Reflejo.

Bien... aquí mi escrito para los piratas escritores! Monii, me lo pusiste difícil, difícil... Bueno, ya se ve que lo que sucede al final es que nami... bueno. No os arruino el final, sin nada más que decir os dejo...

Reflejo.

Tal vez su reflejo no era más que un recuerdo, pero eso ya no importaba. No importaba que mi corazón se rompiera de nuevo, ya no. El dolor, la infelicidad y el sufrimiento solo eran daños colaterales, podría vivir con ello. Sabía que era un reflejo, pero eso ya no importaba. Aunque él no estuviera aquí realmente, aunque solo fuera un espejo que reflejara lo que yo realmente deseaba ver, aunque su recuerdo me atormentaría por siempre, yo estaba feliz. Sí, mi felicidad se debía a su presencia. ¿Podría llamársele presencia? Lo dudo, pero eso ya no importa porque dudo tantas cosas…

¿Cómo se puede amar a un espejo?, ¿al reflejo que éste proyecta? No lo sé, ni me importa realmente. Ya nada me importa… Sólo está él, él y su reflejo. Puede ser que me engañe, que a la larga termine peor que antes por aferrarme a una mentira, pero tal vez no lo sea, tal vez solo sea una verdad a medias.

Me encierro en mi mundo y contemplo el espejo, es tan hermoso, tan sincero… ¿sincero? Tal vez, no estoy muy segura de ello. Cuando lo veo corro hacia él, pasan horas, días, meses, años… Pero, ¿cuál es el destino de un triste espejo? Al final, sucede lo inevitable. Al final, el espejo se rompe.

Y de nuevo la tristeza nubla mi mirada, las lágrimas inacabables caen una a una sin control, mi alma suplica un perdón. Grito, lloro, ruego al cielo, ruego por que vuelvas, tal como hice años atrás. Yo rompí el espejo por vivir esa realidad y, ahora, pago las consecuencias. Todavía vanos recuerdos invaden mi mente en busca de algo a lo que aferrarse para no desaparecer pero yo, simplemente, los dejo fluir. A mis ojos llegan fragmentosde nuestra vida juntos, felicidad, tristeza, risas, amor… Pero, de entre todos los recuerdos solo hay uno del que me quisiera librar, el fragmento del adiós…

—Nami… quiero que sepas que te quiero y siempre te querré, espero que si algo llega a pasarme me olvides y sigas con tu vida, no desperdicies tu juventud con un espejo que puede romperse y hacerte daño, no lo hagas. Ese es el único favor que te pido, que te he pedido nunca, vive por mí, Nami…

Sus últimas palabras se clavan en mi corazón como espinas, como mil espadas que no abandonan a su presa. Es horrible como su último beso taladra mi mente, sus caricias tambalean mi voluntad y su aliento derrumba mi alma, daría lo que fuera por volver atrás en el tiempo y detenerlo en ese momento, disfrutando del que sería nuestro último encuentro.

—¿Ace?, no digas esas cosas, no creo que nada te pase. No es necesaria una despedida, pero aún debes encontrar a Teach, ¿verdad? Regresa pronto, mi amor…

Grito, un pedazo del espejo aún sigue aquí, aún refleja tu presencia. Veo tu sonrisa, tus hermosos ojos grises. Esta vez tienen un brillo diferente, es un brillo de felicidad… ¿por qué estás feliz si has muerto?

Me sorprendo mucho por lo sucedido a continuación, ahora el espejo vuelve a estar completo. Estiras tu mano hacia mí y me llamas, dices que me acerque. Con cautela toco la superficie que se atreve a separarnos, comprobando así, totalmente anonadada que ya no existe tal separación.

Observo tu mano extendida hacia mí y sin dudarlo la tomo, se siente como la primera vez que tuve el placer de acariciarla, de sentirla. Una sonrisa por fin aparece en mi rostro y paso al otro lado del espejo, feliz como nunca. Caminamos hasta el abismo y allí, con una sonrisa, desaparecemos.
Todo el dolor que hasta el momento ocupaba mi corazón ahora se ha convertido en la más infinita paz interior, ya no hay infelicidad, no, ya no.

Porque al final, enamorarse de un reflejo no es tan malo, ¿verdad?