Responsabilidad

Tema en 'Relatos' iniciado por Miss Bratty, 14 Julio 2012.

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    Miss Bratty

    Miss Bratty Entusiasta

    Tauro
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    Escritora
    Título:
    Responsabilidad
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Comedia
    Total de capítulos:
    1
     
    Palabras:
    888
    Disclaimar: Bithia, Enzo e Isabella con personajes creados por mi.
    Relato creado para la actividad " ¡Bebes al ataque!"
    Responsabilidad
    “Tener un bebé supone asumir la responsabilidad más grande y la alegría más absoluta que nos da la naturaleza.”
    Sentía que de un momento a otro sus oídos explotarían, sus ojos le dolían y su cabeza le daba vueltas.

    —¡No puedo creer que seas tan despreocupada Bithia!— reclamó con enfado aquella mujer de larga cabellera castaña, mientras sostenía un pequeño bulto entre brazos— es un bebe, nada más— finalizó con seriedad.

    —¡Eso es lo que tú crees!, pero en realidad es un demonio compacto— respondió con ansiedad Bithia, su cuerpo temblaba y sencillamente le había nacido la ansiedad de fumar por primera vez— no caigas en su trampa Isabella.

    —¡Bithia Black, me decepcionas!,— exclamó la castaña—se que solo tienes veinte años, pero decirle a un niño de un año demonio es demasiado.

    —Pero hermana…— su intentó de excusarse se vio obstruido por aquella mirada de desaprobación por parte de Isabella.

    Bithia sabía que cuidar de pequeños niños era una gran responsabilidad, ella solo había tratado de ayudar a su hermana mayor, no pensó que cuidar del pequeño Enzo le trajese problemas o inconvenientes.

    —Entonces explícame, ¡¿por qué tratabas de encerrar a Enzo en el armario?!— exigió Isabella.
    La joven permaneció en silencio, no podía decirle a su querida hermana que quizás el resultado de la demostración de amor que había tenido con su marido, posiblemente era el nuevo Jack el destripador, encargado de aterrorizar de nuevo a todo Londres.

    —¡¿Lo ves?!— habló con rudeza la castaña, provocando un sobresalto en su hermana menor. Isabella caminó con indignación hasta cruzar la puerta de salida y cerrarla abruptamente.

    Bithia permaneció de pie en el mismo lugar. Su departamento se encontraba desordenado, vidrio tirado por todos lados y pequeñas gotas de sangre en la alfombra.

    —¡Juguemos un poco pequeño Enzo!— propuso con entusiasmo la joven.

    —¡Que estúpida fui!— se recriminó con enojo, mientras barría los que solían ser hermosas piezas de vidrio y cristal.

    —Es muy bonita tu sonaja— aduló la mujer, y entonces el pequeño 'bebé' la golpeó con fuerza en su ojo derecho.

    —Necesito hielo— habló con seriedad, mientras miraba con atención su ojo completamente morado.

    —Por favor, suelta eso—pidió con voz suave, jamás se le pasó por la cabeza que un niño de solo un año pudiese caminar tan rápido y empujar la maceta que se encontraba sobre la mesa de centro de la sala.

    Tomó un pequeño pañuelo de tela y lo ató a su mano izquierda, después limpiaría su herida; necesitaba un vaso de agua para tranquilizarse.

    Bithia se agachó a recoger los pedazos de lo que solía ser una maceta, Enzo recogió uno de los zapatos de la joven y lo acercó a su boca.

    —¡No la hagas, está sucio! — gritó la mujer, perdiendo el equilibrio y recargando su mano en los trozos puntiagudos de barro esparcidos por el piso. La sangre comenzó a salir y antes de poder reaccionar ante el dolor, el niño ya se encontraba caminando hasta la puerta entreabierta del armario.

    Black se dejó caer con pesadez en su sillón, secando el sudor acumulado en su frente.

    —¡Es peligroso, no entres!,— ella no estaba exagerando, allí era donde guardaba sus pinturas oleo y demás diluyentes que solía usar en su empleo, se levantó con rapidez del suelo y corrió hasta que finalmente cargó al infante, suspiró y antes de poder cerrar la puerta de aquel armario, la puerta principal se abrió. Bithia se petrificó y Enzo comenzó a llorar— no es lo que parece— se limitó a decir, una escena como esa bien se podía malinterpretar.

    —¡Mi pequeño!— exclamó con preocupación Isabella, caminó con rapidez hasta tomar al niño y acurrucarlo en sus brazos— solo necesitaba que lo cuidaras diez minutos,— pronunció con furia la hermana mayor— se que cuidarlo no es sencillo, pero encerrarlo en el armario es una crueldad— continuó hablando con seriedad.

    Bithia sacó la caja de cigarrillos que uno de sus amigos había olvidado en el departamento, permanecer virgen hasta los ochenta años no era una mala idea.
     
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    cuki

    cuki Entusiasta

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    Escritor
    He de felicitarte por esta gran historia(es sencilla sí, pero precisamente por eso me ha gustado tanto), ya que ha conseguido arrancarme una sonrisa desde la mitad del relato hasta el final.
    Bien narrada y sin faltas (por lo menos que me haya fijado).
    Espero volver a ver algún escrito tuyo otra vez, nos vemos.
     
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