Interior Salón de actos

Riamu Yumemi

Y casi como si lo hubiésemos invocado, apareció de repente un chico en el salón que, por su apariencia, supuse que sería el tal Okimura. Me puse en pie mientras se acercaba, comiendo una última patata antes de cerrar la bolsa y devolverla a mi mochila.

Ah, mierda, ahora me moría de sed y no había traído ninguna bebida conmigo. Siempre me pasaba lo mismo, huh.

Distraída en ese pensamiento, cuando volvía a centrar mi atención en el chico lo hice con una ceja alzada, sorprendida. Pues sí que tenía razón Ophelia, era un poco extraño y desde luego le pegaba al club como líder.

—Sí, sí~ —respondí, canturreando, mientras me limpiaba las manos con un pañuelo—. Riamu Yumemi, un gusto~ ¿Asumo que eres el presidente? Me gustaría unirme, como bien has supuesto.

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Perdón, el distress de la ugr siendo inútil me impidió postear con tranquilidad (?)

 

Riamu Yumemi

¿Yumemi-chan? Pero bueno, qué confianzas.

Lo escuché con una ceja alzada, pasando un brazo por debajo del pecho mientras con la otra mano jugaba con un mechón de pelo. ¿Mi sueño formar parte del club? Teniendo en cuenta que parecían ser tres gatos, el sueño de que me uniese debería ser suyo.

Noté su mirada sobre mí y una sonrisa felina se me dibujó en los labios. Me acerqué más a él y, tras rizar un último tirabuzón en el pelo, pasé esa misma mano por su hombro con una caricia sutil.

—¿Qué te parece a ti, cariño? ¿Acaso no lo parece? ¿Que quiero toda esa atención, que el público me desee? —respondí, en voz baja, con una chispa de curiosidad por su reacción en los ojos.

Contenido oculto

Pheli-chan, no mires (???

 

Ophelia Byrne

Finalmente, el presidente del club había aparecido. Ophelia inclinó la cabeza al oírlo saludarla y siguió el intercambio entre ambos con calma y una cierta chispa de curiosidad danzando en su sonrisa. Parecía una conversación... Cómo ponerlo... ¿Más íntima? ¿Cargada de un tinte que excedía la liviandad de una presentación formal?

Ah, había tantas clases de personas en el mundo.

Su celular comenzó a sonar en el profundo eco del salón; era una pieza de Chopin. Atendió con movimiento sutiles y sólo asintió un par de veces antes de despedirse en un idioma extraño y cortar. ¿Neerlandés había sido?

—Han venido a recogerme —anunció, inclinándose hacia ambos—. Ha sido un gusto, Yumemi-senpai. Okimura-senpai, nos veremos la próxima vez; espero que más temprano, así somos capaces de honrar las actividades del club. Con su permiso.

Se retiró sin más. No había habido hostilidad en su voz, siquiera enojo, aunque se notaba que había hablado en serio. Deslizó los pies hasta el exterior del salón con la sutileza habitual y aspiró el aire del patio, tranquila. Ah, la primavera.

Había llegado el fin de semana, ¿no? Su padre estaría fuera por un viaje de negocios o... algo así, afortunadamente. Podría dedicarse a pintar, pintar y pintar.

Sin interrupciones innecesarias.

Sin conflictos circundantes.

Sin miedo.

 

Riamu Yumemi

Giré la cabeza hacia la chica cuando escuché su teléfono sonar, rompiendo por completo con el ambiente que había creado apenas unos segundos antes.

Incliné la cabeza a modo de saludo hacia la castaña, que me había caído bastante bien y no había motivo de ser maleducada tampoco, y en cuanto se alejó hasta el pasillo volví a mirar al presidente. Le di una palmadita leve en el hombro donde había dejado la mano y me alejé con una sonrisa inocente, como si nada.

—Eso, eso, no me gusta perder el tiempo~ —dije, con voz cantarina, mientras comenzaba a alejarme hacia la salida del salón también—. Un placer, Okimura-san~

Ah, qué divertido iba a ser aquello.

 

Contenido oculto

We were like an empty glass
These things weren’t built to last
So put your face on and smile when they talk to you
It’s not too hard, show complete disregard
For anybody but yourself

Nada.

Era una palabra de mierda pero muy acertada, y me iba quedando sin atajos para esquivarla o buscar alternativas. No iba a pedir también la versión de la historia de Lena, no era imbécil y sabía que ahí estaba la simple y cruda verdad. Nada. A mi intervención nada le siguió, nada estalló, nada contaminó. Mi veneno fue lo último que se inyectó en la sangre de Konoe, y ahora estaba así. Sin nada.

Nada.

Nada.​

Nada.​

No encontré cómo escupirle algo encima a Gotho aunque una parte de mí, quizá la única atada a los recuerdos, prácticamente imploró por hacerlo. Me quedé estaqueada al suelo, viéndolo alejarse, y no hice nada. El chispazo se evaporó y pestañeé, dándome cuenta que estaba parada a mitad de pasillo como una imbécil. El brazo que sostenía la bolsa sobre mi hombro cayó por su propio peso y las cosas me chocaron contra la rodilla. Mi plan original era el salón de actos, ¿verdad? Pues bien. ¿Qué planeaba hacer ahí?

Nada.

Había tenido un par de ideas. Practicar kickboxing, intentar bailar a ciegas, seguir las pulseras que tenía empezadas. Escribirle a Emi, a Kohaku, a Jez. Se me habían ocurrido todas las opciones que tenía a la mano para seguir luchando dentro del pantano, para no acabar de hundirme y olvidar cómo salir. Las había tenido, hasta la última de ellas, pero ahora no me movía el impulso de ejecutar ninguna y me di cuenta que, entonces, no me quedaba nada.

Las luces dentro del salón estaban apagadas y la luz del ocaso se filtraba de refilón, proyectando sombras largas, destacando las motas de polvo suspendidas. Navegué entre ellas en genuino silencio, me subí al borde del escenario y me recosté justo allí, con una pierna colgando sobre el vacío. Lo único que hice fue esculcar mi bolsa, sacar los cascos y dejar la música correr. Era algo triste, a quién engañaba, pero no me apetecía otra cosa.

Quizá fuera otro maldito intento, otro manotazo de ahogado.

Quizá quisiera forzarme a derramar lágrimas, al menos.​

Pero nada.​

Había llegado a mí como una suerte de epifanía, mientras veía a Gotho marcharse. Mi propia voz resonó dentro de mi cabeza, esa tan convencida sobre mi incapacidad de amar, y cualquier cantidad de imágenes desfilaron frente a mis ojos. Mi infancia, mi gran familia, los partidos de baloncesto, Rei, los onigiris en descuento, mamá, la casa silenciosa, Subaru, las sodas sin gas, Kakeru, los cielos sin estrellas, Kou, el frasco de pastillas, el viento de la azotea. Era una estupidez pensar eso, ¿verdad? Cuando tantas veces me había esforzado tanto por cuidar de mis amigos, protegerlos, hacerlos sonreír. Construirles una fogata, un camino a casa.

No, no era que fuera incapaz de amar.

Mi amor los alcanzaba, los envolvía.​

Y los quemaba.

Los envenenaba.
​

Arrugué el ceño, con la vista perdida en el techo, entre las vigas, los reflectores y los tubos fluorescentes opacos. En algún punto cerré los ojos, no sé cuándo, y la oscuridad fue más real que nunca. Ayer me había envuelto también, en la enfermería, pero Altan me cantaba y los trazos de brisa aparecieron poco a poco. Eran dulces, tímidos, de un tierno carmín neón. Ahora, sin importar cuánto tiempo esperé, y esperé, y esperé, no vi nada.

Nada.

Moví apenas los dedos del brazo que había echado sobre mi cabeza, como si pretendiera chequear mis signos vitales o algo así, y entreabrí los ojos un par de segundos. El mundo se vio desenfocado, una amalgama de tonalidades grisáceas en definitiva, y suspiré lentamente. No me dormí del todo, no fui capaz, pero me desconecté lo suficiente para que mi consciencia se dispersara y dejara de doler. Porque había ignorado los pedidos de auxilio de Kakeru, lo empujé al borde del vacío, le solté la mano y ahora, ahora sólo era incapaz de perdonarlo. Y me odiaba por ello. Y ya no sabía cómo ser honesta con mamá, extrañaba a papá y los seguía culpando por haberme arrastrado a este país horrible. Había envuelto a Konoe y la quebré en cientos, miles de pedazos.

Por favor, por favor.

Si seguía amando a los demás... iba a arruinarlos, ¿verdad?

Por favor, sólo deja de doler.

Eventualmente lo hizo.​

​

Y no quedó nada.​

 

Riamu pretendiendo fingir indiferencia no era algo nuevo en el menú, y no sabía qué me gustaba más: que lo intentara o que fallara estrepitosamente en ello. Igual no encontraba satisfacción alguna en mofarme de su falta de disimulo, ni siquiera me causaba gracia como tal, sólo... ¿era adorable, quizá? Que fuera un cabrón no me imposibilitaba de reconocer ciertas cosas, por muy alejadas que existieran de donde yo nunca salía, y si reconocía la lindura de un oso de peluche ¿por qué no hacerlo también con las personas?

En definitiva, el intento le quedó corto y yo me quedé callado, sin mermar mi sonrisa.

No hubo mucho debate en torno a mi pregunta, o quizá fuera más apropiado decir que Riamu así no lo permitió. Tenía mis ojos puestos en Alethea y, cuando quise acordar, la señorita tornado de aquí ya se había incorporado y se las había arreglado para quitarme la mano del bolsillo, arrastrándome con ella. Al principio opuse un poco de resistencia, por inercia más que otra cosa, pero en cuestión de segundos ya había soltado el aire por la nariz, resignado, y me limité a sopesar su propuesta. ¿Artes escénicas?

—¿Una obra de teatro? —reflexioné, sin dejar de caminar, y las observé de reojo.

Riamu pegaba el palo para estas mierdas, aunque la otra chica parecía más bien introvertida y yo... bueno, un tronco debía tener más espíritu actoral. También estaba el pelirrojo, pero me atrevía a arriesgar que le iría aún peor que a mí. En definitiva sólo parecía una idea apropiada para su dueña, pero tampoco tenía ganas de pensar.

Y además, ¿cómo iba a negarle yo algo a ella~?

—Puede ser —concedí, bajando las escaleras, y guardé silencio hasta que estuvimos dentro del salón de actos. Mi voz rebotó entre las paredes—. No todo es actuar, en cualquier caso, podemos preparar algo sencillo y repartirnos las tareas.

Me había soltado de su agarre suavemente mientras hablaba para empezar a navegar el espacio sin un rumbo concreto, las manos de regreso en mis bolsillos. Cuando llegué junto al escenario, le eché un vistazo y volví el rostro hacia las chicas.

—¿Alguna idea concreta, entonces? No sé mucho de teatro, me temo.

 

Sabía que mis intentos por parecer indiferente ante la presencia de Kou en el grupo no se los creía nadie, pero la cuestión era que tampoco pretendía que fuese el caso; era puro teatro impostado. Y si hubiese sabido que eso al chico le resultaba de alguna manera adorable, más motivo hubiese tenido para seguir haciéndolo de ahí en adelante. Por suerte para él, seguramente iba a seguir comportándome así incluso sin saberlo, porque así era yo~

Sea como fuere, a pesar de la resistencia inicial que pareció oponer y que decidí atribuir a alguna manía suya, tanto él como Alethea no tuvieron más remedio que dejarse arrastrar por mí hasta alcanzar el salón de actos. No estaba segura de si quería que hiciésemos una obra de teatro o simplemente usar el sitio para inspirarnos en un trabajo escrito sin más, pero en cuanto pusimos un pie dentro y vi el escenario delante de mis ojos, lo tuve claro.

Iba a brillar en aquel proyecto.

Solté el brazo de Alethea y junté las manos delante de mi rostro, siguiendo el trayecto de Kou hasta que se paró y volvió a mirarnos. Giré ligeramente el rostro, queriendo comprobar la expresión que el rostro de mi amiga tuviese, y cuando comprobé que me estaba dejando paso libre para responder, di un saltito antes de acercarme prácticamente corriendo hacia la posición dónde estaba Kou.

—¡Tienes razón, Kouchii, hay mucho trabajo detrás de una obra! —afirmé, mirándolo con los ojos brillantes, y seguí mi discurso soltando las ideas que se me iban ocurriendo mientras nos señalaba a cada uno de nosotros en el proceso—. ¡Puedo aprenderme algún monólogo y representarlo! Thi sabe tocar un par de instrumentos, así que ella puede encargarse de hacer la música de fondo, ¡y tú puedes encargarte del vestuario, cielo! Y... ¡y el otro chico de grabarlo y editarlo todo!

La emoción que sentía en esos momentos debía ser prácticamente palpable, y quizás en alguna otra situación me daría algo de reparo dejar ver de forma tan explícita lo mucho que genuinamente disfrutaba el teatro, pero me sentía lo suficientemente segura y cómoda en presencia de ambos como para no preocuparme en absoluto por ello. Quizás nos la pasábamos tonteando todo el rato y hubiésemos follado, pero también consideraba a Kou un amigo e, irónicamente, confiaba en él más de lo que cupiese esperar.

—Suena divertido, Riri~

—¿A qué sí? ¿Qué te parece, Kouchii? —acorté la distancia que hubiese entre nosotros tras la breve intervención de Alethea y deslicé ligeramente los brazos sobre sus hombros, entornando apenas la mirada en lo que ladeaba levemente la cabeza—. ¿Te gustaría vestirme~?

Contenido oculto

Riamu: 2.5 puntos
Kou:
Alethea:
Cayden: 0 puntos (?
TOTAL: 2.5 puntos

 

Estaba claro que Riamu ya había pensado en todo, así fuera de forma superficial, pues así funcionaba la mente cuando algo nos interesaba lo suficiente, ¿cierto? Ella actuaría, su amiga se encargaría de la música, yo del vestuario y así. ¿Quizá me dejaran a cargo, no sé, de la escenografía también? Era bastante maniático con los espacios que habitaba y tendía a involucrarme, haciendo modificaciones, arreglando los defectos o cambiando estilos. Y se me daba bien, de veras lo creía.

Tendía a quedarme satisfecho con los resultados, siempre y cuando me lo hubiera propuesto de veras.

En resumen, no tenía quejas respecto al bosquejo general de Riamu. Asentí ligeramente, permitiéndole hablar con plena libertad, y seguí sus movimientos hasta que llegó junto a mí. Ya sabía yo que era algo osada, pero aún así me pregunté si no le causaba ni un poco de reparo montarse la escenita frente a las putas narices de su amiga. A mí me daba igual, por supuesto, así que exhalé con calma y esbocé una sonrisa sedosa, recorriendo su silueta brevemente con la mirada antes de regresar a sus ojos.

—Bueno, creo que eso ya quedó claro, ¿no? —repliqué en un murmullo, refiriéndome al conjunto que le había comprado para nuestra cita en el 5ive—. Tú puedes dar fe de ello.

Volteé el rostro hacia Alethea, entonces, con suma naturalidad.

—¿Planeas aparecer, también? —indagué, para saber si debería encargarme de una o dos señoritas, y regresé la vista al escenario para expresar lo que había pensado—. Puedo encargarme de la escenografía, también, si hace falta.

Había que verme nada más, tan dispuesto y participativo en un proyecto escolar. Bueno, últimamente las cosas habían ido más que bien en general, así que no tenía motivos para quejarme o andar malhumorado. Los lobos se habían estabilizado, papá me había dejado bastante en paz, había resuelto las tensiones con Anna, tener a Riamu alrededor era divertido y... mi propuesta no había caído en oídos sordos, ¿cierto? Incluso sin haber recibido una respuesta afirmativa de inmediato, lo sabía; lo había visto en sus ojos. El bronce oxidado titilaba con una energía diferente cuando algo despertaba su interés. Siempre lo había hecho.

Y no había forma de que esta escuela le resultara indiferente, ¿cierto?

Contenido oculto

dejo el slot de cayden vacío just in case (?

Riamu: 2.5 puntos
Kou: 2.5 puntos
Alethea:
Cayden:
TOTAL: 5 puntos

 

Había que ver lo fácil que era motivar a Riamu en cuanto se le presentaba un tema que le apasionase, especialmente si tenía que ver con la actuación como en esta ocasión. Era probable que no hubiese nada que le gustase más que eso, y también sabía mejor que nadie que su pasión iba mucho más allá de los focos o la búsqueda de constante atención; era un amor genuino. Posiblemente ni Shinomiya ni yo tuviésemos el corazón de cortarle las ganas, y mucho menos cuando era un entusiasmo tan contagioso.

La seguí hasta el escenario también, asintiendo con la cabeza cuando propuso que me encargase de la música, y decidí sacar el móvil para ir barajando algunas posibilidades mientras Ri... bueno, digamos que se entretenía un poco más con el chico. De nuevo, no era nada que me molestase presenciar en tanto no se les fuese de las manos y, como tal, simplemente les dejé la intimidad que me fuese posible hasta que escuché a Kou refiriéndose a mí, haciendo que levantase la vista para mirarlos.

—Oh, no sé si debería...

—¡Sí! —exclamó Ri prácticamente por encima de mi voz, con emoción renovada, y no supe si a qué parte exactamente se refirió hasta que continuó hablando—. ¡Puedes encargarte de eso también, Kouchii! Si quieres actuar conmigo, también podrías~ ¡Y Thi! ¡Claro que deberías! ¡Dos chicas bonitas en escena nos va a asegurar una buena nota!

Solté una risilla avergonzada por el comentario, encogiéndome de hombros para acabar por dejarme convencer y asentir hacia ambos, confirmando que aparecería y que el muchacho podría encargarse de mi vestuario también, si así lo quería.

—¿Tienes algún texto ya en mente, Ri? —cuestioné, no mucho después, ladeando la cabeza con curiosidad.

—Uhm... tengo un par de opciones. Voy a tener que consultarlo con la almohada, así que mañana os confirmo cuál he elegido para poder elegir la música y lo que haga falta para la puesta en escena, ¿vale?

Asentí con la cabeza y esperé hasta que Shinomiya hubiese dado su opinión también para intercalar un par de miradas entre ambos, sonriendo ligeramente.

—Supongo que eso sería todo por hoy, ¿no? Iré a almorzar a la cafetería, por si me necesitáis para algo más. Ri tiene mi número, así que cualquier cosa ella te lo puede dar, Shinomiya-san —sentencié, sin perder mi calma natural en ningún momento y me despedí de ambos antes de salir del salón.

No creía necesario dar ninguna excusa extra ni nada por el estilo, pues era obvio que estaba dándoles la oportunidad de estar a solas al menos un rato antes de que acabase el receso, y no me importaba que fuesen conscientes de ello, aunque tampoco vi necesario decirlo explícitamente. Al fin y al cabo, ya habíamos dejado en claro los puntos básicos del proyecto y teníamos un buen punto de partida, ¿así que por qué no? Sabía que a Riri le gustaba pasar tiempo con él, de todas formas~

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Riamu: 2.5 puntos
Kou: 2.5 puntos
Alethea: 1.5 puntos
Cayden:
TOTAL: 6.5 puntos

 

No acababa de determinar si Ethans estaba bien o se sentía incómoda con el pequeño numerito que de repente nos estábamos montando, aunque siendo honestos tampoco me había preocupado demasiado. En la superficie lucía tranquila y era consciente que con ella siempre era así, lo había pensado desde que hicimos juntos el primer proyecto, pero otra vez: me daba bastante igual. Era su amiga, no la mía. Y si Riamu no se preocupaba, ¿por qué yo sí?

No era mi estilo en absoluto.

El atropello de energía de Riamu era tal que siquiera me molesté por replicarle cuando, en medio de su soliloquio, propuso que actuara con ella. No era algo que fuera a hacer, lo sabía incluso desde antes de considerarlo, pero tampoco veía necesario mencionarlo. Más temprano que tarde se daría cuenta.

Que sabía ceder, pero siempre dentro de ciertos límites.

Las chicas siguieron hablando y, cuando presentí que esperaban una respuesta de mi parte, simplemente asentí con la cabeza. No tenía quejas, me parecía bien que Riamu lo pensara y volviéramos a reunirnos ya con una obra en mente. La conversación, así, llegó repentinamente a un punto muerto y Ethans no tardó nada en excusarse y retirarse. La seguí con la mirada un par de segundos hasta que la puerta se cerró tras su espalda, y con la vista aún puesta allá, mi mano escaló hasta acomodarse sutilmente en la cintura de Riamu.

—Bueno, eso fue eficiente —susurré, el silencio del salón rebotó bajo mi voz y pestañeé, deslizando la mirada de regreso a Yumemi. Le sonreí con calma—. ¿Así que te gusta actuar, Ri-chan~?

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oh ma'am 7u7

 

No tenía mucha vergüenza encima, eso casi cualquier persona podía confirmarlo sin dudar demasiado, y que estuviese tonteando tan descaradamente con Kou delante de Thi era solo una muestra más de ello. En mi defensa, sin embargo, diría que no estábamos haciendo nada demasiado vergonzoso y era Thi de quién estábamos hablando; la chica no se molestaba con prácticamente nada.

Era, de hecho, bastante impresionante su capacidad de mantenerse tranquila en casi toda situación posible.

La cosa no fue a nada más, de todas formas, y no pude evitar la nueva ola de energía que me cayó encima cuando volvimos a retomar el asunto del proyecto. No me importaba compartir el foco en aquella situación, aunque digamos que tampoco iba a poner mucha queja si acababa quedándome con todo el protagonismo de la obra. Sea como fuere, después de declarar que les daría mis opciones al día siguiente, Thi se excusó con el almuerzo para salir del salón y dejarnos así a solas, algo que, supuse, planeó hacer desde el principio de la reunión.

Y, en cosa de una segundo después, noté el suave tacto de la mano de Kou en mi cintura.

Mis labios se curvaron en una sonrisa sedosa al notarlo, claro, y giré el rostro para mirarlo mientras deslizaba las palmas por sus brazos, hasta alcanzarle de nuevo el cuello y poder así rodearlo en una especie de abrazo; aproveché la posición para acariciarle la nuca con la yema de los dedos, también.

—Así es~ —confirmé, en voz baja, e hice un puchero con el labio inferior mientras ladeaba ligeramente la cabeza—. No me digas que te sorprende... ¿acaso no me ves subida en un escenario actuando~?

Contenido oculto

ehe 7u7

 

Haber tenido la atención puesta en la puerta cuando alcancé su cintura quizá me privó de su reacción inmediata, pero siendo justos, no fue nada diferente a lo que había estimado de ella. Allí estaba, con una de sus sonrisas suaves y las manos inquietas, que alcanzaron mi cuello y se enredaron en torno a él. Eché el cuerpo ligeramente hacia atrás, provocando que se me viniera un poquito encima, y alcé el brazo libre para rozar su mejilla con el dorso del dedo índice. No cargó ninguna intencionalidad particular, lo hice en un gesto vago y para nada premeditado mientras la oía hablar.

Fue, lisa y llanamente, una caricia.

—Hmm... —Arrugué el ceño y volteé hacia el escenario, despegando la mano de su rostro para completar el agarre en torno a su cintura. Me lo quedé mirando un par de segundos y regresé a ella, sin mostrarme convencido—. No lo sé, Ri-chan, ¿quizá necesite una demostración?

Era y no era una invitación, así como podía ser y no ser infinidad de cosas. El teatro dio paso a una sonrisa sedosa y la afirmé un par de centímetros en mi dirección, deslizando la palma abierta por su espalda en un movimiento ascendente.

—Ahora que lo pienso, hay un restaurante bastante curioso en Minato al que le quería echar un vistazo. —Mi voz era apenas un murmullo bajo que reptaba sobre el silencio casi metálico del salón—. Al parecer trabajan con cabinas privadas y puedes contratar diferentes servicios, desde espectáculos, películas, y... ¿cómo leí que les decían? Ah, sí: experiencias sensoriales.

Pestañeé, mis manos habían abarcado la totalidad de su espalda y la empujé lentamente hasta pegarla a mí.

—El sábado, ¿qué dices? —propuse, sin moverme de sus ojos, y fingí una inocencia absurda al agregar—: Considéralo regalo de cumpleaños.

¿Ventilando que había estado averiguando sobre ella? Qué más daba.

—Aunque, por supuesto, probablemente no me contente sólo con eso. —Le dejé un beso superficial en los labios y de un momento al otro, aunque con movimientos siempre suaves, la solté—. Luego te escribo con los detalles.

Y sin dejarle espacio alguno a replicar, le concedí una última sonrisa antes de hundir las manos en mis bolsillos y dirigirme hacia la salida del salón.

Contenido oculto

belu: sowwy bebi, no voy a poder responder
also belu, after the club5ive: hold my kouri shipper ass tHIS IS IMPORTANT

 

Si tenía que ser sincera, no creía llegar a ser ninguna clase de prodigio en cuanto a baile se tratase; dudaba que tan siquiera se me diese mínimamente bien, toda la verdad sea dicha. Pero se trataba de un proyecto escolar en grupo, y era simplemente injusto que todo el peso de la parte "práctica" recayese sobre los hombros de Anna y Catherine. Era probable que mi propuesta hubiese puesto algo de presión sobre Dante, pero no era algo que me preocupase demasiado, y menos cuando aceptó aún pudiendo haberse negado a ello.

—Crazy y Spring Waltz, entonces —murmuré, a modo de confirmación una vez las opciones parecieron ser definitivas.

Apunté en mi cuaderno eso mismo, las dos canciones con las que habíamos decidido trabajar y quiénes se iban a encargar de representar cada una, y levanté la vista cuando Anna terminó de hablar para proponer ir al salón de actos. Revisé la hora en el reloj de pared y asentí con la cabeza, pues ciertamente teníamos tiempo para ello y estaba segura de que íbamos a necesitar toda la práctica que pudiésemos tener.

Recogí, pues, mis cosas, para dejarlo todo ordenado en cuanto volviésemos a subir para las clases, y nos dirigimos hacia la planta baja, dónde se encontraba el salón de actos. Por suerte no estaba ocupado aquel receso y pudimos acomodarnos en él sin mayor problema, momento en el que me giré de nuevo hacia Anna con las manos tras la espalda.

>>Bien, ¿por dónde deberíamos empezar?

Contenido oculto

me dicen por el pinganillo que la canción de Spring Waltz es en realidad Mariage d'Amour de Paul de Senneville; es exactamente la misma canción, so no hace mucha diferencia, pero perdón por el fallo unu

ALSO yo sí quiero hacer el jueguito con los dados, must be fun uwuwuw

 

Cathy se había enganchado a mi brazo para bajar al salón de actos, cosa que me pilló francamente desprevenida pero no me molestó en absoluto. Apenas lo hizo, mi reflejo fue echarle un vistazo a Dante como si pudiera darme alguna clase de respuesta, considerando que (al parecer) se conocían de antes; pero no pasó ni un segundo que lo dejé estar y le dediqué una sonrisa a la muchacha, aceptándola en mi espacio con toda la naturalidad del mundo.

El camino fue breve y ameno, llegando a destino sentí el móvil vibrarme en el bolsillo de la falda y lo saqué con la mano libre. Era Kakeru. Una sonrisa divertida se me plantó en los labios y, al alzar la vista, lo encontré literalmente frente a mí.

—¿Qué onda? ¿Me estás stalkeando o algo? —bromeé, rezagándome un momento del grupo; él se encogió de hombros, inocente, y agregué—: ¿Ya acabó tu tour?

—Sip, recién. —Se volteó como si buscara algo, posiblemente a su guía turístico, pero al parecer no lo encontró y regresó a mí—. ¿Qué hacen?

—¡Ah! —La neurona se me iluminó y busqué su muñeca para jalarlo dentro del salón de actos—. Estamos con el proyecto, ¡ven, ven!

En esa simple frase, supuestamente, Kakeru tendría que haber sido capaz de comprender que mi idea, siendo que él estaba al tanto de nuestro trabajo, era ayudarnos o como mínimo fungir de espectador. De la forma que fuera se dejó hacer, regresé el móvil a mi bolsillo y cuando me reuní con el grupo, él se detuvo a mi lado.

—¡Traje ayuda! —anuncié, muy sonriente, y Kakeru hizo una ligera reverencia hacia los presentes—. Ya le hinché las orejas sobre nuestro proyecto así que quizá pueda darnos una opinión externa o hacer como Dante, ayudarnos con algún movimiento.

—Yo no firmé para esto —intervino en el tono suave usual, alzando las manos, y acompañó sus palabras de una risa breve—, pero me encantaría ayudar. Pueden llamarme Kakeru, es un gusto.

—O Fujiwara, si se sienten más cómodos, ¡bueno! —Junté las manos, captando la atención de todos, y volví a sonreír; miré a Kashya y Cathy—. ¿Les parece si arrancamos con las posiciones básicas de la danza clásica? Kakeru, pon algo de música.

—A la orden~

Ya me había puesto en modo bossy y todo. Hice un círculo más pequeño con las chicas mientras Kakeru se acercaba a Dante y le preguntaba qué música se suponía que reprodujera.

—Muy bien, ¿saben algo de ballet? ¿O les muestro las cinco posiciones?

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se me iba a hacer un super mess so dentro de un ratico acomodo ahí los mensajes de Altan (?

Por si acaso dejo un video que muestra las posiciones de ballet uwu Y si les parece bien, podrían lanzar un dado de 5 caras para definir hasta qué posición las niñas hacen sin problema para empezar a practicar a partir de ahí. Es lo que se me ha ocurrido just now, pero todas las sugerencias son bienvenidas <3

 

Una vez en el salón de actos, Anna se presentó en el mismo junto a un chico que me resultó completamente desconocido a pesar de llevar el uniforme del Sakura. ¿Otro alumno nuevo, quizás? ¿Incluso con el curso ya tan avanzado? Curioso, cuanto menos. Anna sí que parecía conocerlo, por otro lado, así que no tardó demasiado en presentárnoslo y decir que podría ayudarnos con parte del proyecto por tener información del mismo.

—Kashya —respondí hacia el chico, a modo de propia presentación y saludo, antes de volver a centrarme en Anna y asentir con la cabeza por su propuesta.

Los chicos se mantuvieron algo apartados, preocupado por elegir la música que fuésemos a usar para la práctica, y nosotras hicimos una especie de círculo entre las tres para poder ponernos con ello. Empezar por las cinco posiciones básicas parecía el mejor punto de partida, aunque era un poco difícil definir qué tanto podríamos continuar a partir de ahí sin saber mucho más al respecto.

>>Sé algo de teoría básica, pero... —murmuré, separándome un poco intentar reproducir con mi cuerpo cómo recordaba que era la primera posición—. Toda ayuda es bienvenida, supongo.

 

Di un par de palmaditas cuando vi cómo las chicas dominaban bastante bien hasta la tercera posición, ¡eso nos iba a ahorrar un montón de tiempo! Me fueron mostrando al tiempo que yo también las hacía, y me puse en modo profesora motivacional o algo.

—¡Sí, así! ¡Muy bien, chicas! Me hubieran avisado que estaba entre profesionales, oye —bromeé junto a una risa fresca—. Bueno, la tercera sirve de transición a la cuarta así que voy a reiniciar el proceso desde la segunda.

Me puse en segunda posición, entonces, y deslicé la pierna derecha hacia adelante, marcando la tercera. Los brazos, que habían estado extendidos, se juntaron al frente. A partir de ahí, les expliqué verbalmente conforme me movía muy lentamente. El pie que lideraba lo apoyé por completo en el suelo y lo giré hacia afuera; mi brazo derecho se extendió al frente y el izquierdo retrocedió.

—Esta es la cuarta posición; bastante incómoda, si me preguntan. Entre sus pies tiene que haber un pie de distancia. Y la quinta...

La música había empezado a sonar a un volumen bastante moderado, y al voltear el rostro me encontré con la sonrisa toda triunfante y orgullosa de Kakeru. Solté el aire en una risa nasal y regresé a las chicas, advirtiendo que el móvil en mi falda empezaba a vibrar. El brazo izquierdo volvió al frente, uniéndose con el derecho, y ambos se elevaron sobre mi cabeza en un óvalo al mismo tiempo que mi pie líder se deslizaba hacia atrás.

—Lo más importante de todo esto es hacer cada movimiento a consciencia y de forma prolija. ¡Y la postura, claro! Nada de encorvarse, señoritas.

Mantuve la quinta posición un par de segundos más hasta que relajé el cuerpo y solté el aire. No había planeado prestarle atención al móvil hasta que acabáramos, pero seguía vibrando y comenzó a picarme la curiosidad.

—Repitan el proceso un par de veces, ahora que tenemos DJ —indiqué, oí que Kakeru soltó una risa liviana y comencé a alejarme del grupo—. Yo ahora vengo.

Me detuve cerca de la pared, a unos metros de distancia, y saqué el móvil. La seguidilla de mensajes estaba casi completa y, primero, sentí un golpeteo repentino en el pecho al ver que se trataba de Altan. Podría haber sido inofensivo y pasajero, incluso podría haberme alegrado el día, pero el tinte de los mensajes mutó de repente y se mancharon de un color oscuro. Un color de mierda.

¿Que no me preocupara?

¿Me estaba jodiendo?

Me había encorvado un poco sobre el móvil sin notarlo, sentí un frío desagradable y advertí el temblor ligero de mis dedos cuando quise disponerme a responder. ¿El qué, exactamente? Bueno, era una imbécil de impulsos, y como tal, cité el mensaje que mencionaba explícitamente a Kakeru. Oí mi corazón contra mis costillas.

Le dijiste algo?
De nosotros

Ni siquiera sabía qué era precisamente ese "nosotros", pero para el contexto valía. No quise alzar a mirar a Kakeru, no quise hacerlo porque el cabrón iba a leerme como un jodido cuento para niños y aún no estaba lista para tener esa conversación. No lo estaba en absoluto.

Total que mis mensajes medio se atropellaron con el último suyo, ese que mencionaba dónde estaba, y lo dudé un instante. No quería hacer una escena aún peor, sin embargo, así que lo descarté casi de inmediato. Tenía que disimular, tan sencillo como eso. No sabía si iba a lograrlo, pero tenía que convertirme en una puta actriz merecedora del Oscar si quería que las cosas me salieran bien por una vez en la vida.

¿Era mucho pedir?

Al menos pude ordenar algunas neuronas fuera del pánico y citar el otro mensaje, donde ponía que todo había ido bien.

Lo siento
Yo tampoco sabía nada
Apenas lo vi hoy a la mañana

Sobre el resto no tenía una respuesta concreta que darle y tampoco me daba la cabeza para definir planes, así que volví a typear a velocidad.

Estoy con lo del proyecto, luego te escribo

Quise bufar como un puto toro pero, otra vez, las apariencias. Me tragué eso, me di cuenta que me estaba mordisqueando la uña y también lo detuve. Puse el móvil en silencio, lo hundí en mi falda y regresé junto a las chicas. Evité por completo la mirada de Kakeru. Estaba molesta, ¿verdad? Increíblemente.

Y ni siquiera sabía con quién.

—¿Y bien, mis fieles aprendices profesionales? ¿Con qué les gustaría seguir ahora? Quizás un calentamiento nos venga bien y podemos... ¿empezar la coreografía de k-pop? Ya que esa sí la tenemos definida.