Shibuya Residencia Shinomiya [Casa]

Riamu me permitió clavarme la movida que necesitaba para, bueno, acabar, y un poco se lo agradecí, que si llegaba a quedarme a medias o algo me iban a llevar veinte diablos distintos. Luego del show, cuando ya estaba tumbado en la cama, me pregunté si le habría sentado bien o si habría sido algo abrupto, pero no llegué a ponerlo en palabras. Vete a saber por qué.

Dejé caer sobre el colchón la mano que había estado acariciando su cabello cuando regresé la vista al techo, y así percibí sus movimientos de soslayo no hice ademán alguno de moverme o reaccionar. Si acaso deslicé la vista hacia ella en cuanto se inclinó y cerré los ojos al recibir su beso. Parpadeé pesado, algo adormilado, y reflejé su sonrisa.

No dije nada, nos quedamos allí un par de minutos hasta que noté cómo ella se retiraba y tal. Había estado a medio pelo de caer redondo, joder, y en lo que buscaba su ropa interior me incorporé, soltando un quejido leve, y me fui al baño. Una vez ahí me quité el condón, lo anudé y lo lancé al pequeño tacho de basura. Ni me molesté en taparlo o disimular algo, qué va, con suerte alguno de los empleados lo veía y le iba a mi viejo con el puto chusmerío.

A ver si el tipo se quedaba algo más tranquilo.

Volví al cuarto como Dios me trajo al mundo, a la pasada encontré los calzoncillos y me los puse, pero antes de regresar junto a Riamu me desvié al vestidor. Aparecí pocos segundos después con dos camisetas manga corta colgando de la mano, repasé la silueta de la chica y me sonreí, ya con la chispa tanto suave como socarrona de toda la vida.

—Lo hago, sí —concedí, dejando caer una de las prendas a su lado, mientras me encajaba la otra encima.

No dije nada, se la alcancé porque al menos yo era algo friolento y de noche, si dormía en ropa interior, podía llegar a destaparme y despertar con dolor de barriga. De la forma que fuera, ya con la camiseta puesta me colé dentro de las sábanas y suspiré profundamente, bocarriba. Un rato después deslicé la vista hacia la chica.

Bueno, algo que marcar en la checklist, suponía.

—Y bueno, ¿te has divertido? —pregunté en un susurro, lo suficientemente divertido siendo que, bueno, la respuesta ya la sabía.

 

Escucharlo quejándose al levantarse de la cama me sacó una risa algo suave, aunque a decir verdad tampoco podía juzgarlo por ello, que el pobre tenía que ir a tirar el preservativo y, mira, qué jodida pereza. Pero bueno, esa era su mala suerte, no la mía, y yo por supuesto que iba a disfrutar de la cama en lo que él volvía y todo el rollo. Tampoco era como si fuese muy diferente a la mía en cuanto a comodidad, pero una realmente nunca dejaba de regocijarse en un buen colchón, ¿cierto?

Me dio el tiempo justo para verlo redirigir sus pasos hasta el vestidor, haciéndome arrugar un poco el ceño por ello, para finalmente sentir una pequeña sonrisa asomándome a los labios. Noté sus intenciones al vuelo, tampoco había que ser un ingeniero para ello, y no me hice de rogar ni un mísero segundo. Me erguí hasta quedarme de rodillas sobre la cama y me eché la camiseta encima con un movimiento rápido, peinándome un poco el pelo después con los dedos.

—¿Qué tal me queda? Si dices que bien igual te la robo, avisado quedas~ —solté, con el tono de broma ya encima, y por la gracia posé un par de veces de pura coña.

Igual tampoco me esperé mucho por una respuesta, ¿no que seguro me respondía justo lo que quería oír? Ya había quedado más que claro que Kou tenía una facilidad estúpida para comerme la oreja cuando quería, o quizás yo me contentaba con relativamente poco, ni idea, pero lo que fuese me servía para no estar demasiado a la expectativa de nada que no hiciese falta.

Lo miré con una nueva sonrisa, ladeando apenas la cabeza, y asentí de manera contundente con la misma antes de dejarme caer a su lado sin más. Ni de puta broma se me hacía como un chico al que le gustase dormir abrazado a alguien más o algo por el estilo, o igual las apariencias engañaban y estaba enteramente equivocada, la cuestión era que eso me daba bastante igual en ese momento, porque le iba a tocar aguantarme de cualquiera de las maneras. Luego si le apetecía apartarme cuando me durmiese pues allá él, oye~

En fin, que me medio eché la sábana por encima también y me acomodé a su lado como si nada, echándole el brazo por encima del torso y colando la cabeza por debajo de su brazo para acabar usándolo de almohada. Como que después de habérmelo follado me podía permitir esas confianzas, ¿cierto? Bah, según yo sí.

>>Mucho, espero que tú también, cielo~ —murmuré, acomodándome un poco mejor antes de soltar un bostezo—. Buenas noches, Kou.

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Pedazo de cambio de mood we

 

Riamu se acomodó la camiseta sin poner ni un solo pero y al preguntarme cómo le quedaba, acomodándose el pelo y todo, pues la recorrí con la vista, ¿qué más iba a hacer? Le quedaba normal, qué sé yo, un poco holgada y tal, pero sabía lo que pretendía escuchar y también sabía que ella ya sabía que se lo concedería, así que ¿por qué alterar el orden natural de las cosas?

—Me da bastante igual —murmuré, encogiéndome de hombros y dando por sentado, bueno, que le quedaba bien—. ¿Me ves usando camisetas, igual? Las tengo juntando polvo.

Las usaba para dormir o para andar por casa como mucho, pero apenas cruzaba la puerta ya se me iba la pinza con mis manías de moda y estética. En definitiva, sí, podía quedársela que me daba exactamente lo mismo.

También adiviné que se me pegaría como garrapata, eso o al menos lo sospeché. Me echó el brazo por encima, se acomodó en mi hombro y exhalé despacio, vaciándome los pulmones. Como tal no me molestaba, tampoco era una mierda que buscaría a pulso así que ahí quedaba, conformándome y dándole el gusto. Puede que las neuronas se me hubieran reconectado después de haber perdido la puta cabeza, pero seguía demasiado cansado como para ponerme a discutir nada. Lo dejé correr, pestañeando con pesadez, y su voz me alcanzó en un murmullo suave.

—Pues sí —concedí, sentí unas lágrimas en los ojos y me removí apenas, ya disponiéndome a dormir—. Buenas noches.

Lo respondí casi en piloto automático, y en cuestión de minutos caí frito. Dormí como un puto tronco y si me desperté fue porque había olvidado desactivar la jodida alarma que sonaba todos los días a las ocho de la mañana. El sonido me sobresaltó un poco y busqué el móvil a tientas, reparando después en la silueta de Riamu a mi lado. Ni modo, tenía un reloj interno. Bostecé, aún adormilado, y recordé que ayer nos habíamos dormido pegados como lapas. Vete a saber en qué momento nos separamos, tampoco me importaba.

De la misma manera no me interesaba despertarla, así que me levanté y fui al baño. Hice las mierdas de rutina y de ahí me zambullí en el vestidor, para elegir la ropa del día. Lo dicho, planeaba estar en casa así que fueron unos pantalones color mostaza y una camisa blanca. En definitiva, algo de media hora después me senté al borde del colchón, del lado de Riamu, y esperé a que notara mi presencia para sonreírle.

—Buenos días~ —murmuré, con la suavidad y la tranquilidad de siempre, y me dispuse a molestarla—. ¿Qué desearía desayunar la princesa?

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ITS HAPPENIN

belu, 23 años, más excited por el breakfast que por el sex itself

 

La respuesta de Kou me resultó bastante satisfactoria, especialmente para lo que había podido comprobar que era su espectro de habilidades sociales con gente de mi edad, así que simplemente me encogí de hombros sin perder la sonrisa antes de meterme a su lado en la cama. Planeaba quedármela sin importar cual hubiese sido su respuesta, a decir verdad, pero no iba a negar que era mucho mejor hacerlo con el permiso explícito del dueño.

Por otro lado, si bien siempre me pegaba como una lapa a las personas cuando me daba la gana, pues también podía acabar cambiando de opinión en un segundo y, bueno, por mucho que me gustase la compañía ajena, me había acostumbrado tanto a dormir sola la mayoría de las noches que solía agobiarme con bastante rapidez de no ser el caso. A Hitoshi solía echarlo de la cama sin mucho pudor, pero a Kou no podía echarlo de su propia cama, así que simplemente acabé separándome de su cuerpo y girándome hasta darle la espalda en algún momento de la noche.

La alarma consiguió despertarme a mí también, no había modo alguna de ignorarla, pero lo único que hice fue soltar un gruñido quejumbroso mientras me echaba la sábana por encima de la cabeza e intentaba ignorar todo el ruido de mi alrededor para volver a dormirme. Kou no había intentado despertarme a la vez que él, acción que me resultó todo un detalle, pero al final tampoco había mucho que hacerle y acabé desvelándome cuando sentí que se sentaba al borde de la cama.

Abrí los ojos con cierta pesadez y me quité la sábana de encima con muchísima pereza, mirándolo a través de unos mechones de pelo que se me habían echado encima con toda la movida de taparme. Pestañeé un par de veces, aun adormilada, antes de lograr recorrer al chico con la mirada y notar como una pequeña sonrisa se me formaba en los labios tras procesar sus palabras.

—¿Mhm? Me apetecen unas tortitas con arándanos y... ¿nata, quizás? —pedí en un murmullo y sin ningún problema por ponerme a pedir cosas de buena mañana—. Un cappuccino estaría bastante bien, aunque yo le pongo bastante azúcar. ¡Oh! Tampoco le diría que no a un zumo de naranja~

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I am: thriving

 

En lo que me iba al baño había notado que se tapaba hasta la cabeza con la sábana y asumí que el despertador la habría despertado, al menos a medias, y que la idea no le gustaba mucho. Vete a saber, de alguna forma había asumido que no tenía pinta de ser un early bird. Tampoco era un desalmado, al menos no cuando así me apetecía, de modo que intenté no hacer mucho ruido ni fui a correr las cortinas para que el sol le diera en la puta cara.

Se quitó la sábana de encima a cámara lenta, sus pintas me arrancaron una ligera sonrisa divertida. Tenía el pelo en la cara y todo. Noté cómo me recorría con la vista y no tardó mucho (nada, de hecho) en ponerse a pedir cosas como si estuviera en un puto restaurante. A ver, me daba igual, pero que era malcriada, lo era.

Y yo sólo iba empeorándolo, ¿verdad~?

Tras recibir su lista para el desayuno me levanté y ahora sí corrí las cortinas. El sol, así como la luna la noche anterior, se coló con fuerza dentro de la habitación y abrí un poco la ventana, soplaba una ligera brisa de primavera. Era bastante agradable.

—Copiado. —Me giré hacia ella y la miré, apoyando las caderas en el escritorio—. ¿Y dónde te gustaría desayunar? Puede ser el comedor, el living, el jardín...

A ver, ¿algo más?

 

Ya había asumido que para aquellas alturas de nuestra relación, Kou se habría dado cuenta más que de sobra que era una niña muy mimada y que no se me podía ofrecer nada, porque me daban la mano y yo cogía el brazo entero... si no más. Si seguía haciéndolo sin reclamarme nada pues no sería yo la que se quejase, obviamente, solo esperaba que fuese consecuente y me siguiese cumpliendo los caprichos de esa manera tan diligente~

Lo seguí con la vista mientras se levantaba y alejaba hacia las ventanas, cerrando los ojos con fuerza al recibir la luz del sol y volviendo a soltar un quejido por ello, aunque algo más suave que el anterior. Volví a abrir los ojos de a poco, escuchando las opciones que me proponía, y acabé girándome hasta quedar tumbada bocarriba en la cama, con los brazos extendidos a ambos lados.

—El jardín suena tentador, muy romántico~ —razoné, con la mirada clavada en el techo y un claro tono de diversión al añadir lo último.

La tranquilidad aquella me duró bastante poco, si hormigas en el culo podía tener desde buena mañana también, y me erguí de golpe sin poder disimular la sonrisa de emocionada que se me plantó de repente en los labios. Me eché hacia delante, arrastrando las manos por la sábana con el movimiento, y acabé dejándome caer bocabajo sobre el colchón, echando la cabeza hacia un lado y mirándolo con los ojitos de cachorrillo.

>>Pero... ¿y si desayunamos aquí? Así podrías volver a meterte conmigo en la cama~ —propuse, bajando un poco el tono de voz y moviendo los dedos sobre la tela para atraer su atención—. ¿Te gustaría~?

 

Luego de ofrecerle las opciones, mantuve la mirada en ella un breve instante para desviarla hacia el paisaje de la ventana. La casa se encontraba sobre las colinas de Shōtō y por ello poseía una vista bastante privilegiada de Shibuya. Nada que me quitara el aliento, pero bajo la luz tan clara de la mañana poseía cierto encanto. De noche me gustaba más, igual.

La diversión en su voz al destacar lo romántico de desayunar en el jardín me arrancó una sonrisa leve y no la miré, sólo adiviné sus movimientos según los sonidos que me alcanzaban de las sábanas y el colchón. Puede que ese detalle estúpido me hubiera hecho realmente consciente de todo lo que había pasado, de que había puto follado y había metido a una tía en mi cama, pero de ahí a que lo demostrara, claro. Un mundo de distancia.

Me dio que hizo un movimiento medio brusco, el ruido llamó mi atención y regresé la vista a su silueta. Se deslizó por las sábanas hasta quedar boca abajo y me clavó la expresión que, ya iba dándome cuenta, usaba cuando quería conseguir algo. Le sostuve la mirada con la calma de toda la vida, seguí sus movimientos sobre la tela con cierto aire distraído y despegué las caderas del escritorio, caminando en dirección a la puerta.

—No me tardo —fue todo lo que dije.

Me daba bastante igual desayunar en la cama, de hecho no lo hacía nunca y ya estaba vestido, ¿iba a arrugar mi camisa? Claro que no. Pero ya que veníamos montados en la gracia de cumplirle los caprichos, supuse que volver a ponerme la camiseta no mataría a nadie.

Bajé las escaleras, repasando los puños de la camisa y el reloj a la muñeca, y en la sala me encontré con el mayordomo. Estaba de pie, muy recto y con las manos a la espalda. Como siempre, vaya.

—Buen día, Shinomiya-sama.

—¿Me llevarían el desayuno arriba? A mi habitación —pedí casi sin dirigirle la mirada, siguiendo mi camino en dirección a la cocina.

El tipo hizo una pronunciada reverencia.

—Cómo no.

Eché un vistazo alrededor, en el comedor y demás, pero aún no había rastro de mi padre. Bueno, me daba bastante igual. Al encontrarme al cocinero la historia se repitió, él me saludó y yo metí la cabeza en el refrigerador en busca del zumo de naranja.

—¿Le apetece lo mismo de siempre, Shinomiya-sama?

—No —respondí, buscando un vaso para servirme porque ¿tomar del envase? Ni de coña—. Quiero... Tortitas con arándanos y nata, dos capuccinos y zumo de naranja. Uno, este me lo llevo yo ahora.

Le indiqué el vaso, regresé la botella a la nevera y el cocinero se inclinó antes de poner manos a la obra. No era ninguna mierda demasiado compleja, suponía, y ya con todas las indicaciones repartidas me regresé por donde había venido. Al ingresar a mi habitación, pensé en ya quitarme la camisa pero en su lugar se me ocurrió otra mierda y sonreí con suavidad, depositando el vaso de jugo sobre la mesita de luz.

—Ri-chan~ —la llamé, ligeramente divertido, y permanecí de pie—. ¿Te gustaría ayudarme con la camisa?

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mil perdones por la tardanza, ya sabes que ando con muy poco tiempo, cielito ;;

 

No que lo hubiese hecho a propósito ni nada por el estilo, pero igual mis movimientos acabaron por llamar la atención del chico y un poco de satisfacción sí que me cayó encima por esa simple idiotez. Lo seguí con la vista mientras se alejaba hacia la puerta y me erguí apenas cerró la misma a su paso, estirando los brazos hacia arriba.

Deslicé la mirada por la habitación desde mi posición, levantándome no mucho después para dirigirme hacia el vestido y recogerlo. Lo dejé bien dobladito en una silla y encontré mi bolso por ahí también, así que aproveché para coger el móvil y volver a tirarme a la cama a revisarlo en lo que Kou venía. No me dio tiempo a ver demasiado, aunque tampoco era que me importase mucho eso, pero sí me pude hacer una foto para subirla a las stories de Instagram porque... ah, ¿por qué no?

Me había quedado de lado, mirando la pantalla del teléfono, cuando el chico entró y pude verlo por encima del aparato. De nuevo, lo seguí con la vista con cierta curiosidad y me sonreí en cuanto capté sus intenciones, dejando el móvil caer sobre el colchón apenas un segundo después de que hablase.

—Se va a convertir en una costumbre esto, ¿eh~? —comenté un poco porque sí, levantándome hasta quedar de rodillas en el colchón y acercándome a su posición desde ahí.

Tampoco era como si me molestase mucho quitarle la camisa las veces que quisiera, vaya~

Deslicé los brazos hacia delante, rozando el cuello de la camisa con los dedos antes de alcanzar el primer botón y desabrocharlo. No había mucho misterio, en realidad, deshice todos los botones en orden descendente hasta el último con toda la suavidad del mundo y, cuando terminé, me enganché de los lados abiertos para tironear de él y atraerlo un poco más hacia mi posición.

>>¿Seguía algo más~?

 

Riamu seguía básicamente donde la había dejado cuando salí de la habitación, la única diferencia era que ahora tenía el móvil. No era que fuera un detalle relevante pero ya estaba vista mi eterna manía por escanear los alrededores y comparar versiones constantemente como una puta máquina, así que ni modo. Considerando, también, la poca importancia que tenía, lo descarté de inmediato y me aboqué al asunto que cargábamos entre manos. Permanecí allí, de pie junto a la cama, y mi sonrisa no se inmutó ni un ápice al verla arrodillándose sobre el colchón para acercarse a mí.

—Qué cosas, ¿no? —le seguí la broma en un susurro.

Permanecí en sus ojos, se me ocurrió que de día lucían más bonitos y no moví un músculo en lo que se encargaba de los botones. La prenda fue cediendo, sentí el aire colándose dentro y me vacié los pulmones sin prisa alguna. Una vez acabó, pensé que iría a quitármela pero en su lugar jaló suavemente. Mi sonrisa se estiró apenas y me dejé hacer, deslizando los pies por el suelo. Mi rodilla topó con el colchón y alcé la pierna para hincarla justo allí, entre las suyas.

—Gracias~

Mantuve el tono y repasé su barbilla con apenas un dedo, instándola a alzar el rostro un poco. Aproveché el espacio y le dejé un beso en el cuello. Fue breve, superficial y regresé para buscar sus ojos. Seguía sonriéndole como un puto cabrón y mantuve la mano entretenida en el cuello de su camiseta (la mía, quería decir) hasta devolverla a mi espacio.

—Pero creo que no acabaste la tarea. ¿O le gustaría un adelanto, señorita?

De la recompensa, claro~

 

Le dediqué una ligera sonrisa divertida cuando recibí su comentario, manteniéndole la mirada apenas unos segundos antes de centrarme en los botones de la camisa y toda la tontería. No le puso ninguna queja a mi movida, aun cuando estaba tardándome más de lo necesario por la pura gracia de hacerlo, aunque si llegué a ver cómo la sonrisa se le ensanchaba después de pegarle el tirón para acercarlo.

Tampoco puso resistencia a eso, qué va, si acaso me siguió más el rollo subiendo la pierna a la cama para acabar entrometiendo su rodilla entre las mías. No hice ningún movimiento extraño con eso, igual era demasiado temprano para andar en esas, ¿no? Y tampoco hizo falta, de todas formas, porque él mismo se encargó de distraer mi atención al llevar el dedo a mi barbilla. Recibí la caricia improvisada sin ninguna oposición y entorné apenas la mirada al alzar el rostro, ensanchando la sonrisa cuando noté sus labios sobre mi cuello.

Solté el aire por la nariz después, mientras se entretenía con el cuello de la camiseta sin concretar nada, y acabé por hacer una mueca con los labios al escuchar su pregunta, echando la vista al techo en una actitud pensativa. Casi de manera distraída, aunque en realidad siendo completamente consciente, solté la tela de su camisa y deslicé las manos hasta sus hombros, donde empecé a introducir las mismas por las mangas.

—Un adelanto estaría bien —acabé por responder, bajando la mirada de nuevo hasta sus ojos, y parando también las manos en seco con ello—. Para animarme a seguir~

 

Obviamente me dejó el espacio para clavarme toda la movida, era probable que me hubiera decepcionado de cualquier otra forma, así que sólo aproveché las confianzas que me estaba autoconcediendo desde que la había conocido y seguí a lo mío. La vi montarse el teatro, pensar y todo eso, en definitiva estirar el chicle hasta que le salió del coño. Permanecí allí, claro, con la eterna paciencia de siempre, hasta que sus manos se accionaron y mi sonrisa se estiró poco a poco hacia un lado. Repasé sus facciones, sintiendo cómo colaba los dedos dentro de las mangas. Hasta que se detuvo.

Y aceptó, claro.

No respondí nada, me enredé en su cintura con un brazo y me afiancé allí con firmeza al inclinarme hacia ella. Pegué su torso al mío, busqué sus labios de inmediato y me hundí sin medias tintas. No fue ansioso ni nada, de hecho la besé con toda la calma del mundo, recorrí su boca y recién un rato después deslicé la lengua. Fue breve, sutil, y ladeé la cabeza hacia el otro lado para repetir la jugada. Le presioné la cintura al mismo tiempo, mi mano libre se entretuvo en la piel desnuda de su pierna y se coló apenas por la camiseta.

La estaba disfrutando como un jodido cabrón, para qué mentir, y recién me digné a separarme un buen rato después.

—Adelanto concedido —susurré contra sus labios, risueño.

 

¿Me había esperado que el adelanto fuese un beso? Por supuesto. ¿El hecho de saberlo había hecho que lo disfrutase menos? Ni de puta coña, vamos.

Se afianzó a mi cintura con la fuerza suficiente para evitar que me moviese del lugar al recibirlo, y con ello también logró pegarme por completo a su cuerpo. No pude controlar el ligero sonido de satisfacción que se atoró en mi garganta al notar la unión, aunque tampoco hice demasiado por esconderlo en realidad. Me acoplé a su ritmo sin ninguna dificultad, siendo que el chico se estaba tomando su tiempo para disfrutar del beso, y por mi parte se sintió igual de bien que el resto de besos que habíamos compartido.

Como si lo nuestro fuese hacerlo siempre con aquella sensualidad más bien tranquila.

Aun así su mano comenzó a tentar la piel de mi pierna, colándose apenas por debajo de la camiseta, y tampoco era como si la misma me tapase demasiado, así que no podía negar que el roce estaba demasiado cerca de una zona peligrosa. Y vale que era temprano y recién habíamos follado una horas atrás, ¿pero qué podía hacer si de repente me ponía sensible? No podía hacer nada~ Así que acabé por aflojar un poco el peso de mis piernas hasta alcanzar la suya con mis caderas. No me moví ni nada, pero de por sí el contacto fue más que suficiente.

Le sonreí cuando finalmente se separó, pasándome la lengua por los labios, y asentí con la cabeza un par de veces. No dije nada más y retomé el trabajo que me había encargado antes, terminando de deslizar las manos por sus brazos para llevarme la camisa en el proceso, y se la dejé a un lado de la cama cuando finalmente la misma se separó de su cuerpo.

—Quiero la paga completa ahora, por favor~ —pedí, con un ligero tono de exigencia colándoseme en la voz, acercando los labios hasta rozar con los suyos.

 

Era una niña de lo más transparente cuando quería, de verdad, y no podía venirme mejor ahora mismo. Vete a saber las veces que llevábamos ya comiéndonos la boca y ahí seguíamos, como si fuera la primera o algo. Mis caricias en su pierna tampoco habían cargado ningún objetivo específico, dicho sea de paso, pero al parecer le gustaron más de lo que habría anticipado~ Si aflojó el peso y todo, alcanzando mi propia pierna. Sonreí contra sus labios, sintiendo un chispazo de intensidad recorrerme el cuerpo, fue breve pero me bastó para acentuar el contacto presionando allí donde ella lo había buscado.

Luego relajé la pierna al separarme del beso, tampoco iba a andar de puto insistente, además de que tenía su gracia que fuera ella quien buscara las cosas. Se encargó de finalizar el trabajo, me quitó la camisa y la dejó a un lado del colchón. Seguí sus movimientos en silencio, hasta que volvió a rozar mis labios y me regresó a la cara la sonrisa de mierda.

—Hmm, se me ocurren un par de cosas.

Fue prácticamente un jodido ronroneo, y de un momento al otro la cacé por la cintura para instarla a regresar a la cama. Me acomodé a un costado suyo, sin echarle mi peso encima ni nada, y me incliné hasta atrapar sus labios. Le comí la puta boca, qué va, esta vez sí le imprimí algo más de velocidad. Mi mano se ancló a un lado de su cabeza, colé la lengua y fue bajando. Rozó su cuello, masajeó apenas su pecho, trazó su abdomen y volvió a jugar al borde de la camiseta, tentando con colarse debajo.

—¿Sensible, Ri-chan? —la molesté, separándome lo suficiente para encontrar sus ojos, y no sé de qué carajo me quejaba si a mí me tocabas y probablemente sacara chispa—. ¿Tan temprano~?

Mi sonrisa se ensanchó, se empapó de oscuridad y me prendí de sus ojos cuando deslicé apenas un dedo encima de su ropa interior, cosa de nada, antes de volver a cosquillear la cara interna de su muslo.

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chale no puedo controlarlo

 

Por supuesto que el cabrón iba a notar como me dejaba caer sobre su pierna, tampoco había pretendido ser sutil al respecto, y por supuesto también que iba a aprovechar el momento de debilidad para acentuar la presión y lanzarme encima un chispazo de expectación de lo más jodido. Eh, mira que hasta vergüenza tendría que darme, si yo generalmente no estaba tan necesitada~

Era simple cuestión de tiempo que acabásemos de nuevo sobre la cama, si de todas formas ya estábamos medio metidos en ella y la tontería en la que nos estábamos montando apuntaba por todos lados que era lo que sucedería, y fue por eso mismo que no me tomó desprevenida el movimiento que hizo para ello. Si acaso me dio tiempo a soltar una risilla ligera, justo antes de recibir sus labios de nuevo.

Noté como en aquella ocasión le imprimió algo más de velocidad al beso y tuve aun menos problema en acoplarme a ese ritmo, dejándole hacer lo que le diese la gana, tanto con el beso mismo como con la mano que había empezado cerca de mi cabeza pero que había acabado viajando por todo mi cuerpo. Llevé las mías hacia su cuello y las anclé a ambos lados del mismo, presionando a veces lo suficiente para atraerlo hacia mí y así profundizar algo más el contacto.

Se separó después de un rato, haciéndome aflojar también el agarre que le había impuesto, y a su pregunta solo atiné a asentir un par de veces con la cabeza, lentamente, y mordiéndome el labio inferior con, quizás, un poquito más de fuerza de la necesaria.

—¿Qué voy a hacer, Kou? Parece que soy incapaz de cansarme de ti~ —solté, prácticamente en un susurro ahogado, y sentí como las caderas se me movían en reacción a su toque.

Se apartó casi al instante, y yo logré controlarme lo suficiente para no ser insistente, pero eso no significó que dejó la mano quieta, y sus caricias me provocaron cosquillas por toda la zona donde estaba dedicándomelas, al igual que un calor renovado por todo el cuerpo. No tenía ya alcohol en el cuerpo, pero era tan temprano que el efecto era prácticamente el mismo, así que no lo pensé ni un segundo antes de deslizar las manos a su nuca, enredar los dedos en su cabello y volver a buscar su boca con cierta impaciencia.

Igual de desayuno me lo tenía que haber pedido a él directamente, ni idea~

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Ni modo sis, si están más salidos que el pico de una plancha y no tienen solución ya ni quiero que la tengan teehee

 

Honestamente, no sabía si echarle la culpa a haberme tardado sus años en meterme en esta mierda o haberme metido justo la noche anterior, pero en definitiva no me comía la consciencia así que ni modo. Abajo nos estarían haciendo las putas tortitas con arándanos y yo ahí estaba, metiéndole mano a Riamu como si no fueran las nueve de la mañana.

Otra vez, que me preguntaran si me importaba.

La pregunta se la había soltado para molestarla, pero respondió de lo más diligente y me comí la forma en que se mordió el labio en primera fila, sin una pizca de pudor. Qué va, si hasta se me ensanchó la sonrisa y todo. Sus caderas reaccionaron en automático, tuvieron que hacerlo y que alguien me recordara que no hacía tanto de haber perdido la cabeza, porque se me estaba yendo a la mierda de nuevo.

—Qué vamos a hacer, ¿eh? Se me ocurren un par de cosas.

Pero ¿qué iba a hacer con una señorita tan sensible justo frente a mí?

Me atrajo casi al instante, si prácticamente le estampé las últimas palabras en la boca. Volví a besarla con unas ganas estúpidas, me acoplé a su ritmo y ya no me molesté en filtrar el trámite. Dejé de cosquillearle los muslos, me deslicé directamente a su ropa interior y la tracé de punta a punta, ejerciendo algo de presión. Una, dos veces, hasta que sentí una ligera humedad y colé los dedos dentro de la tela, para estimularla con movimientos circulares.

—Date la vuelta, Ri. —No fue una orden, la verdad, lo dije bastante suave y le dejé un beso en la punta de la nariz que se me mezcló con una risa de nada—. Es una orden~ Ah, pero primero.

Se me ensanchó la sonrisa, fue una mezcla de diversión y travesura y me acerqué a su oído, dejando besos castos allí por donde pasaba en el recorrido.

—¿Te quitas la camiseta?

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otra vez no pude controlarlo and i dont even mind sos

tampoco estaba segura si meterlo en spoiler pero mira, nadie nos está leyendo así que fuck it

 

Había que ver nada más el nuevo espectáculo que nos estábamos montando, de nuevo, de buena mañana y lo poco que volvía a importarnos el asunto. Si Kou hubiese puesto un mínimo de resistencia, no hubiese tenido realmente problema en parar, pero viendo estaba en su salsa y que lo único que hacía era darme más y más cuerda... era prácticamente imposible controlar cualquier tipo de reacción o controlarse, en general.

Las últimas palabras que dijo antes de llevármelo en banda para besarlo, de hecho, prácticamente las soltó contra mis labios y aquella simple tontería me sacó una sonrisa en mitad del beso mismo. Igual era yo la desesperada por contacto, sí, pero él tampoco se estaba quedando atrás en la jugada y tardó realmente poco en atender mis necesidades presionándose sobre la ropa interior; muchísimo menos que la noche anterior, me daba a mí la sensación.

Dentro de todo, era consciente que el escenario no era el mismo que la noche anterior, o eso quería pensar, teniendo en cuenta que estábamos en pleno día y que seguramente Kou había pedido el desayuno para que nos lo trajesen a la habitación según mi capricho. En definitiva, intenté dentro de lo posible controlar la voz y no hacer mucho ruido, aun con lo difícil que me estaba resultando, especialmente cuando finalmente coló los dedo dentro de las bragas.

Si lo conseguí o no era algo que prefería no comentar.

Alcé ligeramente las cejas cuando lo escuché hablar de nuevo, algo sorprendida por la petición en sí, aunque acabé por suavizar de nuevo la expresión y hasta acompañar su risa con una parecida por mi parte al notar el beso que me dejó en la nariz. ¿Quién lo iba a decir, eh? Tan cariñoso~

—Bueno... —murmuré, un poco a regañadientes, aprovechando la posición para no levantar nada la voz—. Pero no me la quites, ¿eh~?

No me hice de rogar, de todas maneras, y me erguí un poco sobre la cama para facilitarme la tarea en cuestión. Busqué su mirada, eso sí, justo antes de coger la tela entre mis manos y deslizar la camiseta hacia arriba, lanzándola hacia atrás sin mucha contemplación al terminar. Después se vino la sonrisa sedosa, imposible de evitar, y me di la vuelta así como había me había indicando, aprovechando el poco espacio para rozarlo quizás un poco más de lo necesario.

>>A ver, ¿y ahora qué, cielo? —susurré, girando apenas la cabeza para mirarlo por encima del hombro.

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hagamos nuestra propia república explícita sin spoilers or smth y el kouri de presidentes 7u7

 

Contenido oculto: i just found it and voila!

Ni se me había cruzado por la cabeza la posibilidad de arrebatarle la camiseta ahora que iba a quitársela, cosa de que no me la robara, así que tras recibir su advertencia simplemente me tragué la gracia. Qué va, por mí le daba la mitad del closet con lo rápido que me aburría de la ropa. En especial de la normalita como ese tipo de camisetas, pero bueno. La iba conociendo lo suficiente para saber que no estaba muy enterada de lo que era la modestia y si le dejaba vía libre seguro que genuinamente me vaciaba medio ropero, así que mejor guardarme la información para mí.

Me sostuvo la mirada al quitarse la camiseta, no esperaba menos y claro que le sostuve la atención. Me deleité con las vistas, apenas le dejé espacio para moverse con mayor libertad y sentí su piel rozándome aquí y allá al darse la vuelta. Me buscó por encima del hombro, la recorrí casi de pies a cabeza y me sonreí, inclinándome despacio encima suyo.

—No lo sé, Ri-chan, ¿qué te gustaría?

Le susurré al oído y fui bajando por su cuello, dejándole besos poco a poco más húmedos. Deslicé los labios a su hombro, lo mordí apenas y seguí besándole la piel con toda la calma del mundo. No le eché todo mi peso encima, de hecho mantuve un brazo clavado a su lado. Pasé de su hombro y comencé a besar su espalda, aquí y allá, y colé la mano libre por debajo de su abdomen, despacio, hasta alcanzar su ropa interior y volver a estimularla. Nada loco, aunque de tanto en tanto presionaba los dedos con ganas y un poco se me fundían las neuronas, pero lo controlé lo suficiente para mantener parte de la atención puesta en los posibles sonidos del pasillo.

Tracé un camino de regreso sin dejar de tocarla, deslicé los labios hasta su hombro, presioné la lengua en su cuello y mi cabello se revolvió con el suyo.

—¿Algo así~? —la molesté, echándole apenas algo de peso encima.

 

Solté una risa floja cuando me respondió con otra pregunta, una que de por sí era bastante graciosa. ¿Qué me gustaría que me hiciese? Bueno, la lista era lo suficientemente larga como para que no mereciese la pena soltarla. Además, no era como si el chico hubiese esperado a que le respondiese para comenzar a repartir besos por mi piel.

Mantuve la cabeza girada un rato, siguiendo el camino que trazaba con la mirada y la sonrisa sedosa de siempre pegada a los labios, hasta que noté su mano colándose para alcanzar mi ropa interior de nuevo y no pude hacer más que esconder el rostro en las sábanas para disimular los suspiros que estaba empezando a dejar escapar. No estaba siendo nada exagerado, seguramente no se escucharía mucho más allá del propio Kou, pero lo prefería así.

Sentí cómo hacía el camino de vuelta hacia arriba, echándome encima una especie de expectativa, y me sonreí un breve segundo antes de intentar buscarle los ojos de nuevo. Me removí apenas, todo lo posible que me fue estando prácticamente atrapada entre su cuerpo y la cama, y saqué el brazo para entrometer de nuevo los dedos en su melena.

—Así está bien... —murmuré, casi en un jadeo, con una sonrisa de suficiencia—. Pero seguro tienes algo mejor guardado para mí, ¿o no~?

 

Contenido oculto: uuups JAJSAJSJA

Sus dedos colándose en mi cabello me aflojaron los músculos de forma casi automática, también relajé el cuello y acabé hundiendo el rostro en su cuello de nuevas cuentas. Me desinflé los pulmones por la nariz, fue pesado y estaba tan, tan jodidamente cerca de su piel que no me pude contener. Volví a besarla, lo hice con ganas y su voz me alcanzó al tiempo que pegada mi torso a su espalda. Su piel era tibia y me aflojó otro suspiro de nada.

—¿Algo mejor? —repliqué, una chispa de mofa se me coló en la voz y hablé aún allí, cerca de su cuello—. Bueno...

Me dio toda la pena del mundo tener que salir de ahí, pero si Ri-chan lo pedía ¿cómo decir que no? Me erguí de vuelta, lo suficiente para usar el brazo de apoyo y así liberar la mano con la cual la había estado tocando. La observé apenas un segundo y la llevé, a tientas, hasta su garganta. Delineé la piel suavemente, sujeté su mandíbula y tracé sus labios con el pulgar, mientras me comía el show desde perfil. Qué va, me estaba poniendo un huevo y medio.

—Puedo hacerlo, sí —concedí, su cabello rosado me hizo cosquillas en el rostro y la insté a separar los labios lentamente—. Pero vas a tener que ayudarme.

Una sonrisa de mierda se me pegó en la cara al tiempo que deslizaba dos dedos dentro de su boca. Fue despacio, pero los metí bastante y los dejé ahí su buena cantidad de segundos para que hiciera lo que sabía hacer. No iba a mentirle a nadie, coño, de repente me la puto imaginé haciendo eso en mi entrepierna y se me arruinaron un montón de cables.

Al final me estaba revolcando en la mierda como un cerdo, así que cuando me digné a quitarle los dedos de la boca le dejé un beso en el cabello y me acerqué a su oído.

—Buena chica~ —susurré, volviendo a colar la mano debajo de su abdomen, y con el codo aún anclado a un costado de su cuerpo doblé el brazo para instarla a hundir la cabeza en las sábanas—. Ahora no hagas mucho ruido.

Me salté las bragas a la mierda, metí la mano dentro y busqué su entrada, deslizando uno de los dedos lentamente. De paso presioné el resto de la mano en su clítoris, como instándola a moverse contra mí si le apetecía.

 

Contenido oculto: speechless me hallo con ellos

El instante en el que Kou aflojó el cuerpo hasta hundirse en mi cuello se sintió como el momento de calma antes de la tormenta, y eso que todo el asunto de calma estaba teniendo bastante poco. Nos estábamos volviendo a meter en un terreno peligroso, aunque claramente no nos estaba importando una mierda volver a caer, y si en algún momento habíamos tenido la oportunidad de pararnos antes de llegar a más... pues estaba claro que ya la habíamos dejado pasar.

Pestañeé un par de veces, pesado, mientras su mano hacía el recorrido de vuelta a mi rostro, y el aire se me escapó de los pulmones cuando llegó a rozarme la piel del cuello antes de engancharse a mi mandíbula. Toda la movida volvió a activarme los motores al jodido instante, echándome encima una oleada de calor aun más intensa que la que había sentido hasta el momento, y acabé entornando la mirada para seguir el movimiento de su pulgar como una imbécil.

Dejé que me separase los labios sin oponer ninguna resistencia y recibí sus dedos de la misma manera, buscando su mirada de soslayo mientras los introducía. Me dejó hacer lo que quisiese un buen rato y joder que decidí aprovecharlo hasta el último segundo, casi como si la vida me fuese en ello. Los chupé y lamí sin ninguna clase de pudor, deslizando la lengua por toda su extensión mientras los sacaba y volvía a meter en mi boca, habiendo rodeado su muñeca con una mano para poder manejarlo más fácilmente. No me digné a cortar el contacto visual en ningún momento, y disfruté como una cabrona al hacerlo, porque tampoco había que ser ningún genio para saber qué clase de mierda se le estaba pasando por la cabeza con la imagen.

Y ni que me importase alimentar un poco más su imaginación hasta que fuese a llegar el momento de que sucediese de verdad~

Me halagó, dejándome un beso en el cabello, e inmediatamente después me instó a hundir la cabeza entre las sábanas de nuevo, prácticamente ordenándome el hecho de no hacer ruido. ¿Y qué podía decir en mi defensa? Haberlo montado la noche anterior había estado de puta madre, pero estar en el otro lado no estaba para nada mal tampoco. Qué va, estaba en mi puta salsa de hecho, y la sonrisa de mierda que me cruzó el rostro con todo el rollo solo sirvió para confirmarlo más.

Levanté las caderas por pura inercia, lo máximo que me fue posible al encontrar su entrepierna en el proceso, y ni siquiera lo pensé antes de mover las mismas en busca del contacto que su mano me estaba ofreciendo. Él había introducido el dedo lento, yo me moví a un ritmo más o menos parecido, y aunque al principio me sacó un gemido corto, realmente aun era capaz de controlar bastante bien mi voz.

—Venga, Kou, me estás poniendo demasiado fácil lo de no hacer ruido~ —jadeé, con un tono de voz que mezclaba la burla y una queja algo infantil.

¿Provocándole de manera tan descarada? Hombre, pues claro.