Me seguí riendo pero ya en voz alta. — No entiendo porque lo lamentaría, pero bajarte puedo.— De inmediato pedí a Swellow que dejará a la chica en tierra, éste simplemente hizo caso y vino a mi hombro. La mire por unos segundos recorriendo todo su cuerpo con mi mirada. Sé notaba enfadada, apretando entre sus dientes su labio inferior. — Simplemente te digo qué sí gustas ser entrenadora debes acostumbrarte a eso.— Dije regresando a Skarmory.— Bueno, normalmente sería un poco más suave, pero me gusta ir rápido.
Mimi Honda Cuando sentí mis pies en tierra firme, mi pecho se vio estremecido por un suspiro de alivio. No me detuve a escuchar las palabras de Alpha, en su lugar, observé el entorno con una mezcla de recelo y curiosidad. Era un camino largo y recto, bordeado de árboles y altas hierbas verdes. El sol había empezado a hacerme daño a los ojos... lo que daría yo en esos momentos por llevar a mano mi parasol, como una princesa... — Simplemente te digo qué si gustas ser entrenadora debes acostumbrarte a eso—escuché la voz de Alpha—. Bueno, normalmente sería un poco más suave, pero me gusta ir rápido. —No creo que pueda acostumbrarme jamás a volar en eso...—respondí, señalando a Swellow con un vago movimiento de mi mano derecha—. A volar en nada que no sea mecánico, en realidad—me di la vuelta, dándole la espalda y dejándole atrás, comencé a internarme en la ruta.
— Si tú lo dices...— Respondí.— Pero de todas formas no hay aviones que te dejen cerca de rutas. Sin más palabras regresé a mi Skarmory y Swellow para ser intercambiados por mi fiel Charizard. Me monté en mi pokémon y seguí a Mimi. — ¿Algún pokémon qué quieras?
Mimi Honda —Hmph, mi jet podría dejarme donde yo quisiera, ¿qué te has creído?—le respondí entre dientes, molesta, y caminando tranquilamente unos metros por delante de él. A simple vista, aquella no parecía una ruta complicada. Era un camino de tierra recto y seco, bordeado de una hierba alta y densa. A lo lejos, se divisaba lo que parecía ser un pequeño bosque. ''Que aburrido...'' pensé, con un profundo suspiro de resignación. —¿Algún pokémon que quieras?—oí la voz de Alpha a mi espalda. La verdad es que no lo había pensado. Ni siquiera sabía que clase de pokémon podría encontrar en un lugar así... no conocía mucho de Galeia, aunque tenía entendido que no era más que una región apartada, donde compartían hábitat pokémon de otras regiones. Galeia no tenía fauna propia, al parecer. Sin embargo, cuando abrí la boca para responderle, una pequeña criatura peluda se detuvo en mitad del camino. Tenía unas orejas largas acabadas en punta, el hocico chato, y una nariz pequeña y roja. Sus ojos eran grandes y negros, y con la cabeza ladeada, me miraba con curiosidad. El corazón me dio un vuelco en el pecho, antes de latir desbocado. —¡Kyaaah~!—chillé de pronto, con algo entre la histeria y la fascinación. Mis ojos brillaban como si contuviesen todas las estrellas del universo—. ¡Que mono! ¡No tengo ni idea de lo que es pero es la cosa más mona que he visto nunca~! ¡Tan lindo~!—me volví hacia mi compañero de viaje, que parecía algo extrañado por mis gritos—. ¡Quiero ese! ¡Sea lo que sea lo quiero! ¡Alpha, date prisa y ven aquí! Sin embargo, cuando me volví de nuevo, el pequeño pokémon había desaparecido sin dejar el más mínimo rastro. Mis gritos debían haberlo asustado, me dije entonces. ¿Por qué tenía que tener tan mala suerte? Es que nunca pensaba acabar? Lo busqué con la mirada, y finalmente lo hallé, corriendo entre la hierba como si su vida dependiese de ello. Apreté los puños, y con determinación, extraje un pokéball de mi bolso de mano, concretamente una lujo-ball que lancé al aire. En segundos, mi Luxio se materializó frente a mí, y me observó con sus profundos ojos ambarinos. —¡Raiden, persigue a ese pokémon!—comandé, recogiéndome el cabello con uno sólo de mis lazos. Raiden asintió con determinación, comprendiendo, y con un gruñido, se lanzó a la carrera. Yo tomé a Alpha de la camisa, apartándolo de su Charizard, y tiré de él, arrastrándolo conmigo tras Luxio. —¡No te quedes ahí de brazos cruzados, holgazán!—le espeté, sin detenerme un sólo instante—. ¡Vamos, deprisa! ¡No te perdonaré si se me escapa!
— ¿Por qué haces tanto escándalo? Nada, en segundos la chica sé volvió loca con un simple Lilipup. Me bajó de mi Charizard y me mandó a ir por el pobre y asustado pokémon de Unova. — Sí te lo traigo cobraré el combate que pedí hace días.— Le comenté volviendo a mi inicial y mirando a la chica.— Sujeta esto con cuidado, no creo que sus padres sé alegren si algo le pase a su huevo. Dejé el huevo en sus manos y Flame se fue a por el can. Lo superamos por mucho en velocidad y de un golpe lo hicimos tropezar. — ¡Ven por el Mimi!
Mimi Honda Tomé entre mis manos el huevo que Alpha me había entregado, mientras él y su Charizard se iban tras el atemorizado pokémon. Me detuve en seco en mitad del camino y observé el huevo con curiosidad. ¿De qué pokémon sería? Tuve la tentación de preguntárselo a Alpha, pero su propia voz me detuvo cuando estaba a punto de abrir la boca para hablar. Al parecer, ya lo habían alcanzado. Cuando llegué hasta allí, Alpha señalaba orgulloso al pequeño pokémon, que yacía agotado a consecuencia de la extenuante carrera. Sus ojos negros eran ahora espirales que giraban sin cesar. Raiden estaba a su lado, olfateándolo con curiosidad. Palidecí, blanca como la cera. Mi expresión se deformó hasta convertirse en una mueca de horror. —¿P-pero qué le has hecho? ¿Cómo puedes ser tan bruto? ¡Te pedí que lo alcanzaras, no que lo mataras! —suspiré profundamente y, exasperada, me llevé la mano a la frente. No podía creer que hubiese elegido a semejante bruto como compañero de viaje—. Cielos...
— Primero: no le hice nada, sólo le pedí a Charizard que le pusiera la pata. Segundo: Sólo está cansado por la carrera, dale algo para beber y estará como nuevo. Me rasqué un poco la cabeza mientras miraba el huevo tranquilamente...¿¡Y esa grieta!? La duda sé respondió a si misma: Una luz cubrió el escenario y una pequeña Eevee estaba en brazos de la rubia en estos momentos mirándole fijamente. — Vee~— Pronuncio la pequeña pokémon dando una lamida en la mejilla de Mimi.
Mimi Honda Iba a responder a Alpha cuando algo me lo impidió por tercera vez... (¿Qué demonios pasaba hoy con interrumpirme?) Oí un crujido, y al mirar mis manos, pude ver una pequeña grieta que había empezado a formarse en el huevo que me había entregado Alpha. ¿Una grieta? ¿Pero qué...? —¿Y esto...?—murmuré, extrañada. De pronto, una brillante luz me cegó, haciéndome apartar la vista unos instantes, molesta. Lo último que deseaba ahora era quedarme ciega, hablando con sinceridad. Y cuando me volví, al sentir que el resplandor había cesado, lo primero que noté fue algo pequeño y húmedo en la mejilla. ¿Eh? Un escalofrío me recorrió la espalda, pero mi expresión se divagó entre la sorpresa y la impresión cuando miré de nuevo mis manos. El huevo había desaparecido, y un curioso pokémon peludo estaba ahora en su lugar. —E-eh...—farfullé, anonada—. ¡¿Qué?!
Lancé una pokébola hacía el Lilipup capturadole antes de qué llegará a escapar. — Acabas de presenciar un nacimiento.— Finalmente el huevo había salido y en buen momento, no quería seguir siendo criticado por Mimi. — Con tú permiso. Con delicadeza acerqué mis manos al pokémon evolución hasta tomarlo en brazos. 3...2...1....Nada más qué esa cuenta le valió para empezar a llorar. — Como que igual te lo devuelvo.— No quise esperar respuesta haciendo al pokémon volver con la chica. Éste detuvo su llanto de a poco provocando un suspiro de mi parte.
Mimi Honda Apenas escuché las palabras de Alpha, —pues los engranajes de mi cerebro no terminaban de procesar la situación— hasta que ''mi compañero'' no caminó hasta mí y acercó sus manos a las mías para llevarse el pokémon que acababa de nacer. Todo esto era tan... repentino. Aún no me había recuperado de la sorpresa, cuando un llanto molesto e irritante me taladró los oídos, y en segundos, Alpha estaba de nuevo ante mí. Con un seco ''Como que igual te lo devuelvo'', dejó la criatura de nuevo en mis manos. —Oye, ¿pero qué...?—traté de protestar, pero el llanto cesó de súbito, y un aplastante silencio se instaló de nuevo en el ambiente. Miré al pokémon, y de nuevo a Alpha. ¿Qué estaba pasando allí? fruncí el ceño, y con un simple movimiento, alargué los brazos hasta colocarle el pokémon delante de la narices—. No pienso hacerte de niñera, ¿por quién me tomas?—le dije, con tranquilidad.—Creo que esto te pertenece.
"Frunció el ceño, y con un simple movimiento, alargó los brazos hasta colocarme el pokémon delante de la narices—. No pienso hacerte de niñera, ¿por quién me tomas?—me dijo, con tranquilidad.—Creo que esto te pertenece." — No es qué seas la niñera, pero cuando un pokémon nace la primera persona qué ve queda como una figura paterna o materna.— Suspiré. Había perdido un Umbreon.— ¿Te parece quedarte con ella? Recogí mi pokéball donde sé encontraba Lilipup y la puse en frente a Mimi. — Considera esto una rebaja de dos por uno.— Reí.
Mimi Honda Mi gesto sereno cambió de golpe. Un sudor frío me recorrió la mejilla, y con una expresión entre sorpresa, terror y algo que prácticamente era indescifrable, volví mi mirada al pequeño pokémon. ¿Había oído bien? ¿Figura materna? Debía ser una broma. Sin duda... debía ser una broma. —¿P-pero que estás diciendo?—pregunté, pálida—. No puedo ser su madre, soy demasiado joven aún...—ahora que lo pensaba, tal vez estaba haciendo un drama. Era una cría pokémon, no un bebé. Y si me quedaba con él... —ella, había dicho Alpha—, aumentaría mi equipo por partida doble, si tenía en cuenta el otro pokémon que ''mi compañero'' había derribado tan rudamente. No creo que fuese tan complicado hacerse cargo de un bebé... si Alpha podía hacerlo, ¿por qué no yo? traté de reponer un poco el orgullo que había perdido, y cerrando los ojos, fruncí el ceño otra vez—. Pero supongo que ya que insistes... puedo hacer una excepción, ¿no? Deberías agradecérmelo, de todos modos. Suspiré. ''Y yo que me había prometido no aceptar más pokémon como regalo...'' —Considera esto una rebaja de dos por uno.—escuché la risa de Alpha, mientras me tendía una pokéball. La tomé en mis manos y la guardé. —No es gracioso—le dije secamente, y con un grácil movimiento me aparté de él, con el pokémon bebé en brazos y Raiden siguiéndome el paso muy de cerca—. Vámonos, muero de sed y me está apeteciendo algo dulce. No debemos estar muy lejos de la civilización, ¿verdad?
Contenido oculto Recuerda que necesitas un combate para salir de aqui -w- — Para mi si.— Volví a reír por lo bajo.— Por lo de la comida te invitaré algo sí está vez me das el combate que quería hace días. ¿Qué dices? Tengo estos para pelear contigo. Liberé a mis pokémon uno a uno mientras estos miraban hacía mi, dos en particular sé quedaron viendo a Mimi.
Contenido oculto Lo sé, lo sé, pero Mimi no es tan fácil de convencer xD Mimi Honda Me detuve en mitad del camino al escuchar las palabras de Alpha. ¿Había oído bien? ¿Cómo se atrevía a condicionarme? lentamente me volví, mecánicamente, como zombi. El flequillo me caía sobre los ojos, ocultándolos tras una vaga sombra. —¿Es un chantaje?—le pregunté lentamente. Mi voz era suave, pero vibraba en ella un tono peligroso, como de sorda rabia.
Contenido oculto ¿Por qué tienes que sacar un personaje tan difícil? xD — ¿Osea qué no quieres comer? ¿O simplemente quieres ser débil? Podrías hacer las dos sí no aceptas el combate y comienzas a entrenar. Listo. Esperaría que con eso cayera ante el combate. — Y sí ahora me criticaras no me interesa, tengo lo que necesito y soy quien me gusta ser: Un entrenador que vive para pelear.
Contenido oculto No sé, es lo que sale (? xD Mimi Honda Si esperaba que mi expresión cambiase con eso, se equivocó. De hecho, sus palabras no hicieron sino molestarme aún más. ¡Yo no era débil, maldita sea! ¿Cómo podía decir eso? Dejé al pokémon bebé en el suelo, junto a Raiden, y tomando una piedra del camino, se la arrojé con todas mis fuerzas a la cabeza. —¡No vuelvas a chantajearme, baka!—le espeté.
¿Una piedra? ¿Otra vez? ¡Pum! ¡En mi frente un chichón empezaba a formarse! — ¡Eso duele!— Le grité.— ¿¡Era necesario un piedrazo!??
Mimi Honda Ni me molesté en responder, en su lugar, un aluvión de piedras cayó como misiles sobre Alpha.
Suspiré mientras veía las piedras siendo lanzadas hacía mi. — ¿Ya perdiste el orgullo?— Charizard detuvo las piedras con su cola.— Si dejaste de jugar te pediré tener una batalla, 3 pokémon contra 3
Mimi Honda Sentí el deseo de gritarle que se callara, y seguir lanzándole piedras, pero comprendí que de poco iba a servir y que no hacía más que ponerme en evidencia a mí misma. Además, el esfuerzo me había dejado bastante agotada, y me detuve para tratar de recuperar el resuello. Jadeante, con lágrimas de rabia en los ojos, y el rostro enrojecido a consecuencia del esfuerzo, o tal vez al darme cuenta de que me había comportado de un modo bastante infantil y ridículo, desvíe enfurruñada la mirada. —Saca tú primero—murmuré.