--Déjalo, no lo hagas. Al fin y al cabo sería una tontería, como todo.-- Me tumbé, y llamé a Charmander para que se acercara, y poder conseguir algo de calor, porque para mí, hacía demasiado frío. Me abracé a él, y procuré que la llama de su cola quedara lo más cerca posible a mi torso. --Estoy deseando cumplir ya...--
Me giré para ver a Destiny. Nunca la había visto así de deprimida. --¡Quiero hacerlo! --dije llena de confianza mirando a la tristona que estaba acurrucada junto a su pokémon.
--Olvídalo. En otro momento mejor. No es nada malo, te lo prometo.-- Bueno... Eso habría que verlo. Mi retorcida mente, puede cambiar.
--Joo, Destiny, tu no eres así.--dije totalmente desanimada. --¿Se puede saber por qué dices que estas deseando cumplir algo ya?
Me senté para poder hablar más claramente. --¿Quieres que te lo cuente? Está bien. Estoy deseando cumplir ya la promesa que hice a mi padre, para volver a mi casa con mi madre. Se está muriendo White, y sólo quiero estar un rato con ella. Tengo un mal presentimiento, y me está asustando.--
En ese momento me puse pálida totalmente. Mis manos temblaban y no atinaba las palabras. --Des-destiny, no lo sabía. ¿Y no tienes teléfono para llamarla y preguntar por ella? --le dije muy inquieta.
--No, no tengo móvil. De todos modos, déjalo, debe de ser una idiotez de las mías.-- Me volví a tumbar, pero está vez, Charmander se sentó a mi lado. Ahora que caigo... ¿Cómo puede un lagartito convertirse en un dragón de 2 o 3 metros de alto?
--¡¡Para mi no es una idiotez!! --le dije casi gritando. Saqué de mi bolso mi querido movil y se lo ofrecí. --Llámala Destiny.
-Dejalo White, no quiero. Es más, necesita descansar, no la quiero molestar.-- Aparté suavemente el aparato electrónico de White. Ahora mismo no tengo ganas.
Metí el móvil en mi bolso y de nuevo miré a Destiny. Decidí darle todo mi apoyo en esos momentos. Me acerqué a ella y la abracé. --Quiero que sepas que me tienes aquí para lo que quieras, ¿vale?
Una acción que no me esperaba de mi compañera, pero que a la vez me hizo sonreír. --Muchas gracias Liz.--
--De nada. --le sonreí. Al menos ya no estaba tan triste. Miré la hora en mi reloj y vi que era casi la hora de comer, por lo que saqué todo lo que traía para hacer los pocochos de los pokémon y vi que me faltaban algunas bayas. --Al parecer me faltan bayas para hacerles la comida a los pokémon, a sí que voy a dar un paseo por aquí a ver si encuentro alguna. --le comenté mientras salía de la tienda y me despedía de ella. Saludé a los chicos que hablaban tranquilamente y también a Emily, la cual estaba un poco distraída pero aún así me saludó. Y me fui a dar una vuelta. Saqué a mis pokémon para que me ayudaran a buscar las bayas. Pero en ese momento empezó a levantarse un poco viento. No nos dio importancia y seguimos nuestro camino tranquilamente.
El resto del camino fui algo retrasada y cuando llegamos al sitio donde íbamos a acampar me tumbé algo alejada de los demás. No es que estuviera realmente enfadad ni nada parecido pero... Saqué a mis pokémons de las pokéballs. Pidove salió volando por ahí y Tepig y Shinx empezaron a corretear por la ruta jugando. Yo simplemente miraba al cielo con aire ausente y escuchaba las conversaciones sin enterarme realmente.
Creo que lo mejor será que vaya a tomar el aire... Salí de la tienda junto a Charmander para que el tambien respirara aire limpio. Como la ruta parecía la calle de un pueblo, busqué un banco o algo cercano donde sentarme, y lo encontré, uno bastante cerquita de donde estaba antes. Me senté, y mi pokémon se sentó a mi lado. Miraba hacia abajo preocupada, algo que mi lagartito notó. --¿Estará bien?-- Me pregunté, notando como las lágrimas brotaban de mis ojos. Según llegue al próximo centro pokémon, pienso llamar a mi madre.
--Ummm bayas aranja, bayas aranja, ¿dónde estarán? --me preguntaba con el dedo puesto en mis labios en señal de duda. En ese instante vino Osawhott con algunas de esas bayas. --¡Muchas gracias Osawhott! --las recogí y las puse en mi mochila. --Bueno solo queda encontrar unas cuantas bayas meloc. -- Miré por todos lados pero no las vi. A lo lejos vino Starly señalándome donde se encontraban. Rápidamente le seguí y las vi en una rama, justo al lado de un barranco de unos 7 metros. --Genial, gracias Starly. ¿Puedes ir a por ellas? --este asintió pero no pudo pues una gran ráfaga de aire se le impidió. Guardé a mis pokémon en sus pokeball y avancé con dificultad hacia allí. Me agarré a la rama mas grande y cogí las bayas. Pero esta se rompió haciéndome caer al vacio.
De alguna u otra forma agradecía poder escuchar también, me levante del suelo y me acerque lentamente a a Destiny y le di un par de toques a su hombro — Como decir esto... — dije bastante incomodo, de cierta forma ella pensaría que soy un entrometido — Destiny... tienes... tienes que llamarla — le dije colocando le mi móvil en mi mano
--No, déjalo.-- Dije apartándole la mano. --Gracias por preocuparte, pero... -- De alguna u otra manera, este chico me caía bien, y eso que lo acababa de conocer. Eso es bueno, estar rodeado de gente que se preocupe por mí. --Debería, pero... tengo miedo.--
Le volví a poner mi móvil en su mano — Yo.. yo no pude despedirme de mi hermanita ni nada de eso... — dije acariciando a Cyndaquil — Si algo malo llegara a pasar por lo menos sabrás que pudiste despedirte... ya que no puedes estar con ella, lo mínimo que puedes llamarla y saber como esta...
Volví a mirar a Dante, está vez algo sorprendida. ¿De verdad tanta preocupación por mí? No me iba a negar esta vez, con lo cual, le sonreí. --Está bien, lo haré. -- Me levanté del banco, y me alejé un poco. Tecleé el número de mi casa, y esperé a que me costentaran, hasta que por fin lo hicieron. --Doctor Oshain, soy Des ¿Y mi madre?-- Ya las palabras me empezaron a deprimir, y cada vez iban a peor. Hasta que empecé a llorar. --Gracias... Por ser sincero conmigo doctor... Adiós.--
Cuando note que comenzó a llorar me deprimí un poco mas de lo que ya estaba — Lo lamento... — me disculpe por haberle insistido tanto y por si algo malo.. que era lo más probable. Me acerque a ella y la abrace, probablemente no querría ni que me le acercara pero era lo mínimo que podía hacer