(@Fabian) Seguimos nuestro curso y entramos en la ruta 304. Al acabar mi botella de coca-cola, busqué con la mirada algún contenedor de basura o algo similar, hasta encontrar uno al lado de un árbol. Me acerqué y lo tiré para estirarme de arriba a abajo. Raichu me imitó y soltó un bostezo.
Me reí al ver a entrenadora y pokémon hacer lo mismo; parecía que Liza hacía muy buen trabajo con sus Pokémon, me dio curiosidad por conocer a los otros.--Hey Liza, no sé si haya tiempo pero... quisiera ver a tus Pokémon!
Dirigí mi mirada a Ukita y sonreí asintiendo y llevando mi mano a mi cinturón de balls. --¡Adelante chicos! --exclamé sacando a todo mi equipo, entrenados y no, nuevos y viejos, a fuera. (Con imagenes queda mejor :3)
(Wuaaaaaaaaaaaaaaaaaa *o*) --Va... Vaya... S-son Increíbles! Cuántos Pokémon!--Exclamé de alegría al ver a esos pokemon, de todas las formas y colores.--Un un Gengar! y y Un Fennekin! Y y ese es un Heatmor! Es asombroso!
(x3) --Si, Fennekin es uno de mis nuevo pokémon, lo conseguí por un intercambio, y gengar tambien. --le informé. --Puedes acariciarlos si quieres. --sonreí. Fennekin se acercó a Ukita tímida mientras que gengar y dewott discutían como siempre.
--Jeje es muy lindo--Me agaché para poder acariciar mejor a Fennekin... --Parece fuerte ¿Con quién hiciste el cambio?
La pokémon le miró un poco molesta y se aparto una pizca de él. Yo descubrí el porque y se lo expliqué. --Es hembra Ukita, jaja. --reí al ver la reacción de mi pokémon al sentirse "ofendida" por haberla confundido con un chico. --Y no lo sé, tan solo lo recibí por intercambio, sin ver de quien era. --le respondí encogiéndome de hombros.
--Oh! ^^U Jeje mil disculpas linda--Me sentí algo apenado por mi error.--Pues, quien haya sido su entrenador, la crió muy bien, y de seguro tu tambien haces lo mismo! --Volteé a ver a los pokemon con apariencia mas ruda.--Se nota hehe...
Fennekin miró a otro lado arrogante y solté una risita por su comportamiento. --Vaya gracias, pero tampoco son nada del otro mundo. --le respondí volteándome a ver, y lo que vi no me hizo gracia: Gengar atacaba a Dewott y este no se quedó atrás y usó su concha filo contra el pokémon fantasma. Rápidamente los guardé en la pokeball a todos y suspiré aliviada. --Fiuu, por los pelos. Bueno, sigamos.
Bostecé. Me comenzaba a sentir algo cansado de semejante viaje en tan poco tiempo... En verdad había tenido que caminar bien rápido para estar ahí en tan poco tiempo, pero sin duda estaba gastando más energía.
Avancé, avancé y avancé. Necesitaba un lugar donde pudiera parar tranquilamente para descansar un rato...
A lo lejos, vi un pequeño pueblito a lo lejos. Revisé mi pokédex para consultar de que lugar se trataba... --Pueblo Pincel... Bien, ahí debe haber un centro pokémon para pegarme una siesta.
(@Nami Roronoa) Togepi esperó a que Affy llegara sentada en el suelo comiendo una baya que encontró por ahí, traquilamente. Miraba todo con curiosidad; no recordaba haber estado allí. Quizás fueran de las muchas rutas que aún no visitó junto a su entrenadora, ya que llevaba poco tiempo con ella, pero aún así, quería volver con ella.
—Veamos, ruta 304... —murmuré, revisando mi pokedex. Habíamos salido de la tétrica Caverna Témpera para encontrarnos con una verdadera ruta; no estaba toda embarrada y horrible como la 305, sino que era de asfalto y parecía estar bastante limpia. Se veía bastante pacífica, a decir verdad. —Pueblo Pincel no está muy lejos —concluí, cerrando el aparato. Miré hacia abajo, donde Togepi comía una baya con serenidad—. Debe haber un Centro Pokémon allí, podemos preguntar un poco a ver si tu entrenadora se encuentra allí, ¿bien?
La pokémon se levantó tras acabar su baya y asintió con alegría dando saltitos alrededor de la entrenadora. Esperaba con muchas ganas de que Liza se encontrara allí.
Sonreí; Togepi se veía muy feliz ante el prospecto de encontrar a su entrenador. Me pregunto como habrá terminado en aquella caverna... bueno, eso lo sabré cuando encuentre al dichoso entrenador, y como que me llamo Effy que lo encontraré, aunque tenga que revisar todo Galeia. Empezamos a caminar con tranquilidad por el camino asfaltado. —Me pregunto si habrá pokémon salvajes por acá, parece una ruta tan tranquila... —comenté a nadie en particular.
—Mira, un Pidove —exclamé de repente, mirando al cielo sobre nuestras cabezos. No muy arriba de nosotros volaba un Pidove, un pokémon volador... no tenía ninguno de ese tipo en mi equipo, supuse que nada perdía con intentar atraparlo. —Espera aquí Togepi, no te muevas —le indiqué al pequeño, tomando una pokebola en manos y lanzándola en el aire lo más alto posible—. ¡Wartortle, ataca con Pistola Agua!
El ataque de Wartortle le dio de lleno en la cara al Pidove, tumbándolo hacia abajo. Emocionada, le lancé una pokebola y la misma lo capturó, pero me confié demasiado; el ave aún tenía resistencia, y se escapó de la bola tan rápido como había sido capturada. —Bien entonces, vamos a darle una gran pelea —determiné, señalando al ahora enojado pokémon enemigo—. ¡Wartortle, usa nuestro nuevo ataque! ¡Puño Hielo!
Pidove avanzó a toda velocidad hacia Wartortle, pero la tortuga fue, irónicamente, más veloz y golpeó primero. El ataque de hielo, un tipo de ataque especialmente doloroso para los voladores, le dio de lleno a Pidove y lo lastimó bastante. Ordené un segundo Puño Hielo, y luego lancé la pokebola nuevamente, pero esta vez el otro sí que estaba más débil. Ahora sólo quedaba rezar para que se mantuviera dentro de ella...