Tras convencer a Togekiss de que en verdad ya estaba bien (cosa que costó bastante, pues se sentía culpable de lo ocurrido) y asegurarme que ya podía ver con normalidad, tomé la mano de Dante y le agradecí su ayuda. Observé la ruta que se abría ante nosotros y me estiré hacia arriba, lista para comenzar la búsqueda. —Jum... Algo me dice que el pokémon que busco está por allí. —señalé una dirección al azar, y comencé a caminar por allí, animada. —Bien, ¡si veis un Karrablast por algún lado avisadme! —y una vez les pedí el favor, me alejé un poco de la zona para ocupar más espacio. Centré mi atención de nuevo en el camino y escuché el sonido del agitar de un arbusto cercano. No dudé en acercarme pero para mi mala suerte se trataba de un Shelmet, la contraparte del pokémon que buscaba, y un Shandrew que jugaban al escondite. En fin, la búsqueda solo acaba de empezar.
— Muy bien, yo iré a buscar por ahí — avisé a Dante antes de salir en la dirección contraria de la chica, seguida por los aires de Tranquill. Y, no hizo falta que me alejara mucho pues vi al pequeño bicho en el suelo, jugueteando con una piedras. — ¡Liza! ¡Tengo al culpable! — grité, llamando al chica.
Cuando estuve apunto de ir a buscar por la ruta, el grito de Emily diciendo que ya tenía al pokemon deseado se hizo presente, eso si que había sido rápido. En definitiva este día había sido de suerte, tal vez la suerte estaba de acuerdo en que fuéramos a la nueva ruta para que las chicas fueran a las grutas bebé — Bueno Emi, creo que hoy tienes mucha suerte, ¿no lo crees?
Contenido oculto A la primera x'D Dame un poquito de tu suerte, anda~ (? —¿En serio? —salí de entre otro arbusto asomando la cabeza, y no muy lejos de donde yo estaba vi a Tranquill descendiendo cerca de un pequeño pokémon. ¡Ese era! De un salto eché a correr hacia ellos quitándome las hojas del pelo por el camino y en cuanto llegué busqué una ball vacía con rapidez. Karrablast me miró de mala gana, dejando de jugar para ponerse a la defensiva, pero tras unos cuantos ataques ígneos por parte de Braixen la captura fue completada. —¡Wow, fue mucho más rápido de lo que pensé! Buena vista, Emily. —sonreí contemplando a nuestro nuevo miembro del equipo, y decidí guardarla junto con Braixen. —Bueno, pues creo que ya podemos irnos a la catarata, ¿no?
Contenido oculto ¡Sí, claro! ¡Por una vez que tengo! xD Ya podría tener estos dados tan perfectos en otros momentos! xD — ¡Ni yo me lo puedo creer! — le dije a Dante con una sonrisa algo incrédula — Podría pedir un combate, a lo mejor gano — me reí y después me giré hacia la chica — Si no hay nada más que hacer aquí, por mi perfecto~
Di un silbido y Togekiss apareció de entre los árboles para recibirnos después de haber ido a dar una vuelta por el área, y aterrizó justo a mi lado. Me miró revisando que me iba a montar bien esta vez, con ese instinto maternal que le caracterizaba en estas situaciones, y no pude evitar reír con nerviosismo. —Tranquila, tranquila, ya no lo vuelvo a hacer. —le aseguré montándome en ella de nuevo, y comenté por lo bajo. —Por la cuenta que me trae... Les hice una seña a ambos en cuanto se colocaron sobre Tranquill, y Togekiss emprendió el vuelo de nuevo, esta vez rumbo a la Gran Catarata sin problemas.
Cuando Liza llamó a su Togekiss y Emily a su Tranquill la cargué rápidamente para subirla y después hacer yo lo mismo, a mi parecer ellas se encontraban ansiosas por ir a esa ruta así que había que ser rápidos para que no siguieran esperando por su destino final. ¿Cómo sería esa ruta? — Vamos Emily, tendremos que alcanzar a Liza~
— Venga Tanquill, un vuelo más~ — animé a mi pokémon con una sonrisa justo antes de que despegáramos de nuevo, siguiendo a Togekiss con facilidad.
Emperador se negó a volver a su pokeball al día siguiente, al entrar a la ruta 308. De vez en cuando sentía esa necesidad de caminar, y por mi estaba bien, ya que era una compañia algo agradable (cuando no se dignaba a golpearme, claro está). Esta ruta era muy agradable. Tenía mucha vegetación, y en comparación a la ruta 306, habían mas pokemon. Busqué algunos, a ver si tenía suerte. Encontré un Sandshrew, pero lo ignoré.
Emperador aumentó el ritmo mientras yo buscaba en los alrededores. Creo que la causa de todo esto había sido la batalla del día anterior. Cuando un Empoleon tenía una subida de arenalina, pasaban días antes de que bajara. Continúe buscando, esperando encontrar algún pokemon que me gustara. Encontré un pequeño Karrablast. Era genial, pero me gustaba mas su contraparte, por lo que le deje irse.
Mientras buscaba, Emperador estaba entrenando por ahí, tratando de perfeccionar su técnica. Una parte de mi se sentía mal por el, pues aún no podia hacerlo tan poderoso como el quería ser, pero lo lograría, si señor. Encontré un pequeño Psyduck, pero lo dejé irse.
Arcanine salió tambien de su pokeball, y empezó a entrenar con Emperador .Se lanzaban ataques físicos e iban atacando o esquivando o resistiendo segun sus habilidades de pelea. Me había detenido un rato viendolos luchar, pero pronto segui buscando. Encontré pronto a un Trapinch, pero esos pokemon son muy difíciles de criar. Me alejé, y Trapinch se molestó por ignorarlo y trató de morderme. Segundos después volvía a la arena llorando, mientras Empoleon usaba Rayo Hielo.
Seguí buscando, el pokémon que buscaba no debía de ser tan difícil de encontrar. No era como la ruta 306, donde el lugar estaba casi desierto. Aqui había diversidad, y era un buen ambiente, aunque noté que mientras avanzabamos el clima se hacía más arido. No entendía la razón de esto. Esta vez, nada salió a mi encuentro. Contenido oculto Atrapé a nada con una pokeball (?
—Vale, estoy seguro que ya llego al menos la mitad del camino—me dije. ¿Era idea mia o estaba empezando a hacer más calor? Esperaba que eso se detuviera, pues solo hacía mas aburrido el estar caminando por una ruta. No tardaría en quedarme dormido mientras caminaba. Lo peor era que los pokémon salvajes también parecían haber tomado unas vacaciones. No encontraba nada.
Arcanine me dejó subirme a su lomo, mientras Emperador negaba con la cabeza y hablaba en su idioma, quizás sobre entrenadores debiles que no soportan el calor. Lo ignoré. Montado en Arcanine, su calor corporal me haría acostumbrarme a la ola de calor externa en cuestión de minutos. Mientras tanto, revisé en la zona, en busca de más pokémon. Por tercer intento, no encontraba nada.
—Quizas en el tiempo en que comenzó el calor empezamos una nueva mini ruta sin pokémon—teoricé, muerto de aburrimiento. No parecía haber nada a la vista, y comenzaba a extrañar la cómoda cama del hotel de Ciudad Óleo. Arcanine, ajeno a todo esto, seguía en su marcha, a buen ritmo. Al fin, encontré un pokémon, pero no era el que buscaba. Lo dejé ir.
Mientras más caminabamos, más solitaria se veía la zona, y más arido se ponía todo. Gracias a Arcanine, ya estaba acostumbrandome al sol, aunque esto no significaba que iba a agarrarle cariño. Esperaba que la proxima ruta no fuera algo como un desierto. Ridículo, ¿Verdad?
Ya estaba notando el cambio de ruta. Emperador se había aburrido, y me había golpeado para que lo devolviera a su pokeball. Auch, que el golpe había sido innecesario. Busqué frenéticamente por los alrededores, es un último intento de encontrar al pokémon que quería. Y lo encontré, justo cuando perdía las esperanzas. Lo capturé con una pokeball y, algo más contento, decidí ir a Ciudad Témpera.
Golbat me bajó en el comienzo de la próxima ruta. Entendía el porqué: esta ruta ya la había explorado. Podía ir entonces a la ruta que le seguía, el Gran Desierto. Esperaba no tardar demasiado en esa zona. ¡Ya quería ver la ciudad siguiente! Arcanine salió de su pokeball, lo cual agradecí. Empezaba a cansarme, y me iba a servir poder montarme en su lomo. Pasamos al gran desierto.
