One-shot Regret. [Pokémon Rol]

Tema en 'Mesa de Fanfics' iniciado por Yugen, 1 Febrero 2019.

  1.  
    Yugen

    Yugen D e p r e s s e d | m e s s

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    Regret. [Pokémon Rol]
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    Necesitaba escribir a Emi y a Mimi discutiendo. #SorryNotsorry

    Escribí esto a las seis de la mañana antes de irme a la cama, aseguro que no es mi mejor trabajo (?)

    No tengo ni idea de qué es esto lol. Kill me please.


    ***

    —Me da igual como esté Alpha. ¿Crees que él se preocupa de como estoy? ¿Crees que él pensó en como me sentiría si se iba sin avisar y me dejaba sola? Le dio igual como pudiera sentirme. Estoy segura de que ni siquiera se acordó de mi mientras estaba en Kalos con su novia. ¿Por qué debo yo preocuparme por como se sienta él?

    Mimi apartó la mirada y cruzó los brazos, obstinada.

    >>No me importa en lo más mínimo. Él y yo ya no tenemos nigún tipo de relación.

    Emily al otro lado de la mesa solo apretó los labios. ¿En qué maldito momento tuvo que confesarle que había hablado con Alpha en un intento por arreglar su relación? Había salido horrible.

    Esperaba lograr apelar a su sentido común, a su compasión, al hecho de que habían pasado años juntos como compañeros de viaje hasta aquel día fatídico. Pero todo había acabado de la peor forma posible.

    Solo había logrado ponerla a la defesiva. Y Mimi nunca había sido especialmente agradable estando a la defensiva.

    —Estás siendo egoísta.

    —¿Y qué?—bufó la Honda. Sus ojos azules tenían un brillo desafiante cuando la miró—. Soy egoísta. Te lo dije. Lo sabes mejor que nadie. Soy egoísta y demasiado orgullosa para mi propio bien. Y me dijiste que te quedarías conmigo a pesar de todo.

    >>Ahora qué, ¿vas a cambiar de parecer? Eres la única persona en la que puedo confíar Emily. No necesito que te pongas en mi contra.

    Aquella pareció ser la gota que colmó el vaso. Qué conversación ridícula era aquella. Mimi no tenía ninguna razón para estar tan irritada, tan a la defensiva... con ese carácter frío y hosco que mostraba con todo el mundo excepto con ella. Estaba frustrada, saltaba a la vista.

    Y sin embargo, el hecho de verlas discutir se sentía casi antinatural. Siempre se habían compenetrado a la perfección. Eran buenas amigas, se complementaban la una a la otra. Compartían una amistad genuina cimentaba sobre una base de respeto, lealtad y cariño mutuo. Pero estaba sucediendo. Y todo porque le había contado de su conversación con Alpha.

    —No me estoy poniendo en tu contra—replicó Hodges. Parecía angustiada, pero al mismo tiempo defendía con fiereza su punto de vista—. Simplemente pienso que deberías reconsiderarlo. Alpha no es una mala persona, Mimi. Y sé que te quiere, así que...—guardó silencio durante unos segundos, sopesando cuidadosamente sus palabras. Finalmente desistió—. Estoy tratando de hacer que lo entiendas no de atacarte. ¿Por qué te lo tomas todo como un ataque personal?

    —Porque así lo siento—sus palabras fueron gélidas, amargas y directas—. Si no estás conmigo estás contra mí, no necesito nada más.

    —¡No todo el mundo quiere hacerte daño, Mimi!—le espetó al borde de las lágrimas— ¡Yo no quiero lastimarte!

    —¡Pero lo haces!

    Confusión pintó las finas facciones de Emily.

    —¿Eh?

    —Sabes el daño que Alpha me hizo al rechazarme. Sabes todo lo que estoy sufriendo. ¿Y aún así vas y le hablas como si nada?

    Emily ni siquiera podía creerlo. Realmente era egoísta. Una egoísta incapaz de pensar en nadie más que en sí misma.

    Sabía que podía serlo... pero no hasta el punto de perder la objetividad. Más que egoísta, estaba actuando de nuevo como una niña caprichosa e inmadura.

    —Él también lo está pasando mal ¿sabes?

    Honda se mordió el labio inferior y apartó la mirada. Lo sabía de sobra, no era ninguna estúpida. Sabía que Alpha estaba sufriendo por tener que cargar sobre sus hombros el peso del Señor de las Pesadillas. Pero era demasiado orgullosa como para reconocerlo. Como para dar su brazo a torcer, agachar la mirada y aceptarlo. No lo haría.

    De ninguna manera.

    —Sé que te importa—continuó Emily a pesar de todo—. ¡Por mucho que trates de negarlo, una no se olvida de la persona que ama así como así, de un día para otro!

    Lo sabía. Por supuesto que lo sabía. En lo más profundo de su alma sabía que no había olvidado a Alpha y que nunca lo haría. Seguía siendo una persona importante para ella. Pero no se sentía capaz de soportar el rechazo. ¡Ella era la hija de Honda, por el amor de Arceus! Debería poder tener a quien quisiera a sus pies.

    Y sin embargo había sido rechazada. Por alguien como Alpha. No podía soportarlo.

    —... Cállate.

    Las palabras abandonaron sus labios antes de que pudiese detenerlas. Cayeron pesadas como una losa sobre el corazón de Emily. Ese tono frío, casi amenazante... era la primera vez que Mimi se le dirigía en ese tono.

    Su gesto sombrío hizo que el nudo en su garganta se apretase aún más. La miró, pálida, con profunda incredulidad en sus ojos morados.

    >>No quiero seguir teniendo esta conversación. Buenas noches.

    Abandonó la mesa de la cafetería y subió a paso rápido las escaleras sin añadir nada más. Ni una sola palabra. En lo que ella respectaba, la discusión se había terminado.

    Aquella noche durmieron en habitaciones separadas, lejos la una de la otra. Emily, herida y angustiada, desahogó todos aquellos sentimientos en forma de lágrimas saladas sobre la almohada. Espeon trató de consolarla inútilmente, pero solo logró acrecentar sus sollozos ahogados.

    Era inútil. Se sentía impotente e inútil. Tanto por el propio Alpha como por Mimi... ¿se había acaso cargado su amistad? ¿Por solo querer ayudarles? Siempre intentaba lograr el bien para todos, ayudar cuanto pudiese... pero le había salido todo del revés.

    Solo lo había complicado aún más. No solo no había solucionado nada si no que además había discutido con Mimi. Con su mejor amiga. ¿Habían discutido por una tontería semejante? Ni siquiera podía creerlo. En su fuero interno creía que Mimi era más racional.

    Mimi, por su parte, no pudo pegar ojo en toda la noche. Por mucho que lo intentó, por muchas vueltas que dio... su mente era una vorágine de sentimientos contradictorios. Se sentía ansiosa, molesta, aturdida y con ganas de llorar. Había discutido con su mejor amiga, con la persona que más la importaba en el mundo... por su tozudez y orgullo. Se sentía estúpida. Y sabía de sobra que era una estúpida orgullosa e inmadura a pesar del tiempo trascurrido. No había cambiado en lo absoluto.

    Seguía siendo una niña.

    No podía entenderlo. ¿Por qué había hablado con él? ¿Por qué no le había dicho nada antes? ¿Por qué había esperado tanto tiempo? ¿Y además le había regalado a Virizion? Emily no tenía ningún derecho a entrometerse en su relación. Después de todo... ella no quería arreglarlo.

    Y sin embargo, sabía que también estaba siendo hipócrita. Porque ella se entrometió en su relación con Dante cuando tuvo la oportunidad de hacerlo.

    Abrumada hundió el rostro en la almohada.

    Era una completa estúpida.

    ***


    —¿Te vas?

    A la mañana siguiente se encontró con Emily en el pasillo vacío. Cargaba una pesada maleta a cuestas.

    —Mhm—asintió—. Regresaré a Udan.

    Su voz sonó monocorde y fría, carente de ese tono dulce y entusiasta que solía emplear al hablar con ella.

    Mimi apretó los puños.

    —Bien.

    De la noche a la mañana todo se sentía extraño entre ellas. Ajeno, incómodo y casi irreal. Como si fuesen dos completas desconocidas.

    Apartó la mirada.

    >>A pesar de que dijiste que te quedarías siempre conmigo—comentó—. Ya veo lo confiable que eres.

    Otro golpe aéreo directo al corazón de Emily. La joven apretó los labios, pero le daba la espalda, así que Mimi no pudo ver su expresión.

    —... Tú eres quien no me quiere cerca ¿verdad?

    Murmuró. No fue el tono átono de aquellas palabras lo que sorprendió a Mimi. Fue la propia pregunta en sí.

    —¿Ah?

    —Solo quería ayudar—prosiguió Hodges. Y se mordió el labio inferior, angustiada— Porque no soporto ver mal a mis amigos. Solo quería hacer algo para que todo se solucionase cuanto antes. Pero me salió del revés. Y ahora tú me odias.

    —¿Qué?

    Los ojos de Mimi se abrieron de la impresión. ¿Odiarla?

    —¿No es verdad?

    —¡Claro que no es verdad!—le espetó—. Emily, yo... yo no te odio, ¿está bien? ¿Eres tonta? ¿Cómo iba a odiarte?

    A pesar de todo... de ninguna manera podría odiarla. Estaba segura de que no podría odiarla aunque quisiera hacerlo.

    —... Soy tonta—convino Emily, sin embargo—. Debo serlo. Cuando trato de ayudar y siempre termino metiendo la pata. Quizás debería fingir que todo está bien y dejar de entrometerme en asuntos que no me incumben. ¿Eso te haría feliz, Mimi?

    —¿Eh?

    —Solo porque hablé con Alpha. Porque traté de solucionarlo todo y que volviérais a estar juntos... me gritaste—su voz se quebró inevitablemente. Sollozó—. ¡Fuiste muy borde conmigo! ¡Yo solo quería ayudar! ¡Te rechazó sí, pero no es el fin del mundo! ¿Por qué tendría que acabarse todo ahí?

    —Emily—

    —No lo entiendo Mimi. No puedo entenderlo. Quiero ayudarte. A ti, a él, a los dos. Y no sé como.

    Se hizo un silencio incómodo y extenso que duró unos segundos interminables. Mimi había quedado muda, congelada en el sitio. ¿Qué...? ¿Qué había hecho? Su orgullo había echado por tierra toda la confianza y la esperanza de Emily.

    Hodges pareció notarlo porque se volteó para mirarla. Sus ojos morados destellaron brevemente bajo el sol de la mañana que se colaba por las ventanas del pasillo.

    —Regresaré a Udan ¿si?—una pequeña sonrisa triste se dibujó en sus labios, amarga. Carente de toda alegría interna—. Allí despejaré mis ideas y lograré calmarme. Ahora no me siento bien para tener esta conversación.

    Mimi sentía las palabras anudadas en su garganta. Por mucho que trataba de hablar, de decir algo, de disculparse... absolutamente nada logró salir.

    Había herido a Emily. Le había hecho un daño del que ni siquiera era consciente... cuando ella solo pretendía ayudarles. Aquello era lo último que quería hacer.

    Lo último que siempre había querido hacer.

    Dañarla, hacerle daño de cualquier forma... que aquella hermosa sonrisa en sus labios se borrase. Siempre había tratado de protegerla a como diese lugar. Y al final, había sido ella la única culpable.

    Emily activó el portal. Y se disponía a cruzarlo cuando alguien la empujó haciéndola tropezar y ambas cayeron sobre la cálida arena de la playa de Udan. El murmullo distante de las olas ahogó sus lágrimas.

    —¡No te vayas!—Mimi tenía los ojos llenos de lágrimas— ¿Qué voy a hacer sin ti, Emily? ¡Por favor, por favor... no te vayas!

    La abrazó con fuerza, casi con desesperación, siendo incapaz se detener su llanto.

    —Lo siento. Lo siento mucho, me he comportado como una imbécil—admitió finalmente—. Pero... cuando me dijiste que hablaste con Alpha me sentí traicionada. Y tuve miedo. Arceus Emily, estaba tan asustada... Si no te tenía a ti, ¿en quien iba a confiar? Lo único que pensaba era en que si estabas conmigo debías amoldarte a mis deseos. Y obvié el hecho de que tratarías de solucionarlo de alguna manera.

    >>Porque eres así, Emily. Tan pura y brillante siempre, tan incapaz de ver un conflicto y quedarte de brazos cruzados—hundió aún más su rostro en su pecho—. Sigo dolida con Alpha, es cierto... y no pensé lo que decía. No pensé en que solo estabas tratando de ayudarnos, en que solo buscabas el bien para los dos. El orgullo me cegó y lo único que pensé fue que no podía tolerarlo.

    >>Lo siento. Lo siento mucho—hipó entre sollozos, con sus hombros convulsionándose cada poco tiempo. Las lágrimas saladas corrían impávidas por sus mejillas—. Por favor no te vayas. Quédate conmigo. Quédate conmigo Emily, te necesito.

    Te necesito.

    Quizás era eso lo que ella necesitaba escuchar. Quizás era el dolor y el arrepentimiento genuino que sentía en cada una de sus palabras... puede que un poco de ambas.

    Emily le acarició el cabello.

    —... Lo siento. No debí hablar con Alpha, lo siento—le respondió ella—. Sé lo mucho que estás sufriendo por todo, pero yo sé que ambos os queréis y estais sufriendo por esto. Sé que dices que lo que le pase a Alpha no te importa, pero sé que mientes. Hasta Espeon lo sabe. Yo simplemente... no quiero que haya problemas entre mis amigos. Quiero que todos estemos bien y felices, entrenando y combatiendo pero no odiándonos los unos a los otros por cosas que no podemos controlar. Sé que lo estás pasando mal, pero por favor... Mimi... él también está sufriendo. Mucho más de lo que crees.

    Lentamente Emily le devolvió el abrazo. Aunque vacilante en un principio, pronto la estrechó con fuerza entre sus brazos... inmensamente agradecida y aliviada por poder conservar su amistad.

    Porque ella también la necesitaba.

    —Me quedaré. Me quedaré contigo, Mimi.

    Y las dos rompieron en llanto, abrazadas y semitumbadas sobre la arena, mientras las suaves olas turquesas se deshacían en retazos de espuma blanca frente a la costa de Udan.

    ***

    Se detuvo frente a la puerta antes de abrirla. No titubeó. Estaba segura de querer hacerlo. Estaba segura de querer escuchar lo que tenía que decirle.

    Pasar página de una vez por todas.

    —Emily, creo que estoy lista—dijo.—Quiero ver a Alpha.

    Ella sonrió con las manos tras la espalda. Una sonrisa brillante, genuina... resplandeciente.

    —Buena suerte~

    Estaría con ella en las buenas y en las malas. No se arrepentiría de nada.
     
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