Rosette Project: Live Memories

Después de un tiempo de descanso, llega la segunda temporada de Rosette Project, les prometo muchas sorpresas, espero de la persona que me hace el honor de seguir mi historia, se le sumen nuevos seguidores, esta sera una temporada mas larga y creo yo, promete mucho.

Prologo:

Luces de neón, reflectores, entre una ciudad siempre despierta, esa era la ciudad de Wild Sun. Se decía que en el mismo sol desplazaba en el vientos sus rayos entre las calles de esta metrópoli y de allí había adquirido su nombre, prospera, pasiva, básicamente una Utopía.

Haya en Aurore Place en el centro de la ciudad, se alzaban tres edificios con todo su exterior completamente llenos de ventanas refractando magníficamente hermosos destellos de colores a causa de la luz de los reflectores que los iluminaba, llamados por su creador muy acertadamente les trois piliers du ciel.


En el rascacielos central, en el pent-house de éste, caminaba una figura, su silueta denotaba a un hombre fornido de una edad madura pero cierta e inconfundible vivacidad, al acercarse a la ventana su rostro se ilumina, es moreno, su pelo es planteado al igual que la barba y bigote, viste con un saco modesto y camisa blanca formal, observaba pasivo el paisaje hasta que algo comienzó a ocurrir, en medio de la habitación, entre una pequeña mesa de té y dos sofá de estilo rustico, emanó una pequeña esfera traslucida como lo sería una burbuja de jabón al aire con cierta electricidad azulada destellando en su interior, el hombre sonrió sin voltear.

— Señorita Pearl siempre tan oportuna, es bueno verla por aquí de nuevo— dijo en forma de murmullo, como si esto fuese un secreto.

La esfera continuó destellando y tomando forma, entre sutiles relámpagos violáceos, con la gracia digna de una bailarina de ballet desciende una pequeña y linda niña de unos seis años de edad. Engalanada con un vestido cuyos tejidos parecen formados por el plumaje de ciertas aves que al contacto con la luz destellan otro color, su pelo largo y de un intenso rojo bermellón está recogido en dos tiernas coletas, dos pequeños guantes envuelven sus manos, sus ojos que denotan cierta inocencia presentan heterocromía, uno de ojos luce un violeta intenso mientras el otro luce un verde vivo.

— ¡Señor Korven!— gritó con emoción y se lanzó a sus brazos.

El hombre la abrazó con cariño, como un padre a una hija, aunque entre ellos no existía tal parentesco.

— He presentido su llegada después de ver las noticias— le respondió.

— ¡Ya viene!, ¡ya viene!, será cuestión de unos cuantos días y estará aquí, espera, te has asegurado que ella reciba la nota ¿verdad?, recuerdo esa realidad donde no ocurrió hubieron graves consecuencias— explicaba ansiosa la pequeña.

— Yo mismo lo he revisado jovencita pierda cuidado— la voz de un segundo hombre se escuchó, caminó y se dirigió a ella saludándola con una leve reverencia, este hombre no era otro que aquel chico rubio del helicóptero,ahora jugueteando con un encendedor.

— No quiero que tengas eso aquí— la niña se puso seria y reprendió— aún no te sabes controlar bien y ya he visto que al menos una ocasión, podrías ocasionar un incendio.

El muchacho sonrió irónico y obedeció sin chistar.

— Se te recompensará— indicó Korven dándole una palmada, el chico hizo una mueca.

— No creas que no me he dado cuenta que en mi cuello traía uno de tus pequeños espías, quítamelo, haré unas cosas y no quiero que husmes en mi vida privada— le dijo frunciendo el ceño.

En su cuello yacía una pequeña araña tatuada, que de pronto comenzó a desvanecerse mientras la tinta iba hasta Korven y su cuerpo la absorbía, sonrió el hombre bonachón.

—Muy bien a tus asuntos— dijo la niña haciendo un gesto despectivo— gracias Carlos—sonrió de oreja a oreja y este no pudo evitar devolver el gesto.

El joven se retiró.

—Debemos preparar todo, Rosette llegará pronto— dijo la niña y dio un saltito de emoción.

 

Primero lo primero XD:
Haya en Aurore Place en el centro de la ciudad
Sería Allá, dando un efecto demostrativo, sino te refieres a un árbol o a una niñera, si mal no recuerdo.
Sí, me gustaría saber más de Rosette, me encanta ese ´personaje, y la niña pequeña me cayó muy bien...Siento no haberme pasado antes, pero espero leer el próximo capi para ver que fue de la vida de la chica.

 

Es hora de seguir, después de mucha planeación aquí está el primer capítulo de esta nueva temporada, espero la espera haya valido.

Esta canción es el soundtrack de la temporada en general, es como el opening si fuese un anime (ya pregunte al moderador correspondiente y está en orden)

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Capítulo 1: Cielo


Viernes 31 de mayo, 11: 45 am.


Uno de los peores barrios de Riverwood una ciudad próxima a Skydawn, hogar de nuestros héroes. Poca gente con un dedo de frente se disponía a entrar en el a plena luz del día. La gente temía siquiera mirarse a los ojos y los que por infortunio residían en ese lugar, vivían en medio de una guerra, aunque este concepto no era del todo alejado.

Contrastaba demasiado ver un lujoso Roll Roice Phantom, recorriendo las calles maltrechas, aunque a los pocos pobladores que se encontraban fuera entre las aceras más que asombro era miedo, con mirada desconfiada corrían hacia sus hogares y se encerraban. El auto se detuvo frente al primero de una línea de departamentos viejos, cuatro hombres de traje negro descendieron del vehículo y ocultaron algo entre sus sacos un muchacho, un muchacho asiático enclenque con cara de no querer estar en ese lugar fue sacado a rastras del auto. Dos de ellos eran gemelos idénticos, morenos, pelo castaño oscuro, nariz prominente.


— ¿Qué sucede si el anciano no se decide por pagarnos de nuevo Elias?— dijo uno de ellos sacando de uno de sus bolsillos una media y metiéndosela en la cabeza.


— Si no, siempre existe la opción de buscar algún tipo de remuneración con su hija— respondió Elias con una sonrisa torcida y se puso la media en la cabeza.


Un hombre rubio de rasgos severos paso por un lado de ellos, ya con la cara cubierta y los empujo, de nombre Fidel.


— Andando señoritas, luego se ponen a compartir chismes de sus aventuras— recriminó.


El cuarto sujeto, caucásico, de barba cerrada pero recortada, el mismo que llevaba al chico a fuerzas, solo se limitó a seguirlos detrás.

Ascendieron hasta el cuarto piso del edificio, hasta la última puerta del pasillo derecho, tocaron y sin esperar que abrieran, arremetieron la puerta, que desprendiendo algunas astillas cedió con facilidad, una chica como de catorce años, pelo naranja, bonita, pecosa, delgada vestida con un short, playera y sandalias, terminó cayendo de espaldas asustada al verlos, intento levantarse y correr pero antes de levantarse uno de los hombres sacaba un revolver y le apuntaba al rostro, la jovencita se quedaba helada, mientras este Ramón el otro de los gemelos se acercaba ella con malicia. Un hombre menudo, vestido con una playera vieja a cuadros y vaqueros rotos aparecía detrás del umbral de la cocina y retroceder asustado, el hombre rubio va hacia él y lo arrastra junto a la muchacha.


—Por favor, vinieron no hace menos de un mes, ¿Cómo puedo juntar dinero?, apenas tenemos para comer— suplicaba el hombre consternado.


— Eso no es mi problema, nos debes, intentamos ser considerados, pudimos entrar y recibirte con un tiro en la cabeza, viejo— dijo secamente Elias.


— ¿Nos pagarás?— agregó el otro.

El señor permaneció cabizbajo sin hablar. El hombre de barba torció la boca y arrastró al muchacho con él, el muchacho temblaba, lo puso frente y le dio un empujón.


— ¡Hazlo, inútil!— le ordenó.


— No, por favor no, ¡no otra vez no!, les pagaré, ¡les pagaré!— suplicaba el hombre.


— ¡Sosténganlo!— ordenó el hombre barbado.


— ¡No le hagan nada a mi papa!, por favor, por favor…—imploraba la niña mientras era sostenida por el hombre rubio.


Los gemelos tomaron al hombre las manos y los sometieron. El muchacho asiático extendió sus manos ante él.

—No quiero hacer esto…— susurró


—Sabes lo que le ocurrirá a tu familia si te niegas—amenazó.


Presionó los puños con impotencia, sus ojos se cristalizaron y puso las manos frente a las cienes del hombre que se retorcía por zafarse. De pronto nada se escuchó, todo el sonido de cada ave respiración, voz, melodía, grito que se escuchaba próximo al lugar se desvaneció por un instante, se encontraba concentrado en las manos del muchacho, el hombre quedó estático unos segundos como paralizado y de pronto pegó un grito desgarrador, bueno parecía que lo hacía porque en realidad no emitía ningún sonido, su rostro enrojeció por el esfuerzo, era bombardeado por ondas sónicas a toda potencia canalizadas del todo el lugar. Después de unos segundos le indicaron al chico que parara. Soltaron al hombre que cayó al piso agotado y temblando.


—E-en la repisa…allí está el dinero, él pri-mer cajón… —murmuró.


La chica sollozaba aún sujeta. El hombre barbado se acercó al cajón y tomó varios billetes y los guardo en su bolsillo.


— Al fin atiendes— dijo mientras tomaba el rostro del hombre aún caído en sus manos— pero recibirás una lección por hacernos esperar, ¡tú!, hazle lo mismo a la chica— indicó cruelmente.


El muchacho temeroso se dirigió a ella, su padre usando fuerzas de flaqueza se levantó de golpe para ayudarla.


— ¡Prometiste no lastimarla jamás a ella maldito!— dijo dispuesto a arremeter contra él.


Antes de que llegara a él lo neutralizó un puñetazo de Ramón. Mientras volvía en sí, el joven a punto de llorar ponía las manos ahora frente a la chica, cierto sentimiento de clemencia y compasión compartían en la mirada, sabían que nadie de los dos debía estar en esa situación, en otra realidad pudieron haber ido a la escuela juntos, ser buenos amigos, pero el mundo era más cruel que eso y aun así se resistían a perder su humanidad.


— ¡No!— el chico se detuvo bajo las manos— ¡No haré más esto!, acaba conmigo ahora a mi familia no le gustaría ver en lo que me he convertido— concluyó decidido viéndolo a los ojos.


Esto llenó de rabia al líder los delincuentes y lo tiro a piso, sacó su arma y le retiró el seguro dispuesto a pegarle un tiro, cuando se escuchó una especie de zumbido en el viento, de pronto el vidrio de la ventana se rompió y una especie de esfera de viento estrelló al tipo contra la pared con tal fuerza que lo dejo inconsciente, además el arma que portaba comenzó a oxidarse hasta desvanecerse entre un polvo acre, los tres que quedaban en pie apuntaron hacia la ventana con sus armas y vieron que varias de estas esferas venían hacia ellos y optaron por mejor huir.


— ¡¿Qué diablos son esas cosas Ramón?!—gritó Elias apenas esquivando una de esas.


— No lo sé, pero no hemos pasado por todo esto para irnos sin nada, toma a la chica, yo tomaré el dinero— Indicó.


—¡Nooo! Déjenla en paz—decía el muchacho mientras la seguía detrás.— Volveré con ella lo prometo— le decía a su padre aún herido.


Los tres extorsionadores que seguían de pie corrían por el pasillo, cuando escuchaba la sirena de la policía lo que hacía que apresuran el paso, la chica aunque con la boca cubierta gritaba cada vez que podía. Primero iba Elías con la chica, luego Ramón con él dinero y el ladrón rubio cubriendo la espalda.


— ¿Eso es un carro de helados?—dijo este último extrañado, los otros iban demasiado apresurados para prestarle atención.


Pero efectivamente en medio del pasillo acaba de aparecer un pequeño “vehiculo” que tienen una heladera adentro y los utilizan los vendedores ambulantes para vender cosas como helado y paletas de hielo, éste, con una sirena de ambulancia en un costado, el delincuente lo miró extrañado, tarde se percató que venía a una enorme velocidad y se estrelló con él hasta llevarlo al final del pasillo. En medio del pasillo apareció un muchacho con el rostro cubierto con una fundada, pero esos inconfundibles ojos negros, esa vivacidad y decisión en ellos, vestía una chamarra de cuero y en la que por debajo llevaba su insignia de detective, unos jeans deslavados, playera azabache y unos deportivos de un conocido felino. Tomó una paleta del carrito y sonrió.


—Mmm es de mora azul, que rico—suspiro— bueno quedan dos más— concluyó teleportándose de nuevo.


Mientras tanto en el piso de abajo.


— ¿Dónde esta Fidel?, venía detrás de nosotros—dijo uno de los gemelos.


— ¿Cómo quieres que lo sepa?, aquí cada quien se cuida solo, pero tu y yo saldremos de esta Elias.

Nadie contestó nada.


— ¿Elias?... —volteó hacia atrás y ya no había nadie.


Minutos antes.


— Vamos tengo que alcanzarlos reparar algo de lo que he hecho en estos últimos meses— se decía así mismo el muchacho asiático mientras descendía por las escaleras.


Escuchó un enorme estruendo y se aceleró más a bajar. Al final del pasillo estaba uno de los delincuentes que hasta hace unos minutos trabajaba para ellos, impactado con un carrito de helados, también vio a un hombre desvanecerse en la nada, algo en su memoria quiso recordarlo.

—Debo de estar cerca…—murmuró— no creía que estuviera tan cerca.

Siguió descendiendo cuando se percató que algo lo seguía, podía escuchar claramente su respiración atrás, volteó apenas y había una vestía cuadrúpeda de color oscuro, pero a la vez un tanto transparente, tres hileras de dientes se observaron en su hocico, sin dudar comenzó a correr, el monstruo era rápido y se le lanzó encima pero al hacerlo un efecto de percusión, uno que formaba parte de habilidad, lo repelió de forma instantánea y aunque logró tirarlo la criatura salió repelida contra él techo.

— ¡Corre! Eso no lo detendrá—advirtió una voz a lo lejos.

El asintió y comenzó a correr, a su lado paso una de esas esferas de viento.

Mientras tanto.


Elías estaba desconcertado, hace unos momentos iba detrás de su hermano y ahora se encontraba en la azotea del edificio, había varias ropas tendidas, pero sintió que alguien se acercaba, de estar en silencio comenzó a escucharse una canción. “Know your enemy de Green day”


De entre las sabanas que están tendidas sale Terry, bailando al ritmo de la música y hasta como incitando que le siga el ritmo


—Do you know the enemy?, do you know your enemy?well, gotta know the enemy…— cantó Terry mientras se aproximaba a él.


El tipo lo veía desconcertado, pues eso era demasiado poco usual, agotó su paciencia y sacó su revólver y le apuntó.


— Muy bien cantante, me dirás que ocurre aquí o te llenaré el cuerpo de plomo.


—Detective de Skydawn, estas bajo arresto— dijo Terry con voz firme mostrando su insignia.


— Vienes aquí a enfrentarme sin un arma payaso, te constará vida.


— Tú no tienes un arma…— dio una leve sonrisa.


El bandolero se dispuso a apretar el gatillo, pero en lugar de accionar el arma solo sintió que quebrantó algo crujiente y helado se le embarraba la mano mientras la bola suspendida en la cima le caía en el zapato.


— ¿Pero qué rayos?, ¿y mi arma?.


Antes de que se diera cuenta apareció frente a él le dio un puñetazo que lo derribo.

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Mientras tanto a kilómetros de allí, en una estación del metro Rosette espera con Melissa su hermana que este arribe, la pelirroja asiste a clases de música y a Melissa esta estación le queda cerca de un trabajo de medio tiempo que ha adquirido todos los días, exceptuando los fines de semana, la trae aquí y esperan a que su transporte llegue, es como un momento solo para ellas, muy especial, aunque sea un poco corto, es su parte preferida del día.


— Veamos si me conoces del todo, Melissa, ¿Cuál es mi color preferido?


— Mmm— la chica dio golpecitos en la barbilla y sonrió— ese sería el color rojo y es por qué cierto chico le gusta vestirlo.


La chica se sonrojo un poco.


— Eso no tenías que mencionarlo, Melissa— le dio un empujoncito — ¿algo que podría comer por siempre sin aburrirme?


— Pues eso serían las uvas, ¿recuerdas? mama llevó dos kilos que misteriosamente desaparecieron en dos días.


La chica dio una risita de culpa. Se escuchó, la alarma del metro y se le vio arribar por el extremo derecho. La chica se aproximó a la puerta y abrazó a su hermana sonriendo.


—Cuidate mucho Rosette—le dijo.


— Lo haré Nee-san, hasta pronto— dijo batiendo la mano hacia los lados mientras se alejaba.


Subió al vehículo junto con un hombre y una chica de piel trigueña, el vagón iba casi vacío y tomó un asiento de la derecha dio un suspiro y su celular comenzó a sonar. Era un mensaje de texto.

Mey:

Hola Rosette, espero que estés bien, yo ya lo sabes lidiando como siempre con mi padre adoptivo. Podrías venir a casa después de tus clases, tengo algo que mostrarte.


— Yo que no tenía nada que hacer el día de hoy—sonrió— será bueno verla.


Contestaba el mensaje cuando algo sucedió, fue algo similar a la sensación de un mareo, ya lo había sentido antes, no siempre había sido una buena señal, pero significaba una sola cosa, otro como ellos estaba cerca. Buscó con la mirada. Un niño jugaba con un PSP, su mamá hablaba con una amiga con un mujer delante de ella, un anciano buscaba no dejarse vencer por el sueño y mecía su cabeza en intervalos de tiempo, un hombre de antejos volteó a verla, ella sospechó por segundos de él pero luego sonrió. Siguió hasta el hombre piel oscura que estaba cercas pero este solo tarareaba una canción sonriendo y ella le terminó pareciendo simpático, luego estaba esa chica, de piel trigueña, en el momento que se sintió observada bajo la mirada y se volteó de espaldas, era ella.

Rosette envió el mensaje y guardo su celular, no era la primera que encontraban.
Había pasado más de un año del incidente del laboratorio, 150 personas habían estado cautivos al igual que ella. Con la gran mayoría perdieron contacto desde ese momento, Terry intento lanzar una especie de convocatoria por Internet pero a esta solo asistieron tres personas. Estaban asustados lo entendía, les era difícil confiar. No todos eran buenos, no todos permanecieron así, hasta ese momento solo habían dado con 4 más de ellos y 3 de los cuales no estaban en las mejores condiciones, todos quedaron de acuerdo, el gobierno no sabría de esto, ellos mismo buscarían a los suyos.

Se levantó y se dirigió a ella.


— Me llamo Rosette— dijo gentilmente, la chica no respondió.


—Hola— dio un suspiro y dudo lo que iba a decir— soy como tú, puedo ayudarte…

La chica volteó de reojo seria para luego girar su cuerpo hacia ella, algo portaba entre sus manos.


— Hola Rosette, lo supe desde que subiste al vagón conmigo—la miró a los ojos— Él único problema es que la última vez que me dijeron eso terminé cautiva en un laboratorio durante más de cinco meses y cuando traté de explicar que había pasado me llamaron loca y cuando lo probé con mis habilidades mis padres tuvieron miedo y pensaron en recluirme en algún lugar, no cometeré el mismo error dos veces.


Diciendo esto de su mano, mostró una pequeña mariposa, sus alas eran como de cristal, la chica cerró los ojos y el insecto comenzó a aumentar de tamaño, la gente naturalmente se asustó a pesar de que todo fue tan rápido, la criatura producía un sonido agudo de un cristal rozando a todo, la criatura terminó adquiriendo una cara casi humana, con excepción de los ojos insectoides.


— Lo llamo “Espiritu Evolucionador”, puedo disponer de cualquier especie animal y adaptarla a las condiciones que yo decida— sonrió con superioridad— ¡Atácala!.


La mariposa, ahora hiper-evolucionada se lanza contra ella con una increíble fuerza, pero ella logra repelerla con un escudo psíquico y con la misma fuerza mental la empuja hacía una de las ventanas, la gente tiene miedo. La criatura se sacudió y como guiada por la chica se lanzó sobre Rosette de nuevo, ella intento repelerla pero la criatura paso el escudo sin problema, empujándola hasta el final del vagón.

Continuará.

¿Que esperan para Fabían y su clon?, ¿será algo bueno o algo malo

 

Muy bien amigos la historia continua, como se irán sumando y sumando personajes nuevos, comúnmente se alternaran entre capitulo de ellos. Sean pacientes todo a la larga tendrá conclusión y pongan especial atención a los detalles ya saben que importancia tienen.

Poster de Rosette *-*

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Capitulo 2: Cambios





Viernes 31 de mayo, 6: 35 pm.

Una fábrica entre los puertos, antigua bodega mercante, en los tiempos en la pesca en Skydawn fue más prospera, un lugar un tanto húmedo pero al menos un buen refugio en el momento en que comenzaba las lluvias, en una de sus ventanas se observaba una luz amarillenta como la que produce una farola de aceite. Un muchacho de unos 13 años aproximadamente se apresuró a correr hasta ella, se detuvo un segundo para dar paso a un pointer color rojo que terminó sonando el claxon, en ese momento el rostro del joven quedó iluminado por la luz de este y el chico también pudo ver la del conductor que lo miro extrañado, ¿Qué haría un chico de su edad en estos lugares ahora que oscurecía? seguro se preguntó.

— Si no llegó pronto a cada mi mama me matará, espera hoy es martes ¡Yozelin va a cenar!, ¡No puede ser!, ¿Cómo pude olvidarlo?, ella me revivirá solo para matarme de nuevo luego de dejarla sola en la cena con mis padres— decía mientras recorría la pesada puerta oxidada de acero.

Dentro algo se escuchó moverse, apresuradamente otro chico demasiado similar a él surgió de la habitación iluminada.

— ¡Fabian!— exclamó el otro chico mientras bajaba a recibirlo.

A Fabian aún le parecía demasiado extraño ver a alguien totalmente idéntico a él, en cuanto apariencia, voz y hasta en la personalidad, pero intentaba disimularlo un poco. Si él estuviera en su lugar de seguro no le gustaría que lo miraran así. Así que solo saludo y sonrió.

— Hola amigo 2-D ¿cómo estás?— extendió su puño y lo chocó con él

Así había decidido nombrarle y él estuvo de acuerdo, las razones sobraban: era el nombre de uno de los integrantes de su grupo favorito –de ambos-, era algo así como un ser de una segunda dimensión, como una versión alternativa, para Fabian ya era algo esencial en su vida tenía que mantenerse bien él y a su clon lo que respondía a “2-duty”.

— Pues tengo un poco de hambre, espero hayas traído algo bueno— dijo el chico llamado 2-D.

— Cada vez es más difícil ¿sabes?— dio un suspiro pesado— mi mama piensa que estoy en cosas raras, no he sabido explicar del todo la perdida de la ropa que te he traído y respecto a lo de la comida creo que ya lo sabe…

Fabian cesó, el otro muchacho estaba cabizbajo, era claro que sentía culpa.

— Las cosas pronto van a cambiar Fabian, agradezco todo lo que me has ayudado, porque no te correspondía y lo hiciste— lo observó y esbozó una sonrisa leve.

— Ni lo menciones amigo, sé que tu harías algo similar por mí— sacó de la bolsa que cargaba varias latas de comida— listo, tengo que irme.

— ¿Te quedas a platicar un rato?— preguntó 2-D con ojos suplicantes.

Fabian se quedó pensativo y lo miró, recordó por un momento lo ocurrido después de lo del laboratorio. Viéndolo allí inconsciente pensó por un segundo dejarlo a su suerte pero no tuvo corazón para hacer algo así, razonó si había sido lo mejor ocultarle esto a sus compañeros. Resonó en el la voz de Terry en una de las tantas misiones que habían emprendido juntos la pregunta “ ¿Conocen el paradero de alguien más de los que se encontraban en el laboratorio?” y se recordó a él mintiéndole diciéndole que no, si algo le ocurría quedaría solo bajo su responsabilidad.

— Serán solo unos minutos— murmuró— seguro me matan— pensó para sus adentros.

El clon sonrió y se dispuso a contarle algunas cosas. En ese momento a Fabian le pareció ver en una de las ventanas laterales alguna sombra, se levantó y fue hacia ella.

— ¿Qué fue eso?— cuestionó Fabian.
— Yo no escuché nada— dijo el clon algo cortante.

Algunos pasos comenzaron a escucharse a lo lejos cada vez más y más próximos.

— ¿Qué es lo que está pasando aquí 2-D?— insistió Fabian.

—Nada, siéntate terminaré de contarte— respondió poco convencido de sus palabras.

Fabian clavó su mirada en él, era su réplica exacta, sabía cuándo mentía. 2-D dirigió su mirada a una ventana tras de él, esta se rompió de pronto y surgió un hombre con traje militar, de las otras ventanas surgieron más, Fabian volteó a ver a su clon que había bajado la mirada.

— ¿Pero qué fue lo que hiciste?— susurró.

Lo comprendió entonces, intentó salir corriendo por la puerta cuando de esta surgió un hombre con un lanzallamas, que al instante comenzó a dispararle ráfagas de este, su cuerpo se adaptó al instante volviendo su piel más densa, Fabian se dispuso a atacarlo cuando algo se le enredo en los pies y lo hizo caer de bruces.

— ¡¿Por qué?!— reclamó el chico mirando a los ojos a su réplica— ¡Yo busque ayudarte, yo pude dejarte en la calle!, ¿Por qué me traicionas de esa manera?.

— Lo tenemos bajo control, general puede venir a capturarlo— dijo uno de los soldados.

Fabian forcejaba por liberarse, había notado que al adaptarse a algo otras capacidades de su cuerpo se veían afectadas como para mantener un equilibrio, por ejemplo en este caso su fuerza y su velocidad se veían menguadas pues su organismo empleaba la energía que esta capacidad usarían para crear partículas de sal entres sus células y volverlo inmune al fuego.

— ¡Respóndeme al menos eso me debes!— replicó el chico en el piso.

Un tipo fornido cubierto con una máscara entró entonces y se aproximó a él, Fabián sintió una especie de opresión en el pecho y poco a poco comenzó a caer inconsciente.

— Lo siento amigo, de verdad lo siento, pero era la única forma, yo estoy muriendo— escuchó susurrar al clon antes de desmayarse.

Viernes 31 de mayo, 12: 00 pm

En el sanitario de chicas se encontraba Mey disponiéndose a recogerse el cabello mientras que guarda su celular en su bolsillo.

— ¿Ya le enviaste el mensaje Rosette?— preguntó Amelie.

— Si solo esperaré que me responda y la veré a las cuatro para mostrársela—la voleó a ver y él sonrió.

De su mochila sacó una especie de álbum escolar viejo, un anuario. La escuela donde se encontraba era de esas instituciones donde puedes pasarte media vida, pues te ofrecen preescolar, primaria, secundaria, bachillerato y estaban los planes para abrir ya en otro terreno una facultad. Era menos tedioso de lo que sonaba, aunque sí lo era un tanto. Este libro lo había encontrado mientras que le habían encargado ordenar algunas cosas de la biblioteca, era de dos generaciones antes de cuándo entrará ella y bueno en esa publicación se encontraba Rosette, había asistido a esa escuela, allí estaba incluso su foto, en el club de voleibol y en el de debate.

— ¿A las cuatro?, ¿Qué harás saliendo?— preguntó curiosa su amiga.

La chica sonrió apenada y la miró.

—¡Tengo una cita!— dijo la chica totalmente entusiasmada— ¿Puedes creerlo?, ¡Tengo una cita!

Amelie no pudo evitar reír, jamás la había visto así pero al mismo tiempo, le dio mucho gusto por ella, después de todo lo que habían pasado que tuviera una oportunidad era lo mejor que podía ocurrirle.

— ¡Vaya!, eso sí que es un sorpresa, no me lo esperaba, ¿Quién ha sido el valiente?— dijo la joven fantasma lanzando una bromilla.

— ¡Amelie!

— Solo bromeó.

— Pues… es Gerardo Vazquez…— le respondió con el mismo entusiasmo.

Amelie quedó sería y se le quedó viendo pensativa.

— ¿Qué pasa?— preguntó Mey

— ¿Gerardo?, ¿el mismo chico que se burlaba de nosotras hace tiempo y que tiene esa mala fama de jugar con las chicas?

Mey se puso sería.

— Él ha cambiado ¿sí?, comenzamos hablar y tenemos mucho en común— argumentó la chica.

Amelie la observaba poco convencida.

— Saldrá bien, ya lo veras— dijo y salió del baño.

Se dirigió al patio de la escuela donde se supone la estaría esperando el chico, pero al búscalo con la vista no lo encontró por ningún lado. Siguió avanzando y extrañada observó cómo varias personas observaban al firmamento, al voltear ella también observó a su pretendiente, un muchacho de pelo negro, un tanto fornido y ojos pequeños, gritando suspendido en el cielo, observó aterrada como de pronto de una altura considerable comenzaba a caer. Corrió hacia la multitud y allí vio a Omar con ambas manos controlando esto.

— ¡Omar!— gritó.

El chico la miró espantado y paró la caída de Gerardo justo a ras del piso, este se arrastró al instante lejos de él.

— Dijo que no me acercará a ti, que era suya, antes de que me diera cuenta ya estaba suspendido en el cielo, ¡Maldito fenómeno!— lloriqueaba el muchacho.

— Omar— Mey lo empuja— ¿pero que pasa contigo?, ¿Tuya? , ¿De que estas hablando?. No entiendo nada, tu nunca me dijiste nada y ahora que intento salir con alguien me haces ¡esto!— le reclamaba furiosa.

— Mey, él quería hacerte daño, está mintiendo, yo no dije nada de eso— balbuceaba el chico.

— ¡No seas cobarde!, ¡di la verdad!, ¡Eres un fenómeno!— comenzaron a acusarlo otros tres chicos.

Mey lo observó indignada y rodeando con el brazo a Gerardo se alejó, este sonrió en ese momento.

Mientras tanto.

Nathan fiel amigo de Omar se encuentra fuera de la habitación el aquel hombre que este último llama su padre, se han vuelto buenos amigos, casi hermanos y sin ningún tipo de obligación el muchacho se ha empeñado a estar a su lado en todo momento, por lo menos hasta ahora.

— ¿Otra vez por aquí chico?— pregunta una de las enfermeras.

Es una joven, casi de su edad, tiene el pelo rubio cenizo y ojos grandes, a Nathan le gusta, lleva demasiado tiempo intentando hablar con ella, pero algo en él le impide lograrlo, como una especie de inseguridad, sin embargo siempre ha buscado mostrarse como un buen prospecto, caballeroso, leal, decidido, al menos lo intenta.

— Si aquí estoy de nuevo, ¿tú qué haces?— preguntó Nathan

— Pues mi trabajo chico— sonrió divertida— soy enfermera del lugar ¿recuerdas?

Nathaniel se sonrojó y bajo la mirada, buscó responder rápido pero su garganta se había cerrado.

— Yo, emmm, lo siento…yo voy a entrar a ver al padre de mi amigo— respondió entre cortante.

— Esa es la bodega

El chico se regresó de golpe y vio la inscripción de la puerta. La chica se puso a reír.

— Solo bromeó, te pones muy nervioso— le sonrió— pero eso es lindo, hasta pronto.

Nathaniel paso la puerta y se recargó en ella, estaba feliz en ese momento por lo que ella le había dicho, aunque de pronto su rostro se puso serio para recordar el por qué estaba allí. Tomó una silla y se puso cerca del enfermo.

— Se ve mucho mejor hoy señor— dijo como si pudiera escucharlo inconsciente— tengo un asunto serio del cual hablarle. Yo, me tengo que ir por un tiempo y bueno, me preocupa mi amigo— suspiró— estoy seguro que lo entenderá, esto es algo que tengo que hacer solo, él debe cuidarlo, dejaré una nota— se levantó y la puso en una mesita cercana— allí le explicó todo, por favor intente volver pronto, Omar va a necesitarlo— concluyó mientras ponía su mano sobre la frente del hombre en coma.

Se separaba y habría la ventana de la habitación y se ponía en cuclillas sobre esta.

— Terry estoy listo amigo— decía al celular.

— Nathan, ¿estás seguro de querer hacer esto?,— se escuchó silencio y luego unos golpes— …vamos ¿ese es tu mejor golpe bribón?, ¡ ya lo veras!, disculpa estoy en medio de un caso— respondía Terry por auricular.

Nathan no pudo evitar sonreír un poco.

— Lo estoy, espero que todo salga bien, mantenlos seguros.

— Cuídate mucho “Garras”, no olvides el camino de regreso a casa…

Nathan colgaba, habría el celular y entre sus manos destrozaba su chip, dejando caer el aparato a sus espaldas. Poco a poco su cuerpo comenzaba a cambiar hasta volverse una criatura de un negro azabache, semi-humana y gigantesca y terminaba arrojándose al vacío.

Viernes 31 de mayo, 8: 00 pm.

En un departamento del centro, iluminada con la luz del televisor se encontraba una joven de ojos pequeños y unas mejillas un tanto prominentes, pelo largo de color castaño oscuro pero con rastros de negro que se desvanecía entre las nuevas raíces, revisaba unas cuantas cosas en el celular cuando escuchó un ruido en la cosita.

— ¿Terry?, ¿ya has vuelto hermano?— exclamó sin recibir respuesta

Su nombre era Lizbeth y se había mudado con él hacía unos dos meses atrás, quería estudiar ingeniería computacional y en el pequeño pueblo donde vivían apenas tenían unas cuantas y en su mayoría relacionadas con lo agrario, por lo que después de una charla con sus padres y una serie de tratos con su hermano había terminado compartiendo departamento con él.

— Te juró que si intentas asustarme de nuevo, te voy a morder— advirtió la chica.

Llegó hasta la cocina y encendió la luz.

— ¡Terry!, ¿por qué no me contestas?— preguntó la chica luego de ver que alguien se encontraba agachado con la cara oculta en la nevera— díscolo ¿Qué comes y no me das?

El muchacho se levantó para verla, pero no era Terry, tenía el pelo claro casi rubio, tenía la cara ovalada, ojos medianos, nariz recta y boca pequeña. En su mano comenzaba a generar electricidad y lanzaba un relámpago hacia ella.

— ¡No inventes!— exclamaba la chica apenas alcanzándolo a esquivar y corriendo hacia la sala, sacaba su celular y buscaba marcar a su hermano, pero al correr y marcar este se le resbalaba de las manos.


El chico entraba y comenzaba a buscarla con la vista y sin hablar, ella yacía oculta detrás del sillón.

Continuara.

 

Capitulo 3: Designios

Suspiró el detective, luego de la ardua lucha. Su rival ya se encontraba en el piso sometido y con esposas en sus manos, observó hacia la orilla del edificio y observó que alguien con la misma vestimenta que los hombres que acababa de vencer, lo miró curioso por un momento, sospechaba que traía algo que entre manos; el extraño esbozó una pequeña sonrisa y en ese momento algo ocurrió.

El hombre que estaba a su lado comenzó a reír, se carcajeaba como un demente.


— ¿Te volviste loco o ya quedé sordo? — preguntó extrañado Terry mientras se agachaba a ver su rostro.


El hombre se mantenía cabizbajo y caído, pero el oficial podía escuchar una especie de crujido en su cuerpo. Terry no podía verlo, pero en la parte de abajo los dos hombres inconscientes se desvanecían como volviéndose polvo.


—¿Qué es lo que ocurre? — preguntó Tukimo el chico que controlaba el sonido al ver desaparecer aquel hombre frente a él.


—Eso no es bueno— inquirió el chico que estaba con él— créeme lo he visto antes, intentabas rescatar a una chica ¿no?, será mejor que te des prisa…— le murmuró mientras ponía un pie en la ventana.


—¿No me ayudarás?


— Tengo algunos asuntos, pero no te preocupes como él viento estoy en todas partes— diciendo esto saltó por la ventana y con un enorme impulso se perdió volando entre los cielos.


— Suenas como que tienes indigestión estomacal, o ¿estas intentando hablar cetáceo? — Terry levantó en este momento el rostro de su rival con su mano


De pronto había adquirido nuevos rasgos, le parecía que su tamaño aumentaba por segundos, al igual que su musculatura, de pronto el metal de las esposas cedió solo ante la pura presión de su cuerpo.

— ¿Te comiste todo el plato de zucaritas?, si creciste grande y fuerte— dijo Terry mientras retrocedía.


Lo observó detenidamente, su rostro, las características que poseía, era una fusión de los tres.


—¿Creíste que eras el único con habilidades especiales? — lanzó un golpe que destrozó el concreto bajo sus pies, provocando que trozos de este volaran por el viento.


—Lo único que has logrado con esto es ponerte más feo— exclamó Terry mientras reaparecía al costado de su cabeza dispuesto a darle un golpe.


El mastodonte tomaba su pierna antes que pudiera alcanzarlo y lo buscaba estrellar contra él piso, por fortuna el detective alcanzaba a transportarse.


—Fuerza de tres, cerebro de tres, velocidad y sentidos de tres, no contra nosotros…


—Olor de tres, en serio ocupan un antitranspirante, espera yo lo traigo— Terry pegó un salto en el airé y de pronto apareció un enorme camión de carga, curiosamente que transportaba desodorantes e impactaba al corpulento hombre.


Este apenas lograba tomarlo con dificultad en el aire provocando que derrapara varios metros.


—Kichikichi,kichikichi…—murmuraba Terry debajo de él haciéndole cosquillas.


La criatura lo observaba furioso y él le sonreía inocentemente, el mastodonte arrojó la camioneta a lo lejos y se dispuso a tirarle un golpe que Terry alcanzó a sortear, se escuchó de pronto el timbre de un teléfono, el detective había transportado uno hasta sus manos.


—Te habla tu mama— decía mientras le propinaba con él un golpe en el rostro— dice que no hagas más maldades—con cada palabra le asestaba un golpe.


El hombre terminaba un poco mareado pero más molesto y lanzando un rugido se abalanzaba con Terry.


Mientras tanto.


Tukimo descendía por las escaleras a toda velocidad cuando escuchó el rechinar de las ruedas el auto en el concreto, así como un grito ahogado de la chica dentro de la camioneta, él apresuró el paso pero era tarde le llevaban ya más de una cuadra de ventaja.


— ¡Se la llevó!, se levantó de pronto y salió de la habitación, yo no pude detenerlo, tienes que traerla de regreso—dijo el padre del a chica desde la habitación.


— ¿Usted estará bien?


—Claro, solo tráela de vuelta.


El chico volteó hacia todos lados, tenía que moverse rápido, si no lo hacía no solo la chica estaría en peligro si no también su familia. Doblando la esquina observó una chica en una motocicleta con un casco negro, pantalón de mezclilla y una blusa a rayas desmangada. Se quitó el casco y le sonrió.


— Vamos chico, la señal no durará mucho, estamos cerca de algo grande.


El chico no pensó dos veces y subió a la parte trasera del vehículo, la chica arrancó al instante.


— Yo te conozco, eres de las noticias, ¿Qué haces aquí?


— Pues vengo por un reportaje por que más sería—diciendo esto pegó por segundos su dedo en un Bluetooth que portaba en el oído derecho— ¡Ahora Hopi!


— De acuerdo señorita Angélica, ¡aquí voy! — respondió una voz en el auricular.


A Tukimo le pareció percibir una extraña sensación como una especie de onda que hizo vibrar su cuerpo refractante por un segundo. Justo en ese momento se encontraban en medio del tráfico con varios autos varados en medio de una avenida.


— ¿Cómo vamos a encontrarla aquí?—bufó el chico.


—Tranquilo, ya los tengo, una pequeña amiga en casa tiene la habilidad de emitir una especie de “sonar” que impregna a las personas con señales Wireless especiales, nosotros que somos especiales las captamos— paró y le mostró su celular— básicamente por segundos son “routers de internet” — concluyó sonriendo.


El chico sonrió, no sabía que existían personas como él que eran buenas, se preguntó si siempre habían estado allí, recordó en ese momento las palabras de su abuelo “la vida es lo que decides ver ella”. ¿Él siempre había querido ver un mundo llenó de maldad?, si era así ahora quería hacer las cosas diferente.


—¡Vamos tras ellos! — prorrumpió la chica mientras se abrían paso entre los autos.


Mientras tanto.


Rosette salía expulsada por la ventana del vagón, apenas y lograba sostenerse de un extremo del metro antes de salir expulsada al vacío.


— Sé que te es difícil confiar, luego de tanto, para mí también lo sería— dijo Rosette mientras se levantaba y se aproximaba a ella— no quiero enfrentarte, no eres mi enemiga.


— Yo si lo haré, ¡acaba con ella! —ordenaba la chica.


Su criatura comenzaba a girar dando vueltas hacia ella. Rosette observó una pequeña niña que se aferraba al pecho de su madre aterrada, del otro lado el hombre la observaba.


— Sácalas de aquí yo la mantendré ocupada…


Él hombre afirmó con la cabeza y tomó a la mujer y a la niña.


— En el otro vagón está el dispositivo que permite frenar el metro lo accionaré— dijo el chico mientras salía.


Rosette mantuvo fija la mirada en la chica atenta a que no intentará nada, pero esta parecía indiferente a las otras personas, en cuanto estuvieron fuera, lanzó la criatura contra ella, la chica pelirroja extendió sus manos, los cristales del vagón comenzaron a crujir y salieron expulsados hacia el interior, la otra chica se cubrió con las manos y su criatura fue detenida en el aire quedando aturdida. Con la cara furiosa se levantó de nuevo y la lanzó hacia ella, emitiendo una especie de chillido buscó envestirla pero ella se agachó.


— Tus acciones pueden causar daño a otros, tengo detenerte…— murmuró Rosette con cierta angustia.


Los cristales del piso comenzaron a levantarse, forjándose en una especie de látigos. La chica psíquica con cierta maestría comenzó a arremeter con estos contra ella, pero su rival lograba esquivarlos con rapidez.


— Deben pagar…ellos me han hecho daño a mí—se justificó la chica.


Su mariposa superdesarrollada se levantó de pronto ya lanzó una fuerte ventisca de viento a Rosette. Su viento tenía la capacidad de repeler los poderes psíquicos de ella, por si fuera poco todo el ajetreo dentro de este había comenzado a desestabilizar al vagón y ahora se balanceaba violentamente de un lado a otro.


— ¡Debes parar esto o moriremos todos! — exclamó Rosette desesperada.


— Te equivocas, hasta nunca Rosette—diciendo esto la chica saltaba sobre la mariposa y salía volando por la ventana.


Rosette la hubiera seguido de una o de otra forma pero le preocupaba más el daño que causaría el tren si llegase a desbocarse. Estaba a punto de virar hacía a un túnel, en las condiciones en las que estaba allí terminaría volcado y la reacción en cadena terminaría destruyendo todo el vehículo. Sin pensarlo dos veces comenzó a envolver este con su energía, era más grande que cualquier cosa que hubiera querido manipular hasta ese momento y además estaba en movimiento, pero no existía otra opción.


—Vamos Rosette tu puedes…— se decía a sí misma.

En ese momento y por alguna extraña razón se detonó en ella un recuerdo. Era extraño solo partes de este eran visibles para ella como si parte de él no pudiera volver aún.


Flash Back:

Comenzó a escuchar una risa, subía las escaleras con otras niñas. Tendría unos ocho o siete años de edad, llevaba un oso de peluche en sus manos.

— Vamos Rosette, no te quedes atrás, tenemos mucho que hacer— decía una niña de pelo rubio cuyo rostro era invisible para ella.


— Ya voy, espera solo un poco— decía un tanto agitaba pero sonriendo.


— ¿Niñas escucharon eso?


Se escucharon arribar unos autos y un hombre pasaba frente a ellas.


— Rosette, por favor no salgas, llévatelas de aquí…— le ordenaba a una mujer


—Pero tu…


— Sabes que no es seguro


— Vengan niñas tenemos que irnos— decía la mujer mientras las tomaba entre sus manos.


Rosette no entendía por qué sentía angustia al verlo partir, pero no quería que ocurriera. Antes de que el hombre se desvaneciera tras el umbral de la puerta, antes de que el recuerdo comenzaba a desaparecer, vio una pequeña oculta justo detrás de la puerta, tenía un vestido largo de color purpura y le sonreía pasivamente.

Fin del Flash Back


—¡Ya no resisto! — prorrumpió mientras con todo su esfuerzo intentaba mantener el vagón a estable.

Pero la fuerza mecánica que lo llevaba era más fuerte y al final terminó cediendo, torcido por la fuerza psíquica de Rosette comenzó a inclinarse violentamente hacia la derecha, parecía el fin. Pero en ese momento algo ocurrió sentada frente ella con suma tranquilidad se encontraba una niña, le parecía que la misma de aquél recuerdo, le sonreía de oreja a oreja.


— Hola, me llamo Pearl


Rosette no daba crédito a lo que veía, estaba segura que no estaba allí hace un momento.


— A si, si, el vagón te ayudaré— la niña se puso de pie tarareando y aplaudiendo— ¿sabes?, eres justo como creí que serías— dio una risita, tranquila todo irá bien— le sonrió.


Rosette por agotamiento fue cayendo inconsciente, escuchando a lo lejos la risita de la pequeña.


— Señorita, ¿se encuentra bien?, se quedó dormida, la línea termina aquí, debe bajar— le susurraba una voz.

Rosette comenzó a despertar poco a poco y se desconcertó por completo en ese momento. El vagón se encontraba en buenas condiciones y nadie se encontraba herido.


— Estoy segura que no fue un sueño— susurró.


— Alguna vez me ocurrió a mí también, son un poco cómodos esos asientos— dijo el guardia mientras le sonreía.


Ella descendió del tren subterráneo.


— Aquel hombre la busca, supongo es su padre—indicó el guardia señalando a un hombre de espaldas.

Lo observó por un segundo mientras este permanecía viendo el mapa de la ruta, era hombre fornido de una edad madura pero cierta e inconfundible vivacidad, es moreno, su pelo es planteado al igual que la barba y bigote, viste una gabardina larga.


— No fue un sueño si te lo preguntas— murmuró para luego esbozar una sonrisa—esto te dará todas las respuestas a su tiempo, ahora debo irme a la señorita no le gusta que le haga esperar.


Le entregó una tarjeta y se alejó, esta solo tenía algunos puntos suspensivos escritos en ella, pensó por un segundo que se trataba de una broma, pero estos comenzaron a moverse y escribieron.


“Mi nombre es Korven, poco a poco todo tomará su curso, Rosette”.


Continuará.

 

Me he tardado en hacer un poco la conti, espero que les guste,tuve que investigar algunas cositas para desarrolarla mejor, puesto que la historia se vuelve un poco mas universal a partir de ahora, espero que se puedan ir sumando mas lectores, los que ya la le pregunten si alguien se aventura a leer los actuales 15 capítulos. Bueno sin mas preambulos, comencemos, recuerden leer entre lineas, siempre RP tiene misterios.

Capítulo 4: Metamorforsis

Viernes 7 de Junio , 6: 35 am.

Podía escuchar la multitud a lo lejos, sentir esa adrenalina y emoción mientras se acercaba más al escenario, tenía boletos hace días para aquel concierto de Blur, no podía creer que vería a uno de sus más grandes ídolos, había tenido que renunciar a varias cosas y posponer algunas más, pero sabía que había valido la pena, mientras entonaba “You're so Great” había sido llamado por un hombre hacia el escenario, Damon Albarn reconocía su entusiasmo y lo invitaba a subir para cantar juntos la próxima canción. Apenas podía creer estar frente a él tenía tantos pensamientos en la cabeza incluyendo esa voz de Terry diciéndole “no Fabian no puedes arrancarle un pedazo de pelo para guardarlo como reliquia por años y luego subastarlo en internet”, rio un poco mientras sonreía de oreja a oreja, volteó hacia el público y dio un grito eufórico mientras ponía sus manos arriba dibujando ese símbolo de “¡Viva el rock!”. Parecía demasiado perfecto, le pareció bastante lógico que fuese así cuando despertó, había sido solo un sueño.

Dio un suspiro, se sentó en el extremo de la cama y presionó los ojos un poco mientras bostezaba, alguien encendió la luz, sintió unos brazos femeninos rodeándolo por detrás y un beso en la mejilla, abrió en ese momento los ojos de par en par.


—Hola, buenos días—escuchó una voz que le parecía totalmente desconocida— estabas cantando al dormir—dio una risita— fue un tanto gracioso, ¿Descansaste?.

Lentamente y bastante nervioso giro la mirada y vio a una linda chica de piel trigueña, pelo negro y labios pequeños sonriéndole, él le sonrió nervioso, miró a su alrededor y se percató que no era su habitación, era demasiado difícil ignorar que la chica traía una blusa de tirantes y un pequeño short, acercaba cada vez mas su cuerpo según o lo imaginaba.


— ¿Te encuentras bien?, ¿te ocurre algo?— preguntaba la chica un tanto preocupada.


En su mente se forzaba a ordenar ideas de lo que había ocurrido el día anterior, recordó cuando bromeaba con él detective de cómo terminaba haciendo locuras a causa de unas super-hamburguesas y hasta por segundos contemplo esa posibilidad.


— Vamos Fabian tienes que tranquilizarte, esas hamburguesas no existen, oyes estaría rico comer una, ¿A que sabrá si le ponen de los dos quesos?—pensaba para sí mismo y sacudió un poco la cabeza para volver a su idea inicial— ¡Rayos!, está demasiado cerca, demasiado… —agregó mientras se sonrojaba.

Se levantó de golpe y se dirigió a una de puerta que estaba dentro de la habitación, antes de que ella dijera algo le hizo una señal que se detuviera. Cerró la puerta tras de ella, abrió la puerta del lavabo, se mojó el rostro y sintió como él frío del agua hacia que instantáneamente su cuerpo reaccionara aumentando su temperatura, aunque no estaba seguro de que fuera por eso, se mojó el rostro un poco más pegándose en la cabeza para recordar, al mirar en el espejo se percató que la chica ¡ya estaba allí!, de alguna manera había entrado y lo observa ahora en un semblante serio y se acercaba a él.

—¡Alto!, ¡Tengo agua y esta mojada!— amenazó sin rectificar sus palabras.


La chica se aproximó a él y a él le temblaban las piernas, ella acercó a sus labios a su oído, él se encontraba demasiado agitado, hasta que la escuchó.


— Antes de que te tomes una idea equivocaba, no somos pareja ni ha ocurrido nada entre nosotros, pero terminé por convencer a los que nos tienen cautivos de que es así, aquí es el único lugar en donde no hay cámaras. Al parecer somos parte de una especie de experimento no tengo idea, tu llevas al menos una semana cautivo, yo apenas llegué ayer.

Flash Back:

Intentaba salir corriendo por la puerta cuando de esta surgió un hombre con un lanzallamas, que al instante comenzó a dispararle ráfagas de este, su cuerpo se adaptó al instante volviendo su piel más densa, Fabian se dispuso a atacarlo cuando algo se le enredo en los pies y lo hizo caer de bruces.


— ¡¿Por qué?!— reclamó el chico mirando a los ojos a su réplica— ¡Yo busque ayudarte, yo pude dejarte en la calle!, ¿Por qué me traicionas de esa manera?.


— Lo tenemos bajo control, general puede venir a capturarlo— dijo uno de los soldados.


Forcejaba por liberarse, había notado que al adaptarse a algo otras capacidades de su cuerpo se veían afectadas como para mantener un equilibrio, por ejemplo en este caso su fuerza y su velocidad se veían menguadas pues su organismo empleaba la energía que esta capacidad usarían para crear partículas de sal entres sus células y volverlo inmune al fuego.


— ¡Respóndeme al menos eso me debes!— replicó el chico en el piso.


Un tipo fornido cubierto con una máscara entró entonces y se aproximó a él, Fabián sintió una especie de opresión en el pecho y poco a poco comenzó a caer inconsciente.


— Lo siento amigo, de verdad lo siento, pero era la única forma, yo estoy muriendo— escuchó susurrar al clon antes de desmayarse.

Fin del Flash Back

— 2-D…es cierto—dijo susurrando.

Levantó la mirada y observó a la chica frente a él, salió del baño corriendo, llegó hasta la puerta de la habitación y la abrió de golpe, siguió corriendo a toda velocidad entre algunos pasillos de lo que parecía era una especie de escuela, se abrió el paso entre varias personas las cuales parecían estar completamente tranquilas como si nada ocurriera, llegó hasta una puerta donde parecía que el sol del exterior reflejaba su luz y sin esfuerzo alguno la hizo correr. Afuera ante sus ojos se abría una especie de paisaje apocalíptico, varios edición desmoronándose, calles y autos abandonados con follaje a su alrededor. De pronto le faltaba el aire, se mareaba, por más que buscaba forzarse a seguir sus fuerzas lo abandonaban, hasta que terminó por desplomarse en él piso mientras dos sombras se acercaban a él para recogerlo.

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Viernes 31 de mayo, 10:45 pm.

Mey se sentía un tanto extraña, el lugar donde se encontraban no era tanto de su agrado, un chico desde la esquina la observaba medio ebrio con mirada lasciva, ella hubiera esperado que Gerardo la rodeara con su brazo o al menos le diera la mano para estar más tranquila, pero el único contacto que había tenido hasta ese momento con él era cuando le había ofrecido un cigarrillo y viéndola de reojo le había puesto frente a ella una cerveza. El sabor era amargo, no estaba tan mal, pero no le gustaba, había dado unos cuantos sorbos más que nada para darle gusto, cosa que había visto, pues hablaba pues el tipo hablaba con dos chicas en la mesa del fondo. Nunca había venido a un lugar como estos, aunque eran menores de edad, la mayoría de ellos se iban fin de semana tras fin de semana a este tipo de sitios, ella pues no era tan popular. Un chico le sonrió mientras abrazaba a una chica.


— ¿Esta prendido el ambiente no crees?— gritó el chico, pero con la música a todo volumen apenas pudo escucharlo y asistió con la cabeza dando una mueca— ¡Wooo!, diviértete…


Le dio una palmada, no recordaba que él hubiera hablado con ella antes, seguro no era así, era curioso en ese momento no era vista como “la chica rara del salón”, comenzó a tomar entonces más confianza.


— Ya lo vez Amelie, no es tan malo—susurró esperando ver a su amiga como lo había sido desde siempre pero no estaba allí.


Flash Back:

—Vamos Amelie, no pasa nada, todo mundo lo hace, solo iré a ese lugar un rato, bailaré, tomaremos un poco y ya— decía la chica fingiendo estar despreocupada.


— Mey, vamos, tú no eres así, ese chico apenas y te toma en cuenta, ¿¡Desde cuando te ha importado lo que los otros hagan maldición?!


La chica la observó desde el reflejo del espejo.


— Mira, es mi vida, él me ama ¿sí?, solo saldremos un rato, no eres mi madre para prohibirme nada— le contestó cortante y se apresuró a salir.


Fin del Flash Back.


— ¿Qué paso muñeca?, ¿Te diviertes?— preguntó el chico apenas sosteniéndose en pie mientras la rodeaba con su brazo.


Ella le sonreía, estaba por decirle que quería irse que no se sentía del todo cómoda, pero…


—¡Wow, Gerardo, tu chica es candente!— dijo uno de los chicos.


— Descuídate y me quedaré con ella— agregó otro.


Así siguieron algunos cuantos chicos lanzándole algunos cumplidos, algunos un tanto subidos de tono, pero ella no decía nada pues le gustaba la atención. Se dejó envolver por algunos minutos en la euforia y hasta aceptó bailar con él por un rato, hasta que.


—¡Nooo!, ¡déjenme!, por favor, por favor yo no he hecho nada…— se escuchó que alguien dijo en el fondo del bar, Mey volteó al instante y vio a un chico más o menos de su edad que era llevado a rastas hacia la parte de atrás del lugar.


— Gerardo, ¿Qué pasa?— preguntó la chica un poco asustada.

— Ocurre todo el tiempo tal vez sea un ladrón, tranquila…— le dijo mientras buscaba desviar su mirada para seguir bailando.

La chica llegó a ver, que de los bordes de la puerta en donde lo habían metido destellaba de pronto una especie de luz rojiza.

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Viernes, 1 de Junio 7:15 pm

La suave música blues parecía arrullarlo de cierta manera, sus sentidos le indicaban que alguien le seguía el paso, era la quinta ocasión que percibía es olor, pero al menos por breves segundos les había perdido el paso. Una chica que parecía una camarera, se aproximó a él y le entregó el asado que había pedido. Se encontraba en uno de esos restaurantes de paso que se encuentran en medio de las carreteras, esperando organizarse un poco más para seguir un rastro seguro, sopló y tomó un bocado de lo que había ordenado.

—Parece que buscas algo— dijo la camarera y entonces se percató que aún estaba detrás de él.


Él solo asistió con la cabeza, ella se sentó del otro lado de la mesa y ella le sonrió.


— Puedo verlo en tus ojos, tienes determinación, pero te falta un rastro que seguir. Me llamó Heder.— dijo mientras extendía su mano.


— Soy Nathan…


— Curioso nombre— dio una risita—veamos si yo buscará un rastro, acudiría a alguien que tuviera experiencia en eso…


Se escuchó que la puerta del establecimiento abría, estaba unida a una campanilla que tintineaba cada vez que ocurría.


—¡Mira, ellas son chicas exploradoras!, seguro que servirían— exclamó mientras señalaba a la puerta.

Nathaniel vio de reojo, en efecto, había al menos unas seis niñas con un uniforme color verde y una mujer de pelo rizado que parecía ser su líder de tropa, por algunas películas sabía un poco de eso. En cuanto a la afirmación de la chica le pareció que era una broma dirigió su mirada a ella para al menos sonreírle un poco pero esta ya se había puesto de pie y se dirigía hacia ellas para atenderlas.

Sábado 1 de Junio, 12:10 am.


Pasaron unas horas cuantas, el muchacho caminaba en medio de la oscuridad de la carretera, por alguna razón no podía sacar de su mente el rostro de la chica de algún las lado le parecía conocido.

— Exploradoras… me pregunto ¿por qué lo diría?... — dio un suspiro y se dispuso a continuar, cuando en medio de la escuchó unos pasos que se aproximaban a él.

Eran al menos cuatro o cinco personas, no se alertó pues eran…diferentes a un pisar adulto, era como si fueran…


—¡¿Niñas?!


— Tienes que ayudarnos por favor, algo pasa en nuestro campamento…—dijo una pequeña como de unos nueve años bastante asustada.

Luego de esto se abrazó a la mayor que tendría unos doce años, todas demasiado pequeñas para estar en un lugar como este a esta hora, algo sucias y temerosas. Apenas se disponía a preguntarles que ocurría cuando se escuchó una explosión a los lejos.


— ¡Fue en una de las cabañas! — advirtió una de ellas



— ¡Vamos por favor! — dijo otra mientras lo llevaba de la mano corriendo entre la maleza.


— Tienen que decirme que ocurre, ¿cómo es que un campamento de exploradoras está siendo atacado?


—¿Realmente no crees que lo sabemos o sí?, habíamos ido a hacer una caminata y nosotras terminamos llendo por otro camino, al regresar esa cosa estaba allí, dicen que bajo del espacio…


— ¿Esa cosa?


Se escuchó otra explosión y varios gritos de pánico, un gran número de personas corría hacia ellos, la mayoría estaba herido aunque fuera un poco, la mujer que había visto en el restaurante cargaba a una niña rubia inconsciente. Fue en ese momento cuando lo vio, iluminado por el fuego de las llamas una figura sombría que costaba creer que fuera humano que lo observaba a lo lejos, es solo como una sombra retorcida inhumana, ni siquiera él en su peor momento lucía de esa manera, varias apéndices como tentáculos sobresalen de su cabeza alargada y su cuerpo, sus ojos no son más que dos destellos blancos en medio de un rostro sin boca, permanecía estático a lo lejos.


—¿Alguién tiene un teléfono celular? — preguntó Nathan viendo a la multitud.


Una de las instructoras sacó uno de su bolsillo y se lo entregó, Nathaniel tomó una fotografía a la criatura y levantó el dispositivo para poder enviar alcanzar señal y poder enviar un mensaje, sonó el tono que indicaba que se había enviado y le devolvió el teléfono a la mujer.


— ¿Para qué hizo eso? — preguntó ella misma desconcertada.


— Por si es demasiado fuerte para que yo lo detenga…— respondió mirándola a los ojos su transformación comenzaba verse evidente— ¿Quedó alguien en el campamento? — la mujer dio un rápido vistazo a su alrededor.


Se debe de estar en una de esas situaciones para entender lo que se siente, como en ese momento solo importa sobrevivir, a causa del temor todo se olvida, como esa sensación de pánico e impotencia que surge en una pesadilla. La mujer se quedó congelada por un segundo, una de las niñas lo comprendió también.


— Johana…— dijo la mujer mientras lo observaba apunto de llorar— ella estaba en la última cabaña, allí guardamos algunas cosas, ella debe seguir allí…


Nathaniel afirmó con la cabeza.


— Intenten buscar ayuda, yo prometo rescatarla…


La mujer y las niñas observaron sorprendidas la metamorfosis del muchacho que a los pocos segundos era una enorme bestia negra de un negro intenso y unos ojos brillantes. La criatura pareció acelerar el paso hacia ellos cuando lo vio transformado de esta manera, Nathan dando un rugido se lanzó corriendo hacia él para interceptarlo.

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Viernes, 31 de mayo, 9: 45 pm

— Muy bien Lizbeth debes de recordar las indicaciones de los policías en una emergencia— decía la chica mientras yacía oculta detrás del sillón. — ese policía era lindo, recuerdo que me estaba viendo… Liz, no es momento…

El muchacho rubio se acercaba más a ella, la agitación en su cuerpo se aceleraba por segundo, quiso aventurarse un poco para alcanzar su teléfono pero el chico corrió más rápido hacia donde estaba, seguro la había visto, estaba perdida y ni siquiera había llegado a él, segundo más tarde él muchacho ya estaba frente a ella, se dispuso a cerrar el puño para tirar un puñetazo y ella cerro los ojos para cubrirse, el sofá salió volando contra la paredes. ¿Había fallado a acaso?, eso era buenas noticias para ella, no se iba a quedar a averiguar que ocurría.


— Ese sillón le gustaba a Terry, seguro se enoja…— murmuró para sí misma mientras arrastraba a gatas por el piso.


Como pudo llego a su habitación pensando en ocultarse hasta que su hermano llegará. Para su sorpresa y desgracia había otros planes, apenas pudo hacerse a un lado cuando la puerta fue derribada y hecha añicos por una de las esferas eléctricas del presunto agresor.

Él hombre entró a la habitación, se sentía perdida ya no había a donde escapar, en un rápido movimiento el hombre extendió su brazo y la chica cerró los ojos esperando el golpe final. Sin embargo no ocurrió, el muchacho parecía detener el viento delante de ella con su mano y parecía que lo fuese que tuviera entre esta buscará escapar, comenzó a perder movilidad hasta quedar quieto. Para su sorpresa ante su vista poco a poco aparecía una especie de criatura similar a un reptil pero humanizado más o menos del tamaño de una gallina de un tono grisáceo.


— Le vengo siguiendo el paso a esta cosa, puedo ver su espectro electromagnético aunque este invisible, quería hacerte daño…— dijo el muchacho mientras lo tiraba en al piso— perdona por asustarte, Terry me ayuda hace tiempo y solo quería devolver el favor…


—Gracias, realmente me confundí…— dijo Lizbeth agitada— gracias por ayudarme, pero ¿qué es esa cosa?.


— No lo sé, pero funcional, estaba transmitiendo una grabación.