Ladeé la cabeza ante la explicación de la rubia para capturar al Glameow. Si tan sólo quería capturarlo, debería haberlo hecho y ya… sólo esperaba que aquel pokémon no me robara cosas a mi durante nuestro viaje juntas. Antes de que pudiese emitir sonido, Mimi ya se había decidido, y capturó al pokémon tipo normal sin pensarlo dos veces. Se quedó un rato mirando sus propias pokebolas, y luego realizó aquella pregunta en voz alta. Cierto, ya era mediodía… habíamos pasado tanto tiempo en esta ruta buscando a la joven, que se nos perdió la noción del tiempo. —Según el mapa no nos falta mucho más… sólo nos queda un pequeño tramo hasta la Calle Victoria, y de allí ya llegaremos a la sede —comenté, rememorando la ruta que había señalizado en el mapa—. Así que deberíamos ponernos en marcha, ¿no? Vamos a buscar a Emily y salir de aquí… [8/15]
Entonces, mientras seguíamos nuestro camino, un Masquerain hizo aparición sobre el cielo. Y no hubiese sido extraño si el pokémon no se hubiera puesto sobre mi cabeza, juguetón. — Oh, tú eres el Masquerain de Effy, ¿cierto? — dije entonces, tras un rato preguntándome porque le había llamado la atención al pokémon. El tipo bicho me hizo saber que así es, lo cuál hizo que sonriera agradecida. No estaba mal visitar la ruta tranquilamente y demás, pero el viaje lo estaba haciendo con las chicas y el plan era divertirnos las tres juntas así que ya era momento de volver con ellas. >> Guíanos hasta Effy~ — le dije entonces, y poco después empezamos a caminar detrás del pokémon. [11/15]
Tras asentimiento por parte de Mimi, comenzamos a andar por la ruta boscosa. Luxray y Alakazam aún nos acompañaban fuera de sus pokebolas, y mientras avanzábamos por el camino en busca de Emily podíamos notar como los pokémon que habitaban el bosque asomaban sus cabezas para observarnos, curiosos. Absol, Hoppip, Nidoran, Chatot… el pokedex me mostraba que había una variedad inmensa de pokémon en esta ruta, pokémon que usualmente no podían encontrarse en ningún otro lugar de la región. Me preguntaba si Emily había capturado algun pokémon nuevo, como Mimi había hecho… bueno, pronto lo descubriríamos, ¿no? [9/15]
— Es gracioso que estuviésemos tan cerca y no lo supiésemos — opiné con una risa, en voz baja, al observar que solo hicieron falta unos pocos metros de avance para ver ambas cabelleras doradas resaltar en la naturaleza. Hice una señal de que se callasen a los pokémon, lo cuál provocó que me mirarán extrañados. Me adelanté de puntillas hasta quedar detrás de Effy y, poniéndome de puntillas, intenté taparle por completo los ojos. >> ¿Quién soy~? — pregunté. [12/15]
De repente todo se volvió oscuridad. O, bueno, oscuridad parcial, porque aunque quien estuviese cubriendo mi visión intentaba prevenir que viera algo, aún podía filtrarse algo de luz en el espacio entre sus dedos, como si no llegase a taparme completamente con sus manos. —¿Quién soy~? —Esa voz cantarina… sumado al hecho de que, aparte de Mimi, no hay otro humano más en este lugar… creo que me arriesgaré y diré Emily —dije con una pequeña risa. Tomé sus manos y las aparté de mis ojos, di media vuelta y quedé cara a cara con la chica—. ¡Al fin te encontramos! ¿Qué les parece si almorzamos y después seguimos hacia la Calle Victoria? Masquerain, al verme, se elevó de la cabeza de Emily y voló más alto, comenzando a describir círculos en el cielo sobre nosotras, alegre por el reencuentro. [10/15]
— ¡Muy bien! — reí aplaudiendo mientras se giraba. Después asentí con la cabeza — Sí, estaba paseando por aquí con Gardevoir~ — expliqué sonriendo antes de dejarme caer en el suelo. Miré con felicidad a Masquerain, ¡que pokémon más adorable! Luego saludé con la mano a Mimi y finalmente volví a mirar a Effy. >> Por mí está bien, no parece que quede mucho para la Calle Victoria y... ¡necesitaremos muchas fuerzas para superarla! — exclamé con convicción. [13/15]
Mimi Honda Un pequeño tramo... ¿qué era un pequeño tramo para Effy? ¡Decía que sería un camino corto y llevábamos caminando horas! Estaba cansada, y tenía hambre y sed. Las copas de los árboles formaban un muro prácticamente impenetrable sobre nuestras cabezas desde donde cientos de ojos curiosos observaban cuidadosamente cada uno de nuestros movimientos... Resultaba abrumador. —No entiendo por qué necesitaríamos fuerza para superar esa lujosa ''Calle Victoria''— dije entonces, atendiendo las palabras de Emily—. Pero no puedo negar que tengo un poco de hambre. >> Ese Glameow ladrón se comió todas mis barritas energéticas... No me dejó nada—añadí, tomando asiento en un tocón y descansando las manos sobre mis mejillas.— Gato tonto. Si tenía hambre sólo tenía que perdírmelas... [11/15]
Miré a Mimi desconcertada, sin poder evitar abrir un poco la boca por la sorpresa. — ¿Lu...josa? — repetí, confusa — Hum... — me encogí de hombros. Seguramente Mimi había tomado una mala imagen del último tramo que nos quedaba por recorrer antes de llegar a la Sede pero bueno, no sería yo quien le rompiese las ilusiones. No, señor. Gardevoir, entonces, se sentó a mi lado de forma cuidadosa. Ahora ambas nos encontrábamos mirando a Effy de forma curiosa. >> Pues yo no he traído comida, así que supongo que tú hiciste algo, ¿cierto? [14/15]
—Tranquilas; yo preparé un par de almuerzos antes de que dejáramos Témpera —revelé entonces, tomando varias pokebolas—. ¡Vamos muchachos, hora del almuerzo! Un gran número de pokebolas fueron lanzadas por los aires, y la gran mayoría de mi equipo pokémon fue liberado de sus esféricos. Blastoise y Dragonite se irguieron por sobre los más pequeños, altos e imponentes. Jolteon y Flareon se pusieron a corretear en círculos, estirando sus piernas con alegría, mientras que la elegante Vaporeon los veía jugar como si fueran unos niñitos sumamente inmaduros. Marowak arrojó su hueso por los aires apenas salió de su pokebola como si fuese una especie de celebración, y estuvo a punto de darle a Arcanine en la cabeza de no haber sido por la siempre amable Blissey, que detuvo el hueso antes del impacto. Florges, grácil como siempre, se mantuvo al margen junto al sereno Gallade. Vileplume sacudió sus pétales alegremente para saludar a todos los presentes, y Greninja se colocó en la punta de un árbol cercano, observándolo todo desde la seguridad de las alturas. —Traje suficiente comida pokémon para todos, así que no se preocupen… sus pokémon también necesitan comer, ¿no? [11/15]
Mimi Honda Y entonces, Effy respondió que había traído comida suficiente para todos nosotros. Tanto para Emily como para mí y nuestros equipos. Liberó a sus pokémon, que se arremolinaron a nuestro alrededor en bandada. Yo sólo pude intercambiar una mirada de circunstancias con Emily y alabar en silencio lo previsora que era mi ex-rival. Aunque por supuesto, no lo dije en voz alta. —Entonces, vamos a comer— dije, tomando mi bolso y liberando también a mi equipo. Monomaru saltó practicamente a mis brazos cuando lo liberé. Quizás lo había mantenido encerrado demasiado tiempo... Haru, con la misma amabilidad que había demostrado antes, sanó las heridas del debilitado Glameow, logrando que despertara poco después de su sueño. Raiden, orgulloso y sereno como siempre se sentó a mi lado, aguardando. Todo mi equipo estaba libre... Chie y la pequeña Mei se habían unido al Jolteon y al Flareon de Effy y jugaban juntos por el claro, entre los pokémon más grandes. Pero aún faltaba algo. En el fondo de mi bolso, practicamente ocultos por el resto de pokéballs vacías, resplandecían tres esféricos más. Dos pokéballs y una honor ball que me hicieron sentir un nudo prieto en la garganta. Flame, Pietr y Venus. Los pokémon de Alpha. Me mordí el labio inferior, dudosa. Después, volví a cerrar el bolso. No estaba preparada para enfrentarme a ellos ahora. ¡Alpha apenas sí se había ido! ¡Era muy poco tiempo, aún no me había hecho a la idea! Guardaría un poco de comida y se la daría después. Simplemente no me sentía con fuerzas para mirar a ese orgulloso Charizard negro y ver la sonrisa de su entrenador en él. Yo no... No podía. — Bien, ¿y que preparaste?— pregunté, acercándome a la entrenadora—. No me esperaba para nada que supieras cocinar.
—Oh, hay mucho que no sabes sobre mí… y mis talentos culinarios es una de esas cosas —comenté con una pequeña risa, inclinándome sobre mi bolso—. ¡Bien, todos! ¡Hora del almuerzo! Extraje de mi bolso una gran caja donde había alimento para pokémon de distintos colores; amarillo para los eléctricos, azul para los de agua, rosado para aquellos tipo hada, entre otros. Me había pasado un buen tiempo preparándolos en Ciudad Témpera, y aunque había sido bastante pesado cargar con tanto peso durante todo este trayecto, ahora realmente sería donde tanto esfuerzo valdría la pena. Serví la comida en el suelo y los pokémon comenzaron a amontonarse alrededor para admirar la comida que era dejada allí. Algunos, como Masquerain o Greninja, miraban la escena con intriga del sabor mágico que tendría aquella comida, mientras que los que llevaban más tiempo conmigo, como Blastoise y Arcanine, se mantenían al margen… probablemente prefiriendo que los demás comieran antes que ellos, porque ellos ya conocían el delicioso sabor de mi comida pokémon, claro que sí. No noté la mirada nerviosa que intercambiaron entonces Arcanine y mi pokémon inicial. —Y para nosotras —declaré, dirigiéndome a Mimi y Emily. Las tres nos sentamos en la hierba cerca de los pokémon; saqué del bolso un pequeño envoltorio que contenía nuestro almuerzo—. Aquí unos sencillos emparedados. Pensé que sería lo más práctico para comer aquí al aire libre, para no pasar hambre pero tampoco llenarnos tanto que después no podamos ni caminar. Y desenvolví los emparedados. Eran sencillos sandwichs de jamón y queso, con algunos… detalles, llamémosle. Ok, el queso no se había podido derretir del todo y se había transformado en una masa uniforme difícil de tragar que asemejaba un gran chicle amarillo, ¿y qué? Le daba un sabor especial, sin duda alguna. El jamón estaba un poco húmedo, y el pan estaba tan tostado que se había vuelto más negro que el Charizard de Alpha, pero aún así estaban deliciosos… ¿verdad? —No sean tímidas, ¡agarren uno! —las alenté, con una gran sonrisa ilusionada; era la primera vez que cocinaba para alguien que no era familiar mío o uno de mis pokémon, después de todo. [12/15]
Entonces, ambas chicas sacaron a relucir su equipo pokémon, por lo que no pude evitar hacer lo mismo. Mis pokémon, que ya habían pasado un tiempo fuera, se dedicaron a tirarse por el suelo a descansar o cosas por el estilo. — Pst... Audino — llamé al nuevo pokémon de Mimi, extendiendo una pokéball en especial — ¿Podrías curarlo un poco~? El pokémon, amable como él sola, aceptó encantado y poco tiempo después Espeon estaba estirándose a mi alrededor. Contenta, agradecí al tipo normal, quien, como característica de su ser, aceptó el agradecimiento con una sonrisa. Entonces... un olor extraño llegó a mis fosas nasales. ¿Aquello era pan quemado? Giré la cabeza y comprobé que la comida que Effy había preparado no tenía su mejor aspecto. >> Oh... yo... tomaré solo un poco, estuve comiendo bayas con mis pokémon mientras estábamos por el bosque — me excusé rápidamente partiendo uno de los bocadillos por la mitad [una mitad algo desproporcionada, pero mitad al fin y al cabo] — ¡Qué aproveché! — exclamé felizmente antes de morder el pan. Si aguantaba un poco la respiración al morderlo y no prestaba demasiada atención a la textura... >> Está muy rico, Effy~ — dije con una sonrisa y un gesto de aprobado con el dedo. No quería saber como podría reaccionar si decía que cocinar no se le daba tan bien como combatir. ¡[15/15]!
—Está muy rico, Effy~ —¿En serio eso crees? —sonreí, ilusionada ante la respuesta de Emily. Había observado a la muchacha probar el emparedado con esperanza… quizás se me había ido la mano un poco poniéndole tanto queso y por eso no les gustara a los demás, pero bueno, el queso era la mejor parte del emparedado al fin y al cabo, ¿no? Y Emi no se había quejado, así que todo se había resuelto para bien… ¡realmente tenía que cocinar más seguido! Era una actividad muy divertida, para ser honestos, más de lo que creí que era inicialmente. —Ten, Mimi, prueba un poco tú también —dije, extendiéndole a la Honda la mitad dejada por Emily, sin perder aquella sonrisa llena de ilusión al ver que mis amigas disfrutaban de lo que había preparado—. Espero te guste también… A mis espaldas, sin que me diera cuenta, Greninja, Dewott y Poliwhirl habían escupido la nada deliciosa comida para pokémon tipo agua y ahora intentaban sacarse el gusto de la boca comiendo algunas de las bayas recolectadas por Audino. Blastoise miró al trío de pokémon tipo agua con cara de "os lo advertí". [13/15]
Mimi Honda Tomé el emparedado que Effy me ofrecía con una expresión difícil de definir. Eso no... eso... ¿eso era siquiera comestible? Ese pan obviamente quemado, negro completamente... y ese queso a medio hacer que se salía por todos lados como una pasta uniforme y pegajosa no era algo que yo definiría como ''un almuerzo de catergoría''. ¿Emily lo había comido? Milagro sería si no se enfermaba después... —E-esto...—musité entonces, tratando de decir algo. ¿Qué podía decir? ¡Nada! ¡Ese desastre no tenía perdón de Arceus! Mi mente no tenía palabras para expresar que sentí al ver aquella... cosa y saber que tendría que comerlo. Si un bocadillo era ya de por sí un almuerzo cutre, el hecho de que ni siquiera estuviese bien cocinado era el epítome del mal gusto. Lo miré como si fuera un Voltorb a punto de usar audestrucción, pálida y horrorizada, y entonces pensé que incluso la explosión de un Voltorb sería mejor que una situación tan incómoda. ¡Si moría, al menos no tendría que pasar por una experiencia así! Miré a Effy de soslayo, preguntándome si lo hacía apropósito. Seguro que se moría por ver la cara de horror que luchaba por no dibujar en mis facciones. Estaba sonriendo. ¿Por qué tenía que sonreír así, como si disfrutara de mi sufrimiento? Que cruel. Sentí un súbito pinchazo de culpa, y maldecí en silencio mi insana manía de no querer dañar los sentimientos de los demás, porque me hacían hacer cosas que ponían en peligro mi integridad física. Cosas como esas. Suspiré profundamente con los ojos cerrados, resignada, y arranqué un pedazo pequeñísimo del sandwich. Un pedazo minúsculo, apenas podía verse entre mis dedos... Pero tal vez así no fuese una experiencia tan traumática. ''Bien...'' —B-buen provecho...—murmuré, llevándomelo a la boca. Mi expresión se deformó en una mueca asqueada que luché por contener. ¡Con un trozo tan pequeño! ¡Diablos! Pasaron un par segundos hasta que pude volver a hablar, porque ese sabor amargo no se me iba de la lengua. Tosí con aspereza. >> ¿S-sabes?— dije poco después, ofreciéndole el resto del sandwich a Monomaru. Este lo rechazó sistemáticamente— Me alegra enormemente que seas entrenadora y no cocinera.
—¿S-sabes? Me alegra enormemente que seas entrenadora y no cocinera. Mis ojos se abrieron grandes de la sorpresa ante lo dicho por Mimi. ¿Qué tipo de comentario era ese? Mi rostro se ensombreció y mi sonrisa poco a poco se desvaneció, siendo reemplazada por una expresión de genuina confusión… —¿Qué… qué quieres decir con eso? ¿Acaso… acaso no te ha gustado lo que preparé? —pregunté; mis manos temblaban y la confusión de mi rostro pasó a transformarse en tristeza. No, no podía estar diciendo que había estado feo, ¿verdad? No había sido mala la comida, si ella quería decir eso… no, no podía tratarse de eso, ¿cierto? [14/15]
Mimi Honda Y entonces ocurrió el desastre. Jamás esperé que Effy reaccionaría de esa forma. Quizá pensé que podría enojarse, pero no... hacer eso. Mirarme como si acabase de ver un fantasma, pálida y temblorosa. Me hacía sentir horrible. Su expresión de absoluta incertidumbre, como si no terminase de entender mis palabras era descorazonadora. Parecía una niña pequeña a la que le habían negado su juguete favorito. ¿Q-qué pasaba con esa expresión? ¿Effy podía reaccionar así? ''¿Qué… qué quieres decir con eso? ¿Acaso… acaso no te ha gustado lo que preparé?'' —¡¿Ah?!—exclamé de la sorpresa, poniendo las palmas de las manos frente a mí a modo de un improvisado escudo. ¿Q-qué...? ¡Oh, rayos...! ¿Cómo demonios iba a salir ahora de esta? ¡Yo no quería pasar por eso, por esa misma razón me había guardado mi opinión para mí!—. Yo... yo quería decir que... Yo... Bueno, no es como si fuera a ganar el primer puesto en un concurso de cocina... >> ¡Emily!—exclamé entonces, volviendo el rostro para mirar a la entrenadora. Mi ceño se frunció—. ¡Díselo tú! ¡Eres mucho mejor que yo siendo sincera con esta clase de cosas!
Y mientras intentaba comer el bocadillo sin que se notase mi sufrimiento, noté como Mimi me nombraba. Casi di un salto, pensando que me iban a regañar o pedir que comiese más. Pero después... "¡Díselo tú! ¡Eres mucho mejor que yo siendo sincera con esta clase de cosas!" Sonreí nerviosamente. Bien, era momento de acercarse a Effy y decirle de la forma más amable posible que su comida no era la más exquisita. Así pues me puse en pie y me senté justo enfrente de ella, sonriendo levemente. >> Effy~ No te pongas triste, ¿sí? La comida... digamos que no tiene un sabor especialmente bueno — admití finalmente, con el rostro contraído por el arrepentimiento de haberla mentido antes — Pero, ¡eh!, no significa que no se pueda mejorar, ¿no? Estoy segura que a partir de ahora, si le pone todo tu empeño y practicas un poco, cada vez serás mejor cocinera — cogí sus manos mientras hablaba, intentando animarla con mis palabras. Esperaba que funcionase, lo último que quería era entristecer a Effy por algo tan simple como la cocina.
Mi rostro se ensombreció más ante lo dicho por Emily. Yo… yo era una buena cocinera. Siempre me lo habían dicho, había seguido las instrucciones y todo (con algunas libertades, pero eso no viene al caso), y había puesto todo mi esfuerzo en cocinar para esta ocasión, por primera vez para alguien que no fuese familiar mío y… ¿y este era el resultado? —Entonces… entonces, Emily… cuando dijiste que estaba muy rico recién, estabas mintiendo, ¿eh? —dije en voz baja, casi monótona, mirando hacia abajo. No había forma de negar eso; había mentido y ahora que Mimi no había querido seguir con la mentira, la verdad salía a la luz. Levanté la vista del suelo y las fulminé a las dos, con una mirada que denotaba una furia sin igual—. ¡Muy bien, eh! ¡Pero que bonito! ¡¿Así que mi comida es un asco?! ¡¿Y por qué simplemente no lo dicen, en vez de tener que sufrir los horrores de probar la comida que preparé con tanto esmero, levantándome al alba para llegar a tiempo de cocinar suficiente para todos! >> ¡La próxima vez, ustedes prepárense su propia mugrosa comida! Es suficiente; ¡me voy a la Calle Victoria! Me puse de pie, aún furiosa, y me encaminé hacia fuera de aquella ruta y hacia la Calle Victoria sin dudarlo. Mi equipo pokémon, al ver que me alejaba por mi cuenta, se pusieron de pie y uno por uno fueron detrás de mi, encaminándonos todos hacia fuera de esta ruta. Contenido oculto <3 (?
Me mordí el labio inferior mientras escuchaba sus palabras. ¿Por qué Mimi tenía que haberme hecho esto? ¿No podía haber dicho que estaba bueno seguir comiendo como yo había hecho? Ah... — Espera, ¡Effy! — grité poniéndome en pie, con los ojos llorosos — Vamos chicos, no es seguro dejarla sola — dije a mis pokémon. Y sin ninguna palabra más salí corriendo hacia la Calle Victoria para intentar alcanzarla, con mi equipo detrás. Debíamos encontrarla... las cuevas de ese lugar podían llegar a ser muy laberínticas. Contenido oculto #SorryNotSorry
Golbat me llevó al comienzo de la ruta, y tuvimos que caminar hasta la entrada de la Calle Victoria. Mientras tanto, Sableye trataba de enseñarme el signo de la palabra "Ruta". Esta ves tuvo que usar las letras por separado, así que tuve una idea del alfabeto de signos. Guardé a Golbat en su pokeball, quien hasta entonces había volado a nuestro lado.—Descansa. Solo entonces decidí entrar.