Una a una limpió sus herramientas y, con extremo cuidado, las guardó. El cuerpo lo dejo ahí mismo, para la próxima vez.
Ya había leido un nanorrelato parecido (ignoro si fue tuyo). Pero no dejan de sorprenderme. Qué tan retorcido debe estar la persona para convertir "eso" en una rutina. En algo muy normal.
Creo que es un nanorrelato muy envolvente... Me deja imaginando qué rayos habrá pasado... Qué pasará... Porque pasó... Me agradó
¡Hola! La verdad, es que el nano deja muchísimo a pensar y una sensación extraña al terminar. Me gusta ese efecto. ¡Un abrazo!