Hubert Mientras seguíamos avanzando con precaución entre las aguas lodosas, mi eterna curiosidad seguía sembrando preguntas…. Xerneas y los demás no sólo se encontraban lejos de nuestra tierra natal, sino que además vivían en el misterioso Mundo Espejismo. La conexión que tenían con este mundo también era de lo más misteriosas, porque Iota había demostrado que eran capaces de alterar el equilibrio del mismo. Fue entonces cuando me surgió otra duda: ¿Qué tal si se trataban de otros Xerneas, Yveltal y Zygarde? [9/20]
Hubert Según el informe de Tau que me dejó Mimi, el Mundo Espejismo tenía, al igual que el mundo en el que ahora caminaba, reglas espacio-temporales que no podían ser alteradas de ningún modo a partir de la intervención de otro elemento de ese mismo espacio. Pero podía ser alterado si se introducían elementos de otros mundos. Así pues, Effy, Chad, Ian, Liza y yo fuimos agentes externos que intervinieron de algún modo en el equilibrio del Mundo Espejismo, y una de las consecuencias de nuestra presencia fue el hecho de habernos llevado a los pokémon legendarios. Si mis teorías eran cabía la posibilidad de que Effy y Chad no tuvieran a los auténticos Yveltal y Xerneas… Si no a unos duplicados. Porque el Mundo Espejismo parecía ser eso, una duplicación de nuestro mundo, vista desde un punto temporal muy anterior al día actual. [10/20]
Hubert Sin embargo, eso no respondía el interrogante sobre la presencia de Xerneas, Yveltal y Zygarde en la región de Galeia. Supuestamente, todos los legendarios de todas las regiones emigraron hacia estas tierras. Cabía entonces la posibilidad de que Iota y Tau se hubieran apoderado de ellos para sus propios fines. Tau, mediante Zygarde, se convertiría en el Núcleo del mundo duplicado, mientras que Iota aprovecharía las fuertes presencias de Xerneas e Yveltal para abrir el camino hacia ese núcleo. Pero como siempre, cuanto uno más pensaba la cuestión, más preguntas surgían. ¿Por qué, necesariamente, debían utilizarse los pokémon de Kalos? [11/20]
Hubert Dialga y Palkia, según mis lecturas, eran tan poderosos como Xerneas e Yveltal, e inclusive tenían influencia sobre el tiempo y el espacio, dos nociones que resultaban claves para comprender el Mundo Espejismo. Sin embargo, Iota dependía estrictamente de los legendarios de Kalos para llevar a cabo sus planes. Y ahora que lo pensaba bien… En mi única incursión en el Mundo Espejismo sólo había visto pokémon de mi región natal. Fennekin, Froakie, Chespin y sus primeras fases evolutivas. Si también vivían Delphox, Greninja y Chesnaught, se escondían bien. La cuestión es… ¿Qué podía significar esto? [12/20]
Hubert Los misterios que envolvían al origen de Tau y a la naturaleza del Mundo Espejismos eran algo que me producía una fascinada curiosidad pero, de igual manera, temor. Los Gamma conocían su existencia y estaban más que dispuestos a ponerle fin a su existencia con tal de sacar la extraña energía vital de su mismísimo Núcleo; estaba seguro de que se referían a aquel lugar donde mis amigos y yo nos enfrentamos al Zygarde corrupto. No dejaba de preguntarme hasta qué punto nuestro mundo y el Espejismo estaban conectados y de qué manera afectaba a uno lo que acontecía en el otro. Era algo que me recordaba al Mundo Inverso de Giratina, salvo que allí no existían leyes espacio-temporales similares a las de nuestro lado de la realidad. [13/20]
Hubert Cuanto más pensaba y cavilaba, menos hipótesis era capaz de formular. De modo que decidí dejar el tema para más adelante, pues el camino hacia la Ruta 314 se estaba tornando más exigente. Los charcos de agua eran más grandes y profundos, mientras que los caminos de tierra eran estrechos y blandos. Mi calzado no tardó en quedar manchado por el barro, ante lo cual arremangué las botamangas de mis pantalones para evitar una suciedad mayor. Era de agradecer que Serperior y Goodra fuesen amigos del agua y no tuvieran problemas en desplazarse por las zonas inundadas, ya que eran los más grandes de nuestra “caravana”. Además, no quería regresarlos a sus pokébolas porque su compañía me era gratificante y ayudaba a que el viaje fuera menos tediosos. Scrafty, quien lideraba la marcha espantando pequeños pokémon, parecía pensar parecido, tal vez porque tenía menos chances de que Goodra lo atrapara en otro de sus tiernos y poderosos abrazos. [14/20]
Hubert De pronto, el rostro de un Tympole emergió lentamente desde la superficie de un charco enorme que separaba nuestro camino en dos senderos que volvían a juntarse al otro lado de mismo. El pequeño pokémon no mostraba la sonrisa de los de su especie, sino que, al contrario, nos miraba con una expresión muy serie, impasible. Scrafty se sintió algo ofendido por la forma era observado, por lo que trató de espantar al Tympole con una de sus miradas maliciosas. A modo de respuesta, el nadador dio un fuerte golpe a las aguas con su cola, de una manera tal que salpicó el rostro de mi pokémon e hizo que se le metiera agua fría por los pantalones. Scrafty se estremeció con una exclamación. [15/20]
Hubert El luchador siniestro se inclinó sobre la orilla para decirle un par de cosas, pero Tympole hizo que se apartara con una certera salpicadura de agua a sus ojos. Así, mientras Scrafty se refregaba los ojos soltando exclamaciones (a juzgar por el modo en que Goodra se llevó las manos a la boca, debían tratarse de malas palabras en idioma pokémon), el pokémon nadó lentamente hasta colocarse a mi altura, y alzó su rostro para mirarme directamente a los ojos. [16/20]
Hubert Aunque era la primera vez que lo veía, me bastó con mirarlo a los ojos para comprender que me estaba reclamando algo. Tras meditar por un instante qué querría de mí un pokémon desconocido, habitante de un charco en las inmediaciones de un ruta de tierra húmeda, comprendí que sentía interés por probar una galleta que tenía guardada dentro de una pequeña bolsa, en mi morral. Al parecer tenía buen olfato y el aroma dulce llamó poderosamente su atención. [17/20]
Hubert Luego de haber rebuscado por unos segundos en mi morral, di con el mencionado dulce. Miré a Tympole con una sonrisa de disculpa al ver que la galleta se había roto ligeramente a causa del movimiento del viaje. Pero si aquello lo importó, no pude saberlo con la misma exactitud con la que me di cuenta que quería probar lo que traía en el morral, pues miró la galleta con seriedad, luego a mí, y después sus mirada retornó a la galleta. Finalmente, dio un pequeño salto para atraparla con la boca. Sin apartar la mirada de mí, retrocedió lentamente hasta que, finalmente, desapareció bajo la superficie. —Es un pequeño bastante serio —comenté con una sonrisa—. ¿Estás bien, Scrafty? El tipo Lucha/Siniestro había terminado de limpiar sus ojos. Refunfuñó ante la pregunta, pero finalmente alzó un pulgar con una sonrisa segura, con la que procuraba dejar en claro que Tympole no lo había humillado para nada. [18/20]
Hubert Luego de un largo rato de caminata sin incidencias, notamos cómo la cantidad de charcos decrecía y la tierra se volvía más firme. Más adelante pude desplegar las botamangas al verificar que ya no existía riesgo por suciedad de barro, aunque mi calzados ya había pagado el precio con sus inmensas manchas marrones. Goodra y Serperior salieron de las aguas; la dragona se sacudió para secarse, salpicando tanto agua como baba en el proceso, gran parte de la cual fue a parar a la cabeza del desafortunado Scrafty. El luchador cruzó los brazos, resignado, e hizo caso omiso a la sustancia pegajosa que le recorría las mejillas y entre los ojos. [19/20]
Hubert Alcanzamos el acceso a la Ruta 314. El camino hasta el Faro del Descubrimiento seguía siendo largo, pero la perspectiva de conocer zonas nuevas hacía que aquello fuera lo menos importante. Noté que tanto Goodra como Scrafty mostraban signos de cansancio a causa de la larga y accidentada caminata hasta este punto, por lo que preferí regresarlos a sus pokébolas para que se tomaran un descanso. Sólo quedamos Serperior y yo. Dirigí a mi inicial una sonrisa en la se avistaba el entusiasmo que me embargaba. —Falta menos —dije. Serperior asintió con serenidad. Finalmente, ingresamos a la Ruta 314... ¿Qué nos esperaba más adelante? [20/20] (por fin, joder)
Ian Arranqué a pedalear a toda potencia con mi nueva bicicleta. No había demorado demasiado en realidad, precisamente porque había evitado la charla innecesaria. "—Quiero una bici —solteé, en el momento en que entré a la tienda de Pueblo Lápiz. Arrojé en dinero en el mostrador y tomé la primera bici decente que vi. Luego partí sin mirar al dependiente." Aquello podría considerarse algo ilegal de cierta manera, pero dudaba que pasase algo. Lo importante era que ahora podría recorrer la región mucho más rápido gracias a ello, y eso era de agradecerse. No tenía ganas de recorrerme kilómetros de camino a pie, sin duda. [1/10]
Ian Se notaba que me desplazaba a mucha más velocidad de lo que solía hacerlo, y eso me alegraba bastante. Realizar todo el recorrido sería pan comido ahora. Aproveché el tiempo que tenía para recordar mis aventuras por la región, desde el principio. Recordaba como había iniciado todo: estaba hasta el cuello de deudas, no tenía dinero para pagar la renta de mi casa ni para comprar comida, por lo que volverme entrenador lucía como una buena alternativa para escapar de mi vida. Sorprendentemente pasé las pruebas de aspirante y se me entregó una dex y un Squirtle, mi pokémon inicial. Sin embargo, el día que tenía que ir a la escuela pokémon ya había perdido todo el entusiasmo. Iba sin ninguna motivación. Por supuesto, no tenía idea de lo que me deparaba una vez que cruzase aquella puerta. Claro que no tenía idea... [2/10]
Ian "Eh vamos, no pongas esa cara, siéntate con nosotros a ver la pelea..." Aquella frase fue dicha con la mejor intención posible, estaba claro, pero fue pronunciada en el momento incorrecto, con un tono y palabras que, si bien podrían haber servido a muchas otras personas, estaba claro que no sirvieron en aquella ocasión, con aquella persona. La única respuesta que recibió fue un duro golpe en la cara, producto del impacto de un Squirtle que un chico iracundo, de poca paciencia y ciertamente inmaduro le había arrojado en la cara. Al menos el chico había sonreído después de hacer aquello, y se había calmado.... Hace tiempo que era consciente que mi reacción en aquella situación no había sido la indicada, pero uno no puede cambiar lo que ha hecho. Sólo queda seguir adelante, y tratar evolucionar a cada momento. [3/10]
Ian Mientras pedaleaba, me puse a pensar un poco en mi soledad. No era algo que me disgustase o me entristeciese; de hecho, bien podría decir que disfrutaba el viajar sólo, con nada más que la compañía de mis pokémon. Rara vez había hecho algún recorrido en compañía de alguien más, pero era cierto que había sucedido en puntuales ocasiones. Con Ukita en el Volcán Barniz, la chica del Oshawott en el Desierto, Alpha en nuestra "carrera flamentante" por el bosque Pincel, por poner algunos ejemplos. No me habían faltado compañeros o viajes en grupo, aunque por suerte tampoco habían abundado. Traté de recordar con quién fue la primera persona con la que había viajado al iniciar mi jornada como Holder. Mi memoria alcanzaba hasta Alpha, pero sabía que había habido alguien antes. ¿Una chica? No la recordaba bien. No parecía haber tenido mucha relevancia en mi vida, al parecer. ---- Por aquellos días, mis recuerdos de Jenna estaban tan dormidos como lo estaba ella la última vez que la vi. [4/10]
Ian El equipo Gamma era una organización demasiado rara; sus acciones eran claramente reprobables, dañinas y lamentables, al menos las que había presenciado. Habían destruido pueblo Brocha, casi destruyen el mundo desde el espejismo, y recolectaban enormes cantidades de energía vital de los pokémon. Pero no sabíamos nada de sus objetivos, y eso para mí era lo más importante: ¿Qué los motivaba a hacer todo ello? Estaba claro que los científicos de la organización se habían movido bajo sus propias normas y decisiones, por lo que poco podían aportar sus acciones a hacer una idea de lo que buscaba el equipo. Lo más cercano a una decisión tomada por Gamma era cuando aquella comandante, Delta, junto con su trío de secuaces, comenzó a capturar pokémon en la catarata, en busca de energía vital. En aquel entonces, Alpha barrió con ella en un instante, mientras que yo mordí el polvo con sus asistentes. Alpha... [5/10]
Ian Mi mente continuó divagando sobre cada uno de los acontecimientos que se habían sucedido durante toda mi vida como entrenador pokémon; me costaba pensar que ya llevaba algunos años en esto, pero así era. Mi mente saltó de pronto a los recuerdos sobre Iota, pero rápidamente los aparté. Prefería no recordar aquello, sería lo mejor. Sin embargo, sabía que aún tenía asuntos pendientes con ella, y con aquel extraño Metagross que tomé de su oficina. El pokémon se mantenía sereno y a penas y realizaba algún movimiento. Pareciese como si reflexionase siempre sobre algo lejano, abstracto. Justo como el mundo espejismo... Detuve la bicicleta de golpe. En su momento, Iota dijo que repararía el mundo espejismo para que pudiese volver a entrar en contacto con el nuestro, pero que le tomaría tiempo. Ya había pasado en suficiente tiempo desde entonces, sin duda. Era el momento de que aquel mundo volviese, sí. Tomé la ball más cercana a mi bolsillo derecho (colocada allí tras ser una de las más usadas) y la arrojé al aire. Una vez más, Salamence rugió imponente al salir de ella, sosteniéndose en el aire con la fuerza del batir de sus alas. —Tenemos que hacer un "pequeño" viaje amigo, espero que estés listo —le dije. El pokémon asintió con firmeza y, aterrizando, dejó que me montase en él— iremos a la Pradera Arte. [6/10]
Alpha Xenodis. Aterricé directamente en Pueblo Lápiz. Ahí una atmósfera de calor me azotó, una energía positiva como hace bastante no había sentido... Era tal cual como estar en la victoria de un torneo, como haber derrotado a Ian, como finalmente poder atrapar a Rayquaza pese a todos los problemas... ¿Te fuiste feliz, Bruno? ¿Es esta tu última onda para mí? Lo entiendo, quieres que siga y no me preocupe, que mire hacia adelante y que pelee. Lo entiendo. Pero... No entiendo lo de Mimi. Suspiré mientras me alzaba hacia la ruta como el jinete de una bicicleta recién comprada, pero con cierta dificultad debido a los grandes charcos de agua. ¿En verdad soy tan torpe y no pude darme cuenta de lo que ella sentía? ¿Y ahora qué? Todo se había estropeado... Diablos. Estúpido Alpha. —Flame, acompáñame.—Pedí a mi inicial, liberándolo de su esférico y sonriendo por cortos segundos al ver su figura materializada, volando a la par de mi pedaleo. >>¿Crees que lo eché a perder? Él solo asintió, con cierta malicia y burla. >>A veces te odio. [1/10]
Alpha Xenodis. —¿Pero cómo quiere que supiese que estaba enamorada de mí?—Mientras me esforzaba por pedalear entre los charcos seguía hablando en voz alta hacia mi compañero de eternas aventuras.—Se supone que las chicas deben ser lindas con las personas en las que tienen puesto un sentimiento, ¿no? ¡Es ridículo que siempre me tratase así y ahora salga con eso!... ¿O no lo es? ¡Agh, no tengo idea! Mi cabeza ardía por esas contradicciones y la fuerza que estaba necesitando para andar en la bicicleta en un lugar así, pero definitivamente necesitaría pasar por esta ruta si quería poder llegar a la Sede del Campeonato. Además, dicen que hay cierto pokémon interesante en este lugar. [2/10]
