Saliendo de la Calle Victoria, liberé de nuevo a Golbat. Mi idea era seguir con la ruta que había tenido establecida para recorrer Galeia. Esperaba esta vez poder llegar a Ciudad Barniz. Así, esa fue la orden que le dí a Golbat: ruta 308, para pasar de una vez al Gran Desierto.
Contenido oculto *Mira el post de arriba* ¿Esto cuenta como doble post? e.e (? Llegamos luego de casi una hora de vuelo. Mis brazos estaban entumecidos por haber estado agarrado a las patas de Golbat en ese lapso de tiempo. Me froté los hombros, y me senté por un momento. Hiko, que había volado a nuestro lado en todo el viaje, se posó en mi hombro derecho como solía hacer. Sus ojos brillaban. —Estoy feliz de estar con usted, señor—comentó el Chatot.—y no pienso abandonarlo a su suerte. Pero a veces hecho de menos este lugar. Un par de Exeggcute nos saludó al pasar por nuestro lado. Parecían ser muy amigos, e incluso noté que parecían intercambiarse entre ellos al dar saltitos. Les devolví el saludo, y se marcharon. Y entonces... Algo que uno aprende cuando es pequeño y curioso, es que la voz es en realidad ondas de sonido. Las ondas se expanden por el espacio en donde se encuentre el individuo, y son recibidas por cualquier especie con un órgano auditivo. Pero aquella voz...la había escuchado antes, siempre que paseaba por esta ruta, pero nunca de esta forma. Su melodía destrozaba toda lógica que tenía sobre el tema. Arrancaba todo lo que sabía sobre las ondas auditivas, y lo cambiaba. "La voz no es ondas" me decía. "La voz es un milagro, es perfección". Hiko parecía haber quedado en trance, en el momento en que la melodía había llegado hasta nosotros. Y entonces se separó de mi, posandose en la hierba. Y, débil al principio, pero dejando que la música lo absorbiera, comenzó a cantar. No pasó mucho antes de que la voz de Chatot se acomodara con precisión a la de la melodía. Minutos después, empezó a moverse, haciendo que su cola en forma de metrónomo marcara un compás que hizo que la melodía se convirtiera en algo mágico, algo que no podía, no quería dejar ir. La melodía era un milagro. Era perfección. Contenido oculto @GalladeLucario no se que decir, asi que solo diré que estoy muy hype e///e
De repente, el viento pareció arrastrar un sonido cantarín que acompañó la melodía de Chatot con una voz embaucadora. Cada vez se oyó más y más fuerte, hasta que, cuando menos los esperaba Drake, apareció tras él un pequeño pokémon, sonriente, flotando en el aire. Su voz sonaba calmada, y cantaba con seneridad. Parecía que el sonido del bosque había mostrado su aspecto físico. MELOETTA: Normal/Psíquico Salud: 200/200 Fuerza: 205 Resistencia: 205 Agilidad: 3/3 (90 de Velocidad) Movimientos: -Psíquico (60 Potencia, Psíquico) (Usos: 4/4) -Cantoarcaico (60 Potencia, Normal; hace a Meloetta cambiar de forma) (Usos: 3/3) -Danza Caos (Causa Confusión) (Usos: 2/2) -A Bocajarro (70 Potencia, baja en 20 su resistencia, Lucha) RATIO DE CAPTURA: 30
Contenido oculto Los stads de Meloetta son todo lo que está bien en esta bida \*-*/ ¿Alguna vez has querido tener tu propia canción épica de fondo? Te lo aseguro, no es tan saludable y genial como suena. La música fue en aumento, lo cual comenzó a crispar mis nervios. La adrenalina se disparaba a borbotones mientras el volúmen incrementaba. Podía escuchar el canto acercarse, y al mismo tiempo era como si lo tuviera en la cabeza. La forma en que la perfección de esa voz afectaba mi cuerpo era tal que por unos segundos temí estar volviendome loco. Chatot detuvo su canto, y volvió a posarse en mi hombro. Y cuando Meloetta apareció, el efecto de la música se detuvo. Ella siguió cantando, alegre y serena, pero sus ojos parecían estar retandome. Miré a Chatot, quien asintió. Entonces decidí aceptar el reto, liberando una pokeball de mi bolso. —Emperador, salga.—pedí, activando su megapiedra.—Empecemos con Aqua Jet. MEGAFORMA: MEGAEMPOLEON: Agua/Acero (Balanceado) Presión: todo movimiento que impacte sobre él gastará dos usos y no uno Salud: 182/182 (14) Fuerza: 250 (23) Resistencia: 240 (11) Agilidad: 2/2 (60 de Velocidad) Movimientos: -Aqua Jet (30 Potencia, Agua; se necesitan 2 puntos de agilidad para esquivar) (Usos: 4/5) -Protección (se protege) (Usos: 2/2) -Rayo Hielo (60 potencia, Hielo) (Usos: 4/4) -Golpe Aéreo (40 Potencia, Volador; ineludible) (Usos: 3/3)
Contenido oculto Tras meditar mucho la habilidad de Meloetta, este ha sido el resultado; añadida queda "Dulce Melodía" Meloetta encajó el ataque con entereza, y se sorprendió al ver la actitud hostil de aquel pokémon. Sin perder el ánimo, atacó al ritmo de la música que no dejaba de cantar, utilizando un poderoso A Bocajarro. MELOETTA: Normal/Psíquico Dulce Melodía: cuando sus PS bajan de la mitad, recuperará 1/20 de sus PS máximos por cada turno. Salud: 125/200 Fuerza: 205 Resistencia: 205 Agilidad: 3/3 (90 de Velocidad) Movimientos: -Psíquico (60 Potencia, Psíquico) (Usos: 4/4) -Cantoarcaico (60 Potencia, Normal; hace a Meloetta cambiar de forma) (Usos: 3/3) -Danza Caos (Causa Confusión) (Usos: 2/2) -A Bocajarro (70 Potencia, baja en 20 su resistencia, Lucha) RATIO DE CAPTURA: 30
—Recibe eso—decidí. Empoleon dejó que el golpe le golpeara, y noté que luego de los sucesivos golpes, Meloetta se tomaba un segundo para respirar, menguando su resistencia. Ese era el momento. >>¡Ahora ¡Golpe Aéreo! MEGAFORMA: MEGAEMPOLEON: Agua/Acero (Balanceado) Presión: todo movimiento que impacte sobre él gastará dos usos y no uno Salud: 112/182 (14) Fuerza: 250 (23) Resistencia: 240 (11) Agilidad: 2/2 (60 de Velocidad) Movimientos: -Aqua Jet (30 Potencia, Agua; se necesitan 2 puntos de agilidad para esquivar) (Usos: 4/5) -Protección (se protege) (Usos: 2/2) -Rayo Hielo (60 potencia, Hielo) (Usos: 4/4) -Golpe Aéreo (40 Potencia, Volador; ineludible) (Usos: 3/3) Contenido oculto 250+40= 290-185 (resistencia de meloetta luego del a bocajarro) = 105 125-105=20 :3
Meloetta había recibido mucho daño, pero se mantuvo en pie, por el momento. Con fuerza y sin mirar atrás, volvió a arremeter con un A Bocajarro. MELOETTA: Normal/Psíquico Dulce Melodía: cuando sus PS bajan de la mitad, recuperará 1/20 de sus PS máximos por cada turno. Salud: 30/200 Fuerza: 205 Resistencia: 185 Agilidad: 3/3 (90 de Velocidad) Movimientos: -Psíquico (60 Potencia, Psíquico) (Usos: 4/4) -Cantoarcaico (60 Potencia, Normal; hace a Meloetta cambiar de forma) (Usos: 3/3) -Danza Caos (Causa Confusión) (Usos: 2/2) -A Bocajarro (70 Potencia, baja en 20 su resistencia, Lucha) RATIO DE CAPTURA: 30
Emperador hizo una seña, y supe que era el momento. Miré a Meloetta, quien parecía aún tener algo para dar, y lancé la pokeball. Realmente no tenía idea de si funcionaría - los legendarios eran duros de atrapar, lo sabía todo el mundo - pero tenía esperanzas.
La Ball envolvió a Meloetta y comenzó a girar. Una... dos... Tres veces. Entonces, se oyó el clic. Y el movimiento cesó. Había atrapado a Meloetta, y, con eso, también había atrapado la melodía del bosque.
En cuanto se oyó el clic, la melodía se detuvo abruptamente. Por unos segundos se pudo escuchar perfectamente el viento correr, así como el follaje al moverse. El primero en caer fué un Nidoran macho. Había dado un par de pasos hacia la derecha, luego sus piernas habían fallado y acabó en el suelo, sin volver a levantarse. Le siguió un Smeargle a nuestra izquierda, cayendo al suelo con un estrépito. Así, todo pokémon a nuestro alrededor empezaba a caer sin fuerzas, hasta que toda la ruta quedó en silencio. —Caray—dije, al verlos roncar.—Eso explica porqué te la pasabas durmiendo la primera semana luego de atraparte. Chatot no respondió. Parecía extrañado, como si hasta ese momento no hubiera visto a alguien dormir en esa ruta. La melodía que los llenaba de adrenalina las veinticuatro horas se había ido, después de todo. Ahora podían descansar.
Contenido oculto ¡Disclaimer! (o como se diga (? ) : Yo no quería hacer doble post, pero este lugar esta abandonado de la mano de Arceus, so...vamos allá >:D Pasaron unas horas. Habíamos decidido pasar la tarde en la zona, que aunque ya no tenía su ritmica melodía, seguía siendo agradable a la vista: una pradera floral que, al menos en ese momento, albergaba una gran cantidad de somnolientos pokémon. Ark, fuera de su pokeball, salió a buscar un sitio para hacer sus necesidades, perdiendose entre el follaje, y esperaba que estuviera bien. Aunque se te explicara que los pokémon salvajes evolucionados tendían a ser un poco jovenes e inmaduros, costaba un poco no preocuarse cuando Ark podía terminar derribando un árbol para esconder sus cosillas, o incluso lanzar tierra a metros de distancia por el simple capricho de excavar un agujero. Era adorable, pero peligroso para sí mismo. Fue Sableye quien me sacó de mis pensamientos. Sin saber en que momento salió de la pokeball, comenzó a hacer señas para llamar mi atención. —¿Eh? ¿Que ocurre, Sableye?—pregunté mientras me acercaba a él. Sableye trató de hablar con el sistema de signos, pero al recordar que yo era un novato en la materia decidió ir por una versión básica: Mímica. Llevó los brazos al frente con las garras apuntando hacia abajo, inclinó la cabeza hacia arriba y sacó la lengua. Su caminata fue lo último que necesité para entender el mensaje...o no.—Eh...¿Fantasmas? Sableye palmeó su frente. Fue Chatot quien respondió, habiendo despertado en algún momento. —Dice que siente una extraña presencia. No muy cerca, pero esta ahí—dijo Hiko, frunciendo el ceño.—sobre su extraña mímica...¿No tienen los humanos un tema de discusión en el que los caníbales estúpidos serán la perdición de la humanidad? —¿Caníbales estúpidos?—y esta vez si lo entendí.—¿me estas diciendo que hay zombies en alguna parte? ¿En algún lugar real? Y, sorprendiendome mucho, Sableye asintió sin sonreír siquiera. Suspiré.—Es una locura.—Y luego, casi sin pensarlo, añadí—hay que ir allí. —¿Eh? Pero...¿Porque?—preguntó entonces el Chatot. —No lo sé realmente. Supongo que no tendré otra oportunidad para ver algo así. Y si la tengo, quisiera ser de los primeros en verlo. Y aunque Chatot no parecía entenderlo, no tuvo quejas. Ahora lo más importante: esperar a que Ark volviera para ir a donde fuera que estuviera pasando lo que fuera que estuviera pasando.
Con un suave aleteo de sus alas mecánicas, Skarmory posó finalmente sus garras en la ruta 314. Habían aterrizado en mitad del claro del bosque, allí donde el muro impenetrable de ramas y hojas abría paso a la parte más profunda de la ruta. No se hallaban lejos de la Calle Victoria. Mimi bajó casi de un salto, con los ojos brillantes y el corazón latiendo de forma apresurada en su pecho. Parecía una niña pequeña. Sinceramente no había prestado demasiada atención a las palabras de Effy en Aerosol... ¿un entrenador no nativo que iba tras los pasos de Meloetta? ¡Ella ni siquiera quería capturarla! Ya lo había dicho, ni la atraparía ni permitiría que alguien lo hiciese, pues Meloetta era música y la música debía ser libre después de todo. Así se lo había dicho Anna siempre, desde que empezó a tocar. Nadie podía ni tenía el derecho de poseerla. Caminó deprisa, aunque no sabía por qué exactamente. Siempre había creído que aquel era un deseo bastante tonto, una verdadera estupidez. ¡Hacía años que había dejado la música atrás! ¿Qué sentido tenía? Pero su madre había deseado tanto verla, y las historias que le contaba sobre el pokémon musical eran tan hermosas... que su curiosidad había crecido sin control. Meloetta debía de ser un pokémon maravilloso si se ajustaba a la descripción de aquellas historias. Definitivamente debía de serlo. Extrañamente, todo era silencio en aquel lugar. Los pocos pokémon que logró atisbar, dormían plácidamente sobre las ramas y entre la hojarasca del claro, presos de un extraño sopor. Mimi se volvió, extrañada... ¿qué demonios? Fue entonces que lo notó. Fue en ese preciso momento que sus oídos lo captaron. El viento, la brisa... el murmullo susurrante de las hojas de los árboles que rodeaban el claro... todo ello carecía de musicalidad. No tenía ritmo, ni tempo. No tenía nada. Era viento. Brisa. Silencio. Las hojas de los árboles empezaban a teñirse de ocre por el otoño que se aproximaba de forma inexorable. Algunas se habían caído y se arremolinaban en el suelo, sin orden ni concierto alguno. Pero, ¿por qué el viento no sonaba como lo recordaba? ¿Dónde había ido a parar el maravilloso sonido del bosque? Aquello... sólo era viento. Viento sin más. ¿significaba eso que Meloetta también había desaparecido? Confusa, preocupada, Mimi se volteó para mirar a Effy. Y sus ojos azules se clavaron en ella como agujas. —La música...— musitó, trémula—... no está. Contenido oculto @Nami Roronoa
—Hemos llegado demasiado tarde… —fue lo único que pude decir. El descenso en la Ruta 314 había sido rápido, intenso, apresurado. La emoción y excitación que habían tomado por completo el control del cuerpo de Mimi eran sensaciones contagiosas; definitivamente este pokémon debía ser algo digno de verse, si era capaz de ponerla en tal estado. Pero una vez que llegamos efectivamente al lugar, todo fue silencio. Porque silencio era lo que sobraba allí. Ya la música no llegaba a nuestros oídos con cada brisa pasajera, ya el bosque no parecía susurrar una melodía secreta que los viajeros creían era tan sólo producto de su imaginación, ya los pokémon salvajes no se paseaban alegres andando al compás del sonido que ellos sí sabían no era ninguna alucinación… ya era tarde. —No —declaré, firme. Saqué una pokebola y la agrandé apretando su centro, sosteniéndola con firmeza en mi mano—. A lo mejor ese entrenador del que hablaban los rumores no la capturó… a lo mejor Meloetta huyó. Y si fue capturada, tendremos que encontrarla. ¡Xerneas, te necesitamos! Lancé una pokebola por el aire y el majestuoso legendario originario de la región Kalos emergió en el centro del bosque. Su porte magnífico llamó la atención de pokémon pasajeros que andaban por ahí; un grupito de Seedot se asomaron, curiosos, mientras que unos Hoppip sonrieron al legendario tipo hada mientras pasaban flotando por sobre nuestras cabezas. —Xerneas, necesitamos saber que sucedió aquí… aquí donde la música solía cobrar vida y el bosque danzaba a su ritmo; sé que puedes conectarte con la vida del bosque y decirnos porque… porque parece que le han robado la vida —imploré, mirando al pokémon tipo hada—. Por favor. Xerneas fijó sus ojos en mi. Luego, por un momento, los posó en mi acompañante. Clavó su mirada en los ojos azules de Mimi por un breve instante, luego volvió a fijarse en mi, su entrenadora, a quien había escogido acompañar… "De acuerdo." Esa voz… ¿Xerneas había dicho eso? ¿Mimi también lo había oído? Pero cómo… ¿había sido telepatía? Recordé que el Hada Soñadora podía comunicarse con Hubert de esa manera… no debía sorprenderme que un pokémon legendario como Xerneas fuese capaz de hacer lo mismo. Y en ese entonces, Xerneas cerró sus ojos. Sus astas comenzaron a brillar.
Mimi Honda —Hemos llegado demasiado tarde… Me mordí el labio inferior. De pronto, toda la alegría y emoción que se había apoderado de mí pareció esfumarse, arrastrada por la suave brisa que envolvía el claro. El alma se me cayó a los pies. ¿Habíamos... llegado tarde? ¿Después de todo no iba a poder ver a Meloetta? ¡Ni siquiera había tenido la oportunidad! ¿Qué demonios? ¡Él pokémon musical ni siquiera estaba ya allí! ¡Y Arceus sabría dónde estaba! ¿Por qué tenía tan mala suerte siempre? ¿Era alguna clase de castigo divino? ¿Por qué se empeñaba quienquiera que fuese en arrebatarme las cosas que me hacían feliz? — ... Maldita sea. Dejé caer la cabeza, apretando los puños con rabia contenida. No sabía si quería gritar de frustración o romper en llanto, quizás un poco de ambas. Quizás un poco de nada. Meloetta era importante para mí, como lo era mi padre, como lo era Alpha. Y también me la habían quitado. Y era un sentimiento extraño, ese. No terminaba de acostumbrarme del todo a decepcionarme. A sentir que tropezaba una vez tras otra. Parecía ser algo bastante común últimamente, eso de perder las cosas sin tener oportunidad de rozarlas siquiera. Tsk. Después de todo... no había tenido ningún sentido venir hasta aquí, ¿verdad? ¿Por qué rayos estaba tan contenta? ¿Por qué había creído ingenuamente que ver a Meloetta me recordaría a mamá? ¡Que idea tan infantil y estúpida! —Sabía... —musité entonces, después de un eterno instante de silencio—. ¡Sabía que esto era un estupidez! ¡No debimos dejar Islas Artistas en primer lugar!— exclamé, sintiendo como los ojos se me llenaban de lágrimas— ¡Dejar a Emily a su suerte por un deseo tan tonto y egoísta! >> Y además... ¿Capturar a Meloetta? ¿Qué clase de malnacido puede haber...? —No. Esa fue Effy. No. Un ''no'' seco y cortante, un ''no'' convincente que no admitía réplicas. Me sacó tanto de onda que no pude responder. Todo lo que hice fue mirarla, confusa. ¿Qué estaba haciendo? No había nada más que hacer allí. Lo único que quedaba era irnos, regresar a las islas, con Emily. Quizá hubiese acabado ya el combate. ¿Por qué sacaba una pokéball y...? Una luz cegadora me hizo voltear el rostro de pronto, temiendo quedarme ciega. Una luz rosada e intensa, como el brillo de las hadas... una luz cálida que, de algún modo, me hizo sentir mejor. ¿Qué... estaba haciendo Effy? Cuando la luz se apagó, de forma gradual, me vi con la seguridad suficiente para abrir los ojos... y entonces, tuve que reprimir un exclamación de sorpresa. Allí, frente a mí, a una distancia en la que creí poder estirar mi brazo y tocarle, se hallaba Xerneas. Su porte majestuoso, sublime... y sus profundos ojos que parecían contener todos los secretos del universo me obligaron a mantener los labios sellados instantes que se sintieron eternos. No pude musitar palabra. La última vez que lo había visto, en Islas Artistas, era poco más que una mancha en el horizonte... pero ahora, desde tan cerca, me envolvía un aura de calma, serenidad... y un respeto reverencial que no creía haber sentido nunca. Aquella ocasión en la que que había estado frente a un legendario, en la Columna Lanza, ni en sueños podía compararse con esto. No había miedo ni inquietud. Sino una sensación de paz profunda, de admiración. Como si me encontrase frente a una entedidad casi divina. —Xerneas, necesitamos saber que sucedió aquí… — escuché decir a Effy entonces, con un tono suplicante. Nunca había escuchado a Effy hablar con un tono que no fuera determinado y autoritario. Me sorprendió aún más, si era eso posible — aquí donde la música solía cobrar vida y el bosque danzaba a su ritmo; sé que puedes conectarte con la vida del bosque y decirnos porque… porque parece que le han robado la vida. Por favor. Xerneas clavó en ella sus profundos ojos, y después me miró a mí. Sentí que esa mirada podía ver mi alma, y por un momento me sentí expuesta y vulnerable. Ni yo, con todo el poder que creía poseer, mi dinero y mis posesiones, podría igual jamás la grandeza de ese pokémon. O de cualquier otro pokémon legendario. "De acuerdo." Lo pude escuchar perfectamente, claro como el agua. Xerneas. ¿Xerneas acababa de hablar dentro de mi mente? ¿Telepatía? Toshio, el Lucario de Matt... también podía hacer eso. ¿Pero qué...? Cerró los ojos, y sus astas empezaron a brillar. Y entonces... todo cobró sentido. Contenido oculto Como no sé que es lo que estás tratando de hacer, aunque supongo que mostrar la captura de Meloetta, lo dejo en tus manos, Nami. Si no me va a quedar un post enorme x'D
Contenido oculto Una luz verde y blanca nos envolvió a Xerneas, a Mimi y a mi. La luz se extendió, y todo el bosque cambió; aquella luz sobrenatural, aquel poder que nos envolvía y distorcionaba todo a nuestro alrededor… ese era el poder de Xerneas, pero qué… ¿qué era lo que estaba sucediendo? —Estoy feliz de estar con usted, señor… y no pienso abandonarlo a su suerte. Pero a veces echo de menos este lugar. Aquella voz… aquella voz no era humana. Y pronto así se probó. Ante nosotros, envuelto por una luz verde aguamarina que mantenía viva aquella imágen del pasado delante nuestro, se encontraba un Chatot. Y junto a él, su entrenador… pudimos ver su rostro con claridad, él debía ser aquel entrenador… La la la la la… Y allí frente a ellos… así que ese pokémon, aquella pequeña criatura que flotaba y saltaba al compás de la misma música que cantaba, ese era Meloetta… —Emperador, salga. Empecemos con Aqua Jet. —¡Empo leon! —¡Golpe Aéreo! Una pokebola apareció en el espacio que solía ocupar el mítico Meloetta. Uno, dos tres… clic. El entrenador recogió la pokebola con Meloetta dentro, felicitó a su Empoleon y sonrió a su Chatot. Las imagenes desaparecieron, también desapareció la luz que nos envolvía y nos mostraba lo que allí había ocurrido. Regresamos a la realidad; ya las astas de Xerneas no brillaban, y genuinamente, quizás por primera vez en mucho tiempo, me quedé sin palabras.
Mimi Honda Y en ese momento, una extraña luz verdosa nos envolvió. Era una luz vacilante... casi onírica. Ni siquiera parecía real. La luz envolvió todo el claro como una cúpula lumínica, y entonces, como si fuéramos parte de una extraña ensoñación, escuchamos una voz. Una voz no humana... una voz que sonaba chillona y forzada. Frente a nuestros ojos, envuelto en aquella luz/niebla/lo que quiera que fuese, apareció la figura de un Chatot que se me hizo extrañamente familiar. Sentía que no era la primera vez que lo veía. Y después apareció, presumiblemente, su entrenador. Su entrenador... Mi ceño se frunció. ¿Acaso ese chico no era...? Un momento, si era él... ¿qué le había pasado? ¿dónde estaba ese cabello salvaje y desarrapado? ¿Y sus ojeras enormes y violáceas, de muerto viviente? No parecía él en lo absoluto. — ¿Drake?— musité. La melodía me silenció. La perfecta melodía. Una voz clara, brillante y melodiosa que me obligó a mantenerme callada. Fue como un shock. En ese momento, frente a nosotros... se materializó embuida en aquella luz brillante una figura grácil y pequeña. Una figura que reconocí al instante. Mi corazón se aceleró. Se trataba de un pokémon de forma humanoide y profundos e intensos ojos azules. Parecía brillar con luz propia mientras cantaba con suavidad... llenando este mismo claro de una canción sin palabras. "Un pokémon que puede hacer felices a los demás con su voz... ¿No crees que debe de ser hermoso, Mimiko?" "¿Quieres verlo, mamá? ¡Haré que los sirvientes lo capturen para ti!" Mamá rió ligeramente. Adoraba la risa de mi madre. Era tan limpia y clara... como el repiqueteo de un centenar de campanillas. Ella era una flor grácil, única... parecía que cualquier cosa podría partirla por la mitad. Y aún así, resplandecía como el sol, contagiando a todos con una luz que yo nunca tendría. "No, Mimiko— me dijo, pasando una de sus manos por mi cabello. Y me sonrió —. La música debe ser libre. Va y viene, siempre... como el agua. Si tratas de posearla, se escapará" Sintiendo los ojos acuosos, me mordí el labio inferior. Después de todo, aún si no era real, si se trataba de una imagen ilusoria, la había visto. Al pokémon canción. Al pokémon que hacía felices a los demás con su música. Al pokémon que tanto admiraba mi madre. —Meloetta...—musité. Las palabras se atollaron en mi garganta por la emoción que me embargó en cuestión de segundos. Era hermosa. Su música. Su voz. Tal y como la describían aquellas historias. Los acontecimientos se precipitaron a partir de ahí. El tipo de la imagen capturó a Meloetta con ayuda de su Empoleon... y el claro volvió a la normalidad cuando las astas de Xerneas dejaron de brillar. Todo se oscureció. Poco después la luz del sol del atarceder volvió a llenar el claro... tenue y anaranjada. Effy parecía haber quedado muda tras aquella experiencia. Yo, por mi parte, no sabía que pensar. ¿Podía considerar que acababa de cumplir mi deseo? ¿Eso era todo? Sí, pero... habían atrapado a Meloetta... ¡se habían robado el sonido del bosque! ¿Qué iba a hacer ahora? No quería creer que era Drake. Aún si su aspecto no era el que recordaba, aquel Chatot charlatán y su Empoleon lo evidenciaban. Drake había estado conmigo cuando más sola y vulnerable me sentía, después de la partida de Alpha. Yo apreciaba eso. Pero Drake había capturado a Meloetta, y yo era consciente de que los entrenadores capturaban pokémon legendarios, ¿pero por qué uno que era tan importante y significaba tanto para mí? ¿Era egoísta pensar que por eso debía ser libre? ¿Estaba mal querer que lo dejaran en paz sólo porque yo me negaba a dejar ir aquellos recuerdos? No lo sabía. No tenía idea. Lo único que sabía era que aquella situación me dolía más de lo que me gustaría admitir. — ¿Drake?—dije finalmente, aún confusa. Me volví para mirar a Effy— Pero eso... pero... No... ¡de ninguna manera!— repliqué, molesta con la situación en sí— Ese tipo de la ilusión de Xerneas parece una persona normal, no un marginado social... ¡el Drake que yo conozco no se parece en nada a él! >> Además, Drake me ayudó— continué, sintiendo mis mejillas arder— Estuvo conmigo cuando Alpha me abandonó. Fue muy amable y atento conmigo. ¡De ningún modo quiero odiarle por esto! Contenido oculto ComfortShipping is so hard here (?
—¿Drake? —repetí, haciendo eco a las palabras de Mimi—. ¿Quién es… un momento, ¿ese es el sujeto que capturó a Meloetta? ¿Lo conoces? Estuvo conmigo cuando Alpha me abandonó. Fue muy amable y atento conmigo. ¡De ningún modo quiero odiarle por esto! Analicé lo que acababa de escuchar por unos momentos. La partida de Alpha de la región Galeia había sido devastadora para Mimi, y este tal Drake, sea quien sea, había sido amable con ella y la había reconfortado mientras tanto Emily como yo nos encontrábamos lidiando con otros asuntos en distintas partes de la región. Y ahora, ese mismo Drake al parecer había capturado al mítico pokémon que Mimi atesoraba tanto… era una situación delicada, sin duda. Y como con toda situación delicada, decidí enfrentarla con crudo realismo. —Tienes dos opciones ahora, Mimi —declaré, tajante—. La primera es olvidarte del asunto. Volaremos a Isla Artistas a seguir apoyando a Emily, y pondremos fin a la búsqueda de Meloetta. La segunda es ir a buscar al tal Drake. >> Tienes esas dos opciones para proceder, y yo te apoyaré en tu elección; Skarmory y yo te llevaremos al destino que decidas, pero tienes que decidir ahora.
Mimi Honda Me mantuve en silencio, sopesando cuidadosamente las opciones que me había dado Effy. La primera era regresar a Islas Artistas. Regresar con Emily y apoyarla en su combate contra Ethan. Si lo pensaba fríamente, era eso lo que tenía que estar haciendo ahora, apoyando a Emily. No buscando un pokémon legendario en la otra punta de la región. La segunda opción era buscar a Drake. Pero, ¿acaso sabíamos dónde estaba? ¿Para qué íbamos a ir tras él? ¿Para exigerle que liberase a Meloetta? Si lo pensaba fríamente también... ese pensamiento era muy infantil y egoísta. No quería capturar a Meloetta porque me parecía un gesto miserable, pero tampoco quería que nadie lo hiciese. Y era absurdo. ¿Por qué Effy me apoyaba con esto en primer lugar? Gracias a la ilusión de Xernas... ya había cumplido. La había visto... no necesitaba nada más. —Regresemos— dije finalmente, suspirando con resignación—. Esto... era muy tonto después de todo.
Contenido oculto omg, como cuando leí todo esto y crei que Mimi mataría a Drake xD que inocente era, creyendo que Mimi le daría la bendición de la muerte (??? Llegamos a la ruta en un momento. Dado que ya conocía la zona, le pedí a Crobat que me dejara en la entrada de la Calle Victoria, en vez de recorrer la ruta completa. Y así lo hizo. Al bajar a tierra firme, entré decidido a la Calle Victoria.
Hubert El camino que dirigía a la Ruta 314 era una cuesta ascendente, por lo que para llegar a este lugar era necesario hacer un esfuerzo extra. Mi avance se tornó lento, pero no dejó de ser constante, con un ritmo regular. En unos instantes, Serperior y yo desembocamos en un bosque magnífico, algo denso debido los distintos árboles que lo conformaban. —Wow… —fue lo único que pude decir ante la belleza e inmensidad de aquella ruta. El follaje era tan denso que el sol apenas alcanzaba el suelo; la luz caía como salpicaduras de agua dorada. Diversos arbustos crecían junto a las rocas que delimitaban un pequeño sendero de tierra que los viajeros podían utilizar para cruzar hasta el otro lado de los árboles. Algo que nos llamó la atención fue el hecho de ver tantos pokémon dormidos en ubicaciones arbitrarias; algunos junto a los árboles, otros en grandes zonas despejadas e incluso en el centro mismo del sendero por el que debía pasar. Al parecer, atravesar la ruta 314 también conllevaría sus dificultades. Fue entonces cuando mi Holomisor vibró en intervalos regulares, señal de que alguien me estaba llamando. Mi corazón se estremeció, creyendo que quien llamaba era Kappa o alguno de los secuaces. Me sentí inmensamente aliviado cuando vi que se trataba de Emily, pero no pude evitar sentir desconfianza de nuevo… ¿Y si algún Gamma le había quitado su Holomisor y estaba tratando de ubicarme para avisarme que estaba en peligro? Lo cierto es que todo lo relacionado con aquella organización me había dejado preocupado y algo paranoico. Tras intercambiar una mirada con Serperior, atendí la llamada. El holograma dibujó la figura de Emily. Noté tristeza en su rostro, aunque no parecía que estuviera maniatada ni nada. —Hola, Emily —saludé con una afectuosa sonrisa, la cual se borró ligeramente cuando le pregunté, con un tono más serio:— ¿Estás bien? —pues sentí que algo le había pasado con sólo verla, aunque no parecía tratarse de algo relacionado con los Gamma. [1/15]