sangre, y toda la valentía que había estado conservando se esfumó por completo. Me giré con gran rapidez y solté un pequeño gritito que logré tapar colocando una mano en mi boca, tan solo para descubrir que se trataba de un alumno al que le había entrado ganas de ir al baño por la noche. Respiré profundamente, aliviada, y observé al chico correr hacia el baño como si nada. —¡Procura no beber mucho en la cena, chico, que luego pasa lo que pasa! Luego no digas que no te he avisado —le susurré conteniendo una risa hasta que desapareció tras el pasillo. Ya más tranquila y con la situación controlada les hice un ademán a los hermanos para que se acercasen y, finalmente, abrí el pomo de la puerta. La emoción podía palparse en el ambiemte—. Vamos, ¡adelante, que al fin hemos llegado! Las vistas de aquel nuevo lugar para mí sin duda hicieron que ya de por sí el viaje hasta aquí mereciese la pena. Nunca supe de este lugar y eso era raro, pues me había pasado el día curioseando la mayor parte de los sitios de Hogwarts pero wow... ¡cuantos trofeos, y qué brillantes eran! Me entraron ganas de ir a verlos todos y cada uno de ellos, pero algo me decía que llegábamos un poquitín tarde. Quizás por el hecho de que no parecía faltar nadie más aparte de nosotros. Síp, creo que por eso algunos nos miraban con algo de alivio y reproche. —¡Ya estamos aquí, perdón por la tardanza! —agité mi mano de lado a lado mientras caminaba hacia los demás junto a Emma y Adam, con una gran sonrisa en mi rostro. Nos acercamos al cúmulo de alumnos y yo no pude evitar saludar a todos y cada uno de ellos, a algunos incluso ni los conocía, qué genial poder conocer a más alumnos de nuestro curso. Raven estaba allí así que quizás empezara ya el club de duelo. Aún así, me dio curiosidad preguntar—. ¿Falta alguien más?
—¡Ah, han llegado! —exclamó Raven con emoción al verlos llegar—. Sí, creo que ya estamos casi todos. Sólo falta Wolfgang… qué raro que aún no haya llegado, ¿le habrá sucedido algo? Todo esto fue su idea después de todo, debería haber sido el primero en llegar a tiempo… ¿y eso? ¿Alguien más escuchó ese sonido? Raven ladeó la cabeza. Se escuchaban pasos… pero no los frescos y juveniles pasos de un estudiante que se aproximaba, sino pasos fuertes y robustos, como los de un hombre adulto. Y una voz potente… ¿era insultos lo que se podía oír a lo lejos? Raven se acercó un poco más a la puerta y pronto se hizo audible lo que sucedía en el exterior. —¡Já! Estudiantes fuera de la cama, estudiantes de primero, se creen que pueden llevarse el mundo por delante… ah, sí, esta vez ni Dumbledore no podrá salvarlos. Serán castigados, castigados, ojalá me dejen elegir el castigo, aún tengo las cadenas en mi despacho… vamos, el chiquillo de Slytherin dijo el Salón de Trofeos, ya casi llegamos Sra. Norris… —¡Es Filch! —chilló Raven, horrorizada—. ¡Nos ha descubierto! Esta viniendo para aquí… oh no, oh no, este lugar está al final del pasillo, ¡es un callejón sin salida! ¿Qué haremos? ¿Qué haremos? Raven se detuvo, intentando controlarse a sí misma y tranquilizarse. Respiró y logró recuperar la calma, aunque sus manos temblaban; su hermano le había hablado de los castigos del celador Filch, y eso no era algo que le deseaba a nadie. —Ok, veamos… oh, ¡lo recuerdo! Se supone que hay un pasillo secreto en este salón… es sólo un rumor, pero es lo único que puede salvarnos ahora. Así que, ¡rápido! ¡Pongámonos a buscar cuanto antes, antes de que Filch llegue! Todos se pusieron a buscar la entrada secreta oculta en el salón de inmediato, a toda prisa, pues sabían que Filch aparecería allí en cualquier momento. Finalmente, tras mucho revisar estanterías y vitrinas repletas de premios, Raven dio con una estantería llena de Premios por Servicios Especiales al Colegio que llamó su atención. Utilizando el encantamiento Wingardium Leviosa, ella fue capaz de mover la estantería para revelar un agujero en la pared por el cual podían colarse; no era un agujero muy grande, pero un estudiante de once años de edad podría pasar por allí sin problema alguno. —¡Vamos, rápido, no tenemos tiempo! Todos comenzaron a ingresar por el agujero sin dudarlo; nadie quería ser parte del severo castigo que el celador les tenía programado. Sin embargo, la entrada al pasadizo secreto no contaba con escaleras; se trataba de una especie de tobogán gigante por el cual había que deslizarse. No se veía nada en la oscuridad, pero dado que era o deslizarse o ser castigado, todos se lanzaron por el camino secreto. —¡Ferme! —exclamó Raven tras entrar por el agujero, siendo la última en entrar, lanzando el hechizo por sobre su hombro. La estantería volvió a su lugar y selló el pasadizo, volviendo imposible regresar por allí. Sólo les quedaba una opción: deslizarse hacia donde quiera que les llevara este pasadizo… Contenido oculto ¡Ahora sí, comienza la actividad! Crearé un tema nuevo donde serán etiquetados, para que vean dónde se encontrarán cuando caigan por este tobogán secreto… porque no estarán todos juntos. Ya verán a lo que me refiero ;)
