Microrrelato Ruptura.

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Este microrrelato participa en la actividad Simulador de Citas.
Palabra clave: Museo.

Ella soltó su mano suavemente, pero para él aquel movimiento tan simple había sido mucho más violento de lo que aparentaba. Sí, sabía que eso sucedería tarde o temprano, lo había sabido todo el camino de su casa a la exposición del museo de arte y de la entrada a la pintura más famosa de la artista local Laura Bauchman; una sonrisa escapó desde lo más profundo de su ser, apoderándose de sus labios en un momento bastante angustioso.

Metió sus manos heladas en sus bolsillos, buscando un calor que hasta el momento no existía, exigiendo un pequeño gramo de la paz que había perdido en alguna parte del camino recorrido. Se giró hacia uno de los cuadros, lo admiró de arriba abajo mientras la escuchaba decir cada una de las razones por la cual debían terminar aquella relación de seis años. Ya no eran niños, esa pequeña oración quedó titilando en su interior; tenía un buen argumento en la punta de su lengua, ansias de dejar en libertad todo lo que sabía de ella en los últimos días. Pero, en su lugar, sólo dejó que aquel torbellino de ideas le desgarraran la garganta como si se hubiese tragado un gran tizón ardiente.

—¿Entiendes?

Mordió su labio, intentando no desviar su mirada hacia ella. Si lo hacía perdería la cabeza y su corazón se vería nuevamente envuelto en espinas. Suspiró, buscó la serenidad en algún punto del universo y sólo cuando lo consiguió tuvo el valor de escuchar una vez más su propia voz en la hora y media que llevaban en aquel lugar.

—Sí, entiendo y comprendo —respondió asintiendo con su cabeza —. Terminemos el recorrido y luego vayamos cada uno a su casa.

—¿Estás seguro? ¿No quieres decirme nada? Sé que sabes...

—No, no estoy seguro de absolutamente nada y no tengo nada para decirte. Pero gasté trescientos dólares y tres horas de mi vida para conseguir las entradas de esta exposición, en este horrendo museo, por ti —murmuró esta vez fijando su mirada en los orbes azules de su ex novia —. Al menos, una vez en tu vida haz lo mismo por mí, Eva.

—Ben...

—Eva.

—Lo siento, en verdad lo siento. Lamento que haya tenido que decirte esto un catorce de febrero, sé cuan importante son estas fechas para ti, pero no tenía opción —intentó alcanzarlo pero Ben retrocedió automáticamente esquivando sus manos —. No quiero que creas que lo nuestro no fue especial. Todo lo contrario, disfruté estar contigo y te amé todo lo que pude. Necesito que en verdad lo entiendas, sólo así podré seguir adelante.

—Eres libre de hacer lo que quieras, Eva. Si quieres ir a China con mi hermano, si quieres nadar con delfines en tu luna de miel, hazlo. Pero sólo por hoy quédate a mi lado, odiaría tener que enviarte los recibos por los gastos —se encogió de hombros y le regaló una sonrisa mientras comenzaba a caminar hacia atrás —. Sigue fingiendo, como lo hiciste todo este tiempo y nos darán pastel gratis.