Rose Hathaway. Observó los grandes picos de las catedrales en St. Petersburgo. Y sintió mucho frío..., abrazó su propio cuerpo, mientras sus ojos se perdían en las nubes sintiendo la presión del avión al despegar. Pero su frío no estaba en el cuerpo, venía de ahí, justo en su pecho, en la parte izquierda, justo detrás del esternón y delante de la columna vertebral. Había ido a matar a un strigoi, y había estacado su propio corazón. El frío no tenía nada que ver con el clima, era el hielo que exudaba su propio corazón lo que estaba matándola.