Refugio Humano de Verghal (Base)

—¿Un antiguo Susurro que no puede mover sus piernas, dices? Emil... no me suena mucho su nombre, desde luego, y yo era soldado de Verghal. ¿Dices que era un Comandante? Hm. Es extraño que no me suene. Bueno, en todo caso, no puedo dejar a un camarada abandonado a su suerte, sobre todo si necesita ayuda. Iré personalmente a buscarle. ¡Gracias por la información, muchacha!

El soldado se ha marchado a buscar a Emil. Habrá regresado la próxima vez que se visite el refugio.

 

Espella

El lugar no había cambiado mucho desde la última vez que estuvo allí, como era de esperarse. Verghal era una pocilga, y este lugar lo era aún más. Sus habitantes eran refugiados que luchaban por sobrevivir un día más, y los recursos, si no escaseaban, eran controlados por unos pocos. Sip, aquel lugar estaba destinado a colapsar en algún momento. A menos que aquella mujer noble hiciese algunos cambios.

Por supuesto, la salvación de aquellas personas no le importaba en lo absoluto, pero aquel lugar era una fábrica perfecta de súbditos, y la idea de desaprovecharla no era algo que le atrajese.

Se acercó al guardia que estaba cerca de la puerta.

—¿Alguna novedad?— le dijo, secamente. No, por supuesto que no había ninguna novedad en un sitio tan destartalado como ese.

 

Cruzado de brazos, el soldado parecía estar algo molesto. Arrugó la nariz cuando Espella le preguntó, y comenzó a soltar una retahíla de quejas varias:

—Ese tipo, ¡no tendría que haberlo traído! El muy ladino estaba mintiendo, eso está claro. ¡Pero cómo dejarle allí solo, con ambas piernas rotas! Tché, maldita sea, maldita profesionalidad... eso de salvaguardar las vidas de todo el mundo por igual es una mierda, a veces.

Se paró entonces a mirar a Espella, y suspiró.

—Una compañera tuya me habló de un tal Emil, un supuesto comandante Susurro retirado, y fui a rescatarle al Ala Oeste del Castillo. Ahora está aquí con nosotros, y el tipo se ha montado una especie de negocio de venta de frutos de Auro, ¡antes de venir conmigo vació los árboles enteritos! En fin... el problema es que descubrí pronto que era mentira, y que él no era ningún comandante Susurro. De hecho, si llevaba las ropas de uno era porque se las quitó al cadáver de dicho comandante. El tipo que dice llamarse Emil era conocido como... el murciélago de Verghal. Un delincuente de la peor calaña. Se le llamaba así porque, ciertamente, recibió entrenamiento de Susurro durante mucho tiempo, pero desertó y se fugó tan pronto como su vida corrió peligro en la primera tarea peligrosa a la que se le asignó. Desde entonces, usaba sus tácticas y habilidades como Susurro para robar todo lo que podía, y era tan escurridizo que se volvió un completo dolor de muelas para nosotros. Finalmente, fueron sus propios ex compañeros los que le atraparon, y quedó encerrado en las mazmorras de Verghal. No sé cómo salió de allí y llegó a los patios del castillo, pero lo que está claro es que no fue fácil, porque ahora no puede andar. En fin. No será peligroso mientras esté tullido, supongo.

Vaya... así que Emil les había engañado, ¿eh?

Emil está ahora disponible en el Refugio.
Seguirá vendiendo frutos desde este punto y podréis, además, interactuar con él cuando queráis.

 

Espella

Resopló. Así que ese tipo era un estafador después de todo. Debió haberlo matado cuando tuvo la oportunidad y quedarse con todas las frutas.

De mala gana, se acercó a Emil después.

—Qué suerte tienes —le dijo—, ya no puedo matarte ahora que estás en lugar tan concurrido, murciélago de Verghal. Y tengo que seguir comprando tus estúpidas frutas a sobreprecio.

>>Último pequeño cúmulo de éter + comprar fruta

 

Emil sonrió, sentado en una silla, con sus piernas inmóviles cubiertas con una manta. Pese a estar en esa posición, seguía mostrándose ególatra y tenía cierta malicia a pesar de todo.

—Ah, veo que has hablado con la gente, ¿eh? Heh. Oye, no te mentí... tanto. Fui Susurro, eso era cierto. No capitán, correcto, pero fue un detalle insignificante, ¿no crees? En cualquier caso, ¿cómo va la caza de Auro y Selea, huh? Veros aquí me preocupa, ¿ya te has rendido, acaso? Matad a esas perras de una vez. Digo... "despertadlas", claro. Despertadlas.

Y río levemente, algo malévolo.

—En fin, un placer hacer negocios contigo, chata. Vuelve cuando quieras, ¡tengo frutos para aburrir!

 

Espella

Pronto las mataré —dijo con tranquilidad— y entonces vendré a matarte a ti también, no te preocupes. Así que espero que disfrutes ese breve momento de felicidad. Nos vemos~

Se alejó del hombre tras eso y salió por la puerta del lugar.

 

Espella

Estaba de nuevo en aquel refguio tan pobre, con su aspecto tal y como lo recordaba. ¿De verdad Gina aún no había logrado nada? Tsk, tendría que ponerle más atención a aquella mujer si quería que sus planes saliesen bien. Como fuese, lo primero que hizo fue dirigirse con uno de los mercaderes y ponerle en frente una bandera de Verghal.

—No soy de aquí, así que no tengo ningún interés o apego por esta cosa, pero seguro que tú sí que encuentras a un pobre diablo que eche de menos su nación y quiera tener un símbolo suyo para recordar los "buenos tiempos", ¿A que sí? Entonces, ¿Cuánto me das por ella?

Después de recibir las 7 edenitas, se acercó con Gina, y con la mejor buena cara que pudo hacer le puso las monedas en su mano y le habló de manera agradable.

—Espero que esto ayude a tu causa Gina, quizá no sea mucho, pero es todo lo que he podido conseguir de momento —y, tras charlas un rato con la mujer, se despidió y su rostro cambió totalmente al darle la espalda. No solo porque ya no necesitaba fingir, si no porque iba a hablar de nuevo con el mosquito lisiado.

—Hey tú, estuviste encerrado en las mazmorras del castillo, ¿Cierto? —le dijo a Emil en cuanto llegó con él—. ¿Viste a dos criaturas aladas, como ángeles, mientras estabas allí abajo?

 

Gina se alegró mucho al recibir las monedas, ¡estaba cerca de acumular suficientes!

Aún no es bastante dinero para la mejora del refugio.

En cualquier caso, luego se dirigió Espella hacia Emil, y le preguntó por Natt y Mel. El tipo, al oír hablar de ángeles, alzó una ceja, burlesco.

—¿Qué dices de ángeles, chica? ¿Has mascado alguna de esas hiedras raras que toman los brutos de los varelkraft o algo así? ¡Más quisiera yo que existiesen ángeles! A saber lo que pagarían por una de esas alas, ¿eh?

Y comenzó a reír. O era muy buen mentiroso, o... verdaderamente no tenía idea de la existencia de Mel y Natt.

 

Espella

Chasqueó la lengua y procedió a imitar al tipo. Sencillamente le compró una de sus apestosas frutas y se marchó. Notó cómo Kashya llegaba y hacía lo mismo.

Maldición, ¿Había dejado a Himmelda sola? Si se les escapaba o la mataban, iba a perder una valiosa mercancía. Kashya abandonó el lugar y Espella le siguió poco después. Tenía que volver ya al castillo.


Comprar 2 frutas de Auro

 

Espella

Tras que el guardia descerebrado me dejase pasar, volví a entrar al "refugio". Lucía exactamente igual de mal que lo que lo hacía normalmente, ¿Es que la mujer que se encargaba de esto seguía sin ser capaz de tomar el mando? Tsk. Me dirigí a donde estaba el mercader, lista para deshacerme de las cosas que no necesitaba.

Realizado aquello, busqué a Viola con la mirada. ¿Había llegado sana y salva, o habría muerto durante el camino? Aunque su vida no me importaba demasiado, tampoco me hacía gracia el ir perdiendo súbditos si podía evitarlo. Necesitaba extender mi influencia lo mayor posible.

Buscar a Viola e interactuar con ella.

 

Viola estaba agachada en el suelo, frotándolo sin parar, en una esquina. Al ver llegar a Espella, se enderezó ligeramente, aún agachada en el suelo, sumisa y sonriente. Si hubiese tenido cola, probablemente estaría agitándola con alegría.

—¡A-Ah, mi señora! H-Hola, gracias por traerme a este precioso lugar. Es usted la mejor. U-Un guardia me vio y me rescató cuando descendía del castillo. Le informé de que usted me había invitado, ¡y me llevó, cargándome en brazos! Y-Y ahora estoy aquí, je, je... s-sé que usted es mi señora, pero como siempre está de viaje, ¡no sé a quién atender ahora! Ah, ¿qué debo hacer, señora? ¿A-A quién sirvo en su ausencia? S-Solo se me ocurre... frotar. Frota, frota, frota, frota... reluciente, debe quedar reluciente. Si f-froto, quedará... reluciente. Frota, frota.

>> Deberías servir a Emil, el murciélago
>> Deberías servir a Cassandra, la viuda de Clovergold
>> No responder (se podrá responder en otro momento)
>> Pedir servicios

 

Espella

—Ay, Viola, mi querida Viola —me puse de nuevo a su nivel, acariciando su cabello—, no te preocupes por quién servir en mi ausencia, ¿No ves que yo estoy aquí ahora? Eso es lo único que debería importarte. Así que, en lugar de pensar en otros, ¿Por qué mejor no me dices qué es lo que puedes hacer para complacer a tu ama?

Seguí jugueteando desinteresadamente con ella, esperando su respuesta. Entre tanto, mis ojos pasaban rápidamente entre las personas que habían allí. El bastardo del murciélago, ni loca la pondría a servirle a él, sólo me echaría a perder a mi esclava, y cualquier información de ese sujeto a estas alturas me la sudaba. A la distancia estaba otra mujer que no recordaba haber visto, de aspecto noble pero cuyo semblante parecía tan ido como el de Viola. Si tuviese que dejarla con alguien, la pondría al servicio de Gina, para que me mantuviese al corriente de sus actividades. Pero aquella encargada de refugio tenía esa aura nauseabunda de buena persona que seguro encandilaría a Viola y me la robaría.

Yo era la única ama de esa esclava, y así debía seguir siendo.

>> Pedir servicios

 

Viola se sonrojó, impactada por las palabras de Espella.

—O-Oh... c-claro, pero... y-yo no sé qué haré mientras no esté usted...

>> B-Bueno, da igual. Yo, uhm. Todo lo que sé es tejer, lavar y fregar. Eso es para lo que valgo. Uhm, soy una esclava, después de todo, ¡nací para esto!

Qué pena que esa fuese su filosofía de vida. Sin duda en el Castillo la habían tenido a su "servicio" desde que ella era muy, muy pequeña. Quizá incluso era de padres esclavos...

—Así que, como su casa no la puedo limpiar, ¿y-y si me trae sus ropas, señora? Yo puedo... limpiarlas, pulirlas, incluso decorarlas, si quiere. E-Es todo para lo que valgo. Incluso si me trae algunos materiales, podría, no sé, modificarlas. N-No creo tener tanto gusto como para hacer gala a usted, señorita Espella, pero... pero puedo intentarlo.

Contenido oculto

Viola puede mejorar, fusionar y alterar piezas de armadura. Visualizadla como la Einar de las armaduras (?) Ahora bien, ¿cómo funcionan sus servicios? Pues es sencillo. Puede hacer una de esas tres cosas que os he dicho:

- Mejorar armaduras. Para mejorar armaduras, requeriréis trozos de adamantita, como en cualquier arma. Las mejoras podrán subir algunas de las reducciones de daño del armadura o bajar el peso de estas. Solo podréis mejorar las armaduras dos veces, la primera vez se convertirá en "mejorada" y la segunda en "perfecta". Para la primera mejora, necesitaréis de 3 trozos grande de adamantita. Para la segunda, una mitad de adamantita.

- Alterar armaduras. Alterar las armaduras implica añadir alguna resistencia o inmunidad a cierto estado. Eso añadirá algún adjetivo a la armadura para señalar que está alterada de esa forma. Solo una alteración por armadura, ojo. Si una armadura otorgaba debilidad a algún estado, la alteración que añada resistencia a ese estado simplemente lo neutralizará: será imposible que una armadura cond debilidad a algo se vuelva resistente a ese algo. Si ya era resistente, por otro lado, pasará a volverla inmune. Y si es inmune, para ese estado ya no tiene sentido alterar nada (?
¿Qué necesitáis para alterar? Pues objetos de la sección "otros", claro. Ciertos objetos afectarán a las armas, de manera que...
>> Resistencia a quemadura ("refrigerante"): Líquido extraño
>> Resistencia a electrocución ("aislante"): Madera sagrada
>> Resistencia a congelación ("térmica"): Manto etéreo
>> Resistencia a lucidez ("mística"): Esencia ilusoria
>> Resistencia a quebrado ("reforzada"): Cuerno de ciervo
>> Resistencia a desequilibrio ("estable"): Tela pegajosa
>> Resistencia a hemorragia ("dura"): Placa metálica

- Fusionar armaduras. Podéis tomar dos armaduras del mismo tipo (dos botas, dos cascos, etc.; es decir, que sean para el mismo tipo de parte del cuerpo) y fusionarlas en otra distinta. La armadura que obtengáis será una distinta, que usualmente combinará los puntos débiles y fuertes de ambas que entreguéis. Eso sí, aquí hay un coste: 500 de éter.

Toda esta información será puesta en el primer post de este tema.

 

Espella

—Bien, bien, me parece un buen inicio Viola —le respondí a la chica, poniéndome de pie—, te traeré algunas de mis ropas cuando lo considere necesario. Sé que estarán en buenas manos.

>>Oh, y si tanto necesitas estar al servicio de alguien, supongo que veré con quién puedo dejarte encargada. Es solo que no quiero que termines en malas manos cariño, no soportaría que a mi esclava favorita le pasara algo~. De momento sigue limpiando el piso, que se ve que haces un trabajo excelente.

>> No responder (se podrá responder en otro momento)

Dejé a Viola que siguiese con lo suyo, y al alejarme noté a mi compañera elegida llegando al refugio. Se había dirigido a aquella mujer noble que no reconocía, qué oportuno. Quizá pudiese escuchar su conversación y enterarme un poco; así comprobaría si valía la pena dejarle prestada mi esclava.

Mientras tanto, podría disimular un poco hablando con Gina, después de todo volvía a tener muchas edenitas. Esperaba que pronto tomase el rumbo de este lugar.

—Qué gusto verte de nuevo Gina, espero que todo esté yendo bien. Conseguí para ti algunas edenitas más, espero que esto te ayude en tu causa.

>>donar 18 edenitas a Gina.

 

Cuando Kashya se acercó a Cassandra, se la encontró apartada en un rincón, abrazándose las piernas con desdén. Alzó la cabeza para mirar a su interlocutora, y lo hizo con la mirada vacía, perdida.

—Ah. Hola. ¿Has visto este sitio? Está lleno de gente, sí, pero... no me fío de ninguno. Me miran mal. Todos. Noto sus miradas clavadas en mí... me odian. Lo sé. Seguro que piensan que soy una pobre infeliz a la que hasta su marido ha traicionado, ¿verdad? Seguro que sí. Lo sé. Lo siento en ellos.

>> No te puedes fiar de nadie, chica. Esa es la verdad. Todos... todos te acaban haciendo daño. Ja... ja, ja, ja... todos. Y todos los hombres son peores aún. Son odiosos.

Suspiró, angustiada, y luego miró a Kashya directamente. Con unos ojos perdidos. Ojos en los que se reflejaba demasiado sufrimiento, angustia y desesperación.

—Pero da igual. Al menos aquí estoy segura, ¿no? Aquí hay comida. Hay espacio. Hay un techo. Y hay... hay... gente. Así que quizá no estoy tan segura como creía.

Y siguió riendo, manos sobre su cabeza.


***


Espella habló con Gina. Su rostro se veía radiante, alegre. Mucho más que antes, por supuesto.

—Ah, hola de nuevo. ¿T-Todas esas Edenitas son para mí? ¡Gracias, de verdad!

>> Precisamente quería hablaros sobre el tema. Ahora que habéis logrado traer más gente y me habéis dado dinero, la cosa marcha genial. He logrado convencer a algunos mercaderes para que me presten apoyo, y parece que voy ganando influencia. El tema es que... está este otro hombre, Clive, que es tremendamente rico, y aprovecha su dinero y su fortuna para comprar a todos los mercaderes. Por mucho que quiera competir con él, no voy a lograrlo: da igual cuántas edenitas consigáis, no le superaremos. Y eso es un problema, porque si quisiese podría tomar completo control de este lugar. Ah, no sé qué hacer. ¿Qué creéis que podría hacer para solucionar este problema?

>> Aconsejarle que negocie con Clive para llegar a un acuerdo.
>> Aconsejarle que conspire contra Clive y le haga perder todo su dinero o ganar enemigos con alguna trampa.
>> Aconsejarle que se "deshaga" de Clive.


El Refugio ha subido a nivel 2. Se añadirán algunos objetos nuevos para canjear.

 

Espella

Escuché atentamente lo que la mujer me estaba contando. Je, así que al fin estaba dando el paso, ¿Eh? Había comenzado a ganar influencia en el lugar, pero tenía un competidor que le imposibilitaba seguir avanzando más, al menos de momento. Pero yo sabía cómo solucionar su problema.

—La solución es muy fácil, antes de que él pueda conspirar contra ti y poner en peligro todo por lo que tu marido y tú trabajaron, conspira tú contra él. Ya tienes suficientes recursos y personas que te apoyan. Hazle perder su influencia y su fortuna para que puedas aumentar la tuya. Seguro que el tal Clive tiene algún secreto muy sucio, así que, ¿Por qué no sacarlo a la luz y exponerlo? Sólo hay que pensar en ello. Y si no, seguro que podemos fabricar algo. Ganarle enemigos será fácil.

>>No es como que ese Clive sea un trigo limpio, ¿No es cierto? Por eso estás tan preocupada. Así que lo mejor es quitarlo del camino.

La manera más sencilla de hacer eso era, por supuesto, matarlo. Pero sabía que aquella mujer tan blandengue jamás se atrevería, así que habría que hacerlo indirectamente. Aunque siguiese vivo, desearía no estarlo.

>> Aconsejarle que conspire contra Clive y le haga perder todo su dinero o ganar enemigos con alguna trampa.