Rescatando a un corazón

Tema en 'Novelas Terminadas' iniciado por Borealis Spiral, 2 Enero 2014.

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    Borealis Spiral

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    Rescatando a un corazón
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    2020
    @Shassel ¡Gracias por tu comentario! Sabes que me encantan. No eres confusa... o un poquito, pero tus razones tienes. Espero que esto siga gustándote y gracias en verdad por tu apoyo.

    A los demás que se pasan a leer también se los agradezco enormenente y a ustedes el capítulo. ¡Disfruten!

    Otro encargo, otra deuda

    Mina vagaba por los barrios con menos fama de la ciudad siguiendo a Corazón. Era temprano todavía, a pesar de que era sábado y que debía estar en su cama gozando de más horas de sueño, pero no; allí estaba ella, en una zona de mala reputación en busca de Helio. La habían levantado los alaridos del castaño. Quizás Corazón estaba tan desesperado por hablar con alguien que había decidido quedarse con ella hasta que Helio finalmente lo tomara en cuanta otra vez, y la sala de su casa se había convertido en su dormitorio con el sillón como cama. Sin embargo, esa mañana otro de esos ataques raros lo había golpeado, nuevamente robándole consistencia y visibilidad en medio de un sufrir palpable y por el que no podía hacer nada para menguarlo.

    Esta vez duró más de un minuto y algo no le dio buena espina. ¿No se suponía que con las atenciones de Anahí, Helio debía mejorar su actitud? ¿Acaso las cosas entre ellos no estaban funcionando? Quiso preguntarle a Corazón si sabía algo cuando la onda de dolor pasó, pero éste se había apresurado a levantarse tan rápido como pudo balbuceando cosas como “pub”, “callejón” “problemas” y demás, para después salir de la casa, diciendo que debía encontrar a su amo y ayudarlo. Preocupada y sintiendo extrañamente que lo que padecía su compañero era su culpa, se cambió velozmente para no perder tiempo e ir tras el corazón materializado de Helio.

    Así es como llegó a ese vecindario de mala muerte después de más de una hora y media de camino; menos mal que estaba acostumbrada a caminar, si no ya hubiese perecido de cansancio. Al transcurrir unos minutos en los que fue de aquí para allá detrás de Corazón sin aparente rumbo fijo, pensó que en realidad él no sabía dónde estaba Helio y cuando iba a iniciar con sus quejas, él gritó:

    —¡Es él!

    Corrió a uno de los tantos callejones de por allí y la rubia lo siguió. Con perplejidad completa, los dos observaron al agonizante hombre cuya respiración era jadeante y densa, costándole llenar sus pulmones de oxígeno. La sangre en la cabeza y demás partes del cuerpo se habían secado y no eran más que manchas oscuras que le daban un aspecto mucho más horrible; sobre todo a la cara, la que se mantenía desagradablemente hinchada y morada. Su lecho para reposar eran las bolsas de basura, que no hacían más que amenazar con infectar terriblemente las heridas y apresurar un agusanamiento.

    —Está molido —comentó Mina incapaz de salir de su asombro—. Hay que hacer algo por él. Llevémoslos a un hospital.

    —No tiene seguro, lo canceló —notificó Corazón con pesar, acuclillándose a un lado de su amo, mirándolo con tristeza.

    —¿Lo canceló? —la incredulidad en la voz de Mina se hizo evidente—. ¿A quién se le ocurre cancelar el seguro? ¿Qué pretende este tipo?

    —Morir —declaró Corazón con voz vacía. Mina frunció el ceño, inquieta.

    —En ese caso, llevémoslo a su casa; algo podremos hacer allá —Mina dejó de hablar al recordar algo nada grato—. Ah, olvidé la cartera; no podré pagar un taxi. Apenas si agarré el celular.

    —Quizás él tenga algo de efectivo —opinó Corazón—, revísalo.

    —¿No es eso robar? —inquirió ella no estando tan segura; no quería que la vieran esculcando las cosas de un pobre moribundo.

    —Técnicamente todo lo de él me pertenece también y te estoy dando permiso, así que creo que está bien, ¿no?

    —Supongamos que sí, pero sólo porque la situación lo amerita, ¿entendido?

    Corazón asintió y Mina se inclinó para revisarlo, encontrando absolutamente nada, ni cartera, ni dinero; ni un mísero centavo.

    —Es raro, él no sale sin dinero —se extrañó Corazón, ladeando la cabeza.

    —Creo que alguien se nos adelantó y lo hurtó primero —Mina suspiró levantándose y pensó un poco—. Anahí puede venir a ayudarlo, es su pareja, deberá preocuparse si le digo cómo se encuentra.

    Mina le marcó a la morena y después de unos segundos, respondió.

    —Hey, Ana, soy Mina.

    —¿Qué quieres? —sequedad y resentimiento fue lo que imperó en su voz.

    —Necesito un favor. Quiero que vengas a recoger a Helio para llevarlo a su casa; está grave.

    —No me importa —respondió con ira mal contenida.

    —¿Qué? Espera, ¿qué? Le dieron una tunda que casi lo mata.

    —He dicho que no me importa. ¡No me interesa lo que a ese idiota le pase!

    —Espera, espera, ¿qué tienes? ¿Qué ha pasado entre ustedes? —Una preocupación se adueñó de la rubia. Las cosas tenían que estar bien con esos dos, debían estarlo.

    —Solo que no quiero volver a verlo nunca. ¡Me ha golpeado, Mina! ¿Cómo se atrevió? —Su voz cargada de rencor tembló ante el llanto retenido.

    —¿Te golpeó? —Mina se llevó una mano al rostro y negó con la cabeza; eso sí no lo hubiese imaginado—. Siento eso, Ana, pero no puedes rendirte ahora. Él te necesita. ¿Dónde queda tu orgullo como luchadora? ¿Dejarás que se quede con la idea de ti como una cualquiera? ¿Otra del montón?

    —¿Cómo puedes pedirme algo así? ¿Cómo me ofendes en lugar de consolarme? Él es un monstruo y tú lo eres más por habérmelo presentado e insistir que lo vea.

    —¡No! No es tan malo como parece, es sólo que no está muy bien orientado.

    —¡Está desubicado por completo y yo no soy una brújula! ¡Adiós!

    —No, Anahí, espera… —Demasiado tarde, le colgó. La rubia tragó duro y miró unos segundos el aparato, sin saber qué pensar. ¿Ahora qué haría?

    —No fue bien, ¿verdad? —quiso saber Corazón, quien había estado escuchando todo en silencio y se había dado una idea de lo que pasaba dada la actual actitud de su amo. No era fácil lidiar con él.

    —No —Mina suspiró otra vez, cansada—. ¿Y ahora a quién le pido ayuda? Ruth tampoco no tiene auto, Mike salió desde ayer por la tarde al rancho de los padres de su novia; Dalia nunca contesta el teléfono después de las doce del día de los sábados.

    Mina pensó en alguien que pudiera hacerle el favor y aunque muchas personas rondaron por su mente, el problema fue que no contaba con sus números. Su lista de contactos era bastante pequeña. Analizando esa lista, recordó que hacía poco había agregado un nombre más. Un dolor de estómago la asaltó al imaginarlo siquiera.

    —Creo que ya sé quién puede venir por nosotros —dijo mirando a Corazón con desgana completa, dejando caer los hombros, derrotada.

    —¿Quién? —Corazón alzó una ceja, curioso por la actitud tan decaída de ella.

    —El extorsionista.

    —Mina —Corazón se levantó, alarmado—. No es necesario, te cobrará otra vez. Podemos dejarlo aquí…

    —¿Cómo se te ocurre decir eso, Corazón? ¡Míralo! Está que da vergüenza ajena —lo apuntó con determinación, luego sonrió resignada—. Además, creo que la pelea con Anahí lo llevó a este desenlace y es gran parte mi culpa por prácticamente obligarlos a estar juntos. Al menos déjame compensarlo.

    —Oh, Mina, eres un amor —volvió a halagar el castaño simplemente cautivado.

    Mina marcó el número indicado y casi al instante respondieron.

    —¿Diga? —la alegre, grave y cantarina voz le enchinó la piel; era tenebrosa.

    —Odín, soy Mina, necesito ayuda…

    —Número equivocado —Y le colgó. La rubia parpadeó un par de veces.

    —¿Pero qué rayos? —Gritó mirando con irritación el teléfono móvil—. ¿Cómo me cuelga sin antes escucharme? —Volvió a marcar, furiosa.

    —¿Sí? —Volvió a escucharse el tono alegre.

    —¿Por qué colgaste? ¿Qué clase de educación lucrativa es esa? ¿No se supone que los buenos negociantes escuchan bien a sus clientes en lugar de…? —El sonido característico de la llamada al terminar volvió a oírse—. ¡Pedazo de…! —Lo intentó una vez más, sacada por completo de sus casillas; ese tipo era exasperante en verdad—. ¿Qué quieres por transportarnos a mí y a un amigo mal herido a su casa? —dijo en cuanto escuchó que atendía sin dejarlo hablar; no permitiría que la cortara otra vez.

    —Depende de la distancia —respondió él con voz risueña, concentrándose de lleno en el trato—. ¿Dónde están y a dónde van? —Mina le dijo dónde se hallaban y luego pidió a Corazón la dirección de Helio para dársela a Odín—. ¿Eso es todo? No es lejos. En fin, el transporte llega dentro de poco, no te muevas de donde estás.

    —¿Cuánto va a costarme? No te…

    —Sí, sí, no tienes dinero. No te preocupes, te diré el cobro justo dentro de unos días. Chao.

    Y el tranquilo aunque jovial y misterioso tono en que dijo lo último no le infundió nada de confianza. Se estremeció de pronto, perturbada; le daba la sensación de que debía dejar de meterse con ese tipo. De aquella manera, esperaron a que su pasaje llegara, el que no tardó demasiado. Una camioneta cerrada y grande se colocó frente al callejón y de ella bajó un tipo que ella no había visto en su vida.

    —¿Tú eres Mina? —le preguntó el sujeto mirándola. Ella asintió—. Soy Adrián —Miró a Helio—. ¿Ese es tu amigo?

    Ella volvió a asentir y sin decir una palabra más, Adrián se acercó a él y lo levantó echándoselo sobre el hombro como si de un costal lleno se tratara, para después subirlo a la parte trasera de la camioneta.

    —¿Trabajas para Odín? —cuestionó Mina incauta, viendo que Corazón se subía en la camioneta a un lado de Helio antes de que Adrián cerrara la puerta.

    —¡Ya quisiera! Estoy pagándole una deuda —Y Mina entendió lo terrible que era eso y se sorprendió de comprender que el imperio del pelinegro era más grande de lo que creía—. Por cierto, me dijo que firmaras esto —Le tendió el contrato y una pluma.

    —Ah, claro —Lo hizo en el mismo lugar que la otra vez, a un lado de la firma de Odín que ya estaba allí.

    —¿No te da la sensación de que firmas tu propia acta de defunción? —comentó él en tono casual—. En fin, sube, quiero acabar con esto de una vez.

    Mina asintió y subió a un lado del copiloto para así dirigirse a la que era la morada de Helio, a la que llegaron después de más de treinta minutos de andar por la ciudad entre el tráfico que empezaba a ser abundante a esas horas; la casa se encontraba del otro lado de donde estaban esos barrios de maleantes. ¿Y Odín le había dicho que no estaba lejos? No quería saber qué otra clase de viajes le habían pedido. Todos bajaron del automóvil y Adrián se encargó de llevar al inconsciente Helio, quien no se dignaba despertar por nada del mundo. Se colocaron frente a la puerta e intentaron abrirla, pero estaba asegurada.

    —Cerrada, ¿por qué no buscas sus llaves? —le dijo Adrián a Mina, impaciente por irse de allí.

    —No las tiene —recordó que no las había visto cuando lo revisó—. Se las robaron.

    —Perfecto, ¿y ahora cómo entraremos? Creo que yo los dejo aquí.

    —Espera —dijo Corazón.

    —¡Espera! —repitió Mina al ver que Adrián iba a dejar a Helio en el suelo para irse y abandonarla con un peso muerto. El hombre la miró sin mucho contento y ella miró a Corazón con disimulo.

    —La ventana del baño siempre está abierta y el mosquitero está suelto, puedes quitarlo y entrar por allí —explicó el castaño y Mina asintió apenas perceptiblemente.

    —Espera aquí un momento, Adrián. La ventana del baño está abierta. Entraré por allí y te abriré, ¿sí?

    —Date prisa —declaró el otro, ansioso por irse.

    Corazón le dio la vuelta a la casa por la izquierda, para indicarle a Mina cuál era la ventana correcta y ella lo siguió, esperando que ninguno de los vecinos de por allí la vieran en medio del acto de vandalismo. No quería cargos por allanamiento de morada.

    Hasta otra.
     
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    Mei Liddel

    Mei Liddel La lluvia cae como si hubiera olvidado como parar.

    Tauro
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    Waaa :c Me perdí 2 capítulos. Lo siento, la escuela, mi curso de guitarra, mi fic, y los libros que supuesta mente estoy leyendo no me dejan muco tiempo libre. Nunca creí perderme algún capitulo, mi horario siempre suele ser muy organizado y siempre me deja algo de tiempo libre para leer algo en la pagina. Pero así es la vida, haré comentario de ambos capítulos.

    El primero fue hermoso *-* Ahora quiero tanto a Helio como a Corazón, bueno, creo que eso es por que son la misma persona ¿no? XD. Adoro a los personajes que tienen una mala vida y que todo lo malo les pasa a ellos, creo que moriré sola XD. Aun que debo decir que me pareció algo triste todas las formas en las que intento matarse, no lo se, no me gusta la gente que piensa en acabar con su vida, es algo estúpido. Pero creo que a este lo entiendo, que tus padres básicamente no te quieran y que aparte de eso la vida te trate como basura, creo que a el lo dejare morir ewe.
    Oh si, añado que me dio gracia la parte de Anahi, no se, fue gracioso para mi.....Si moriré sola xD.


    Y con el segundo capitulo, creo que este es el mas entretenido que he leído en esta historia. Me causo mucha gracia, y no se por que .-.
    Oh y debo añadir que Odín me cae bien, es tan ocurrente como yo, y abusa tanto de la gente como yo XD. No puedo creer que tanta gente le deba tato a este tipo, abusa mucho de su poder, algún día seré como el haha. Y creo que Helio me da pena, o sea, ¿fue golpeado tanto para que n siquiera se diera cuenta de lo que pasaba a su alrededor? pobre, creo que en verdad si quiere desaparecer.
    También espero con ansias el proximo capitulo, ¿por que lo digo? creo que algo pasara, algo me dice que habrá un pequeño conflicto con entrar a la casa de Helio. Oh alguien va a estar dentro de la casa y va a mal pensar las cosas, o algún vecino chismoso llamara a la policía, o Helio se despertara y mal pensara las cosas, no se, creo que es una infinidad de cosas que podrán pasar.

    Adiós :3
     
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  3. Threadmarks: La esperanza se mantiene
     
    Borealis Spiral

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    @Mei Liddel ¡Gracias por tu comentario! Me anima. No te preocupes, que tampoco ando de mucho tiempo ahora, pero gracias por hacer un rato y pasarte por aquí ^u^ Me alegra que te gustaran los capítulos y que te causara gracia el sufrimiento ajeno (? Y creí que yo era sádica xD Tus ideas son interesantes, pero no se me pasaron por la mente cuando escribí, así que esto salió. Gracias de nuevo.

    @Shassel Gracias por tu me gusta; lo aprecio :3 A todos los que se toman el tiempo de leer también se los agradezco y a ustedes el capítulo. ¡Disfruten!

    La esperanza se mantiene

    —Esto será más complicado de lo que pensé —aceptó Mina viendo que la ventana no era tan grande como esperaba, ya que era un rectángulo apenas ancho y estaba bastante arriba, sobre su cabeza.

    Miró a ambos lados buscando algo que pudiera ayudarla a quitar el mosquitero, pero no encontró nada, por lo que tuvo que usar sus manos. Fue cansado porque tuvo que mantenerlas levantadas todo el tiempo para empujarlo y porque no estaba tan suelto como Corazón le había asegurado. Cuando finalmente pudo sacar la tela de metal, haciendo que cayera del otro lado, se sujetó fuertemente de los bordes del rectángulo vacío y usando todas las fuerzas que el ejercicio de los entrenamientos y del día con día le daban, se levantó sosteniendo su peso para pasar por entre la ventana. Lo que resultó bastante bien hasta que se vio atorada por la cadera, con la mitad del cuerpo dentro de la casa.

    —¡Maldición! —gruñó pataleando sin cuidado.

    —¿Estás bien, Mina? —preguntó Corazón desde afuera, viendo el moverse desesperado de las piernas de ella.

    —No, creo que me atoré. Intenta empujarme.

    Corazón parpadeó turbándose sobremanera, y aunque no se le vio ni lo sintió, en condiciones normales se habría notado el sonrojo intenso. Vio la única parte por la que podría empujarla; la retaguardia.

    —¿Estás segura? —inquirió con ofuscación.

    —No, olvídalo, creo que estoy saliendo.

    Mina se movió como lombriz esperando que así pudiera deslizarse poco a poco hasta el otro lado, lo que consiguió después de mucho batallar; ya hasta sudaba. Azotó de lleno al suelo y se masajeó el lado derecho, con el que había aterrizado, adolorida. Miró el baño y una mueca de repugnancia se adueñó de su rostro. Estaba suciamente asqueroso; con la tina, el inodoro y el lavamanos completamente llenos de mugre y hasta moho. El olor no era nada bonito; era como el de una fosa séptica y el suelo estaba lleno de un líquido que no quería saber qué era.

    —¡Oh, por Dios! —Gritó levantándose súbitamente y sacudiéndose, como si de esa manera pudiera evitar que el ambiente la tocara—. ¡Qué horror de lugar!

    —¿Estás bien, Mina? —volvió a indagar Corazón desde afuera, preocupado.

    —Sí, ya voy a abrir.

    Mina salió presurosa del baño, no deseando presenciar más aquel escenario tan impuro; sin embargo, se encontró con la nada agradable sorpresa de que toda la casa en general estaba hecha una porquería y parecía un chiquero, como si a propósito ensuciaran todo y deliberadamente no se molestaran en limpiar nada.

    —¡Qué desastre! ¿Por qué no puedes cumplir tus deseos de morir en un sitio más limpio y agradable, Helio?

    Llegó a la puerta principal y finalmente la abrió, logrando que Adrián soltara un suspiro de alivio al tiempo que se adentraba. El hombre alzó una ceja, interrogándose por qué es que esa casa estaba tan mugrosa, pero no le dio mucha importancia. No estaba allí para querer enterarse de nada ni nadie, sólo fue a cumplir un trabajo y eso hizo. Corazón había entrado detrás de él y dándole instrucciones a Mina de dónde estaba la habitación de Helio, Adrián lo dejó en la cama para después despedirse e irse de aquel repulsivo lugar. El cuarto también estaba sucio, con restos de comida de aquí a allá, mucha ya echada a perder lo que le confería al cubículo un hedor asqueroso; había moscas por doquier y seguramente también habría una plaga de cucarachas, aunque Mina no vio ninguna. La cama no estaba tendida y despedía un olor muy penetrante a sudor mezclado con mugre; parecía que no se había lavado en mucho, mucho tiempo.

    —¿Cómo es que puede vivir aquí? —volvió a inquirir Mina sin créeselo y negando con la cabeza.

    Abrió la ventana que estaba cerrada y recorrió las pesadas cortinas para que un poco del aire limpio del exterior pudiera ventilar la toxicidad de ese. Luego miró al grave hombre unos segundos y entrecerró los ojos. Quería irse, pero la consciencia no la dejaba retirarse así como así.

    —¿Dónde está el botiquín, Corazón? Quizás pueda atender un poco sus heridas para que no se le infecten y eso.

    Corazón le indicó dónde estaban los desinfectantes y demás artículos para las lesiones. Cuando las tuvo en su poder, Mina se sentó en el borde de la cama, a un lado de él, y comenzó a tratarlo, todo el tiempo en silencio, hallándose ella muy concentrada en su trabajo y Corazón, estando del otro lado de la cama, se vio demasiado metido en observarla fascinado como para intentar iniciar una conversación. Mina era simplemente asombrosa. La rubia tuvo un poco de problemas a la hora de lavar las magulladuras y cortadas que estaban debajo de la camisa y el pantalón, pero hizo lo que pudo.

    —Peor estaba, eso es seguro —quiso alentarse ella misma y luego, notando que el rojo en el rostro de él se mantenía presente a pesar de ya haberle limpiado la sangre seca y que el sudor lo empapaba, tocó su frente—. Arde en fiebre. Buscaré una píldora para que le baje.

    La rubia iba a levantarse para realizar su cometido, cuando una fuerte mano sujetó su brazo en un apretón firme que la lastimó un poco, sorprendiéndola y asustándola. Con sus celestes bien abiertos y aterrados, vio que Helio había abierto los ojos apenas notablemente, en una rendijilla muy angosta, pero Mina pudo observar a través de las pestañas de él, que sus ojos brillaban intensamente ante el sufrir de la alta temperatura y el dolor del cuerpo. La miró fijamente.

    —¿Quién… eres? —apenas consiguió articular audiblemente con voz muy ronca y tormentosa, entre jadeos inquietantes.

    —Nadie, esto es un sueño, yo no existo; estás delirando, sigue durmiendo —dijo Mina con nerviosismo en tanto movía su mano libre frente a él de manera extraña, intentando arrullarlo.

    —¿Un sueño? —Volvió a preguntar con voz queda y pausada—. ¿Eres…eres mi ángel?

    —Eso es, eso soy y te digo que vuelvas a dormir, así que anda, hazlo —Mina le cerró los ojos, pero él volvió a abrirlos—. Así no funciona, debes cerrarlos —Y volvió a cerrárselos, pero de nuevo los abrió—. Necio.

    Helio posó su visión por el resto de la habitación, sintiendo un terrible malestar que lo mareó y la oscuridad volvió a amenazar con apoderarse de él, pero al fijarse del otro lado de la cama donde estaba la rubia, detalló otra borrosa figura.

    —¿Y ése quién es?

    Mina miró con asombro a Corazón, quien parecía estar en el mismo estado. Sin embargo, no pudieron preguntar nada ni hacer algo más porque Helio volvió a su estado de inconsciencia total.

    —¿Te diste cuenta, Mina? —preguntó Corazón, ahora feliz—. Me vio, después de tanto tiempo al fin me tuvo en cuenta un momento.

    —Muchas felicidades —respondió ella sin mucho contento intentando zafarse del agarre de Helio, quien a pesar de estar dormido nuevamente, mantenía su mano aferrada a su brazo. Tiró su extremidad intentando librarse sin mayores resultados. Ahora sabía que tenía el mismo poder de adhesión que Corazón—. Vamos, suelta, suelta. ¡Que sueltes te digo!

    Estiró con fuerza, levantándose, esperando que con ese impulso él la dejara, pero no fue así; al contrario. Helio se alzó también un poquito de la cama, pero fugazmente, regresando a ésta al instante y el peso del joven atrajo a Mina hacia él, por lo que no encontrando el equilibrio necesario para mantenerse en pie, cayó sobre el cuerpo masculino lanzando un pequeño grito y sacándole un sonoro gemido de dolor a él.

    “Lo siento”, se disculpó mentalmente la rubia e intentó levantarse presurosa, pero sorpresivamente se vio rodeada por los brazos de Helio, quien ya la usaba como muñeco de felpa. “No, no, ¡no! Suelta, suelta”. Lloró interiormente no pudiendo encontrarse en una situación más incómoda; además, él apestaba y mucho.

    —Corazón, ¡ayúdame! —le susurró con desespero en su voz.

    —¿Qué puedo hacer yo, Mina? —Se hizo el que no tenía idea, encogiéndose de hombros. En realidad no tenía ganas de ayudarla; de alguna manera estaba feliz de ver la escena, y se preguntó qué sentiría en ese momento su amo de poder abrazarla de esa forma.

    —Yo qué sé. Dame la mano y sácame de aquí.

    Ella le extendió su mano, y más de fuerzas que de ganas, él la tomó para comenzar a jalarla, esperando que pudiera salir del abrazo de Helio, mas éste la asía con gran fuerza. No obstante, después de mucho tiempo, ya más debido a que el agarre del castaño fue debilitándose, consiguió liberar a la rubia, quien inhaló aire con ansiedad; estuvo a punto de asfixiarla por completo.

    —No vuelvo a arriesgarme tanto, ¡casi me mata!

    —Exageras —opinó Corazón sonriente—. Lucían bien.

    —Bueno, creo que será mejor que me vaya. Al menos ya cumplí socorriéndolo y mi consciencia está tranquila. ¿Te quedas? —miró a Corazón inquisidora.

    —Sí, por ahora. Me gustaría saber si volverá a verme cuando despierte o si no lo hará.

    Mina se encogió de hombros respetando su decisión y despidiéndose después de dejar las píldoras para el dolor y la fiebre sobre el buró a un lado de la cama junto con el agua, se fue de allí. Ya se le había hecho tarde para ir a limpiar la casa de una señora con quien había acordado ir todos los sábados; después de todo, necesitaba el dinero. Ya solo, Corazón se sumió en un silencio agobiante que en esa casa, tener que soportarlo era hasta una tortura. No le gustaban las nuevas condiciones de vida de su amo, por eso prefería quedarse en casa de Mina, pero allí estaba, expectante a que abriera los ojos y descubrir si al final se había reparado un poquito del lazo que los unía. Se mantuvo vigilante a su lado hasta que Helio despertó ya entrada la tarde.

    Se sentía pesado, sumamente pesado y le punzaban la cabeza, el cuerpo; de hecho todo. Intentó abrir los ojos, pero sus párpados tenían toneladas sobre ellos. Giró sobre la cama y la acción le sacó alaridos de dolor así que se hizo ovillo, procurando aminorar tan terrible malestar. La cabeza iba a explotarle y sentía una sed del demonio. Su mente rememoró entonces el sueño tan raro que había tenido donde una linda rubia de hermosos ojos azules se mantenía atenta a su ser y bienestar, pidiéndole con voz extremadamente dulce que volviera a dormir, como si se tratase de su ángel guardián. Había sido un buen sueño, placentero, pero era lo que era; algo irreal y ficticio, producto de su imaginación.

    Con sufrimiento atroz y lentitud desquiciante alzó la mitad de su cuerpo para quedar sentado. Se llevó las manos a la cabeza y tembló sin reparos haciendo un esfuerzo porque el mareo que lo asaltó no lo regresara a la cama de nuevo. Un segundo. Levantó la mirada velozmente ocasionándole otro vértigo, pero la estupefacción pudo contra éste y se mantuvo estable. Recorrió la estancia con cuidado; era su habitación. ¿Qué hacía allí? Unos pandilleros casi lo matan en un callejón, ¿cómo era que ahora se encontraba en su cuarto así como así? Miró sus brazos y descubrió en ellos algunos vendajes. ¿Quién había hecho eso? Parpadeó confundido al mirar el buró y descubrir las pastillas y el vaso con agua. La imagen de la rubia golpeó su mente. ¿Había sido un sueño o no?

    —¿Ya te levantaste? —preguntó Corazón al verlo, pero Helio no mostró señal que le indicara que lo escuchara o lo viera, sino que se levantó por completo de la cama y caminó de aquí para allá buscando ropa limpia entre tanto desastre—. Así que volvemos a lo de siempre, ¿eh?

    Helio encontró ropa para cambiarse y luego fue a tomar una ducha de agua helada, esperando quitarse el resto de la sangre que, por un motivo que todavía no entendía, no había sido alejada de su cuerpo. Al terminar, regresó a su alcoba y lanzó la ropa manchada por allí, sin embargo, después de pensarlo un poco y observar con detenimiento las condiciones de su recámara, una clase de vergüenza lo envolvió y sin entender por qué, comenzó a recoger una cosita por aquí y otra por allá.

    —¿Limpias? —Corazón parpadeó confundido—. Eso es nuevo.

    Vio que Helio se colocaba frente al buró y observaba con extrañeza las pastillas y el vaso, dudando si tomarlas o no. ¿Qué había pasado en tanto él se mantuvo inconsciente? Sin embargo, al final se tomó el medicamente bebiendo de un golpe el agua del vaso. Aún tenía sed.

    —Oh, ya veo —se dijo Corazón al analizar la situación—. Quieres saber qué ha pasado y si ella es real, ¿no? Pues lo es, se llama Mina; es una persona maravillosa. Ha hecho mucho por ti; es honesta, amable y quiere a las personas. Tiene su carácter, pero es grandiosa. Si quisieras, si desearas conocerla, podría llevarte con ella.

    Helio iba a salir de la habitación pero se detuvo en seco, asombrando a Corazón cuando volvió su vista hacia donde estaba él. ¿Acaso lo había escuchado? ¿Acaso podía verlo? Volvió a hablar, mas no parecieron surgir efectos las palabras ni parecía que en realidad lo viera, ya que Helio quedó estático bajo el umbral, con pose meditativa y desconcertada, con mirada enfocando un punto al vacío y frunciendo el ceño confundido. El lazo seguía roto, ¿verdad? Corazón suspiró con tristeza y escuchó que alguien tocaba la puerta principal. Helio fue a atender teniendo a Corazón detrás de él, sorprendiéndose un poco de encontrar a Anahí del otro lado, quien lo miraba atónita, detallando su mal aspecto e hinchazón.

    —¿Vienes a demandarme? —preguntó sin sentirse bien todavía.

    —No. Me dijeron que estabas mal herido y vine a verte.

    —¿Te dijeron? ¿Quién? —eso lo desconcertó bastante, ¿quién pudo haberle hecho saber de su estado? Nuevamente la figura de su ángel llenó su cabeza.

    —Una amiga, pero no importa eso. Yo —Le enseñó una bolsa perteneciente a un restaurante de comida rápida—, te traje algo de comer. ¿Te parece si disfrutamos los alimentos juntos?

    —¿Por qué? —indagó no entendiendo nada.

    —Porque después de todo, realmente me gustas —confesó ella sin mirarlo.

    Helio volvió su rostro a un lado, gruñendo ligeramente. El atardecer se reflejaba en los edificios y casas, dándoles un toque rojizo-anaranjado muy hermoso y por primera vez después de mucho tiempo, gozó de la vista y sus ojos adquirieron un brillo de viveza, muy apenas visible, pero algo era algo. El hombre miró nuevamente a Anahí antes de hacerse a un lado y dejarla pasar.

    —Ya no te parece tan atractiva la muerte, ¿verdad? —Corazón susurró al viento estando fuera de la casa de su amo, con una ligera sonrisa alegre, emprendiendo su camino a casa de Mina.

    Hasta otra.
     
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    Shassel

    Shassel Usuario común

    Tauro
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    :'D Mi corazón saltó de alegría con este capítulo.
    No pude parar de reír, ese corazón... tan serio que se veía... ñeee, mentira, pero me pareció simpática su actitud de bochorno al tener que empujar a Mina, jjajaja.
    Helio- Corazón... Mina no pudo tener más problemas con ese par. Sin embargo, debo recordar que Helio era un amor, corazón es prueba de ello, esa mujer, quién pudo ser la malvada que destruyó a una persona tan gentil como Helio.
    Ay, pobre Mina, me preguntó en que terminará todo, ya que la reacción tan cariñosa que Helio tuvo al ver a mi Mina, no pudo no ser nada. O fue la contusión??? XD
    Wuuaaa, regresó Anahí :/, eso sí que no me lo esperaba, esa mujer es muy masoquista, a que sí XD. Por que amor, eso si que lo dudo.
    Pero en fin, gracias por el divertido capítulo, no sabes cuanto lo disfrute, en especial los monólogos de corazón, es tan ocurrido XD.
    Saludos.
     
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  5.  
    Mei Liddel

    Mei Liddel La lluvia cae como si hubiera olvidado como parar.

    Tauro
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    Fue bueno que no pusieras algo de lo que te escribí en el capitulo de hoy, por que así como lo hiciste me encanto.
    Con este capitulo he llegado al punto de amar a todos los personajes, creo que incluso al tipo que solo ayudo a llevar a Helio (?).
    Ame todo lo que hizo Mina por Helio, si yo fuera ella lo único que hubiera sido es quedarme con el un rato, no creo que lo hubiera ayudado :/. Y la ame cuando actuó frente a Helio para hacerse pasar por un sueño, eso l,o hice yo también con mi hermana :I
    Adoro a Helio y a Corazón, ambos son tan lindos y ocurrentes, y su forma de sujetarse de la gente me parece linda ^^. Los adoro.
    Ah por cierto. Cambie un poco de opinión sobre Anahí, parece que en verdad si tiene sentimientos. No me lo esperaba XD

    Bueno, nos vemos hasta la próxima actuación de alguna de las 2 historias XD Y no leemos luego (?
     
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  6. Threadmarks: No estaba planeado
     
    Borealis Spiral

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    Rescatando a un corazón
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    @Shassel ¡Graicas por tu comentario! :3 La mujer que hizo a Helio como es, no importa, es irrelevante, es mala xD Anahí tampoco es que sea masoquista xD Más masoquista es Mina, lol. En fin, espero qu esto siga gustándote. Gracias por el apoyo.
    @Mei Liddel Pues ya actualicé, pero pienso comentarte ^^ ¡Graicas por tu comentario! Meh, tenemos percepciones muy diferentes de cómo es Mina, jojojo, pero está bien. Corazón se me antoja como un príncipe en la era modera y eso ya es un problema XD Gracias por el apoyo y espero que esto siga siendo de tu agrado.

    Aquí dejo el capítulo de hoy. A todos los que se pasan por aquí a leer se los agradezco de corazón. ¡Disfruten!

    No estaba planeado

    La felicidad de Mina no tenía comparación. El domingo temprano Anahí le había hecho una llamada, y aunque la molestó que no tuviera la cortesía de esperar para más tarde, se calmó cuando le informó que ella y Helio habían vuelto. Eso era motivo suficiente para gritar de júbilo y su buen humor se hizo evidente todo lo que restó del día y no quedó sólo allí, sino que el lunes, a pesar de que una semana de escuela iniciaba, su alegría no se vio afectada. Ruth lo notó sorprendiéndose bastante, pero sintiéndose bien por su amiga. ¡Nada podía quitarle sus buenos ánimos! O eso pensó, porque al arribar a la universidad, se encontró con que la mayoría de los estudiantes la señalaban divertidos y murmuraban cosas contra ella entre risillas. Así duraron los primeros tres períodos antes de que el almuerzo llegara, y ya no pudiendo resistir ser el centro de atención sin saber por qué, Mina explotó.

    —¡Bueno, ya estuvo! ¿Por qué se burlan tanto de mí? ¿Qué hice o qué? —le preguntó al grupo de jóvenes que estaban en la mesa ubicada a un lado de la que compartía con Ruth y Corazón.

    —¿No te has enterado? ¿No te lo han dicho? —inquirió una chica con una amplia sonrisa entretenida.

    —¿Decirme qué? ¿Enterarme de qué?

    —Estás en la red; un vídeo —le dijo otro alcanzándole una tableta electrónica para que ella misma lo viera.

    Mina tomó el aparato y acercándose a la pelirroja, se la mostró para que también la viera, teniendo a Corazón por detrás, de igual manera deseando enterarse de la situación. Era un vídeo del concierto de “Napolitano” en el que se veía a Mina sobre el escenario en medio de las estrellas del pop, haciendo el ridículo frente a todos cuando la escogieron de entre el público para que cantara algo con ellos, resultando con que no se sabía ninguna canción y descubriendo que de hecho, era una desentonada y pésima cantante cuando le pidieron que cantara cualquier otra cosa. Mina apretó con fuerza la tabla, sintiéndose terriblemente avergonzada cuando se vio a sí misma intentando huir del escenario sin éxito, teniendo las carcajadas de los espectadores como fondo. Vio también cómo los miembros del grupo la habían lanzado al público para que la levantaran entre todos y la pasearan de aquí para allá en tanto gritaba como loca que la bajaran.

    La rubia tembló sintiendo su rostro arder en tanto fruncía el ceño, iracunda. Cuando le pasó eso no tuvo en mente que podrían estarla grabando a pesar de ser lo más lógico, y hasta le había pedido a Corazón que evitara hablar del tema y que en realidad lo olvidara. Sin embargo, ahora estaba en internet al alcance de todos y lo que era más, los primeros en entrarse habían sido sus compañeros de escuela.

    —¿Quién demonios…? —Iba dejar salir toda su furia cuando vio el nombre de la página: “Ragnarök: Odín y sus Ases” y recordó que esa era la página del extorsionista—. ¡Ese bribón!

    Mina dejó la tableta en la mesa y corrió dirigiéndose al edificio B, esperando encontrarse con Odín y hacerle frente. Corazón la siguió. Llegaron y se encontraron con que esta vez sí había gente, aunque no mucha, lo que no los extrañó dado la hora; debían estar en la cafetería. Mina se paseó por todo el lugar buscando al pelinegro de ojos áureos y lo encontró hablando con un grupito; parecía dirigirlos para algún proyecto.

    —¡Oye, tú! —gritó ella acercándosele con molestia peligrosa. Odín la miró con una sonrisa autosuficiente.

    —Lo siento, ahora te atiendo, sólo déjame terminar aquí, ¿quieres?

    —No, no quiero —dijo ella importándole un rábano que estuviera siendo grosera al interrumpirlo de aquella manera—. ¿Cómo te atreviste a poner un vídeo de mí sin mi autorización? Y tan vergonzoso además. ¡Te exijo que lo borres!

    —Les termino de explicar luego —le pidió Odín a su grupo antes de despacharlos y concentrarse de lleno en Mina; su sonrisa se ensanchó y su buen humor no se inmutó a pesar de que la rubia estaba atrasándolo—. ¿Piensas pagarme los donativos que obtuve desde que lo subí hasta ahora?

    —¡Por supuesto que no! Ya te dije que no tengo dinero.

    —Entonces no hay más que hacer. Ten un buen día —Odín le dio la espalda dispuesto a retirarse pero ella lo tomó por la manga de la camiseta formal, estilo que siempre usaba.

    —Alto allí, vamos a negociar; quizás podamos llegar a un acuerdo.

    —Ah, me encantararía hacerlo, pero tienes una deuda bastante reciente conmigo, ¿recuerdas? Conoces mi política.

    —Entonces te pago esa de una vez. ¿Qué hago?

    —¿De verdad? —Odín la observó con ojos juguetones.

    —Mina, mejor vámonos —A Corazón no le dio buena espina esa mirada, mas ella lo ignoró.

    —Necesito a alguien para que salga en un cortometraje que estoy dirigiendo fuera del ámbito escolar. Será una escena corta.

    —¿Eh? Yo no soy buena actriz.

    —Descuida, no actuarás, serás más bien modelo —aclaró sin dejar el tono chispeante en su voz.

    —¿Y qué debo modelar?

    —Lencería —informó con franca diversión.

    Un minuto de silencio en el que Mina intentó procesar lo que sus oídos habían escuchado al tiempo que Corazón, ubicado unos pasos detrás de ella, abría los ojos y la boca, impactado; ya decía él que no había buenas intenciones detrás de ese sujeto. El escarlata subió al rostro de la rubia, coloreándolo graciosamente y esta vez Odín no pudo evitar reír abiertamente. Mina se alejó de él lanzando una exclamación de sorpresa, retrocediendo unos pasos hasta que chocó con el pecho del castaño, azorada.

    —Me pregunto qué color de ropa interior te quedará mejor —siguió burlándose el pelinegro mirándola fijamente.

    —¡Eres un pervertido! —Gritó ella por demás abochornada cubriéndose a sí misma con los brazos como acto reflejo, lo que ocasionó que Odín volviera a carcajearse.

    —Es una broma, es una broma —dijo al final él, sumamente entretenido al ver que Mina estaba por desmayarse—. Si necesitara a alguien para eso, me molestaría en escoger a alguien con mejores atributos.

    Al decir lo último, él posó fugazmente la vista en el busto de ella y para Mina fue lo suficientemente directo. ¡Estaba diciéndole plana!

    —¡Tú! ¡Ya tuve suficiente! Ahora sí te mato, ¿me oyes?

    E iba a lanzarse contra él de no ser porque Corazón la sujetó de la cintura con firmeza, deteniéndola e impidiendo que cometiera una locura; aunque muy en el interior él también quería golpear a Odín.

    —Tranquilízate, Mina —le pidió con voz serena.

    —Desgraciadamente —habló Odín encogiéndose de hombros—, aún no encuentro el pago adecuado que tendrás que hacerme, por lo que deberás esperar un poco más. Pero no te preocupes, yo te avisaré. Pasa un lindo día.

    Y sin decir más o conseguir ir tras él porque Corazón todavía la detenía, vio que Odín retomaba sus labores, por lo que no pudiendo hacer más, decidió ir a la cafetería antes de que las clases empezaran. No había comido nada por las prisas y tenía hambre. Como era habitual en ella, en el camino se quejó incontables veces en tanto injuriaba de las mil y un maneras al aprovechado chantajista, e instaba a Corazón a pensar, nuevamente. Si no lo hubiese conocido, si no se hubiese sacrificado tanto por él y su amo, Mina no tendría por qué estar padeciendo tantas injusticias. Pero a pesar de todo, seguía dispuesta a prestar su ayuda y la admiración que profesaba por ella creció a tal grado que sintió cambiaba a algo más; algo mucho más grande.

    —¿Y dice no tener listo el cobro? ¿Qué clase de negociante es? Es un inepto. Seguramente… —Mina interrumpió sus represalias cuando sintió los brazos de su acompañante rodearla por detrás en un sorpresivo, suave y cariñoso abrazo. Parpadeó confundida—. ¿Corazón? ¿Qué pasa con esto? ¿Estás bien?

    —Sí —susurró con dulce y grave voz, enterrando su rostro en el hombro de ella, apretándola mucho más, sin lastimarla—. Es sólo que todo lo que está pasándote…

    —Hey, ya te había dicho que no quería tener esta clase de conversaciones de arrepentimiento otra vez —lo interrumpió ella queriendo girarse para mirarlo, pero él no se lo permitió.

    —Lo sé, no es eso. Estoy muy agradecido, en verdad y esta es mi manera de demostrártelo, así que déjame estar así un momento, por favor.

    Mina frunció la boca sintiéndose un tanto incómoda, pero estaba segura que de todas formas, si intentaba despegársele no la dejaría, por lo que se quedó quieta y los dos se sumieron en un silencio apacible. Los jóvenes que comenzaban a volver a sus respectivas aulas tan sólo la pasaban por alto o la esquivaban, ya que estaban en medio del pasillo. La bestia habitadora del estómago de la rubia se hizo oír.

    —Oye, Corazón, tengo que ir a comer algo o no toleraré las clases que vienen. ¿Ya me puedes soltar?

    Él dudó un momento antes de hacerlo con lentitud exasperante, demostrando así que en realidad no quería dejarla ir. Viéndose libre, Mina pudo realizar aquello que deseaba, dejando a Corazón en medio de un mar de incertidumbre y sensaciones complicadas que no se desvanecieron ni cuando las clases concluyeron y Anahí se les acercó, ya estando dispuestos a regresar a casa. Ruth tenía ensayo en el club de teatro y Mina no tenía entrenamiento, así que podía irse a descansar sin problemas, más todavía tenía cosas que hacer.

    —Pareces alegre, Ana —comentó Mina al verla tan feliz.

    —Lo estoy —Claro que sus molestas ínfulas no bajaban ni un grado—. Creo que finalmente estoy consiguiendo que Helio cambie. Ayer limpiamos toda su casa al menos.

    —Eso está muy bien, falta le hacía —dijo la rubia recordando con horror el aspecto de la casa.

    —Bueno, quedé con él, así que nos vemos —Anahí se despidió sacudiendo la mano, alejándose.

    —Esa es una buena noticia, ¿no, Corazón? Significa que podrás regresar a casa a un lado de Helio, como se supone debe ser, ¿cierto? Helio está mejorando.

    Corazón sintió que algo desconocido lo oprimía por completo ante ese hecho. ¿Significaba que no tendría por qué estar más con Mina? Lo había visualizado, sabía que un día llegaría ese momento, y sin embargo le parecía tan difícil asimilarlo. No quería alejarse de ella; anhelaba verla feliz, enérgica, irritada, todo. Se había convertido en alguien importante en su vida; había llenado un vacío que pensó jamás nadie llenaría. Había sido una hermosa luz en medio de sus densas tinieblas. Ella había logrado lo que nadie antes con tan sólo verlo. Era especial; única y él…

    —Entonces aquí nos despedimos —siguió diciendo ella, interrumpiendo sus pensamientos—. Creo que ya no nos veremos tan a menudo, pero supongo que siempre será agradable verte. Nos vemos.

    —¡No, espera! —Corazón volvió a abrazarla por detrás, deteniéndola.

    —¿Ahora qué? —Mina no entendía la actitud de Corazón. Ya había cumplido con ayudarlo, ya no corría peligro, ¿para qué la necesitaba esta vez?

    —No quiero que te vayas —confesó él con voz trémula y Mina frunció el ceño, confundida; ¿eso qué rayos significaba?—. No quiero no volver a verte; quiero que te quedes, quiero estar junto a ti. Yo… me he enamorado de ti, Mina.

    Mina abrió los ojos por demás estupefacta. ¿Qué demonios estaba sucediendo? Se suponía que eso no debía estar pasando; no era parte del plan. Las palabras de la declaración del corazón quedaron flotando en el aire con una intensidad y una sinceridad que la hirieron; la hicieron parecer una desalmada desagradecida por no poder corresponderle un poco.

    “Oh, no”, pensó con mortificante inquietud. “¿Qué hago ahora?”

    Hasta otra :)
     
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  7.  
    Shassel

    Shassel Usuario común

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    :O Wuuuaaa, corazón se declaró, aun cuando era obvio que terminaría haciéndolo, no puedo creer que Mina no sienta nada por él. Bueno, es invisible para él mundo pero... en serio? nada?
    Definitivamente no fue un día muy prometedor para Mina. Humillada públicamente en Internet, chantajeada por ese sujeto... la declaración de corazón. :/
    Juju, me has dejado sin palabras, de la risa pasé al llanto y luego, simplemente no tengo palabras. Como siempre me has dejado impactado.
    Así que Helio volvió con Anahí, bueno, ojalá todo salga bien, que esos dos, nunca se sabe X'D.
    Aunque, como siempre, me has dejado con ansias de leer el siguiente capítulo. A esperar se ha dicho.
    Un abrazo enorme Borealis, y gracias por la actualización :)
     
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  8.  
    Mei Liddel

    Mei Liddel La lluvia cae como si hubiera olvidado como parar.

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    *O* Agarren me que me desmayo.

    Pobre de Mina, yo hubiera llorado al ver ese vídeo si fuera yo. Odín me había caído bien, pero ya no tanto. ¿Como alguien podría ser tan cruel subir un vídeo tan vergonzoso solo para su satisfacción? oh que malo. Y peor aun, que pena que todos se enteren que cantas igual que un pollo.
    Bueno cambiando de tema, ahora adoro mas a Anahí ¿como hizo para que Helio limpiara? he de ser una diosa XD.
    Bueno, ya yendo a lo "sorprendente del capitulo" ¿Como esta eso de que Corazón ama a Mina? D: No me lo esperaba, siempre creí que seria al revés, no se, que Mina se diera cuenta de que tan tierno es Corazón y se enamoraría de el XD
    Pero bueno es tu historia, ahora la cosa es ¿como reaccionara Mina? D: Dios, nunca espera tanto un capitulo XD.
     
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  9. Threadmarks: En el corazón no se manda
     
    Borealis Spiral

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    Rescatando a un corazón
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    @Shassel ¡Gracias por tu comentario! No fue un buen día para ella, tienes razón. Jejeje, es curioso, no me había dado cuenta de la buena pareja que hacen Helio y Anahí hasta ahora... ahora tengo más que pensar. Espero que esto siga gustándote y ni no, allí dices. Gracias por tu apoyo.
    @Mei Liddel ¡Gracias por comentar! Hm, no, quien se declaró fue Helio. Mina es muy consciente de lo lindo que es Corazón. ¿Odín ya no te cae tan bien? xD Ah, estoy haciendo un buen trabajo, entonces lol. No es que Ana sea una diosa, es que es bastante demandante y Helio es muy manipulable. Insisto, la pareja perfecta o.o Gracias por tu apoyo.

    A todos los demás que se toman el tiempo de leer, ¡gracias! A ustedes el capítulo. ¡Disfruten!

    En el corazón no se manda

    —¿Qué rayos estás diciendo?

    Mina se soltó del agarre de Corazón con facilidad ya que él la había abrazado únicamente para detenerla, sin usar mucha fuerza. Se plantó frente a él y lo miró por demás incrédula. Corazón le devolvió la mirada, sus orbes marrones fundiéndose en una ternura y honestidad tan grande que no hizo más que perturbarla en mayor medida. Negó con la cabeza.

    —Tienes que estar bromeando —le dijo intentando sonar dura o fría.

    —No, en verdad lo he hecho.

    —¡Estás confundido! Seguramente no es lo que piensas. Es sólo gratitud, ya lo habías dicho, ¿no?

    —Es más que eso, Mina; es amor. Te amo.

    —No puedes. Anahí está con Helio, debes amarla a ella.

    —No puedo mandar sobre mí mismo y lo que siento.

    —Aprende a hacerlo.

    Un recuerdo la golpeó; uno muy parecido a ese, con palabras similares envueltas, solo que aquella vez fue ella quien ocupó el puesto de Corazón y Tare el de ella. Su hada padrino también le había dicho que aprendiera a mandar sobre su corazón, pero no lo había conseguido porque no se podía, simplemente no se podía; lo que sentías era lo que sentías y reconocer eso la llenó de mayor mortificación. Se llevó las manos al rostro y así ahogó la exclamación de agobio que surcó sus labios, y se preguntó con pesar si Tare también había sentido esa tremenda impotencia que la embargaba a ella en ese momento. Impotencia por no ser capaz de hacer algo e impedirle un terrible sufrimiento a Corazón.

    —Mina —Corazón la nombró acercándosele, pero al sentirlo, ella se alejó de él, hiriéndolo—. Mina.

    —No puedes, Corazón, no puedes —repitió ella descubriéndose el rostro, mirándolo determinada—. Hay que ponerle un fin a nuestros encuentros.

    —No, Mina —El pánico mezclado con dolor surcó las facciones de él.

    —Piénsalo. Los momentos que las personas comparten es lo que hace que las aprecies; entre más tiempo pasas con ellas y las conoces, más las amas. Nosotros debemos cortar nuestros lazos y hacer que los tuyos se afiancen a los de Anahí. Cuando se lo propone puede ser una buena chica, seguramente aprenderás a amarla y te olvidarás de mí.

    —¿Por qué, Mina? ¿Por qué haces esto? —Inquirió él con voz tormentosa y quebrada—. ¿Por qué no me quieres a tu lado? Nunca lo has hecho. ¿Es porque me odias?

    —¡Por supuesto que no! —aclaró la rubia al ver que Corazón ya no controlaba las lágrimas y éstas surcaban su rostro.

    —¿Entonces por qué?

    Mina dudó un poco. ¿Contarle o no? El problema con todo lo que le pasaba tenía que ver gran parte en que se trataba de algo inverosímil.

    —No vas a creerme si te lo digo —advirtió mirando el patio delantero de la universidad, en el que se hallaban de pie y quietos.

    —¿Con quién estás hablando, Mina? —la alentó él, sonriente y dejando de llorar—. Soy el corazón materializado de alguien, ¿hay algo más insólito que eso?

    —Oh, te sorprenderías —exclamó ella, sonriendo con complicidad y después de unos momentos de silencio en el que se tornó seria, siguió—: Hace unos meses, por imposible que parezca, me adentré a un cuento de hadas que está bajo una maldición. Tuve que tomar el papel de princesa para terminarlo y volver a casa, pero me enamoré.

    —Del príncipe —estuvo seguro Corazón.

    —No —lo corrigió ella—, y allí inician los problemas. Me enamoré del mago y aunque intenté por todos los medio quedarme con él y cambiar el rumbo del cuento, el mundo estaba amenazado por destruirse si no lo terminaba, así que yo… ambos, tuvimos que hacer a un lado nuestros sentimientos. Fue difícil y doloroso, pero lo logramos y un mundo con miles de personas se salvó.

    Corazón no dijo nada un instante, imaginándose el sufrimiento que debió suponerle a Mina tener que separarse de la persona que amaba por el bien de otros y comprendió un poco mejor su actitud, pero quiso asegurarse.

    —Tu… Tu corazón le pertenece a él, ¿verdad? A ese mago. Tú aún lo amas —No eran ni preguntas. Mina tardó un poco en responder.

    —Sí, lo amo y mucho —Miró el cielo unos instantes—. A veces me pongo a recordar lo que pasamos juntos y me pregunto si allá, dondequiera que esté, él también se molesta en pensar en mí; un poco al menos. Aunque quizás no, le causé muchas preocupaciones.

    —Estoy seguro de que sí piensa en ti —dijo Corazón, convencido.

    —¿Cómo estás tan seguro?

    —Eres alguien difícil de olvidar, Mina. Impactas.

    —Gracias… supongo —Ella lo miró a los ojos—. Me entiendes, ¿verdad, Corazón? ¿Comprendes por qué te pido que dejemos de vernos? Es lo mejor para los dos. Yo no podré corresponder tus sentimientos. Lo amo a él y ya una vez lo traicioné, no quiero hacerlo de nuevo. Además, no quiero que estés atado a alguien que te hará sufrir por no devolverte el afecto. Eso no podría ser bueno para Helio, ¿verdad?

    —Sí, entiendo —asintió el castaño, triste—. Lamento los problemas que te ocasioné, gracias por todo lo que has hecho por mí y por preocuparte por mí hasta el final, Mina. Eres una gran persona y me daría pena olvidarte por completo; no quiero hacerlo, pero me esforzaré por ayudar a mi amo con Anahí. Su recuperación y felicidad es lo que debe importarme más que nada en este momento.

    —Bien, es el adiós, entonces. Cuídate y cuida de Helio.

    —Lo haré; cuídate también. Adiós, Mina.

    Corazón se quedó plantado en su sitio en tanto observaba a la rubia alejarse de él, dispuesto a continuar con su vida, sabiendo que un gran vacío dentro de su ser estaría presente siempre y que nadie sería capaz de llenar.

    La rutina regresó a la vida de Mina conforme los días fueron pasando y aunque estaba feliz y se sentía ligera con ninguna clase de responsabilidad sobre sus hombros, no iba negar que a veces echaba de menos a Corazón, como en aquel instante. Ella no tenía entrenamiento, Ruth estaría ocupada y el par de chicas con las que socializaba cuando la pelirroja no podía hacerlo, también tenían cosas que hacer, por lo que caminando a la salida de la universidad dispuesta a ir a casa, una sarta de refunfuños salían de su boca. ¿Qué demonios iba a hacer para pasar el rato? Tampoco tenía un trabajo ese día. Eran raros lo días que no tenía nada que hacer, pero jamás le gustaban. Ella era demasiado activa y le gustaba pasar el tiempo con la gente porque así se le ocurrían más cosas para divertirse. Sabía que ahora que no tenía nada que hacer, iría a casa, se encerraría en el cuarto a ver vídeos estúpidos en tanto se atragantaba de chocolate. Se estremeció; no era la mejor de las visiones.

    De allí que recordara otra vez a Corazón. A pesar de que sólo ella había podido verlo, le servía de compañía; ella era amadora de la compañía. Sin embargo, allí estaba, deambulando sola, procurando encontrar a alguien que quisiera salir a divertirse un momento y entonces pensó que debía hacer algo para aumentar su lista de amigos íntimos o, ya viéndose en una situación desesperada, rentarlos. Al pensar eso, se detuvo ladeando la cabeza, analizando lo que acaba de clavarse en su mente. ¿Rentar amigos? ¿Quién lo haría? ¿Tan desesperada estaba? Cuando se vio caminando rumbo al edificio B supo que sí, estaba desesperada y loca.

    Afortunadamente, días atrás había pagado su deuda anterior. La escuela tenía un programa especial en el que voluntarios con créditos extras podían transferirle un máximo de dos créditos a alguien por semestre. Ella tuvo que darle dos de sus créditos a quien Odín le indicó (seguramente se los debía). Lo difícil fue que, al no rendir tan bien las materias, esos créditos le eran indispensables. Pero negocios eran negocios, ¿no? ¡Sí claro!; extorsiones eran extorsiones. Alcanzó a divisar la construcción que conformaba el estudio de grabación y logró distinguir a Odín, quine salía por la puerta. Se acercó a él.

    —¡Oye! —llamó su atención poco antes de plantarse frente a él.

    —Ah —exclamó él, deteniéndose con su sonrisa confianzuda de siempre—. La chica pobre, ¿qué puedo hacer por ti esta vez? Estás volviéndote un cliente bastante habitual. Tendré que preparar ofertas especiales para ti.

    —Estoy aburrida y no tengo a nadie con quién pasar el rato.

    —¿Y quieres que consiga a alguien? —Odín alzó una ceja, extrañado. Esa era la primera vez que le pedían algo así.

    —No en realidad. Lo que quiero es rentar un poco de tu tiempo.

    —¿Perdón? —El pelinegro alzó la otra ceja, ahora sí fuera de lugar.

    —Ya oíste, te rento, veamos, por un par de horas.

    —Estás loca. Mi tiempo no es rentable.

    —Vaya, vaya. El gran Odín tiene miedo de hacer un negocio que lo involucre. Espera a que los demás se enteren.

    —¿Miedo? —El joven clavó sus dorados ojos en ella, llameantes en reto—. Estoy haciéndote un favor, deberías agradecerme. No sabes lo que pides, el precio de mi tiempo es sumamente elevado y…

    —Sí, sí —lo interrumpió ella tomándolo del brazo para comenzar a caminar—. Vamos, se hace tarde. Ya te pagaré; luego haces el contrato.

    Y sin poder hacer más dado que su reputación estaba en juego, Odín se dejó conducir hasta donde fuera que Mina lo llevara. El lugar al que llegaron lo convenció mucho menos de los beneficios que obtendría de ese negocio.

    —¿Por qué aquí? —inquirió con desgana total, mirando el negocio con ojos entrecerrados y expresión aburrida.

    —¿Cómo que por qué? El patinaje sobre hielo es genial, ¿no te gusta?

    —No. No tengo tiempo para gastarlo en estas cosas.

    —¡Oh, oh! Otro adicto al trabajo que no se divierte. Hm, hay que cambiar eso.

    Y jalándolo, lo adentró al centro recreativo pagando sus entradas y la renta de los patines. La rubia se los colocó y obligó a Odín a ponerse los suyos; después, ella fue la primera en pisar la superficie helada y comenzar a deslizarse con rápidos y alegres movimientos; tenía años de práctica. Se detuvo al no ver a su compañero por ningún lado y al girar a donde estaban los espectadores, lo vio en el suelo firme y descongelado. Se le acercó.

    —¿Por qué no vienes? —inquirió ella con expresión disgustada. Lo había rentado para que la acompañara, no sólo para que la viera sin hacer nada.

    —No sé patinar —aceptó él sin titubeos cruzándose de brazos y cerrando los ojos.

    Y por alguna extraña razón, Mina no le creyó. Lo único que quería, según ella, era evadir su responsabilidad como “amigo” rentado y no hacer nada. Ah, pero no se dejaría engañar así como así. ¡No, señor! Por lo que decidida, salió de la pista para colocarse a un lado de él y sin consideración, tomándolo desprevenido, lo empujó fuertemente hasta el hielo, donde volvió a empujarlo importándole nada sus reclamos. Odín se vio yendo sin control de aquí para allá en tanto procuraba mantenerse estable y sin caer, moviendo los brazos de arriba abajo, pero no resultó. Fue incapaz de mantenerse en pie y cayó de lleno al suelo gélido, hacia atrás, dándose en toda su parte posterior. Se mantuvo cual largo era sobre el suelo, con expresión de tedio, viendo que Mina se le acercaba.

    —¡Mira!, me decías la verdad, ¿quién lo diría?

    —Vas a pagar esto —amenazó con el mismo tono de aburrimiento.

    Momentos después, podía verse al pelinegro tomando de las manos a Mina, temeroso de que ésta lo soltara y volviera a darse tremendo golpazo, en tanto ella lo instruía en el arte del patinaje. Que él se aferrara tanto a la rubia y que le hiciera saber su desconfianza a la hora de hacer una vuelta u otro paso “complicado”, la divertía.

    —Esto es humillante —se lamentó por milésima vez el negociante.

    —Me muero por tener una cámara en estos momentos y grabar esto. Sería una buena venganza —comentó ella en tono casual, sonriente.

    —Lo digo en serio, vas a pagar esto. En cuanto me las cobre verás que no te dan ganas de volver a rentarme, ¿me oyes?

    —Uy sí, qué miedo me das.

    —¡Cuidado!

    Unos jóvenes que habían estado haciendo payasadas con su patinaje, haciendo supuestamente pasos y trucos de baile, se salieron de control y cuando empujaron a uno de los suyos con fuerza, éste se dirigió velozmente a donde estaban Mina y Odín, haciendo que la rubia lo soltara a él, por lo que el joven volvió a caer sobre su retaguardia con dolor. En cambio, Mina no se sacó a tiempo del camino del proyectil humano y fue envestida, siendo lanzada hacia atrás en desequilibrados movimientos, viéndose a punto de caer al suelo en un golpe duro de no ser porque uno de los patinadores logró sujetarla. Suspiró aliviada.

    —Gracias, si no me habrías atrapado me hubiera dado un buen… —se interrumpió cuando, al volverse para mirar a su salvador, sus celestes chocaron con unos conocidos marrones que la miraban con interrogación. La sangre se le fue a los talones cuando él entrecerró sus ojos para analizarla mejor.

    —Tú… —susurró Helio, sorprendido.

    —Mina —Detrás de él se hicieron visibles tanto Anahí como Corazón, quien volvió a nombrarla, asombrado.

    —Me lleva el… —Mina se soltó del agarre del castaño y patinó alejándose de él.

    —¡Espera!

    Helio fue detrás de ella sin prestar atención a los llamados de Anahí. En su recorrido, Mina ya se había desatado los patines, por lo que cuando llegó a la zona de espectadores, simplemente se los quitó sin mayor problema y ubicando velozmente sus converses, los tomó y sin siquiera ponérselos, corrió de allí, siendo seguida por Helio, quien no perdió tiempo quitándose los patines, sino que con todo y ellos, salió de la pista, dispuesto a alcanzar a la joven que cumplía las características del ángel en su visión y a la que no podía borrar de la mente. No obstante, descubrió que no era sencillo caminar sobre cuchillas delgadas, así que para cuando salió del centro de diversión, ya la había perdido.

    —¡Demonios! —exclamó por demás frustrado y regresó.

    Helio hizo acto de presencia otra vez en la pista, donde lo esperaban Anahí y el invisible Corazón. Ella, fastidiada de tener que esperar y él, alegre de haber visto a Mina al menos un momentito.

    —¿Qué fue eso? —demandó saber Anahí poniendo las manos sobre la cadera, disgustada—. ¿Por qué fuiste tras de Mina de esa manera? ¿Qué se hicieron?

    —¿Mina? ¿Así se llama? —preguntó a su vez él, parpadeando—. ¿La conoces?

    —¿Cómo que si la conozco? Claro que sí y tú también. Es por ella que estamos saliendo, ¿no?

    Helio ladeó la cabeza por demás confundido. ¿Él la conocía? Si en su vida la había visto. ¿O sí? Las imágenes de su ángel y la de ella momentos atrás al tenerla en sus brazos, lo golpearon. Se parecían, eran idénticas. ¿Eran la misma? Miró a Anahí, suplicante.

    —Por favor, dime, ¿dónde puedo encontrarla? Necesito verla.

    —¿Por qué? —indagó ahora desconfiada.

    —Necesito preguntarle algo importante.

    —No sé dónde vive —declaró al final, irritada—. Pero asiste a la misma universidad que yo. ¿Ya podemos irnos? Me quistaste todo el encanto de patinar. Llévame a casa.

    Helio asintió, agradecido de tener esa información y se retiraron del lugar. En su lugar, tendido sobre el hielo aunque ahora con la posición de panza abajo, sin dignarse levantarse, Odín observó todo con ojo curioso y gran interés. Un drama romántico juvenil, ¿eh? Una heroína torpe, un héroe ingenuo y una villana manipuladora. Era un buen tema para un cortometraje.

    Mi capíulo favorito con diferencia xD Influyen varios factores. Ah sí, el final de esta historia se acerca ^^ ¡Gracias por leer!
     
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  10.  
    Mei Liddel

    Mei Liddel La lluvia cae como si hubiera olvidado como parar.

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    Hablo enserio cuando digo que casi me haces llorar D: Bueno, con eso de que soy un persona bastante sentimental debo admitir que estuve a punto de dejar caer unas lagrimas con la horrible despedida de Corazón. Y bueno, con eso de imaginarme que estuviera pensando en el momento que la vio junto a Helio en la pista de patinaje :I

    Pero bue', dejando aun lado lo triste del capitulo pasemos a lo interesante.

    ¿Con que Odín? ¿Por que Odín? Otros personajes pasajeros que pudiste poner para que Mina pasara el rato tuviste que elegir a Odín. Oh pero fue linda su participación; creo que ya lo dije, pero lo repito, me fascinan los personajes inferiores o que les suelen pasar cosas tristes. Y como Odín (¿cuantos Odín llevo? xd) estuvo bastante indefenso en este capitulo, no se, me cae bien otra ves :p
    Y bueno, Helio me pareció bastante exagerado en salir corriendo con todo y patines :I

    Bueno eso es todo, nos leemos luego XD
     
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  11. Threadmarks: ¿Un encuentro decente?
     
    Borealis Spiral

    Borealis Spiral Fanático Comentarista destacado

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    Rescatando a un corazón
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    @Mei Liddel ¡Gracias por tu comentario! :) ¿Casi lloras? Hm, no veía su despedida como para tanto, pero me gusta saber que cuaso emociones con lo que escribo (? ¿Por qué Odín? Pues porque sí; me gusta el tipo xD Y sí, Helio es exagerado; mi hermana ya lo catalogó como extremista y creo que tiene razón :S ¡Gracias por el apoyo y espero que esto siga gustándote!

    @Shassel gracias por el lindo me gusta y por seguir leyendo esto; lo aprecio mucho ;) A los demás que se hacen tiempo para leer, también les agradezco enormemente y a ustedes es que va la actualización. Recuerden que el fin está próximo. ¡Disfruten!

    ¿Un encuentro decente?

    Las clases habían terminado en su mayoría y entre la muchedumbre de estudiantes que se encontraba paseando por los patios exteriores de la universidad y que deseaban olvidarse un momento de los cursos, estaba Helio, yendo de aquí para allá en busca que aquella rubia que asistía a esa institución según el informe que le había dado Anahí. Tenía que verla, necesitaba verla. El encuentro del día anterior había empeorado lo que fuera que estuviera pasándole y la había estado pensando más, volviendo a soñarla. Sueños extraños que sentía sumamente reales donde él estaba con ella en diferentes escenarios; en un puente, en una casa que no conocía, en un estudio de grabación y hasta la soñó en el concierto de “Napolitano”, cuando ni siquiera se había quedado al final por irse con Anahí. Todo era muy complicado.

    Como venía haciendo desde que llegó allí, al ver una femenina y larga cabellera rubia, se acercó a su dueña y la detuvo para averiguar si era a quien buscaba o no; de nuevo se equivocó, no era ella. Se disculpó con la joven para que continuara con su camino en tanto él hacía lo mismo. Debía estar cerca; lo sentía, y como si se tratara de una visión, se miró correr en cierta dirección, sabiendo a donde ir, conociendo bien la universidad a pesar de haberla pisado por primera vez, llegando a uno de los muchos edificios del terreno y allí la vio. A su ángel rubio en compañía de una pelirroja. La visión terminó y él corrió.



    —¡Mina!

    La rubia escuchó que alguien la llamaba y dejando su conversación con Ruth un momento, miró a todos lados para ver de quién se trataba. Abrió la boca sorprendida y disgustada al distinguir que Corazón corría hacia ella. ¿Qué rayos estaba haciendo allí? Ya habían quedado en no verse de nuevo, ¿no? Bufó con frustración.

    —¿Te encuentras bien, Mina? —preguntó Ruth ante su repentino cambio de humor.

    —Ah, sí, sí —rio nerviosa—. Ruth, me voy adelantando, tú ve a casa. Tengo asuntos que atender. Hablamos al rato.

    Y sin darle oportunidad de decir nada, se alejó de ella a paso veloz, encontrándose con Corazón.

    —Mina…

    —Vayamos a un sitio más quieto —le dijo ella sin dejar de trotar, por lo que él la siguió. Llegaron a uno de los edificios mayormente vacíos a esas horas; uno de los de las aulas—. ¿Qué te propones, Corazón? Te dije que lo mejor para ambos era que dejáramos de vernos.

    —Lo sé, lo siento. Sólo quería informarte algo. Helio está aquí, está buscándote.

    —¿Qué? —Eso sí no se lo esperaba—. ¿Cómo que está buscándome? ¿Para qué; por qué?

    —Creo que lo impresionaste mucho con el encuentro de ayer y por eso le pidió a Anahí que le dijera dónde hallarte. Tal vez quiera aclarar dudas.

    —No, no —Mina sacudió la cabeza. Le daba la impresión de que nada bueno podía resultar si los dos se veían otra vez—. No puedo permitir que me vea. Gracias por la alerta, Corazón, será mejor que te vayas y no te preocupes por mí. De ahora en adelante seré extremadamente cuidadosa. Esto es la guerra. Adiós.

    Mina giró sobre su propio eje dispuesta a emprender el camino de regreso, cuando frente a ella la, en ese momento, indeseable figura de Helio se materializó, sacándole un pequeño grito de sorpresa y fracaso. ¿Qué las cosas no podían irle bien una vez en la vida?

    —Te encontré —comentó él con voz cargada de alivio y brillantes ojos.

    —¡No! —gritó larga y tendidamente sintiéndose completamente desamparada y no sabiendo qué más hacer después de eso, simplemente decidió huir.

    —¡Espera!

    Helio la siguió en cuanto la vio salir disparada cual bala, no dispuesto a dejarla ir esta vez. Corazón lo siguió, por lo que en fila india, una extraña persecución dio inicio, en la que Mina corría de aquí para allá procurando que el castaño no la alcanzara y escabullírsele. Era una excelente corredora, después de todo era una jugadora de béisbol; pero al ser él más alto y de piernas largas, sus zancadas eran grandes, acortando la distancia entre ellos más rápidamente de lo que la rubia desearía. Esperando que el hecho de que ella conociera bien las instalaciones la ayudara, Mina se adentró al edificio donde estarían los del club de lectura y entrando a su respectiva habitación, alborotando a todos obviamente, esperó que el relajo detuviera un poco a su perseguidor y así fue; al menos le dio un poco de ventaja nuevamente antes de emprender la carrera de nuevo.

    —¡Rayos! ¿Qué no se cansa? —se preguntó sintiendo que sus propias energías menguaban considerablemente, escuchando que él volvía a pedirle que se detuviera detrás de ella.

    Llegó a donde estaba la cafetería y se encontró con que la estaban aseando, por lo que el piso estaba mojado; no obstante, no permitiendo que eso le supusiera un problema, la rubia se trepó a las limpias mesas —importándole un comino los reclamos de los intendentes— y corrió sobre ellas, mirando una vez sobre su hombro al escuchar un grito de sorpresa mezclado con dolor, descubriendo que Helio había caído en la trampa y se había resbalado, cayendo al suelo. No es que le gustara la desgracia ajena, pero en esa ocasión no evitó que una pequeña sonrisa de contento se posara en sus labios al verse libre momentáneamente. Dio varios giros en los diferentes pasillos, intentando confundirlo si es que se recuperaba y decidía seguirla otra vez; luego salió del edificio, jadeante y sudando a mares. Intentó regularizar su respiración.

    Comenzó a caminar alerta y apresurada, pero sin correr realmente dado que ya no tenía fuerzas. ¡Sentía había corrido más que en los entrenamientos! Por supuesto, estaba exagerando. En esas andaba, creyendo que finalmente estaba fuera del alcance de Helio y que él había abandonado sus deseos de cazarla, cuando vio que se acercaba a ella con velocidad atravesando una de las tantas secciones llenas de césped de los patios, con la resolución pintada en su rostro de que hablaría con ella a como diera lugar.

    —Este tipo tiene una voluntad de hierro —reconoció la chica con pesar y admiración volviendo a correr.

    Mina llegó a una de las tantas escaleras que permitía el acceso a los diferentes niveles que conformaban el territorio universitario, y las bajó velozmente de dos en dos, esperando no perder el equilibrio, resbalar, caer y darse tremendo golpe; pero no, esa no fue la razón de su caída. La razón fue que Helio, reacio a perderla, bajó de una vez los siete peldaños al saltar, estando ya Mina en la base de ellos, sujetándola de las piernas, llevándosela al suelo consigo, sacándole un grito de impresión y dolor dado el impacto, en tanto ambos quedaban boca abajo.

    —¡Suelta, loco! —gritó ella retorciéndose en el suelo, esperando que la liberara en tanto procuraba arrastrarse ella misma lejos de él.

    —¡Espera un momento!

    Helio estaba alterado a lo más y su voz así lo denotó, por lo que usando increíble fuerza la jaló hacia él haciendo que ella quedara bajo su cuerpo, consiguiendo que lanzara otras exclamaciones de conmoción y desaprobación, al tiempo que la giraba para quedar rostro con rostro, aprisionándola con su cuerpo para que dejara de moverse con tanta histeria y no lo golpeara de ninguna forma, mientras sujetaba las manos de ella con las suyas y las colocaba sobre la rubia cabeza para que no lanzara puñetazos. Sus alientos se mezclaron fácilmente ante el agitado respirar y la cercanía.

    —¡Quítate de encima, me aplastas! —exigió ella intentado forcejear sin resultados positivos. Él era fuerte, muy fuerte.

    —Sólo quiero hablar —pidió él con voz ronca notando que a pesar de su ceño fruncido, Mina lucía linda gracias el adorable sonrojo en sus mejillas, sin saber si éste se debía a la posición en la que se hallaban, o a la carrera pasada, o por ambas; y sintió que una parte de él que creía muerta despertaba junto con el rápido palpitar de su corazón—. Dime por qué. ¿Por qué no puedo sacarte de mi mente? ¿De dónde me conoces? Yo no te conozco; a pesar de que siento que sí, sé que no lo hago y sin embargo, provocas tantas sensaciones en mí que ya había enterrado. ¿Por qué? ¿Por qué me haces temblar así? ¿Por qué me emociona tu presencia? ¿Quién eres? ¿Qué significas para mí?

    La mirada que le lanzó, fundiéndose en incertidumbre, curiosidad y demás sentimientos que Mina no consiguió asimilar, la perturbaron sobremanera e intentó liberarse del agarre de él una vez más, pero fue inútil. Esto no estaba bien, no lo estaba, no lo estaba.

    —Es suficiente, la lastimas.

    Una tercera voz se les unió; una con un timbre de voz idéntico a la de Helio, así que levantando sus miradas, los dos enfocaron a nadie más que al corazón materializado del castaño, asombrándolos; en especial al hombre, quien quedó más que estupefacto de verse a sí mismo allí, pasos alejado de él.

    —¿Tú quién eres? —le preguntó atónito.

    Ante la pregunta, una ráfaga de viento que increíblemente sólo golpeó a los tres presentes porque el resto del entorno se vio tranquilo, los envolvió y pudieron advertir que dentro de ella, lo que parecía ser una tenue corriente eléctrica se formaba conectando a Helio y Corazón. Entonces, cuando el viento se aquietó, Corazón miró con maravilla y ojos bien abiertos sus manos, sintiendo una repentina calidez en ellas, como si estuviera sujetando algo; pero no lo hacía. Un escalofrío lo recorrió de pies a cabeza en tanto la misma sensación de tibieza se presentaba en otras partes de su cuerpo, y al ver a Helio y Mina en el suelo, en la misma posición, lo entendió. Finalmente después de tanto tiempo, sentía lo que su amo palpaba. El lazo regresaba.

    —Mina —habló con voz trémula ante lo fantástico del descubrimiento y la felicidad que le ocasionó—. Te siento, Mina, y eres suavecita.

    La rubia suspiró derrotada, destensando todo su cuerpo en tanto ganas de llorar la asaltaban. ¡Perfecto, simplemente perfecto! ¿Y ahora cómo se suponía se zafara de esta?

    —Un segundo —Helio alternó su mirada de Mina a Corazón y viceversa; luego le preguntó a él—. ¿Quién eres tú? ¿Por qué luces como yo? ¿Cómo la conoces? ¿Qué está pasando? ¿Qué…?

    —Te explicaremos todo —lo interrumpió Mina cansada de tantas preguntas—. Pero antes libérame, estás pesado y ya se me durmieron las piernas. No huiré, lo prometo.

    —Oh, lo lamento.

    Abochornado, Helio se levantó permitiendo que la rubia se alzara rechazando su ayuda. Al verla de pie, Corazón se acercó velozmente a ella y la tomó por el rostro, acercándosele mucho, sorprendiéndola un poco y antes de que soltara otro grito de inconformidad, él habló.

    —Es raro, si te toco por mi cuenta no te siento.

    Antes de poder decir algo más, fue retirado bruscamente de ella por Helio, quien había estado viendo la escena con ojos cargados de inesperados celos.

    —¿Qué se supone que haces, aprovechado?

    —¿Podrías tocarla por mí, por favor? —le pidió Corazón a su amo.

    —¿Qué?

    Tanto Mina como Helio abrieron los ojos, impactados, pero antes de que siquiera la rubia pudiera reclamar algo, el joven, impulsado por una desconocida fuerza y con verdaderos deseos, hizo lo que Corazón le dijo y la sujetó por el rostro, acercándosele tanto que casi unieron sus labios.

    —Ah, así sí te siento —dijo Corazón sintiendo nuevamente la calidez del tacto que seguramente debía estar sintiendo su amo y hasta pudo percibir el aliento de Mina sobre su rostro.

    —¡Ya basta de esto! —Gritó finalmente la rubia poniendo su mano en el rostro de Helio al ver que estaba por acortar la prácticamente nula distancia entre los dos, alejándolo de ella—. Yo no soy un juguete ni su conejillo de indias.

    —Lo siento —se disculparon los varones al unísono, avergonzados.

    —Si quieres saber qué demonios pasa, acompáñame y compórtate —le advirtió a Helio antes de comenzar a caminar y sin rechistar ni una sola palabra, él la siguió seguido de cerca por Corazón. Era hora de aclarar las cosas.

    Gracias por leer ^u^
     
    Última edición: 15 Abril 2014
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    Shassel

    Shassel Usuario común

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    :) Hola, Borealis, muchas gracias por actualizar. Lo esperaba tanto.

    XD Me he reído tanto en este capítulo. Se me hizo tan graciosa la persecución de Helio a Mina. Y la actitud tan heroica de corazón al intentar protegerla de Helio, igual.
    Que bueno que, después de tanto tiempo, el lazo entre Helio y Corazón finalmente está reparándose, y me alegra más que no fuera gracias a Anahí sino a Mina :)
    Jajaja, ese Corazón, le gusta definitivamente incomodar a Mina, mira que pedirle a Helio que la vuelva a tocar solo para poder sentirla XD. Y Helio, claro, no sé hizo de rogar. Finalmente pudo encontrar a su ángel fugitivo.
    Mmm, me preguntó que ocurrirá ahora, el capítulo anterior me dejó igual de intrigada, como es que Mina logró viajar al mundo de un libro??? Lamento mucho no haber comentado eso antes :(, tú sabes que el trabajo a veces me lo impide :)
    Qué cruel de Mina al alejar de esa manera a Corazón, me sentí tan triste por él. Y todo por qué Mina aún está enamorada, (me preguntó si es igual a cuando la lectora se enamora de uno de los personajes del libro XD). Ojalá y todo se resuelva pronto.
    Cada vez tu historia me tiene más atrapada :), ahora que todos se han encontrado, que pasará???
    No puedo esperar, wuuuaaa.
    Como siempre, ha sido un gusto leerte mi querida Borealis.
    Un abrazo.
     
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  13.  
    Sonia de Arnau

    Sonia de Arnau Let's go home Comentarista empedernido

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    Hola :) Estoy por aquí pasando por fin. Honestamente, al principio no me llamaba la atención de leer por el título, ya que es “rescatar y corazón” se me oía a una historia romántica y tu más que nadie sabe que no me gusta leer esas historias :D Pero tú más que nadie sabe que tengo una curiosidad, así que bueno, le di una oportunidad y que me encontré; ¡Oh por Dios! Un prólogo idéntico a la de “Un cuento de hadas desesperado”. Así que seguí y luego el primer capítulo, luego leí Ruth, pensé: ¿que tanto le gustara ese nombre? Y mira, ¿Mina? Eso me hizo feliz, me gusta mucho ella, tiene una personalidad muy genial y linda, ella es muy noble. Mucho, así que definitivamente comencé a leerla hasta que la termine (en el blog). Pero no aguante, así que te lo digo ahora. Me gusta mucho, la historia. Me gusta mucho la anterior a esta y esta.

    Uno de los personajes que más me impresionó aquí fue Odín, me ha gustado mucho. A lo contrario de Anahí, ella sí que nunca me agrado, ni siquiera en el primer capítulo, donde maltrata a Ruth, desde allí. Helio, me gusta, pero (me escuchare rara) me gusta la otra personalidad, no mucho la de Corazón :D Bueno, es mi gusto. Aunque Corazón es un amor.

    Bueno, por ahora eso será todo de mi parte. Nos vemos hasta el final… te cuidad.
     
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  14. Threadmarks: Los mismos errores
     
    Borealis Spiral

    Borealis Spiral Fanático Comentarista destacado

    Libra
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    @Shassel ¡Gracias por tu hermoso comentario! Sabes que me animan mucho. Bueno, lamento la pequeña confusión en cuanto al amor de Mina, pero sé que ya lo entiendes un poco mejor ^^ Sí, quiero que Corazón sufra, no sé por qué. Y para saber qué pasará hará falta leer que esto está que casi se acaba. Espero que esto siga gustándote :3
    @NattyVoi ¡Gracias por comentar! Me alegró verte por acá. ¿Un prólogo idéntico? Nada que ver, mujer xD ¿Mina noble? ¿Por qué nadie agarra la perspectiva que yo le tengo? ¬¬ No es la idea que sea tan así, pero bueno. Me alegra que te guste Odín y que no te guste Anahí, jajaja, aunque por ello me han dado ganas de trabajar un poco más con ella; ya me lo pensaré. ¿No te parece la personalidad de Corazón parecida a la de cierto príncipe? :/ En fin, gracias por el apoyo.

    @Mei Liddel y @El tigre de Bolsillo gracias por sus bellos "me gusta" y tigre de Bolsillo, bienvenida a esta historia. A los demás que se toman el tiempo de leer, mil gracias también y a todos ustedes les traigo el penúltimo capítulo. ¡Disfruten!

    Los mismos errores

    Decidieron ir a una cafetería. El lugar era popular, pero a horas más tempranas o más tardías, por lo que en esa ocasión no había demasiadas personas, así que el negocio estaba bastante tranquilo; lo que alegró a Mina porque así no tendría que alzar la voz entre el bullicio de los demás y el asunto podría quedarle claro a Helio. De ello que al verse instalados en una de las mesas, la de al fondo en la esquina izquierda para mayor privacidad, y después de pedir algo para beber y para la rubia algo de comer también ya que tenía hambre, iniciaron con las respuestas a las dudas. Ella y Corazón le contaron a Helio todo; quién era él, cómo se conocieron y cómo había estado ayudándolo Mina.

    —¿Entonces tú eres mi yo interno? —Helio miró a Corazón escéptico y una pequeña risa de incredulidad brotó de su garganta, renuente a creer algo así—. Sí, claro; es una buena historia para algún cuento o algo así, no para la realidad; es imposible.

    —¿Verdad que es difícil creerlo la primera vez? —Preguntó Mina entendiendo al castaño—. Pero es la verdad, ¿cómo explicarías entonces que se parece tanto a ti? Es tu gemelo.

    Helio miró a Corazón y lo escrutó con avidez. Era verdad; las mismas facciones, el mismo estilo de cabello y color, los mismos ojos, la misma complexión física; lo único diferente era el tono de piel. Helio era trigueño y Corazón era pálido, pero fuera de eso, igual.

    —Pues, supongo que es una coincidencia —intentó excusar lo evidente.

    —No lo es. Nadie de aquí lo ve. Sólo tú y yo podemos, ¿qué otra prueba quieres?—volvió a hablar Mina dándole un sorbo a su café.

    —Todos actúan muy normal —dijo él mirando a los otros clientes—. Ajenos a los demás, ¿cómo estar seguro de que no lo ven en realidad?

    —Ay, eres un incrédulo —expresó la rubia sacando su celular y dado que los dos estaban juntos, puedo tomarles una foto—. Ve esto y explícalo.

    Helio tomó el aparato que le ofrecía y con asombro increíble se vio a él en la foto, sentado, mas no vio a su acompañante en la silla de a un lado; estaba vacía. Impactado, volvió a posar su atención en Corazón y hasta alargó su mano para tocarlo. Estaba allí, no había duda. ¿Por qué la cámara no lo captó? En un reflejo, movió su silla a un lado, alejándose de Corazón, desconfiado y con un signo de miedo en su rostro al no asimilar lo que estaba viviendo.

    —Tampoco tienes que ser tan cuidadoso —comentó Corazón, divertido por su acción—. No muerdo.

    —¿Ahora sí nos crees? —Quiso saber Mina tomando su celular de vuelta—. Y no vayas a salirme con algo así como que él es un vampiro o yo qué sé. Eso sí es estúpido.

    Helio no podía negarlo más, todo era verdad; mas era complicado aceptar que algo así estuviera pasándole. Se rascó la nuca, confundido.

    —Creo que sí, ya les creo, aunque sigue siendo raro.

    —Y créeme, esa rareza no se acaba ni aunque estés con él por semanas —declaró la rubia comiendo un poco—. Pero eso es bueno, ¿verdad, Corazón? Si Helio ya te acepta, quiere decir que el peligro ha desaparecido, ¿no? Ahora él podrá ayudarte a ayudarse a sí mismo o como quiera que funcionen. Y recuerden que tienen a Anahí. Definitivamente yo no tengo por qué aparecer en sus vidas otra vez.

    —¿A qué te refieres con eso? —Una sensación de pánico y desolación envolvió a Helio y mirando a Corazón, quien se mostraba triste, descubrió que en realidad era él quien la sentía y sólo se la transfería.

    —Es el acuerdo al que llegamos Corazón y yo en cuanto mejoraras. Yo saldría de sus vidas y podrían retomarla con normalidad.

    —Espera, ¿por qué decidieron algo así?

    —Porque me enamoré de ella —confesó Corazón, suspirando.

    —Corazón —lo nombró Mina en tono de reprensión y vio que el mohín de Helio mostraba pasmo y confusión—. No te preocupes, seguramente es pasajero. Apuesto a que dentro de nada me olvidarás y podrás seguir tu vida con Anahí.

    —No creo que pueda —respondió al fin Helio después de un largo silencio en el que se mantuvo pensativo, observando el suelo.

    —¿Por qué no? —Mina alzó una ceja, inquisidora.

    —Anahí no me hace sentir lo que tú provocas en mí —reveló mirándola con intensidad.

    —¿Qué demo…? —Iba protestar, pero Helio la interrumpió, siguiendo.

    —Ella no logra que mi pulso aumente; no hace que me ponga nervioso; no causa emoción en mí al verla; no hace que me estremezca ante su tacto; no me turba, no me desconcierta, no me hace desear abrazarla, acariciarla, besarla. No consigue que me sienta vivo. En cambio, tú logras todo eso y más.

    La confesión derribó el mundo de Mina y más que asombrada o conmocionada e incluso culpable, se sintió irritada, molesta, furiosa. Apretó los puños y frunció el ceño, lanzándole una mirada de completo disgusto a Helio.

    —Eres un idiota —insultó intentando calmar su ira—. Un verdadero idiota.

    —¿Por qué dices eso? No me conoces.

    —Sí lo hago, te conozco muy bien. Corazón me dijo todo sobre ti y me contó de aquella infeliz que te engañó, ésa que te orilló a despreciar la vida y buscar la muerte; la culpable de todo lo que pasa aquí. Y por eso eres un idiota; porque siempre terminas enamorándote de personas crueles y despiadadas.

    —Tú no eres una mala persona, Mina —intervino Corazón.

    —Sí lo soy. No me interesa nada que tenga que ver con ustedes; sus sentimientos o lo que les pase, nada. Eso me hace ser egoísta y vil.

    —¿Entonces por qué nos ayudaste? —inquirió esta vez Helio con el ceño fruncido, sin creerle.

    —¿Cómo que por qué? Es obvio; humanitarismo, caridad, condolencia, ¿te suena? Dabas tanta pena que no podía dejarte así como así.

    —No —Helio negó con la cabeza cruzándose de brazos—. La lástima no llega a esos extremos de soportar tantos problemas una y otra vez; dejando de lado ocupaciones y adquiriendo deudas por ayudar. La lástima es limitada; tú ayudaste dándolo todo. ¿Por qué?

    —Pues, pues, pues —Mina pensó un poco y recordó lo mucho que había dificultado las cosas para Tare—. Simplemente eran los cargos de conciencia; debía desecharme de ellos.

    —¿Eso qué significa?

    —Lo que dije y no pienso discutir más. Métete en la cabeza que no puedes sentir nada por mí, sigue tu vida y deja en paz la mía. ¡Adiós!

    La rubia se alzó de su asiento y caminó con pasos grandes y firmes a la salida, refunfuñado un sinfín de cosas contra la terquedad de Helio. Corazón, sintiendo de nuevo el vacío en su pecho, se levantó de su silla para ir tras ella, pero Helio lo sujetó por el brazo, impidiendo que lo hiciera. Corazón lo miró entre confundido, sorprendido y solicitante.

    —No te preocupes, yo también lo siento —le dijo Helio y se tocó el pecho—. El hueco.

    Corazón suspiró con desconsuelo y volvió a su asiento. Helio lo miró y preguntó.

    —Tú sabes por qué, ¿no es así? Por qué Mina recluye su corazón de esa manera.

    Corazón miró el suelo unos instantes antes de asentir.

    —Entonces cuéntamelo, por favor —rogó con afán y nuevamente, Corazón asintió.



    Mina caminaba por las calles sin disminuir su cólera. Sabía que pasaría eso, por eso no quería encontrarse con Helio de ninguna forma. Siempre pensó que si el lazo de esos dos se unía nuevamente, esos sentimientos de cariño estarían presentes, después de todo eran uno; por eso quiso que en ese momento Anahí estuviera con Helio, no ella. ¡Pero no! Tuvieron que verse, Helio tuvo que seguirla, tuvo que declarársele y ella tuvo que rechazarlo. Se detuvo llevándose una mano al pecho; los rechazos dolían, mucho. Miró el cielo despejado en donde el sol irradiaba, calentando un poco el clima frío de la época; salvo su interior.

    —Cosechas lo que siembras, ¿no, hada padrino?

    Ella había causado problemas, ahora le causaban problemas; no había mucha ciencia. Se dispuso seguir su camino cuando su celular sonó. Lo tomó y en la pantalla rezó el nombre “Odín”. ¡Genial!, más problemas por sumar a la lista. Un gemido de duda brotó de su garganta y aunque no quería contestar, lo hizo.

    —Buen día. Espero te encuentres bien para pagar tu deuda —Directo y al grano, con su usual tono perturbadoramente alegre y cantarín.

    —La verdad no estoy de humor —confesó con abatimiento total.

    —Oh, es una pena escuchar eso —Y por la sobreactuación de lástima impresa en la voz, Mina supo que no lo sentía nada—. Bueno, la fecha límite del pago es hoy, pero si no quieres, lo haces otro día. Eso sí, te advierto que las tasas de intereses son altas.

    —¿Qué? Nunca me hablaste de ninguna tasa de interés.

    —¿No lo hice? Vaya, qué descuido de mi parte, perdóname —Y nuevamente, por la clara falsedad en la disculpa, supo no lamentaba nada y que quizás fue su plan desde un principio—. Bueno, te lo digo ahora. La tasa es de un veinte por ciento por cada día de retraso.

    —¡Estás loco! Eso es un robo.

    —Es negocio.

    —Es un robo te digo.

    —¿Y qué puedes hacer al respecto? Ya firmaste el contrato, ¿lo olvidas? Y créeme, puedo demandarte por incumplimiento de éste sin ningún problema.

    Mina apretó el celular en su mano, molesta. Era verdad, esa mañana sobre la mesa donde solía sentarse en clases, estuvieron el contrato junto con las indicaciones de que lo firmara y lo dejara allí mismo a la hora del almuerzo para que se lo llevaran. ¿Por qué no se tomó la molestia de leerlo antes?

    —¿Qué tengo que hacer esta vez? —preguntó al fin entre dientes.

    —Al final sí participarás en mi cortometraje.

    —¡Olvídalo! ¡No modelaré ropa interior, pervertido! —Los colores se le subieron a la cabeza ante la idea y la carcajada burlona de Odín la desquició todavía más.

    —Te dije que eso había sido una broma. No, considero que lo que harás es más a tu estilo.

    —¿Eso qué significa?

    —Ven a donde estamos filmando y lo sabrás.

    Mina tragó duro en tanto una súbita desconfianza se apoderaba de ella; esas palabras no le infundieron nada de seguridad, pero estando atada a él, no tuvo más opción que dirigirse a la dirección que le dio; un fraccionamiento en los suburbios de la ciudad que estaba en vías de desarrollo y afincamiento. Como sospechó, lo que le esperaba no era nada bonito. La escena era una de persecución en autos, en donde uno de ellos era conducido por el héroe y a su lado tenía a la heroína. Odín la quería para hacer de doble a la chica que era la heroína porque ésta no quería arriesgarse tanto; y ella sí quería arriesgarse, seguramente. Sin embargo, sin importar sus reclamos, le pusieron una peluca ya que la actriz era castaña, la subieron en el auto y arrancaron a tanta velocidad, que Mina sintió se pegaba al asiento dolorosamente, en tanto daban vueltas sin precaución y derrapando, mareándola y sacándole gritos de terror absoluto. ¡Eso era tremendamente peligroso!

    La escena terminó y temblando sin reparos, sintiendo que su estómago iniciaba una revolución en su interior, se bajó del auto quitándose la peluca y se hincó a tierra firme, hermosa tierra estable. El alimento que había consumido momentos antes no pudo continuar dentro de ella y salió en vómito, junto con lágrimas; sintiendo un terrible malestar que la recorrió de cuerpo entero, al tiempo que la cabeza le daba vueltas y le estallaba, manteniendo su visión borrosa.

    —Oye, cuida la peluca, me salió cara —le dijo Odín acercándosele, levantando la susodicha para que no la ensuciara de su regurgite—. Cuando termines quiero que lo hagas de nuevo.

    —¡Qué! —Mina lo miró desde abajo, atónita y los ojos dorados de él no mostraron clemencia alguna por su padecer.

    —No me gustó cómo quedó —comentó él encogiéndose de hombros en tanto acicalaba la peluca con sus dedos—. Gritas demasiado; intenta no hacerlo y podremos terminar rápido, si no, lo repetiremos las veces que sean necesarias.

    —¡Tú! —Mina se aferró al borde de la camisa de él y halándose ella misma hacia arriba con la ayuda de ésta, se puso de pie en tanto lo miraba con irritación completa—. Cruel, desalmado, cretino, extorsionista y aprovechado. Eres un demonio.

    —Oh, por favor, no tienes que ser tan aduladora; no te daré descanso de cualquier manera, así que anda —Odín le colocó la peluca y comenzó a retirarse a su puesto de dirección—. Tal vez así pienses un poco mejor antes de volver a hacer convenios que poco te favorezcan.

    Y hecha trisas por completo, Mina no tuvo más opción que hacer lo que el pelinegro y retomó su puesto dentro del auto, preparándose mentalmente para tensar todo su cuerpo y temer por su vida ante semejante manejo de salvajes. Desgraciadamente, no repitieron la escena ni una, ni dos o tres veces; fueron varias, y en todas ellas, Mina no se contuvo de devolver lo que hubiese en su estómago, siendo en las tomas finales nada más que un amargo líquido transparente al no tener más alimentos. Después de tanto martirio y caprichos por parte del director, la toma quedó ya cuando el ocaso se adueñaba del firmamento y la rubia quedó libre de su deuda, pero se encontraba demasiado débil, con rostro demacrado, pálido y espasmos violentos sacudían su cuerpo.

    —Muchas gracias por tu participación —agradeció Odín, sonriente y aproximándose a donde Mina estaba sentada, en una de las aceras intentando calmar sus nervios.

    Ella lo miró con resentimiento punzante, aunque no tuvo ganas de insultarlo esta vez ni discutir; estaba agotada en grados extremos, y tenía frío, mucho frío, así que abrazándose a sí misma, solamente preguntó con voz queda y trémula:

    —¿Podrías llevarme a casa?

    —¿Tienes con qué pagarme el viaje?

    Mina cerró los ojos suspirando profundamente; debió imaginarlo. Negó con la cabeza; se había agotado el poco dinero que llevaba en la cafetería y no quería involucrarse en otra deuda en ese preciso momento.

    —Entonces pasa una linda velada y procura descansar.

    Odín se alejó de ella para montar su propio auto e irse de allí; esa escena había sido la última que le faltaba para completar el cortometraje y ahora debía concentrarse en el desarrollo de la edición.

    En su lugar, Mina volvió a suspirar, con resignación esta vez y levantándose con vacilación, dispuso tomar su camino a casa con paso lento, pensando que tal vez era mejor no intentar inmiscuirse tanto en la vida de ese bárbaro extorsionista; ahora comprendía que podía irle mal, muy mal. Llegó a casa más tarde de lo que acostumbraba y después de un regaño por parte de su madre porque no la llamó para hacerle saber su paradero como otras veces, se duchó y se dispuso dormir. El cansancio era tanto, que no le costó conciliar el sueño a pesar de que creía no podría dormir por todo el asunto de Helio. Bueno, al menos para algo le habían servido Odín y sus times.

    Gracias por leer y no se pierdan el final ^u^
     
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    Shassel

    Shassel Usuario común

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    Final??? Tan pronto!!!! Calma corazón, sabías que este día llegaría u.u

    Qué mal, pobre Mina, de solo imaginarme lo que tuvo que vivir a manos de Odín u.u, quién diría que le molestaría tanto la velada de patinaje XD. al menos no tuvo que modelar lencería.
    Snifff... Helio, tan dulce, ya se recuperó cierto? La declaración de sus sentimientos a Mina lo comprueba :), sin embargo, me pregunto como irá a manejar el rechazo de Mina. Sé que ella está dolida y todo pero, aaahh, a quién engaño, se seguro yo actuaría igual a ella, cuando un corazón ya tiene dueño, no hay nada que pueda liberarlo. Ni siquiera un amor tan loco como el de Anahí XD.
    Me causó tanta nostalgia el recuerdo de Tare. Como es que siempre consigues que ame a tus personajes :)
    Como siempre, ha sido un capítulo maravilloso, gracioso en sus inicios y estremecedor en su final. Ahora, a esperar el maravilloso final.
    Saludos Borealis, y un abrazo :)
     
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    Borealis Spiral

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    Rescatando a un corazón
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    @Shassel ¡Gracias por tu comentario! Me anima, lo sabes :) Así es, este es el final y lamento si te parecio corta. En realidad no soy tan buena alargando mucho las historias. "Verano e Invierno" es una excepción xD Espero que el final te guste y si no, me lo dices sin ningún problema, ¿sí? ^u^

    A todos los que se han tomado la molestia de leer esta historia, gracias por el apoyo y a ustedes les dedico el último capítulo de esta saga... ¡Disfruten!

    El ultimátum de amo y corazón

    Un nuevo día había llegado y éste no había iniciado tan bien como Mina hubiese imaginado o deseado. Primero, a pesar de dormir de una toda la noche, sentíase enferma porque las energías que había agotado ayer por la persecución con Helio y la toma de escena con Odín, no se habían recargado al cien por ciento, lo que ya de por sí la hacía parecer un zombi. No le dieron ganas de ir a la escuela, pero no podía tomarse el día libre; su madre no se lo permitiría jamás. Después, al llegar a la universidad, se encontró con la desagradable sorpresa de que era el centro de atención en la red, en otro vídeo, ganándose más burlas y condolencias. Cuando ella y Ruth vieron las imágenes, Mina descubrió que se trataba del día anterior; tomas de cuando acababan de filmar y ella se concentraba en vomitar, llorar y maldecir; incluso algunas eran de sus gritos de loca histérica en el auto a gran velocidad.

    Por supuesto, el perpetuador del crimen era Odín y Mina lanzó todas las expresiones existidas y habidas por existir que denotaran su disgusto hacia el pelinegro, comprendiendo que no había treguas con él. La hora del almuerzo llegó, así que Mina y Ruth, ya con sus alimentos en mano, tomaron asiento en una de las muchas mesas, intentando ignorar las risillas que le lanzaban a la rubia, al tiempo que ésta arrojaba incansables protestas e insultos contra el negociante.

    —Es increíble que ese manipulador volviera a hacerme algo así. Me dan ganas de matarlo de la manera más lenta y dolorosa posible. ¿Qué no conoce las palabras privacidad y confidencialidad? Ah, pero me las va a pagar.

    —Tal vez deberías alejarte de él, Mina —le sugirió Ruth, preocupada—. Con esa clase de personas, entre menos tengas contacto, mejor.

    —Lo entiendo y estoy de acuerdo, pero también sé que es lo que él busca; que lo deje en paz. Me parece que no le gustó nada que lo rentara la otra vez —Mina sonrió con autosuficiencia—. ¿Cree que con algo como esto en serio voy a dejar de molestarlo? No, señor; no ahora que sé cuál es su punto débil. El extorsionista va a conocerme, sí que sí.

    Y soltó una pequeña carcajada psicópata, provocando que la pelirroja tan sólo suspirara. La perseverancia estaba escrita en las facciones de su amiga, lo que la hizo saber que nada de lo que dijera la haría cambiar de opinión, por lo que se ahorró palabras; Mina era tozuda. Lo menos que podía hacer era escuchar sus locuras y rezongas. Se concentraron en comer desviando el tema de Odín y estaban en eso cuando divisaron a Anahí acercárseles. La joven lucía en absoluto contenta y prueba de ello el que sus facciones se crisparan en cólera, su ceño se mantuviera fruncido, sus ojos ardieran en ira completa y tuviera las manos hechas puño, apretándolas fuertemente.

    —¿Qué hay, Ana?

    La rubia saludó en tono casual y en buenos términos; sin embargo, la pelinegra no respondió, sino que al tenerla en su alcance, extendió los brazos hacia Mina y con las manos sujetó el dorado cabello con fuerza increíble, jalándoselo con molestia palpable, sacándole gritos de sorpresa a los presentes y de dolor a ella. Mina sujetó las manos de la otra entre las suyas para que dejara de lastimarla en tanto se ponía de pie, intentando que de alguna manera el dolor menguara.

    —¡Ouch! ¿Cuál es tu problema, Anahí? —le preguntó entre quejidos, contagiada de su mal humor.

    Anahí no respondió y se concentró en continuar jalando el cuero cabelludo de la rubia, quien harta de ser agredida sin razón aparente, le proporcionó un pisotón marca yunque, para después lanzarle un golpe en el costado con fuerza moderada, consiguiendo que su atacante gritara y aminorara el agarre; aprovechando para liberarse, empujarla y retroceder un par de pasos. Con el rostro rojo ante el esfuerzo y el dolor, sintiendo que su casco ardía, Mina vio que Anahí lanzaba un puñado de palabras altisonantes que nunca había escuchado salir de su boca antes, en tanto se frotaba el costado herido y no apoyaba el pie izquierdo, también lastimado. Los presentes simplemente las rodearon sin molestarse en detener el espectáculo, entretenidos.

    —Maldita sea, Ana, ¿qué mosca te ha picado? —exigió saber la atacada, sin entender nada.

    —¡Todo es tu culpa! —gritó la chica, airada, esforzándose por detener las lágrimas de dolor, tanto físico como emocional—. Helio ha terminado conmigo y todo es tu culpa.

    —¿Qué? —La respuesta la sorprendió bastante.

    —¿Para qué me pedías que saliera con él si ya estaba enamorado de ti? —El llanto ganó la batalla para la pelinegra despechada—. ¿Querían burlarse? ¿Estaban jugando conmigo? ¡Eres un monstruo; los dos son monstruos! ¡Los odio a ambos!

    Y se abalanzó nuevamente a Mina, dispuesta a descargar su enojo, sólo que esta vez utilizaría sus largas uñas, intentando marcarla; no obstante, siendo hábil y ya estando alerta, la rubia esquivó los ataques, mientras procuraba tranquilizar a la desencantada muchacha. Mina sujetó uno de los brazos de Anahí y llevándolo a la espalda de la misma, se lo torció aplicándole una llave, acorralándola entre ella y una mesa.

    —¡Suéltame, suéltame! —vociferó Anahí, indignada.

    —No hasta que te calmes. Si me dejas explicar, te…

    No pudo terminar porque con su mano libre, Anahí había tomado un plato con caldo que había sobre la mesa, y lo vertió sobre Mina, siendo su puntería tan perfecta que el rostro fue el blanco; afortunadamente, el espeso líquido ya no estaba tan caliente, pero sus desprotegidos ojos fueron los principales dañados. La soltó retrocediendo al tiempo que gritaba ante las punzadas de dolor, tallando sus azules orbes con frenesí, irritándolos más de lo que ya estaban. Aprovechando aquello, Anahí volvió a abalanzársele lanzando torpes puñetazos, en tanto Mina trataba de esquivarlos, aunque su llorosa y borrosa vista no le daba mucha ventaja, así que la pelinegra ahora sí pudo enterrar sus garras en la piel desnuda de los brazos de la rubia.

    —¡Ay, ya es suficiente! —gritó Mina cansada, adolorida e iracunda.

    Haciendo su mayor esfuerzo para enfocar a su desengañada y loca compañera en su campo de visión, preparó el puño derecho y lo asestó de lleno en el rostro de su contrincante, justo en la barbilla, de lado, como si fuese una pelota que debía batear en medio de un juego; siendo el sonido del impacto tan claro ante la fuerza utilizada, que por un momento todo quedó en silencio, para después escucharse el alarido de Anahí que, desorientada por el golpe, fue incapaz de tenerse en pie y cayó de lleno al suelo cual larga era, hacia un flanco, quedando inmóvil. Mina se hincó en el suelo con la respiración jadeante; sintiéndose agotada. No había querido utilizar tanta fuerza, al fin y al cabo, era la mejor bateadora de su equipo; pero ya la tenía harta. Los murmullos se levantaron entre los demás estudiantes y alzando la mirada, Mina descubrió difusamente a algunos docentes acercárseles. Estaban en problemas.

    Y sí, llevaron a las dos perturbadoras de la paz a las oficinas del principal y a pesar de que Mina explicó que no inició nada, sino que simplemente se defendió, no fue eximida del castigo, el que consistió en su falta de participación en el venidero partido de béisbol. Oh sí, su entrenador se molestó como jamás creyó lo haría y después de lanzarle un sermón por su poco autocontrol en un asunto tan tonto como lo era el de pelearse por un chico, perjudicando a todo el equipo, la dejó ir. Mientras, Anahí se preparaba para recibir su propia sanción; quizás la expulsaran, o la suspendieran de los clubes, o le impusieran una multa; podría ser que hasta le llamaran a la policía, o todo lo demás junto. Lo que fuera, ya no era problema de Mina y de alguna manera se sintió contenta de que no le pusieran otra clase de castigo. Al menos le ahorraron tener que inventarse una excusa para faltar al partido.

    Mina se encaminó a la enfermería de la institución esperando que atendieran sus heridas y le dieran algo para sus ojos, los que ya no soportaba de tan inflamados que los tenía. Sí, allí le limpiaron las marcas de las uñas que le hizo Anahí y las vendaron, le dieron unas gotas para evitar la infección en los ojos y unas píldoras para el dolor. No le dieron ganas de seguir con las clases, por lo que al regresar al salón se excusó con el profesor que ya estaba en medio de su presentación; tomó sus cosas y mandándole un mensaje a Ruth diciéndole que estaba bien, que no se preocupara y que ya se iba casa, salió del edificio. Al llegar a la puerta principal del territorio universitario, vio a Helio apoyado en la pared mirando el cielo, esperando a alguien. ¿A ella? Dudaba que fuera a la pelinegra dado lo que le dijo anteriormente. No divisó a Corazón por ningún lado. Se le acercó.

    —¿Qué haces aquí? ¿Dónde está Corazón?

    El hombre la miró y la sorpresa se imprimió en sus facciones al ver el agotamiento y la palidez en su rostro, sus rojos e hinchados ojos y las heridas en sus brazos que, aunque estaban vendadas, la sangre se notaba a través de la tela. Asombro que se transformó al segundo siguiente en preocupación.

    —¿Qué te ha pasado?

    —Una odisea completa. Parece que Anahí no se tomó muy bien que la dejaras. Me imagino que le dijiste que no podías continuar con ella porque estabas enamorado de alguien más —Suspiró con abatimiento—. Sólo te reprocho una cosa, ¿tenías que decir mi nombre? Me hubieses ahorrado un enfrentamiento tan sucio y lleno de trampas.

    —No se lo dije para que pasara esto, lo lamento —se disculpó Helio tornándose por demás culpable—. Pero no podía seguir con esta situación…

    —No importa —lo interrumpió ella al ver que su estado sombrío se activaría—. Al final no puedo forzarte a estar con alguien que no amas si no lo deseas; ser obligado a eso lastima mucho. Y no es tu culpa que Ana no pudiera tomarse más maduramente las cosas, aunque debí esperar esto. Apuesto a que incluso contigo se portó mal, ¿eh?

    —Fue bastante desagradable e insultadora, sí.

    —Eso pensé. En fin, eres libre ahora sí de ir y hacer lo que quieras; aprovecha y decide con inteligencia, ¿quieres? Adiós.

    Mina caminó con la intención de pasarlo de largo, pero él se colocó frente a ella, obstaculizándole el paso. Lo miró con el ceño fruncido; no estaba de humor para esto. Se hizo a un lado para continuar con su camino, pero él volvió a colocarse a su frente, estorbándole. Lo intentó de nuevo con el mismo resultado.

    —Demonios, Helio, muévete. No quiero bailar, estoy cansada y… —El repentino y tórrido abrazo, firme pero suave, la interrumpió de hablar—. ¿Qué rayos…?

    Mina vio que casi frente a ella y fuera de la vista de Helio, alejado unos pasos, Corazón se hacía visible, quedando plantado en su sitio, mirándola intensamente.

    —Ya he tomado mi decisión, Mina —susurró Helio en su oído con voz serena, grave y cargada de cariño, sin aminorar el agarre de su abrazo—. Y es quedarme junto a ti.

    —¿Qué? —La rubia sintió que un gran desasosiego la inundaba al escucharlo y al ver que Corazón asentía en aceptación—. No puedes, ¿no lo entiendes? Yo…

    —Lo sé —La interrumpió él—, lo sé; Corazón me lo dijo. Sé que en este momento no puedes corresponder mis sentimientos porque ya alguien es dueño de tu amor y lo entiendo; es por eso que esperaré. No me rendiré, te demostraré que estoy enamorado de ti cuantas veces sean necesarias hasta que lo veas, hasta que lo aceptes y cuando lo hagas, allí estaré, sin falta.

    —¿Cómo puedes decir esto? ¿Qué te hace creer que un día eso pasará? ¿Cómo puedes estar tan seguro? No hay garantías, no prometo nada.

    —Porque eres una persona realista, Mina, y porque eres alguien que nunca se da por vencida; siempre sigues hacia adelante, por eso.

    Los ojos de Mina escocieron ante las lágrimas, mientras sentía que su pecho se comprimía en múltiples sensaciones que la atormentaban. Sabía a lo que Helio se refería y eso la hería, porque muy en su interior estaba al tanto de la situación; jamás volvería a ver a Tare, nunca. Había buscado maneras y no las encontró; ni siquiera pudo conseguir otra copia del cuento para probar si podía volver a meterse con ese ya que su propio libro parecía ineficiente para otra trasportación. Y su mente se lo advirtió: era hora de continuar; sin embargo, no era sencillo porque su corazón no quería abandonar la lucha.

    —¿Crees que es fácil aceptar que no podrás estar al lado de la persona que amas por mucho que lo desees? —preguntó con voz quebrada intentando por todos los medios no llorar—. ¿Admitir que nunca volverás a verlo? ¿Crees que es fácil desarraigar del corazón la mínima esperanza de una posibilidad? No lo es.

    —Entiendo —Helio la estrujó más, con delicadeza, al sentirla temblar—. Lo comprendo totalmente y por eso no te pido que lo olvides, jamás; no olvides lo que representa para ti, ni el amor que le tienes. Sólo pido que no te estanques porque te dañas a ti misma. Permítete la felicidad que te mereces, Mina y déjame ayudarte; es mi turno de hacerlo y quiero hacerlo.

    Después de mucho tiempo de no derramar ni una sola gota de agua salada a causa de su amor imposible, siendo esa misma noche que se separaron la última vez, Mina finalmente se dio la oportunidad de desahogarse del sufrimiento interno que parecía crecer con cada día que transcurría, y entre sacudidas de sollozos, se aferró a Helio con exiguas fuerzas y lloró en su pecho. El hombre se limitó a acariciarle con ternura el cabello, intentando serenarla con palabras de aliento; teniendo a Corazón en el sitio en donde había permanecido todo el tiempo en silencio, observándolos.

    Cuando se tranquilizó, la ráfaga que habían presenciado el día anterior volvió a ocurrir, envolviéndolo a ellos únicamente, y aún abrazada a Helio, Mina pudo ver que la misma corriente eléctrica aparecía conectándolo a él y su corazón, sólo que ésta vez era mucho más visible. Abrió los ojos sorprendida cuando detalló que Corazón se volvía más tenue a la vista, desapareciendo poco a poco, aunque esta vez no se quejaba de ninguna forma; parecía no dolerle. Por inercia, alargó la mano hacia él, quizás en un intento por sujetarlo, pero Corazón negó con la cabeza y se limitó a sacudir su mano en señal de despedida y ella lo supo; regresaba a donde pertenecía. Mina también le dijo adiós con la mano y antes de que desapareciera por completo, él movió los labios sin expedir ningún sonido y ella pudo leer sin mayor problema lo que le quiso decir. Te amo. Desapareció completamente junto con la ráfaga y la quietud volvió.

    —Se ha ido —comentó la rubia con un deje de aflicción después de un período de silencio.

    —Al contrario —argumentó Helio separándola de sí para mirarla con un brillo renovado en sus ojos, otorgándole una gentil y amorosa sonrisa—. Ha vuelto —Tomó la mano de ella entre la suya y se la llevó al pecho—. Y esta vez ha sido para quedarse contigo, Mina.

    —Ah, ¿por qué me suena a amenaza? —dijo ella con sorna y una sonrisa divertida, logrando que él riera un poco.

    —Si quieres tomarlo así, pues bien.

    Y entre más conversación, comenzaron a caminar para que Mina regresara a casa; estaba cansada y quería dormir. Helio a su lado, se prometió que no sólo le otorgaría su amor, sino que la protegería de cualquiera que quisiera dañarla. Teniendo en mente un futuro hermoso para ellos; lleno de la esperanza que nunca moría. Esperanza para algo mejor y que les daba renovada voluntad para seguir adelante, sabiendo que contarían con el apoyo del otro, por ahora como amigos; el tiempo decidiría si eso cambiaba o no.

    Fin… por ahora xD

    ¡Correcto! Momentáneamente digo fin para estos personajes que todavía no termino del todo con ellos. Todavía mora en mi corazoncito un capricho que tengo que cumplirme, así que...
    ¡Hasta entonces!
     
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    Marina

    Marina Usuario VIP Comentarista Top

    Tauro
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    Guau, me leí todos los capítulos que me faltaban. ¿Qué puedo decir? Solo que me encantó cada uno de ellos, pues fueron únicos. La manera como Mina aceptó ayudar a Corazón, el de buscar después a Helio, ese gran concierto del grupo "Napolitano", un nombre muy antojoso, jajaja, me ha encantado xD. El arreglo de Mina para que Anahí ayude a Helio, pero... ¡Qué desencanto! ¿Cómo podía ayudar esta chica vacía, brabucona y vanidosa a este pobre sujeto? Realmente ella también necesita ayuda.

    Me encantó cómo fuiste llevando la historia, lo mal que terminó Helio, la forma de narrar lo sucedido cuando Mina y Corazón lo encontraron moribundo en ese basural. El que él la confundiera con un ángel, su poco a poco recuperación. Me emocioné mucho con la declaración de Corazón. Era ovbio que él terminaría enamorándose de ella, pero qué triste que fuera rechazado, lo que es comprensible. El título de "en el corazón no se manda" da significado a las relaciones de los personajes. El corazón de la rubia le pertenece a Tare, así que, ¿cómo corresponder a Helio?

    Y por otro lado, me sacó de quisio Odin con sus tratos lucrativos. Odin es un personaje calculador, inteligentemente convenenciero. Un gran personaje y para nada considero que sea secundario, de hecho, estuvo muy relacionado con Mina, y aunque sus apariciones fueron pocas, estas fueron relevantes para la historia, pues por decirlo así, fue el antagonista de Mina, el que le hizo pasar muy malos ratos, y me quedé con los deseos de que alguien le de una cucharada de su propia medicina, jajaja. Que alguien le hiciera pagar sus aprovechadas ventajas, mmmm, tus palabras finales me dan esperanza. Esta es una saga, ¿verdad? Entonces quizás en la próxima, si es que aparece este personaje, encuentre a ese alguien que resulte más intelegente que él. No sé, una esperanza que tengo xD.

    Fue un buen final, pues aunque Mina y Helio no quedaron románticamente liados, sí quedaron como amigos. Helio finalmente recuperó su corazón y aceptó que en la vida, se debe ser feliz y que dentro de esa felicidad, habrá también momentos de infelicidad.

    Como siempre, me encantó la historia. Una idea muy original. Felicidades por haberla terminado.

    Sin más, me despido por el momento. TKM
     
    Última edición: 2 Mayo 2014
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    Sonia de Arnau

    Sonia de Arnau Let's go home Comentarista empedernido

    Leo
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    Que historia tan corta T.T Me sorprendí cuando mencionaste que solo me faltaba leer el último capítulo para acabarla (:P obviamente). Y pensé que apenas estaba por llegar lo mero bueno, de verdad. Por ejemplo, en el capítulo donde Mina saca a pasear a Odín y casi al final, mira a Mina y a Helio, por mi mente cruzó que iba a hacer algo realmente malo, que él iba a ser el antagonista y eso.

    Pero sabes, me gusto el final (definitivamente más que la otra), me dio esa esperanza de que Helio puede tener una oportunidad. Y me emocione con eso de que aún no nos despidamos de estos personajes, ¿puede que en tu próxima Helio y Odín se pelearan por Mina? *adivino la cara que pusiste al leer eso :D* Bueno, por lo menos Odín tiene que salir xD me ha gustado ese personaje. Pero hablando en serio (acaso no he estado hablando en serio(¿?)), ya quiero saber cómo es que esta historia va a continuar.
    I’m sorry, my mistake.Quise decir que tenía la misma estructura, letras italic y una narración y esas cosas.
     
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    Shassel

    Shassel Usuario común

    Tauro
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    :') Y aún cuando pensé que todo esto terminaría bien para Helio, no estoy tan disconforme con el final, la esperanza y cariño que trasmite me sacó, definitivamente, una enorme sonrisa.
    Aahh, por qué siempre me dejas con ganas de seguir leyendo más y más...!!! Sin embargo me alegra saber que aún le quedan aventuras por vivir a Mina y Helio. Y más sabiendo que ella aceptó seguir con su vida sin Tare. (Wuaaa, extraño a Tare :( )
    Quién diría que el día de Mina comenzaría con un nuevo video-humillación cortesía de Odín... Hombres!! Luego dicen que nosotras somos las vengativas XD
    Pero como si eso no fuera suficiente golpe... Aucchh, la reacción de Anahí me dejó tan desconcertada, quién diría que fuese tan loquita XD, sinceramente no apoyo a las mujeres que se comportan de esa manera por un hombre, XD habiendo tantos por el mundo, pelearse por uno es una fea perdida de tiempo XD. Aunque claro, considerando los hechos, todo da a pensar que tan solo se trató de una mala broma de parte de Mina :/. XD Me quedé con la duda de saber que le ocurriría a Anahí... ( :/ que mala persona soy XD ).
    :) Pero bueno, saber que Mina aceptó la amistad de Helio y no lo sacó de una patada de su vida fue lo mejor que haya podido leer, luego tantos golpes para ambos, no hubiera sido justo que ambos vuelvan a terminar solos. Es que... no sé a quién apoyar más, Helio o Tare, ambos son mis personajes favoritos :) de toda tu saga.
    :) Supongo que tendré que esperar para saber como es que termina todo definitivamente, verdad???
    En fin, la espera valdrá la pena :). Solo no te olvides de avisarle a esta peque fan ;) Sí?
    Saludos y abrazos enormes Borealis. Gracias por otra maravillosa historia.
     
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  20.  
    Mei Liddel

    Mei Liddel La lluvia cae como si hubiera olvidado como parar.

    Tauro
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    Veamos, tengo que respirar un poco.....Fue, no se como decirlo.....¡Hermoso! Me arrepiento el haberme ido de la págino y no haber leido este hermoso final. Opino que no pudiste darle uno mejor. No tengo mucho que decir, y no creo que haya algo para decir lo mucho que me gusto tu historia.
    Debo de confesar que fltaba poco para escribir mi carta de suicidio cuando desaparecio Corazón XD Pero tome fuerza XD
    Espero y ver otra historia tuya pronto, y que me haga sentir lo mismo que senti con esta.

    Suerte, y hasta pronto.
     
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