Ruta 306

Decidí no mirarle, pero luego me puse en pie.
--¿No te querías ir?--

 

-- Vamonos entonces-- me empece a dirigir a la ciudad atravezando la ruta.

 

Bueno... Pues iré.
Empecé a seguirlo, esperando que el centro pokémon de ahí sea bueno.
Pero bueno, tengo un objetivo antes.

 

-- ¿Competiras en el torneo Oleo?-- le pregunte mientras caminaba por la ryta admirando el paisaje desertico.

 

Esta vez sonreí. No estoy segura de poder ganar, peeeero... No se pierde nada intentándolo.

--Sí.-- Respondí

 

Me emocione al escucharla decir eso, nunca la habia enfrentado y esperaba hacerlo en el torneo
--Vale-- trate de dicimular mi emocion-- ya estamos llegando a la ciudad--

 

--¡Mejor!--Dije emocionada.
--¡Por fin!--

 

--¡Vamos entonces!-- me puse a correr para entrar rapidamente a la ciudad lo cual logre en cosa de segundos ya que no estaba tan lejos de la entrada.

 

-- No hay de que..

 

--Y dante...--retomé mis fuerzas y nuevamente me encaminé por la ruta--Nos vamos...?

 

-- Claro.. esta ruta es sofocante... -- dije mientras me levantaba y tomaba a Emily de la mano para ir a la ciudad siguiente

 

Caminamos, una tipicamente familiar, la gran figura del delgado y abrigado Dante, la del pequeño y saltarin Ukita, y la figura de la dulce y coqueta Emily quien tomaba la mano del primero... desaparecieron entre el camino.

 

[Continuará...]

 

[...Continuando]

Llegué a la enorme y desértica ruta, más que dispuesto a atrapar un nuevo pokémon.

Mientras caminaba, un pequeño ruido comenzó a hacerse presente...

 

Al voltear a ver el ruido había desaparecido, sin embargo yo ya sabía que no estaba sólo.

 

Seguí caminando, sólo que ahora iba acompañado de mis pokémon, esto para evitar ser cogido por sorpresa.

Conforme avanzaba, el ruido se iba haciendo más fuerte, para después desaparecer repentinamente. Esto pasó varias veces antes de que algo cambiara.

 

Continué avanzando por la ruta, escuchando con atención cada ruido que se escuchara, listo para entrar en acción.

 

Con la mira al frente y objetivo marcado, mis pasos se volvieron mas fuertes y decididos, aunque aun me quedaba camino por seguir.

 

Despues de media hora de caminata intensa los delirios comenzaron a hacerse presentes, mientras continuaba escuchando aquel ruido en la lejania.

 

El calor de la ruta comenzaba a arrebatarme toda las energias, y por cada paso que daba estaba mas cerca del colapso. A fin de cuentas, era obvio que alguien acostumbrado al frio no soportaria mucho mas tiempo aquel calor agonizante.