Me levanté para acomodar todo, guardar a mis pokémon en sus balls y seguirles, el camino en verdad se había hecho corto, y en gran medida por la batalla, y por el mero hecho de haber hablado mas que un loro todo el camino
Contenido oculto Dado de 10 caras: -1: Bidoof -2: Spearow -3: Patrat -4: Lillipup -5: Sentret -6: Nada -7: Pidgey -8: Starly -9: Poochyena -10: Zigzagoon El viaje fue rápido pues la ruta quedaba muy cerca. Ayudé a Noah a bajarse y Tranquill salió volando nada más eso ocurrió. Saqué la Pokédex que me informó de los pokémon salvajes de la zona. — Bidoof... Spearow... Patrat... ¿hay alguno que te interese? — pregunté bajando el aparato levemente para mirar la zona. Umm... tendríamos que recorrer un largo camino hasta la ruta anterior. Me recordaba a cuando empezamos Ukita, Dante y yo el viaje.
Acepté la ayuda de Emy con una sonrisa y me bajé del pokemon para luego observar como emprendía el vuelo con gran facilidad y elegancia. Me incliné sobre el hombro de la chica y observé la Pokédex. — ¡Poochyena! ¡Siempre he querido tener uno! ¿No crees que son preciosos? — exclamé muy emocionada.
— No me llaman especialmente la atención los pokémon Siniestro, supongo que por ser la contra-parte de los psíquicos que son de mis favoritos — respondí guardando la pokédex — Vayamos a buscar ese Poochyena~ Yo voy por este lado y tú por el otro ¿vale? — dije señalando ambos lugares con mis dedos antes de encaminarme hacia el que había elegido. Contenido oculto Se pueden tirar más dados de una vez pero voy a ir uno a uno para hacer los 10 post xD
— Son mis favoritos junto con el tipo dragón — le aclaré a la chica con una sonrisa y un suave encogimiento de hombros. Escuché su proposición y asentí emocionada — ¡Vale! Suerte~ Y de esa manera caminé hacia donde Emy me había señalado.
Seguí caminando, observando los alrededores con atención. — Poochyena~ Poochyena~ — canturreé llamando al pokémon observando con cuidado.
Seguí caminando cuidadosamente. No me gustaría hacer un ruido que asustara a los pokemons y perdiera la oportunidad. Incluso Togepi, Totodile y Larvitar iban en completo silencio junto a mi. De una manera o de otra pude escuchar a Emy llamando al pokemon desde el otro lado del camino y eso me causó una sonrisa. La chica no había cambiado mucho.
Mientras seguía con mi búsqueda un Zigzagoon apareció enfrente de mí, asustándome levemente. -- Ay~ Perdón, pequeño~ -- me disculpé al ver como se había alejado en respuesta a mi leve grito. >> Nos vemos -- me despedí cuando salió corriendo.
Me rasqué la cabeza a la vez que miraba a mi alrededor, sintiéndome un poco perdida. Capturar a un pokemon era mucho más difícil de lo que había imaginado. Totodile, colgado de mi cuello, miraba hacia ambos lados, curioso por la vegetación. Togepi se había quedado dormido en mis brazos y Larvitar parecía ignorante con los brazos cruzados.
Contenido oculto Bah, paso de tirar solo un dado xD Encontré varios pokémon jugando en una zona cercana. -- ¡Ahí estás! -- exclamé emocionada cuando visualicé a un Poochyena en el centro del círculo de los demás. >> ¡Noah! -- grité hacia ella, haciéndole señales para que viniera.
Resoplé cuando, al cabo de un rato, ningún Poochyena había aparecido todavía. Aquello era un poco desesperante, aunque era de esperar. Los pokemons no saltaban delante de ti gritando "captúrame" o algo parecido, aún así la esperanza es lo último que se pierde. Al escuchar el Grito de Emi en la lejanía corrí rápidamente hasta llegar a su lado y observé el círculo de pokemons.
— Ahí tienes, todo tuyo. Yo siempre juego un poco con ellos para que me cojan algo de confianza y tal, pero en fin, esa es tu elección~ — dijo con una sonrisa mientras observaba a Emboar salir de su pokéball y miraba la zona con nostalgia. >> Podríamos recorrernos todas las rutas desde el principio. Sería bonito — le murmuré al pokémon con una leve sonrisa, haciendo que riera, al igual que yo.
Estaba realmente emocionada al ver al pokemon de tipo siniestro en el centro del grupo. Me acerqué despacio con cuidado de no asustar a ninguno de los pokemons y me agaché en cuclillas algo nerviosa. — Hola, bonito — alargué la mano de forma inofensiva. En un principio el pokemon me miró desconfiado. Inclinó la cabeza hacia un lado y olisqueó el aire sin llegar a acercarse. Tan solo unos segundos después el pokemon dio unos pasos hacia mí hasta que su hocico rozó suavemente mi mano. Le sonreí al pequeño y, lentamente, moví mi mano hacia sus orejas y acaricié la piel detrás de la derecha, haciendo que Poochyena hiciera un ruidito adorable de gusto. Poco después tenía al pokemon pidiendo por más mimos pero, antes, cogí una pokeball de mi mochila y se la enseñé. Él la olisqueó y luego movió su cola con alegría por lo que, de ese modo, decidí meterlo dentro de la esfera roja y blanca.
— ¡Felicidades! ¡Has atrapado a tu primer pokémon! — dije felizmente, dando palmadas — Ojalá sea el primero de muchos~ Levanté la cabeza, mirando al cielo con el ceño levemente fruncido. >> Deberíamos ir a pedir una habitación para tener un sitio asegurado~ Hay una ciudad en toda Gaelia que personalmente me encanta, así que podríamos ir si no te importa — finalicé con una sonrisa, viendo como Tranquill aterrizaba cerca nuestra y se preparaba para dejarnos montar.
Dante M. Por suerte no habíamos tenido que caminar mucho para llegar al inicio de la ruta, a decir verdad olvidaba lo simple que era esta ruta, una simple linea recta hacia la ruta 302 y lo mejor es que tampoco era muy larga de recorrer... pero de igual forma tampoco había muchos pokemon aunque en su momento yo había atrapado a mi primer pokemon y.. ahora era un gran Staraptor así que... habría que ver que pasa. —Bienvenidos a la ruta 301, al ruta mas sencilla de toda Galeia, ¿les interesa algún pokemon de esta ruta? Contenido oculto @Myriel @Jenivere @Morde
Contenido oculto Pokémon salvajes de la zona: Dado de 10 caras: -1: Bidoof -2: Spearow -3: Patrat -4: Lillipup -5: Sentret -6: Nada -7: Pidgey -8: Starly -9: Poochyena -10: Zigzagoon Es necesario escribir al menos 10 posts y realizar un combate callejero para salir de la zona. Astrid Luego de indicarle a Sky hacia dónde debería dirigirse, los cuatro muchachos se pusieron en marcha hacia la ruta 301, seguro ya conocida para Dante pero nueva para los tres nuevos entrenadores de cuarta generación. A pesar de ser una ruta más bien corta y simple, captó la atención de Astrid, que miraba a su alrededor. Nunca antes había salido de una ciudad o pueblo, así que las rutas o lugares con Pokémon salvajes era algo desconocido para ella. Volviendo a estar ensimismada en sus pensamientos, casi se topó con la figura de Dante, que había parado y formulado una pregunta. —Pues ahora que lo mencionas... A mí me gustaría atrapar un Poochyena y un Starly. Entonces, sacó a Pawniard, que volvió a dar piruetas, pareciendo feliz de que lo hubiesen sacado de la Poké ball. —Pawniard —dijo agachándose hacia el Pokémon para que este le hiciese caso—. Ayúdame a buscar o simplemente juega por ahí, pero no te pierdas, ¿vale? Y la respuesta de su segundo Pokémon fue asentir con energia, poniéndose a buscar y corretear por ahí, cortando hierbas con sus cuchillas y observándolo todo. En eso, que Eevee saltó de sus brazos al suelo, mirándola como si esperase que le diesen una orden. —¿Tú también me vas a ayudar? —le preguntó al Pokémon, sorprendida, y su inicial solo meneó la cola—. Gracias Sonrió, dirigiéndose a Dante y a los demás. —¡Vuelvo en un momento! Contenido oculto La inspiración no está, la inspiración se fue... De la misma forma que mis (nulas) habilidades de escritura.
Astrid Durante su búsqueda se encontró un tranquilo Sentret que caminaba por la hierba alta que casi sufrió un ataque al corazón en cuanto la vio. El Pokémon se quedó estático, observándola con pavor. —Ow, no te preocupes —sonrió, serena—. Sigue con tu camino, me he equivocado. Y el Pokémon, tras recuperar la movilidad, echó a correr, perdiéndose en la espesura. Astrid suspiró viéndolo marchar. —Claro que no iba a ser tan fácil, ¿no, Eevee? —Le preguntó a su Pokémon, que iba unos pasos por detrás, curioseándolo todo y sin prestarle atención. En eso, que se da cuenta de que faltaba su Pawniard. —¿Dónde se ha metido...? Sacudió la cabeza, pensando que se había quedado con Dante y los demás y por tanto, reaunudó su búsqueda.
Dante M. "Pues ahora que lo mencionas... A mí me gustaría atrapar un Poochyena y un Starly." Sonreí para mi mismo cuando escuché que quería un Starly, e inconscientemente miré al cielo para localizar a Staraptor, había sido el primer pokemon que había atrapado a través del tiempo había durado más conmigo incluso cuando había pasado el "ligero" inconveniente con los Gamma. Después, volví a prestar atención al grupo y noté como Astrid tenía a un Pawniard y después de sacarlo de su pokebola pareció irse también a intentar buscar los pokemon que quería ella. —Bueno, supongo que al pequeño Pawniard no le molestará encontrarse contigo, ¿no? — murmuré dirigiendo una de mis manos a mi pokebola donde se encontraba Bisharp y lo sacaba de esta, quien sabe, incluso se llevaban bien... además de que.. habiendo pasado un par de minutos tampoco se veía mucho donde estaba el pokemon de Astrid así que..con Bisharp andando por alli capaz lo encontraba
A pesar de ser solo la primera ruta, me esperaba algo más complejo que una simple línea recta para iniciar mi camino. Revisé en la Pokédex la lista de Pokémon que aparecían. En realidad nada me llamaba especialmente la atención, hasta que... — A decir verdad, quiero un Poochyena —contesté a la pregunta de Dante poco después de verlo en la lista Saqué a Noibat de su Pokéball. De nuevo comenzó a emitir aquel molesto chillido que me acabaría dando dolores de cabeza si no paraba — Vamos, cálmate. No va a pasarte nada —le dije con una voz tranquilizadora, en vano. Me preocupaba que el ruido del murciélago pudiera ahuyentar a los Pokémon salvajes
Astrid Su segundo Pokémon salvaje fue un Pidgey que encontró posado en la rama de un árbol y no pareció importarle que la muchacha se acercase demasiado al árbol, pues siguió en su posición y mirando hacia una dirección. Astrid trató de captar su atención, sin éxito, pues estaba muy por debajo del Pokémon y el pájaro no estaba por la labor de hacerle caso. —Ahora me vendrían muy bien esos dulces que Dante tiene... En su refunfuño, el Pokémon ave alzó el vuelo, y Astrid contempló, con cierta decepción, cómo se marchaba. Eevee se acercó un poco, inclinando la cabeza mientras parecía preguntarle, mediante su lenguaje, si estaba bien. —No era un Starly, pero era una buena opción de captura igual —suspiró, mientras le indicaba a Eevee que la siguiera de nuevo.