Hubert La respuesta de Emily confirmó lo que estaba suponiendo, pero me complació saber que, por lo menos, el hecho de hablar conmigo la hacía sentirse un poco mejor. No parecía haber señales de movimiento alrededor de su holograma, de lo cual deduje que se encontraba en soledad. Si tal era el caso, iría inmediatamente a acompañarla e invitarla hablar de lo que le ocurría si así lo deseaba (porque por algo debía de estar llamándome); además, debo admitir que su respuesta me dejó preocupado, aunque no lo dejé entrever para que no se sintiera culpable... Quería ayudar en lo que fuese a una amiga tan preciada como ella. Emily misma fue la que me dio pie para ello, preguntándome si estaba ocupado. —Me dirijo con Serperior al Faro del Descubrimiento —respondí, volviendo a esbozar una sonrisa—. Ahora mismo estamos en la entrada de la Ruta 314, tenemos bastante camino por delante… ¿Te gustaría venir con nosotros? Una buena caminata al aire libre ayudaría a Emily a mantener la mente despejada y, por lo mismo, más relajada. Pensaba que esto le haría bien. [2/15]
Emily Hodges El viaje no fue excesivamente largo, pero desde luego resultó relajante. La fresca brisa del aire me hizo despertar y sentirme algo mejor. Respirar el aire puro de la ruta 314 cuando entramos en ella ayudó a que las ganas de llorar también se disiparan. Había sido una buena opción sin dudar. Como dijo Hubert, aterricé en la entrada de la ruta y ahí lo vimos, junto a su fiel Serperior. No pude evitarlo, una enorme sonrisa se plantó en mi cara. El chico me hacía sentir bien, siempre me acababa ayudando. A pesar del poco tiempo que llevaba conociéndole, le tenía tanto cariño como a Effy o incluso a Dante. —Hubert, ya estamos aquí~ —saludé, acercándome, tras dejar a mi tipo volador disfrutar de la libertad aérea—. ¡Hola, Serperior! ¿Qué tal estáis?
Hubert —Aquí te esperamos, Emi —respondí antes de que el holograma de la chica se desvaneciera. Miré a Serperior—. Demos lo mejor de nosotros para animarla, ¿sí? —El inicial tipo Planta asintió, sin dejar de mirarme con sus serenos ojos rojos. En el corto tiempo que aguardamos la llega de la entrenadora, me dediqué a mirar de cerca a los pokémon durmientes del bosque, seguido de cerca por mi inicial. No dejaba de llamar mi atención las posiciones y ubicaciones en que descansaban, y desde luego no era casualidad para mí que el escenario se presentara ante mis ojos con estas características. Aunque los pokémon parecían gozar de buena salud, algunos presentaban callos en las patas... Tenía la certeza de que un acontecimiento particular tuvo lugar en esta ruta, pero decidí atribuirlo a algo relativo a la naturaleza, con lo que prefería no interferir. Sentimos el sonido de unas alas grandes batiendo el aire y, al alzar la vista, la vimos a Emily aterrizando desde el lomo de una fabulosa Unfezant. Saltaba a la vista que la chica había estado entrenando desde lo de los Gamma. La entrenadora se acercó a nosotros con una amplia sonrisa. —Hubert, ya estamos aquí~ —saludó, mientras su pokémon tomaba vuelo—. ¡Hola, Serperior! ¿Qué tal estáis? —Se podría decir que nos tomamos un pequeño respiro antes de comenzar el entrenamiento para enfrentar a Kappa —respondí con una sonrisa calmada, mientras Serperior respondía al saludo de la chica con una de sus características reverencias. Acomodé mi bolsos sobre mi hombre y, con un movimiento de cabeza, la invité a caminar a mi lado—. ¿Y qué hay de tí? —pregunté, mirándole con atención. [3/15]
Emily Hodges —Oh cierto... todos deberíamos prepararnos bien para eso, suena peligroso... —respondí con cierta preocupación en mi rostro y tono de voz. Todos mis amigos eran entrenadores fuertes, de eso no cabía duda, pero los Gamma eran peligrosos y tenían demasiados trucos bajo la manga como para fiarse. Empecé a caminar a su lado, aceptando su oferta. Poco después cogí aire y lo solté con fuerza, en un suspiro, infundiéndome valor con el proceso. >>Verás... ya sabes que Effy y Drake decidieron combatir y fueron a Pueblo Pincel, ¿no? Pues Mimi y yo los seguimos. Mientras estábamos en el Centro Pokémon, esperando a que recuperaran a todos nuestros pokémon, apareció Dante con una chica y... bueno, yo hablé con él lo más normal que pude y me presenté a la chica, parecía simpática. Pero entonces Mimi empezó a decirle cosas a Dante y se pelearon y yo no pude hacer nada para evitarlo, ¿sabes? Y ahora no sé si Dante está enfadado conmigo o con ella pero la verdad es que yo sí me he molestado bastante con Mimi porque quería que todo fuese con Dante bien... no quería echarle nada en cara, ¿qué derecho tenía Mimi de hacerlo? —empecé a hablar, contando toda la historia de forma bastante atropellada, rápida, casi sin respirar—. Entonces salí del Centro y te llamé a ti porque eras la única persona que tenía en mente... —dije la última frase con algo más de calma, mirando a Hubert con los ojos brillantes por las lágrimas que amenazaban con formarse en los mismos. Volví a mirar al suelo a los pocos segundos. >>Yo... no quiero pelearme con nadie, menos con ellos que son mis amigos... por eso he preferido irme pero no sé si ha sido lo más correcto... Contenido oculto Perdona la tardanza y todas esas cosas, ya tu sabeh (?)
Hubert Antes de comenzar a hablar, Emily se permitió una pausa para llenar sus pulmones de aire y acto seguido expulsarlo. Con ese gesto me quedó claro que lo mejor que podía hacer ahora mismo era escucharle con suma atención, no dejar escapar ningún detalle y, en función de eso, encontrar una respuesta que pudiese ofrecerle una nueva perspectiva para encarar su problema. La historia versaba alrededor de Dante. Me distraje un segundo pensando en que llevaba mucho tiempo sin verle, mientras me preguntaba qué sería de él en estos momentos. Según el relato de Emily, se habían encontrado en Pueblo Pincel y él iba acompañado de una chica a la que mi amiga no conocía. Cuando mencionó a Mimi Honda, supe que los acontecimientos podían llegar a torcerse, que de hecho fue lo que ocurrió. Una pelea… Pero… ¿Qué era aquello que Mimi le dijo a Dante? ¿Y por qué? ¿Acaso tenía relación con el hecho de que estuviera acompañado? Si tal era el caso, el asunto tomaba tintes algo ridículos. Pero luego reconsideré esta postura cuando Emily añadió que “…no quería echarle nada en cara, ¿qué derecho tenía Mimi de hacerlo?”. Sin duda, ese dato debía ser la clave de todo lo ocurrido en Pueblo Pincel… Necesitaba saberlo para tener un panorama claro de lo ocurrido. Miré a Emily, pero justo en ese momento bajó la vista al suelo. Por un instante llegué a ver sus ojos vidriosos. Me daba mucha verla así, pero debía indagar sobre eso. Sin que dejáramos de caminar, me agaché un poco para reencontrarme con los ojos de Emily. —Perdona si peco de indiscreto, pero… ¿Ocurrió algo con Dante, antes de todo esto? [4/15] Contenido oculto Ahora me disculpo yo por la tardanza. Intentemos que no sea costumbre xD
Emily Hodges Por un segundo, me paré en seco y miré directamente a los ojos al chico, confusa. Pero entonces me di cuenta. Claro, tonta de mí, ¿cómo podía haber empezado a contarle todo eso si no sabía lo más importante? Sonreí levemente, con cierta amargura en el gesto. —Digamos que... quedamos en ser solo amigos... —respondí, bajando un poco la vista y el tono de voz, incapaz aun de decir con seguridad y sin emociones que habíamos acabado nuestra relación. >>Así que entiendo que Mimi estuviese enfadada porque piensa que estoy muy dolida por la decisión de Dante. Y lo estoy pero... sé que Dante no lo hizo por maldad, lo hizo pensando que era lo mejor para mí. No estoy de acuerdo y lo echo de menos, pero... no podía obligarlo a que siguiese conmigo si no se sentía cómodo... —expliqué, con algo más de estabilidad en mi tono de voz y volviendo a levantar la vista—. Y... eso es lo que ha sucedido —finalicé, recuperando algo más jovialidad en la expresión, intentando no preocupar demasiado al chico e intentando superar todo lo acontecido.
Hubert Emily se detuvo por mi pregunta y me dirigió una mirada. Como si hubiera algo que no estuviese comprendiendo. Por eso me encontré en la misma situación que ella y ambos nos quedamos mirándonos por unos segundos, sintiendo que había algún dato en el aire que nos hacía falta para comprender qué ocurría. Fue confuso, pero la entrenadora pareció entender por qué le había hecho aquella pregunta y me otorgó, finalmente, la pieza faltante de su historia: ella y Dante ya no estaban junto… Al menos, como novios, porque seguían siendo amigos. No supe qué cara puse, pero desde luego mi expresión reflejó cierta sorpresa, en mayor o menor medida. Teniendo en cuenta lo unidos que eran y lo mucho que parecían importarse el uno al otro, aquella explicación me tomó desprevenido. Me hubiera gustado preguntar por qué había pasado algo como eso, pero yo no era de profundizar en asuntos personales ajenos a menos que la otra persona me los contara sin que yo lo pidiera. Al final, sí pude disimular la tristeza que sentí: dirigí a Emily una mirada serena, seria. —Vaya… —fue lo único que pude decir en un principio. Continué caminando y, dándole una palmadita en la espalda, hice que ella continuara avanzando conmigo, codo a codo—. Ahora entiendo por qué se ha producido aquel momento incómodo allá —continué, con las manos en los bolsillos—. Pues Mimi ha cometido una grave equivocación al increparlo de ese modo, encima en público. Aunque… debo decir que no me extraña —dejé escapar una pequeña risa. Así era la joven Honda, e igual la apreciaba—. Perdón por eso... —carraspeé— No hace falta decir que Mimi tampoco hizo lo suyo por maldad, simplemente te quiere mucho; si a eso le agregas que es muy pasional, pasa lo que pasa —esquivamos unas ramas que sobresalían del suelo, en medio del sendero—. No conozco muy bien a Dante, apenas sí tuvimos una charla larga y tendida hace mucho tiempo, en la Pradera Arte, cuando yo iniciaba mi viaje; de eso, sé que es una buena persona... Dices que su motivación para tomar esta decisión fue que quería lo mejor para ti, ¿no? —la miré a los ojos, sin dejar de caminar— Es porque te quiere. Sin embargo, no estás de acuerdo con eso, al punto de que te duele. Entonces, Emi, lo que deben hacer ustedes dos es sentarse y hablar. Aclarar del todo qué es lo que quieren para ambos. Para sí mismos y para el otro. Porque me da la sensación de que es un tema que no ha cerrado del todo. Si no lo hacen, pueden producirse incidentes como el Mimi, y nadie aspira a que algo así vuelva a pasar, ni que tus encuentros con Dante se vuelvan incómodos —apoyé una mano en su hombro, y le sonreí—. Yo soy el que menos lo desea, porque también te quiero. [5/15]
Emily Hodges Me quedé un rato en silencio, pensando, mientras seguíamos avanzando. —Lo sé, tienes toda la razón del mundo, Hubert —acabé diciendo, sabiendo que era eso lo que debía hacer desde un principio—. Pero... será mejor que hable con él más tarde, porque creo que aun no sería capaz de decirle lo que tengo que decirle en calma... Muchas gracias Hubert, te lo agradezco de verdad —murmuré, sonriéndole de forma sincera. Hablar con él y escuchar sus consejos me había tranquilizado de sobremanera, tal y como siempre solía suceder. >>Así que... será mejor que avancemos rápido. Llamé a Unfezant, quien aterrizó delante nuestra con extrema elegancia. >>Podemos volar a la Sede para acortar el camino, si te parece correcto~
Hubert —Claro, hablarán cuando ambos se sientan los suficientemente tranquilos y preparados para hacerlo —asentí con una sonrisa, contento de ver que mis palabras parecían haberle ayudado a superar el mal trago de Pueblo Pincel—. Y de nada, espero que todo termine bien para los dos. Cuando miré al frente vi que aún nos quedaba un trecho hasta el final de la ruta. Si mi memoria no fallaba, más adelante debía de hallarse la Calle Victoria y la Sede del Gran Campeonato, donde esperaba algún día poder enfrentarme al campeón. Aunque… ¿Seguiría siendo Irvine para entonces? Emily dijo que lo mejor sería avanzar más rápido y, acto seguido, su Unfezant aterrizó ante nosotros. Asentí, mostrando acuerdo ante su sugerencia de volar a la sede. —La verdad es que estoy algo ansioso por llegar —reí, rascándome la mejilla, tras lo cual saqué una pokébola de mi cinturón y la lancé al aire. La luz que emergió del esférico aumentó de tamaño y materializó un imponente y majestuoso dragón blanco. Reshiram abrió las alas con serenidad y nos miró con sus penetrantes ojos azules, atento a cualquier cosa que pudiese decirle. Para verlo a la cara debía alzar ligeramente la cabeza. Miré a Emily mientras me subía al pokémon legendario. —Muéstranos el camino —dije con una sonrisa. [6/15] (fuck the Ruta)
Alpha Xenodis. El agua comenzó a desaparecer mientras iba pedaleando. La ruta inundada poco a poco se iba transformando en un enorme bosque lleno de árboles de distintas clases, con muchísimos pokémon saltando entre ellos, comiendo de sus frutas y en general haciendo su vida dentro del ecosistema que representaba el lugar. Era un lugar totalmente relajante. Se veía absolutamente perfecto para poder descansar un rato, además tampoco había pista de entrenadores cerca del lugar. —Darkrai... Sé que no nos llevamos, pero intenta no dar problemas a otros más que a mí mismo—Pedí hacia el esférico que contenía al legendario, quien simplemente se veía enojado a través de la parte roja.—. Espero algún día te pierda el rencor. Suspiré y tras ello dejé mi bicicleta apoyada sobre el tronco de un árbol para posteriormente empezar a escalarlo con bastante facilidad. Llegué hasta una rama bastante gruesa, lo suficiente como para que un pokémon mediano se pudiese parar en ella sin ningún problema, y decidí sacar mi bolsa de dormir. Me quité las prendas mojadas y las colgué como pude para que se secasen y a su vez que el viento no se la llevase. Finalmente me adentré en el calor de mi saco y simplemente cerré mis ojos, agotado... Había sido un largo día y la noche al fin se hacía presente para la región. Buenas noches, Galeia. [1/8]
Alpha Xenodis. Desperté en menos de dos horas de haberme dormido, sudado y en estado de alerta. Había tenido nuevamente un mal sueño, no podía recordar de ello más que un grito final... Una plegaria de que no dejase sola a esa persona. Ojalá pueda recordar el resto luego. Pero ahora sentía un poco de peso sobre mi cuerpo. Pude levantar un poco mi torso y ahí logré observar un pelaje blanco y una piel azul con una cresta sobre su cabeza. La pokédex lo reconoció como un Absol, un pokémon que aparecía para poder advertir a los humanos acerca de los desastres que vendrían; Él venía a traer mala suerte. —Hey, largo—Le intenté espantar con un pequeño toque en su lomo. Él no se alteró, parecía imperturbable observando a la luna, una luna que estaba a su mitad.—. Es linda, ¿eh?—Le hablé como si nada, ya resignado a que no se iba a mover si no era por deseo propio. >>Quizás te lleve conmigo. Cuando apoyé nuevamente mi cabeza en el tronco el Absol simplemente se fue, desapareció en las sombras. [2/8]
Alpha Xenodis. No pude volver a conciliar el sueño. Estuve por casi una hora intentándolo, pero mis pensamientos no me dejaban. ¿Quién había gritado por mí en mis pesadillas? Solo esa pregunta lograba molestarme bastante. —Y pensar que van casi cinco años desde que comenzamos, ¿eh?—Miré el esférico de Charizard y entonces simplemente reí. Pensar que lo había robado hace tanto tiempo y ahora era una enorme bestia que atacaba todo lo que se movía o no le acariciaba la panza.—. Y yo casi tengo dieciocho ya, ¿eh? Pensar que llegué con trece. >>Mi juventud recién empieza. ¿Por qué sentía que ahora mis ojos debían arder y debería ponerme a ejercitar como si la vida se me fuese en ello? Debe ser el sueño. [3/8]
Alpha Xenodis. —Hey, ese pokémon se ve un poco... Chistoso. A lo lejos logré avistar a un ser bastante peculiar: Era un ave de colores oscuros que estaba medianamente metida dentro de un huevo. Se veía lenta y un poco torpe, pero no podría culparle, digo, estaba cargando esa cosa a donde quiera que iba. —Veamos. La pokédex me reveló a aquél pokémon como Vullaby, la preevolución de Mandibuzz y contraparte de Rufflet. Al parecer era una especie que solía cazar a los más débiles y que no podía volar; Su evolución solía regalarle aquél cráneo que llevaba en la cintura. Vaya, pensé que era un huevo. —Un Mandibuzz suena interesante, ¿puedes traerlo? No fue mucho más de un minuto el que Rotom tardó en confundirle con su velocidad y luego conectar con un esférico en él. —Bienvenida... Mei-Yin [4/8]
Alpha Xenodis. Rendido ya con la idea de dormir, bajé del árbol tras haber guardado mis cosas dentro de mi mochila y decidí subirme a la bicicleta para empezar a pedalear lentamente, no quería despertara a ciertos poké... No, la verdad no quería andar rápido porque me daba flojera y estaba jodidamente cansado. Bueno, en realidad era una enorme cantidad de insectos la que estaba por el lugar y tipo hierba, incluso algunos pokémon de mi región: Stantler. De verdad era una zona bastante amplia en cuanto a fauna. >>Ojalá uno de esos Shroomish me diese con su espora. [5/8]
Alpha Xenodis. Avancé a paso lento, pero finalmente podía ver la Calle Victoria allá al final. Una idea azotó mi mente mientras viajaba: ¿Qué tal si consigo algún pokémon de mi propia región? Estoy bastante familiarizado con muchos de ellos y la verdad podría venirme muy bien uno de ellos... ¿Pero cuál? —Creo que necesito un tipo Hada. [6/8]
Alpha Xenodis. Mientras pedaleaba apareció algo que cumplía con dos de los requisitos que estaba buscando ahora mismo: Togepi. Un pequeño tipo Hada de mi región que podría ser un pokémon muy beneficioso para cualquier entrenador si se le sabía dar un uso correcto; Podía tener roles varios. —Escuché que el Profesor Elm le dio un huevo con uno dentro a cierto chico muy famoso de Johto—Me bajé de la bicicleta y me acerqué lentamente a él. Se encontraba jugueteando entre los pastos cortados, seguramente por uno de los Scyther que observé vivían aquí. Se revolcaba y lanzaba el pasto al aire... Era un bebé.—. ¿Tienes hambre?—Pregunté, mientras que sacaba de mi mochila una galleta de un tamaño bastante considerable, llena de chocolate y azúcares. Él se acercó de manera inmediato y abrazó el alimento como si la vida se le fuera en ello... ¿Qué eres? ¿El Phanpy de Steve? >>Al menos ahora te quedas conmigo. Lo levanté y lo coloqué sobre mis brazos, mientras que comía feliz. [7/8]
Alpha Xenodis. Cuando finalmente lo pude adentrar en una Nido Ball simplemente me subí a la bicicleta y comencé a aumentar la velocidad del viaje, pues ya me había acercado bastante a la caverna que se veía en el final de la ruta. Hola, Calle Victoria. [8/8]
Lucas Diamond Volé a la ruta más cercana a lomos de Latios, la ruta 314. El sitio se encontraba muy transitado de pokémon, pero no era lo que buscaba. Yo buscaba enfrentarme a los mejores, ¡quizás incluso me plantearía acceder al frente de batalla pagando! —Vamos, Latios, regresa a tu ball. Cuando estemos dentro podrás combatir todo lo que quieras.
Ian Lockhart Mis cavilaciones cesaron cuando por fin di con la salida de la ruta 313, encontrándome con un paisaje muchísimo más colorido y amplio en la que era, por lo que tenía entendido, la ruta con más flora y fauna de toda la región de Galeia. Y, a lo lejos, podía vislumbrar la entrada a la cueva que había sido bautizada como la Calle Victoria. El desafío final para aquellos aspirantes a campeones del Gran Campeonato. Aunque, en aquel momento, yo estaba allí por un desafío completamente diferente. Lamentablemente no pude avanzar más, dado que me llegó una notificación a a mi pokédex indicando que el combate entre Liza y Hubert había terminado ya, y era necesaria mi presencia inmediata para continuar con las rondas siguientes. Con un suspiro, liberé a Salamence, dando por terminado aquel intento de aventura. (1/7)
Lucas Diamond Encontré con rapidez la salida de la cueva, y regresé a aquella frondosa ruta, llena de una gran variedad de especies. Latios fue liberado de su pokéball, ya que necesitaba ir a Ciudad Témpera. Monté a lomos del legendario, y a una velocidad supersónica, partí rumbo a la torre.