Restaurante

—¡Ey, eso suena bien! —asintió la chica deportista—. El curry siempre me llena de energías. ¡Pidamos eso, Kaguya-chan! ¡Pidamos eso!

—Creo que ya has recuperado la energía sin el curry —suspiró la chica seria.

Aún así, terminaron pidiendo una porción de curry para compartir. Parecían estar satisfechas con la recomendación... ¡buen trabajo!

Sanji se retiró y comenzó a atender otras mesas. Al pasar luego, descubrió que las chicas de antes le habían dejado una buena propina... ¡que amable de su parte! Luego de eso, no quedó mucho más, y antes de darse cuenta ya había terminado su turno y recibió su paga del día.

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¡Jornada completa!
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+1500 Yen
+20 Exp
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¡Sanji sube a Lvl 9!
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+2 MP
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¡Huitaca aprende Mapsi!
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Sanji Allende

Les guiñé un ojo, y me alejé de allí, para llevarles su orden a la cocina. En cuanto estuvo lista, se las llevé a la mesa, mientras soltaba un suave "qué lo disfruten". Me dediqué a atender a otros clientes, aunque les dejaba la mayor parte a Akiko y a la otra petisa. Era mi primer día de trabajo allí, no podían esperar que me esforzara tanto.

En cuanto fui a retirar los platos de las colegialas, pude notar que también habían dejado allí una propina bastante abundante. Sonriente, tomé los billetes, los guardé en el bolsillo de mi camisa, y levanté las cosas de la mesa. La verdad que este trabajo estaba saliendo mucho mejor de lo que había esperado. Aquellas habían sido casi las últimas clientes en irse, así que no tomó mucha más para que fuera mi propio turno de hacerlo. Recibí mi paga, le dediqué una reverencia al dueño, y salí de allí saludando con una floritura de la muñeca.

Me estiré, mientras dejaba que el sol me calentara el rostro. Tenía todo el resto del día para mí. Mis compañeras habían desaparecido de allí, así que no tenía ningún blanco para molestar. Aunque siendo sinceros, había quitado a Akiko de mi lista, al menos de mi lista más intensa. Sentía que si la seguía picando, a la chica le iba a dar un paro, y yo era el menos indicado para dar primeros auxilios a cualquiera, la verdad. La sangre ajena y todo eso me mareaba. Y tampoco me gustaba ensuciar mis manos. No, no.

Todavía tenía mi ukelele. Podía ir al lado del río, la verdad. El día estaba adorable para tocar un poco y perderme en la música. Sí, ese era un plan excelente.

Silbando bajito, comandé a mis pies para que me guiaran hacia las orillas del río. Tal vez incluso me encontrara con algún conocido por allí.

 

Oreki Tojo

Limpio el sudor de su frente y cambio su uniforme para reportar su labor ahora finalizada, al reunirse con Sato-san, Oreki recibió su paga por los servicios prestados, a pesar de ello no obtuvo la tan ansiada propina. Tal vez no la merecía al no conocer los gustos de la pareja de ancianos, Oreki solo sonrió pensando que solo se trató de algo que como el el joven que era; estaba muy lejos de entender.

Satisfecho depósito su paga en el bolsillo, el chico aún no dejaba de embelesarse por el aroma de los platillos del restaurant...tal vez debería...

—ah pero si es...ella—Oreki divisó en una de las mesas como su compañera castaña, Watanabe, El rubio antes de dar solo una señal se aproximó cayendo como un rayo...no muy tempestuoso, pero si lo bastante rápido para alcanzar a Watanabe antes de irse, debía saber qué tal había ido su compañera de trabajo.

— ¡Watanabe-chan! —le llamo deteniéndose justo a su lado—cielos ha sido una larga tarea ah...es una sorpresa verte por aquí ¿Te ha ido bien? Por mi parte debo decir que es ¡un sueño trabajar en un lugar con tan maravillosos platillos!

El chico iba a detallar más sobre los manjares que pudo reconocer por su aroma pero callo ante el ligero temor de abrumar a su compañera, debía escucharla si quería conocerla mejor...y tal vez evite el resurgimiento de aquella faceta oscura que le vio a los ojos el día anterior.

 

Contenido oculto: Raion

Soy fan de esta brothershipp (???) O como se diga XD

Nagi Watanabe

Esperé con calma, a veces cerrando los ojos, o distrayéndome en el paisaje. Vagando, vagando, vagando; pero el pasado angustiante se había esfumado; esfumado en esperanzas, en el cielo, los colores de este hermoso pueblo. Y ahora podía sentir que podía avanzar hacía el futuro con una carga menos, no había por qué ir rápido, o demasiado lento; solo había que fluir, como me percaté que hacía Oreki...

Sentía... que de a poco comprendía las palabras del loco perico humano ese... Y reí risueña, contestando el gesto de Oreki con ligereza. Sí, había temido de él, de aquello que esconde el gran océano, pero me había demostrado que ante mí; solo era vertientes, ríos poco profundos, el grifo de agua potable en el parque. Era un gran, gran chico, en verdad; me daban ganas de cuidarle, como me gustaba cuidar de Kazuki cada vez que la situación estaba a mi alcance.

Y flui, me amoldé a su energía; suave, respetuosa, pero nunca estática.

—A mi me ha ido muy bien, tal vez no tan entusiasta, pero por lo menos siento que fue pasable —comenté, mientras acariciaba un poco su cabeza, como una hermana mayor, pero sabiendo aún que él era un senpai; uno muy respetable. Sentía que, hasta el momento, todos los que entrabamos en el parque de Sayuri éramos mínimamente respetables; debía esforzarme por entenderlos, a cada uno. Así evitar confrontamientos como los de Usui-kun y Sanji-senpai.

Me veía capaz, y Shiori con las otras chicas de seguro también andarían atentas, porque, ¡vamos! Era la más ensimismada de todas.

>>¿Quieres ir a algún lado, senpai?, ¿o prefieres quedarte acá?

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Kuno Vizard Gigavehl Ahí me dicen en el perfil dónde quieren que se encuentren; en los arcades o en el parque tras el río (?)

 

Oreki Tojo

Sonrio al sentir la cálida mano de Watanabe, a la cual respondio sonriendo, según le relato para ella su labor fue agradable, Oreki pensó que solo había sido a medias y solo una probada de algún manjar haría su paso por el restaurante una experiencia inolvidable.

—¡Genial! Podría estar todo el día aspirando o probando algún platillo—se levantó estirando sus brazos—pero creo que apoyó la idea de ir a explorar un poco...—acerque mi rostro a Watanabe—Tal vez encontremos algo interesante en el parque...no creo que todo pueda ser tan malo a parte de esta terrible epidemia.

Con mucho ánimo pero sin mucha brusquedad (atento primero que todo) tomo a Watanabe de la mano guiando la hasta la puerta del restaurante...justo en la calle principal.

—El parque debe estar de maravillas el día de hoy ¡Vamos a echar un vistazo ¿Bien?

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si lo sé borre el otro post, mi cabeza anda algo turbulenta pero ya posreare donde se debe

 

Contenido oculto: Cry baby

Nagi Watanabe

Ahí estaba otra vez, la seriedad de tomarme las cosas como sí ya fuera un adulto; era trabajo, en los trabajos y deberes no te quejas, haces lo mejor posible siempre, siempre, siempre; sí algo te desagrada, solo podrás enfrentar al rey de la colina sí tienes prestigio entre los otros trabajadores. Era tan, tan complejo, pero al mismo tiempo tan natural; tal vez por eso me llegaban estas cosas a la cabeza, ahora que el perico raro nos había asignado a todos un elemento, le había dado forma a nuestra verdadera esencia; todo se veía con claridad para mis ojos. Porque siempre fui de sentir el ambiente, de amoldarme a los otros, de sobrevivir y esconderme.

Sí... en mi peor faceta podía serlo, lo veía y sabía que no me permitiría llegar ahí; inmovilidad, silencio absoluto, vacío; como un cuarto tan brilloso que es solitario, o tan oscuro que no vez nada. Dos sensaciones jodidamente desesperantes. Y la adrenalina subía, recordándome que debía ser buena persona y nunca replicar las desgracias que volcaron sobre mí sin demasiada compasión.

De todas formas una vez frente a la puerta de restaurante, estaba prácticamente paralizada, así que lo hice otra vez; palmeé mis mejillas, me despejé la cabeza de una sacudida, imité la cara aburrida y desagradable de mi hermano mayor y, paso firme con una actitud de vagancia, me acerqué hasta donde estaba Sato. Ahí volví a cambiar, porque podía hacerlo con Sato, controlar las energías de mi interior.

—Buenos días, señor Sato, vengo a cubrir un puesto otra vez —hablé con calma y una sonrisa suave—. Con permiso—. Y tras una leve inclinación fui a guardar mis cosas y colocarme el uniforme correspondiente para trabajar.

¡Vamos, que este día debía ser mejor que el anterior!

 

Riamu y Nagi esperaron unos minutos en la entrada hasta que el encargado hizo acto de presencia. Sato-san recibió a ambas con una cortés reverencia, y luego el hombre mayor las guió a la parte trasera para entregarles ropa de trabajo. Nagi no necesitó mucha explicación, al haber trabajado allí anteriormente, así que Sato se enfocó en explicarle el trabajo principalmente a Riamu, ya que era su primera vez allí. Era un trabajo simple, tomar los pedidos de la gente y llevárles su comida después; ¿podría hacerlo bien?

Riamu comenzó a trabajar, y al poco tiempo empezó a acostumbrarse a ello. No era demasiado complicado, a decir verdad. Al rato, se encontró frente a una mesa con dos señores mayores; parecían ser compañeros de trabajo, y estaban debatiendo acerca de qué pedir.

—Este Restaurante es excelente, Morishige-san —decía uno de ellos, quien parecía más habituado al lugar—. ¿Qué prefieres comer?

—Hm, pues ciertamente hay muchas opciones distintas —comentaba el otro, con un tono de voz más dubitativo—. Prefiero la comida casera, a decir verdad, pero tendrá que valer... oh, señorita, ¿usted que nos recomendaría?

>> Les recomendaría Sopa Udon.

>> Les recomendaría Curry.

>> Les recomendaría Alitas de Pollo.

Nagi, por su parte, se encontraba ocupada con sus propias rondas. Llevó unos pedidos sin problemas, y ahora se encontraba junto a una mesa que llevaba un buen tiempo sin ordenar nada. Se trataba de un muchacho de unos veinte años aproximadamente, vestido de traje y visiblemente nervioso.

—Ah, lo siento —se disculpó el joven—. Estoy esperando a alguien; tendré mi primera entrevista de trabajo, y estoy un poco nervioso. Pero quizás debería ordenar algo mientras espero... ¿sería considerado descortés? Pero pedir algo mientras espero suena bien también...

>> Deberías pedir un té.

>> Deberías pedir un café.

>> Deberías esperar a que llegue el entrevistador primero.

 

Nagi Watanabe

Una chica nueva se había sumado a trabajar, debo sincerar que quedé media embobada; su cabello corto me recordó un poco a mí, pero ella con sus implementos y combinaciones me transmitía una energía similar a Oreki, pero una madurez parecida a Kurosawa. Tenía que ser mayor sí o sí, ¿no? Oreki podría parecer unos cuantos años menor a ratos, pero algo me decía que esa chica tenía escrito "senpai" en toda la cara.

Aparte, la combinación de colores que eligió era simplemente bella, los colores fosforescentes le pegaban un montón. Completamente distinta a como mi hermano fue en su adolescencia; un intento de chico rudo y rebelde que tan solo terminó estrepitosamente mal. Tal vez por eso yo misma me cuidaba tanto al respecto.

—¡Bu-buena suerte, senpai! —dije con rapidez antes que se fuera a atender, haciendo una leve inclinación. Tras erguirme un poco la miré aun algo cabizbaja, regalándole una sonrisa tímida—. Soy Watanabe Nagi, supongo que nos veremos más seguido a partir de ahora.

Tras eso pude erguirme como correspondía, me acomodé un poco la melena revoltosa; tendría que compárame algún cintillo o lazo a este paso.

>>¡Buena suerte en el trabajo! —exclamé con suavidad, dejando que se fuera. Tras comprobar que estaba metida en lo suyo, me volqué completamente en mi labor.

...

La mayoría de la jornada pasó sin pena ni gloría, pero un encuentro en específico me marcó bastante. Un chiquillo claramente mayor, nervioso, estaba algo anonadada y no pude ocultarlo, pero en cuanto me contó su preocupación una sonrisa enternecida me adornó el rostro. Crucé mis manos por delante mío, agarrando el menú y libreta de pedidos con calma, ladeando algo la cabeza. ¿Se vería Ichirou así ahora, nervioso, pero poniendo caras de perro gruñón cuando llegaba su superior?

—Deberías pedir un té —sugerí con suavidad, para luego cerrar los ojos—, mi madre siempre me recomienda tomar algo así, para calmar los nervios y tal. Diría que es lo ideal.

Esperé respuesta y cuando se decidió seguí haciendo mi trabajo. A ver sí terminaba algo mejor que ayer.

 

—Ah, eso suena bien... —dijo el hombre que dudaba—. El Udon siempre me hace sentir en casa...

—¿Ves? Te dije que este lugar era bueno... —dijo su compañero.

Terminaron pidiendo dos sopas, y Riamu se apresuró a llevar el pedido a la cocina. El resto del día transcurrió sin demasiados problemas... y, ey, ¡hasta había obtenido una propina de parte de esos señores! El tiempo pasó mientras trabajaba, y antes de que se diera cuenta ya había terminado su jornada y recibido su paga.

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—A-ah, eso suena bien... —musitó el joven, asintiendo levemente—. Eso podría calmarme un poco...

Nagi asintió y en breve le alcanzó su taza de té. Luego pasó por la mesa cuando llegó el entrevistador; el chico parecía un poco apenado, al parecer no había sido muy cortés tomar algo mientras esperaba... pero al menos, cuando se retiraron de la mesa, le había dejado una pequeña propina... esperaba que al menos le hubiese ido bien en la entrevista.

Transcurrido un tiempo, Nagi finalizó con su jornada laboral. Había sido un día normal, y cuando terminó su horario recibió su paga diaria.

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¡Jornada completa!
Recibes:
+1500 Yen
+15 Exp
+50 Yen de propina

 

—Buenas tardes, joven —lo recibió un hombre mayor, al cual se presentó a la brevedad—. Muy bien, Yang-san, sígame por favor...

Sato guió a Nuvoir hacia la parte trasera. Una vez allí, le explicó rápidamente en qué consistiría el trabajo que debía realizar. Tomar los pedidos de los clientes, informarlos en la cocina, y luego llevárselos a sus mesas. No sonaba demasiado difícil... ¿podría realizarlo sin problemas?

Uno de sus primeras mesas consistía de dos hombres jóvenes. Los dos estaban discutiendo acaloradamente sobre algo que parecía suma importancia... pero en cuanto llegó a la mesa, se dio cuenta que no se trataba más que una discusión sobre sus idols favoritas.

—Te digo, Azusa-chan es la más bonita —decía uno de ellos, blandiendo la foto de una joven de cabello corto—. Es dulce, delicada, y además educada. ¡Es una combinación perfecta!

—Puede ser, pero nadie le gana a Mai-chan —argumentaba el otro, quien llevaba consigo una foto de una chica de largo cabello castaño—. Esas curvas, esa figura cautivadora, esa forma de bailar... ah, ¿quién no podría ser seducido por ella?

—Oye, tú eres un joven de la edad de ellas... ¿quién te parece la mejor idol? Es Azusa-chan, ¿verdad?

—¡Por supuesto que no, es Mai-chan!

Parecía que debía resolver esta disputa para que pudieran ordenar de una vez... por ridículo que pareciera. No tenía mucho interés en idols, pero a juzgar por lo que oía, lo mejor sería decir...

>> ¡Azusa es realmente adorable!

>> ¡Mai es súper sexy!

>> Ambas son bonitas en distintas maneras.

 

Akiko Brooks

Tras comprar la cota de malla (de verdad, aunque Sakura era amable, me daba... miedo, de algún modo. Ugh), salí de allí y caminé un poco más por la calle del distrito comercial. El estómago, rugiéndome con vehemencia, me pedía por favor acudir a por algo de comida, y, por eso, acabé en el restaurante de siempre, otra vez.

Vaya... se ve a chicos de más o menos mi edad trabajando aquí. Nunca parece faltar trabajo en el lugar, ¿eh?

Tragué saliva con algo de tensión cuando me senté sola en una mesa. E-Era algo triste ir a un restaurante a comer sola, pero, total... Lukas iba a estar fuera a estas horas, así que en casa también comería sola.

Y ya que tengo dinero...

—H-Hola —le dije al camarero que me atendió—. Hmmm. Una sopa miso, por favor. Estaba... muy buena la última vez que la pedí.

Esta vez sí, en cuanto terminase de comer, sin falta, iría con Hinata. Deja de procrastinar ya, Akiko.

 

Su camarero asintió y partió hacia la cocina.

Al rato, Akiko recibió en su mesa un elegante plato de sopa. Se veía deliciosa, y no tardó en comerla toda... ¡estaba tan buena como parecía! [+5 Magia]

Pasado un tiempo, la joven se dirigió a la caja y pagó 900 Yen por su comida. Parecía que ya estaba llena por hoy... ¿a dónde debía ir ahora?

 

Nagi Watanabe

Intenté darle mi mejor sonrisa al chico, tal vez en un intento vago de transmitirle energías y ánimos. Para fortuna mía, no trastabillé ni nada al momento de llevarle y servirle el té, lo que me sacó un suspiro de alivio tras alejarme de la mesa luego de decirle que disfrutara su bebida. Mientras atendía las otras no pude evitar contener mis ojos curiosos, que cada tanto iban y observaban cómo se encontraba el chico, pero apenas me percaté que no sería una lucha sencilla no volví a mirarle más. Para sorpresa mía me dejó un poco de propina, la cual tomé y guardé donde correspondía con una sonrisa enternecida en el rostro. ¡Espero que le haya ido lo mejor posible!

Tras hacer mis últimos mandados de mi turno, me fui a cambiar otra vez a mi uniforme de la escuela, guardando todo lo prestado donde correspondía. En cuanto finalicé y arreglé un poco la melena revoltosa, busqué con la mirada algo preocupada a la nueva senpai que trabajaba. Apenas la ubiqué inhalé hondo, soltando con suavidad el aire después y repitiendo la acción una tres veces. "Vamos, Nagi, tu puedes" me solté mentalmente con las manos empuñadas de una manera algo más firme, en vez de insegura. Y a pesar de que intenté acercarme con confianza, no demoró en mutar en toda mi actitud nerviosa y tímida normal, vamos; un conejito cualquiera. De todas formas, aún cabizbaja, busqué la mirada de mi senpai aferrándome al aza de mi bolso.

—Ho... Hola—. E intenté sonreírle, pues deseaba mostrarle que iba de buenas, pero la sonrisa estaba bastante tensa y podía pecar de forzada. De todas formas ladeé un poco la cabeza antes de seguir hablando, luego de soltar con suavidad por la nariz el aire contenido—. ¿Có-cómo te fue en el trabajo, senpai?

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Amane Segundo intento, porque la enana es testaruda (?)

 

Contenido oculto: Talk to me

Nagi Watanabe

Mi sonrisa se tensó, aunque por lo menos se mantuvo, y la verdad sentía que todo mi rostro empezó a arder de una manera increíble, obviamente mi corazón alborotado era el causante. Diablos, juraría que hasta se podía oír por fuera de mi pecho, esta sumamente cohibida, ya no era tímidez, era la vergüenza de recibir un alago a secas.

Pero no podía quedarme así, tensa e inmóvil, así que solté una risita nerviosa en el suspiro que me devolvió el movimiento. Fue una risa que, a pesar de provenir de los más puros nervios, tenía cosas de genuina; incredulidad, sorpresa... diversión, ¿por qué no? Por lo absurda que me empezaba a parecer la situación.

—Gracias —respondí antes que nada a su halago, pasando por alto olímpicamente sí era por mera cortesía o no. Ahí recién volví a abrir los ojos, otra vez con la cabeza un poco ladeada, y sostuve la mirada como el tomate maduro que era: roja, justo cuando se presentaba. Eso me devolvió un poco a la realidad, por la expresión de leve sorpresa.

Me incliné solo un poco, más cortesía que otra cosa.

>>Un gusto, Yumemi-senpai—. Al lazar otra vez la vista, sentía como mi corazón muy a su tiempo volvía al ritmo natural que debería tener. Me pasé un mechón de pelo por detrás de la oreja, siempre intentando mantener el contacto visual como tantas veces me habían enseñado mis padres—. Me alegra que te fuera bien, a mí igual.

Entonces miré a los alrededores, de manera rápida y con una expresión más tranquila que no expresaba mucho. Luego volví a ver el rostro de la chica, con una expresión entre mucha duda y puede que un deje de desconcierto.

—¿Conoce al chico albino, senpai? —murmuré, sin hacer ninguna expresión de manos que me delatara, ni tampoco de forma que el murmuro no se entendiera. Volví a buscar al albino de manera rápida, para encontrar los ojos de la chica a los pocos segundos—. Es que yo conozco a otros tres que han trabajado acá, como la castaña suuuper alta que vino a comer hace poco, pero...

Me rasqué las raíces del cabello, cada vez menos desconcertada y compungida, pero más extrañada.

>>Juro que no lo he visto nunca...

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Amane Gigavehl
Hola, aquí Nagi y Mori "Excusas locas" uwu <3