En paso implacable seguí mi camino, decidido a buscar aventuras y conocer diversos lugares de la región, aparte de encontrar la ansiada torre
Seguí y seguí, me detuve por un momento a descansar, y tras unos minutos seguí mi camino por esta ruta
En poco tiempo alcancé la mitad de la ruta, y seguí caminando, decidido a encontrar la torre y capturar a uno de sus más poderosos habitantes: Haxorus
Estaba un poco exhausto, pero alegremente seguí, la torre se divisaba a lo lejos, una gran sonrisa se esbozaba en mi rostro, y seguí con mi camino
Bien, cada vez faltaba poco para la torre, seguí con mi camino acercándome a la torre a pasos agigantados, pero aún estaba algo lejos
—¡Falta poco, sigue, Blastoise! —alenté al Pokémon y éste siguió surfeando— Faltaba menos para llegar
—¡Llegamos, bien Blastoise, subamos esa colina! —le ordené y enseguida subimos a la entrada usando Treparrocas—
Volé hacia el oeste de isla caballete y era una larga ruta marítima, Swampert salio de su pokebola y trepe a el, guarde a Flygon y emprendimos viaje hacia rutas desconocidas.
—Andelante Swampert! Hay que llegar antes del amanecer!— exclame mientras mi pokemon nadaba mas rápido.
Plusle y yo lograbamos ver las estrellas y como se reflejaba la luna en el mar, había algunos Wingull volando por el lugar pero todo muy tranquilo.
Aterricé rápidamente junto con Salamance, a quien regresé a su pokeball para que tomara un descanso. En su lugar me compaño Blastoise, quien usando Surf comenzó a navegar por el agua, al tiempo que ambos buscabamos con la mirada al pokémon que nos faltaba para completar nuestra estrategia. El pokémon en particular no tenía los mejores atributos de combates, pero tenía un movimiento en particular que me sería la mar de útil.
Seguimos navegando por la ruta; de vez en cuando saltaban uno que otro pokémon por allí y por allá, pero nada importante, así que continué con mi camino, tratando de encontrar al Lapras que buscaba.
El tiempo pasaba lentamente en aquella ruta marítima, aún no teníamos señales del Lapras y comenzaba a darme hambre. Lamentablemente, no había ningún lugar donde pararme a comer en aquella ruta, y almorzar sobre Blastoise no era lo más adecuado. En eso, Ditto salió de su pokeball y se convirtió en una empanada, cayendo sobre el lomo de Blastoise. Volteé a ver que sucedía y una enorme sonrisa se dibujó en mi rostro al ver la empanada. Se me recriminará el hecho de no haber notado que en realidad la empanada no era tal, sino mi pokémon; sobre todo porque yo ya sabía que el pokémon sentía cierta afisión a convertirse en ese alimento, pero sobre todo, porque yo nunca he traido empanadas en mi mochila. Sin embargo, el hambre no me permitió pensar con claridad, por lo que le pegué una gran mordida a aquella empanada. Hasta el día no soy capaz de olvidar el grito que pegó Ditto al ser mordido.
Seguimos navegando incansablemente por la ruta... y por incansablemente me refiero a que estabamos endemoniadamente cansados de sólo ver agua y más agua durante las últimas dos horas. Aquello se volvía cada vez menos soportable. Ditto todavía se quejaba de la mordida que le pegué en aquella confusión, pero se había negado a regresar a su pokeball, así que me limité a vendarle parte del cuerpo, mientras que seguiamos nadando en busca del Lapras. Ojalá apareciese de una vez.
Comenzaba a perder las esperanzas de encontrar alguna vez el Lapras cuando de pronto.... nada sucedió, salvo que Blastoise se quedó dormido y tuve que ordenarle a Ditto que se transformara en un remo, con el cual comencé a remar para no quedarnos a la deriva. No se por qué durante un momento llegué a pensar que éste dilema era culpa de Alpha.
Después de remar durante un rato decidí que lo mejor sería dormir durante un rato para recuperar fuerzas y después continuar con la busqueda de aquel pokémon tan escurridizo. Y pensar que durante un momento creí haberlo divisado.
El viento comenzó a soplar verozmente contra nosotros, lo que nos despertó a todos e hizo que comenzaramos a navegar hacía otra parte, mientras maldecía mi suerte.