Reino de Ogunros...

Hacia tanto que Shawn no tenía a un niño entre sus brazos y dejo que aquella sensación le embriagara el cuerpo por completo; incluso se dio el lujo de bajar la guardia con aquella niña, era imposible que le hiciera daño si se sentía tan cálido teniéndola entre brazos y, sobre todo, porque era un maldito sueño. Nada malo pasaba en los sueños... o eso pensó hasta que la oscuridad comenzó a ser más y más.

—Supongo que buscaremos algo que comer antes de encontrar al príncipe.

Con un poco de problemas logró alcanzar a Liam, conforme la oscuridad avanzaba, Shawn intentaba mantener en calma a la pequeña con suaves caricias e su precioso cabello y susurrándole cosas agradables. Miró al pelirrojo con una ceja levantada, este no lucía del todo bien. Le llamó varias veces sin tener respuesta, por lo que, rompiendo toda norma de espacio personal que Shawn se ponía a sí mismo, le tomó del brazo y comenzó a moverlo un tanto brusco.

— ¿Todo bien? Deberíamos ir buscando ese refugio y un poco de comida...

Lo cual seria un problema. No había nada más que árboles, un silencio sepulcral y ningún animal a la vista. Tampoco es como si él tuviera idea alguna de cazar animales, pero Liam parecía ser bueno en ello.

—Deberíamos prender una fogata, si conseguimos unas cuantas hierbas se puede hacer sopa... aunque necesitamos encontrar un rio antes.

Y tampoco había como prepararle. Se sonrojo por lo poco inteligente de sus palabras y le sonrió con ternura a la niña entre sus brazos. Shawn o había sentido hambre hasta que la pequeña había introducido aquella idea en su cabeza.

Mitchell le agradeció mentalmente a aquella pequeña el haberle quitado aquellos animales ensangrentados de sus manos. Incluso se atrevió a sonreírle ¡Sonreír! parecía tan lejano que su rostro no supo procesarlo bien.

—Se hacer esto, no soy tan inútil como seguro todos me creen... Pero no como animales, así que esto me parece... triste.

No inútil, pero quizá si era un tanto patético. Llegando al riachuelo, el rubio se hinco junto a la niña para comenzar a lavarlos. No pudo evitar sentir un suspiro al sentir el agua fría golpeando sus manos ¿Hacia cuanto no las lavaba? Sentía la mugre dentro de sus uñas y, si no fuera porque seguiría limpiando las entrañas de aquellos conejos, se hubiese dedicado a limpiar de lleno sus manos.

—Hace tanto que no sentía el agua...

Soltó sin pensarlo. Pagaría lo que fuera por darse una larga ducha que lograra limpiar todo el sudor y la mugre acumulada de días en su cuerpo.

Continuo con el trabajo siguiendo cada instrucción de aquella pequeña y le comenzó a parecer menos desagradable que antes.

 

La pequeña miro al chico y cada uno de sus gestos, cuando ambos llegaron al riachuelo, le dio uno de los conejos y ella comenzó a limpiar el otro.

—Perdón por golpearte la otra vez— Bajando la mirada y solo enfocándose en limpiar aquel pobre animal, la pequeña llamo la atención del chico —Puede que no seas tan inútil como aparentas, hasta ahora haces todo sin quejarte y puedo ver intentas dar lo mejor de ti— Levanto la vista y dejo la piel del conejo a un lado mientras abría el estómago de la criatura y sacaba sus entrañas.

—Eres un noble, pero aun así intentas ayudarnos...O al menos no vas en contra de lo que se te pide— Termino por sacar todas las entrañas del conejo y comenzó a lavarlo en el riachuelo —Eres un buen hombre...— Termino por lavar la criatura y la dejo a un lado para fijar su atención en el chico.

—Todos pueden ver lo que yo, así que solo ten paciencia y los demás dejarán de verte con resentimiento— La pequeña sonrió y trato de darle confianza al rubio —Solo no permitas que Leonor te proteja tanto, ella es la que te ve como un inútil, y hace molestar a los demás por tratarte con tanto "cuidado"—

 

Mitchell asintió un tanto triste. lo que menos quería era ser un inútil a los ojos de Leonor pero, sobre todo, que él fuese parte del impedimento para que todos comenzaran a respetar a la rubia. Pronto terminaron de limpiar los conejos, Mitchell se sentía asqueado y con las manos duras debido a la sangre seca en estas. Se dio el lujo de enjuagarlas en el riachuelo.

— ¿Crees que en algún punto nos podamos... bañar?

Preguntó un tanto sonrojado mientras caminaban de regreso al campamento.

—No quiero ser un inútil, ya que estoy aquí, me gustaría ser de utilidad.

 

La pequeña se rio al ver como el chico quería bañarse tan pronto, se podía ver estaba acostumbrado a la buena vida, pero ya no podía tratarlo mal, cuando podía ver era un buen chico.

—Cuando lleguemos podrá bañarse señor — Al llegar con los demás le entrego el conejo que había limpiado, así como las pieles —Por favor prenda una fogata y comience a asarlos— Miro de reojo como Leonor estaba cerca y prefirió alejarse de ella para evitar cualquier enfrentamiento —Yo iré a ayudar por allá— Se alejo del chico y solo camino entre los demás buscando que hacer.

El viejo cocinero llego al lado de Leonor y comenzó a pelar algunas verduras mientras un par de hombres encendían una fogata y ponían una gran olla a calentar con agua.

—Traigan acá lo que sea que atraparon— Alzando la voz ante los demás el hombre pidió todas las "presas" de la cacería para comenzar a cocinar —Y traigan más leña, la necesitaré— A lo lejos miro a Mitchell y le grito —Tu niño, ven y ayúdame con esto—

Miro a Leonor, pero no le pidió hacer nada, ni tampoco le dirigió mucho la mirada, se enfocó en su trabajo y nada más. Si comenzaba a gritarle al menos él se enfocaría en cocinar.

 

Mitchell no pudo evitar soltar un pequeño salto debido al impacto, no pensó que le fuesen a pedir más ayuda. Aún con los conejos entre sus brazos se acerco hasta donde se encontraba el señor, sintiendo alivio al ver a Leonor, poder demostrarle que estaba echándole ganas, ayudando, demostrando que no debía cuidarlo y podría serle útil.

Mitchell dejó los conejos entre los demás y se fue a buscar un poco más de leña antes de volver y comenzar a hacer todo lo que aquel hombre le gritaba y ordenaba. Intentó hacerlo lo mejor posible, pero se sentía un poco torpe mientras intentaba cocinar de una forma decente.

Al final termino por cortarse con el cuchillo, lo cual le hizo avergonzarse.

Contenido oculto

No, no sabía que más hacer -cries-

 

Creí haber encontrado un lugar, pero era solo Erick compadeciéndose de la chica, ¿Cuántas mentiras me rodeaban? ¿A cuántas personas les importaba poco?

¿Qué seguía haciendo acá si nadie me dirigía la mirada? Apreté los puños, miré con frialdad al hombre que solo comprobó que dejara los conejos... exhalé con suavidad... y di media vuelta.

En el camino vi de reojo a Mitchell, era genial que empezara a activarse, estaba a un paso de integrarse y no hacía más que incrementar la idea de que no encajaba acá ni en ningún otro lado. La mirada que le dediqué, breve, no fue distinta a la que le dediqué al otro hombre.

Apática, fría, solo unos ojos serios mirando gente pasar...

Y me marché otra vez, mi silueta se perdió en la oscuridad del bosque. Otro claro, desenvaine mi espada y miré su filo brillar bajo la luna, fue un movimiento rápido y me detuve... Las panorámicas recorrían mi cabeza, mis ojos se abrieron, mi respiración se agitó y pude escucharlo.

Aquel sonido que olía a muerte, lo veía claro, lejos de aquel bosque. Día, noche, tarde. En un momento reaccioné y me llevé las manos a la cabeza sin soltar la espada y grité.

Grité con fuerza, desgarrador, y se calló tan rápido como vino. Y solté esa espada lanzándola lejos. Voló y me hice una bola, me acuclillé y abracé mi cuerpo mientras lloraba cómo si tuviera cinco años.

Porque extrañaba a mamá, porque me quitaron a papá y lo único que me quedaba de mis hermanos era el recuerdo de que ellos eran tan, tan geniales... ¿Por qué, por qué, por qué?

Miré mis lágrimas mojar la tierra y pensé en sus cuerpos encondidos entre la maleza, mamá bajo un campo de flores, ¿Mis hermanos? Descuidados, papá sin dejar siquiera alguna señal de qué pasó con él...

Y quería irme con ellos, era consciente de eso, quería irme con ellos pero no podía dejar tampoco lo que tenía: Porque sí yo me iba, ¿Quién los recordaría?

¡¿Quién?! ¡¿QUIÉN BUSCARÍA... aquella justicia que nunca les tocó?

¿Quién?

Pues tú, Leonor...​

Así te forjaron...
​

A perseguir lo que quieres, porque papá te enseñó qué era correcto, mamá por qué era correcto y tus hermanos a escapar de cualquier cosa que te impidiera conseguir aquello que quisieras, como buenos rebeldes...

Abracé mi cuerpo, sentía frío, pero me quedé sobre el pasto sintiendo la luna recargarme mientras aun tenía el rostro rojo por todas las lágrimas que había soltado de repente... mis párpados cayeron.

Cualquiera podría matarme por la espalda, cualquiera podría dejarme ahí tirada. La naturaleza podía hacer lo suyo si quería...

Yo me quedaría quieta... hasta que quisiera otra cosa que no fuera tener a aquellos que ya solo gritan en mi cabeza.

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Se fue lejitos a hacer pataleta y ahí se quedó a hacer huelga (?)

 

Shawn miró un poco perplejo al pelirrojo, en verdad le parecía increíble la forma tan indiferente que podía ser. Decidió pasarlo por alto, toda esa realidad era un sueño, pero la niña necesitaba comer y un refugio adecuado.

—Entonces debemos seguir caminando hasta encontrar algo, no nos podemos quedar aquí hasta que anochezca.

Comenzó a caminar, con la niña en brazos y jalando levemente al pelirrojo para que le siguiera. Podía estar en un sueño, pero aquel sujeto era un noble y no olvidaría las jerarquías solo porque se encontraban dentro de su cabeza. Caminaron por mucho tiempo, con un silencio tan escalofriante que el de lentes se vio con la obligación de terminarlo, se volvería loco si no hablaba.

—Usted no es del reino de Ognuros ¿Verdad? Disculpe que le pregunte hasta ahora, pensé que lo recordaría pero... jamás lo he visto.

Le dijo con una leve sonrisa, falsa obviamente, en el rostro, mientras acariciaba con delicadeza el suave cabello de la niña entre sus brazos. Estaba dormida, o al menos eso era lo que sentía, porque la respiración de la pequeña era tranquila y desde hacía un momento era Shawn quien llevaba la muñeca en su mano para que esta no cayera. Se comenzó a desesperar de solo ver árboles, ni siquiera había animales cerca o plantas más allá de la hierba y las hojas, las cuales claramente no eran comestibles.

Gracias al cielo, la pequeña dormía y no había mencionado su hambre.

El sujeto con quien cocinaba le había gritado que se fuese a limpiar, que no permitiría sangre en la comida. Mitchell en verdad se sentía muy humillado; él nunca en la vida había sido cruel con sus sirvientes, por lo que sentía que era muy injusto que a él lo tratasen de aquella forma. Caminó hasta el riachuelo, pero no logró recordar donde era y terminó en medio de varios árboles. Entró en pánico, si no lograba recordar donde estaba el campamento, muy probablemente pensarían que había escapado... no quería sentirse importante, pero le aterraba imaginar que su huida fuese algo negativo para Leonor.

Por suerte, una cabellera rubia apareció y se sintió aliviado.

—Yo... ¿Interrumpo algo?

Mitchell preguntó con timidez. Leonor lucía tan frágil y triste, pero, sorprendentemente, para nada débil. Se aceró con lentitud, sin dejar de apretar su herida en la mano. No era profunda y ya no salía sangre, pero en su momento no la había limpiado y tenía toda la palma roja. Sentía como poco a poco se iba secando y eso le generaba un poco de asco.

—No te ves bien ¿Puedo ayudarte de alguna forma?

 

Aquellas palabras le dejaron sin habla. No estaba acostumbrado a alguien con un vocabulario amplio, muchos operaban por usar simples frases para dirigirse a él y eran pocas las personas que en verdad dolían decir algo. No sabía quién era este chico, pero le agradaba y eso era un tanto inusual en él. Se detuvo para mirar al pelirrojo con uns ceja levantada y le estudio el rostro.

No es que hubiese mucho que estudiar en realidad.

Aquellas palabras le dejaban más preguntas que respuestas: Liam había sido atacado, él estaba herido en una camilla de hospital; lo más probable es que estuvieran muertos, delirante o descansando y por alguna extraña razón sus mentes se juntaron, o sus almas, no sabía cómo explicar lo que estaba pasando.

Soltó un suspiro y acomodo a la niña entre sus brazos, sentía como se resbalaba un poco.

—Me niego a creer que estemos muertos.

Fue lo único que dijo antes de continuar su caminata. No. No podía morir, no siendo tan joven... Y con tanto que en verdad deseaba hacer. Familia, hijos...

Ideas que se le venían de vez en cuando a la mente.

—Antes de aparecer en este bosque, estaba dormitando en mi habitación.

Mintió. Decirle que estaba en una camilla de hospital era estúpido, solo confirmaría la teoría de que, en efecto, estaban muertos, y se negaba a eso.

—En cuánto despierte iré en busca de usted y verá que no, en definitiva, no estamos muertos. Debe ser un... Un sueño en conjunto, lo que significa que estamos aquí por algo ¿Le gustaría averiguar por qué?

 

—Deja de perder el tiempo niño...— La voz del cocinero hizo que Mitchell volteara a verlo, apenas se había acercado a Leonor y ese hombre le había gritado —...Si ya curaste esa herida, ven y ayúdame a servir la comida— El hombre estaba molesto, había buscado a ese chico por todos lados un tanto preocupado por su herida, y al final lo encuentra junto a Leonor y como si nada.

—Si tienes hambre ven también Leonor— Antes de irse por completo, giro a ver a la rubia y suavizo un poco el tono de su voz —Ya no nos detendremos hasta llegar al campamento, así que mejor comer de una vez—

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Temarii Juuzou , Mori están a punto de llegar al campamento, ahora pueden ir y comer con el resto o quedarse ustedes dos solos.

Esta elección también influye en su destino con el resto, pero si uno quiere ir y comer con los demás y el otro quedarse, también es válido.... sus elecciones no están enlazadas en este momento ;)

 

Contenido oculto: Killing boys

Di un sobresalto independiente de si seguía acostada, abrí los ojos, fijé la mirada y luego observé de reojo al intruso, con esa mirada de muerte. Volví la vista al frente antes de volver a cerrar los ojos, inmutable. Sus pasos habían sido tan sigilosos que no le escuché y ahora tocaba pensar en qué hacer. Volví a levantar los párpados observando el pasto y bosque que tenía al frente, dijo algo de ayudarme, otra vez no muté, la verdad poco quería pensar, qué descubriera él cómo...

De todas formas no íbamos a poder interactuar mucho, llegó el anciano exigiendo nuestra presencia, abrí los ojos aún abrazada a mí y la rabia en mi rostro fue escueta, silente, pero eran esos ojos los de quien más de una vida a gozado entre sus manos, mientras ve cómo el espíritu abandona el cuerpo contrincante.

Di un suspiro cerrando los ojos y apenas me di cuenta ya estaba recogiendo la espada que lancé lejos, como si nada. Cunado pasé por el costado de Mitchell lo miré con dureza, alerta, sus ojos, sus manos, hice una mueca y le miré a la cara otra vez, aunque está vez por un momento efímero, de reojo, antes de seguir al cheff.

—Curate eso bien —comenté monocorde, apática y tosca, pero sin llegar al extremo.

 

Que le llamase muchacho le parecía de lo más gracioso, normalmente sus estudiantes y sus padres le llamaban señor Valentine, pese a no ser realmente tan grande. Le mantuvo la mirada un momento, tratando de descifrarlo; normalmente es bueno haciéndolo cuando conoce personas nuevas, pero esta vez se le dificultaba tanto. Liam era como un ropero con miles y miles de candados, con una expresión tan seria y despreocupada. Termino por soltar un pequeño suspiro y mirar a su al rededor, no había a donde más ir, parecía que solo había kilómetros y kilómetros de árboles frente a ellos y el brazo comenzaba a entumírsele debido al peso de la niña. Pero no quería despertarla, era mejor eso a que le pidiera comida y no saber de donde sacarla.

—No se que este pasando en tu reino... pero justo ahora no creo que Ogunros sea lo más seguro para dejarte a tu suerte en el bosque. En cuanto despierte te buscaré y podemos hablar acerca de lo que sea que pase; y cuando digo que te buscaré no significa que me meteré al bosque con una espada para buscarte, ni que fuera un guerrero.

Dijo con una sonrisa llena de ironía. Ni siquiera sabía sostener una espada sin que esta se le ladeara por el peso, pero estaba seguro de que, al despertar, tan solo debía decirle al Rey que un noble de Ifeë se encontraba en medio del bosque, que lo había visto y que, como favor personal, fuesen a buscarle, porque seguramente estaría muriendo. No quería sentirse tan importante, pero estaba seguro de que el rey no le negaría ese pequeño favor que solo le costaría tres o dos de sus guerreros para adentrarse en el bosque; porque también le pediría que fuese en el día, sería el doble de peligroso y de difícil hacer una búsqueda en la noche, sobre todo por aquellas creaturas.

Pero si quería salvar la vida de aquel pelirrojo, debía despertar.

— ¿Crees que si despierto, tu desaparecerás?

Se sentía un tanto mal por Leonor, pero no sabía que más podía hacer. Quizá solo se mentía pensando que eran amigos cuando llevaban apenas unos días conociéndose, cuando ella lo había secuestrado; pero no podía evitar sentir preocupación por la chica y las ganas más grandes de cuidarla y protegerla, incluso si ella era mucho más fuerte.

Mitchell suspiró, sintiéndose un poco mal por haber defraudado a aquel hombre, incluso si no le agradaba del todo por el trato que tenía hacia su persona, pero había sentido que al menos no le detestaba tanto como en un principio. Suspiro limpiando su mano contra su pantalón, estaba seguro de que se perdería si iba en busca del arroyo. Rompió la manga de su camisa y la envolvió en su palma antes de volver al campamento.

—Lo siento, yo no encontraba el arroyo y no quería perderme.

Mitchell comenzó a tomar los platos para comenzar a servir. Todo olía tan delicioso, pero ver a los pobres conejos flotando en el caldo le revolvió el estómago a un grado inimaginable. En su hogar, tenía conejos; algunos eran para venta, pero la mayoría eran suyos y de sus hermanas, jamás pensó en comer alguno. Pero mientras cocinaban aquel hombre había sido muy claro: o comes o te mueres. No había tiempo para ponerse digno acerca de lo que metería en su estómago. Le ayudo al cocinero a repartir entre las personas, la mano le escocía debajo de la tela ya manchada de sangre, pero no creyó que fuese la gran cosa; por el momento, no había manchado nada,

 

Mis ojos cayeron sobre las acciones de Mitchell cuando escuché una tela rasgarse, lo escudriñé, un vistazo a su aspecto y acciones. Terminamos caminando un momento a la par, fue ahí cuando, mirándole de reojo, comenté.

—Tienes que cuidar que no se infecte— Miré al frente, monocorde—, si no sabes dónde queda algo, pregunta...

Se me endureció el gesto, pero mi voz salió más fría que agresiva, tosca.

>>Preguntar no es malo— Le miré de reojo, con esa mirada dura, pero algo trasmitía tranquilidad en mi actitud, debía ser mi postura, firme, confiada, pero carente de tensión exceptuando mi ceño—, lo que les molesta es que te tiemblen las piernas...

Miré al frente.

Les molestaba eso y muchas otras cosas. En fin, apenas llegué me acerqué al grupo que se encargaba de terminar de preparar y servir, me dirigí a quién pintaba tener el control de la situación.

—¿En qué ayudo?

Y si no querían ayuda, ya me lo dirían.

 

>>> Liam <<<

—Quién diría que eras tan hablador pelirrojo— De nuevo, la voz sonó fuerte en los oídos del noble, pero parecía ser el único que la escuchaba —Tu mente es tan divertida, casi no debo hacer nada para que tu solo te vuelvas loco— Una risa estruendosa se escuchó en la mente de Liam —Mira que confiar en un tipo que encuentras en este lugar…¿No has pensado que es solo producto de tu imaginación? — El tono de la voz cambio a uno más "divertido" y burlesco —Incluso ya hasta planean salvarse.... Que divertido—


De pronto el silencio de aquel lugar se interrumpió, el sonido de pequeñas ramas quebrandose y hojas siendo aplastadas se pudo escuchar claramente. Alguien o algo caminaba directamente hacia ellos y entre tanta oscuridad apenas se distinguía una silueta...

>>> Shawn <<<

La pequeña entre sus brazos recargo su cabeza sobre el hombro del chico —Tengo hambre...— era solo un susurro de aquella pequeña y el erudito apena y podía ver el rostro infantil entre tanta oscuridad, pero antes de poder hacer o decir algo, escucho como algo se les acercaba, el silencio ya no solo se rompía por su voz y la del otro hombre, sino que ahora también hojas y ramas quebrandose bajo los pasos de alguien se dejaban oír.

Entre la oscuridad una silueta se fue haciendo cada vez más clara... de pronto frente a Liam y Shawn se dejó ver lo que parecía ser un hombre, o al menos lo había sido.

Su cuerpo estaba casi consumido, y su piel se pegaba por completo a sus huesos y escasa carne.

Como si aquel lugar deseara que esos chicos vieran mejor, la luna ilumino un poco más aquel lugar, y la criatura quedo completamente expuesta tanto para el noble como el erudito. Y al mismo tiempo, esa cosa logro verlos a ellos.

Los ojos marchitos y casi secos de aquella criatura se fijaron en ambos hombres y de inmediato dejo salir un grito desgarrador para comenzar a moverse hacia ellos.



>>> Liam <<<

—Vaya, parece que serás comido muy pronto— Riéndose, esa voz en la mente del pelirrojo comenzó a silbar con la misma tonada que antes la niña que cargaba Shawn en brazo usaba en su canción.


>>> Shawn <<<

La pequeña en sus brazos lo rodeo por el cuello con sus pequeñas manos mientras seguía repitiendo —Tengo hambre...—

Contenido oculto

¿Qué pasará ahora? O-O....

Yáahl

• Correr y dejar a Shawn atrás y a la niña.... Primero salvarte tu
• Esa cosa no puede ser real... Esperar y ver que pasa
• Huir, pero espera a Shawn para hacerlo juntos

Temarii Juuzou

• Es un sueño, esa cosa no puede hacerte daño.... Quedarse donde estas y ver que pasa
• Corre junto a esa niña y el pelirrojo
• Tal vez si esa cosa te "lastime" despiertas.... Provocarla para que te dañe

 

Quería dejarle en claro a aquel hombre que el drama no servía de nada, pero realmente no creía que este estuviese siendo dramático. Era realista y el realismo apestaba la mayoría de las veces. Quizá no debía arriesgar a os hombres del Rey para ir en busca de alguien que no conocía de nada, de alguien que podría ser o no ser un invento de su cabeza; y, en caso de que todo aquello que le decía era verdad, aquel pelirrojo no era un problema de su reino... aunque jamás mencionó si ya había o no cruzado el mar, por lo que podría seguir dentro de los terrenos alrededor de Ogunros y eso le podría salvar su vida.

—Supongo que entonces no me quedará de otra que buscarte una vez despierte. Si hay algo que odio es quedarme con dudas.

Deseaba añadir algo más, pero un escalofrío le recorrió la espalda y sintió un extraño frío, junto a una emoción que le inundó el cuerpo. Conocía esa sensación, fue la misma que le lleno el cuerpo entero cuando vio aquella temible y fascinante creatura la noche anterior. Sintió a la niña moverse y le acaricio la espalda; su mirada buscó con desesperación rastro alguno de algo, lo que fuese: el monstruo de la vida real o aquel que parecía, según su sueño, ser la madre de aquellos seres horribles.

Entonces lo vio. Lo vio y se detesto por creer que era lo más temible y fascinante en todo ese mundo dentro de su cabeza. Pero Shawn Valentine, pese a ser una persona de lo más curiosa, no cometía los mismos errores dos veces. Después de aferrar a la pequeña más a su cuerpo y susurrarle que pronto podría comer, miró al pelirrojo con un poco de desesperación. Le tomo de la manga del brazo para hacer que lo mirará.

—La última vez corrí y solo logré cansarme. No se como será esta vez, pero de lo que si estoy seguro es de que este es mi sueño y no puedo morir aquí... Así que corre, si despierto y no muero, te buscaré. Veté, yo distraeré esa cosa...

Abrazó a la niña un poco más. Tenía que dejarla ir... pero, de tan solo haber conocido a Liam hacia tan poco, estaba seguro que no se tomaría la misma molestia que él para correr con la niña. Así que la abrazó para tratar de calmarla. Sintió pánico por la pequeña y aun así... estaba decidido. Era un sueño, un sueño; no era real. Empujo levemente a Liam para incitarlo a irse mientras Se quedaba ahí, observando y tratando de no flaquear ante aquel grito desgarrador.

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Tire un dado en mi casa varias veces y me salió la opción uno.

• Es un sueño, esa cosa no puede hacerte daño.... Quedarse donde estas y ver que pasa

Aquello le hizo sentir aún más patético de lo que ya se sentía. Pero no estaba acostumbrado a todo eso; no era un noble normal, los lujos y todos los privilegios que su riqueza le otorgaban era algo que solía incomodarle la mayor parte del tiempo, pero tampoco era una persona de pueblo: nunca sufrió carencia de alimento o bebida, cuando enfermaba, los mejores médicos iban hasta su enorme habitación para curarle. Jamás sufrió de frío en las tormentas y el único dolor que todo eso no pudo quitarle fue la muerte de sus padres. Pero aquello solo le había dado la libertad de sentirse cómodo con todos sus privilegios, haciendo aquello que siempre amo: ayudar.

Pero en aquel campamento era distinto. No tenía los recursos para ser de utilidad. Tampoco estaba seguro de que, de tener dichos recursos a mano, hubiese decidido ayudar a las personas que en ese momento le rodeaban. Amaba a su reino, a la gente del pueblo y, si estos rebeldes deseaban entrar en guerra o hacerle daño, se vería incapaz de ayudar; por otro lado, su corazón le pedía a gritos hacerlo. Mirando los rostros de los más grandes, de los niños y mujeres, en verdad deseaba llenarlos de provisiones para el viaje, mantas calientes para pasar la noche...

Miró a Leonor una última vez. Por más que quisiera, no podía desear no haberla conocido: Si le diesen la opción de dejarla ir sola hasta aquella bótica, no la tomaría; la simple idea de imaginarla sola cuando todo aquel caos había comenzado le apretaba el corazón. Soltó un suspiro y se dispuso a continuar con la tarea tan simpe que era llenar los cuencos con aquel estofado.

Al menos algo bueno salía de todo aquello, la gente comenzaba a dejar de mirarlo de forma tan ruda y grosera.

 

Cientos de muertos... era curioso como de un momento a otro se realizaron tantos ataques y, a la vez pasaran inadvertidos a mis ojos... ¿Que clase de monstruosidades podrían hacer algo así? Siempre me mostraba escéptico ante cosas paranormales, mi posición y conocimientos me impedían creer en algo que resultara esquivo ante lo mundano, sin embargo... Ningún hombre podía realizar una masacre que, era mucho más típica de un ejército enemigo y, un ejército no pasaba inadvertido ante nuestras defensas, ugh... déjalo Amendas, es evidente que realizar pesquisas mentales de esta índole solo iba a hacerme perder el tiempo y, el soldado, asímismo parecía no querer que la información que fuera a recibir fuera a ir a más, o al menos no en ese momento concreto.

El soldado no dudó ni un segundo en regresar al trabajo y, en mi caso, el otro lado donde el hombre me mandó limpiar resultó ser el lugar al lado donde había mandado limpiar al otro soldado, quizás sería una buena forma de poder tratar de sonsacarle más datos, al menos si es que el mismo líder de los soldados no se ponía a mandarnos más cosas.

— Te quedo agradecido por la información—. Comenté, aunque luego caí en la cuenta que esa dichosa voz, la que me había avisado de los peligros anteriormente, en esta ocasión se quedó callada, callada en absoluto... que dios la entienda.