Shibuya Residencia Shinomiya [Casa]

Tema en 'Ciudad' iniciado por Gigi Blanche, 15 Junio 2021.

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    Gigi Blanche

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    Que le dieran a las tortitas de arándanos, de verdad, no podía importarme menos en ese momento. ¿Lo había planeado? Claro que no, pero vaya. Iba a ser que tenía las válvulas de escape flojas desde ayer o que de plano me las había arrancado a la mierda, y de aquí a que las reparara sólo Dios sabía. Pensar que había estado odiando la puta idea de que me metieran en el Sakura durante semanas y ahora ahí estaba, ocupándome de cualquier cosa antes que lo que supuestamente debía hacer. Bueno, siendo justos, tampoco tenía la agenda tan apretada.

    Bajar de su trono al cabrón de Tomoya había resuelto más problemas de los que había anticipado.

    Le metí los dedos en la boca, qué va, de decencia ya no sabía mucho y ella tampoco, se ve. La hija de puta me sostuvo la mirada todo el rato que los estuvo tratando como paleta de helado y podía disimularlo, podía mantener la calma porque eso era lo que hacía la mayor parte del tiempo, pero joder. Si la idea era quedarnos en el molde estábamos fallando como unos campeones, contradicciones aparte.

    Se siguió dejando hacer, cuando le empujé la cabeza contra las sábanas y tal. Claro que no le imprimí fuerza pero aún así la intención, el intercambio de roles estaba más que claro y mierda, eso de que obedeciera lo que me saliera de los huevos era otra historia, eh. Una bien diferente.

    Como para malacostumbrarme y todo~

    Me enterré en ella sin prisa, tampoco era ningún puto loco, pero alzó las caderas y con ello alcanzó mi entrepierna. La tontería me arrojó un chispazo de tensión por el cuerpo y solté el aire con cierta pesadez, con el rostro en su cuello como lo tenía. Entreabrí los ojos, moviendo la mano a ritmo constante, y parpadeé apenas me alcanzó su voz. Su gemido no me había pasado desapercibido ni de coña y esbocé una sonrisa, irguiendo el cuello hasta alcanzar su oído.

    —Es que no quiero que nos escuchen —repliqué en tono suave, acomodando la mano para, lentamente, introducir el segundo dedo—, pero si lo pones así...

    Me hundí en ella lo más que pude, removí los dedos y comencé a penetrarla a mayor velocidad, atendiendo a los movimientos que ella pudiera hacer para mantenerme allí donde le apeteciera.

    —Voy a tener que reordenar mis prioridades~
     
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    Amane

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    Si me preguntaba al respecto, lo cierto es que tampoco había estado entre mis planes aflojarle tanto los cables a Kou, así como tampoco había planeado dejarme ver tan necesitada delante de alguien que conocía de tan poco. Pero la vida tenía sus propios planes y, venga, ya era más que obvio que ni de coña iba a quejarme por cómo se habían desarrollado las cosas.

    No le di muchas vueltas al asunto, ni que tuviese la cabeza para pensar demasiado en nada, pero por mucho que quisiese disimular o lo bien que se le diese mantener la calma incluso en un momento como aquel, sabía perfectamente que para nada estaba tan tranquilo como aparentaba. No que lo estuviese dejando ver ni nada por el estilo, pero ya tenía el suficiente conocimiento como para saber que la estupidez de los dedos y el hecho de obedecerle tan diligentemente estaban consiguiendo el objetivo que pretendía.

    El suspiro que me soltó prácticamente encima del cuello, con lo sensible que obviamente seguía estando, me lanzó un escalofrío a lo largo de la espalda que ni de coña pretendí disimular. Con todo, seguí moviendo las caderas en aquel vaivén constante que había empezado a marcar en todo momento, incluso cuando se dispuso a introducir el segundo dedo y mi cuerpo volvió a tensarse por la intromisión durante un par de segundos.

    El aire se me escapó de los pulmones en una especie de risa cuando me habló, porque él y yo sabíamos que por mucho que dijese lo de que no quería que nos escuchasen, iba a hacerme caso y a seguir dándome más de lo que le estaba pidiendo. Igual con dos dedos y más velocidad la cosa mejoraba bastante, hasta el punto de tener que llevarme una mano a la boca para controlar el ruido que ya empezaba a hacer con más insistencia.

    —Kou~ —lo llamé, alzando la voz solo lo suficiente para que me escuchase sin ir a perder el control.

    En un principio eso fue todo, solo pronuncié su nombre para llamarle la atención, y en esas aproveché para volver a buscar su cabello con la mano que había aflojado ya hacía un buen rato. Lo encontré después de un rato, me enganché ahí con cierta cuota de fuerza y me sonreí como una cabrona mientras redireccionaba el movimiento de las caderas hacia un insistente contacto contra su entrepierna.

    >>¿Está ya entre tus prioridades follarme como Dios manda o aún no~?
     
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    Gigi Blanche

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    Mi suspiro le arrancó un genuino escalofrío, la noté removerse bajo mi cuerpo y se me ocurrió que igual y podía seguir tirando de ese recurso un poquito más. Digo, ya que tan sensible estaba, ¿no? La vi también llevarse una mano a la boca, intentar aplacar el ruido, y le dejé un beso en la curvatura del cuello. Fue superficial, separé los labios y alcancé su piel con la punta de la lengua, respirándole encima ya de paso. Cuando llamó a mi nombre murmuré apenas un sonido, de concentrado que estaba bajando por su hombro, y cuando recibí su pregunta me detuve. La cabrona había empezado a insistir contra mi entrepierna y sonreí, casi condescendiente.

    A ver, ¿y esos humos de dónde?

    —Ri-chan —murmuré, sin dejar la puta mano quieta—, ¿ya te olvidaste? Las tortitas de arándanos~

    El resto se me ocurrió de repente y así lo ejecuté también. Saqué los dedos de su interior, de sus bragas y me erguí lo suficiente para darle la vuelta en seco. Mierda que me picaron las ganas de dejarle una nalgada, pero no podíamos hacer ruido, ¿verdad? El caso es que la dejé tumbada bocarriba, anclé un codo junto a su cabeza y recorrí su cuerpo con la vista antes de regresar a sus ojos.

    —No podemos tardarnos mucho —agregué, sonaba casi como si regañara a una niña y deslicé la mano por su torso—. Espero que no te importe dejarlo para otro momento~

    ¿Que planeaba volver a follármela?

    Hombre, eso no se preguntaba.

    La recorrí con semejante liviandad como si fuera una pluma. Sus pechos, su abdomen, y volví a colarme en su ropa interior. Había mantenido una sonrisa de lo más serena durante toda la mierda, pero fue enterrarme dentro suyo con ambos dedos que parpadeé, solté el aire por la boca y aumenté la velocidad con una intensidad estúpida. Y las sombras palpitaron.

    —Shh —susurré, girando el brazo para taparle la boca con la mano libre, y presioné—. Recuerda las reglas~
     
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    Amane

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    Ni de coña me dieron las neuronas como para prestarle atención a su sonrisa, aunque a decir verdad seguramente tampoco hubiese hecho mucha diferencia con nada, pero fue sentir que paraba el camino de besos que parecía haber querido iniciar para darme de que quizás estaba cruzando alguna línea con mis exigencias. Nada que me fuese a dar dolor de cabeza tampoco, mucho menos cuando a pesar de todo no parecía estar dispuesto a dejar la mano quieta.

    Fruncí ligeramente el ceño cuando recibí su voz, porque una mierda me iban a importar en ese instante las tortitas que yo misma había pedido, pero de repente parecían ser super importantes para él porque hasta había acabado por sacar los dedos y todo. Al menos eso me sirvió para conectar un par de neuronas, ni idea, las suficientes para que al recibir su rostro cuando me dio la vuelta, lo hiciese con los mofletes algo inflados.

    Si el tono que él estaba usando parecía casi el de una regañina, la imagen que yo estaba adoptando solo estaba ayudando más a dar esa imagen, a decir verdad.

    —Solo diles que entren después y ya, ¿acaso no eres tú el que manda? —me quejé, claramente infantil y sin pensar demasiado lo que estaba diciendo.

    Para ser completamente honesta, ni siquiera sabía de dónde venía mi insistencia con el tema, si acaso el único que estaba perdiendo algo con todo eso era él. Qué va, era más bien la idea de que me estaba negando lo que le estaba pidiendo y había quedado bastante claro ya lo malcriada que podía llegar a ser, ¿no? Siguió sin hacerme caso, de todas formas, y ni siquiera pude seguir quejándome porque en aquella ocasión fue él el que decidió taparme la boca con su mano.

    Y a pesar de la molestia que pudiese haber mostrado, tampoco me llegué a resistir a su movida. A ver, infantil y caprichosa era, pero no estúpida, y pues su puta madre lo iba a parar cuando igual me estaba haciendo sentido bien. Entorné la mirada en cuanto volvió a penetrarme, manteniéndosela en todo momento por supuesto, y ahogué todos los gemidos contra su palma, sin controlarme ni un pizca con ninguno.

    En algún punto había acabado llevando las manos a su espalda, solo para tener algo a lo que aferrarme, pero me dejé llevar tanto cuando sus movimientos me hicieron llegar al clímax que ni siquiera fui consciente de haberle clavado las uñas en la piel al acabar. Me tensé de pies a cabeza, arqueando la espalda en el momento, y solo dejé caer las manos un buen rato después, cuando finalmente me relajé por completo sobre el colchón.
     
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    Gigi Blanche

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    Me hizo cierta gracia que Riamu asumiera de plano que era "el que mandaba". A ver, sí, a menos cuando papá estaba fuera acababa siendo el jefe o algo así de la casa, pese a seguir siendo un mocoso. Los empleados me trataban como si fuera un anciano podrido en dinero y, bueno, tampoco tenían mucha opción. Me llamaban "Shinomiya-sama" desde que tenía uso de razón, nada que hacerle.

    Por otro lado, no me quedaban muchas dudas de que todo el berrinche venía directamente de estarme negando a su pedido, sea cual fuera. Una paleta de helado, un viaje a Milán o a la luna misma, si a Riamu se le atravesaba en la cabeza que lo quería, lo más probable era que se molestara si no se disponían a otorgárselo. Un poco me recordaba a mí, si debía ser honesto, pasa que mis criterios se torcían un poco por fuera de lo esperable de un adolescente. No me ofendía que no me compraran una paleta, digamos, pero el escarmiento también se redimensionaba. Riamu a lo sumo se quejaría un rato.

    Yo podía dejarlos en el hospital.

    —¿Y si tengo hambre? —le repliqué sólo porque me daba gracia verla así, con las mejillas infladas y todo.

    Igual no le di mucha cabida a nada y seguí con toda la movida que había decidido clavarme de la puta nada. La cabrona ahogó todos los gemidos que le salieron del coño contra mi mano, fui amoldándome a la situación y cuando aumenté la velocidad, llegando más profundo, casi por reflejo acabé también agarrando su rostro con más fuerza. Ella llevó las manos a mi espalda, fui consciente y tensé la mandíbula cuando me enterró las uñas, soltando el aire en una especie de gruñido. Nada que hacerle, no cuando todo su cuerpo se tensó y entendí que no me procesaría lo que le dijera ni aunque se lo escribiera en la cara.

    Salí de ella lentamente, le pegué un vistazo general y me sonreí, incorporándome para ir a lavarme las manos. Mi habitación tenía baño privado, claro, así como la de mi viejo y la de mi hermano, así que fue cosa de caminar un par de metros y abrir el grifo. En eso estaba cuando llamaron a la puerta. Regresé a la recámara sacudiéndome un poco las manos y le sonreí a Riamu en lo que iba a abrir, habiendo cazado la camisa para colocármela. Sólo tenía que taparse y estaba grande, a ver, confiaba en que reaccionaría a tiempo.

    De la forma que fuera, sólo abrí un poco la puerta y acepté la bandeja que me alcanzó una de las chicas de la cocina. Me había dado pereza así que la recibí sin abotonarme la camisa y bueno, me daba bastante igual lo que una del servicio pudiera llegar a pensar o los rumores que echaran a correr. Por mí mejor, ya de paso. Asentí ligeramente a modo de agradecimiento y empujé la puerta con el talón, regresando a la cama para depositar allí la comida. Hasta se habían esmerado con la presentación, vamos, entre la vajilla de cerámica, los cubiertos de plata y ¿le habían agregado un pequeño florero con ramas de cerezo? ¿De verdad?

    Qué va, quizás era lo que hacían todas las mañanas en el comedor. Honestamente no tenía idea.

    —¿Vas a volver a negarme las tortitas? —murmuré, divertido, y rodeé la cama para sentarme del otro lado. Subí las piernas al colchón tras quitarme los zapatos con el pie contrario y crucé los tobillos, intercambiando la vista bien tranquilo entre ella y la comida—. Bueno, ojalá te guste~


    Ya lo sabes, pero aún así me disculpo por la tardanza. No tienes que responderme realmente si no te apetece, ya te retuve mucho tiempo así que si quieres regresar a Riamu a la escuela para el receso, be my guest. Y bueno, eso, lamento que te haya atascado tanto tiempo aquí pero al menos quiero que sepas que lo disfruté mucho mucho <3
     
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    Amane

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    Gracias tenía que haber dado de que me tapase la boca antes de darme oportunidad de responder, porque fácilmente se me ocurría decirle qué otra cosa podía comerse si tanta hambre tenía. Digo, ya que andaba con ganas de picarme cuando claramente había entrado en modo 'niña mimada'.

    Pero había sido más rápido que yo y a mitad de todo el asunto, cuando sus movimientos fueron más rápidos y llegaron más profundo, ya había olvidado por completo todo berrinche que hubiese podido tener. Noté cómo presionó más la mano contra mi rostro, también la especie de gruñido que se coló en mi consciente cuando le clavé las uñas en la espalda, pero digamos que ninguna de las dos cosas me importó lo suficiente en esos instantes.

    Recibí el vistazo que me echó después sin ninguna clase de vergüenza encima ya y, cansada como volvía a estar, decidí quedarme tirada en la cama así como estaba, siguiendo sus pasos hasta el baño con la mirada. Eso fue, claro, hasta que escuché que llamaban a la puerta y, en un repentino ataque de pánico, me enrollé en las sábanas como si fuese una especie de burrito o algo así.

    Igual Kou tuvo la decencia de no abrir la puerta por completo y pues yo simplemente asomé un poco la cabeza por fuera del burrito hasta que me aseguré de que volviésemos a estar solos para deshacer el desastre, sentándome de manera algo más decente sobre el colchón para esperar como una señorita a que el caballero trajese el desayuno a la cama. Por supuesto que me quedé mirando la presentación con los ojos brillando, como si fuese una niña pequeña en una tienda llena de juguetes, pero rápidamente volví a hacerme la indignada cuando el chico volvió a hablarme.

    —No —murmuré, dirigiéndole una mirada de soslayo.

    ¿A quién pretendía engañar de todas formas? El berrinche se me había pasado hace rato, así que la indignación de ese momento me duró bastante poco ya. Además, ¿era realmente justo molestarse con alguien que te despertaba con un orgasmo y tortitas caseras, todo sin salir de la cama? No parecía muy justo, no.

    No tuve ninguna reparo en comerme las tortitas delante de él, con todas las ganas y el hambre que tenía, pero al menos tuve la decencia de ir cortándole un par de trozos aquí y allá para llevárselos a la boca con aire risueño. Claro que jugué con él mientras lo hacía, pero es que si no lo hacía, no era yo... y empezaba a pensar que al chico no le molestaba en absoluto todas las tonterías que se me ocurrían para molestarle de vez en cuando.

    Por desgracia, todo lo bueno tenía un final, y por mucho que me hubiese gustado estirar lo máximo posible aquella mañana, recibí un recordatorio en el móvil de que tenía planes para aquella tarde y supe que tenía que irme ya para poder prepararme. Así pues, me bajé de la cama en cuanto terminé de desayunar y me coloqué de nuevo el vestido y los tacones de la noche anterior.

    En eso estaba cuando pasé cerca de su escritorio y, como todo lo que hacía en esa vida, tuve una idea repentina que no dude en realizar. Rebusqué entre sus cosas como si fuese aquello mi casa, porque mi nivel de confiazuda no tenía límites, hasta que di con una hoja de papel y un bolígrafo que pintase. Le escribí mi número de teléfono y, debajo, un mensaje que decía que me llamase si quería volver a pasárselo bien fuera de clase y que aun no le había enseñado todo lo que sabía hacer para divertirme.

    >>Me lo he pasado muy bien, Kou-chii —murmuré tras alcanzar su posición de nuevo, inclinándome después para dejarle un beso rápido sobre los labios—. Nos vemos~

    A la pasada recogí la camiseta que había dejado sobre la cama y me giré sobre mis talones, mostrándole la tela con una sonrisa victoriosa, antes de abrir la puerta para salir de la habitación. Sinceramente, en esos momentos iba a agradecer más que nunca que el destino hubiese decidido hacernos prácticamente vecinos.

    Me quedaría roleando contigo otro mes más si fuese posible, cariño, espero que sepas que esa es la verdad. Ya te lo he dicho, no creo que rolee a Ri en la escuela hasta la semana que viene porque tampoco le veo mucho sentido, pero también sé tu situación y no quiero que te sientas obligada a rolear o que te sientas mal por no hacerlo, así que me parece un buen momento para cortar la citaza <3 (also, pensé que Kou querría acompañarla a la salida casi seguro, pero en verdad no quiero asumir nada de tus personajes así que preferí dejarlo un poco sin especificar y ya uwu aunque tampoco es que sea tan importante (?)

    Me lo he pasado maravillosamente, cielo, ha sido una de las experiencias más bonitas que he tenido roleando y ni siquiera te sé decir el tiempo exacto que hemos pasado con estos dos porque no lo sé, porque lo he disfrutado todos y cada uno de los días que los hemos tenido aquí y lo repetiría mil veces, really. Muchas gracias por haberme aguantado tanto tiempo, por haberle cumplido todos los caprichos a Riri y por ser una cerda también (really, no creo que alguien nos vaya a superar con los dos sex roleos que nos hemos montado JAJJAJA). A ellos los amo un huevo y medio, pero no es ni un cuarto de lo que te quiero a ti uwu
     
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