Aoi Nobunaga Se despidió de Ryoshi con cierta reticencia, pero la misión era importante y no quería que el coste de su entrada cayese en saco roto por lo que cuadró los hombros y se adentró a solas en aquel balneario femenino. Observó los conocidos minerales con una sonrisa y, discretamente, introdujo un puñado dentro de su yukata mientras se desprendía del mismo delicadamente y lo dejaba apoyado en una de las rocas. Escuchó los sollozos pero decidió ignorarlos en un primer momento para introducir su cuerpo plagado de cicatrices hasta el cuello en el agua sanadora del balneario, de forma que la misma las ocultara en la medida de lo posible pero sin estropear el maquillaje que tanto trabajo había costado aplicar. Lentamente se acercó hacia un lugar desde donde observar a la otra mujer con comodidad sin llegar a invadir su espacio personal. — ¿Te encuentras bien?— Preguntó, dejando que su voz monocorde se tiñera esta vez con la cantidad justa de amable preocupación.
Akihito Shishio Mirador Sonrió inconscientemente al sentir todo ese aire en su rostro y ver aquella hermosa vista con todos esos árboles y lo pacífico que todo se sentía. Además, en su cabeza podía ser un lugar donde la gente durante sus viajes fuera a intentar despejarse un poco de todo, un momento de calma, mientras que los demás pudieran ser para relajarse o saciarse después de un viaje largo o un día pesado dentro de su ocupación. Mantuvo su sonrisa cuando vio a la mujer allí presente pero tan solo al estar lo suficientemente cerca pudo comprobar qué era lo que le causaba gracia a ella, y vamos, cuando por fin pudo verlo también no pudo evitar reírse también ante tal escena. Eso aclaraba su duda de si realmente Rengo iba a preferir quedarse en su habitación que disfrutar del recinto. —¿Logro ver el inicio de su travesía? —Preguntó curioso luego de ya de calmar un poco sus risas, apoyado como aquella mujer sobre el barandal —. Seguramente, la impulsividad en los más jóvenes los lleva a hacer cosas cuestionables, pero muy probablemente ya se le quitaron las ganas de continuar con este resultado que nos ha traído un momento gracioso.
Seikanji Yamagawa Sus pies orientaron su camino, dejándose guiar por las voces que llegaban a él por los pasillos en forma de ecos. Se deslizó con sigilo, como si sus pies no alcanzarán a tocar el suelo en cada paso. Observó la espalda del hombre que se retiraba y luego movió la cabeza hacia la persona que quedaba en la sala, bebiendo té. Seikanji se giró hacia él y realizó una pequeña reverencia a modo de saludo. —Lamento importunar su silencio, espero que mi presencia no le moleste. Alzó la cabeza y deshizo la reverencia mientras caminaba por el lugar, observando el jardín interior. Pensó en sacar el koto pero no le pareció buena idea; aquél monje, si es que se encontraba allí, seguro le reconocería del pintoresco grupo que le acompañaba. Finalmente decidió quedarse allí, apoyado en la barandilla de madera y oliendo el olor a naturaleza de ese pequeño refugio natural que ofrecía la ciudad.
Mirador [Akihito] La mujer soltó una risa nasal —Brincó desde una de las habitaciones —señaló la habitación en cuestión— se escondió unos momentos en los arbustos hasta que se sintió lo suficientemente seguro para salir; corrió para ocultarse entre los árboles, y después el listón se atoró en las ramas —negó — Podría desamarrarlo y seguir corriendo; pero es evidente que no va a dejar el listón — miró hacia Akihito — O detesta llevar el cabello suelto, o tiene un gran apego a esa baratija, o... —volvió a reír — es demasiado tonto para considerar la opción de dejarlo. Pero los gritos del piso inferior los alertaron; incluso Rengo entre los árboles levantó la vista, intentando ver al interior del Oyaji. Contenido oculto: Etiqueta Nekita Puedes seguir los gritos; o quedarte en el mirador. Si decides seguir los gritos, Akihito entrará al comedor desde dónde inician las palabras en rojo. Sala común [Seikanji] El joven negó. —Créame si le digo que incluso aunque se pusiera a gritar frente a mi, sería de lo más silencioso que he escuchado en el pasar de los días— tomó un sorbo de té y observó cómo Seikanji simplemente se relajaba mirando la naturaleza. Para la desgracia de ambos, las risas del comedor llegaban hasta ellos. Pero lentamente, esas risas se convertían en gritos. Aquel joven dejó su té y se levantó con calma. Contenido oculto: Etiqueta rapuma Puedes seguir los gritos; o quedarte en la sala común. Si decides seguir los gritos, Seikanji entrará al comedor desde dónde inician las palabras en rojo. Comedor [Dozan] Dozan miraba como el hombre del parche reía mientras le servían sake; él sólo estaba observando, tal vez podría hablar con ese extraño sujeto. Pero también observaba a otra mesa, dónde dos hombres parecían estar apostando. Dozan no los podía escuchar porque el hombre del parche no dejaba de reírse; pero notó como uno de los hombres se reía del otro, no de manera estridente como el hombre del parche; ocultaba su risa detrás de su mano mientras negaba. Pero algo sucedió, algo que nadie de los presentes esperaba. Una de las mujeres que repartían las bebidas resbaló; derramando la bebida en el hombre que se reía del otro. —Discúlpeme señor— dijo la mujer con una reverencia completa. El hombre le sonrió con cariño —No te preocupes, linda. No ha pasado nada —mencionó el hombre para después mirar a su interlocutor. La mujer se levantó —Le traeré una nue... La voz de la mujer fue brutalmente silenciada; el ataque fue tan rápido que los escasos presentes tardaron en reaccionar ante lo que había sucedido La mujer estaba en el suelo, no respiraba más. Los gritos comenzaron a resonar; mientras el asesino miraba el filo de su katana con satisfacción —¿Ahora si crees que éste es un filo excelente? — dijo la voz frente al hombre que había sido mojado con sake. Este hombre frente al asesino se arrastró hacia atrás en el suelo, tratando de huir de aquel hombre. El asesino portaba una saya muy desgastada, el mango de su katana era viejo y deshilachado, ningún guerrero honorable traería su arma en ese estado; pero el filo era impoluto, aunque ahora goteaba con sangre. —Te dije que la acaba de afilar —mencionó el asesino dando un paso adelante mientras el hombre llegaba arrastrándose de espaldas hacia el límite de la habitación —No veo que estés convencido, tal vez tú debas probarlo. —¡Lo siento señor! ¡Creo en su palabra! — gritó el hombre colocando sus manos al frente para que aquel asesino se detuviera; pero no lo hizo, siguió avanzando hacia él. —Te burlaste de mi arma... eso merece un castigo —el asesino levantó su arma; pero el hombre del parche se interpuso ante el asesino, deteniendo el filo con el de su propia katana. —Vamos, no es para tanto, bebamos todos tran... Contenido oculto Sus miradas se cruzaron; y el hombre del parche no pudo evitar sentir como sus piernas comenzaban a temblar. —Vaya... basura intercediendo por basura —respondió el asesino al hombre del parche. El hombre que había sido arrinconado aprovechó ese momento para intentar huir; pero el asesino se giró rápidamente. El hombre había sido destrozado a la vista de los presentes. Dozan se mantuvo en su lugar; no intervendría, no estaba armado; aquello sería un suicidio. —Te conozco; tu eres el sirviente de aquel niño —el asesino comenzó a reírse; y el hombre del parche sólo inclinó la cabeza. —Shishio, Rei —mencionó con un tono de voz bajo y marcial — General Mori; su hubiera sabido que era usted jamás hubiera intercedido; estoy listo para recibir mi castigo. Gendo Mori volvió a reírse —¿Dónde está tu amo? Tal vez me sea más interesante ver cómo él te castiga. Balnearios/mujeres [Aoi] La mujer se avergonzó ante la pregunta —Estaré bien; agradezco su preocupación, es sólo un mal de amores — dijo observándola — Maquillaje... es muy bonito.. Pero su paz fue perturbada por unos gritos que provenían del Oyaji. Contenido oculto: Etiqueta Ayeah en tu siguiente post debes tirar un dado de 20 su objetivo es misterioso. Puedes seguir los gritos; o quedarte en los balnearios. Si decides seguir los gritos, Aoi entrará al comedor desde dónde inician las palabras en rojo. Por cierto; lee también el balneario de los hombres. Balneario/hombres [Ryoshi] Ryoshi y el otro hombre se mantuvieron en silencio; y aunque los gritos a distancia comenzaron a llegar; ellos no se inmutaron. A Ryoshi le importaba poco lo que pudiera estar sucediendo; pero de repente, dio un brinco; pues pensó que Aoi podría haber reaccionado al bullicio. —Mi amor, ¿estás bien?— Ryoshi preguntó entre la pared de madera que dividía los balnesarios. El hombre lo miró inquisitivo.
Akihito Shishio Prestó atención a la explicación de la mujer con curiosidad, tenía bastante sentido que Rengo hubiera esperado lo suficiente para nosotros alejarnos y no escuchar la caída inicial a los árboles y ya luego intentar escapar antes de su pequeño contratiempo —Quizás es lo que le da valor de intentar espiar los balnearios —Volvió a reír solo para continuar aquella conversación bromista, pero la curiosidad ya estaba presente, había algo que impedía que simplemente dejara eso atrás, muy probablemente un significado emocional —. Pero dudo que sea lo más raro que usted ha- Escuchar de pronto aquel grito le hizo dejar la frase a medias por la sorpresa, ¿tendría que ver con el monje que buscaban? ¿realmente se habría arriesgado a romper su gran coartada así porque sí? Y ni quiera tenían armas encima. —¿Qué fue eso? —Preguntó en voz baja hacia su acompañante antes de separarse por unos breves segundos para asomarse por la entrada del mirador por si alguien quisiera venir hacia su posición y al estar seguro de que no —, es mejor quedarnos aquí, puede ser peligroso.—luego se apoyó en el barandal, alzándose un poco en este para poder reclinarse un poco más hacia los árboles, mirando a Rengo. —¡Hey! ¡psst! —Quería llamar su atención —, mantente a salvo allí, escóndete. —El listón podía esperar si realmente algo allá abajo pudiera escalar y él seguía llamando la atención con los movimientos del árbol.
Aoi Nobunaga Sonrió comprensiva a la mujer y asintió lentamente. — El amor es maravilloso, pero confiere a las personas la oportunidad de hacernos daño.— Murmuró con voz amable, acercándose lentamente a su interlocutora sin saber muy bien cómo consolarla. Las relaciones sociales no eran su fuerte. El revuelo lejano hizo que sus músculos se tensaran desviando la mirada rápidamente hacia su lugar de procedencia. Frunció el ceño al verse desnuda y desarmada y posicionó su cuerpo de forma instintiva entre la mujer y el ruido. La voz de Ryoshi llegó amortiguada por la pared de madera, pero Aoi sentía su preocupación aun a través de la misma. Dejó escapar el aliento que había contenido inconscientemente y dedicó a la mujer una sonrisa de disculpa por lo inoportuno de la interrupción. — Estoy bien.— Respondió con voz queda. ¿Deberían ir a investigar? Sería un suicidio si no encontraban algún tipo de arma con la que protegerse primero.
Seikanji Yamagawa Se enderezó al oír los gritos que provenían del comedor, sus sentidos se alertaron como si fuera un gato al recordar que Dozan estaba allí. Solo. Miró con intensidad hacia el compañero que tenía en la sala, sopesando las posibilidades. Se sintió abrumado por aquella toma de decisiones que podrían traer consecuencias para todos si eran tomadas con pasión. Debía ser frío, práctico. —Ten cuidado con lo que deseas, porque se puede cumplir. —dijo con una sonrisa amable, acercándose hacia él. —El sake pone nerviosos a los hombres bajos, ultrajados por su instinto. Sería mejor mantener la distancia, ¿no lo cree, señor? Se palpó con disimuló en sus ropas, frustrado por no tener sus armas consigo. Escuchó con atención el ambiente, esperando encontrar algo más. —Y tomar distancia...
Mirador [Akihito] La mujer afirmó ante Akihito; no se notaba muy asustada; pero no dejaba de mirar a todos lados, atenta. Rengo miró hacia arriba encontrándose con la mirada de Akihito; también afirmó, tratando de esconderse lo mejor posible. —¿Será una pelea de mercaderes? —preguntó la mujer — ¿Has venido con alguno de ellos? Contenido oculto: Etiqueta Nekita Sala común [Seikanji] —Una pena— dijo el joven ante Seikanji —Empiezo a creer que sólo me relajaré en el día que muera —cerró los ojos, suspiro —Lo prudente es mantener distancia; una buena decisión. No nos compete. Deberías servirte una taza de té —dijo invitando a Seikanji hacia su pequeña mesa. Mientras que sirvientes corrían de un lado al otro asustados. —Los ciervos corren cuando el depredador ataca; corren sin dirección alguna, corren porque el miedo los mueve; pero eso no convierte a los ciervos en las presas más débiles. Débiles son los animales que corren hacia el depredador sin defensas. La debilidad no es el miedo; la debilidad es la estupidez—tomó un poco de té — Pero la muerte de los animales que corren hacia el depredador sin defensas, suele ser la más piadosa —miró a Seikanji —¿Sabes por qué creo que es así? Contenido oculto: Etiqueta rapuma Comedor [Dozan] Dozan esperaba sentado, desviando la mirada para no provocar un desacuerdo innecesario. Rei miraba a todos lados y Gendo se sentó tranquilamente y comenzó a limpiar su katana; al hacer esto, Rei inmediatamente se dejó caer de rodillas y colocó sus manos en el suelo en señal de disculpa. —Detuviste mi ataque — Gendo mencionó sin mirar a Rei. Rei golpeó su frente contra el suelo, haciendo más evidente su disculpa —Mi señor; espero su castigo. No buscaba ofenderlo. —Levanta el rostro, veme a los ojos—ordenó Gendo sin gritar —¿Qué mayor castigo que seguir a ese niño? —sonrió Gendo de manera despectiva —Un prodigio en estrategia; pero un desperdicio en combate en el momento que se decidió por usar el arco. Su cuerpo es débil, puedo ver sus brazos temblar aunque trate de ocultarlo —negó y se golpeó el hombro riendo ligeramente — Todos tienen debilidades, puedo ver la suya. No es un guerrero perfecto como Akishino cree. Haré que lo vea, y así; ese niño dejará de ascender como guerrero imperial. Y tú... seguirás limpiando sus ropas. Balnearios/mujeres [Aoi] La mujer miró a Aoi a detalle, escuchando sus palabras con cuidado; después notó como se colocaba en la mejor posición para estar a salvo mientras una voz del otro lado llamó por ella; respondió que se encontraba bien. —Tan vulnerables somos con el amor — dijo limpiando su rostro — Él... —dijo mirando hacia la pared de madera — ¿Él te ha hecho esas cicatrices? Contenido oculto: Etiqueta Ayeah Balneario/hombres [Ryoshi] Ryoshi se tranquilizó al instante y volvió a sumergirse. El otro hombre también se mantuvo allí, en silencio.
Aoi Nobunaga Aoi abrió los ojos sorprendida ante la sencilla idea de que Ryoshi pudiera hacerle el menor daño y negó con la cabeza lentamente en respuesta a la pregunta antes de volver a sumergir su marcado cuerpo en el agua y dedicarle una media sonrisa a la mujer. — Vaya, te has dado cuenta.— Murmuró ligeramente avergonzada desviando la mirada de forma deliberada. — Él ha evitado muchas nuevas.— Añadió en un firme susurro. Dicho aquello volvió la cabeza hacia el lugar de donde vinieron los ruidos y ladeó la cabeza con fingida curiosidad. — ¿Crees que estemos a salvo?— Inquirió. Quizá aquella mujer supiera algo sobre el bullicio. No parecía haberse sorprendido demasiado.
Akihito Shishio Negó con suavidad su cabeza ante la pregunta de la mujer, los gritos más preocupantes parecían haberse esfumado pero eso todavía no le quitaba ese sentimiento de que algo pudiera pasar nuevamente. —¿Una pelea entre mercaderes podría causar esos gritos? —Preguntó ahora él, a menos que fueran unos muy ebrios y hubieran asustado a varias personas que trabajarán allí. —No, solo soy el bailarín del grupo —Y como si eso lo hubiera hecho recordar algo, miró con cierta preocupación a la mujer —, ¿y usted? Lo siento, ni siquiera lo he tomado en cuenta al pedir que nos quedemos...si vino con alguien quizás sea mas seguro revisar acompañada si lo ve necesario.
Seikanji Yamagawa Se acercó a la mesa de aquél hombre y se sentó mientras se servía una taza de té. Mientras oía a su interlocutor, no pudo evitar pensar que él mismo estaba demostrando no tener miedo, algo extraño quizá para un músico de un grupo itinerante; sería más normal estar corriendo despavorido y no estar acostumbrado a los gritos de terror. Sin apartar la vista de la puerta que daba acceso al comedor, se dirigió a su acompañante. —Porque la muerte del animal que es perseguido por un cazador suele ser más visceral, es una presa que anhela atrapar. —le dio un sorbo a su té mientras ahora sí miraba al hombre a los ojos. —El hombre que se encontraba con usted, ¿es un cazador o pudo haber sido la presa?
Mirador [Akihito] Ella negó ante Akihito —No debe preocuparse— sonrió desviando la vista hacia abajo — Han habido varios incidentes en Ritto; no es una ciudad muy pacífica; pero se puede entender, es una ruta comercial, grandes personas y grandes sumas de monedas y bienes circulan por estas calles. Siempre hay... arreglos de cuentas. Contenido oculto: Etiqueta Nekita Sala común [Seikanji] El joven afirmó —Así es, el depredador busca a su presa, tiene hambre y desea comerla. Y aquel que ataca a un depredador tiene una muerte más rápida, porque el depredador nunca espera que la presa ataque, no asesina con piedad a la presa que corre hacia ellos; la elimina porque tiene miedo a lo que pueda hacer, porque ambos son depredadores —miró a Seikanji — No temes. Pero deberías. Un depredador se acerca —dio un sorbo a su té. Contenido oculto: Etiqueta rapuma puedes ir a otro lugar o quedarte allí. Comedor [Dozan] Dozan notaba como la tensión crecía, y se mantuvo en su lugar. Sabía que él era insignificante para los presentes. Rei no dijo nada ante la provocación. —No me interesas— mencionó Gendo con una sonrisa — Buscaré a tu amo. Siempre he querido romperle el cuello a ese maldito traidor. Balnearios/mujeres [Aoi] La mujer negó —Nunca estamos a salvo; pero no estoy desprotegida; yo te protegeré si es necesario —la mujer mostró una daga que tenía sumergida en el agua, después volvió a ocultarla — los cruces importantes como Ritto suelen atraer problemas —mencionó con tranquilidad, el agua era calma; pero del otro lado se escuchó como esta se sacudía, alguien se había levantado. Contenido oculto: Etiqueta Ayeah Balneario/hombres [Ryoshi] —Han arruinado el ambiente con sus gritos —mencionó Ryoshi levantándose —Ya no puedo relajarme. Ryoshi trataba de mostrarse tranquilo ante aquel sujeto; pero no podía concentrarse sabiendo que Dozan podía estar en peligro.
Akihito Shishio Aunque todavía no podía descifrar si se trataba de alguien que habitaba en Ritto o una comerciante, pero de lo que ya estaba seguro era la razón por la cual tampoco parecía alterada de lo sucedido, para ella podía ser un día más de disputas que terminaban mal. Y en el papel de nuevo en la ciudad tan solo se limitó a tomar algo de aire y soltarlo para asentir y despreocuparse. —¿Incluso con aquellos guerreros que rondan por allí?—Dijo casi en desconcierto, como si no pudieran coexistir lo que ella le decía y lo que había visto —...pero tiene razón, no lo había visto de esa manera. —Jugó un poco con su cabello y recargó su espalda en el barandal, dándole la espalda a donde Rengo se escondía. —¿Ha logrado evitarlo? Eso, los arreglos de cuentas, no parece que sea agradable ser quien los recibe —Miró hacia la entrada el mirador, refiriéndose al grito y luego miró de reojo al árbol antes de hablar más bajo —, ¿ya puedo decirle que puede salir no? Creo...que lo interrumpí un poco en su tarea. —Añadió un poco apenado, refiriéndose a Rengo.
Aoi Nobunaga Su desconfianza natural hizo que le saltaran todas las alarmas al ver el arma de la joven, pero supo mantener la calma y dedicarle una sonrisa de gratitud. — Te lo agradezco. — Murmuró. — He sido una ingenua al venir aquí sin armas ni protección alguna. Dejó escapar una risa avergonzada y mordió su labio inferior, pensativa. — ¿Sabes dónde podría conseguir una como esa? Me siento algo insegura tras escucharte. Tenía entendido qué este lugar era seguro... Pagamos una gran suma por alojarnos aquí.
Seikanji Yamagawa Observó con atención a su interlocutor y estuvo atento a las pisadas que se acercaban a su ubicación; era como sonidos de impacto que sacudía el suelo bajo sus pies. Apuró su taza de té y sonrió. —Soy un artista, señor. No soy la presa. —le miró y afirmó una vez con la cabeza. —Aunque los cazadores siempre acorralan a la presa lejos de su manada pero se encaran con el resto de animales que intentan crear desconcierto. Entendía que no debía de estar en un conflicto que escapaba a su interés, pero todo aquello le daba mucha curiosidad. ¿Quién sería aquél hombre? ¿Sería el monje? Era poco probable, ya que se encontraba acompañado de alguien más a quién no habían visto en las calles de Ritto. —¿Un ajuste de cuentas, quizá? Perdone que me entrometa, pero si mi estancia en el oyaji se encuentra a punto de ser alterada y mi vida puesta en bandeja por compartir su mesa al menos me gustaría saber las razones. Seikanji se creía capaz de poder escapar ante cualquier peligro, así de seguro se sentía respecto a sus habilidades.. pero no contaba con que un yōkai estuviera a punto de hacer acto de presencia.
Mirador [Akihito] Ella le sonrió —Es inevitable estar envuelto en esos asuntos si haces bien tu trabajo; aquel que pasa desapercibido en el mundo de los negocios es porque no sabe hacerlos —después se asomó para mirar a Rengo, muy mal escondido —¿Buscas ayudar a todo desconocido en tu paso a pesar del peligro? —volvió la vista a Akihito —Qué joven tan altruista —respondió sin esperar la respuesta de Akihito a su duda, ella ya tenía una clara idea al parecer. —Pero viendo como reacciona ese joven, tal vez no sea lo mejor alertarlo; tal vez deberías usar tu altruismo, y acompañarlo mientras todo esto pasa. No querrán cruzarse con hombres poderosos en un ataque de ira—sonrió —Esos que no piensan antes de atacar son personas volubles y difíciles de predecir; pero personas inteligentes... —señaló a Akihito —Son mucho más difíciles de descifrar; pero no por ello es una tarea imposible, a veces... las personas inteligentes se rodean de otras que no lo son tanto —dejó escapar una risa sincera Caminó hacia Akihito hasta estar sólo a dos pasos uno del otro —Yo podría ser una de esas personas volubles; y apuntar a ese chico con un arco para esperar tu reacción —Negó —Pero esa no soy yo. Y quería dejarte claro que no atacaré a alguien desprotegido, porque soy inteligente. Y te estoy diciendo todo lo que yo quiero que tú sepas— le dio una palmada en el hombro a Akihito — Ve con tu amigo; jamás había visto a un joven tan asustadizo, seguro se sentirá más seguro contigo— su sonrisa era amable; como la de una madre a un niño pequeño. —A veces... a pesar de hacer todo bien, hay detalles que se escapan —volvió a mirar a Rengo; quien los observaba escondido detrás de las ramas, con el listón aun enredado en ellas — Mirada perdida, pánico ante su listón enredado y su caminar errado—volvió a mirar a Akihito —No has sido tú quien falló en tu fachada, fue la mirada sincera de tu amigo; quién al verte se calmó y obedeció de inmediato. La mujer comenzó a alejarse mostrando su espalda ante Akihito —Tú amigo en verdad se veía muy asustado, tal vez deberías hablar con él para averiguar que le sucede... fue mucho antes de que el pánico se apoderara del oyaji, tal vez vio algo antes, o escuchó algo... Con eso último, la mujer emprendió su camino hacia las escaleras. Contenido oculto: Etiqueta Nekita Sala común [Seikanji] El joven levantó la vista a Seikanji, mostrando un rostro de genuina sorpresa, haciendo que sonriera ligeramente —Un artista sin miedo; eso es un artista de guerra. Lo aplaudo. Serás testigo de mi humillación; pero tienes razón con lo que has dicho... nadie en esta habitación es presa, recuérdalo en cada palabra —y con estas palabras, el joven suspiró; mientras tanto, los pasos dieron entrada a aquel hombre intimidante, ya con algo de sangre encima y una katana desenfundada la cual sacudió de un movimiento para que esta tirara el rojo carmesí en el filo. —Aquí estás...— mencionó calmado Gendo al observar la espalda del joven frente a Seikanji —Mírame a los ojos. El joven dejó su taza de té frente a Seikanji; y ligeramente volteó el rostro sin levantarse. —General Mori— dijo tosiendo ligeramente; girándose hacia Gendo con las rodillas al piso, y después inclinó su rostro en respeto, tosiendo aun más fuerte, después levantó el rostro —Hemos coincidido en Ritto; no pensé que usted estuviera interesado en asistir a la ceremonia de unión. Creí que su misión lo haría avanzar hacia el norte. Perdone, eso no es de mi incumbencia; ¿Quiere que le asista en algo, mi señor? Gendo miró al joven con desprecio — Matahachi... un niño tan débil; incapaz de sostener armas pesadas, frágil de cuerpo pero fuerte de mente —Gendo se cruzó de brazos — El maldito traidor que dejó ir a mi sobrina... dos veces. Desafiando una orden directa que te he dado. —Mi señor; puede castigarme por la acción que tomé; pero su orden fue revocada por nuestro gran señor. No puedo contradecirle —Respondió el joven que respondía al nombre de Matahachi. —¿Y qué es lo que haces aquí? Tu deberías estar dando caza al águila de Kamakura, debo recordarte que asesinó a tu maestro — reclamó Gendo —Tus prioridades me inquietan. Aun más que tu perro al cual le has quitado la correa y fue a ladrar en mis asuntos —dijo refiriéndose a Rei —Mi señor; desearía poder eliminarlo lo más rápido posible; pero mis órdenes cambian constantemente, tal vez debería hablar con nuestro gran señor para evitar que sus órdenes nulifiquen las que usted me de. Gendo avanzó hacia Matahachi y lo levantó del cuello de su kimono con sólo un brazo. Mostrando la complexión liviana de Matahachi. Y al instante de que sucedió eso, un hombre entró desde el pequeño jardín. Contenido oculto —Mi señor...— dijo aquel hombre con voz baja, no precisamente porque esperara que nadie lo oyera, al parecer era su manera de hablar —Nuestros intereses chocan; será mejor que baje al cazador. No estamos solos, nuestras acciones no pasarán desapercibidas. Gendo miró a aquel hombre, lentamente bajó a Matahachi; quien al saberse libre llevó su mano al cuello para toser ligeramente. Gendo lo miró con desprecio absoluto. —Sé lo que piensa; mi señor Mori —dijo Matahachi con las manos en el suelo —Un hombre tan débil y sin un apellido no merece estar tan cerca en jerarquías de usted; un noble guerrero, el más fuerte de los hombres del Imperio y con un apellido que lo respalda por generaciones. —No es así, Matahachi —dijo Gendo —No te desprecio por no ser de casta o por tu apariencia enfermiza; y tú crees saber por qué te detesto; pero no es así. Y tú aun crees que por ese motivo no puedo hacerte daño —dejó escapar una risa — No Matahachi; no te detesto porque seas el zorro que eres, tu inteligencia es admirable y sé que por ello estás dónde estás ahora —guardó por fin su katana —Pero no estás allí sólo por eso, y puedo entenderlo, caer por una mujer es muy sencillo —dobló una rodilla para tocar el suelo y la otra dejarla doblada para recargar su brazo con entera tranquilidad —Ella es hermosa ¿No es cierto? Matahachi no levantó la mirada. Gendo volvió a reír. —Yo también pierdo la cabeza con las mujeres; pero a diferencia de ti, no espero a impresionarlas para que ellas me acepten —tomó a Matahachi del cabello, para obligar a mirarlo — Yo las tomo cuando yo desee. Deberías intentarlo, de ese modo te evitarías planes tan complejos para impresionarla — detuvo su mirada observándolo, después desvió la mirada a Seikanji, quién había observado todo. Soltó a Matahachi. —Te detesto porque te interpones constantemente en mis planes — sonrió Gendo mientras lo observaba —Tal vez... debería visitarla; forzarla a amarme. Y después obligarte a cuidar al hijo que engendre — volvió a reír con fuerza —No sería la primera vez que lo haga —avanzó dándoles la espalda, mientras el otro hombre misterioso se unía a él. —Matahachi... si deseas algo, debes doblegarlo. Así siempre tendrás a tus enemigos a tus pies, teniendo que aguantar todo lo que digas. ¿Qué se siente? dime... qué se siente ser uno más de los que callan mientras yo rio. Mantén tu frente baja y tu voz nula, o la siguiente vez que te vea, será para decirte el olor que tiene su pecho. Sin decir más, Gendo salió de la habitación con aquel hombre. Contenido oculto: Etiqueta rapuma Qué asco, perdónenme por escribir eso Comedor [Dozan] Dozan observó como Gendo salía del comedor. Rei se quedaba allí, con los puños completamente apretados. —Señor...—mencionó Dozan con un miedo fingido — conozco una salida para evitar la sala común; puedo ayudarlo a escapar si desea...— Dozan se estaba arriesgando con esas palabras, pero debía intentarlo, no podía irse sin información valiosa. Balnearios/mujeres [Aoi] La mujer miró a Aoi con una sonrisa — Deberían devolverles sus monedas; han pagado por calma y lujos; no alteraciones como estas —después negó —No sabría dónde puedes conseguir un arma; pero puedo decirte que seguramente convencerás al dueño de este oyaji para devolverle sus monedas, es un hombre muy atractivo al cual podrás encontrar en el estanque de peces, si es que no ha salido corriendo por todo el alboroto. Contenido oculto: Etiqueta Ayeah Balneario/hombres [Ryoshi] Ryoshi salió del balneario. Se detuvo unos momentos frente al balneario de mujeres, dispuesto a avisarle a Aoi que se movería; pero algo lo hizo detenerse, el hecho de que ambos estaban desarmados lo volvía más vulnerable, y no podía permitir que Aoi corriera riesgos innecesarios; por ello, decidió avanzar al comedor sin avisarle.
Akihito Shishio No dudó demasiado en ladear ligeramente su cabeza, como si realmente no entendiera demasiado a lo que se refería porque así era un poco más fácil al tomar aquella palabra de ella sobre no preocuparse demasiado por el peligro de un ajuste de cuentas de mercaderes y no pudiera ser posible para él creer que había algo escondido en las personas. —Se sorprendería de la suerte que cargo para toparme más veces de las necesarias con esas descripciones —Se permitió reír un poco negando con suavidad al recordar los ataques de irá del joven Ikeda aunque estaban algo lejos de ser similares a lo que estaban hablando —, pero no todos tienen humor para abordarlos con algo artístico, comprensible. —Siguió escuchando a la mujer de manera atenta aunque ya entendía que aquella interacción estuviera cambiando más rápido de lo que se sentía cómodo, y aunque mantenía la tranquilidad en su rostro ya estaba considerando que era una muy buena idea simplemente acompañar a Rengo a los árboles de un salto solo por si acaso, pegando un poco más su cuerpo al barandal para que fuera más sencillo cuando se acercó. Porque sentirse acorralado con solo un abanico a su disposición no le gustaba en lo absoluto. Pero por suerte, tan solo le tocó soltar un suspiro de alivio cuando ganó algo de espacio nuevamente —Le agradeceré a los kamis que no sea una de esas personas...—comentó por lo bajo, sonriéndole por unos segundos antes de mirar por un instante a Rengo, dudaba que él lo viera como una fuente de seguridad dado la situación pero, si podía hacerle compañía. Cuando ella se apartó más fue que se permitió despegarse del barandal para seguirla en ese pequeño tramo hacia la entrada, de manera cuidadosa para que tampoco pensara que era un movimiento hostil—Me encargaré de que ya no espíe y tranquilizarlo, espero que podamos hablar en otra ocasión, o quizás me vea bailar, quien sabe. —Se detuvo unos cuantos pasos antes de la salida y la despidió con un movimiento de manos antes de centrarse en ir en la dirección de Rengo. Se sentó de costado sobre el barandal y llamó su atención moviendo su abanico en mano y unos cuantos "psst" —¿Puedo ayudarte? Quizás entre dos sea mucho más fácil, y tampoco creo que sea muy seguro que estes sobre los árboles con un aparente ajuste de cuentas...
Aoi Nobunaga Asintió en silencio, mediando las palabras de la mujer a medida que una tímida sonrisa se abría paso en sus labios. No era una idea tan descabellada, seguro que Ryoshi se alegraba de recuperar su inversión. — ¿Sabes? Tienes razón. — Respondió poniéndose en pie.— Hemos pagado por un lugar seguro y esto dista mucho de serlo. Dedicó una respetuosa inclinación a su interlocutora. — Espero que su corazón sane pronto y sus problemas se resuelvan satisfactoriamente.— Sonrió.— Gracias por el consejo...— Se interrumpió, pues no sabía cómo dirigirse a la mujer.—...amiga.— Añadió finalmente, antes de darse la vuelta y dirigirse con calma hacia sus ropas. Se vistió con cuidado y abandonó la zona de baño, rumbo al estanque decidida a recuperar el dinero. Sería una bonita sorpresa.
Seikanji Yamagawa Observó con curiosidad todo lo que sucedía frente a él, sin intención de interceder en ningún momento, con la mano congelada en el aire sosteniendo la taza de té. El general Mori tenía un aspecto zafio; era de carácter rudo, grosero, radical y violento, nada que ver con las formas educadas de Matahachi, más callado, eficiente y organizado según la boca suelta que Gendo Mori testificaba. La mirada de Seikanji huyó de la del general del Imperio cuando éste hizo contacto visual; sintió que mientras menos excusas encontrase aquél hombre de destruir todo más rápido se iría de allí. Cuando las pisadas de Gendo junto su acompañante se perdieron en ecos, Seikanji apoyó la taza de té en la mesa e hizo una reverencia hacia Matahachi, apoyando la frente en el suelo. —Lamento no mantener el decoro frente a un noble, en verdad lo siento. —habló con una disculpa fingida. —Pero al no ver ningún mon en sus ropas no me imaginé que servía al Imperio, Matahachi-sama. En verdad le pido disculpas por mi falta de modales. —se mantuvo en esa posición unos buenos segundos hasta que volvió a sentarse, con las manos apoyadas en sus muslos. —Al parecer alguien externo le acaba de salvar de aquél hombre salvaje. ¿Tendrá un ángel guardián, Matahachi-sama?