Saitama Saitama

Clínica
[Momoka; Sho; Katsunori; Kumo]

Sho seguía sin saber que hacer; parecía querer hablar o moverse pero todos los movimientos y palabras de sus compañeros parecían moverse a velocidades que él no podía alcanzar, sobre analizaba todo, y cuando iba a responder, ya estaban en otra conversación. Así que se mantuvo observando su frasco vacío, pensando que debía devolvérselo a la mujer que se los dio.

"...pero tampoco me quejaría si la gente aprende a cuidarse"

La palabras de Momoka hicieron que Kumo se rascara la cabeza —El conocimiento es peligroso, y uno mal enseñado puede llevar a problemas mortales, incluso si se hace con buenas intenciones. El conocimiento se gana, eso me enseñaron; y por eso no creo que simplemente deba venderse.

Sin más dilación, avanzaron hacia la salida para ir a la herbolaria


Herbolaria
[Momoka; Sho; Katsunori; Kumo]

La herbolaria se encontrabas a las afueras de Saitama; cerca de un hermoso campo de flores; al entrar, un joven los miró entusiasta; vestía con ropas muy humildes.

—¡Ha vuelto!— gritó el joven y se acercó a Kumo — El ungüento que le pusiste a mi perro lo ayudó; en verdad lo agradezco —dijo sujetando a Kumo de la manga con emoción

—Sólo era un árnica, nada que no te hubieran dado en cualquier clínica — mencionó Kumo, sacudiéndose la mano del joven mientras se alejaba a discreción.

—Mi padre está en el campo de flores, recolectando campanillas de invierno; pero no creo que le moleste si yo cobro si usan su instrumental, por favor — mencionó el joven mirando a Kumo.

​

Contenido oculto

Mori 10 monedas por el uso de instrumentales

 

Momoka Ashikaga

Noté al vuelo que a Sho les costaba seguirnos el ritmo, era muy tarde para pedir silencio y seguro que una repentina atención grupal le pusiera más nervioso, así que lo dejé pasar de momento. Ya tomaría en cuenta esta nueva información para más tarde. Luego escuché la respuesta de Kumo con atención, un pequeño "Ah" de entendimiento brotó de mis labios, sonreí con vergüenza.

—Comprendo— Y mantuve una sonrisa resignada, luego preocupada—, pero no creo que, por ejemplo, un remedio para la toz sea tan mortal— Luego sonreí con suavidad—, pero entiendo lo que dices y puede que incluso lo comparta —expresé lo último con una sonrisa demasiado alegre.

Caminamos hasta la herbolaría y vi con sorpresa como el encargado conocía a Kumo, reí con sutileza cubriéndome la boca con el dorso de la mano cuando comentó Kumo que lo del perro no fue nada.

—Que bonita modestia, Kumo —comenté sin más, ¿Buscaba avergonzarlo también? No estaba segura, pero la diversión se me coló en la voz y tan solo dije lo que quería. Escuché con atención las palabras del chico, con que campanillas de invierno, interesante. Le sonreí a Kumo, pero le hablé a todos—, ¿Les parece ir a recolectar campanillas y volver luego?— Tras una leve sorpresa me giré con rapidez hacia el chico de la información, le sonreí preocupada—, No hay problema con que saquemos campanillas, ¿cierto?— Mejor era prevenir que lamentar.

Contenido oculto

Sí se puede me gustaría ir a buscar campanillas y ya luego volver uwu

 

Herbolaria
[Momoka; Sho; Katsunori; Kumo]

Kumo decidió esperar en la herbolaria mientras Sho, Katsunori y Momoka recolectaban florecitas; allí vieron al padre del chico de la herbolaria, también hacía una buena recolección, les dijo que aquel campo no era de nadie, se mantenía sin ningún tipo de cuidado. No todas las flores eran ideales, una tarea que parecía sencilla no lo era tanto para herboristas experimentados; las flores más bellas brotaban de un pequeño montículo; pero aun eran retoños, no aptos para ser recolectados.

Momoka y el resto regresaron a la herbolaria, Kumo se encontraba guardando nuevos frascos mientras el joven observaba asombrado; después se dirigió hacia Momoka —Me dijo Kumo que se dirigen al cuartel.

—¿Es allí nuestro objetivo?—preguntó Katsunori

—Detesto responder obviedades, estimado señor —respondió Kumo para después dirigirse a Momoka —Has tu galantamina y vámonos...
​

Contenido oculto

Mori

 

Contenido oculto: The cherry blossom

Momoka Ashikaga
Herbolaría -> Cuartel

Saludamos al padre del chico que atendía la herbolaría cuando lo topamos en el campo de flores, nos explicó un poco sobre la recolección de flores y a quiénes pertenecían esos campos, eran tierras libres, en otras palabras, gente sin muchos recursos podría valerse al menos de estas flores para conseguir un poco de dinero o incluso medicina. Tener recursos siempre era algo de lo que estar alegres. Recolecté las flores con calma disfrutando de la compañía de Sho, a quien le había pedido que me ayudara a recogerlas mientras le enseñaba a identificar las que en verdad servían.

Estaba en ese transcurso cuando mi ojos cayeron sobre un claro entre el campo... flores nuevas, brotes frescos. Mi mirada, perdida, quedó sobre ella y mis manos aflojaron un poco el agarre de las pocas flores que tenía.

Una tumba... ¿Quién estaría ahí? Entrecerré los ojos, miré a los alrededores, no había señal alguna que indicara la procedencia de aquel sepulcro... ¿Descansaría su alma en paz? Le sonreí a Sho cuando de casualidad di con su mirada, ladeando un poco la cabeza, todos mis gestos eran suaves y tenían una gracia delicada.

—Es una tumba...— Miré otra vez las pequeñas flores que nacían sobre el montículo. Ya halagaron mi sonrisa en el pueblo de las mujeres, pero...

A veces me sentía una desgraciada por sonreírle a la desgracia. Aquella idea quitó cualquier rastro de alegría de mi rostro, una seriedad de calma expresión.

Un lamento profundo, una resignación perpetua... Cerré los ojos y suspiré. Le dirigí una sonrisa a Sho.

>>Creo que más atrás vi unas flores que podrían servirnos...

---

Llegamos a la herbolaría otra vez, miré con tranquilidad el lugar, curiosa de lo que se gestaba a dentro. Me colé en la residencia junto a los otros dos, era verdad que me gustaba mantener un buen ambiente y mis sonrisas me salían casi como respirar para vivir, pero lo primero que recibieron los presentes cuando me detuve a medio camino para mirar a Kumo fue una seriedad bastante dura para mis ojos suaves.

—Quiero que seas más cortés, Kumo —mi voz de por sí suave salió monocorde, expresando mi seriedad. Nada en mi expresión era tenso o agresivo, pero la seriedad de una persona risueña era suficiente impacto para cualquiera, al menos de buenas a primeras—, así que no trates como idiotas a tus compañeros. Sí Katsunori tiene una duda, responde esa duda: El comentario de las obviedades es un agregado que solo demuestra tu mal humor, aparte de eso, poco aporta...— Y como si de cambiar de máscara se tratara, le sonreí risueña y mi voz ganó alegría enérgica—, así que anímate un poco y no ladres tanto—. Podía pecar de doble cara.

Cómo fuera, me dirigí luego al chico de la herbolaría con una sonrisa más tímida, un tipo de sumisión.

>>¿Puedo hacer mis galantaminas? —pregunté dejando las monedas correspondientes a su alcance.

Una vez terminadas, cosa para la que me tomé el tiempo y dedicación necesarias, sin perturbarme por el paso del tiempo o cualquier mirada de aburrimiento o hastío, guardé las cosas tras haberlas limpiado como correspondía.

Le sonreí al grupo una vez lista diciendo un simple "Listo, podemos partir" para luego agradecer con una reverencia la hospitalidad del chico herbolario.

---

Una vez fuera me hice con mi burro, caminé por detrás del grupo, pero no demoré en buscar la silente compañía de Sho. Quería hablar con él, por sí tenía algo que decir que se nos hubiera pasado.

—¿Te encuentras mejor? —cuestioné con suavidad, la misma suavidad que adornaba mi sonrisa y mis ojos preocupados con ligereza.

 

Herbolaria
[Momoka; Sho; Katsunori; Kumo]

Kumo miró a Momoka y no contestó. Pensaba que eso era lo mejor, además, adoraba el silencio. Y odiaba pelearse con las personas.

Salieron de la herbolaria dirigiéndose al cuartel. Momoka se encaminó con Sho, este afirmó.

—Es horrible enfermarse —dijo llevándose la mano a la garganta —En Yamato... cuando estuvo cautivo; grité tanto para que alguien me escuchara; lastimé tanto mi garganta que comencé a sangrar — comenzó a hablar de aquella vez dónde fue secuestrado por Rei y Matahachi — El hombre del parche me amordazó para que ya no hiciera ruido; pero yo seguí gritando. No hacía ruido pero seguía lastimándome; la mordaza se tornó algo roja. Fue el joven quien me quitó la mordaza y me dio algo para mi garganta, sabía igual a lo que tomamos hoy en la clínica.


Cuartel​

[Momoka; Sho; Katsunori; Kumo]

Kumo los guió hasta el cuartel y señaló —Entren allí, no necesitan decir demasiado —señaló a Sho; después movió su mano mostrando su palma al cielo; en ella había un pedazo de papel —Atentos a esto, nada más.

Sho tomó el papel algo confundido; lo abrió con cuidado mientras Katsunori y Momoka se acercaban para ver el contenido. Sho abrió el papel doblado a la mitad; pero no había nada. Cuando Sho levantó la vista buscando a Kumo para que le explicara el significado de aquello. Kumo ya no estaba allí.

​

Contenido oculto

Mori tira un d20 (es para saber si sucede algo con Kumo o simplemente se escapa) Si obtienes 10 o superior es suficiente.

 

Contenido oculto: Llega la manaña

Momoka Ashikaga

Esperé cualquier cosa, tal vez algo relacionado al viaje y nuestro objetivos, pero recibí algo que no esperé. Puede que mi imaginación fuera un privilegio, estimulaba mi memoria y me servía para saber dónde cortar cuando tenía que aplicar cortes a una persona para salvarle la vida... o arrebatársela. Me ayudó a suportar los meses de entrenamiento donde debía afrontar la naturaleza extrema por mi cuenta, a buscar tranquilidad en la adversidad...

Pero también me ayudaba a comprender a otros, a sentir lo que sentían... Mi rostro no demoró en reflejar una preocupación inmensa hacía Sho, silente, el dolor se veía en mis ojos.

No aguanté, mi mano tomó su muñeca, lo miré con lástima... y no aguanté. Mi mano viajó a su mejilla... le acaricié una vez... Mi mano se coló por su costado, la otra viajó a su nuca. Lo apegué a mí y lo incité a apoyar su cabeza sobre mi hombro. No le obligué a acercarse, solo lo guíe en caso de que quisiera ceder.

Un abrazo suave, porque mi cuerpo lo era, pero tenía una gran firmeza, porque también tenía musculos formados...

—Quiero... —musité cerca de su oído, por sobre su cabeza...—, que no vuelvas a forsarte jamás a eso...

Me alejé de él, una mano paró a su hombro y con la otra sostuve otra vez su mejilla. Lo miré con una preocupación seria, pero no demoré en mostrarme afligida otra vez, me contuve, me tragué el nudo que se formó en mi garganta. Me quedé cabizbaja...

—Créeme...— Y lo miré, una mirada más dura, esa que conocía el frío filo de la muerte—, no dejaré que caigas en eso. No conmigo presente.

Y no mentía.

¿Quería una excusa? Claro, quería saber por qué estaba dando tanto por un par de hermanos que nunca dieron nada por mí, que conocí hace un par de semanas...

Pero la realidad es que no necesitaba excusas, porque yo era así: Salvaría a cualquiera que estuviera a mi alcance...

Pero ahora sentía que tenía que tener precaución con este chico... Puede que su soledad... me gritara que no podía permitirme dejarlo solo.

Suspiré cerrando los ojos... Le solté y seguí mi camino con una mirada tranquila, el otro par estaba un poco más adelante, poco me importó quién vio el numerito.

—Vamos...

---

Lo ocurrido en el cuartel fue peculiar, Kumo dijo que no era necesario hablar y más que una sugerencia lo vi como una petición de silencio, cuando Sho tomó el papel, Katsunori y yo, par de curiosos, de inmediato miramos encima qué ocurría en ese lienzo...

¿En blanco?

Mi mirada se extrañó, me di cuenta tarde que Kumo no estaba, por un momento mi mano viajó al mango de mi katana y tensé los labios... Cerré los ojos, inhalé con calma, escuché atenta, exhalé... Busqué la mirada, seria, los ojos de Sho.

—Creo que es una prueba...— Miré a cada rincón del lugar... Miré confundida a los chicos—, ¿El papel será un señuelo para que escapara, o tendremos que buscar cómo relevar un mensaje secreto?

 

Cuartel​

[Momoka; Sho; Katsunori; Kumo]

En su recorrido al cuartel, Sho sólo se había quedado en silencio, afirmó a las palabras de Momoka pero no pudo decir nada más; pero no era un silencio huevo, había significado detrás de cada movimiento, a Sho simplemente le costaba mucho trabajo poder expresarse, tener palabra.

Cuando Kumo desapareció; Sho y Katsunori se quedaron mirando aquel papel el blanco; pero cuando Momoka ya comenzaba a intentar entenderlo, algo la hizo levantar la vista; allí alcanzó a ver a Kumo en un árbol, el joven era rápido y escurridizo; pero no tanto como sus ojos entrenados en el arte del sigilo.

Lo que llamó la atención de Momoka no fue como Kumo se escabullía, sino un tatuaje que alcanzó a ver en su talón izquierdo. Un crisantemo a tinta negra.

​

El papel era un señuelo; una simple broma de Kumo para mantenerlos ocupados mirando a nada importante mientras él escapaba. El arte del engaño, de la distracción.

—Nos engañó— la voz de Katsunori se escuchaba molesta.

Sho afirmó —Esto... ¿es una trampa?— Sho se colocó en estado de alerta —Así sucedió en Yamato. Nos llevaron a un lugar con la promesa de encontrar algo mejor... y nos llevaron a una trampa.

—¿Mi... señor?

Interrumpió una voz mientras Katsunori se interponía entre ésta y Sho. La voz provenía de un hombre, vestía como un simple comerciante pero poseía una marcialidad muy fácil de reconocer en los guardias de las ciudades, y terminó con descubrirse cuando hizo una reverencia completa hacia Sho, a pesar de que Katsunori no lo dejara verlo.

Sho apartó con cuidado a Katsunori, miró a aquel hombre al cual tomó de los hombros obligándolo a verlo directamente a los ojos. Sho sonrió al reconocerlo; después miró hacia Katsunori y Momoka —Él es Takahiko; uno de mis hombros de la guardia en Yamato.

—Mi señor —respondió Takahiko —Todos nos encontramos bien; pero no podíamos regresar a Yamato —dijo nuevamente haciendo una reverencia; esta vez hasta el suelo a modo de disculpa —Pero teníamos una misión más grande.

—¿Una misión más grande que proteger a tu señor? —Le recriminó Katsunori.

Takahiko ya en el suelo, bajó aun mas los hombros, aquellas palabras le calaron y se notaba —Fue una misión que el señor Kamina Sho nos encomendó sobre su seguridad.

Sho abrió por completo los ojos al recordar la misión que encomendó sobre todas las cosas —Proteger a Hina... — se dejó caer de rodillas y esta vez sacudió los hombros de Takahiko —¿Sabes dónde está Hina?

Takahiko afirmó —Se encuentra en el castillo; la protege la familia Fujita.

Contenido oculto

Mori has obtenido 50 EXP

 

Momoka Ashikaga

Lo vi, escurrirse, escaparse, mi cuerpo se tensó y sin saberlo casi reacciono para ir tras su búsqueda, pero cuando mis ojos lograron caer un escondrijo entre sus paredes.

Crisantemo, marcas, talón.

Mis ojos quedaron mirando ese punto con suma atención, quieta y aun con las manos sobre el mango de mi katana... No logré otra cosa que no fuera mirarle... ¿Y ahora qué? La rabia de Katsunori me regresó a mi dupla, relajé la postura pero ahora mi rostro era serio, de cualquier forma no saqué la mano del mango de mi katana. Mientras recibía la nueva información mi cabeza empezaba a clasificar todas las cosas y a buscar conexiones para encontrar los reales colores de este escenario.

Ratón, ave. Fuego, hielo.

—Cálmate, Sho —mi voz salió monocorde, demandante y sobre todo confiada. No quería que el chico se extraviara en una mala línea de pensamientos, aun había peligros de estar en "La zona de casa" y pensar nos distraería de reaccionar a un posible ataque sorpresa. Incluso ese papel blanco podía contener veneno si Kumo así lo hubiera querido, pero lo dicho, no había que precipitarse...

Hablando de tormentas...

Miré con mala cara, afianzando mi mano sobre mi katana, a la voz impertinente que buscó la atención de Sho, pues no había ningún otro señor entre nosotros tres. El hombre de por sí era disonante y terminé por mirar con el ceño bien fruncido, pero sin perder ni la calma, ni la postura estoica, ni mucho menos verme atemorizada: Eran los ojos que cuestionaban lo que veían.

Los ojos a los que no podías mentirle.

Mi cuerpo se tensó cuando Sho se acercó a él, un escalofrío me removió el cuerpo, inhalé hondo y mis ojos se afilaron con recelo... la sonrisa de Sho calló, reconoció a su hombre y yo, ingenua, confié en lo que Sho creía.

Siempre confiaba... aun cuando siempre me daba cuenta de los mensajes sutiles y las indirectas mezcladas...

Cerré los ojos y suspiré, cansada, con suavidad e intensidad... relajé el mango sobre mi katana, pero no la solté... Caminé y me posicioné a un lado del par, los miré con ese par de café intenso, un ceño bien fruncido: "Quiero respuestas" era clara la petición. Miré con muy mala cara a Katsunori cuando este le recriminó a su, supongo, compañero. Y no fue por sus palabras, era su tono el que me incordiaba.

Sin gritos, sin lamentos, sin descuidos. No puedes permitir que las sensaciones nublen tu juicio, porque las necesitas para alcanzar la verdad...

Mis ojos cayeron sobre el desconocido cuando volvió a hablar, intrigante, y la suave inhalación sorprendida de Sho, casi imperceptible, me hizo mirarle con intensidad seria, juzgando sus reacciones...

Hina... Inhalé hondo cuando escuché su nombre, mi espalda se irguió un poco en consecuancia, pero no se quitó mi semblante duro ni mi mano sobre la espalda...

Pero estaba tan. tan... conmovida...

La pequeña...

—¿Hina está bien? —pregunté con voz monocorde, no dulce, firme y más que segura. En el proceso me crucé de brazos, ladee un poco la cadera y lo miré como quién mira a un mero...

Insecto...

>>¿Quiénes son los Fujita, por qué la tienen y cuándo podremos encontrarla?

¿Me fiaba de él? No como tal, solo Sho lo hacía y yo confiaba en Sho...

Todo el resto de la situación aun era difusa, incomprensible y no quería apresurarme a sacar conclusiones: Quería datos, quería información, hechos concretos.

Quería a Hina frente mío, conmigo, con Sho...

No con ningún otro.

 

Cuartel​

[Momoka; Sho; Katsunori; Kumo]

Takahiko afirmó ante Momoka —Hina está a salvo; la trajeron acá y la dejaron en el castillo. Así como lo hizo con nosotros el joven del arco —esto último lo dijo a Sho— A Hina la trajo una persona con una máscara blanca, la dejaron a cargo de la familia Fujita; el señor Yoshitame y su hija no están en Saitama en estos momentos; pero si está su esposa, Kazumi. Una mujer muy inteligente. La han cuidado bien; pero Hina no ha comido bien, sigue preocupada por usted —dijo para Sho.

—Debo verla...— dijo Sho hacia Momoka y Katsunori

Contenido oculto

Mori

 

El rol de Hideyoshi proviene de Niiza

---

---

---

​

Hideyoshi partió de Niiza junto a sus dos montañas por la noche; el recorrido se complicó un poco, se perdieron y tuvieron que pedir indicaciones; algo que a Genichi y Masaharu se les complicó enormemente debido a su falta de lengua. Tuvieron que ofrecer un poco de comida que llevaban de Niiza, porque ninguno tenía monedas encima; pero a pesar de todo, llegaron con bien a la ciudad.
Habían recorrido de noche los caminos pero habían descansado bien el día anterior, por ello no se encontraban cansados, podían soportar el día sin dormir hasta llegada la noche.

La capital era grande, su clima se sentía bochornoso, muy cálido y poco aire.

Contenido oculto

John Whitelocke ficha actualizada

 

Soga no Hideyoshi 曽我秀吉

Saitama: afueras

—¿Están bien?—preguntó a sus hombres, antes de darse cuenta que si no volteaba a mirar sus gestos no podría obtener una respuesta—. Saitama es una ciudad con muchas oportunidades, sería interesante si pudieran aprovechar y aprender algunas conjugaciones de kanjis, quizás les sea útil el poder escribir al menos algunas cosas elementales para el futuro.

"Es sabido que en Saitama responden al imperio, puede que no seamos bien recibidos pero hace mucho que no he recibido novedades sobre la situación política del país. Necesito actualizarme", pensó.

Se daba cuenta que en el último tiempo su misión personal por rescatar a sus hombres lo había desviado de su deber para con el clan. Pero las Montañas, al menos algunas de ellas, habían regresado de la muerte, no sin secuelas, pero regresado al fin. Era tiempo que volviera a preocuparse por su lugar en el clan y en la política de Japón, pero no podía lanzarse sin más al Palacio.

"Exploraré un poco", pensó.

—Iré a la casa de armamento, las kodachis que acá se han trabajado son muy buenas. Aún conservo la esperanza de mejorar las que tengo. Quizás no tenga dinero pero pueda hacer algún recado u ofrecer algo a cambio. Con las kodachis que tenía antes era muy fuerte pero ahora no estoy en esa situación, quisiera ver si puedo al menos recuperar algo de lo perdido.

Contenido oculto: Destino

A la casa de armamento

 

Calles de Saitama
[Hideyoshi; Genichi; Masaharu]

Genichi y Masaharu afirmaron; mintieron, no estaban del todo bien. No querían mostrarse débiles, no caminaban encorvados y con la mirada al suelo, se mantenían con espaldas rectas y ojos decididos, no podían permitirse mirar atrás, no si su señor seguía en pie. Podrían no estar completamente bien; pero estaban allí, con un orgullo que nadie les podía arrebatar.

Avanzaron por Saitama hasta llegar a la casa de armamento.


Casa de armamento
[Hideyoshi; Genichi; Masaharu]

Al entrar a la armería; se encontraron con un hombre mayor, no parecía estar esperando clientes, de hecho parecía que estaba descansando mientras tomaba un poco de té en silencio. Al notar la presencia de Hideyoshi y compañía, sólo les dirigió la mirada.

Contenido oculto

—Aun no hay humo sobre mi fragua— dijo sin darles la bienvenida, haciendo claro que aun no iniciaba su trabajo —Pero si tres guerreros sin mon en sus ropas entran a una herrería, sé que ofrecerán una buena historia. Sean bienvenidos. Mi nombre es Hikura Gonshiro.

Contenido oculto

John Whitelocke

 

Soga no Hideyoshi 曽我秀吉

Saitama: casa de armamento

En principio la recibida había parecido ser más hostil de lo imaginado, no obstante, el hombre terminó dando su nombre a conocer, y mostrando algo de simpatía. Hideyoshi se llevó la mano a su empuñadura, pero no con un ademán violento, sino mostrando de qué se trataba la visita. El armero podría distinguir sin problema la empuñadura de una kodachi, al menos eso él pensó.

—En efecto, hay tres buenas historias. Quizás haya escuchado otras grandes historias en el pasado, pero de seguro que nosotros tres hemos pasado por bastante, aunque no me quedará otra opción que contar todas las historias con mi voz, ya que soy quien aún posee una.

Miró alrededor, buscando kodachis especiales.

—No tengo mucho dinero encima, pero hubo un tiempo que tuve dos grandes kodachis, muy bien forjadas, especiales. Me gustaría mejorar las que tengo ahora, o cambiarlas por otro par de kodachis gemelas mejores. No creo que tres buenas historias alcancen para pagar algo, pero quizás sirva de algo. Estos dos hombres que me acompañan son las Montañas que Regresaron de la Muerte, así al menos los he nombrado, estuvieron en la Batalla de Shizuoka...

 

Momoka Ashikaga

Escuché con atención cada palabra del guardia, estoica y mi expresión demostraba la profunda seriedad que cargaba. Mis ojos se entrecerraron con una fiereza silente, casi inexpresiva, pero todo mi gesto expresaba, mirando al desconocido de manera penetrante, que no me mintiera.

No lo convenía atreverse a eso.

Yo tampoco mentiría, no a menos que fuera necesario.

Miré a Sho cuando nos habló y, casi por encanto, le sonreí con suavidad genuina y mi voz salió comprensiva y calma.

—Lo harás —confirmé sin detenerme a pensar quién mandaba entre nosotros tres. Yo sentía que Sho era nuestro superior, pero era claro que Katsunori... y yo teníamos otras experiencias que nos daban cierta autoridad.

Por esa misma responsabilidad miré con dureza al novato informante, seria otra vez, pero calmada. No había rastro de desespero en mis acciones, lo dicho, estoica.

>>Pero exijo saber todo acerca de este acontecimiento. ¿Me corresponde? —negué meciendo con suavidad la cabeza, miré otra vez, directa, al hombre que nos informó—, no, pero me he involucrado en cuerpo y alma con este caso. He colocado mi vida en riesgo y merezco saber qué ha pasado con la niña y quiénes están involucrados. Todo lo que se deba saber...

Y fruncí más el ceño.

>>Podemos negociar el resto de detalles...

Cerré los ojos, di un pesado suspiro después. Intenté mantenerme seria, pero la preocupación se coló en mi rostro cuando me dirigí a Sho.

—¿Quieres ir solo? —cuestioné con suavidad, compasiva... Sonreí—, podemos acompañarte...— Y la seriedad volvió una vez mas demostrando la firmeza de esta con mi tono—, pero es tú elección.

Era un hombre, tenía un cargo importante:

Tenía que tomar decisiones.

Tenía que confiar en él.

​

Contenido oculto: Notita

Lamento la tardanza, se mezclaron un montón de cosas en mi vida, you know, universidad consumiendome <3

Pero ando mejor, así que espero también poder responder más seguido. ¡Gracias por la espera!

 

Casa de armamento
[Hideyoshi; Genichi; Masaharu]

El hombre le sonrió —Mi acero no se paga con buenas intenciones y fama —dijo con gracia — Las guerras hacen que los precios se eleven, necesitará monedas para pagar cualquier filo o mejora; pero conozco un hombre que podría darte el dinero que necesitas. Advierto que no será sencillo. Pero para hombres... —miró a las montañas —... que regresaron de la muerte, creo que será algo sencillo de realizar.

Contenido oculto

John Whitelocke

---

Cuartel​

[Momoka; Sho; Katsunori; Kumo]

Takahiko observó a Momoka —Talvez este no sea un buen lugar para hablar al respecto; pero puedo guiarlos al palacio, allí podrán reunirse con ella.

Sho afirmó, primero a Momoka y luego a Takahiko —Iremos juntos al palacio; pero primero debo verla solo. No quiero que se espante, quiero que se sienta segura.

—Si nos está llevando a una trampa, créame que lo haré pagar —señaló Katsunori al interpelado.

Katsunori lo miró con seriedad —Jamás traicionaría a mi señor —dijo para después mirar a Sho — Él siempre veía por la seguridad de Yamato antes que la suya.

—Y fue por mi imprudencia la que atrajo peligro en Yamato —se castigó Sho

—Mi señor, por desgracia es el apellido que iba unido al suyo el que ha causado todos nuestros males —alegó Katsunori

—¡Hey! —reclamó Katsunori, pues el era vasallo de los Yamato.

Sho los tranquilizó — Mi hermana esta en el palacio; pero puedo acompañarte primero a otro sitio que desees visitar antes. —mencionó a Momoka.

Contenido oculto

Mori

 

Momoka Ashikaga

Mantuve mi seriedad escuchando el intercambio solo asintiendo firme cuando me dijo que no era buen lugar para hablar al respecto. Katsunori amenazó al hombre y con razón, porque mis preocupaciones eran la misma de quién poco a poco ya consideraba un compañero. Las palabras que recibió de respuestas, por más que parecieran genuinas, era claro que no serías suficiente ejemplo de su lealtad.

—Cualquiera puede hablar, pero solo con acciones tu lealtad quedará probada —dije firme sin alzar la voz o algo, pero no necesitaba gritar o mostrarme enfadada para demostrar que, más que desconfiar en él, no quería confiar en él así como así. Fue entonces que Sho habló reconociendo sus errores, lo miré con lástima, pero no encontré palabras en ese momento que aportaran. Luego, con la seriedad de siempre, fui filtrando todos los datos que me daba el par: Expresiones, emociones, arreglos, desacuerdos...

No era importante manejar tan solo a tu gente: Conocer a tus ciudadanos, a tus empleados, a tus camaradas... era mucho más importante que tan solo saber que te obedecían por tener un mero rango...

La gente nunca obedecía tan solo por un nombre.

Siempre había algo más.

Miré con seriedad a Sho ante su suegerencia.

—Quiero acompañarte, Sho, más que ir a otro lugar. Permíteme protegerte la espalda— Cerré los ojos y negué con suavidad—, no intervendré en tu decisión de querer ver a Hina en privado, pero estaría mucho más tranquila si me permites quedarme fuera custodiando la puerta que sola, en cualquier lado, sin poder acudir a cualquiera de tus llamadas.

Tensé los labios con fuerza cuando terminé de hablar sin dejar de sostener la mirada de Sho con firmeza...

Entre todas las cosas... era increíble cómo llegué hasta acá... pero...

Conseguir una alianza con Yamato podía librarme del error que fue separarme de mi grupo.

 

Soga no Hideyoshi 曽我秀吉

Saitama: casa de armamento

—El dinero y su información me vendrán muy bien. Si consigo el dinero de la mano de ese hombre, espero poder comprarle un par de kodachis gemelas de un filo inmejorable, y les dejaré las que tengo actualmente como parte de pago más el adicional que haga falta. ¿Quién es el hombre al que debo ver?—preguntó, ansioso.

Todo parecía encaminar hacia un nuevo rumbo, y las Montañas estarían a su lado.

 

Casa de armamento
[Hideyoshi; Genichi; Masaharu]

—El puerto — dijo con amabilidad —Busca una embarcación de comercio de sake y allí al hombre conocido como... —comenzó a reírse — Su nombre es Fuben; lo reconocerás de inmediato, es muy extravagante. Lleva pintura en el rostro, cómo si fuera una máscara. Es gritón pero apesta a cobre —sonrió, pues las monedas eran de cobre —Ha estado teniendo problemas con un nuevo grupo organizado en el mar; piratas. Ya le hundieron una de sus barcazas, y por ello anda buscando a alguien que pueda ayudar a localizar la madriguera de esas ratas —El hombre se cruzó de brazos —No he escuchado que el encargado deba pelear con ellas, sólo quiere saber su escondite; pero qué se yo. Mejor pregunta pormenores con Fuben.

La lengua del armero se soltó de repente y mientras permanecía con los brazos cruzados miraba hacia arriba, intentando recordar más detalles — Creo que intentaron reclutar hace poco a los nuevos guardias del cuartel; pero estos se rehusaron. Tal vez la paga no sea tan buena como dicen... —después miró a Hideyoshi —... o esos guardias nuevos cobrarán muy caro, tal vez sean bushi, de los que quieren tierras, esposa y un buen sitio en el clan más famoso del momento para mantener su estatus. Qué se yo...

Contenido oculto

John Whitelocke

---

Palacio​

[Momoka; Sho; Katsunori: Takahiko]

Takahiko los guio ante la afirmación ante la propuesta de Momoka. Al llegar al palacio, Takahiko mostró un mon a los guardias de la entrada y de inmediato los dejaron ingresar; pero no avanzaron solos, un guardia los acompañaba detrás mientras un sirviente los guiaba por el palacio.

Avanzaron un largo corredor hasta dar con un pequeño jardín; era un sitio de relajación y varios cortesanos parecían disfrutar de las sombras de los sauces allí plantados. Pasaron el jardín para dar con una construcción adyacente al palacio, era una casa mediana; parecía más un dojo pero se levantaba alto, con varias escaleras las cuales subieron.

Al llegar al salón principal de aquel sitio, el sirviente los hizo esperar unos momentos; mientras lo hacían, más sirvientes les ofrecían té y algunas frutas. Al parecer, se estaban pidiendo los permisos necesarios para aquel encuentro, por lo que la espera se prolongó. Al principio nadie parecía querer tomar algo de la fruta o beber el té; pero el aburrimiento y la ansiedad los obligaron a ceder rápidamente.

Después de la larga espera; entró uno de los sirvientes nuevamente —Puede pasar ahora — dijo uno de los sirvientes ante Sho.

Sho avanzó seguido por Momoka, ambos caminaron por un pabellón de madera; sus ventanas corredizas cerradas al fresco aire. Y al llegar a una de las habitaciones el sirviente le indicó a Momoka dónde podía esperar; después dio un pequeño golpe para avisar a quién estaba dentro —Ha llegado el enviado del señor Takahiko— dijo para después ofrecer una reverencia ante Sho y después deslizar la puerta.

Sho entró de inmediato, la puerta se cerró detrás de él.

—¿Hina? —se escuchó la voz de Sho detrás de la puerta de papel de arroz mientras el sirviente se retiraba; Momoka podía escuchar todo perfectamente.

—¡Hina!— La voz de Sho cambió por completo, se escucharon sus pasos y después el choque de la ropa con fuerza.

El llanto no tardó en escucharse; pero sólo era el de Sho —¿Qué es lo que te han hecho?

Unos pasos se escucharon por aquel pabellón; obligando a Momoka a poner atención en aquella presencia; fue acercándose y se notó el kosode de una mujer, su cabello largo de corte y su mirada apasible.

—Sea bienvenida, señorita. Mi nombre es Fujita Kazumi; me han informado que el joven Sho está en estos momentos con su hermana —dijo girando el rostro hacia aquella habitación, escuchando el llanto del joven.

—La pequeña Hina ha permanecido en un estado catatónico desde que llegó a Saitama; aun no sabemos bien los pormenores, no la hemos querido presionar. Y creí que si escuchaba la voz de alguien que conociera, ayudaría... por lo que escucho creo que no fue así...

Por unos momentos sólo se escuchaban los llantos de Sho, de vez en cuando también su voz, la cual le narraba historias que seguramente le contaba antes de dormir.

Contenido oculto

Mori

 

Momoka Ashikaga
Castillo

Sho accedió a nuestra compañía manteniendo, claro, la privacidad cuando la situación lo requiriera. Nos guiaron por el palacio y miré tan solo una vez al guardia que se nos sumó, una mirada seria que no decía nada más ni nada menos que mis ojos sobre él por un breve segundo. Eso sí, con los paisajes y la gente la dureza se calmó un poco y pude apreciar el lugar con una seriedad más calma, pero de cualquier forma estaba centrada en seguir hacia adelante y...

Y fijarme en la espalda de Sho... su cabello era tan largo...

El mío una vez lo fue incluso más...
​

Cerré los ojos y suspiré despacio.

La cosa es que, mientras esperábamos, nos ofrecieron comida y yo negué con cortesía sin mediar palabra más que un gracias. Esperé, esperé, vi cómo algunos terminaban por comer algo y le sonreí con una suavidad extraña a Sho, ni tan alegre, reprimiendo la preocupación.

—¿Comerás algo?— Si en verdad tenían buenas intenciones en este castillo, pues a Sho le vendría bien comer un poco, ¿no? Por mi parte me había entrenado para aguantar el hambre y otras adversidades, no quería comer por ahora... aunque el té... fue tentador, pero terminé por cerrar los ojos con suavidad y esperar casi como una estatua la llegada del permiso que nos permitiría avanzar hasta Hana.

Recordé un montón de cosas, pero mi cabeza volaba a ese tiempo en la celda... ¿Cómo estaría Kuroki? ¿Y su amiga...?

Contenido oculto: Hannya

¿Hubiera cambiado algo de haberme quedado con Hina...?

Suspiré... y pensé un montón de cosas más, solo para que al final no pensara en nada. Tras sentir los últimos latidos de mi corazón y me sangre fluir... logré alcanzar un poco de paz. Una que me duró hasta que el llamado a seguir me regresó. Abrí los ojos, expectante, y cuando solo llamaron a Sho busqué la mirada del chico buscando algún gesto que me confirmara que podía seguirle. En ese pasillo que me sentó desolado por primera vez, a espaldas de Sho, mostré la angustia que me azotaba por dentro, cabizbaja... mis dedos entrelazados... ¿Cuándo fue la última vez que sentí esta opresión?

Exhalé con suavidad, imperceptible, me erguí como correspondía y miré con una seriedad palpable mientras trataba de conseguir un poco de estoicismo. Asentí a las indicaciones del sirviente y esperé dónde me dijo dando espaldas a la puerta donde pronto llamó el señor que nos guío... Yo miré al frente y como mayor reacción tensé los labios, apreté aun más las manos y los ojos se fruncieron dejando solo un ligero espacio para ver, detallando así todo lo que estaba frente mis narices por más irrelevante que fuera. La luz, el poco polvo, los colores rebotando... la brisa reprimida...

El llanto...

El llanto de Sho...
​

Inhalé hondo, mis labios se tensaron con fuerza y dolió tanto escucharle... ¿Qué había pasado...? ¿Qué tan mal devolvieron a Hina?

¿Quién se había atrevido a tocar a una niña ciega...?

¿La tocaron siquiera?
​

Miré el suelo con una expresión amarga y severa, calmando la conmoción que sentí un instante, ignorando el llanto, la voz quebrada de Sho... Por más que quisiera, nunca entendería el dolor de ver a un hermano... a tu hermana... en esas condiciones...

Porque gran parte de mi vida estuve sola entre jardines y enfermos... Aunque conocí un montón de cosas...

Miré al frente, un poco más decidida, aun con el nudo en la garganta y los ojos cristalinos. No me iba a arrepentir ahora de haber protegido... o al menos intentado proteger a Kuroki y Shiori, de haber intentado salvar a Hina y de haber acompañado a Sho.

Porque quería ayudar y eso consistía en saber admitir...

que no siempre lo ibas a lograr.
​

Di un suspiro abatido, pero un poco más calmada. Los pasos resonando con suavidad en el pasillo me hicieron miran, amarga, en dirección a... Fujita Kazumi, según parece. Asentí para confirmarle que, efectivamente, Sho se encontraba ahora con su hermana... Y, por más triste que fuera, pensar que Hina solo estaba... catatónica me calmó, porque negó un montón de horribles opciones que cruzaron mi cabeza cuando escuché las palabras que le brindó Sho a su hermana. Escuché con atención sus palabras, luego miré al frente, un poco cabizbaja, meditándolas...

Tenía tanto que preguntar, pero... era clara la prioridad. Y, por más fuerte que quisiera ser, tenía que reconocer mis límites, así que sin cambiar mi vista del suelo hablé con un tono apagado y monocorde.

—¿Segura que ahora mismo está escuchando una voz conocida...?— Mis ojos no miraron a la señora Fujita con desprecio ni enfado, solo una leve seriedad profunda, mi tono incluso entraba más en lo cordial que un regaño—, ¿A Hina escuchado antes la voz destrozada de su hermano...?

Miré otra vez al suelo y la preocupación se coló entre la seriedad junto al intento de compostura...

>>¿Es siquiera capaz de reconocerle...?— Cerré los ojos, apenada—, Hina es ciega...— Otra vez los abrí—, y aun cuando la gente es capaz de ver, no siempre te reconoce...

Luego habría tiempo para el enfado y el saldo de cuentas, para pensar cómo conseguir justicia por una pequeña niña que, seguramente, poca culpa tenía ante las injusticias de su tierra...

Destrozada, qué podía hacer aparte de querer, como siempre, mantenerme firme. De querer ayudar.

Recoger cada fragmento y como los chinos unirlos con oro fundido...

Di otro suspiro...
​

Que cría pensando que las cosas eran sencillas como si de alfarería se tratara.

 

Soga no Hideyoshi 曽我秀吉

Saitama: casa de armamento

—Le agradezco, veremos qué podemos hacer. Y luego de ello veremos qué tal son las kodachis del armero de Saitama.

Se dio media vuelta camino al puerto, esperando que sus hombres le siguieran.

Contenido oculto: Destino

Puerto