Rosette Project: Live Memories

Bueno luego de un tiempo de estar planeando todas la lineas argumentales que saldrán a partir de ahora, aquí esta la conti del capitulo, estén pendientes de cada detalle planeo hacer con la historia en la que podrán participar si gustan.

Capitulo 5: Incertidumbre


Viernes, 31 de mayo, 7: 55 pm.

Llevaban horas peleando, Terry comenzaba a agotarse, era demasiado fuerte y no había podido acercarse a él a menos que no fuera su puño a su rostro estrellándolo en el edificio, entenderán que eso le restaba demasiada concentración para poderlo transportar. Un hilo de sangre descendía de su labio y lo miraba agitado intentaba pensar en algo no le quedaba mucha energía. Su celular sonó nuevamente, seguro sería su hermana de nuevo, era uno bastante modesto, no pensaría en traer un Xperia o un Iphon 5 si sabría que terminaría cayendo sobre él o aplastado por algo.


—Pido tiempo para contestar…—dijo Terry.


El mastodonte solo respondió un rugió y lo lanzó con un puntapié, equivalente a jueguen beisbol contigo usando un tronco como bate. El joven detective terminó siendo arrastrado varios metros hasta que logro teleportarse en los segundos mientras reaparecía detrás de él vio el comunicador en sus manos y una idea vino a él, miró al cielo y sonrió.


—Ok eso quiere decir que no…—se quejó de un golpe en el costado sin aire— ok…


Es difícil explicar al habilidad de Terry, pero es obvio el pensar que esta tiene incluida una especie de radar interno que evita que vaya y se estrelle contra algún obstáculo cuando se transporta, era algo instintivo y lo sigue siendo pero al comenzar a practicarlo Terry logró volverlo más racional y comenzó a controlarlo voluntad. Cuando una cosa o un humano es transportado, incluso él mismo se vuelven ondas de algún tipo de energía para poder viajar a través del espacio, eso es lo que usaría a su favor.


Terry dudó por unos segundos, para luego presionar varias teclas en el celular y arrojarlo a los pies de su rival, en ese momento, el hombre que se había formado de tres personas distintas y adquirido así el triple de todas sus capacidades quedó por un segundo paralizado en aire, como si una fuerza más grande que la propia lo mantuviera allí, su cuerpo comenzó a vibrar mientras Terry dirigía sus manos hacía el teléfono cuando ocurrió un breve destello.

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Sería su primera vez haciendo algo tan arriesgado. Poco a poco habían ido subiendo cada estrato en su empeño por superar cada reto, a sus veintidós años ese chico y sus amigos ya practicaban todo tipo de deporte extremo y este día sumarían a su experiencia, la caída libre.


—Fuuu, se mira realmente alto, es increíble…—decía uno de ellos.


—¡Oye Pedro, ven a ver! —agregaba otro mientras terminaba por ponerse paracaídas.


—Dice el instructor, que esta es nuestra parada, tenemos que saltar—decía gritando el último de los chicos, para que su voz pudiera rivalizar con el ruido que producía el viento.


—De acuerdo—dijeron los otros dos chicos


—Será a la cuenta de tres, una—y los tres se pusieron frente al vacío—dos…—doblaron sus rodillas y se pusieron en posición—¡Tres!


Los tres se arrojaron al mismo tiempo dando gritos de emoción causados por la adrenalina al caer desde esa altura, uno de ellos comenzó a dar piruetas de en aire, otro ellos poniendo una de sus manos hacia el frente y otra hacia su pecho imitaba al hombre de acero, el tercero solo se limitaba a disfrutar la brisa en su rostro imaginando que podía volar. El sonido fugaz que producía el viento siendo rasgado por sus cuerpos, fue interrumpido de pronto por el de un teléfono celular.


—Es en serio, ¿lo trajiste aquí? —le reclamó uno.


El que respondía a nombre de Pedro hizo caso omiso de la réplica de su compañero y se las arregló para sacar el celular, no tuvo tiempo de ver el número del cual se marcaba y solo presionó el botón de llamada. De manera sorpresiva, lo que “surgió” en ese momento del celular no fue otra cosa que un hombre. Tanto para el que caía como para sus compañeros espectadores como para el que aparecía esto no tuvo lugar, lanzando a unisono un grito de horror.


—¡Viejo, del móvil de Pedro acaba de surgir un tipo!

El que había aparecido que aún no daba crédito a lo que había ocurrido se aferraba al cuello de Pedro que gritaba sin parar intentando sacar su paraidas de manera de desesperada al ver como desendía, cuando al fin lograba la persona que había aparecido del celular se desvanecía de nuevo.


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—Nos…separaste…—decía uno de los mafiosos mientras miraba sus manos incrédulo, se mantenía atónito unos segundos y mostrando una cara de coraje se lanzaba contra él.


Terry ágilmente lo esquivaba y dando un golpe en su cabeza y lo noqueada, apenas el otro se disponía a hacer algo, quien fuera su tercer compañero reaparecía al otro extremo gritando, esta distracción era aprovechaba por Terry para dejarlo fuera de combate.


—¡No me sueltes! ¡no! oh... espera estoy en tierra…


—De hecho estás inconsciente…—decía el detective mientras le daba un puñetazo.


Terry había salido vencedor, tomó su celular y llamó para que recogieran a los tres sujetos inconscientes, intentó concentrarse un momento para encontrar el resto pero su celular sonó de nuevo.


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Viernes 31 de Junio, 7:45 pm

Dentro del auto donde llevaba cautiva a la chica iba dos hombres además del que la había tomado y el chofer, aún en ese momento buscaban someterla mientras que una pequeña pantalla descendía del techo del auto y se dibujaba una silueta de un hombre.

— ¿Me quieres explicar por qué te fue tan complicado capturar a una chica de catorce años sola? —decía la silueta detrás de la pantalla—eres un inepto, si hubieras fracasado ya no estarías con vida.


—Lo lamento señor, Tukimo nos traiciono al final y apareció ese maldito detective nos sigue pisando los talones, pero creo que mi equipo lo pondrá en su lugar…


—Tu equipo inútil acaba ser apaleados y van detrás de ti, acaba con ellos, no te atrevas a traerlos a donde estamos…—exclamó autoritariamente el hombre de la pantalla para luego desvanercerse.


Al mirar en el retrovisor pudieron divisar a Angelica y al chico que venían en la motocicleta. El hombre antes imponente se veía reducido en ese momento por el temor que le provocaba la persona detrás de la pantalla, levantó la mirada y señalo la acción de atacarlos al hombre que estaba al lado de él, este asintió y mientras su cuerpo comenzaba a vibrar a una velocidad increíble, el hombre se desvanecía entre el asiento del auto.

—Creo que ya estamos bastante cerca verdad, tranquilo la chica debe de estar bien…—dijo Angelica sonriendo.


Todo ocurrió de una manera tan rápida que para los ojos de Tukimo, la chica simplemente se desvaneció, de pronto se encontraba solo en la motocicleta y apenas tuvo tiempo de toma los manubrios del vehículo para estrellarse.


—¿Pero qué demonios?...


Escuchó un grito de la chica y al girarse se encontró con que un hombre de cabeza rapada y gafas oscuras que lo observaba sonriendo.


—Así que al final nos traicionaste basura, no puedo esperar a que él lo sepa, tu familia debe de estar siendo torturada en este momento— dijo sonriendo el maldito.


Tukimo lo observó con cierto odio en la mirada y se dispuso a correr hacia él. Angélica alcanzó a destaparse y lo vio.


— No te dejes engañar, no te conozco, pero puedo ver que no eres como ellos, yo estaré bien ve a rescatar a la chica anda…—dijo Angélica.


Tukimo la observó mientras el auto se alejaba.


—Oyes hermano que te pasa no puedes tratar a una mujer así ¿qué derecho tienes? — decía un hombre de traje mientras descendía de uno de los autos.


Era de esos caballeros que actuaban al instante cuando veían que alguien se estaba sobrepasando con una mujer, sus intenciones eran por completo nobles, pero un tanto inconscientes, después de todo no podía prever que esa persona era distinta él. Las personas desde sus autos vieron aterradas como él hombre se desvanecía en el piso sin siquiera ser tocado, poniendo su vista en blanco y cayendo al piso, en ese momento volteando la mirada Angélica veía a una pequeña dentro del auto donde había salido el hombre que intentó ayudarla, asustada al ver que su papá se desplomaba de esa forma al piso. Angélica sabía que era el tipo que la tenía cautiva era responsable, que debía hacer algo antes de que alguien más saliera herido.


—¡Vete!, yo lo detendré…—insistía mientras mirada al chico mientras que miraba al chico


El chico daba la vuelta y salía corriendo tras él auto.


—¿Por qué dejaste que se fuera?, ¿ahora quién te defenderá? —decía el tipo de las gafas mientras la presionaba más hacia él.


Ella sonreía orgullosa.


—Tu error es creer que necesito alguien para defenderme, idiota…—mientras dice esto, genera una especie de velo frente a él de una especie de energía, el hombre al percibirlo se sentía algo mareado.


Tukimo corre hasta el auto donde lleva a la chica cautiva y se impulsaba con una esfera de sonido cayendo sobre el auto cuando se encontraba en movimiento, el vehículo con el impulso se movía un poco perdiendo un poco de control pero él luchaba por sostenerse, mirando hacia adelante veía que una pipa de agua doblaba a la esquina, obligando al auto a detenerse, Tukimo se dispuso a entrar al auto cuando escuchó un estruendo seguido de un fuerte dolor en su brazo al dirigir la mirada hacia donde creyó que había venido, se llevó una sorpresa.


— En el nombre de la policía federal, queda bajo arresto por alterar el orden público— decía un oficial de policía mientras le apuntaba temeroso con su arma.


Se escuchó de pronto un grito, un hombre yacía en el piso con el pie sangrando.


—Le disparó a una persona, ese chico es un fenómeno, ¡dispárenle, puede hacerle daño a nuestros hijos!, ¡¿Qué eres, porque nos estás atacando?!... —eran algunas de las exclamaciones que se escuchaban de las personas.


Tukimo, totalmente asustado levantaba las manos, su piel refractante había provocado el incidente, la gente lo observaba asustando y varios elementos de policía lo rodeaban por todos los extremos. La paranoia de un mundo inexperto e ignorante llenaba la de culpa la cabeza de un chico que veía que la oscuridad de la que buscaba escapar se resistía a soltarlo de sus garras y con este hecho, todo alcanza un nuevo nivel.

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Sabado, 1 de junio, 12:10 am

Rosette yacía en su habítación dispuesta recostarse había ocurrido tanto durante el día, tenía un poco de miedo e incertidumbre, sus manos temblaban pues aunque no era la primera vez que había tenido que enfrentar a alguien su mente no podía acostumbrarse a que este tipo de cosas ocurrieran, intentó tranquilizarse tomando un dulce dentro de su bolsillo, sintió su celular y lo tomó entre sus manos, apenas podía marcar, algo más le ocurría, era como si de pronto lo invadiera un ansiedad inexplicable, como si sintiera una enorme desolación, su vista se nublaba un poco mientras buscaba marcar el número de Terry en su celular.

Poco a poco todo alrededor parecía desvanecerse, cerraba los ojos sin darse cuenta arrastrada por el sueño hasta caer inconciente. A los lejos en medio de una inmensa oscuridad escuchaba algunas voces vagas que le parecían al mismo tiempo desconocidas y al mismo tiempo tan familiares, una tras otra venían e iba como si viajasen en una ventisca que sopla en vaivén en medio de las cosas.


— Esto parece increíble su enfermedad está comenzando a revertir el proceso, nunca había visto nada igual— decía una voz masculina impregnada en entusiasmo.


Se veía de pronto a si misma caminando en los pasillos de un hospital, asomándose por la ventana de un pasillo, mientras una mano era posada en su hombro. La escena se iba desvaneciendo poco a poco.


—Alguna vez he tenido que estar en ese cuarto frío por varias horas, ese hombre me realizan varias preguntas pero ahora que al venir me encuentro contigo todo parece mejor— dice la voz que parece de un niño.


Ella sentía sonrojarse y bajaba mirada, juntaba sus manos le sonreía sin poder ver su rostro. El recuerdo se disipaba de nuevo y queda por un instante en medio de silencio y oscuridad. Su vista estaba nublada cuando vuelve a abrir los ojos, el recuerdo era bastante confuso, sentía demasiado calor, observaba algunos destellos intermitentes como los de una hoguera chispeando, parecía escuchar unos gritos a lejos y no podía abrir los ojos del todo.


—Por favor, por favor resiste, yo en serio lamento todo esto, pero cuidaré de ti…


Sin saber que ocurría hacia su alrededor, sentía una especie de melancolía mientras se aparta de ese lugar, está siendo cargada por alguien, parte de ella quiere gritar, hay algo demasiado importante que olvidaba en ese lugar, algo que no podía recordar.


— No puedo irme…espera…espera…¡Espera!... —exclamó la chica pelirroja dentro de su cabeza completamente desesperada.


—Rosette, Rosette…despierta…—escuchó una voz a lejos— vamos, ¿qué te ocurre?...


La chica de pronto comenzó a volver en sí y vio al detective abrazándola, se acurrucó en su pecho y este la abrazó de forma protectora. Ella sollozaba un poco.


—No sé qué me ocurrió Terry…yo….


—Linda, tranquila, todo está bien…estoy contigo, apenas pude escuchar tu llamada, pensé que te había ocurrido algo…—le decía mientras besaba su cabeza.


— Creo que eran parte de mis recuerdos— lo observaba y el la besaba suavemente.

Él la abrazo hacia su pecho ella dio un suspiro y sonrió un poco, el estar a su lado la hacía sentir aliviada, pero en los ojos de ambos amantes había algo más, ambos sabían una cosa. Sonó celular de el numero le parecía desconocido, pero al instante lo relacionó con Nathan pues así se mantendrían en contacto, tenía una imagen anexada y al abrirla se sobresaltó y frunció el ceño.


—Lo sabía, sabía que seguía con vida…


A partir de este momento pasado y futuro pondrán a prueba el amor de estos dos corazones.


Continuara

 

Bueno luego de bastante les traigo esta historia, ya seré más regular, era complicado con las materias que llevaba.

Contenido oculto

los eventos en pasado o recuerdos los pondré en cursiva, así como otros eventos fuera de la historia lineal paran o poner Flash back. @Pire dijiste que comentarias

Capítulo 5: Falsedad​

Vienes 31 de mayo , 8:35 am.

Observó aquella habitación, todo se encontraba plagado de fotografías: Una salida al cine con sus amigos del club de fans que lideraba, cuando le firmaron su autógrafo, algunos cumpleaños en los que su padre había podido venir, la ida a un parque de diversiones, además de algunas con caras raras de él y su novia, parecía feliz, realmente parecía así, tenía una buena vida, una buena familia, grandes amigos, conocía gente y visitaba muchos eventos y lugares, el único problema, es que no era él.

Los mismo ojos, la misma nariz, el mismo bucle de pelo que se filtraba en el rostro, expresiones casi idénticas, eso opinaba él, argumentaba que lucía más serio. Esta era su vida ahora, su habitación y si era necesario esos recuerdos los transformaría en propios.

— Creí que el día de hoy saldrías con tus amigos Fabian —vociferaba una mujer tocando nerviosamente en su puerta.


— Ya…ya voy, mamá—respondió dudando un poco de lo que decía, sintiéndose extraño de pronunciar la última palabra.


—Mañana por la tarde vendrá mi novio Fabian quiere que le hables del disco que le comentabas ayer—le dijo su hermana con una sonrisa mientras salía de la habitación.


—Emmm…claro— intentó pensar en cuál era su nombre, si alguna vez lo había mencionado en sus conversaciones pero no recordó nada, ella siguió su camino, dedicándole antes una breve sonrisa.


Se sintió un poco perdido en la casa, estaba seguro que esa sensación se debía a algo más, de pronto vino a su mente la cara de quien suplantaba ahora.


Forcejaba por liberarse, había notado que al adaptarse a algo otras capacidades de su cuerpo se veían afectadas como para mantener un equilibrio, por ejemplo en este caso su fuerza y su velocidad se veían menguadas pues su organismo empleaba la energía que esta capacidad usarían para crear partículas de sal entres sus células y volverlo inmune al fuego.


— ¡Respóndeme al menos eso me debes!— replicó el chico en el piso.

— Realmente lo siento…—susurró 2-D para si mismo.

Tomó algo de comer y se dirigió a la calle, no quería encontrarse con nadie de la familia de él en ese momento. Comenzó a caminar deprisa, se sentía demasiado nervioso. Dobló la esquina y se dirigió hacia la parte central de la ciudad, observando hacia su alrededor a cada momento, esta era la primera vez que se encontraba en el exterior. El viento, el color del cielo, los ruidos del tráfico y las personas, lo asombraban al mismo tiempo que se mantenía un tanto aterrado.

Mientras caminaba se escuchó un rechinar de las llantas, por instinto se detuvo y fue cuando observó que reojo que casi tenía el auto encima.

—¡Muchacho idiota! —exclamó una voz masculina desde el automóvil mientras presionaba el claxon.

— Lo siento, yo tengo la cabeza en otro lado…

— Pequeño, solo ten cuidado los accidentes ocurren frecuentemente a chicos de tu edad, en esta ciudad.

El chico observó desconcertado hacia el auto, lo conducía una anciana de pelo encrespado de unos ochenta años, que ensombrecía su rostro conforme de decía lo último. 2-D pensó en atribuir esta confusión primeramente al desequilibrio mental que sufría, pero entonces recordó en donde y bajo que circunstancias había escuchado la voz masculina que escucho primero en el pasado. En el instante que lo hizo, un sudor frío le invadió el cuerpo y su garganta se cerró, poco a poco comenzó a acelerar el paso sin mirar atrás, escuchó que el auto se movía, sus pies apenas y tocaban el piso, pero de igual manera el auto aceleraba más rápido detrás de él.

Solo unos momentos había durado la promesa de una vida normal y antes de incluso ponerse a soñar, el pasado amenaza con atraparlo de nuevo.

Se topaba con varias persona que apenas lograba hacer aún lado, envestía a un trio de muchachos que lo perseguían furiosos por unas cuadras hasta que decidían desistir, terminaba destrozando un puesto de verduras golpeándose el pie lo que le impedía acelerar el paso, apenas y le alcanzaba el aire, pero debía de huir de esta manera, pues sus poderes ya no funcionaban igual.

Antes de que pudiera siquiera percatarse, su cuerpo comenzaba a desvanecerse, se combinaba con el viento sin que él se lo ordenase y en cada ventisca temía miedo desaparecer.

— No, no esto no debería de ser así, tengo que escapar y encontrarlo…—dijo agitadamente.

La luz rojiza de la sirena de una patrulla destellaba en su rostro apenas dobla la esquina, sus piernas desaparecen en el momento menos oportuno y cae de espaldas, teniendo apenas el más mínimo contacto con el concreto cada parte de su ser lo emuló quedando atrapado ante el peligro de inminente del automóvil que haciéndose añicos iba hacia él.

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Sábado 1 de junio, 2:10 am.

Se tambaleaba un poco, se sentía un poco mareada y se pegaba un poco en la pared para poder sostenerse, no creía haber bebido lo suficiente para que se sintiera así, aún las luces destellaba en sus ojos y se sentía bastante cansada, venía dispuesta a contar tantas cosas a su mejor amiga, que tanto había hecho, ciertas inquietudes, como se sentía pertenecer. Entonces recordó que no había terminado bien las cosas con ella la última ocasión en la que habían hablado.

—Amelie, oyes, chica, ¿no me digas que todavía sigues molesta conmigo? —dijo en voz baja como un susurro— vamos…

Comenzó a revisar cada habitación pero si éxito alguno, se sentó en el borde de la cama y dio un suspiro triste, cierto remordimiento recorría su ser mientras presionaba el rostro con su cara. Su mejor amiga, la que literalmente estuvo con ella a cada instante de su vida, no estaba había ido, a causa de sus acciones, de su forma de ser, de su forma de hablarle.

—Amelie…

Se tiró en la cama con las manos sobre su rostro, comenzaba a dormitar cuando un sonido la hizo volver en sí, “Try” de Pink, la melodía iba aumentando de intensidad acompañada del zumbido del vibrador del móvil. Alguien la llamaba.

Arrastró su mano por la sabana con desgane hasta que lo acerco a tu mano y presionó el botón para llamar.

—¿Hay alguien allí?... —preguntó una voz que se difuminaba entre estática—¿Hay alguien?...por favor…

—Bueno, ¿Quién eres? —preguntó Mey despertando un poco.

La otra chica por el auricular sonaba alterada.

—Ya no puedo seguir corriendo… tengo miedo, esto fue…un terrible error…—decía agitada.

—¿Dónde estás?, ¿estás en peligro?. —Mey ya se había levantado de la cama un tanto preocupada.

—¡Por favor, alguien conteste! —rogaba gritando la chica llorando.

Era claro que no podía escucharla.

—Tienes que escucharme—dijo Mey abrazando en auricular, se asomó a la calle para ver si veía quien la ayudara, intentando pensar que debía hacer. —Estoy aquí…

—Ya no puedo seguir, son demasiados…—su voz se iba apagando, llovía donde se encontraba.

—¡Escuchame, estoy aquí! —gritó Mey sosteniéndose del barandal de su balcón.

Lo siguiente que escuchó la dejó desconcertada por completo.

—Si alguien está escuchando esto, mi nombre era Mey…

Esas últimas palabras retumbaron en su cabeza. Miles de preguntas surgían en ese instante, ¿realmente era ella?, lo era, su voz, no había prestado atención a ese detalle pero realmente era su voz. ¿Qué era lo que había ocurrido?, ¿cómo podía ser posible?.

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Sábado 1 de Junio, 2:10 am.

Nathaniel rugía imponente resistiéndose apenas a la brutal estela de poder que expedía aquel monstruo, no se encontraba moviendo ni siquiera un musculo esto era simplemente el poder que expedía de él en forma de esferas de un brillo opaco. Sus garras terminaban desistiendo, sus pies quedaban lejos del piso mientras chillaba, siendo arrastrado hasta estrellarse con un árbol golpeándose la espalda. Mareado y con la vista nublada observó a lo lejos la niña observándose de una de las cabañas.

—Tengo que llegar a ella…—se dijo para sí mismo

Tambaleante se puso a trotar de nuevo, acelero el paso cuando se dio cuenta que la criatura también se había percatado de su presencia. No podía permitir que le hiciera daño y eso lo impulsaba a seguir a pesar de las heridas de su cuerpo.

Saltó sobre de él como un tigre sobre una presa desprevenida arremetiendo con sus garras, lo empujó varios metros hasta estrellarse con unas cabañas y de allí con el hocico lo arrojó rugiendo con fuerza contra unas rocas atravesando de lo otro lado la pared de las cabañas, rugió casi por instinto cuando vio que estas le cayeron encima declarándose vencedor.

La niña dudó un poco de acercarse, pero Nathan se había percatado de su proximidad desde que comenzó a moverse con sus sentidos desarrollados.

—Tú eres de los buenos ¿verdad? — preguntó la niña— ¿eres como un perro guardian?, mi abuelo tiene muchos perros de raza grande por eso no me da miedo

Nathan lo observó y ladeo la cabeza, le parecía extrañamentefamilia.

—Me llamó Nayeli…

Ese nombre, disparaba de pronto una serie de recuerdos en su cabeza.

—Mira Nathan ella es mi amiga Nayeli, ¿podemos jugar arriba?

—La mamá de Nayeli la dejó ir al cine con nosotros ¿puede ir?

—Nayeli, pertenece a un grupo de exploradoras, ayúdame a convencer a mamá y papá que me deje ir con ella hermanito.

¡La conocia!

Se sintió eufórico, por un golpe de suerte había dado con alguien que sabía de ella, que podía llevarlo hasta ella.

Lo que contrastaba por completo con lo que hizo después. El chico la observó, volteó su cuerpo hacia ella e inexplicablemente se lanzó sobre ella lanzando un rugido, ella apenas tuvo tiempo de lanzar un grito ahogado mientras era ensombrecida por completo por el cuerpo de la criatura que Nathan era. Pero no la había atacado, sino por el contrario, la protegía de aquello que emergía de nuevo entre las rocas luego de su lapidación, así con su cuerpo recibió todo el impacto de la energía para evitar que la dañara.

Estaba herido, puede y tuviera algo roto, pero no iba rendirse, no iba a hacerlo, no estando tan cerca.

—¡No lo impediras! —prorrumpio rugiendo Nathan, no era la misma voz que cuando era humano, era a falta de otro calificativo más bestial.


Casi al mismo tiempo que gritó, una intensa ráfaga de una luz rojiza en extremo poderosa emergió de sus fauces e impactó a la criatura desintegrándola capa por capa, hasta que quedo una masa de negruzca en el piso en lugar de ella.

Nathan observó a la niña que primero lo observó asustada pero luego esbozó poco a poco una sonrisa, tomó sus brazos y lo rodeo con ellos del cuello.

—Eres como un peluche grandote y feito, pero te quiero—dijo la niña

Así Nathan comenzó a volver poco a poco a la normalidad, sonriendo por haber vencido. Parecía que la batalla había acabado por fin, pero dentro de aquella masa negruzca algo emergía.

Nathan ya humanizado alzo a la niña en sus brazos abrazándola protectoramente, pensando que el monstruo aún estaba vivo, pero de aquel montículo que a cada segundo adquiría un aspecto seco como de arcilla emergió una mano humana y con ella el resto del cuerpo de una chica de piel oscura portando retazos de un extraño traje.

—Where am I?, Who are you?, What happened? —preguntaba alterada la chica.

Nathan no lograba entender un poco lo que decía, tanto como un curso de ingles de la secundaria puede ayudar, pero vio un símbolo en su hombro.

—¿La NASA?, ¿eres una astronauta?

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Viernes, 31 de mayo, 10:00 pm


—Entonces el sofá voló por los aires, estaba muy asustada Ale, pero entonces el chico me salvo, es bastante lindo, tiene unos ojos así totalmente penetrantes—platicaba entusiasmada Liz a su amiga desde el celular.


—¡Oye!, todavía no me voy amiga—dijo el chico entrando en su sala mientras sonreía nervioso.


Poco a poco el rostro de la chica fue invadido de un tono carmesí y lo miró nerviosa.


—Es…estaba hablando de una película que vi ayer—respondió la chica nerviosa.


—¿Acaso me tomaste una foto? —preguntó el chico observando que la miraba


—Emmm no, no…


—Estoy seguro que vi un flash


— Mi celular hace eso cuando me llega un mensaje, así sssu, para avisar y yo atienda


—¿En serio?. —La observó incrédulo.

Para suerte de la chica, la luz bajo un poco y un ordenador cercano se encendió de pronto. Una niña de pelo rizado y un gorrito sonrió.

—¡Hola! —dijo saludando amistosamente— ¿alguien tiene encendida la tele?

—¿Qué está ocurriendo Hope? —preguntó el chico

Liz observaba curiosa esto, más porque la computadora estaba sin conectar.

—Estamos en las noticias.... —anunció mientras se desvanecía y comenzaba a transmitir.

La imagen transmitía a un enorme grupo de policías apuntando a Tukimo mientras él los apunta tembloroso con su manos, poco a poco los sonidos a su alrededor fueron desapareciendo, estaba por contraatacar.