Se despertó cansado aquella mañana de su octogésima primavera. Miró desesperado el reloj, pero nada había cambiado. Desde hace unos años que éste no cesaba de ir cuenta atrás.
El ingrato devenir del tiempo, en realidad, todo es una cuenta atrás, solamente que no sabemos cuándo termina. Me ha puesto un poco triste el relato, porque pienso en lo triste que debe ser ese pensamiento, saber que ya poco queda, que ya todo lo que has vivido se esfumará, como humo, como si en realidad nunca lo hubieses vivido. Se esfumará contigo. Me ha gustado el micro, como siempre, pero eso, que me ha entristecido. Un saludo.