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    fenixhunter

    fenixhunter Iniciado

    Géminis
    Miembro desde:
    12 Noviembre 2014
    Mensajes:
    20
    Pluma de
    Escritor
    Título:
    Redel
    Clasificación:
    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Aventura
    Total de capítulos:
    20
     
    Palabras:
    760
    Redel

    Al lector:

    Este es un fanfic de pokémon…si lo se, hay muchos y algunos (como el de Ken, por Mewtwo ) son demasiado buenos y otros (muchos y por todas partes) son trillados o pésimos…pero yo soy de los que piensan que si tienes una historia en mente debes hacer lo posible por escribirla, pulirla y compartirla con aquellos que tienen interés en leerla. Cambiando de tema quisiera disculparme por adelantado por cosas que podrían herir la sensibilidad de algunas personas en cuanto a mi (tal vez retorcida) visión del mundo pokémon y para terminar quisiera mencionar que estos no me pertenecen, así como algunos conceptos sacados de los juegos y el anime, estos pertenecen a Satoshi Tajiri, Game Freak, o Nintendo según sea el caso y que este material es de difusión gratuita y sin fines de lucro.

    Parte I

    En algún lugar del desierto a las afueras de la ciudad, una joven camina en medio de la oscuridad. Es una noche de luna nueva en la que apenas se puede ver. Ella va alumbrando la vereda con una lámpara de mano con cuidado de no hacer mucho ruido, estaba algo cansada por el arduo día que le tocó, había ido a la casa de su tío para entregarle algo importante y se había perdido, pero creía que el camino por el que caminaba la llevaría a su hogar.

    —Muy bien, ya casi llego, puedo ver a lo lejos las luces de la ciudad…

    Esas palabras estaban en sus pensamientos, cuando de repente escuchó unos pasos y una respiración justo detrás de ella, entonces con un miedo que le hiela la sangre, voltea lentamente para ver lo que la seguía…era una extraña criatura con forma de espantapájaros pero de color verde, con púas y una mirada, amarilla, penetrante y maligna…al verla su cuerpo se llenó de terror, gritó con todas sus fuerzas, y empezó a correr como nunca en su vida, pero pronto se dio cuenta que esta rodeada de esas extrañas criaturas. Entonces lanzó una pokébola de la que sale un pequeño pollo anaranjado.

    —Torchic lanzallamas!—gritó la chica desesperada.

    La pequeña ave abrió su diminuto pico y de él salio una gigantesca llamarada que quemó a una de esos monstruos…pero poco a poco se fue levantando la arena del desierto formando una tormenta en la que apenas si se podía ver, el diminuto acompañante de la chica es entonces golpeado por todas partes, por los brazos y espinas voladoras, empieza a lanzar fuego en todas direcciones, pero no parece darle a ninguno…la chica lo devuelve y empieza a correr pero es interceptada por el espinoso brazo de una de las criaturas, intenta levantarse pero el veneno de las púas envenenadas empieza a hacer su efecto y apenas se puede mover, todo parece estar perdido, ve a esas monstruosidades acercándose lentamente con el fin de obtener el botín de su cacería…o por lo menos eso parecía, hasta que se escuchó un sonido, como un chirrido muy fuerte que los distrae. Lo último que ella alcanza a ver es un ave metálica y resplandeciente antes de perder el conocimiento.

    El enorme pájaro bate su ala tan fuerte que la ráfaga se lleva la tormenta de arena y arrastra a casi todos los monstruos lejos de ahí, los pocos que quedan lanzan su venenoso arsenal de espinas pero no logran atravesar las placas del ave metálica. Este vuela hacía ellos los ataca cayendo en picada con sus garras y pico hasta dejarlos tirados en el piso, solo uno de ellos se levanta y golpea con sus garras lo mas fuerte que puede al ave…pero apenas si le hace un rasguño, enfurecida el ave picotea sin piedad a su atacante dejándole hoyos bastante profundos en su cuerpo.

    A lo lejos se va acercando una figura, un joven con un parche en el ojo, un sombrero y una gabardina que le cubren la cara y el cuerpo casi por completo…

    —Ya fue suficiente Skarmory— dijo devolviendo al pájaro a su pokebola, y lanza unas cuantas mas para atrapar a algunas de esas criaturas.

    Al acercarse a recogerlas ve a la chica en el suelo, saca entonces su botiquín de primeros auxilios y saca unos antídotos, los cuales le inyectó en el brazo y con unas vendas y gasas cubrió sus heridas. Ella no despertaba, pero al escuchar su corazón, aunque levemente aún latía, y al medir su pulso y su respiración parecían normales…entonces la cargó y caminó en dirección al hospital mas cercano.
     
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    fenixhunter

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    Palabras:
    868
    Parte II

    Es de mañana, los pidgey trillan, los hoppip extienden sus hojas y se dejan llevar por el viento para captar los rayos del sol, y se pueden ver grupos de butterfrees revoloteando de un lado a otro entre la gigantescas flores en el jardín de un edificio pequeño pero extraño, se veía algo rustico, pero tenia unas letras de color rojo que decían CP, este se encuentra en una ubicación bastante extraña, justo entre el desierto y el bosque, a la afueras de la ciudad.

    En la sala de primeros auxilios se despierta la joven, se encuentra algo aturdida y no tiene ni idea de en donde esta, por lo que inspecciona detenidamente el lugar. Lo que alcanza a ver son repisas llenas de frascos, algunos muebles algo gastados, botiquines de primeros auxilios y varios carteles con anatomía humana y pokemon. De repente, entra por la puerta una chica, algo alta y vestida de enfermera, en su cara se dibuja una sonrisa amable y cordial, la cual se hace más grande al ver a la muchacha despierta y aparentemente bien.
    — Veo que se ha despertado, ¿Cómo se siente señorita Eliza?—pregunta la enfermera.
    — Donde me encuentro y ¿Cómo sabe mi nombre?—responde Eliza algo confundida.
    — Estamos en el centro pokemon la afueras de Ciudad Gloria, y lo de su nombre…se encontraba en su pokedex…—le contesta dándole un extraño aparato de color rosa, rectangular y con botones y una pantalla.
    — Ah… ¿de casualidad sabe que me paso?— pregunta la joven algo intrigada, no tenia de la mas mínima idea de lo que pasó la noche anterior, solo unas cuantas imágenes borrosas.
    — ¿No lo recuerda?, no me extraña…parece que fue atacada por un grupo de cacturnes…cuando la encontré en la puerta ya estaba vendada y tenia una nota diciendo que se le había administrado un antídoto, por la clase de heridas, las heridas en su torchic y la clase de antídoto administrado deduje que era un grupo de cactrurnes… suelen atacar a lo viajeros de noche en esta época del año —dijo la enfermera mientras se acercaba empezaba a revisarla y escuchar con su estetoscopio la respiración de la chica.
    — Lo ultimo que recuerdo fue ver un ave brillante, como de metal y después me desmaye—dijo Eliza mientras se intentaba levantar de la cama.
    — Creo que se encuentra bien, ¿un ave metálica dijo? suena como a…no, no puede ser—dijo la enfermera, con un tono de desagrado.
    — ¿Quién?, ¿usted sabe quien pudo haberme atacado?— dijo Eliza angustiada, mientras se cambiaba la bata con su ropa normal.
    — No pones mucha atención verdad…mas que atacado debiste decir rescatado, uno de los grandes peligros de la zona son los cacturnes SALVAJES... uno de cada tres de los atacados vive para contarlo… por suerte alguien te SALVÒ—dijo un poco molesta por la ignorancia de la joven, era de seguro una novata.
    — Entonces… ¿me rescató?—dijo la chica algo confundida.
    — No se si sea él…pero creo que es algo muy probable ya que es el único de la zona con un skarmory brillante, se dice llamar Redel y vive en alguna parte por el camino a la montaña oeste, aunque a veces baja a comprar víveres…—se detiene como pensando y nota que Eliza esta a la expectativa, escuchando con cuidado cada palabra que dice, prosiguió:
    — El ha combatido mucho últimamente, lo se por los pokemon que sus contrincantes traen a curar, ya que nunca se ha pasado por aquí. Las pequeñas criaturas que traen normalmente están en pésimas condiciones, la mayoría al borde de la muerte como si la intención fuera matarlos…(suspiro) por eso mis dudas respecto a el… pero supongo que no importa lo cruel que seas, no puedes dejar de ayudar a una persona en peligro si estas en condiciones de hacerlo…—le dieron escalofríos al recordar a esos pokemon cuya única culpa fue tener esos entrenadores novatos y enfrentarse contra esa cruel persona. En su vida jamás había visto pokemons tan heridos (por lo menos, unos que no hayan sido atacados por pokemon salvajes), lo peor es que el numero de estos aumentaba y no podía hacer nada para evitarlo ya que eran batallas legales…esto la indignaba y a veces deprimía.
    — Tengo que saber si es él—pensó Eliza mientras pensaba en la clase de persona que seria su "héroe"— ¿ya puedo retirarme?—dijo con algo de entusiasmo.
    — Bueno, aunque me gustaría tenerte en observación, por lo menos este día… la verdad es que el antídoto evito los daños del veneno y tus heridas son superficiales, y tu torchic también esta recuperado, así que creo que si lo deseas puedes irte, pero por si acaso toma estos antibióticos y toma una pastilla cada tres horas durante los siguientes tres días, ya te puse una antitetánica por si acaso…pero si te sientes mal regresas, ¿esta bien?—dijo la enfermera dándole un frasco y llevándola a la salida mientras le daba su mochila y unas pokebolas, sabiendo que no podía detenerla.
    — Lo haré, muchas gracias enfermera Joy—se despidió saliendo por la puerta del pequeño centro pokemon, dirigiéndose hacia la montaña, mientras pensaba en encontrarse con ese tal Redel.
     
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    fenixhunter

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    Palabras:
    1163
    Parte III

    Es de tarde en un camino del bosque, se pueden ver pachirisus corriendo de un arbol a otro, y pidgeys volando bajo, buscando caterpies con los que alimentarse

    Por el camino anda una joven que se ve bastante cansada.

    —Que cansancio…, quisiera saber si ya estoy cerca—pensó mientras caminaba a paso lento, cuando de repente ve a un chico triste que andaba viendo hacia el suelo.

    —Disculpa, ¿sabes donde puedo encontrar a Redel? —pregunta ella, mirando la cara melancólica del joven. Él asintió con la cabeza.

    —Sí es por haya, pero si tu intención es retarlo…no te lo aconsejo—dijo con voz quebrada, como con miedo.

    ¿Por qué no? —preguntó Eliza intrigada por la manera y la respuesta en sí.

    —Yo no quería creerlo, pero me venció con un solo pokémon a todo el equipo…no solo eso, casi los aniquila por completo…fue una masacre — Respondió casi llorando, se podía ver en su cara la expresión de terror.

    Eliza empezó a pensar en si realmente sería buena idea ir a verlo…pero su curiosidad pudo más y decidió continuar.

    — ¡Me las pagaras! — Se oyó un grito con una voz desgarradora. Esta le pareció extrañamente familiar. Dentro de poco vio pasar corriendo a un viejo rival de la infancia, el cual ni la notó. Su nombre era Manuel y desde pequeños él la había molestado con frases del tipo: "Las niñas no pueden ser entrenadoras" y otras como "porque no te haces coordinadora, porque jamás podrás ser tan buena como yo", pero ya no quería pensar en eso, solo quería saber como era ese tal Redel y si este la había salvado o no, ella sabía que era fuerte pues había vencido a Manuel, a ese otro chico, y a una manada de esos monstruos, pero lo que en realidad quería era conocer su forma de ser, de pensar y lo que había ocurrido la noche anterior…tenía tantas preguntas…tal vez tenía expectativas muy altas sobre él, pero necesitaba la verdad

    A los pocos metros se encontró a un joven alto, de cabello castaño, rizado, y con piel morena, llevaba un sombrero y una gabardina y un parche en el ojo izquierdo.

    El miró a la joven como inspeccionando cada centímetro de su cuerpo…

    ¿Quieres una batalla verdad?...bah, mira si eres tan "buena entrenadora" como los otros, mejor retírate y no me hagas perder mi tiempo— dijo con una voz burlona.

    No, no vengo a retarte… ¿Es usted Redel? —preguntó algo insegura, aunque la respuesta era obvia.

    Si, ¿porqué lo preguntas si no vas a retarme? —preguntó sin realmente esperar escuchar una respuesta, simplemente le era indiferente.

    Es que…quería saber si usted me había salvado de los cacturnes, para agradecerle— dijo con una voz tímida casi inaudible.

    Ah ya me acuerdo, la chica de los cacturnes…pues si, bueno si así lo vez tu…estaba de cacería esa noche, cazaba precisamente a esos cactus andantes, cuando te vi tirada en el suelo y gracias a mi Skarmory te pude llevar al CP…— dijo con voz burlona al principio, pero gradualmente mas serio hasta el final. Siendo sincera consigo misma, ella lo imaginó diferente, pensó en un héroe que al oír sus gritos de auxilio había ido en su ayuda y viendo a esas terribles criaturas la había salvado y curado, y la llevó cargando a toda velocidad al centro para que no muriera…al parecer no era así como pasó y eso la decepciono un poco, pero aun así la había salvado así que no debía ser tan malo después de todo…

    Gracias por salvarme— dijo con una voz amable y sincera.

    La verdad, no me importa, pero te recomiendo que no viajes fuera de la ciudad a menos que sea en auto o en algún otro medio de transporte, es peligroso aquí afuera— dijo muy seriamente.

    Pienso viajar por el mundo y conseguir las ocho medallas para ser maestra pokemon algún día…—dijo ella con esperanza como soñando despierta.

    Ja, ya enserio…— dijo en un tonó bromista pero cambio a completa seriedad al ver la expresión en la cara de la chica, una mezcla de confusión y disgusto, por lo que continuo— por favor, ni siquiera pudiste escapar del ataque de anoche, por lo visto no sabes nada de ecosistemas, temporadas, supervivencia y pokemon salvajes, además, seguramente solo tienes uno o dos de ellos, el que es d la liga y el otro lo atrapaste por suerte, apuesto a que no eres mas que una niña mimada, te sugiero que lo olvides y te dediques a otra cosa— lo dijo con una frialdad absoluta y con una voz muy convincente. Ella se sintió indignada al oír todo esto.

    Admito que no conozco mucho de esos temas y que puede ser peligroso, pero si tu me enseñaras creo que podría mejorar mucho y…— ella insistió con una voz que conmovería a cualquiera…excepto a él, que la interrumpió.

    No, ya se a donde va todo esto…¡NO! No quiero ni pienso en entrenar a alguien, Jamás he querido ni quiero aprendices, alumnos, discípulos, o cosas por el estilo, solo quiero estar solo…y no insistas —gritó con todas sus fuerzas, hablaba con una voz grave…su mirada inspiraba miedo y con esos gritos parecía un monstruo…pero la chica no se inmuto, es mas se enojo y también le gritó…

    ¡Pues aunque no lo quieras te seguiré! ¡A TODAS PARTES! ¡Aunque a ti no te parezca aprenderé todo de ti! y se que no me pasara nada, ¿sabes porque? porque se que no tienes un mal corazón y que si me pasara algo no te lo perdonarías, sino me hubieras dejado ahí tirada…—gritó con una convicción, inamovible, fiera…él se quedó mudo, jamás había visto a alguien con tal decisión (tal vez solo en sí mismo), en su cara se dibujó una sonrisa, la cual rápidamente disfrazo con un seño fruncido.

    Veo que no podré disuadirte, esta bien te enseñaré lo que necesitas saber para no morir, será duro pero justo, podrás venir conmigo y aprender todo lo que puedas, pero SOLO POR UN MES y después me dejaras en paz, ¿entendido? —dijo con una voz de fastidio…Ella se asintió con la cabeza, su semblante cambio totalmente y su cara se ilumino de repente, por poco y lo abraza pero el se hizo a un lado en señal de rechazo.

    Una cosa mas, dime tu nombre— ordenó el como si fuera parte de alguna prueba.

    Claro, perdón por no decirlo antes… me llamó Elizabeth Rosalia. — dijo con voz clara y algo avergonzada…Redel se preguntó por un instante donde había quedado esa chica llena de…fuego, de pasión por lo que piensa y lo que quiere que apareció fugazmente hacía unos instantes…se empezaba a arrepentir de lo que había hecho…

    Muy bien, vamos a comprar víveres a la ciudad— dijo él con un tono amargo y ambos caminaron con rumbo a Ciudad Gloria.
     
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    fenixhunter

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    2008
    Parte IV

    Empieza a atardecer, los hoot-hoot empiezan a bouar y los rattata salen de sus madrigueras en busca de alimento. Por el camino se ven dos figuras de un joven y una chica.

    —Bien ya casi llegamos, aunque podríamos haber tardado menos si hubiéramos tomado el atajo…—dijo la chica cansada de tanto caminar, y después bostezo.

    —Oh claro, tu "atajo" en el cual casi mueres, o te refieres al atajo en el que nos tardaríamos EL DOBLE— dijo él de manera sarcástica y brusca.

    —Oye, no tienes que gritarme…además ¿Qué importa?, ya casi entramos a la ciudad— dijo ella algo ofendida, pero sin ganas de discutir mas.

    —Me estoy arrepintiendo de este asunto…y otra cosa repíteme la razón por la cual TENEMOS que pasar por tu casa—dijo él sobre un asunto que habían estado discutiendo durante todo el tiempo.

    —Ya te lo dije, porque mis padres deben estar preocupados por mi, digo no me han visto desde ayer y aunque la enfermera de seguro les aviso, no quiero que se preocupen mas…y también ahí esta mi pokedex y otras cosas para el viaje— dijo la chica con una animo renovado al pensar en su hogar y en su futuro viaje…

    —Bien, entiendo eso, pero no entendiste el punto… ¿Por qué tengo que ir YO? — dijo con completo disgusto.

    —Porque quiero que te conozcan, así no tendrán miedo cuando les diga que viajaré con un chico que apenas acabo de conocer. Cuando vean lo buena persona que eres y sepan lo que hiciste por mi no temerán tanto—dijo completamente segura de cada una de sus palabras.

    — ¿Estas segura de eso?...digo ni yo mismo si me viera diría "que buen tipo es" —dijo como tratando de zafarse…aunque en su mente empezó a crear un plan, si se portaba lo suficientemente peligroso frente a sus padres, estos no dejarían a su "pequeña" ir con él y como ella tendría que obedecerlos su "trato" sería cancelado, lo cual era lo que quería…tal vez se había precipitado al "aceptarla" como alumna…

    Después de varios minutos caminando llegaron a la casa de Eliza. Era una casa grande, de dos pisos, muy adornada y elegante con colores de crema a marrón, tenía una barda con rejas en la puerta. Ella tocó el timbre y les abrió una señora con un atuendo algo conservador no muy parecida a la muchacha, era algo pasada de peso, y ya estaba algo entrada en años, pero había un algo en ella que la hacía agradable, y la mirada era idéntica a la de Eliza sobretodo esa "iluminación" en sus ojos que tenía en ese momento al ver a su hija.

    ¡Hija! Por fin te veo, estábamos tan preocupados por ti, sobretodo por lo que nos contó la enfermera Joy, pero al menos ya estas en casa— al decir esto abrazo a la chica tan fuerte que casi quitándole el aire.

    Mamá me estas avergonzando— dijo Eliza realmente avergonzada. Redel por su parte, pensó que tal vez podría huir y así no tendría que actuar peligroso u otro truco, así que dio un paso atrás con intención de irse corriendo y no tener que tratar con ella nunca más.

    El es Redel, es el que me salvo— dijo la chica sonriendo, en esos momentos él estaba a punto de irse pero ella lo toma fuertemente por el brazo impidiendo su escape. La señora algo desconcertada miró al joven.

    Entonces pasen a cenar, la cena aun no esta lista pero mientras, podemos conversar sobre lo ocurrido y todo eso—dijo la señora mientras los invitaba a pasar.

    Entraron primero al jardín mientras la puerta se cerraba y con ella las esperanzas de Redel y de su huida, por suerte aún tenía el plan B (que era el A, pero antes de lo de el escape). El jardín era amplio contada clase de flores y plantas exóticas, era obvio que o tenían a un buen jardinero o la mama de Eliza tenía demasiado tiempo libre…por fin llegaron al portico y entraron a la casa. Por dentro era bastante grande, estaba adornada con toda clase de muebles y cuadros, en un sillón estaba sentado un hombre maduro, su cara era seria, rígida, fría y daba muestras de preocupación, al verlos se puso de pie, era mas alto de lo que aparentaba y era bastante intimidante.

    ¡Eliza!, ¿Dónde demonios te habías metido?...aquí estamos tu madre y yo con un nudo en la garganta desde que la enfermera nos aviso que venías para acá… (voltea a ver al muchacho) ¿Y quién rayos es él? — dijo el señor colérico, gritaba tan fuerte que probablemente se escuchaba en toda la cuadra.

    Papá (lo abraza)…lamento haberte preocupado, el es el chico que me salvo la vida anoche, su nombre es Redel. —dijo Eliza con voz tierna y consoladora. Él joven no sabía que hacer… ese tipo se era realmente intimidante, su la mirada era terrible, y estaba fija en él... tal vez no era prudente seguir con el plan, al menos por el momento. Durante varios minutos hubo un gran silencio que fue interrumpido por la madre.

    Muy bien, ¿porque no tomamos asiento y nos cuentan lo ocurrido? — hablaba muy cordialmente y cuando dijo esto todos se sentaron.

    Eliza empezó a contar todo lo ocurrido de una manera exagerada, dejando a Redel como un gran héroe, mientras este solo se limitaba a observarla. Poco después de acabada la explicación se escucho un ruido que señalaba que la cena estaba lista. Todos se dirigieron al comedor, este era amplio y con una mesa y sillas elegantes. La señora puso la mesa y les sirvió a cada uno, todos se sentaron y se pusieron a comer. La tensión en ese lugar era inmensa, el padre no le quitaba la mirada de encima al joven con una desconfianza total y este hacía lo posible por ignorarla, la madre estaba consternada por lo que había escuchado y no se atrevía a hablar, creando un incomodo silencio el cual se vio interrumpido, esta vez por la hija.

    —Mamá, papá, quiero decirles algo importante, a partir de mañana empezare mi viaje en busca de las medallas y Redel será quién me acompañe. — la chica hablaba con total seriedad y los padres la miraron atentamente…era como si hubiera lanzado una bomba, no sabían como reaccionar… la madre se decidió a decir algo.

    —Pero hija, ya viste lo que te paso…es peligroso haya afuera ¿enserio quieres arriesgarte? — dijo ella muy preocupada por su hija, ¿Cómo era posible que lo considerara siquiera después de lo que pasó?...

    —No te preocupes tanto, me he estado preparando durante meses, además estaré con Redel y el es un entrenador experimentado— dijo la chica tratando de tranquilizar a su madre.

    —Si pero…—dijo la madre con voz tenue…en su cara el semblante era diferente al de hace unos momentos, mas parecido al de resignación que al de preocupación.

    —Y tu no has dicho nada muchacho…vas a viajar con mi hija y no dices nada… ¿Porque no empiezas por decirnos a que te dedicas?, o mejor aún ¿Qué estabas haciendo esa noche en ese lugar? — preguntó el padre en tono amenazante y retador.

    —No tengo que decirlo ahora… pero francamente lo que hago se podría considerar en los limites de lo legal… y esa noche estaba realizando unos negocios, además tengo algunos enemigos de los que tengo que cuidarme, pero creo que me las puedo arreglar para cuidarla a ella también, digo si tiene su permiso desde luego, aunque si no quiere que su hija viaje conmigo lo entenderé— la oportunidad se había dado y la estaba aprovechando lo mejor que podía, claro que lo que decía no era del todo cierto, pero logró el efecto deseado, ya que todos se quedaron en silencio.

    ¿Vez lo que dijo?, ¿Tu ya lo sabias? — dijo el padre firmemente mientras miraba a su hija.

    No lo sabía…— dijo ella algo decepcionada.

    ¿Y así quieres que te de permiso?, ¡si ni tu misma lo conoces bien! — gritó el padre, en su voz estaba esa desconfianza que esta vez parecía bien fundamentada. Mientras Redel sonreía, su plan había sido exitoso y por fin podría irse de ese lugar y sin culpa.

    ¡No estoy pidiendo permiso!, ¡El me salvo la vida! ¡Sé la clase de persona que es!, ¡Es la clase de persona que rescata a quienes están en peligro! ¡Que sabe mas de este lugar que nadie!, ¡Y que es la persona con quien podría estar mas segura de todas con las que podrían acompañarme a viajar en esta región!—grito segura de si misma y de lo que decía…era obvio que no pensaba cambiar de opinión. Su padre, el cual la conocía perfectamente, comprendió que no podía razonar con ella y que se iría aún sin su consentimiento y que nada podía hacer para evitarlo…aun así iba a gritar algo pero su esposa lo interrumpió.

    Esta bien… es tu decisión y nosotros la aceptamos y te apoyamos—dijo la madre tratando de calmar la situación, el padre miró hacia abajo resignado y Redel vio todo su plan yéndose al drenaje… ¿como era esto posible?, ¿que acaso la mujer estaba loca?... y lo de Eliza…no lo entendía… ambos padres salieron del comedor.

    ¿Qué ocurre contigo mujer?, ¿No vez que puede ser peligroso? Ese tipo podría ser un delincuente o algo peor— dijo el padre muy preocupado.

    Lo se, tampoco estoy muy segura, pero ella ya tomó una decisión y debemos aceptarla, además ese chico no me parece mala persona…no me parece que sea un maleante, hay algo que… creo que podemos confiar en que estará segura con él, de todas maneras irá con él o sola y lo sabes— dijo la madre en voz baja pero segura. El sabía que tenía razón en parte…

    Pero… lo que dijo…esta bien, confiare en ti…pero si ALGO le llega a pasar será TU culpa…— dijo a regañadientes, todavía no creía lo que decía… ¿Cómo lo hacía?, siempre hallaba la manera de convencerlo…volvieron al comedor y se sentaron. La madre recogió los platos, y después de un rato se decidió que Redel dormiría en el cuarto de huéspedes (el padre le puso llave por fuera) y el resto en sus habitaciones.

    A la mañana siguiente, apenas amaneció y Redel ya estaba listo y se dio cuenta de que su puerta estaba cerrada…poco después el padre la abrió y todos se reunieron juntos en el comedor. Fue un desayuno rápido en el cual nadie hablaba más de lo necesario. La mamá fue a lavar los platos y Eliza por sus cosas a su cuarto. Dejando a el joven y al padre solos.

    —Muy bien, ahora dime ¿Cuáles son tus intenciones con MI hija? — pregunto el padre con completa seriedad.

    —Ninguna, ella fue la de la idea de viajar juntos…— contesto el joven tranquilamente si acaso algo desilusionado por el fracaso del plan, ahora tenía que cumplir su promesa.

    —De todas maneras, si le llegas a hacer algo o le pasa algo, cualquier cosa, TE MATARE, ¿Entendiste? —dijo el padre con un tono intimidante. El joven entendía esta reacción, lo que no entendía era el porque no la detenía a ella…que culpa tenía el…

    —No se preocupe, nada le pasará…—dijo en voz baja, tratando de tranquilizarlo…aunque sin mucho éxito.

    —Mas te vale—terminó de decir el señor.

    En eso baja Eliza y la acompaña su madre y todos se van al portón de la casa.

    —Adiós mamá—dice la chica mientras abraza a su madre.

    —Cuídate mucho hijita— le dice esta, casi con lágrimas en los ojos. Eliza se acerca al padre, quien la mira de manera dura y fría, aún así esta lo abraza.

    —Adiós papá— dijo la joven. El papá finge no ponerle atención y mira fijamente a Redel, que se encuentra a varios pasos de distancia y se despide a lo lejos. Eliza se reúne con él y juntos se alejaron lentamente.
     
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    Palabras:
    1087
    Parte V

    Es una hermosa mañana en la ciudad. El sol brilla con toda su intensidad y varios pidgeys vuelan en el cielo. Pero el lugar no es nada agradable, los callejones eran maltratados y oscuros, hay graffiti por todos lados y hay grupos de personas jóvenes con miradas nada agradables. Por esa calle caminaban Redel y su compañera.

    —Redel, este lugar…parece peligroso…no podríamos tomar otro camino…—dijo la chica algo nerviosa, nunca había pasado por esa parte de la ciudad, ni le darían ganas de hacerlo si no fuera en esa situación.

    —No, por este camino es mas rápido, y no hay tiempo que perder— en parte era cierto, en parte tenía que ir a un lugar para comprar víveres que quedaba por ahí y también quería desanimar a la chica, en otras palabras tenía demasiadas razones como para no hacerlo.

    Mientras caminaban se les acercó un muchacho de un grupo de doce que estaban por ahí cerca, todos tenían la mirada fija en los viajeros.

    —Si le quieren pasar, suéltense con la feria (traducción, si quieren pasar tienen que pagar) —dijo con voz sería y con una pokebola en mano.

    —No daremos nada—respondió Redel con voz fría, ante la mirada atónita de Eliza, y continuo de manera retadora— ¿Qué piensas hacer al respecto?

    La chica estaba muerta de miedo, se preparó para correr pero se dio cuenta de que estaban rodeados por los otros miembros del grupo. En la cara de Redel se dibujó una sonrisa malévola, y antes de que se acercaran más de su pokebola salio un extraño zorro amarillo con pelos de punta que pareciera estar listo para atacar en cualquier momento. Este empezó a lanzar rayos en todas direcciones paralizando a la mayoría de sus atacantes dejando a la mayoría en el suelo.

    ¡Agh!...me las pagaras, muchachos ataquen— gritó uno de ellos, justo después él y otros cinco se levantaron lentamente, todos ellos sacaron sus pokebolas, y de ellas salieron unas criaturas humanoides altas y musculosas de aspecto intimidante y tres bichos enormes con hoces en lugar de garras. — ¡Ataquen a matar! — dieron de instrucción a sus bestias.

    Los insectos fueron los primeros en acercarse, volaban a toda velocidad y a pocos centímetros del suelo preparando sus afiladas "armas" amenazadoramente, pero el zorro empezó a sonar raro, como con estática, con muchos "pop" que cada vez eran mas rápidos y de repente salieron rayos directo hacia ellos, el sonido de la electricidad sonaba como explosiones y el arco eléctrico los atravesó y en un instante se encontraban en el suelo completamente quemados.

    No había pasado un segundo y el pequeño cuadrúpedo lanzó sus "espinas" directo a los ojos de una de los gigantes musculosos dejándolo inmovilizado, los otros dos se acercaron y empezaron a dar golpes, pero la ágil criatura los esquivo y estos agrietaron el piso y las paredes de los edificios cercanos, el pequeño canino brilló de un tono azul y las bestias empezaron a retorcerse mientras inmisericorde su ofensor lanzaba truenos sin cesar hasta que estos dejaron de moverse. El pequeño zorro miró a los entrenadores de manera retadora como diciendo "¿eso es todo?, siguen ustedes". Ellos se preparaban para sacar sus siguientes pokemon, cuando uno de los que estaban en el piso se levantó con un tono pálido en la piel y una mirada aterrorizada y gritó con voz quebrada:

    —No puede ser…es "Mal de ojo"... ¡UN R20! — al gritar esto todos se le quedaron mirando e hicieron un esfuerzo por levantarse.

    — Un R20, no ma#$% — empezaron a mormurar entre ellos.

    Entonces Redel sonrió nuevamente sacó una medalla de oro con un R20 grabado en grande.

    —Me han descubierto…—hizo una pausa y la expresión en el rostro cambio totalmente a una de total seriedad, tal vez con un deje de disgusto, y les gritó a todos— Tienen cinco segundos para salir de mi vista…¡Ahora!

    Los muchachos al oír esto recogieron a sus pokemon y corrieron despavoridos, dejando solos a Redel y Eliza, la cual no terminaba de entender lo que había presenciado…ese espectáculo sangriento seguido de un temor generalizado…todo había pasado tan rápido y la joven tenía tantas preguntas…

    ¿Qué fue eso? — preguntó la chica con mucha curiosidad, pero todavía impactada por lo sucedido. Redel empezó a ignorarla, como si no la oyera.

    ¡Exijo que me lo expliques! — insistió la joven, mientras se le interponía en el paso.

    No necesitas gritar, ¿a que te refieres con "eso"? — dijo Redel tratando de evadir el tema.

    ¿Que es eso de R20?, ¿Por qué huyeron tan rápido?, ¿Cómo pudiste vencerlos tan fácilmente y sin dar ninguna orden? — dijo Eliza desperada por respuestas.

    El porque huyeron, es porque son cobardes y lo de vencerlos, porque son débiles, eso te lo enseñare luego— contestó el joven, de manera confiada, pero evitando el punto de los R20.

    ¿Y lo de R20? — siguió insistiendo, necesitaba saberlo…como eso, lo que fuera podía infundir un miedo tan profundo en los demás.

    Ah eso…bueno te lo explicare…—dijo Redel algo nervioso…como no queriendo hacerlo— la R se refiere a un ranking de batallas clandestinas y el número se refiere a la cantidad de entrenadores que puedes vencer simultáneamente con todos los pokemon del equipo contra todos los pokemons de esos entrenadores.

    ¿Qué? — preguntó la chica, la explicación le parecía algo confusa y la manera rápida de hablar no ayudaban.

    Por ejemplo, un R5 puede vencer con uno de sus pokemons, cinco pokemon de entrenadores de cuatro medallas, y así hasta con sus seis pokemon vencer los 30 de los demás.

    ¡¿Y tu eres un R20?!, ¡Eso no es posible!, ¡Eso sería vencer a 120 pokemons! — grito la chica, con una voz entre asombro y miedo…como era eso remotamente posible.

    Bueno, eso es en teoría…es un sistema mucho mas complejo…si vences a 4 R5 simultáneamente puedes pasar a R20, los únicos literales son del R5 al R10, después de eso todo tiene que ver con niveles y cosas algo confusas, el nivel mas alto es el R100 y solo hay cinco en el mundo, y la verdad soy R30, pero mis pokemon quedan demasiado heridos, por lo que prefiero no jugar en ese nivel…—responde el joven de manera calmada y agrega—¿ya nos vamos?

    La chica se queda pasmada…no tenía idea de que eso existiera…pero mas que asustada, estaba emocionada, porque eso querría decir que podía aprender mas de lo que había imaginado.

    Si— contesto ella y ambos caminaron por la calle vacía.
     
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    fenixhunter

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    Redel
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    Aventura
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    Parte VI

    Era tarde, los caminos extrañamente vacíos, daban mal augurio a aquel que por ellos pasara. Por esos lugares pasaba Redel y la chica que había prometido entrenar. El sabía que le sería difícil tratar siquiera el llevarse bien con otro ser humano, mucho mas lo sería tener un discípulo. Porque eso era ¿verdad?, no mas que un alumno… aunque en este caso alumna. No muy buena, manipuladora y berrinchuda. No se sentía a gusto acompañado por una chica (y menos por una como ella), pero no había otra opción, si no aceptado lo seguiría de todas formas. En esos momentos pensaba en como deshacerse de ella, pero recordó que el también tuvo que ser discípulo para llegar a donde llegó… aunque no le agradaba mucho como terminaron las cosas, además ella tenía un algo que le recordaba a… Se detuvo en seco, volteo directamente a los ojos de la chica y dijo:

    Mas vale que hablemos sobre el entrenamiento— hizo una breve pausa, Eliza le devolvió la mirada algo confundida por lo repentino del acto. Continuo— ¿Sabías que el entrenamiento pokémon empezó por supervivencia, para poder adaptarse al medio hostil y terminó siendo una mera competencia comercial como la conocemos hoy en día?

    No—contestó algo intimidada por la convicción del muchacho.

    Pues si, actualmente no son mas que peleas comerciales que han perdido su esencia… en realidad no, aún conserva el espíritu de competencia y el lazo sagrado entre pokemon y humano que ha perdurado los siglos— su tonó en la ultima frase fue sarcasmo puro.

    ¿Enserio? — la ingenua muchacha preguntó mientras se le iluminaban los ojos al no entender el sarcasmo.

    ¡NO! — casi gritó Redel a la joven — crees esas estupideces comerciales del "espíritu de competencia" o "el lazo pokemon humano"… En la naturaleza todo es instinto, supervivencia, mutua dependencia pero con un control fijo de quien lleva el control, ósea el entrenados, actualmente todo se ha transgiversado.

    ¿Qué?, entonces todo eso son mentiras…— dijo Eliza su rostro había perdido el brillo anterior, era obvia su decepción.

    Pues veras… no del todo. Si hay una relación pokemon humano muy interesante que ha sido estudiado por diferentes expertos… pero eso mas que ayudar muchas veces limita al pokemon en lo que puede hacer, no deja salir su instinto nato que es la clave de la victoria…— mientras hablaba se notaba un tonó de arrogancia hasta que fue interrumpido por la chica.

    Entonces ¿tengo que ser fría con mis criaturas?¿ insinúas que debo maltratarlas? ¿Es eso a lo que te refieres? — gritó Eliza colérica al oír hablar tan fríamente a Redel.

    Pones palabras en mi boca, jamás dije eso… Debes tratarlos bien, solo hay que despertar su instinto oculto y no mimarlos, demostrarles quien manda y ser firmes en ello. Mientras decía esto Redel frunció el ceño y la miró con una especie de desden por haberle gritado y por tener que explicar algo que, en su opinión, había explicado claramente. — Pasando a otra cosa… ¿tienes otro pokemon? Digo aparte de de ese pollo que cargas contigo.

    No le digas pollo, es un torchic y será un gran Blaziken algun día… pero a lo de la pregunta, no, aun no tengo otro. —le contesto mientras tomaba la pokebola y la miraba como viendo el futuro en ella.

    Ok, eso facilitara las cosas, en todo caso lee este libro, te será de mucha utilidad ya que enseña todo lo básico de lo que quiero que aprendas bien en poco tiempo: Supervivencia, Entrenamiento y Tácticas de batalla pokemon. — Le entregó un libro bastante ancho, como de 500 paginas, algo maltratado pero lo suficientemente conservado como para ser legible.

    ¿Y en cuanto tiempo tengo que terminarlo? — preguntó ella de manera retadora.

    Para mañana ya deberías haber leído mas de la mitad y deberás leerlo como unas seis veces antes de que acabe la semana, ya que tengo mucho por enseñarte y como va ha ser un curso intensivo… no puedo entretenerme mucho con lo básico.
     
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    Parte VII

    Estaba anocheciendo en las afueras de la ciudad, se podían ver grupos de zubat volando por el cielo mientras el sol se ocultaba. La tienda en donde quería comprar los víveres había cerrado y pensó en mejor comprarlos después, ya que a chica le habían dado algunos y a el no se le habían acabado los suyos por lo que no era tan urgente.

    Esta anocheciendo hay que buscar leña para hacer una fogata— dijo Redel tan serio como siempre.

    Eliza, por su parte, seguía leyendo el libro. Ya había leído al menos la mitad, ella leía mas o menos rapido( posiblemente por las novelas a las que era asidua lectora).

    Muy bien empezaré a buscar ramas secas — respondió dejando el libro de lado.

    Empezó a buscar a su alrededor y encontró unas cuantos troncos secos. Redel encontró otros tantos y empezaron la hoguera. Justo a tiempo, ya que no había luna en el cielo y la oscuridad se hacía presente. Una vez que estuvo lista calentaron agua y la usaron para preparar una sopa. Después de la cena el joven decidió hacerle unas preguntas para ver si la chica había aprendido algo.

    Espero que estés aprendiendo al mismo tiempo que vas leyendo, para comprobarlo te haré unas preguntas — dijo con voz intimidante mientras ella cerraba el libro que recién había tomado nuevamente.

    Estoy lista — contestó bastante segura de sí misma.

    ¿Para que sirve una fogata? — Preguntó Redel de manera desafiante.

    Bueno, sirve para iluminación, preparación de alimentos, dar calor y alejar a los pokémon salvajes — contestó rápidamente como recitando de memoria.

    Si, — dijo él— tienes razón. Pero olvidas algo importante que el fuego atrae a los pokemons de este tipo si estas en una zona donde estos existen. Si este es el caso, debes procurar hacerla cerca de alguna fuente de agua o tener de vigilante a un pokemon de ese tipo.

    Procuraré no olvidarlo — Ella no podía creer que se le olvidara algo tan importante.

    Mas te vale, los pokemon tipo fuego son muchas veces cazadores nocturnos y siempre están hambrientos por la constante quema de calorías. Aunque rara vez se alimentan de humanos si suelen atacarlos para comerse sus suministros — advirtió Redel, tenía que hacerle ver que todos los detalles de ese libro eran vitales y que una falla podría resultar fatal.

    ¿Hay mas preguntas? — preguntó algo cansada.

    No, pero será mejor dormir de una vez, nos levantaremos temprano mañana— contestó mientras se quitaba el sombrero y su gabardina, debajo de los cuales tenía un pantalón de mezclilla y una camiseta de manga corta. La chica notó que en la muñeca derecha tenía unos vendajes.

    Redel… ¿que te pasó en la muñeca? — preguntó con curiosidad sin dejar de ver las vendas.

    No es nada, ¡y no preguntes más! — excalmo de manera contundente, siendo evidente que no querían que le preguntaran al respecto. La joven decidió mejor dejar las cosas como estaban y no seguir indagando.

    Redel sacó una mochila, relativamente pequeña y gastada, y de ella sacó una cobija que puso sobre el suelo y se acostó en ella. Eliza sacó un sleeping bag de la suya y se acostó quedando profundamente dormida. El joven la volteo a ver, el como dormía tan tranquilamente, le recordó a alguien a quien había querido mucho… pero que no volvería a ver y cuya muerte le causaba un tremendo sufrimiento. Dentro de sí el dolor seguía latente, como una herida abierta, a pesar del tiempo que había pasado, el cual eran ya años y suspiro. Pensó que lo mejor que podía hacer en esos momentos era dormir, sacó a jolteon para que los cuidase mientras dormía.

    Sus ojos se cerraron lentamente, y por su mente pasaban un montón de pensamientos sin orden o coherencia. Pero poco a poco empezó a distinguir imágenes. Eran visiones de destrucción, muerte y horror absolutos. Una enorme criatura verde grisáceo rodeada de tormentas de arena causaba terremotos que hacían todo temblar, mientras una tortuga gigante y con cañones lanzaba agua a un grupo de personas con sus pokemons que se encontraban fuera de un gran edificio de unos seis pisos de altura. Oía voces horrorizadas que decían "detente", "para por Dios, para…", pero los atacantes no se detenían. Del gigantesco edificio salía un cacturne con algo entre los brazos y una especie de bicho parecido a un dragón. Después la construcción empezó a temblar y terminó por derrumbarse levantando una nube de polvo y escombros. Al disiparse está, se veía el escenario de una verdadera masacre. Cientos de cuerpos humanos y pokemon tirados en el suelo, algunos mutilados, otros golpeados, charcos de agua mezclada con sangre y las ruinas de la edificación antes majestuosa. Esa visión parecía sacada de las peores pesadillas, sin embargo alguien reía. Se reía a carcajadas y decía "Mi venganza, por fin realizada… ¡Lo tienen merecidos malditos!, ¡LO MERECEN!". Redel despertó sudando y jadeando con la respiración entrecortada.

    Estas malditas pesadillas no me dejan en paz…— dijo en voz baja tratando de no despertar a la chica.

    Se acostó nuevamente esperando, esta vez, no tener el mismo sueño que lo atormentaba todas las noches.
     
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    fenixhunter

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    Parte VIII

    El sol brillaba iluminando a Redel y a Eliza. Los Butterfree revoloteaban en el claro cielo azul y algunos pokemon planta salían a tomar energía solar. Ella fue la primera en despertar ya que el muchacho había tenido una mala noche y por lo tanto no despertaba. Al principio la chica pensó en despertarlo pero cambio de opinión y decidió aprovechar el tiempo leyendo el libro que se le había prestado. Ya había pasado la sección de supervivencia y la de ecosistemas ahora tocaba la parte de estrategia y entrenamiento. Le sorprendió que a la parte de entrenamiento no se le dedico mucho espacio solo algunos consejos básicos, como si el escritor no quisiera hablar de ello. Pero le faltaba la parte más extensa la de estrategia. Era mucha información, la tabla de los tipos, como construir un buen equilibrio de tipos, cuales tipos eran recomendados, los papeles que un pokemon debe tener en un equipo, etc. Era una lectura pesada pero sabía que bien valía la pena si esto le ayudaría a ser una maestra pokemon.

    Finalmente despertó Redel. Al principio pensó que lo de tener una alumna había sido una especie de pesadilla y que todo había terminado. Que equivocado estaba y se dio cuenta de ello al verla sentada ahí leyendo. "Esto no puede ser" pensó en sus adentros.

    -Así que leyendo- dijo el con voz burlona como no creyendo lo que estaba pasando.

    -Si ya voy en la parte de estrategias- le contesto entusiasmada por la emoción que le causaba el tema

    -Muy bien, veo que lees rápido, después del desayuno discutiremos algunas cosas de lo que has leído- Mientras decía esto saco de su bolso unas galletas y barras energéticas. Le ofreció una de ellas a la chica pero rechazándola ella saco una pieza de pan que su madre le había dado antes de irse. El no tomo a mal esto y prosiguió a seguir comiendo. Cuando ambos terminaron hubo un tiempo de silencio que se vio interrumpido por Redel.

    - Entonces si ya vas en esa parte me podrías decir ¿que debilidades tiene tu único apapokemon y que piensas hacer al respecto?- Pregunto con una seriedad profunda mirándola con fríos ojos como esperando a que fallara.

    -Bueno Torchic es un tipo fuego por lo que es débil a agua, tierra y roca, asi que sería bueno conseguir a un tipo planta, como un Oddish o un Roselia- contesto orgullosa de sí misma por saber la respuesta.

    -Bien contestado, pero cometes un error- Hizo una pequeña pausa y luego continuo- Tu Torchic se volverá un Blaziken en algún momento y si elijes a uno de los pokemons que mencionas tendrás dos debilidades clave al psíquico lo cual es algo que debes evitar a toda costa. Oddish podría ser si lo evolucionas a Bellossom pero lastimosamente este no se encuentra en esta región ya que habita en zonas más húmedas.-termino de hablar y se quedó pensativo unos segundos.

    -Entonces ¿que recomendarías?- dijo la chica algo frustrada por no haber visto ese error[dipq1] antes de contestar.

    -Tienes tres opciones si piensas ir por el tipo planta, uno de ellos seria Cacturne, pero creo que por tu mala experiencia no querrás uno de ellos- mientras lo decía se rio un poco, mientras Eliza lo miraba con enojo, era obvio que no le agradaba en nada su respuesta. Continuo- Tambien puedes atrapar un Hoppip ya que son muy rápidos y fáciles de entrenar- mientras decía esto noto que la chica no parecía muy interesada así que continuo- y el ultimo es Sunkern que no parece muy interesante pero creeme que Sunflora puede llegar a ser una amenaza seria, aunque su evolución se logra con una piedra solar, una piedra muy rara.

    La chica se puso pensativa por unos momentos, definitivamente elegiría al que fuera más fuerte. Finalmente se decidió.

    -Sunkern, creo que ese es el pokemon quiero en mi equipo- Lo dijo con toda seguridad.

    -Muy bien, se de unos campos donde se pueden encontrar y no están muy lejos, pero vamos para que no nos tomemos todo el día- mientras decía esto se levantó de donde estaba sentado, recogió todo lo que había usado, la chica hizo lo mismo y ambos empezaron a caminar. Durante el camino Redel no dijo una sola palabra, lo cual le incomodó un poco a Eliza, pero decidió dejarlo ser y ella tampoco empezó conversación alguna.

    Después de unas cuantas horas llegaron a unas planicies con un pasto alto. El sol brillaba intensamente como si una fuerza sobrenatural intensificara el calor. En ese campo había un montón de seres pequeños con apariencia de semilla brotante pero con ojos y boca. También había Pidgeys y Rattatas corriendo de un lado a otro. Entonces Redel se acercó a la chica y le dijo:

    -Hemos llegado, aquí hay muchos especímenes de Sunkern entre otras especies, como notaras el aire ésta más caliente de lo habitual, los grupos de ese pokemon, que normalmente pertenecen a una misma familia, prefieren lugares con un sol así de intenso para realizar mejor la fotosíntesis alcanzando un nivel de energía más alto, incrementando su velocidad, así huyen de los depredadores. Claro que en estas condiciones secas un pokemon fuego haría mucho daño a los pequeños Sunkerns, pero no hay en esta zona, por eso aquí abundan. De hecho es posible para ellos incrementar la temperatura de un lugar con su ataque de Día soleado, pero solo los especímenes maduros o su evolución Sunflora es capaz de hacerlo.-Mientras hablaba se notaba en lo involucrado que estaba en la explicación como si el tema le pareciera sumamente interesante, cosa que llamó la atención de la chica no sabía que Redel supiera tanto de esas cosas. Además que esto contrastaba con el anterior silencio tan largo de antes.

    -Conque un tipo fuego eh- dijo ella con cara pensativa mirando su pokebola, estaba a punto de lanzarla pero el chico la interrumpió.

    -Se lo que estás pensando, y tienes razón estas en ventaja, pero antes te tengo que dar tu primera lección de captura pokemon, deberás capturar por lo menos diez o más de cualquier especie que desees entrenar y deben ser de la misma zona todos ellos- dijo Redel con total seriedad.

    -Espera, ¿Por qué?-Dijo la chica algo confundida, esa parte no venía en el libro que había leído. Siempre había creído que debías entrenar a todos los pokemon que captures.

    -Es simple, porque los pokemon son seres individuales con pequeñas diferencias entre ellos debidas a sus naturalezas y a sus genes, mientras más captures, más probabilidad tendrás de encontrar a un espécimen que sea el más apto para el papel que quieres que lleve en tu equipo, la razón por la cual deben ser de una misma zona es que los pokemon de una zona particular suelen tener el mismo nivel de madurez y experiencia, así estos factores no intervienen en buscar el mejor- Al hablar su voz era en tono lento pero comprensivo era obvio que se estaba tomando su papel de maestro muy en serio.

    -Y ¿Qué voy a hacer con los otros pokemon que capture si no los voy a entrenar?- Preguntó la chica, la cual se sentía como en la escuela, también pensaba en sí debería tomar nota de las cosas que le estaba diciendo.

    -Bueno eso depende del entrenador, hay quienes les gusta presumir de la cantidad de pokemon que capturan, como si fuera "mientras más mejor", en lo personal yo prefiero liberarlos, cerca de donde los capture, para que vuelvan a su ecosistema como si nada hubiera pasado- Esta vez la forma de hablar parecía más casual como si no pensara mucho en lo que decía.

    A Eliza le pareció una buena idea la de liberar a los pokemon que no fueran útiles, para que no se estuvieran en la caja, para siempre en sus pokebolas, acumulando polvo. Pero entonces cayo en cuenta de un pequeño detalle, ella solo llevaba consigo diez pokebolas y haciendo las cuentas, requeriría más de 60 para solo un equipo de seis pokemon, y no llevaba consigo tanto dinero.

    -Pero ahora solo tengo diez pokebolas, después no podré conseguir el dinero para las otras que necesito y menos en lo que queda de un mes- La chica se veía triste y algo preocupada, no sabía qué hacer en una situación como esa, tal vez tendría solo un pokemon más durante el mes y eso sería todo. Redel al verla suspiro, él no había tomado en cuenta ese factor. Se puso a pensar y llego a una respuesta, aunque esta no le gustaba "Bueno, no puedo dejar que una chica ande por ahí diciendo que es mi discípula y que no sea al menos una entrenadora decente".

    -Bueno, supongo que tendré que ayudarte con eso, mientras estés conmigo en este mes, yo te comprare pokebolas y alguna que otra cosa que puedas requerir- dijo el chico algo resignado, pero sabía que era la única alternativa.

    -¿En serio? Gracias, muchas gracias- Sus ojos se iluminaron y una sonrisa en su rostro, ella continuo- Yo te pagaré todo cuando gane más dinero.

    -¡No!, en cuanto acabe este mes tomaremos caminos diferentes, además yo tengo mi propio dinero de mis negocios, no necesito del tuyo- le contesto de inmediato y con voz fuerte, obviamente no le gustaba esa idea. La acompañaría un mes, nada más. La chica iba a contestarle pero Redel le dio una mirada que decía claramente que no habría más que decir sobre el tema.

    -Ahora ve ahí a atrapar a tus Sunkern, que se irán en cuanto caiga la noche-Redel apuntó hacia el valle con la mirada acusadora de antes.

    Eliza, aunque algo molesta aun por lo que había pasado, caminó hasta el pasto alto, y entonces miró a una de esas pequeñas criaturas de frente y todos los pensamientos que tenía se esfumaron. En ese momento supo que era hora de atrapar su primer pokemon. Estaba nerviosa, nunca había hecho eso antes, aunque había leído algo al respecto, esto era diferente. La adrenalina le lleno el cuerpo y saco a su Torchic de su pokebola.

    -Ahora ascuas- le ordeno firmemente a su pokemon y este obedeció. El pequeño pollo lanzo un fuego intenso que solo se volvió más fuerte con el calor que hacía en ese lugar. Las llamas envolvieron a la pequeña criatura. Entonces recordó lo que había leído, las pokebolas requieren de la energía del pokemon para hacer la captura pero si tienen demasiada fuerza la pokebola se sobrecarga y se rompe. El arte de atrapar consiste en debilitar al pokemon, pero sin noquearlo. Entonces lanzo la pokebola al aire y dio directo en el blanco. La pokebola dio entonces una luz que engullo al Sunkern y se cerró. Entonces la bola empezó a temblar un poco luego un poco más y después de lo que le parecieron los segundos más largos de su vida, finalmente dejo de moverse. Había atrapado su primer pokemon. La felicidad la invadió, quería saltar de alegría, estaba más cerca de su meta, ser maestra pokemon. Redel la miro a la distancia recordando cuando atrapo su primer pokemon. Era un pequeño Trapinch lo que había atrapado. Lo recordaba como si hubiera sido ayer. Como su Squirtle le hizo chorro de agua a esa pequeña criatura tipo tierra. Pensó en cuanto había pasado desde ese momento, cuantas aventuras había vivido, cuanta experiencia había adquirido.

    Entonces la chica vio un Rattata y durante un momento pensó en atraparlo también, pero cambio de idea rápidamente. Ella sabía que tendría que atrapar solo por lo que venía. Siguio buscando y encontró otra de esos brotes con cara, saco a su Torchic, pero esta vez la criatura alcanzo a morderle y empezó a succionar, estaba usando absorber. Al pollo, sin embargo no parecía haberle afectado y le devolvió el favor con una pequeña llamarada, la cual no fue suficiente para desmayar al tipo planta, pero si estaba bastante debilitado. Entonces Eliza arrojo la pokebola y atrapo a ese pequeño. Paso un tiempo más y se encontró con otra de esas criaturas, esta vez la llamarada había sido tan fuerte que lo dejo inconsciente ahí en el acto. No podía atraparlo así, por más que le dolía tenía que continuar buscando. Después de unas horas ya había atrapado a varias de ellas. Al terminarse los seis espacios para pokemon oficiales las pokebolas se teletrasnportaron a su caja en el laboratorio del Profesor Aquiles. Habiéndose acabado las pokebolas regreso con Redel.

    -¿Cómo lo hice?-Preguntó la chica algo emocionada.

    -Bastante bien- Respondio sonando satisfecho de que lo había hecho por ella sola.- Ahora, primero vamos a tener que curar a tu pollo con una poción- le dijo el chico casi burlándose.

    -¡Ya te dije que es Torchic!- Exclamo la chica algo frustrada. Despues de lo duro que fue el día, no se sentía con ganas de soportar bromas. Saco a su pokemon de la pokebola en la que se encontraba y de su mochila extrajo un aspersor con un líquido azul, el cual roció en el Torchic. Las heridas de esté empezaron a cicatrizar y después se desvanecieron. Esa cosa era increíble, era una lástima que solo funcionara por el metabolismo único de los pokemon y no en humanos.

    -Bien ahora a probar la velocidad de tus semillas esas, ya que lo que necesitas es que sean rápidas y letales- dijo Redel en tono algo despectivo.

    -¿Cómo vamos a probar eso?-Dijo la chica ignorando el comentario sobre sus Sunkern.

    -Pues con una carrera desde luego, sacas a tus pokemon los marcas con un marcador de agua y también a la pokebola según un número, el ganador será el que pertenecerá a tu equipo- Dijo Redel confiado en sí mismo. Trazo en el suelo una línea y luego otra de unos cuantos metros de longitud y una línea más que señalaba el final de la "pista". Después le paso un marcador de agua que previamente saco de su bolsillo

    -Muy bien- La chica contesto con gusto. Eso sonaba interesante. Saco cinco pokebolas y las enumero con el marcador junto al pokemon que venía en ella. Después los puso en la línea de partida y les dio la orden de correr. La carrera fue dura, las semillitas parecían ir a toda velocidad recorriendo la pista saltando, gastando su energía, dando todo de sí. El ganador fue el número dos.

    -Ahora mete a todos menos al dos a tu caja y saca a los cinco restantes para que compitan-Dijo el chico normalmente como si se tratara de cualquier otra cosa. La Eliza obedeció e hizo los cambios requeridos. Enumero los pokemon del seis al diez y empezó la carrera, de nuevo se veía el esfuerzo de las pequeñas criaturas mientras una tras otra daba saltos, esta vez gano el ocho.

    -Es tiempo de la final-Dijo Redel en tono serio pero algo emocionado quería saber cuál era el más rápido. Los dos competidores estaban agotados pero eso no impidió que dieran el 100% en esa carrera. Uno parecía ir más velozmente, luego el otro se adelantó, finalmente al cruzar la línea de meta se decidió el ganador definitivo era el número dos.

    Eliza se puso pensativa al ver este resultado, tanto esfuerzo para saber que el segundo Sunkern que había capturado era en realidad el mejor de todos. Pero luego se dio cuenta de que si no hubiera sido por todo eso, jamás se hubiera dado cuenta de ello. Finalmente saco a todos de sus pokebolas, los otros cinco y los liberó, después saco de su caja a los otros cuatro y los libero también. Finalmente saco a su Torchic de la caja y lo puso en su cinturón. Las semillas entonces saltaron bajo el sol de la tarde y desaparecieron entre el césped alto.

    -Bien hecho- dijo el chico a Eliza con una sonrisa en el rostro. La chica había aprendido bien y solo en un día. Él hubiera querido que alguien le hubiera ayudado tanto cuando estaba empezando.

    -Gracias- le dijo ella feliz por todo lo que había pasado.

    Caminaron durante un rato y después prendieron una fogata. Cenaron algo rápido y se dispusieron a dormir. Redel saco de su mochila la misma cobija de la noche anterior y se acostó en ella. Eliza saco su sleeping bag y se metió en él. Antes de dormir se puso a pensar en todo lo que había hecho, había atrapado a su primer pokemon, junto a otros nueve y había probado la valía del que ahora tenía. Sí que había sido un día largo y agotador, pero disfruto cada segundo. Ahora justo antes de dormir se emocionó en pensar que le prepararía el mañana.
     
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    2412
    Parte IX

    El sol empieza a iluminar dejando atrás a la oscuridad, los Pidgeys despertaban en sus nidos y los Caterpies empezaban a moverse en los campos alrededor. El primero de los dos en despertarse fue el chico con el parche en el ojo. Por primera vez en mucho tiempo había dormido de maravilla. No sabía el porqué de esto, pero le agradaba. Viendo a la chica ahí dormida pensó en que debía hacer ahora. Él era un R20 después de todo, tal vez debería enseñarle algunos trucos de lucha que había visto… No, ella aún no estaba lista para eso. Tal vez algo más básico. Pero no, esas cosas ya venían en el libro. Tal vez, algunos de sus secretos de entrenamiento. Esas cosas le habían tomado años de prueba y error, era información muy valiosa que era la clave de su éxito. ¿Debería compartirlo con ella? No estaba seguro. Si sus secretos se sabían, muchos entrenadores estarían a su nivel y ese era un pensamiento que no le agradaba. Por otro lado la chica tenía potencial y decisión… Tal vez sí. Sí, pero debía hacerlo con la explicación apropiada. Así que esperó a que la chica despertara. Puso en orden sus pensamientos y como iba a decirle lo que sabía. Finalmente Eliza despertó.

    —Parece que al fin despiertas—dijo Redel casi burlándose, con una sonrisa en el rostro.

    — ¿Eh?—Eliza respondió algo confundida, todavía estaba medio dormida y no escucho bien la frase.

    —Muy bien es hora de otra de mis lecciones, esta vez de entrenamiento pokemon— Hablo orgulloso de sí mismo.

    — ¿Tan temprano?—Dijo la chica mientras bostezaba, no es que no quisiera escuchar otra de sus lecciones, es que apenas se despertaba y no estaba tan dispuesta en ese preciso momento.

    —Sí, y más vale que pongas atención porque esto es de suprema importancia— El enojo se le notaba, estaba a punto de compartir información que le había tomado mucho aprender y ella le contestaba así.

    —Perdón, por favor continua — la chica entonces enfocó toda su atención en Redel.

    —En fin, empezaré por la explicación. ¿Sabías que los pokemon tienen peleas en estado salvaje?—El chico la miro a los ojos fijamente esperando la respuesta de esta.

    —Bueno, supongo que sí— contesto Eliza algo nerviosa por la mirada tan profunda que le estaba dando.

    —Pues tienes razón, pero las batallas en estado salvaje son muy diferentes a las que tienen los entrenadores. Veras, en estado salvaje los pokemon pelean con dos objetivos, la de supervivencia y la de supremacía. En la primera se juegan la vida ya sea depredador o presa, si gana el depredador, tendrá el sustento que tanto le hace falta, si gana la presa, ganara su vida para luchar otro día. La de supremacía es para demostrarle a los otros cual es el mejor, suelen ser entre miembros de la misma especie y el ganador gana ventajas de reproducción, sobre el grupo si el pokemon vive en grupos o territorial si vive en solitario. Son altamente ritualistas, por lo que no suelen hacerse un daño real, se miden en sus ataques. En cambio también existe la lucha de una madre o padre por su cría en algunas especies que son grupales. Ahora bien, ¿Cuál se parece a la batalla pokemon entre entrenadores?— El tono de Redel era explicativo, como dando catedra, pero al llegar a la pregunta volvió a mirarla de la misma manera que antes.

    —Pues la de supervivencia, desde luego—dijo la chica confiada en que era la respuesta correcta.

    —Muchos dirían esa, pero se equivocarían— dijo Redel con una voz de decepcion, Eliza estaba confundida. Él continuo— Pues sí, las batallas pokemon se parecen ya sea la de supremacía o la de protección. En una pelea de un pokemon de entrenador promedio el pokemon quiere demostrar que es el más fuerte, por eso es tan vistosa pero poco efectiva. Cuando el entrenador es realmente cercano a su pokemon entonces sale el instinto protector, el cual es fuerte, al menos más que el del entrenador promedio aunque no sirve de mucho sí él pokemon no suele proteger nada en estado salvaje, carece de ese impulso. Pero la respuesta de cazador presa es aún más fuerte, ya que no se tienen contemplaciones. Es por eso algunos pokemon salvajes atacan con tanta fuerza a los pokemon de entrenadores, si se ven amenazados en situación de vida o muerte, o si por casualidad se encuentran con pokemon que normalmente son su presa. Si no actuaran igual como si fuera una pelea por superioridad—Mientras hablaba el chico mantenía una voz fuerte e intensa era obvio que estaba sumergido en lo que decía. La chica por fin entendió mucho sobre las batallas pokemon pero tenía una pregunta.

    —Entonces, ¿es imposible que un pokemon entrenado use esa fuerza de supervivencia?—La chica estaba realmente interesada, esa fuerza podría ser la clave para ser maestra pokemon.

    —Claro que no, que bueno que lo preguntas— Redel estaba complacido con esa pregunta, era justo lo que quería. Continuo— Yo tengo una manera de hacer que ese instinto salga en el momento de la pelea, por eso has visto que mis pokemon actúan con intención propia sin que tenga que dar órdenes—cuando lo dijo no pudo contener su orgullo y su emoción, estaba orgulloso de lo que había logrado.

    —Entonces enséñame—Dijo Eliza con decisión en los ojos, quería saber cómo.

    —Bueno, no es algo fácil. Tardará más de unos días, pero supongo que si te enseño sabrás como emplearlo con tus pokemon, aun cuando acabe el mes, así que vamos— hablaba como respuesta a la decisión que vio en la chica, le pareció por un momento que si confiaba su secreto a la persona correcta. Caminaron rumbo al monte entre los espinos y otros arbustos, hasta que se toparon con un inmenso árbol. Redel saco su pluma y dibujo unos ojos simples, una barriga con un punto en el centro y después unos palos que hacían de piernas.

    — ¿Vez estos dibujos que hice en el árbol? Pues tendrás que darle una señal a tus pokemon como "ataca" que servirá como orden de inicio, no ataques específicos solo una orden, después les señalaras alguno de esos puntos. Ahora viene lo complejo, recompensaras al pokemon solo si vez que se llena de ese instinto de supervivencia, Veras cuando entran en ese estado suele ser cuando se encuentran realmente cansados, además estos dibujos despiertan ese instinto, en especial los ojos, todos los pokemon tienen ojos y cuando estos miran fijamente quieren decir que están listos para atacar, por lo que el dibujo ayuda a su inconsciente a liberarse frente al estimuló. Además sirve como entrenamiento de puntería aun si no logran sacar su fuerza de supervivencia. Después deberás de gritar "¡alto!" y calmar al pokemon, esto servirá para sacarlos del "trance" en el que se encuentran— El chico dio la explicación de manera convincente, era obvio que tenía experiencia en lo que hablaba, pero las instrucciones eran más difíciles de lo que parecían, ¿Cómo sabría Eliza que estaba en ese estado?

    —Entonces empezaré con Torchic— la chica sacó a Torchic de su pokebola y este la miro. Entonces dio una orden.

    — Ataca— gritó y la pequeña criatura no sabía a donde atacar, la chica entonces señalo el dibujo y el pollo entendió. Empezó a arañar al árbol ferozmente. La chica pensó que esto era lo que esperaba, pero Redel la detuvo. El pollo siguió atacando y atacando, lanzó ascuas cuando sus piernas se cansaron, pero no fue suficiente. Eliza lo vio cansado, pero al ver al chico este le hizo una señal de que no era suficiente. Finalmente la mirada del Torchic cambio totalmente, miró a los ojos dibujados de una manera que asustó a la chica, la única manera en que pudo describirla sería… hambre. El pollo prosiguió a lanzar unos arañazos directo a los ojos dibujados. Entonces Redel dio una señal y la chica entendió.

    — ¡Alto!— grito con fuerza ella, pero el Torchic no se detuvo siguió atacando ferozmente.

    — ¡Alto!—Grito nuevamente, pero el pollo seguía atacando. Ella entonces se acercó para tratar de detenerlo, lo cual fue un grave error. El pollo empezó a atacarla a ella hasta que el chico intervino.

    — ¡Alto!—Grito el chico desde el fondo de su pecho y lo pequeña bestia lo miró. Redel regreso la mirada que solo puede ser descrita como severa. Torchic entonces pareció salir del trance y vio a su entrenadora herida, este se acercó con timidez y la miro con una cara que decía claramente arrepentimiento. La chica lo miro un poco con miedo, pero luego con comprensión. Abrazo a la pequeña criatura casi con lágrimas en los ojos y luego lloro.

    —Muy bien, acabas de arruinarlo todo—dijo Redel con voz de enojo.— Ahora tu pollo tendrá miedo de entrar en ese estado, tardaremos días, sino semanas en reprogramar ese comportamiento, ¿Cómo se te ocurre meterte con él en ese estado? ¿Qué no vez que es peligroso?— La furia del chico se notaba en cada una de sus palabras.

    — ¿Qué esperabas que hiciera?—Grito la chica aun con Torchic entre sus brazos.

    —Seguir gritando hasta que se detuviera por completo, después darle un bocadillo o una caricia para que entendiera que lo que hizo estuvo bien, ese es el punto de este entrenamiento especial, que el pokemon entre en ese estado en medio de una lucha y después detenerlo con una frase, puro condicionamiento— el chico dijo estas palabras más frustrado que enojado esta vez. La chica entonces se calmó y metió a su pokemon en su pokebola.

    —Perdón…— la chica se veía realmente arrepentida, es cierto que había sido todo su culpa, pero se aseguraría que no volvería a pasar.

    —No importa, creo que es suficiente por un día, vamos a comer algo— Redel se calmó un poco, y después señalo un lugar donde sentarse. Saco un poco de carne seca y le compartió a Eliza. Ella entonces se dio cuenta de algo.

    — Espera un segundo, en todas tus batallas ya no dices "alto" para sacar a tus pokemon de ese estado, por eso los pokemon de tus rivales quedan tan mal heridos, tú ya no los detienes ¿Por qué?—La chica había tocado un punto incómodo y lo sabía.

    —No quiero hablar de eso— dijo el chico del parche con severidad, eso era algo de lo que prefería ignorar.

    —Pues pienso que tienes responsabilidad sobre tus pokemon, prométeme que en tus batallas detendrás a tus pokemon cuando haya sido suficiente— Eliza estaba hablando muy seriamente.

    —No tengo porque hacerte caso— refunfuño Redel.

    —Hazlo—Dijo muy firmemente la chica la cual lo miro acusadoramente.

    —Está bien, lo prometo, Estas feliz— Contesto con enojo el chico.

    —Sí, lo está— dijo la chica algo aliviada.

    "¿Cómo lo hace?" Pensó Redel, tal vez le quedaba algo de alma después de todo. Su punto era fuerte, tal vez si se estaba pasando un poco con los otros entrenadores. Pero sentía que se lo merecían, eran unos novatos, todos ellos. No sabían nada de la vida, de pokemon y creían que podían vencerlo a él ni más ni menos. Lo hacía con un propósito, era para probarles que no estaban listos para batallas pokemon y en parte para restregarles su superioridad en la cara. Quería que lo reconocieran y le temieran. Tal vez así habría algo de orden…

    El resto de la comida fue en silencio. Eliza no quería probar su suerte diciendo más de lo que ya había hecho. El chico desde luego que no quería hablar, y menos de ese tema. Finalmente fue la chica la que rompió el silencio.

    —Quiero volver a intentarlo—Dijo ella con decisión en su rostro.

    — ¿Con tu pollo?— Habló el chico con un tono algo sarcástico en la voz.

    —No, quiero que descanse, esta vez será Sunkern— dijo ella convencida de sí misma

    —Entonces saca a tu pokemon y esta vez no lo arruines—Esta vez era severidad el tono en que Redel lo decía.

    —No lo hare— dijo la chica decidida en no cometer el mismo error dos veces. Saco de su pokebola a Sunkern y dio la orden.

    — ¡Ataca!—Grito con todas sus fuerzas señalando el dibujo. La semilla empezó a atacar con mordiscos una y otra vez. Finalmente quedo cansado y vio a su entrenadora, la cual le regreso una mirada que decía continua. Pasaron los minutos y la semilla casi exhausta miró a los ojos del dibujo. Esta vez la mirada de Sunkern cambió radicalmente a una de… miedo. Entonces dirigiéndose directamente al árbol empezó a cantar una dulce tonada, y repentinamente mordió con ferocidad una de las extremidades pintadas. La chica miró a Redel y este dio una señal de hacerlo.

    — ¡Alto!—Gritó la chica, una vez, luego otra, y otra. Hasta que finalmente la semilla se detuvo casi por completo. Ella se acercó con cautela. Al verla, la cara de Sunkern cambio a una más amable, la chica le dio una caricia y lo devolvió a su pokebola.

    —Esta vez, ¿Cómo lo hice?—dijo la chica segura de sí misma.

    —Sorprendentemente bien…— contestó Redel algo sorprendido. Lo había comprendido a la segunda vez, y después de una experiencia tan traumática. Era simplemente fantástico, él mismo tardó varias veces en perfeccionar la técnica y ella lo había comprendido muy fácilmente. Tal vez era por la excelente guía que le estaba dando o por lo menos eso es lo que le gustaba pensar.

    —Ahora, esto lo tienes que hacer varias veces al día, hasta que los pokemon se acostumbren a ese estado— siguió el chico todavía pensativo. A la chica le gusto esa respuesta.

    Después de esto los dos caminaron hasta el campamento en el cual se estaban quedando y prendieron otra vez la fogata.

    —Has tenido un gran avance hoy Eliza, pero aún falta mucho por aprender— dijo Redel mirándola fijamente.

    —Si eso lo sé— la chica hablo de manera confiada como aceptando el reto.

    Cenaron algo de sopa y después Redel le sugirió a la chica que continuara leyendo el libro, lo cual ella hizo. Cuando el sol se ocultó el chico se acostó en su cobija y se dispuso a dormir. La chica vio sus heridas, las que Torchic le había hecho, saco algo de alcohol y unas gasas, y se las limpió. Esta clase de entrenamiento era algo peligroso, pero si le daba resultados lo valía. Finalmente también se acostó en su sleeping y quedo dormida.
     
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    fenixhunter

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    Palabras:
    1197
    Parte X

    El sol se elevaba en el horizonte y Eliza fue la primera en despertarse. Pero ella no se sentía nada bien. Aun así decidió leer la última parte del libro de estrategias. Finalmente despertó Redel. Saco unas barras energéticas del bolsillo, le ofreció a la chica, pero esta lo rechazo de inmediato. No pensando mal el muchacho, comió la barra y dijo:

    —Muy bien Eliza, es hora de hablar de otro punto importante en el entrenamiento, papeles en el equipo— el chico parecía emocionado y no notó la cara algo decaída en la chica.

    —Pues según leí en el libro existen varios papeles de equipo, defensores físicos, defensores especiales, atacantes físicos, atacantes especiales, molestosos y contra atacantes—la chica sonaba cansada pero trataba de dar una buena respuesta.

    —Bien dicho, y tu equipo ¿qué composición quieres que tenga?— Preguntó con emoción, aunque esta vez notando algo de desaliento en la chica.

    —Pues, no sé, dos atacantes físicos, dos atacantes especiales y las dos defensas básicas… no me agradan los molestosos y no creo saber utilizar contratacantes aun—La chica consiguió, con todas sus fuerzas, pensar y decir una buena respuesta.

    —Perfecto, entonces vamos a la tienda, ya que hay mucho que hacer— Dijo el chico lleno de emoción. Después se puso de pie y empezó a recoger todo, la chica hizo lo mismo con algo de esfuerzo y se fueron caminando. Eliza se fue quedando atrás.

    —¿Te sientes bien Eliza?, podríamos detenernos a descansar—Dijo el muchacho algo preocupado al verla tan cansada y al ver que se estaba quedando atrás.

    —No, estoy bien, en serio—La chica mentía, pero esperaba que todo eso mejorara.

    —Ok, entonces sigamos ¿Te parece?—Redel noto que algo no andaba bien, pero decidió no intervenir. Redujo su velocidad para caminar junto a la chica y no dejarla atrás. Pasaron las horas y finalmente llegaron a la ciudad más próxima Ciudad Montechico. Las callejas estaban viejas y algo gastadas, pero realmente limpias. Las personas miraban a todas partes y nadie parecía notarlos. Se detuvieron cerca de un edificio que decía "Tienda Pokemon". La chica iba a entrar pero Redel la detuvo.

    —No es aquí, este lugar es solo para engañar a los entrenadores inexpertos. Si quieres buena mercancía, tienes que buscar otras fuentes…— El chico siguió caminando y Eliza hizo lo mismo, hasta que llegaron a un edificio que simplemente se llamaba "Larry's". El muchacho le dio una señal y entraron. Por dentro no había mucho que le hiciera pensar a la chica que era una tienda. No había estantes solo unos carteles viejos pegados en las paredes y un mostrador. Detrás de él estaba un señor tatuado, de unos cincuenta años y con cara de pocos amigos. Pero la cara cambio a una sonrisa al ver al chico.

    —¡Redel! ¿Cómo te encuentras? Veo que vienes acompañado esta vez ¿Trajiste el pedido?— El señor le dijo con una voz alegre y cordial.

    —Pues sí, aquí estoy Larry y si traigo tu pedido, diez Cacturnes de los más fuertes que hay— Sacó de su bolso diez pokebolas y las puso en el mostrador. La chica estaba confundida, ¿le estaba vendiendo los pokemon que la habían atacado?

    —¿Cacturnes? ¿Qué estás loco? No voy a poder vender eso, ni lo creas— Larry parecía enojado, pero no era así. Estaba tratando de negociar el precio. Redel ya se sabía este pequeño juego.

    —Bueno, si tú no los quieres puedo ir directo con los entrenadores en la net y a ver que consigo a cambio— el chico sonrió, sabía lo que hacía, conocía el valor de los pokemon que tenía. La chica seguía confundida por toda esa conversación.

    —Muy bien chico listo, 5000 pokeyenes por cada uno y nada más— El señor no se veía contento pero sabía que era un buen negocio, podría sacar una ganancia de una tercera parte de su inversión. La chica pensó "¿Con qué así es como se gana la vida Redel?".

    —Preferiría que me pagaras en especia esta vez, ¿Ok?—El chico tenía los ojos iluminados.

    —Esto me va a costar ¿verdad?— Dijo Larry casi refunfuñando.

    —No mucho, necesito cuarenta carburantes, veinte calcios, veinte proteínas, veinte ps más, diez zinc y diez hierros. Además cuatro franjas recias, dos brazales recios, dos lentes recios, dos pesas recias, un cinto recio y una banda recia todos ellos usados, desde luego. Diez pokébolas, diez ultra bolas, unas diez sopas en sobre en especial la de verduras, diez barras energéticas y dos piezas de carne seca grande.— Redel habló con toda naturalidad como si fuera un experto sobre lo que estaba diciendo. Eliza estaba abrumada, eran demasiadas cosas y no sabía para que tantas.

    —¿Me estas tomando el pelo muchacho? Con todo eso tendrías que pagarme 15,000 extras— Dijo el Larry, haciendo cuentas rápidas debían ser al menos 60,000 pokeyenes y desde luego quería ganancias.

    —Sera como tú digas Larry, te pagaré la diferencia— Dijo el chico tranquilamente, tenía mucho en sus ahorros podría pagar esta vez. Los víveres le durarían una semana o dos y los otros objetos eran necesarios para el entrenamiento de los pokemon de Eliza.

    —Entonces haré la transferencia de inmediato— Redel saco un aparato de su bolsillo y tecleo unos números en la pantalla.

    —Ya recibí el depósito, fue un placer hacer negocios contigo Redel, señorita— Larry se encontraba excepcionalmente feliz, le había sacado al chico al menos entre 3,000 a 5,000 pokeyenes más de lo esperado. Seguro que el muchacho lo sabía pero también necesitaba esas cosas. Le entregó una bolsa bastante llena. El chico no quería desconfiar, pero hizo un conteo rápido de las cosas y al parecer no faltaba nada

    —Adios, Larry te veré en unos días para otro "negocio"— Redel lo dijo con una sonrisa en el rostro, pero un poco decepcionado por dentro. El viejo le había hecho una mala jugada, se la cobraría en otra ocasión. En esos momentos lo que quería era empezar con la explicación y la lección de ese día. Eliza y él salieron del lugar y caminaron un poco hasta una plaza. Se sentaron en una banca y el chico empezó la explicación.

    —Eliza, ¿sabes que es lo que compré?— el chico quería empezar por llamar su atención.

    —Pues unas pokebolas, algunos viveres, unas cosas raras y unos recios… o algo así— de repente Eliza se sentía muy cansada y adolorida. No pensaba con claridad.

    —Sí eran unas vitaminas, como el hierro y el calcio son para incrementar la salud y las capacidades de tus pokemon, lástima que su cuerpo solo acepta diez de ellos y después ya no incrementa nada. Los objetos recios son también para incrementar sus habilidades, tienen pesos y energías que se ajustan según el peso y medidas del pokemon, gracias a esto pueden hacer su trabajo. Solo deben llevarlos puestos dos de ellos, uno un mes cada uno y quitárselos en batallas contra gimnasios u otras de importancia y sus resultados son incuestionables y…—El chico estaba tan enfrascado en la explicación que no notaba que la chica tenía la mirada perdida, hasta el final.

    —Eliza, ¿Te sientes bien? ¡Eliza!— Grito Redel al notar que la chica parecía ida, trato de moverla pero era inútil, se había desmallado…
     
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    Parte XI

    Redel no sabía que hacer así que llamó de inmediato a una ambulancia. Durante unos minutos, mientras esperaba, se puso a examinar los síntomas. Al parecer la chica tenía una respiración y ritmo cardiaco irregular. También sudaba en exceso y era pegajoso. Tal vez era un envenenamiento, el simplemente no conocía las causas. Solamente la colocó en el suelo, en posición horizontal y esperó. Finalmente llego una ambulancia.

    —¿Qué le paso?—Preguntó un sujeto vestido como paramédico.

    —Pues no sé, solo se desmayó. Tienen respiración irregular y también ritmo cardiaco rápido.—el chico estaba nervioso, no era la primera vez que había tratado con alguien en una ambulancia, pero igual que la otra ocasión estaba inmovilizado por el miedo. El sujeto del vehículo la examinó rápidamente y dijo.

    —Está en shock, llevémosla a urgencias de inmediato— dijo el sujeto. Redel los acompañó. En los minutos que tardaron en llegar le hicieron RCP y colocaron sus pies arriba. La chica no despertaba. La ambulancia llegó finalmente al hospital y la bajaron en una camilla. Adentro era un lugar relativamente grande y con pasillos largos, todo blanco pero con unas pinturas colgadas que rompían con la monotonía. Llegando a la sala de urgencias los recibió una doctora. Su cabello era rubio y sus ojos eran azules, se veía relativamente joven, de unos treinta a treinta y cinco años.

    —Mi nombre es la doctora Angélica Rodríguez, yo atenderé a la paciente, veo que está acompañada ¿Es usted su pareja?—Preguntó la doctora tranquilamente mientras miraba al muchacho tuerto directamente.

    —No, solo soy su acompañante en su viaje para la liga— Respondió Redel, no estaba mintiendo, era común que los viajeros para la liga se agruparan en más de uno en vez de ir en solitario, así que, aunque la realidad era más complicada, podría referirse a ella en esa manera.

    —Está en shock, necesita atención inmediata— Dijo fuertemente el paramédico. Mientras decía esto subió a la chica a la cama de hospital. La doctora presionó unos botones y saco el pokedex de la chica. Gracias a esto en una pantalla junto a la cama se mostraban los signos vitales y su nombre. Después presionó otros montones en una tableta que tenía entre su mano.

    —Así que la chica fue atacada por unos Cacturnes hace unos días, dime "acompañante" ¿Se tomó sus antibióticos como le recomendaron?— dijo Angélica mirando directamente al joven. Este se encontraba estupefacto no la vio tomarse pastillas, ni una sola vez. Así que debía tratarse de una infección.

    — No, no lo hizo— El chico estaba furioso consigo mismo, como había olvidado algo tan simple. Ahora estaba ahí en el hospital, por algo tan simple.

    —Estos entrenadores, se creen dueños del mundo, tan… alejados de la realidad. En serio, cuantos entrenadores tendré que tratar este mes…—La doctora estaba frustrada, esto se había podido evitar tan fácilmente. Las enfermeras trajeron unas bolsas y le colocaron una intravenosa. También le colocaron un respirador artificial.

    —¿Se encontrará bien?—Dijo Redel consternado, ya había estado en esta situación antes y ésta en particular no parecía estar bien.

    —Pues… no depende de mí, ya se le están administrando antibióticos fuertes, ahora depende de ella…— La doctora parecía tratar de calmarlo pero a la vez sabía que esto no era correcto. Justo terminó de decir la frase, se puso roja la pantalla con un enorme "Alerta Roja". Angélica tomo su tableta, su mirada era de terror.

    — Tiene que irse de esta zona ahora— Le informó a Redel. Otros doctores se acercaron a la chica y cerraron la cortina. Entonces el chico aun trastornado fue guiado a la sala de espera por una enfermera. La sala de espera estaba bien iluminada, tenía un televisor y múltiples asientos. Había mucha gente ahí esperando noticias de sus seres queridos, pero el muchacho estaba absorto en si mismo.

    Redel tenía recuerdos que le atormentaban. Otra vez había pasado. Otra vez estaba impotente ante la situación. Odiaba ese sentimiento, él siempre quería estar en control y estas ocasiones le recordaban que era imposible. La rabia lo invadía, un error, solo un error. Tan simple, tan trágico. Un pensamiento repentinamente le llego a la cabeza. "Y si se moría". Su mente se detuvo en seco, otra muerte de alguien cercano. Claro que apenas la conocía, pero de alguna manera se sentía cercano a ella. Además que era responsable de ella. No quería pensar en lo que le haría el padre de Eliza. "Por favor Eliza, sobrevive".

    En la sala de urgencias se escuchó un beep. Los signos vitales no mentían, Eliza había muerto…
     
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    Palabras:
    3024
    Parte XII

    "¿En dónde estoy?" Pensaba Eliza mientras miraba hacia abajo. Lo que vio era un espectáculo extraño. Un montón de personas con batas, ropa azul y verde rodeando a alguien. Parecían muy agitados y la persona en el centro, era una muchacha. Era ella. Esto la llenó de terror. "¿Cómo podría ser?" Pensó en ese instante. Estaba fuera de su cuerpo o al menos eso parecía. "¿Sera acaso un sueño?" sus pensamientos se volvían cada vez menos claros. Entonces se sintió atraída hacia un túnel negro con una luz al final. Fue acercándose más y más hacia esa brillante iluminación. Conforme se acercaba una sensación de paz la llenaba. Finalmente llegó hasta el final del túnel. Era una vista hermosa, jardines perfectos y castillos de cristal, ríos de agua cristalina recorrían el lugar, Pidgeys brillantes volando en él cielo y toda clase de pokemon terrestres jugueteando en el césped. Unas sombras se acercaron hasta que finalmente tomaron la forma de una anciana y lo que parecía ser un niño como de diez años. Ella no reconocía al niño, pero la otra era su abuela.

    —Abuela, ¿Eres tú?—Preguntó la chica, algo confundida. ¿Estaba en el más allá?

    —Sí, soy yo mi hijita. Veo que has crecido, eso me hace muy feliz—La anciana parecía muy apacible y su voz era cálida y envolvente.

    —Tu alzheimer, se ha ido— Las sorpresas parecían no terminar en ese lugar.

    —Aquí no hay dolor ni enfermedad mi hijita, es un lugar de paz y amor—La abuela parecía feliz mientras hablaba.

    —Tengo tantas preguntas, ¿Cómo llegue aquí? ¿Acaso estoy muerta? ¿Tú nos miras desde aquí o solo nos esperas?— La chica estaba entusiasmada quería saber todo sobre ese lugar.

    —Lo siento mi hijita pero me temó que ya es hora de que te vayas, aun no te ha llegado la hora— La viejecita parecía un poco triste pero a la vez aliviada de que su nieta aún no pertenecía a ese lugar.

    —Tan rápido, no quiero dejar este lugar es tan hermoso y tan pacifico— Estaba algo decepcionada, quería saber más pero si no le quedaba más tiempo lo aprovecharía. Se acercó a su abuela y le dio un fuerte abrazo.

    —Adiós mi hijita— Se despidió la abuela con lágrimas en los ojos.

    —Adiós abuelita— Le dijo su nieta pero esta vez más tranquila. El niño que había estado callado todo ese tiempo se le acercó.

    —Antes de que te vayas quiero que le des un mensaje a mi amigo, el que te acompaña— El niño la miró fijamente con toda la seriedad que podía expresar.

    —Está bien pequeñín ¿Qué quieres que le diga?— Eliza lo miró directo a los ojos esperando la petición.

    — Dile: "Rei no fue tu culpa, deja ya el pasado atrás"— Mientras hablaba la voz del chico parecía de gran importancia.

    —Se lo diré, no te preocupes— La chica puso una cara de determinación y al chico se le iluminaron los ojos y sonrió de oreja a oreja.

    Una fuerza extraña la volvió a atrapar, esta vez la llevo en sentido inverso, de la luz al túnel y de ahí a hasta la habitación. Todo se puso negro otra vez…

    Redel seguía en la sala de espera, odiaba estar ahí pero sabía que nada podía hacer. Entonces una figura femenina entró en la sala. Era la doctora de Eliza.

    —¿Cómo está Eliza?— Preguntó angustiado el muchacho.

    —La perdimos durante algunos minutos, pero ahora está estable. No voy a mentirle, tiene daños severos en los órganos. Está muy grave, podría volver a morir en cualquier momento— La doctora habló con una frialdad casi hiriente.

    —¿Qué se puede hacer?— Volvió a preguntar Redel más angustiado esta vez, la respuesta era de vida o muerte.

    —Pues hay una alternativa pero es algo arriesgada. Se trata de una maquina parecida a la que cura a los pokemon en los centros pokemon. Se cambia el campo electromagnético del cuerpo humano a uno parecido al de un pokemon y después se le ponen los rayos que normalmente regeneran y desintoxican a la criatura, pero esta vez en un ser humano. Solo funciona si el daño en los órganos es reciente y su tasa de mortalidad es del cincuenta por ciento. Pero si vamos a hacerlo más vale que sea rápido. Necesito su autorización como acompañante ya que los padres no están presentes—El sentido de urgencia en lo que decía era alarmante así que Redel le puso mucha atención. El cincuenta por ciento de mortalidad sonaba muy poco alentador, pero no había alternativa. La doctora le acerco una tableta y el muchacho la firmó.

    —La llevaremos a la sala de tratamiento de inmediato— Angélica se alejó rumbo a la sala de urgencias y después trasladaron a Eliza hasta un cuarto. Dentro había toda clase de pantallas y algo que parecía una cama con amarraderas. Colocaron a la chica en la cama y la amarraron con fuerza. La doctora movió algunas palancas, presiono unos botones y la maquina empezó a funcionar. El ruido hizo despertar a Eliza. La muchacha empezó a sentir un escalofrío por todo el cuerpo que en seguida se convirtió en calor y después en ardor. Un ardor como nunca había sentido en la vida. Lo peor es que lo sentía por dentro, también todos sus órganos se sentían en llamas y toda su musculatura se tensaba y se relajaba en un ciclo tras otro. La chica gritó con tal fuerza que Redel la escucho desde la sala de espera, identifico de inmediato la voz. Entonces todo terminó. Eliza se sentía exhausta y se quedó dormida. Angélica se sintió aliviada al ver que sobrevivió al tratamiento. Se la llevaron hasta una pequeña habitación, en una especie de cama con un monitor, También tenía unos cuadros, un televisor, un baño, y un sofá. No parecía un lugar muy lujoso pero si practico. La doctora llevó a Redel con la chica a esa habitación.

    —Esta habitación, junto a los tratamientos están cubiertos por el seguro de entrenador pokemon. Si habrá algunos cargos, pero estos serán puestos en la cuenta de entrenador y se cubrirán en cuanto venza otros entrenadores. Ahora la paciente debe descansar, no sabremos si el tratamiento ha tenido éxito hasta que pasen veinticuatro horas—La voz de Angélica era tranquila pero a la vez severa.

    —Muchas gracias doctora—Dijo el muchacho mientras miraba fijamente a la chica. Mientras esta dormía le pareció volver a vivir esa experiencia. Solo que esta vez no había quimioterapia. Esos recuerdos le traían algo de seguridad, pero también de tristeza. Era algo tarde así que Redel se acurrucó en el sofá y se dispuso a dormir.

    Al día siguiente despertó el chico y se metió a la ducha. Hacía ya varios días que no se bañaba, y mucho menos en una regadera. Pensó en si no sería mucho abuso usar las comodidades del hospital, pero de todas maneras ya era muy tarde. Se cambió de ropa a su otro par de pantalones y camiseta. Se puso de nuevo la gabardina y el sombrero, y desde luego su parche. Como le molestaba el haber perdido la vista en ese ojo y más de esa forma tan estúpida. Finalmente salió del baño. Eliza seguía dormida, no sabía cuándo despertaría. Prendió el televisor, él no era adepto al aparato pero era mejor que no hacer nada. Había varios programas que a él no le interesaban, hasta que dio con las noticias. Al parecer el "Grupo X" había vuelto a las andadas. Esto le enfureció en sobremanera, todos sus esfuerzos habían sido en vano. Los de él y los de la liga. "Esos mal vivientes, ¿Cómo no escarmientan?" Pensó Redel con ira. Apagó el televisor.

    Eliza finalmente despertó. Sus parpados pesaban pero con algo de esfuerzo recobro la consciencia.

    —¿Dónde estoy?—Preguntó ella algo desorientada.

    —En el hospital, ¿En dónde más?— Contestó el chico algo sarcástico

    —¿Porqué? Lo último que recuerdo es que estábamos en el parque y después…—La chica trataba de hacer memoria y fue interrumpida.

    —Pues por no tomar tus medicamentos, los que te dieron en el centro pokemon. Estuviste inconsciente todo este tiempo. Es más la doctora dijo que estuviste muerta en algún punto. Después te dieron un "Tratamiento experimental" del que tienes suerte de sobrevivir— El muchacho sonó muy serio en especial al mencionar lo del tratamiento.

    —Eso lo explicaría todo…— dijo Eliza algo pensativa como hablando para sí misma.

    —¿Explicar qué?— Preguntó Redel algo confundido.

    —Pues mientras estuve inconsciente tuve una visión, en el que visite un hermoso lugar, después de pasar un túnel con una luz al final. Inclusive vi a mi abuelita que lleva años de haber muerto…—Estaba sumamente emocionada se le notaba la ilusión en los ojos.

    —Debió ser un sueño, no se puede hablar con los muertos— El chico estaba casi burlándose. El no creía en el "más allá" y en esa clase de cosas. Ignorándolo la chica continuó.

    —También había un niño, me dijo que te dijera "Rei no fue tu culpa, deja atrás el pasado"— La muchacha estaba segura de lo que había visto y esto le serviría de prueba. A Redel le cambió la cara de inmediato. "No puede ser" Pensó muy en su interior. Nadie lo había llamado así en años y ella no tenía manera de saberlo. Saco algo de su bolsillo, una foto y se la mostró a la chica.

    —Sí, era él, nada más que sin anteojos— señalo a un niño de entre los tres que aparecían en la foto. Eran dos niños y una niña en verdad. Para el muchacho no era prueba definitiva, podría haber sido suerte, pero no podía dejar de pensar en él.

    —Isaac…—Dijo en voz baja Redel. Sus pensamientos regresaron a ese trágico día. Recientemente habían empezado a ser entrenadores ellos dos. Se estaban enfrentando a unos maleantes en una batalla pokemon. El uso a su Squirtle y a su Eevee, su amigo a su Charmander. La pelea había sido dura. Squirtle usaba su chorro de agua con fuerza contra un Machop, pero este le dio unos golpes que lo dejaron derrotado en el suelo. Isaac usaba a su Charmander el cual no dejaba de usar ascuas contra un Scyther, pero a pesar de la debilidad de este al fuego, era más fuerte y las cuchilladas de esté fueron tan intensas que la pequeña lagartija de cola en llamas quedo derrotada también. Redel sacó a su Eevee pero este no era rival contra un tipo luchador como ese lagarto humanoide, quedo rendido de unos pocos golpes. Ellos querían a sus pokemon como "recompensa". Pertenecían a una banda que después se haría llamar "Grupo X". Al obtener una repuesta negativa de parte de los chicos, usaron a sus pokemon para infringirles heridas graves. La horrible navaja en las patas delanteras del insecto verde gigante se sentían como un terrible ardor en el cuerpo de Redel. En cambio su amigo fue mallugado por el Machop, quien después lo arrojo a un lado. Los oficiales llegaron y esos malhechores huyeron. Redel se acercó a su amigo, esté no respondía, no respiraba. Su cuerpo yacía ahí, inmóvil. Las lágrimas corrían por el rostro del otro chico. En ese momento decidió que tenía que ser el más fuerte, el mejor. Todo este recuerdo lo envolvió por varios minutos. Eliza se preocupó. La cara de Redel, la palidez de su rostro, el sudor frío en su cuerpo. Estaba en una especie de trance. Al principio la chica pensó en dejarlo así y ver si reaccionaba, pero al pasar los minutos decidió cambiar de estrategia.

    —Así que… ¿De qué me hablabas antes de perder el conocimiento en el parque? No tengo la memoria muy buena en ese respecto— La cara de Eliza tenía una enorme sonrisa, algo inocente pero suficiente para sacar del "trance" al chico, al menos un poco.

    — Ah, lo del parque. Pues lo que compré son vitaminas para tus pokemon, los que tienes y los que vas a capturar. También compré unos objetos recios que sirven para aumentar las capacidades de tus pokemon. Unas para aumentar la velocidad de tus atacantes, otras para su fuerza, otros para la resistencia y para su defensa. Luego te diré cual es para cual. La deberán llevar en sus entrenamientos y en todo momento durante un mes cada uno, menos en batallas de la liga y otras importantes ya que les bajan velocidad y créeme requerirás eso en esas peleas— El chico estaba todavía medio ido pero al menos su mente ya estaba en otro lugar, lejos de los malos recuerdos.

    —¿Deberán llevar todos los objetos recios en todos mis pokemon?— Pregunto con curiosidad autentica la chica. Además que prefería esto a verlo otra vez enfrascado en sí mismo como lo había visto antes.

    —No eso haría que su cuerpo no aceptara el esfuerzo. Deberás usar los de resistencia y defensa, ya sea física o especial, según el papel que cumplen en el equipo. Así también tus atacantes físicos y especiales deberán usar el de velocidad y el de ataque o ataque especial ya que esto es lo que necesitan para triunfar— El muchacho contestó de buena manera tratando de ser lo más informativo posible. A la chica le gusto verlo ya más parecido al Redel que ella conocía.

    —Ah ok, luego me dices cual es para cual— La muchacha lo dijo con algo de emoción pero a la vez de molestia, tener que aprenderse cual era para cual y esas cosas no era algo demasiado entusiasmaste.

    —Sí, desde luego— Dijo el chico, pensando en cómo hacerle recordar a ella los objetos. Después hubo un largo silencio, esta vez interrumpido por Redel.

    —Deberíamos hablarle a tus padres, digo casi mueres— El muchacho parecía realmente consternado.

    —¡No!... digo, para que molestarlos, ya me siento mejor, es más deberíamos irnos— Dijo la chica algo nerviosa, no quería preocupar a sus padres, ni tampoco darle armas a su papá con lo "peligroso" que era ser un entrenador pokemon y menos cuando había sido por un simple olvido.

    —No podemos irnos, estas bajo observación, no sabrán si el tratamiento funciono hasta después de veinticuatro horas, no podemos abandonar la habitación— Dijo Redel con total seriedad.

    —Está bien, esperaremos…— La chica no parecía gustarle la idea pero tendría que seguirla. Era su salud después de todo. En eso llegó la enfermera y trajo algo de comida para la paciente. Esta agradeció y se lo comió todo. Redel en cambio solo saco una barra energética y se la engullo.

    —¿Y si vemos televisión?— Preguntó Eliza al ver que el chico no hablaba mucho. Este último asintió con la cabeza. Vieron varias películas y también unas repeticiones del campeonato pokemon pasado, el cual según Redel hubiera sido juego de niños si él hubiera participado. La chica le preguntó por qué no lo había hecho, pero no obtuvo respuesta. Finalmente llegó la doctora.

    —Vaya veo que has despertado, soy la doctora Angélica Rodríguez a su servicio, si no te molesta tomaremos tus datos— La doctora dijo cordialmente, y se puso a presionar su tableta. Después presionó unos botones en la cama y esta se puso en posición horizontal y se vio como si una luz atravesara el colchón hasta llegar a la chica. En la pantalla se mostró una imagen de Eliza pero mostrando sus órganos internos en tiempo real. La doctora entonces presionó la pantalla y se desplegaron varios menús. Revisándolos la doctora miró con total seriedad a la chica.

    —¿Tengo algo mal doctora?— Preguntó Eliza sumamente preocupada.

    —Para nada, no solo el tratamiento no la mató, la regeneró en un noventa por ciento del daño causado. Eso es casi milagroso— La doctora aun no podía creérselo.

    —¿Pero cómo es posible?, si hace solo un día estaba al borde de la muerte— Preguntó el muchacho algo confundido, las personas no mejoran tan rápido.

    —Pues es posible que la chica sea psíquica, por eso la máquina tuvo tal efecto en ella— La doctora contestó algo pensativa.

    —Pero yo no soy psíquica, no puedo mover cosas con la mente ni leer los pensamientos, ni mucho menos ver el futuro— La chica estaba algo confundida, ella obviamente no pensaba en ella de esa manera.

    —Esas no son todas las clases de psíquica que hay, tu bien podrías ser las que llamamos "Suertudas", las probabilidades están a tu favor la mayoría de las veces— Contesto la doctora en tono amable.

    —¿Suertuda?¿Ella? Pero si la atacaron un montón de Cacturnes salvajes, y la infección casi la mata— Redel se había conocido a psíquicos antes, pero esto de "suertudos" no sonaba lógico.

    —Pero sobrevivió al ataque, una probabilidad de una en tres, también lo de la infección, se encontraba en uno de los tres hospitales en toda la región que tienen la máquina del tratamiento que la salvó— La doctora contesto severamente.

    —En todo caso, solo tendrás que quedarte unos tres días más en observación y después se podrá retirar— Dijo Angélica esta vez ya más tranquila y cordial.

    —Ah, está bien doctora— Eliza seguía confundida con lo de ser psíquica. La doctora se retiró. Redel en cambio pensó en algo, si la chica era psíquica necesitaba un pokemon de ese tipo.

    —Eliza, creo que ya se cual será tu defensa física— Le dijo el chico con una leve sonrisa en el rostro.

    —¿Cuál?— preguntó la chica algo emocionada

    —Te lo diré cuando salgas del hospital—Le contestó casi burlándose.

    Los días pasaron lentamente tanto para Redel como para Eliza. Hablaban solamente sobre lo que venía en el libro de pokemon, sobre las estrategias y esas cosas. Finalmente llegaron al día de salida. Era una hermosa mañana con butterfrees revoloteando, y uno que otro pidgey comiendo semillas en el suelo. La chica miró fijamente al muchacho del parche.

    —Entonces… ¿Estos días no cuentan en lo del mes verdad?—La muchacha hizo la voz más tierna y convincente que pudo al hacer la pregunta.

    —¿Bromeas? Claro que cuentan, mientras más rápido me deshaga de ti mejor—Redel lo dijo con un tono burlón y sonriendo.

    —¡Redel!— Le contestó la chica algo frustrada.

    Ambos se dispusieron a caminar, saliendo así de la ciudad.
     
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    fenixhunter

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    Parte XIII

    Era de mañana Redel y Eliza caminaban por la vereda viendo pasar a diversas personas. Durante el camino el muchacho se mantuvo callado, muy a pesar de la chica. Entonces llegaron a un cuerpo de agua en el cual saltaban unos Magikarp y resplandecían unos Goldeen. Cerca había unos sujetos vestidos de verde que tenían unos Raichu a su alrededor. Había un letrero que decía "Presa la Garra".

    —Así que me trajiste a la presa a capturar un pokemon, yo pensé que sería algo más impresionante, ¿Qué hay aquí para capturar Magikarps?— La chica se mostraba molesta ya había estado allí en vacaciones anteriormente, no sabía que podría haber ahí que fuera merecedor de ser capturado.

    —Oye, no menosprecies a los Magikarp ellos son la razón por la cual hay guardias con Raichus por todo el lugar—Redel parecía burlarse pero hablaba en serio, Gyarados era una amenaza latente en ese sitio.

    —Entonces un Magikarp será— Eliza se preparó para ir al agua pero el chico la detuvo.

    —No, lo que vas a atrapar aquí es algo más poderoso, algo que te dará gusto entrenar, pero primero vamos a tener que ir a otra parte de este lugar— El chico saco una pokebola de su cinturón, de ella salió una tortuga gigante. La chica se sorprendió de ver un Blastoise en tan buena forma, al parecer en algún punto Redel había pertenecido a la liga o conocía el lugar en donde atrapar Squirtles salvajes. En todo caso Eliza se paralizó por unos segundos.

    —Nos llevara en su lomo hasta el otro lado del lago, anda sube, te aseguro que no muerde— El muchacho se subió a la tortuga y poco después la chica hizo lo mismo. Blastoise entonces empezó a nadar como si no tuviera el peso extra que llevaba. La muchacha se encontraba emocionada, nunca antes se había subido en un pokemon y debía admitir que le gustaba. Finalmente llegaron a una parte que parecía un edificio abandonado, justo al lado del lago, era una vista aterradora y desde fuera se podían ver Zubats y Venomoths que al parecer esperaban a que el sol se ocultara para salir volando por las ventanas rotas. Ambos chicos se bajaron con cuidado de no mojarse mucho, el chico devolvió a la tortuga a su pokebola.

    —Ya llegamos a donde quería traerte, el antiguo criadero abandonado. Veras hace años hubo un proyecto del gobierno de criar aquí a un pokemon muy especial cuya cola es muy valiosa. Lastimosamente el proyecto termino siendo poco rentable y abandonaron las instalaciones, además de liberar a las criaturas aquí criadas y una de ellas será la afortunada que vas a entrenar. Sabes que especie estoy hablando, ¿Verdad?—En el rostro del chico se dibujó una siniestra sonrisa.

    —No, no puede ser, quieres que entrene un ¡SLOWPOKE!— La chica sentía una combinación de frustración e ira. Una de esas reptantes criaturas rosadas se acercó a ella. Eliza la miró a los ojos, era una criatura fea, con mirada completamente ausente, no había signos de poder, inteligencia, habilidad o característica rescatable en ese pobre ser. Hasta el momento no había dudado de la sabiduría de Redel, pero entrenar a una de esas cosas… ¿Se había vuelto loco? ¿O era acaso una broma?

    —Sip, un Slowpoke. De hecho un Slowbro, te ayudaré a evolucionarlo con uno de mis Shellder cuando esté listo— El chico estaba completamente complacido y su respuesta lo respaldaba.

    —¿Esperas que entrene a una de esas cosas? Solo míralas ahí reptando al borde del lago, con su mirada perdida, que característica podrían tener para ser valiosas en mi equipo—Eliza estaba enfadada y se le notaba.

    —Pues necesitas algo que sirva como tu defensa física, además es psíquico, uno de los tipos recomendados por el libro, así que te recomiendo empezar a capturar, ya que no querrás que nos anochezca aquí. Pero ten cuidado estas criaturas son más fuertes de lo que aparentan— El chico trataba de sonar convincente además era sincero en lo que respectaba a la advertencia. Sacó de su bolsa las diez pokebolas y se las entregó Eliza.

    —¿Fuertes? ¿Bromeas? Atraparé a diez de ellas en menos de una hora, ya verás—La chica se sentía completamente segura en lo que decía. Se aproximó a la criatura más cercana y la miró de manera retadora. La criatura pareció no reaccionar, simplemente miraba al vacío en su dirección. La chica eligió con cuidado una pokebola de su cinturón. De ella salió una semilla con rostro.

    —Ahora Sunkern, absorber—La voz de la chica estaba llena de decisión. Entonces la semilla mordió a la criatura rosada la cual dio un pequeño grito ahogado, para después volver a su "trance". Después el Slowpoke miro fijamente a la semilla, la cual emitió un grito que sonaba desgarrador. Pero ningún signo de movimiento en la criatura rosada pero el Sunkern se golpeó contra el piso con todas sus fuerzas, estaba confundido. Eliza miró con desesperación y frustración al ver que la otra criatura había atacado con poderes mentales a su semilla. Tenía que hacer algo, así que cambió a Torchic. Slowpoke bostezo, lo cual hizo que el pequeño pollo empezara a quedarse dormido y justo cuando menos se lo esperaba un chorro de agua le pegó directamente en la cara, dejándolo derrotado. La chica echaba humos, estaba histérica, esa criatura la estaba derrotando. Era verdad eso de que era fuerte, pero de una manera que ella nunca había imaginado, ese monstruo hacia que jugaras de acuerdo a sus reglas. A pesar de su apariencia de estupidez, detrás de ella se encontraba con una criatura que se metía en la mente de su oponente, tanto metafórica como literalmente. No extrañaba que su evolución fuera psíquica, su preevolución era sumamente desesperante. La chica decidió volver a intentar con Sunkern. Le dio la orden y esta atacó con fuerza al Slowpoke. Este se veía cansado, y entonces, justo cuando iba a probar suerte con su pokebola, la criatura cambio su mirada a una de relajamiento absoluto y así recupero todas sus fuerzas. Eliza entonces se dio una palmada en la cara por la desesperación.

    —¡Usa absorber, ahora Sunkern!— Gritó con fuerza la chica en parte por la desesperación en parte porque quería terminar con ese sufrimiento lo más rápido que pudiera. La semilla dio una mordida con fuerza a la otra bestia. La cual gimió nuevamente. Entonces Sunkern gritó de dolor por el impacto mental que sufrió a manos de ese Slowpoke, pero esta vez su mente se mantuvo relativamente sana así que volvió a morder a esa criatura. La chica vio una oportunidad y antes de que se volviera a regenerar lanzó la pokebola. Ésta se movió un poco pero, afortunadamente para la chica, dejó de moverse. Al fin su martirio había terminado. La chica le dio una mirada llena de odio a Redel. Este solo sonrió. Él había visto todo desde lejos.

    —Te lo advertí, ahora saca a tu pollo para que lo cure—La voz del chico demostraba un aire de superioridad.

    —Sí, claro— La chica, más calmada saco a ese pokemon de su pokebola. El muchacho sacó una botella que decía "Revivir" de su bolso y le aplicó su contenido a Torchic. Este volvió en si casi de inmediato, pero aún se veía un poco cansado, por lo que el muchacho saco una poción y también se la aplico. El pollo chilló de alegría, se veía como nuevo. Eliza entonces se levantó y devolvió a Torchic a su pokebola. Aún le faltaban otras nueve de esas cosas, pero esta vez no la sorprenderían.

    La chica se dedicó todo el día a atrapar Slowpokes. Algunos fueron más fáciles que otros, el chiste era atraparlos antes de que se regeneraran y eso necesitaba de mucha atención de parte de la entrenadora. Pasaron las horas y Redel se aburrió en sobremanera. Se sentó y se puso a comer algo de carne seca. Le sorprendía el entusiasmo de Eliza a pesar de lo duro de su labor. Muchos se habrían rendido o lo habrían dejado para otro momento, pero no ella. Tal vez era por su juventud, pero parecía incansable, algo digno de admirarse en su opinión. Finalmente la chica había capturado a otros nueve. La muchacha se le acercó con una gran sonrisa de satisfacción.

    —Ya está, tengo diez Slowpokes, ¿Cómo saber cuál es el mejor?— Preguntó la chica llena de curiosidad.

    —Pues con una carrera desde luego—Contestó el chico lleno de convicción.

    —¿Otra carrera? ¿Qué eso no sirve para saber la velocidad?— Eliza estaba confundida, ¿Acaso todo se resolvía con carreras?

    —Pues está no, esta vez es para medir resistencia, mientras más aguante tenga el pokemon, más soportara en una batalla sin caer derrotado, es definitivamente mejor que arrojarles rocas a ver cuál aguanta más ¿No lo crees?— Al hablar trataba de sonar convincente. La chica estuvo de acuerdo, hizo los movimientos necesarios y marco a las pokebolas y a los pokemon del uno al cinco. El chico por su parte hizo un gran ovalo en el piso.

    —Muy bien, ahora colócalos en fila y diles que corran, el último que quede en pie será el ganador—El chico le explico señalando la "pista" que había creado. La chica puso a sus pokemon en la línea de partida y les dio la orden. Los Slowpokes parecieron no reaccionar de inmediato pero todos empezaron a correr casi al mismo tiempo. Bueno, correr eran palabras mayores, esas criaturas se movían a la máxima velocidad que les permitía su cuerpo y sus reflejos, la cual no era mucha. Aunque el esfuerzo y la decisión se notaban en sus normalmente inmutables y tranquilos rostros, la velocidad que alcanzaban no era mucha. Así paso el tiempo, primero diez minutos, luego veinte, luego una hora. "Habría que darles algo de crédito por su resistencia" pensó la chica. El chico fue el primero en aburrirse y después le siguió la muchacha. Uno a uno fueron cayendo de cansancio hasta que uno fue coronado como ganador, el marcado como número uno.

    —Ahora toca la siguiente carrera, saca a tus otras cinco y ya sabes que hacer— El muchacho estaba notablemente harto, pero esta había sido su idea después de todo. La chica repitió el proceso pero esta vez de seis a diez. La carrera fue igual de lenta que la otra, esta vez Redel se quedó completamente dormido, pero Eliza sabía que tenía que esperar. El ganador fue en esta ocasión el número siete. Decidiendo no despertar a el chico, hizo la última carrera entre el número uno y el número siete. Los dos se miraron fijamente y cuando se dio la señal de salida ambos estaban decididos a ganar. A pesar de estar muy cansados ninguno quería dar lugar a dudas de quien era el mejor. La competitividad entre ambos había llegado a niveles críticos. El sudor, el esfuerzo estaban dando todo en esa pista. La chica lo notó, pero en esos momentos su mente se nubló. Sintió como si ella fuera una de esas criaturas, como si fuera un Slowpoke. Uno de ellos se derrumbó en el suelo, era el número siete. El Slowpoke restante se llenó de júbilo y dio un grito. Después bostezo y se quedó dormido. Por dentro la chica estaba aliviada, en el interior ella había querido que el ganador fuera el primero que capturo, porque había sentido una "conexión" especial con él desde que lo capturo. Entonces la chica despertó a Redel.

    —Ah, entonces ¿Cuál fue el ganador?—El chico aún estaba sin estar completamente despierto.

    —Fue el primero que capturé—La chica estaba entusiasmada.

    —Bien, libera a los otros— El muchacho hablo con total seriedad.

    —Sí, creo que es lo correcto— La chica tomo sus pokebolas y fue liberando de uno en uno a los Slowpokes capturados. Esta vez le dolió mucho ya que el esfuerzo para capturarlos fue significativamente mayor que en la otra ocasión. Al final vio a esas monstruosidades alejarse lentamente y desaparecer en el agua. Pasó algo de tiempo y los chicos se alejaron a un claro lejos de donde estaba el edificio abandonado. Hicieron una fogata rápida y cenaron sopa. Esta vez hablaron un rato sobre cosas banales como la clase de películas que les gustaban (A Redel las de acción y a Eliza las de Fantasía y las comedias románticas) y un poco sobre las estrategias una vez que Slowpoke evolucionara en Slowbro. Al anochecer salieron un grupo de Zubats volando que venían de la dirección de la cual ellos habían estado. Al parecer eran los del edificio abandonado. Una vez presenciado el espectáculo decidieron que era hora de irse a dormir. Redel se acostó en su típica cobija y Eliza en su sleeping bag. La chica pensó en lo mucho que se había esforzado ese día, tanto física como mentalmente, pero había valido la pena.
     
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    2976
    Parte XIV

    El sol empezaba a iluminar el agua de la presa creando un espectáculo de luz y color indescriptible. En el agua empezaron a saltar algunos Magickarps y en el cielo habían unos Pidgeots esperando el momento adecuado para capturarlos y así conseguir su desayuno. Algunos Fearrow se encontraban nadando en el lago refrescándose. Cerca de la orilla, junto a los restos de una fogata se encontraban Redel y Eliza, aun durmiendo. Entonces se acercó a ellos un Ursaring salvaje de color verde amarilloso y gruño con fuerza. El ruido despertó a los dos entrenadores de inmediato. "Rayos, olvide sacar a un pokemon protector en esta zona, un error de novato" pensó el muchacho, el cual se puso de pie y miro retadoramente as ese oso. Eliza por su parte estaba paralizada por el miedo, ella había estado en la presa varias veces cuando era menor, pero esa criatura nunca se acercaba a la zona de turistas, tal vez por los Rangers que se encargaban de mantener a los pokemon salvajes a raya. El Ursaring se veía completamente amenazante, se notaba en sus facciones. Entonces Redel sacó su una ultrabola de su cinturón, de ella salió un reptil gigante verde con placas endurecidas en su cuerpo y cara de pocos amigos, envuelta en una tormenta de arena. La chica se quedó admirada de ver semejante monstruo.

    -¡Tyranitar ataca!-Grito el chico. El monstruo verde le dio un enorme mordisco al oso en uno de sus brazos hasta que se escuchó un crujido. Ursaring gritó de dolor al sentir como los dientes se encajaban en su piel. Esto enfureció a la criatura la cual cambio su semblante a uno de odio puro y entonces empezó a golpear con todas sus fuerzas. El reptil, sin embargo, soporto esa embestida y contrajo todos sus músculos, luego le dio un golpe con su puño de una fuerza increíble que se hizo resonar en los alrededores. La chica, desde luego, estaba estupefacta esa pelea era de un nivel muy superior a los que estaba acostumbrada a ver. El oso soportó el golpe y siguió con la golpiza, pero Tyranitar no se movía, era casi como si no sintiera los golpes. Después el monstruo verde le dio un mordisco mas, esta vez en el otro brazo. El oso, en cambio, no parecía sentir el dolor como anteriormente lo había sentido. Esté continuo su ataque pero en esta ocasión golpeo el aire y cayó en el piso haciéndose un gran daño. El chico sonrió, saco una ultrabola y la lanzó hacia Ursaring. La ultrabola capturo al oso, se movió un poco y después se quedó quieta. Después grito "Alto" a lo cual su bestia se tranquilizó, sacó una poción de su bolso, se la aplicó a su Tyranitar y lo regresó a su pokebola.

    -¿Qué fue todo eso?-Preguntó la chica algo confundida y asustada por todo lo que había ocurrido.

    -Bueno, pues ese Ursaring fue atraído a nuestro campamento por el olor de la fogata, el cual significa comida fácil. Normalmente se mantienen alejados de los asentamientos humanos, pero esté en particular aprendió a asustar a los entrenadores y derrotar a sus pokemon. También por eso es de alto nivel, digo a mi Tyranitar le causo problemas el debilitarlo…-El chico estaba orgulloso por la captura que había logrado.

    -Pero entonces ¿Por qué lo capturaste?- La chica había entendido porque los había atacado pero le pareció extraño que Redel lo quisiera capturar.

    -Pues porque era un Ursaring fuerte, bien alimentado y brillante. Tu sabes, cómo pokemon brillante su valor en la venta se ve incrementado en sobremanera. Apuesto que le puedo sacar una buena pasta a Larry por este pokemon.-El chico seguía pensando en lo afortunado que había sido, otro brillante capturado por él.

    - Ah, bueno…- La chica se sintió más tranquila al saber que esa criatura ya no molestaría más a los campistas, aunque la razón por la cual fue capturado no le convencía del todo.

    -¿Quieres algo de desayunar? Tengo unas barras energéticas por aquí- Redel sacó de su bolsa unas barras envueltas en su empaque.

    -Sí, creo que me hará bien el comer algo- Tomo una de las barras, la saco de su envoltorio y empezó a comérsela. En serio necesitaba algo para salir del susto que se había llevado. Ya más tranquila pregunto algo.

    -¿Qué vamos a hacer hoy?-La chica esperaba con expectativa la respuesta.

    -Pues en esta ocasión, creo que debemos seguir con el entrenamiento de sacar el instinto de supervivencia, pero eso será después del desayuno- Al responder sacó otra de sus barras energéticas y se la comió tranquilamente, como si nada hubiera pasado. Cuando ambos terminaron el chico dio una señal de que era hora de irse. Se fueron internando en el bosque, hasta que llegaron a un enorme árbol, el más grueso y alto de los alrededores. Redel le pinto unos ojos, una panza y un par de piernas. Eliza hizo lo suyo, saco a Torchic de su pokebola.

    -¡Torchic ataca!-Gritó la chica señalando al árbol y su pollo lanzo unas bolas de fuego hasta que se cansó, después empezó a arañar las piernas del dibujo hasta que se veía completamente cansado. Pasó el tiempo y su mirada cambió a la de una más intranquila pero entonces salió del trance casi tan rápido como entró en él.

    -Te dije que ahora tu pollo tiene miedo de entrar en ese estado, necesitaremos intentarlo en otro momento-El chico estaba decepcionado, pero era lo esperado de todas maneras.

    -Creo que entonces lo devolveré a su pokebola-Dijo la chica aún más decepcionada.

    -Espera, primero hay que ponerle a tus pokemon los objetos recios correspondientes y darles las vitaminas que necesitan- interrumpió Redel sacando unos objetos extraños de su bolsa y unos botes con capsulas extrañas de diferentes colores

    -Deja sacar a mis otros pokemon-dijo la chica pensativa, aun no entendía muy bien lo de los objetos recios y lo de las vitaminas, pero si fortalecían a sus pokemon valía la pena intentarlo. Sacó a Sunkern y a Slowpokes de sus pokebolas.

    -Bien, ahora habrá que darles carburantes a la semilla y al pollo, al primero calcio, al segundo proteínas, y a tu bestia rosada unos más ps y algo de hierro- El chico se acercó con sus botes y les dio de comer unas capsulas a los pokemon de Eliza. A estos no les gustó mucho el sabor por las caras que hicieron al momento de tomarlas. La chica miró mientras se las daba, era obvio que sus pokemon no disfrutaban de la experiencia pero era por su bien.

    -Es hora de ponerles los objetos recios, la franja recia para el pollo y la semilla, y la pesa recia para tu monstruo rosado- el muchacho les coloco unas bandas de diferentes colores a las criaturas.

    -¿Me podrías repetir para que sirven cada una?-Eliza aún no se había aprendido los nombres de esos objetos tan raros.

    -Hare algo mejor los marcare para que sepas cual es cual y para qué sirven- El chico, con una sonrisa en el rostro, sacó su marcador y les puso el nombre y para que servía cada uno de los objetos recios.

    -Muchas gracias- La chica se sentía mejor, tal vez luego tendría la oportunidad de aprendérselos. La chica entonces regresó a Slowpoke y a Torchic a sus respectivas pokebolas. Esta vez quería intentar lo del entrenamiento con Sunkern.

    -¡Ahora Sunkern ataca!-Señalo al dibujo en el árbol y la semilla empezó a morder. En un tiempo menor que la vez anterior entro en el estado de trance y atacó con más fuerza.

    -¡Alto!- gritó la chica con todas sus fuerzas. La semilla en ese instante se detuvo y se acercó a la entrenadora, esta le dio unas cuantas caricias.

    -Repite el procedimiento Eliza, creo que tu Sunkern ésta aprendiendo y es mejor que aproveches esto- Redel le dijo esas palabras con total seriedad, era obvio que sabía lo que decía. Ella le hizo caso y repitió el entrenamiento otras tres veces más hasta que vio que su semilla estaba demasiado cansada. "Ahora Slowpoke" pensó la chica.

    -¡Slowpoke ataca!-Eliza señaló el dibujo y el monstruo no respondía. Lo señalo una vez más, y este ni se inmutaba. Fue hasta la tercera ocasión en la cual la criatura lanzó un chorro de agua al árbol. Después lanzo otro chorro de agua, luego uno más. Así estuvo durante varios minutos y cuando sintió que se le acabo el agua descansó. No se movió más. Ningún instinto de supervivencia, nada de eso. La chica se puso histérica, era como si ese poder estuviera fuera de su alcance una vez más. Entonces miró fijamente a la criatura, con una intensidad asesina. Slowpoke pareció reaccionar a la mirada, aun sin verla y su semblante cambio repentinamente. En ese momento Eliza se sintió extraña, como si el resto del mundo desapareciera. Los ojos del dibujo parecían extrañamente amenazantes. Le daban ganas de huir, pero al mismo tiempo se sentía indefensa ante el dibujo que parecía estar cobrando vida. Era todo tan real, era todo tan confuso y a la vez extraño. Su corazón palpitaba rápidamente y su respiración era entrecortada y profunda. Pero al mismo tiempo se sentía libre, de todo pensamiento, de toda lógica, solo el sentimiento de sobrevivir a toda costa una combinación de miedo e ira, debía admitir que le agradaba. Cerró sus puños y miró directamente al árbol. Entonces el árbol se astillo violentamente y apareció de repente Slowpoke, el cual parecía estar pasando por lo mismo que ella.

    -¡Alto!- gritó la chica a todo pulmón, pero aun así no salía de ese estado. Siguió gritando.

    -¡Alto, Alto, Alto!- Todo su alrededor pareció volver a la normalidad, también Slowpoke se tranquilizó. Esa había sido una de las experiencias más aterradoras de su vida, pero al mismo tiempo se sentía extrañamente atraída a esa oscuridad que había sentido antes. Redel estaba algo confundido porqué notó que la chica se había comportado de manera extraña durante ese entrenamiento en específico, era como si ella hubiera sido el pokemon en esos momentos. Esos pensamientos le hacían sentir un escalofrío por la espalda, había escuchado que algunos psíquicos sentían lo que sus pokemon de ese tipo en las batallas, pero nunca lo había visto de primera mano.

    -Eliza creo que es mejor que descanses, ha sido un entrenamiento muy duro-El chico mostraba verdadera preocupación al hablar. La chica, que aún no se le había pasado la impresión asintió con la cabeza. Ambos se sentaron y compartieron algo de carne seca. Después metió a su pokemon en la pokebola y se pusieron de pie.

    -¿A dónde nos dirigimos ahora?- preguntó la chica pensando en lo que harían. El chico pensó durante unos minutos.

    -Al camino concurrido, es hora de que enfrentes tu primera batalla pokemon- El chico se sentía satisfecho con la respuesta que le había dado.

    -¿En serio?¿Crees que estoy lista para enfrentarme con entrenadores?-La chica estaba feliz de que la considerara ya más como una entrenadora oficial.

    -Este es tan buen momento como cualquier otro, personas con menos experiencia han ganado batallas- dijo Redel esta vez con un toque un poco burlón en la voz.

    -Ok, entonces vamos- La chica estaba llena de emoción. Esta sería su primera batalla pokemon oficial. Ambos se levantaron y empezaron a caminar. Las hojas caídas tronaban al pasar sobre ellas, mientras caminaba sobre un antiguo camino junto a la arboleda. En el camino había Weedles y Kakunas en los árboles. Era obvio que se encontraban cerca de un nido de Beedrils. Uno que otro Spearrow volando bajo, buscando que devorar. Finalmente llegaron a un camino mucho más amplio. Al caminar se encontraron con un chico de unos diez o doce años con una gorra. Este se acercó a ellos.

    -Mi nombre es Raul, ¿Quieres enfrentarte a mí en una batalla pokemon?- El chico se miraba lleno de confianza.

    -Te dije que esto pasaría, enfréntalo tú es la oportunidad que esperabas-Dijo Redel a la chica.

    -Acepto tu reto, empecemos la batalla pokemon- Eliza se encontraba nerviosa, pero al mismo tiempo sabía que esto era lo que quería.

    -No me vencerás, ¡ahora ve Pidgey!- El chico saco de su pokebola a un ave relativamente pequeña de color marron.

    -Claro que lo hare, ¡ve Torchic!- Dijo con emoción la chica. La adrenalina fluía por sus venas. El cuerpo le temblaba pero esto no la detuvo. Saco de su cinto una pokebola y de ella salió un pollo anaranjado.

    -Pidgey usa tornado- Dijo Raul indicando al pollo de la chica. El ave empezó a aletear con todas sus fuerzas creando un pequeño remolino de aire en dirección al Torchic. Este se sintió envuelto en el viento y se sintió rodeado. El aire se sentía tan seco y cortante, como pequeñas cuchillas que rodeaban su cuerpo.

    -¡Torchic ascuas!- Eliza le grito con todas sus fuerzas a su pequeño pollo. Este lanzó una pequeña bola de fuego que le pego de lleno a esa ave. Sus plumas se incendiaron un poco y las quemaduras, aunque no graves eran notables.

    -Pidgey usa ataque arena-El chico estaba cambiando de estrategia, esta vez quería que los ataques del otro fallaran. El ave le arrojo arena en los ojos a Torchic, el cual sentía un gran ardor. Intentó sacudirse la tierra de los ojos, moviendo la cabeza de un lado a otro, sin éxito.

    -Usa arañazo Torchic- La chica sabía que era mejor un ataque de corta distancia, ya que era menos probable que fallara. El pollo se acercó a la otra ave, pero esta evitó el golpe moviéndose a un lado.

    -Pidgey usa nuevamente tornado- El chico estaba más confiado, esperaba ganar esta batalla. Torchic se vio otra vez envuelto en esa ráfaga cortante. La chica se sentía impotente ante lo que su pollo estaba sufriendo. Pero no todo estaba perdido, se notaba que el pidgey estaba sufriendo por las quemaduras que le había infringido las ascuas anteriores.

    -Torchic foco energía ahora- La chica sabía que lo mejor era aumentar las posibilidades de crear un golpe crítico. El pollo entonces se concentró lo mejor que pudo.

    -Pidgey, acaba con él, ataque rápido- El entrenador se sintió confiado ya que creía que esta pelea había terminado. El ave se acercó muy rápido y le dio un picotazo a el pollo, el cual a pesar de estar muy herido se levantó en ese instante, aun le quedaban energías. La chica se sintió aliviada y pensó en que hacer ahora.

    -Torchic ascuas nuevamente- La chica estaba segura de esta decisión, se lo jugaría todo por el todo, si le daba con suficiente fuerza podría derrotarlo de un golpe, si fallaba perdería la batalla. Torchic se esforzó por ver a pesar de la arena y logro localizar al ave en el aire. Lanzo una bola de fuego directo en el pecho de la criatura y esta hizo un chillido horrible. El Pidgey cayó al suelo derrotado. Entonces Torchic empezó a brillar, estaba evolucionando. Su cuerpo cambio radicalmente sus piernas crecieron e hincharon y sus alas se convirtieron en garras. La chica no se lo podía creer, ese era su primer pokemon y ahora había evolucionado.

    -Arg, no creas que has ganado, ¡ve Rattata!- Raul sacó de una pokebola a una rata más o menos grande.

    -Combusken doble patada ¡ahora!- La chica sabía que ese ataque lo aprendía Torchic al evolucionar, además era super efectivo contra tipo normal, este era el momento de terminar la batalla de una vez por todas. Ese pollo luchador corrió con todas sus fuerzas y lanzó una patada doble directo a esa rata. Esta salió volando hasta chocar con un árbol quedando derrotada. El entrenador metió a su pokemon en la pokebola, no se encontraba muy feliz por desenlace.

    -Supongo que has ganado, felicidades- El chico aunque algo triste sabía que eso era lo correcto. Entonces la chica notó que en su celular se mandó un mensaje, se le había hecho un deposito a su cuenta de entrenadora, aunque la cantidad fue reducida sustancialmente por la cobranza del hospital de hacía unos días.

    -Fue una buena batalla-Eliza extendió su mano y el otro entrenador la estrecho fuertemente. Después el chico tomo otro camino y se alejó desapareciendo en horizonte.

    -¿Disfrutaste el encuentro?-Preguntó Redel que había observado lo que había pasado, él hubiera hecho las cosas de manera diferente pero en fin.

    -Sí, lo disfrute mucho, en especial ahora que tengo un Combusken- La chica se encontraba extasiada, nunca pensó que algo como esto le podría pasar, ganar su primera batalla oficial y la evolución de su primer pokemon, al mismo tiempo.

    -Pues bien entonces, vamos hacía la presa y acampemos ahí- el chico sabía por lo que ella había pasado, El también había ganado su primera batalla pokemon, contra Isaac. Habían sido amigos desde la infancia, pero esa pelea había sido de lo más divertida. Aquellos recuerdos el los guardaba lleno de nostalgia. Ambos caminaron unas horas hasta llegar cerca de la presa y encendieron una fogata, hicieron algo de sopa en ella y la comieron. Discutieron un poco sobre la batalla que la chica había tenido y le sugirió leer ciertos capítulos del libro sobre batallas pokemon y sus estrategias. Finalmente cayó la noche y Redel se acostó en su cobija, no sin antes sacar a Jolteon para que los cuidara de los pokemon salvajes. No volvería a cometer ese error otra vez. Eliza por su parte se sintió abrumada al pensar en todas las emociones diferentes que había tenido ese día, esperaba que el día siguiente le trajera más aventuras, pero al mismo tiempo que estas fueran con suficiente tiempo para digerirlas mejor.
     
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    Parte XV

    Los días pasaron y se empezó a forjar una rutina para Eliza. En la mañana se ponía a practicar lo de "instinto de supervivencia" en sus pokemons. Por fin estaba logrando que Combusken le perdiera el miedo a entrar en ese estado. También su Sunkern parecía empezar a entrar en ese estado a voluntad. Slowpoke por su parte, entraba y salía de ese estado, pero la chica ya no sintió la conexión como la había tenido antes, no sabía si eso era bueno o malo. Por las tardes practicaba batallas pokemon con los diversos entrenadores que pasaban cerca de la presa y el camino principal. Hasta se enfrentó a uno de los Rangers que cuidaban el lugar. Ella estaba realmente emocionada al enfrentarlo, ya que de pequeña ella había soñado con ser uno de ellos, y aunque después cambió su opinión, los sentimientos de admiración y respeto que le inspiraban eran los mismos. Por su parte Redel no hacía gran cosa, compartían el espació en esos días y le daba uno que otro consejo útil después de acabada la batalla, pero por lo demás ella hacía las cosas sola. Hasta el momento Eliza había evitado usar el "instinto" en las batallas que luchaba y se limitaba a la forma tradicional de dar órdenes a sus pokemons, como lo haría cualquier entrenador. En las noches simplemente hacían una fogata (a veces en el mismo sitio de la noche anterior) y dormían. Pero ese día sería diferente. La chica decidió que era mejor dejar de lado el entrenamiento y descansar. Ambos estaban reposando junto al agua cuando se acercó un chico. Era alto y corpulento, caminaba como dominando el terreno el cual pisaba. Después de mirar a sus alrededores preguntó a la chica.

    -¿Tú eres la chica que ha vencido a tantos entrenadores en este lugar?- La pregunta la hacía con una gran seguridad, lleno de sí mismo.

    -Si soy yo, mi nombre es Eliza- La chica esperaba otro reto pokemon.

    -Eres muy bella, mi nombre es Juan ¿Te parecería que viajáramos juntos preciosa? Te podría enseñar tantas cosas- No había ni una gota de duda en lo que decía. La chica reaccionó de inmediato. "¿Quién diablos se creía este sujeto?" pensó ella.

    -Lo siento, pero yo ya estoy viajando con el- dijo Eliza señalando a Redel. Pensaba que así se desharía de ese sujeto.

    -¿Con él? ¿Enserio? Mira chica yo ya tengo cinco medallas de la liga, te conviene más viajar con migo que con ese perdedor- El chico blofeaba casi burlándose. Era obvio que tenía una imagen muy alta de sí mismo. Redel en cambio logro escuchar que se referían a él y decidió interrumpir.

    -Disculpen, creo que estaban hablando de mí, ¿Me equivoco?-El muchacho sabía muy bien como lo habían llamado, solo quería saber si se atrevería a decírselo a la cara.

    -No, es solo una conversación normal-La chica hablaba algo nerviosa, aunque quería evitar conflictos.

    -Sí, estaba diciendo que a esta chica le convendría más viajar a mi lado ¿Y qué? ¿Algún problema con eso?- La voz de Juan era retadora, el si estaba buscando problemas.

    -¿Te parecería que resolviéramos esto con una batalla pokemon? Uno contra uno. El que gane tendrá el derecho de ser el acompañante de la liga de Eliza- Redel tenía una siniestra sonrisa que abarcaba todo su rostro, este sería un encuentro que le traería una gran satisfacción.

    -Espera ¿Qué?- Eliza no se lo podía creer, estaban apostando sobre ella, como si fuera un objeto o algo peor.

    -Trato hecho amigo, pero debo advertirte ya tengo cinco medallas. Puedes rendirte ahora y evitarte la humillación- Juan seguía blofeando, su confianza era mucha al parecer.

    -Pues empecemos de una vez- Redel seguía con la sonrisa fija en el rostro pero esta vez estaba acompañada de una mirada que le helaría la sangre a cualquiera. Inclusive el otro chico se sintió incomodo al ser el objeto en el que se enfocaba está.

    -Si claro…- La confianza que había tenido antes tambaleaba, pero aún le quedaba suficiente como para hacerle frente a ese reto.

    -Espera…-dijo la chica bastante enojada, pero fue interrumpida por Redel.

    -Tranquila solo quiero darle una lección a este farsante- El muchacho estaba demasiado entusiasmado por la idea de destruir a ese sujeto como para notar las implicaciones de lo que estaba haciendo. Eliza se limitó a mirarlo con una cara de enojo, quería saber solo hasta cuando se daría cuenta de su error. Si es que se daba cuenta alguna vez.

    -Ve Charizard- El otro chico sonrió al sacar la pokebola de su cinturón. De ella salió una especie de dragón rojo con una llama en la cola que estaba lleno de energía. Lanzó unos gritos al cielo y unas llamaradas al aire. Esa criatura se veía orgullosa e imponente tanto como su entrenador. Por su parte Redel no se veía impresionado, es más estaba pensando en que manera humillarlo lo más posible, entonces se le ocurrió una idea.

    -Ve Cacturne- La voz del muchacho era de seriedad absoluta. De la pokebola salió una especie de cactus, pero a su vez tenía una forma que recordaba a la humana, con ojos y una boca siniestra, casi tanto como la que tenía su entrenador en ese momento. La chica no podía creerlo cuando lo vio. No solo le traía malos recuerdos ese pokemon, sino que además era débil al tipo fuego. "¿Qué clase de juego tiene planeado?" Pensó Eliza. Algo extraño empezó a pasar alrededor de esa planta andante se empezó a llenar de un humo blanco espeso. Al respirarlo daba calma pero también causaba algo de incertidumbre.

    -Charizard acaba con ese cactus con patas, lanzallamas- El chico estaba confiado en que la batalla acabaría rápido.

    -Cacturne ataca- Redel dio la orden con total seriedad, no se tomaría esta pelea a broma. La mirada de Cacturne cambió. De una casi juguetona a una que tenía una que reflejaba una completa maldad y hambre, mucha hambre. Era como si estuviera mirando un aperitivo servido en la mesa. Entonces lo que nadie excepto Redel había previsto paso, el lanzallamas fallo. El fuego que salió de la boca del dragón no toco una sola espina de su contrincante. Lo que si paso fue que la tierra se levantó repentinamente, creando una tormenta de arena que cubría por completo la zona de batalla al grado de que lo único que se veía eran las sombras de ambos pokemon. Pero la sombra de Cacturne estaba distorsionada, era como si ocupara más lugar del que realmente ocupaba en el espacio. Juan se veía consternado ese no era el escenario que había planeado.

    -Charizard no te dejes engañar por esos trucos baratos, otro lanzallamas- La voz trataba de disimular su asombro ante tal truco. Charizard obedeció las ordenes de su amo y lanzo hacia la sombra una ráfaga de fuego que trató la envolviera, pero al parecer falló porque no hubo reacción en está. Luego paso lo inesperado la sombra se multiplicó. Esta vez las sombras parecían rodear al dragón el cual se veía perplejo, se sentía completamente rodeado, acechado. Su instinto le decía que tenía que salir de ahí de inmediato, pero tenía que seguir las órdenes de su entrenador. Esté se sentía tan mal como su pokemon, la desesperación empezaba a hacer mella en él.

    -Lanzallamas otra vez, sé que puedes darle- Era notoria la desesperación del entrenador. Redel no hacía otra cosa más que admirar el espectáculo, su Cacturne había tenido peores oponentes y había salido victorioso, por eso no había una pizca de temor en su semblante, más bien era el de alguien que estaba disfrutando alguna especie de entretenimiento que le gustaba. El cómo su criatura jugaba con los pensamientos del oponente era algo que lo llenaba de una satisfacción difícil de explicar, una especie de schadenfraude mezclado con alegría pura. Mas considerando que ese oponente en particular lo había insultado. En el campo de batalla, en cambio, el Charizard hacía un esfuerzo por enfocar a una de las sombras, pero antes de lanzar su fuego sintió un fuerte golpe y por un segundo pudo admirar la cara de su enemigo, la cual reflejaba una mirada de júbilo ante su sufrimiento. Esto lo enfureció y lanzo el fuego pero otra vez falló al atinarle. Su entrenador no hacía más que mirar impotente ante lo que veía que se estaba convirtiendo la batalla. Las sombras distorsionadas parecían estar burlándose de él y de su pokemon.

    -¡Lanzallamas ahora!-El grito, era uno ahogado que reflejaba su desesperación. Su criatura lanzó fuego con su boca y pareció darle a algo, pero al acercarse se dio cuenta de que era un muñeco, con la forma de Cacturne definitivamente, pero no era su oponente. Se preparó para lanzar fuego otra vez, y una vez más sintió el golpe en su cuerpo. Un golpe certero que lo debilito casi de inmediato. Luego recibió otro golpe, y otro más. La arena se disipó y lo que se veía era el dragón tirado en el suelo gravemente herido, con él fuego de su cola casi apagado. En el cactus se veía claramente la intención de seguir atacando. Juan estaba atónito, simplemente no reaccionaba.

    - ¡Redel! ¡Dile que se detenga!-Gritó con fuerza Eliza, la cual había estado mirando atentamente el combate, pero ella sabía que era de vital importancia que esto terminara ahí.

    -Está bien, ¡Alto Cacturne!- El muchacho se sentía algo desilusionado esperaba causar un poco más de daño para crear un gran impacto en el otro entrenador. Pero lo había prometido, así que era mejor seguirlo. El cactus se detuvo en seco. Simplemente se quedó ahí en silencio. Después el entrenador le dio la orden y el pokemon volvió a su pokebola.

    -Espera ¿tú… eres… Redel? – El chico tartamudeaba, no se lo podía creer. Un escalofrío le recorrió toda la espina. Había escuchado historias realmente terribles acerca de ese sujeto. Él pensaba que eran solo exageraciones, pero ahí estaba, frente a él. Metió su pokemon en la pokebola y se quedó cabizbajo por un momento y entonces empezó a caminar y se fue por donde había venido.

    -¿Qué fue todo eso?-Le preguntó Eliza. En realidad era una pregunta capciosa.

    -Pues que le di una lección de respeto a ese pelmazo, ¿Lo viste? Fue una victoria espectacular, ni siquiera lo toco. Es decir, yo esperaba que al menos le diera un lanzallamas que al cabo puede soportar uno y más, pero ni uno solo- El chico estaba lleno en sí mismo, tanto que no notó el enojo evidente en la cara de la chica.

    -Me refiero a apostar sobre MI futuro, como si fuera un objeto, como si no tuviera algo que decir al respecto- La chica estaba realmente enfurecida.

    -Este… yo… Sabía que ganaría ¿Eso cuenta?-El chico estaba nervioso, había cometido un grave error y no hallaba la manera de corregirlo.

    -¡No! ¿Cómo te atreviste? Después de todo lo que hemos pasado y no soy más que un desechable para ti- Eliza le estaba reprochando todavía enfurecida y a su vez herida. Redel por su parte no sabía que decir, simplemente la chica tenía razón.

    -Perdoname…-Dijo arrepentido el chico, pero con una voz casi inaudible.

    -¿Qué?-Preguntó la chica, la cual había escuchado pero quería oírlo otra vez.

    -¡Que me perdones caramaba! Si está bien cometí un error, no tome en cuenta tus sentimientos y todas esas cosas. Soy humano de acuerdo. Realmente me siento arrepentido y prometo no volverlo a hacer- La voz del muchacho era fuerte al inicio pero se fue calmando ya casi llegando al final. La chica aunque aún herida, notó que su arrepentimiento era sincero. Además sabía de las otras ocasiones en que le había ayudado.

    -Acepto tus disculpas, ahora ¿A dónde vamos?- Ella quería cambiar de tema, tal vez así se sentiría mejor.

    -Pues podemos volver a la ciudad, hay que comprar víveres y todo eso- Redel se sentía un poco aliviado, ya que aunque no quería su amistad sería muy molesto que ella le guardara rencor o algo por el estilo. Aunque en el fondo sabía que no lo había perdonado del todo, pero eso era suficiente por el momento. De todas maneras él le estaba dando clases y todo lo necesario para ser entrenadora pokemon. Eso contaba de algo ¿verdad? Entonces, porque se seguía sintiendo algo culpable. Otro sentimiento más que reprimir. ¿Por qué había aceptado este trato? Ahora le parecía que no le quedaban ganas de seguir enseñándola. Pero lo había prometido, ahora lo cumpliría.

    Ambos empezaron a caminar rumbo a la ciudad.
     
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    Parte XVI

    Entonces Redel y Eliza entraron nuevamente a la ciudad Montechico. Había unos cuantos Pidoves en el parque buscando ser alimentados por las personas que visitaban en lugar ya sea porque su intención era alimentar a esas aves o porque dejaban caer accidentalmente parte de los alimentos que llevaban. El sol brillaba intensamente y el calor era sofocante. Pero por lo demás parecía un día normal en esa pequeña ciudad. Finalmente llegaron a una tienda de abarrotes que se llamaba "Abarrotes Panchita".

    —Espera, porque nos detenemos aquí, ¿no vamos a pasar con Larry?— Eliza dijo con confusión. Aún seguía enojada con él por lo que había pasado, pero al menos se sentía más tranquila en ese momento.

    —Bueno es cierto que Larry vende muchas cosas útiles, pero en esta tienda los víveres están más baratos. Además no quiero ver a Larry hasta la siguiente "cacería"— El chico explicaba con una voz amable tratando de no sonar chocante.

    —Está bien, supongo entremos— La chica entró primero a la tienda seguida por el muchacho. Dentro había unos estantes que abarrotaban el lugar. En ellos había toda clase de comidas, frutas, verduras y otras cosas, además estaba oscuro ya que apenas era iluminado por una luz artificial tenue. Redel por su parte se fue directamente a donde vendían la carne seca y tomo unos paquetes. Eliza lo miró fijamente.

    —Enserio te gusta la carne seca ¿Verdad?— La chica habló en tono casi burlón.

    —Bueno, no es que me guste tanto, es que es una buena fuente de proteína y no se echa a perder en un largo tiempo, es fácil de transportar, y si, debo admitir que disfruto su sabor. Ahora que si quieres podemos comprar algo de pescado en lata para variar un poco.—El chico dijo esto tranquilamente tratando de dar a entender su punto. Por su parte Eliza tomo algunas latas de pescado, porque en realidad se estaba hartando de la carne seca. Luego el muchacho se acercó a donde vendían sopas en bolsa.

    —Espera un momento, ¿vas a volver a comprar de esa sopa de verduras instantánea? Porque no compramos mejor verduras frescas y algo de sopa. Además me preocupa la cantidad de sodio que consumes, y bueno yo también al viajar contigo— La chica trataba de sonar convincente, en parte porque su preocupación era real y en parte porque no le gustaba esa sopa.

    —Pues esta es más fácil de transportar, no se pudre como las verduras frescas, contiene las mismas vitaminas y minerales y yo siempre compro la baja en sodio, mira el empaque veras que no miento— El chico le dio una de las bolsa a la chica, efectivamente la bolsa decía "bajo en sodio" aunque ella sabía que en realidad era baja en comparación a la original. El contenido de sales seguía siendo alto en su opinión, pero como no quería discutir.

    —Al menos compremos alguna fruta para comer hoy mismo, así no se echa a perder, que tal un par de bayas Zidra son cultivadas aquí mismo en la región, son nutritivas y deliciosas.—La chica otra vez trataba de convencer al joven. Esperaba al menos es esto que si le hiciera caso y así romper un poco con la monótona dieta que habían llevado hasta ahora.

    —Me parece una buena idea, hace mucho que no pruebo una baya de esas, desde que me pase por un huerto. Está bien compremos un par de ellas— El chico parecía realmente entusiasmado. Se fue donde estaban las frutas y tomo un par de color naranja con puntos de color más oscuro. Después de esto se detuvo en el mostrador. La chica pensó que ya iba a pagar.

    —¿Me da un kilo y medio de comida general para pokemon?—El chico pregunto a la encargada. Para la sorpresa de la chica ya que esta no había pensado en eso.

    —Sí, desde luego— le contestó y sacó de una bolsa grande una pala chica y empezó a llenarla con unas croquetas pequeñas y secas hasta que estaba medio llena, la llevó a la báscula y le puso un poco más.

    —Aquí esta— dijo cordialmente la empleada dándole a bolsa al chico.

    —¿Eso es todo?— Preguntó la señora.

    —Sí, es todo, muchas gracias— El muchacho sonaba feliz con la compra. Hizo la transferencia de dinero de su cuenta a la de la tienda y ambos salieron. El chico saco de su bolsa una especie de frasco extraño con unos botones, y aunque era chico, en el entró la bolsa de comida pokemon. La chica se quedó pensativa un momento.

    —¿Los pokemon requieren de comida especial? ¿Cada cuando los tienes que alimentar? ¿Qué es esa cosa en la que metiste la comida?—Eran muchas preguntas las que hacía Eliza mientras caminaban.

    —Pues veraz, los pokemons como todo ser vivo requieren de alimentación, las pokebolas disminuyen su metabolismo mas no lo detienen, así que necesitan ser alimentados cada tanto tiempo. La comida especial es la mejor manera de que obtengan sus nutrientes y que se sientan satisfechos. En cuanto a cuando alimentarlos, eso depende de cuánto tiempo los tengas fuera de su pokebola, tú al sacarlos todos los días, unas cuantas horas para entrenar deberías darles de comer al menos una vez cada semana, los míos que solo saco para batallas pokemon que duran poco tiempo, alrededor de una vez al mes. Sobre el frasco en donde llevo la comida es un portador de objetos pesados. Usa la misma tecnología de la pokebola para transportar toda clase de materiales, es ideal para entrenadores viajeros como nosotros, es de baterías así que no tiene que tener energía pokemon para poder meter objetos ahí— El chico trató de ser lo más explicativo posible, aunque no veía la razón de esto, esa información venía en el libro que le había dado a Eliza. Tal vez no había leído con atención esa parte.

    —Entonces ¿Por qué no llevamos verdura fresca? Podrías transportarla en tu portador— La chica no entendía del todo ese objeto pero estaba pensando en otras maneras en que podría serle útil.

    —Porque necesitan ser objetos secos o casi secos para poder entrar. Hay nuevos modelos sin esa limitante, pero el mío no es así. Si quieres cuando vallamos con Larry te comprare uno de esos y así podrás llevar lo que quieras en ella. Por ahora toma tu fruta— El chico no podía creer que ella siguiera insistiendo con eso de las verduras frescas. "¿Qué tienen de malo las deshidratadas?" Pensó él. Después le entregó a la chica la baya.

    —Ah ya entiendo. ¿Qué tal si nos sentamos en una banca a comer en paz?— La chica dijo con tranquilidad. Ella quería descansar después del largo día que estaba llevando.

    —Ok, esa se ve bien— Dijo Redel apuntando a una banca cerca debajo de un árbol que le daba sombra. Ambos se sentaron y se dispusieron a comer cubiertos por la sombra fresca. Eliza no había olvidado lo que había pasado antes en el día, pero por alguna razón ya no le molestaba tanto. Ella solo quería descansar y no pensar ya más en eso. Probó la baya, estaba deliciosa, justo en su punto de maduración. Era algo acida pero tenía un sabor suave que era bastante bueno. El chico también comió su fruta disfrutando cada bocado. Entonces de la nada se escuchó una explosión. Ambos se alarmaron, se escuchaban gritos por todas partes y personas corriendo, tratando de huir de donde había iniciado el ruido. Eliza hizo lo opuesto y trato de ver de dónde provenía el estruendo. Redel no hizo más que seguirla. En parte por curiosidad, en parte para no dejarla sola. Era una joyería de donde había ocurrido la explosión. Se veían los cristales rotos y dentro había unos sujetos con una ropa azul marino, tanto camiseta como pantalón y zapatos negros. Eliza quería entrar, pero Redel la detuvo.

    —No es asunto nuestro, vámonos de aquí—había un tono de urgencia en él hablar del muchacho.

    —Claro que lo es, como entrenadora oficial de la liga es mi deber ayudar a los inocentes— Ella estaba llena de convicción, era obvio que ella se tomaba en serio cada palabra de lo que decía. Entonces sin perder el tiempo ella entró en el edificio. El chico iba a detenerla nuevamente pero entonces notó algo que no lo había notado antes, afuera había una camioneta negra con una gigantesca X pintada a los lados.

    —Espera…—Fue lo último que alcanzó a decir Redel antes de que se le cerrara la garganta. Empezó a hiperventilarse, el mundo daba vueltas y al mismo tiempo parecía que el tiempo se había detenido. Sudaba un sudor frío y sentía como una sensación de impotencia se apoderaba de él. "No ahora, no puede ser" Pensó. Frente a sus ojos se aparecían imágenes de tremendo terror y sufrimiento. Voces que decían "Detente, por favor detente". Cuerpos de humanos y pokemon mutilados y magullados hasta donde alcanzaba la vista. Sangre mezclada con agua en charcos que no dejaban por donde pisar. Gritos ahogados de dolor y sufrimiento que llenaban el ambiente, tan omnipresentes como el aire mismo. Y una voz, en especial destacaba entre las otras. "Mi venganza, por fin terminada" "¡SE LO MERECEN, SE LO MERECEN MONSTRUOS!" gritaba esa voz siniestra y distorsionada. Un edificio empezó a temblar y termino derrumbándose levantando una nube de escombros que cubrió el paisaje. No podía ni moverse, todo era tan vivido, tan real, casi como si pudiera tocarlo. En eso estaba él, atrapado en esas terribles visiones cuando Eliza entró al edificio. A ella le pareció extraño que él no entrara pero le dio igual. Los dos sujetos la voltearon a ver.

    —Oye chica, sal de aquí, esto no es de tu incumbencia. Esto es asunto del Grupo X— Dijo uno de los sujetos. Al voltearse se veía una X blanca en el pecho.

    —Déjala, tomaremos todos sus pokemon, será divertido— Dijo el otro sujeto con una sonrisa siniestra en el rostro. Ambos sacaron sus pokebolas y casi al unísono salieron de ellas unas criaturas humanoides musculosas, pero reptileanas, con piel grisácea. Se trataban de unos Machop.

    —No se los dejaré tan fácil. ¡Combusken, Sunkern vayan!— De sus pokebolas salieron dos criaturas una parecida a un pollo y otra parecida a una semilla. Eliza había escuchado de las batallas dobles pero nunca había tenido una.

    —Machop golpe karate al Sunkern— dijo uno de los miembros del grupo X.

    —Machop movimiento sísmico al Combusken— dijo el otro miembro.

    —Combusken doble patada, Sunkern Gigadrenado— dijo Eliza. Los monstruos musculosos golpearon primero. La semilla fue golpeada con fuerza con la mano abierta, justo con el filo de la palma. Sunkern gimió de dolor ante la fuerza del golpe, pero pudo resistirlo bien. El otro Machop sujetó a el pollo con fuerza y lo estrelló contra el suelo creando un gran estruendo, aun así la victima del ataque no parecía haber recibido daño crítico. Combusken contraataco a su atacante con una doble patada que le dio justo en la cabeza y lo dejo tirado en el suelo. Sunkern no se quedó quieto tampoco y mordió al otro Machop y le extrajo una buena cantidad de energía, tanta que se notaba el sufrimiento en la cara de su oponente. Los dos Machop se levantaron con ganas de seguir peleando.

    —¡Machop golpe sísmico!— Gritaron al unísono ambos maleantes señalando cada uno a un pokemon de su contrincante.

    —Combusken picotazo, Sunkern gigadrenado nuevamente—Eliza estaba convencida de que ganaría esta pelea, tal vez por la emoción había olvidado que en el turno anterior debió usar picotazo ya que era superefectivo contra peleador. Igual en esta ocasión si haría ese ataque. Otra vez los Machops fueron los primeros en atacar y como si estuvieran sincronizados cada uno tomo a un oponente y los tiraron con fuerza al suelo. Ambos pokemon de Eliza se sentían adoloridos por los golpes pero seguirían con esa batalla hasta el final. Combusken se acercó deprisa a uno de los reptiles y con su pico le dio un golpe en el pecho que dejo tirado en el suelo. La semilla fue la siguiente en atacar con un fuerte mordisco que hizo desmayar al Machop. Esta vez esos pokemon no se levantaban. Preocupados ambos entrenadores metieron a las criaturas a sus pokebolas.

    —Esto no ha terminado, ya veraz Raticate, Murkrow salgan— dijo con ira uno de los maleantes.

    —Sí, no tienes oportunidad Raticate, Murkrow salgan— El otro estaba también bastante enojado al decir esto. De las pokebolas salieron unas ratas bastante amenazadoras y un par de cuervos con cara de malicia.

    —¡Eso no es justo!—Gritó Eliza con fuerza al ver que eran cuatro contra dos.

    —Eso no nos interesa niña, esto es ganar o ganar—le contestó a la chica uno de los integrantes del grupo X.

    —Si niña, ríndete no tienes oportunidad aquí—le dijo el otro casi burlándose.

    —Eso jamás— Dijo Eliza con total seguridad, no sabía cómo le iba a hacer, pero saldría de esta.

    —Como quieras tendremos que darte una lección por las malas, Murkrow ataque ala, Raticate hipercolmillo— dio la orden uno de los sujetos.

    —Lo mismo Murkrow, Raticate ataquen— dijo el otro.

    —Combusken doble patada a una de las ratas, Sunkern gigadrenado a la otra— Eliza estaba desesperada, ambos de sus pokemon estaban en desventaja por ser débiles a volador y ella lo sabía. Las aves fueron las primeras en atacar, levantaron el vuelo y a toda velocidad golpearon con fuerza a la semilla y al pollo usando sus alas. Ambos gimieron de dolor ante lo cortantes que se sentían las los golpes. Antes de que pudieran reaccionar las ratas usaron sus colmillos y les dieron justo con el filo de los mismos. Combusken entonces dio la doble patada a una de las ratas, le dio justo en los dientes y le rompió uno de ellos, después reboto en el suelo y quedo derrotada. Sunkern por su parte mordió de regreso a la otra rata y como si fuera una venganza, le succionó la energía con un gran mordisco. Pero a pesar de los intentos de su entrenadora, ellos sabían que no tenían oportunidad de ganar, menos contra esas cuervos. Eliza estaba perdiendo la paciencia, no sabía qué hacer, a este paso perdería la pelea y a sus pokemon. Podría cambiar a Slowpoke, pero de que serviría si no podría usar sus poderes psíquicos contra esas aves.

    —Ese es solo un contratiempo, Murkrow, Raticate repitan— el oponente estaba confiado en que ganaría esta batalla.

    —Sí, Murkrow ataque de ala de nuevo— el otro oponente a pesar de haber perdido uno de sus pokemon sabía que a la larga había ganado. A Eliza se le ocurrió una idea.

    —¡Combusken ataca!¡Sunkern ataca!—La chica grito con todas sus fuerzas, sabía que esta era su última oportunidad y tenía que aprovecharla. Los otros dos sujetos no sabían a qué se refería ella con eso de que atacaran, si ni siquiera había dado una orden de ataque específico. "Tal vez está desesperada" pensó uno de ellos. Pero algo que ellos no habían notado pasó, la mirada de los pokemon de la chica cambió repentinamente. El Combusken parecía revitalizado, como con nuevas fuerzas. Al acecho, como cazando a su presa. Sunkern parecía consternado, tratando de ver a sus oponentes para evitar ser atrapado. Los Murkrows emprendieron el vuelo pero esta vez en medio del aire uno de ellos recibió un par de patadas que lo estrellaron contra una de las paredes del edificio y lo dejaron tirado en el piso. La semilla empezó a cantar una dulce tonada que hizo que el ave se quedara dormida. Aprovechando esto Sunkern empezó a succionar como nunca en su vida el ala del contrincante dejándola casi seca. El Raticate miró lleno de pavor como Combusken lo miraba, de una manera que simplemente parecía decirle "Tú sigues". La rata se corrió en su dirección y trató de darle una mordida, pero está fallo. Lo que si recibió fue un picotazo, luego otro y otro más. Combusken parecía estarlo disfrutando, como si lo estuviera saboreándolo. Los dos maleantes miraban el horrendo espectáculo y no se lo podían creer. No solo habían perdido, sino que sus pokemon estaban siendo masacrados frente a sus ojos.

    —¡Combusken alto! ¡Sunkern alto!—Grito nuevamente Eliza, la cual no quería seguir viendo esa masacre. Sunkern se detuvo en seco, Combusken por su parte tardó un poco más, pero finalmente se detuvo. Ambos salieron del trance sumamente cansados. La chica no podía creer el inmenso poder que les confería ese estado a sus pokemon, pero también tendría que seguir entrenando para evitar que se le saliera de control como la otra vez.

    —¡Señor hemos sido vencidos, venga a ayudarnos!—Gritó con fuerza uno de los maleantes mientras metía a sus pokemon en la pokebola. El otro también metió a los suyos. Del cuarto de atrás salió un muchacho joven, más o menos de la edad de Eliza, con camiseta de azul claro con una X negra en el pecho y unos pantalones blancos. Con el venían un señor y una señora, al parecer rehenes que tenía atados por una soga. Atrás de él también venía una especie de sombra con una gran sonrisa. Era un ser que parecía etéreo, solo una cabeza y unas manos flotantes. Su mirada era escalofriante te helaba la sangre solo al verlo.

    —Como no pudieron ustedes dos, perdedores, ganarle a esta mocosa. Haunter explosión ahora— El chico parecía molesto, pero no demasiado. Se mantenía calmado, dentro de lo que podía dadas las circunstancias. Esa figura espectral se acercó flotando bastante rápido y repentinamente explotó lo más cerca posible de ambos pokemon de la chica. Ella fue empujada como un metro hacia atrás por la fuerza del impacto. Sus pokemon quedaron rendidos en el suelo, derrotados. Eliza metió a los pokemon heridos a sus pokebolas. El "jefe" metió a su Haunter en la pokebola. La chica no podía entender porque había sacrificado así a su pokemon si se veía en perfectas condiciones como para pelear.

    —Ahora ve Monferno— Al decir esto sacó de una pokebola una especie de simio que tenía la cola en llamas. Esté parecía estar listo para la batalla.

    —Ve Slowpoke— Dijo la chica sacando de su pokebola a un ser rosado que parecía no estar muy interesado en el encuentro.

    —Monferno, ahora rueda fuego— Dijo confiado el chico, había visto a muchos oponentes arder con ese ataque antes.

    —Slowpoke haz confusión ahora— La chica sabía que tenía la ventaja, no habría forma de perder esta vez. El mono fue el primero en golpear. Se encendió en llamas y empezó a girar en dirección al otro pokemon. Slowpoke no parecía estar preocupado y recibió el impacto. Esté se veía duro, pero la criatura rosada no tenía daño aparente. De repente Monferno empezó a sentir un dolor de cabeza difícil de describir, era como recibir un golpe, pero dentro de su mente. El simio no paraba de gritar. Su entrenador preocupado intentó darle otra orden.

    —Golpes furia ahora— El muchacho estaba consciente de que ese ataque no era el más fuerte en el arsenal de su pokemon, pero tenía que intentar algo.

    —Slowpoke sigue con confusión— La chica sabía que estaba ganando y eso la emocionaba. Monferno quería golpear a Slowpoke, pero se tropezó y cayó al suelo de golpe. Ahí tirado, lo volvió a sentir, ese golpe interno que tanto le dolía y que no podía hacer nada para evitar. El dolor era insoportable así que finalmente se rindió y se desmayó.

    —No, ¡Monferno! Pagaras por esto niña, nos veremos en otra ocasión. Chicos tomen todo lo que puedan, nos vamos— El chico estaba furioso pero trataba de sonar tranquilo, aunque no era muy exitoso en ello. Los otros dos estaban estupefactos, no se lo podían creer el "jefe" había sido vencido. Pero no tardaron en salir de ese estado. Tomaron todas las joyas que pudieron, salieron del edificio y se subieron a la camioneta. El otro chico hizo lo mismo y condujeron lo más lejos posible de ahí. Mientras tanto en la joyería, Eliza terminó de desatar a la pareja.

    —Gracias, muchas gracias chica— Le agradeció la señora.

    —Sí, esos mequetrefes querían secuestrarme a mí después de robar la caja fuerte. Por suerte no la pudieron abrir gracias a que llegaste, ¿Cómo podemos pagártelo? Este…—El hombre tenía iluminados los ojos la veía con una admiración total.

    —Mi nombre es Eliza y no tienen por qué pagarme con nada, con hacer el bien basta— La chica estaba feliz de cómo habían salido las cosas al final y esto era suficiente para ella.

    —No, Eliza, te tenemos que pagar con algo— Dijo el señor seguro de que podrían darle algo.

    —Ya se— Dijo la señora. Continuo—Vi que tienes un Sunkern, ¿No es cierto? Te regalaremos una piedra solar, tómala como una muestra de nuestro agradecimiento— Al terminar de hablar sacó una piedra con forma de sol de uno de los estantes y se la entregó a la chica.

    —No podría aceptarla— dijo la chica algo insegura, si quería evolucionar a su Sunkern, pero no sabía si era correcto.

    —Vamos acéptala ya niña, es un obsequio. Además te lo has ganado— dijo el señor con voz tranquilizadora.

    —Bueno, ya que insisten, creo que podría aceptarla— La chica tomó la roca y la guardó en su bolsa. Redel tenía que saber de esto. Pero ¿Dónde estaba Redel? La chica salió afuera y lo encontró. Sentado en la acera. Muy emocionada se acercó al chico.

    —No sabes lo que ha pasado, vencí a los chicos malos, aún con desventajas y… ¿Me estas escuchando?— La chica estaba muy entusiasmada, pero entonces pudo ver de cerca al muchacho. Estaba ido, con una mirada perdida, con lágrimas en los ojos.

    —Redel, ¿Estas bien? Redel, ¡Redel!— La chica estaba preocupada, el muchacho no reaccionaba.

    A lo lejos se escucharon las sirenas de la policía que, aunque ya tarde, estaban llegando a ver que era ese alboroto.
     
  17.  
    fenixhunter

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    Título:
    Redel
    Clasificación:
    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Aventura
    Total de capítulos:
    20
     
    Palabras:
    2654
    Parte XVII

    Era ya tarde, ningún pokemon a la vista, solo las nubes en él cielo y la luna brillando dejando caer sus rayos de luz iluminando solo lo suficiente como para poder ver el escenario de lo acontecido. El edificio tenía sus ventanas rotas y en las afueras de él se encontraban el señor y la señora, dueños del establecimiento, mirando cómo se acercaban las patrullas de la policía. Mientras tanto Eliza trataba de sacar a Redel de su letargo, pero por más que gritaba esté no parecía reaccionar. Finalmente los carros con las sirenas se detuvieron frente a la joyería. De ellos salieron dos gendarmes uno alto y delgado, el otro más bajo y con más peso, ambos vestidos con su traje azul característico. Lo primero que hicieron fue ir con los dueños para saber lo que había acontecido.

    —¿Qué ocurrió aquí?— Preguntó el policía más alto en un tono de total seriedad señalando las ventanas rotas.

    —Vera oficial, fuimos atacados por unos maleantes que usaban pokemon como explosivos— Empezó a decir la señora todavía algo nerviosa por el pensar en lo que les podrían haber hecho.

    —Si, después nos secuestraron y nos llevaron a la parte de atrás del edificio para intentar robar la caja fuerte, estoy seguro que después me iban a llevar con ellos cuando todo terminara— El señor se encontraba más tranquilo, pero se notaba el tono de preocupación por lo que pudo haber pasado.

    —Si esto paso así como lo cuentan ¿Cómo lograron salir de esa situación tan crítica?— El otro policía hablaba en un tono retador, se mostraba escéptico de la historia porque era imposible que ellos salieran de una situación así por cuenta propia.

    —Una entrenadora vino a nuestro rescate, es ella la que está por allá— La señora algo confundida ante la reacción del oficial más bajo señalo a Eliza.

    —Tú quédate con ellos para que les tomes su declaración oficial, ya después los llevaremos para que hagan la denuncia formal. También llama a los forenses para que se encarguen de analizar el lugar. Yo interrogaré a la chica— Dijo el policía más alto.

    —Entendido pareja, seguiré con las preguntas aquí— El policía más bajo contesto tranquilamente, le pareció una buena idea que ellos se dividieran el trabajo.

    El policía se acercó a la chica la cual lo volteo a ver de regreso.

    —Me dicen que tú fuiste la "heroína" en esta situación, ¿Te importaría contestar algunas preguntas?—El policía hablaba de una manera casi monótona, excepto cuando mencionó la palabra "heroína" la cual dijo casi sarcásticamente, ya se había topado con esos entrenadores con complejo de héroe antes y casi siempre acababan mal.

    —No hay problema, puede usted preguntar— dijo la chica de la manera más amable posible, ya que ella respetaba a las figuras de autoridad.

    —Empecemos por algo simple, ¿Qué fue exactamente lo que pasó?— Al decir esto el policía saco de su bolsillo una especie de grabadora para que toda la conversación quedara grabada como evidencia.

    —Pues estábamos mi compañero y yo en el parque disfrutando una deliciosa fruta, cuando escuchamos una explosión, yo por curiosidad me acerqué a ver lo que estaba pasando. Cuando llegue ahí estaban estos sujetos con una X grande en el pecho y me enfrente a ellos, y a pesar de que jugaban sucio les gane. Después llego un sujeto como de mi edad, al parecer era el líder o algo así, a este también le gane y debido a esto escaparon en una camioneta negra. Paso algo de tiempo y llegaron ustedes— La chica estaba conforme con la descripción que había dado de los hechos, es más se notaba orgullo en sus palabras. El policía no parecía impresionado por la respuesta, al parecer el culpable había sido el grupo X de nuevo. Últimamente habían estado más activos que nunca y simplemente los policías no se daban abasto.

    —Entonces eres una entrenadora, ¿Tienes un pokedex o eres no oficial?—La pregunta era de oficio. Está no era la primera vez que un entrenador se entrometía en algún atentado, ni sería la última.

    —Sí, tome aquí esta— dijo la chica entregándole un aparato rojo al policía. Este la tomo y lo metió en una especie de lector.

    —Tu nombre es Elizabeth Rosalia de ciudad Gloria ¿Verdad?— Dijo el policía tratando de confirmar lo que había leído.

    —Si soy yo— Respondió con orgullo la chica.

    —Entonces Eliza ¿Cuántas medallas tienes?—Esta era otra pregunta común, así se medía la fuerza de un entrenador.

    —Aún ninguna, pero muy pronto tendré las ocho medallas y estaré lista para ser una maestra pokemon— Se le notaba la emoción en la voz a la chica, sus ojos se iluminaron al decirlo. El policía no podía creerlo, una chica sin medallas había derrotado a tres miembros del grupo X. Tal vez ellos eran muy débiles, la otra alternativa era que ella tenía el poder de un entrenador de unas tres o cuatro medallas, esto iría directo al informe.

    —Y tu compañero ¿Ayudo en algo?—Preguntó el oficial, tal vez él tenía más medallas o algo.

    —No, él se quedó afuera, no ha reaccionado desde entonces—Eliza miró con preocupación a Redel, el cual seguía sin reaccionar en la acera. El oficial se sentía más admirado, ella sin ayuda había logrado lo que muy a fuerzas un par de oficiales lograría. "Pero eso no quiere decir que lo que hizo está bien" pensó para sí el oficial. Era verdad que lo que había hecho era digno de admirarse, pero también algo muy peligroso, esos tipos son capaces de todo, hasta de matar.

    —Eso es todo Eliza, pero la próxima vez no hagas algo tan arriesgado, ¿Comprendes? Esto te pudo haber costado la vida—La preocupación en el rostro del policía era evidente. Eliza lo notó enseguida.

    —Entendido…—Ella sabía que era cierto lo que le decía, pero no se arrepentía en lo más mínimo de ello. Simplemente no podía dejar que unos maleantes se aprovecharan de gente inocente. Además ella tenía a sus pokemon muy bien entrenados por lo que siempre que siguiera así ella podría seguir ayudando.

    —Sera mejor que te vayas, este lugar se llenará pronto de reporteros para los noticiarios, y créeme no quieres esa clase de atención— dijo el policía algo molesto, esos reporteros estaban en todas partes como buitres esperando un cadáver. Hacían algo positivo al informar a la población, pero al mismo tiempo hacían todo un espectáculo del sufrimiento de las personas y todo para aumentar su rating. Eso último era lo que más le desagradaba al oficial de todo ese circo mediático.

    —Si señor— Asintió la chica la cual se acercó a Redel.

    —Redel ven conmigo— Dijo la chica tranquilamente tomando la mano del muchacho. Este la miró con los ojos perdidos, pero ya un poco mejor. En parte ya se le estaba pasando el impacto de esas visiones y también estaba reaccionando ante la amabilidad de la chica.

    —Si seguro— El chico se puso de pie y siguió tomado de la mano de la muchacha, y ambos empezaron a caminar cerca del parque. Esté estaba bien iluminado y se podría decir que no estaba del todo desierto. En él se encontraban parejas en las bancas y familias que llevaban a sus hijos a jugar con sus pokemon. Toda esa paz se reflejaba en el ambiente y fue por eso que Redel volvió en sí de repente y se dio cuenta de lo que había pasado y de lo que estaba pasando. Lo primero que hizo fue zafar su mano de la mano de Eliza, ante la sorpresa de está.

    —¿Qué pasó? ¿Por qué estamos en el parque?—Preguntó con enojo y confusión el chico.

    —Pues teníamos que irnos de la escena del crimen antes de que llegarán los reporteros— Dijo la chica tranquilamente de una manera comprensiva.

    —¿Escena del crimen? No me digas que entraste al edificio después de la explosión— A el muchacho se le hizo un nudo en la garganta, la impresión era muy grande para él. Sentía que le iba a dar un infarto ahí mismo.

    —Sí y vencí a unos maleantes del grupo X a tres de ellos realmente, uno de ellos un líder— Dijo la chica orgullosa de lo que había logrado.

    —Tú ¡¿Qué?!—Grito tan fuerte el chico que casi todos en el parque voltearon a verlo.

    —Que me enfrenté a tres miembros del grupo X y les gane— La chica estaba empezando a cansarse de repetir lo mismo una y otra vez,

    —No, no, no puede ser… ¿Te encuentras bien?—Dijo el muchacho sujetando a Eliza por los brazos y mirándola directamente a los ojos. Él no podía creer lo que estaba escuchando, ella enfrentándose a esos malditos y el incapaz de ayudarla, si algo le hubiera pasado, jamás se lo perdonaría.

    —Suéltame— La chica forcejeo un poco y después el chico la dejo ir.

    —Sí, me encuentro bien, gracias a lo que me enseñaste, pero tú en cambio ¿Qué te paso? Nunca te había visto así como ausente, llorando…—La preocupación se hacía notar en la voz de la chica casi al final de la frase. Ella enserio quería saber lo que le había pasado. Redel aún estaba nervioso, su corazón latía aceleradamente y el sudor frío seguía corriendo por su cuerpo.

    —No voy a hablar de eso, jamás— expresó Redel con una mirada que le helaría la sangre a cualquiera dirigida directo a Eliza. Está se quedó como hipnotizada por un momento, nunca había visto a alguien hablar con tal seriedad a alguien.

    —Pero… Está bien, quédate con tus "secretos". No sé ni porque me preocupo. De todas maneras esta anocheciendo, es mejor dirigirnos al centro pokemon— La chica se encontraba molesta, ella se sentía mal por la forma en que la estaba tratando.

    —¿Centro pokemon?—Dijo Redel algo nervioso.

    —Si, al centro pokemon. Mis pokemon están muy heridos y además podemos quedarnos ahí a dormir— La chica seguía un poco molesta, pero igual sentía que tenía que responderle.

    —No podemos ir, porque…—el chico estaba buscando una excusa para zafarse de esta, el evitaba ese lugar como a la peste, es más desde el incidente no había puesto sus pies en uno de esos.

    —¿Por qué no?— dijo la chica un poco desesperada, enserio esperaba una buena respuesta.

    —Porque no soy un entrenador oficial— dijo el muchacho tratando de sonar convincente. Eso tendría que servir, era una buena excusa, como cualquier otra. Por su parte Eliza no estaba convencida.

    —Por favor Redel, todo el mundo sabe que si tienes pokemon en pokebolas puedes quedarte hasta una semana en los centros, así que vamos para alla— La chica hablo con decisión mientras caminaba. El chico se quedó un rato pensando cómo evitar esa idea, pero no se le ocurría nada. No podía decirle la verdad a ella, no aún, tal vez nunca.

    Por su parte Eliza siguió caminando hasta llegar a un gran edificio blanco con el techo rojo con unas enormes letras C.P. Redel se quedó parado frente del mismo completamente atónito. No sabía si tendría el valor para enfrentarlo, ese miedo a recordar. Ese amargo recuerdo que no lo dejaba en paz y que solo se hacía más fuerte al estar cerca de esa construcción. Estirándolo Eliza lo hizo entrar casi por la fuerza. Pasaron por las puertas de vidrio y se encontraron en un gran salón, con una luz casi enceguecedora y todo blanco. Había unas computadoras para comunicación a la derecha y enfrente de ellos un mostrador. Detrás de él se encontraba una muchacha joven vestida con un uniforme de enfermera todo rosa con un delantal blanco. Eliza se acercó a ella con una sonrisa sin notar que el chico estaba justo en medio de la sala mirando fijamente el piso. Los recuerdos llegaban a él de una manera muy intensa. "Porque todos los malditos centros tienen que tener la misma arquitectura" pensó mientras las imágenes recorrían su cabeza. Ella ahí tirada, y el charco rojo de sangre inundando la habitación, mientras la vida se le escapaba lentamente. La indignación y la impotencia lo llenaban al saber que no había ya nada que hacer por ella, no importando cuanto la amaba solo podía esperar lo inevitable.

    —Centro pokemon, ¿En qué puedo ayudarles?— Dijo amablemente la enfermera.

    —Mi nombre es Eliza, vengo a curar a mis pokemon—dijo la chica sacando sus tres pokebolas en el mostrador.

    —Estarán listas en un instante, déjeme tomarlas— La enfermera tomó una bandeja con seis orificios donde cabían las pokebolas y las puso en ellas. Después la colocó en una maquina al lado izquierdo y salió un brillo. Eliza al verlo le hizo recordar lo que había sentido por lo del tratamiento que recibió. Esperaba que los pokemon no sintieran dolor al pasar por la máquina. Finalmente dejo de brillar y la enfermera le entregó sus pokebolas.

    —Aquí están tus pokemon gracias por su preferencia— dijo la enfermera muy cordialmente.

    —De nada, ¿podríamos pasar aquí la noche?, mi compañero y yo—Preguntó amablemente Eliza.

    —No veo porque no, se pueden quedar hasta una semana si así lo prefieren— Respondió la enfermera.

    —Muchas gracias, lo vez Redel, no hay ningún problema en quedarse— La chica se acercó a Redel el cual no le respondía. "Otra vez no" pensó la muchacha. Por su parte el chico miraba fijamente una parte del piso. Eliza miró hacia ese lugar pero no había nada.

    En la mente del chico pasaba la siguiente escena:

    —No por favor, no— Dijo Redel entre sollozos. En el piso yacía su amada desangrándose, el carmesí manchando su traje de enfermera y haciendo un charco a su alrededor. El chico solo se arrodillo para estar cerca de ella.

    — Lo siento Redel, pero no puedo más— dijo la chica con lágrimas en los ojos, llena de dolor por sus heridas pero aún con esto se estaba despidiendo.

    —No digas eso, todo va a salir bien—él se negaba a aceptar lo obvio. La tomó entre sus brazos y acercó su rostro al de ella.

    — Al menos estamos juntos estos últimos momentos— Ella lo miró fijamente a los ojos y le sonrió. Esa fue su último gesto, después de eso se dio por vencida y expiró su último aliento. Redel estaba invadido por la rabia y la impotencia. Ella había muerto, la había perdido para siempre. Todo por culpa de esos malditos.

    —¡NOOOOOOOOOOOO!— Gritó el chico desconsoladamente a la vista de todos los otros ahí presentes.

    —¡Juro que algún día me vengaré!, me oyeron lacras, ¡Me vengaré!— Gritó nuevamente al cielo y empezó a llorar como si no hubiera un mañana, abrazándola fuertemente como si no fuera a soltarla jamás.

    En esos recuerdos estaba cuando escucho la voz de Eliza gritándole:

    —¡Redel responde!— Le gritó con todas sus fuerzas. Esto le hizo salir del trance en que se encontraba.

    —Eh— Le dijo el chico aun sintiendo todo lo que había recordado.

    —Que nos podemos quedar aquí para la noche— dijo la chica tratando de ser amable pero también algo molesta.

    — Preferiría no hacerlo…— El chico seguía atormentado por las emociones tan fuertes que había sentido y lo que más quería era salir de ese lugar.

    —No tienes opción, no podemos acampar en el parque ¿Verdad?, ya verás te va a encantar quedarte. Aquí tienen duchas, camas, inclusive desayunos en la mañana, ya no tendrás que comer tus insípidas barras energéticas—La chica trataba de sonar lo más convincente posible.

    —No me siento cómodo aquí…—El chico simplemente no la había escuchado.

    —Pues no importa, nos quedaremos aquí y es mi última palabra— Eliza se estaba desesperando por las respuestas que le daba el chico "¿Qué podría estarle pasando?" se preguntó a sí misma, pero decidió no preguntarle porque sabía que no le diría nada.

    —Está bien, como gustes…— El muchacho sin esconder su inconformidad, decidió aceptar. Se fue y se sentó en una banca. Esta sería una larga noche.
     
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    Aventura
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    Parte XVIII

    El centro pokemon estaba recibiendo a toda clase de entrenadores de diferentes vestuarios que los calificaban en la clase de pokemon que utilizaban. Entre ellos estaban montañistas, chicos ricos, psíquicos. Todos reunidos por una simple razón, podrían curar a sus pokemon, descansar un día, bañarse y dormir. También era un lugar desde el cual podían comunicarse con sus seres queridos, en uno de los telecomunicadores se encontraba Eliza.

    —Hola, papá, mamá ¿Se encuentran ahí?—Pregunto la chica viendo la pantalla, en la cual aparecieron los padres de la chica.

    —Hijita ¿Cómo has estado? Tu padre y yo hemos estado muy preocupados porque no nos has hablado…—En la voz de la madre se denotaba una calidez afable la cual su hija realmente extrañaba, en eso interrumpió una voz masculina.

    —Estás hablando con Eliza, hija ¿Por qué no has llamado? Nos tienes aquí esperando noticias tuyas— El padre de Eliza habló con un tono severo pero al mismo tiempo mostrando real preocupación. Siguió hablando— Es ese chico ¿Verdad? Sabía que no debía dejarte ir con él, de donde nos llamas. Voy a irte a recoger en este preciso instante— En la manera de hablar se notaba una gran seriedad, era obvio que hablaba en serio.

    —No hace falta papá, estoy en ciudad Montechico, en un centro pokemon. No podría estar más segura— La chica trató de tranquilizar a su padre, era obvio que eso no lo lograría por sí sola, pero valía la pena intentarlo. Continuo hablando— He aprendido tantas cosas nuevas, sobre los pokemon, sobre entrenamiento, sobre supervivencia, ha sido un viaje fantástico hasta ahora. Redel no podría ser un mejor maestro, no tienen nada de qué preocuparse— En su hablar había un brillo que notaron ambos padres, era una mezcla de satisfacción y de emoción realmente indescriptibles con palabras sencillas.

    —Pero…— El padre quiso hablar pero fue rápidamente interrumpido.

    —Que bien mi hijita, se nota que todo este tiempo te ha ido muy bien, tu padre y yo te apoyamos. ¿Verdad?—La madre hablaba de manera encantadora y cuando se dirigió a su marido era tratando de convencerlo a estar de acuerdo con ella.

    —Si hijita te apoyamos…—dijo el padre sin sonar muy convencido.

    —Y a propósito ¿Dónde está ese chico?—Esta vez habló la señora con una curiosidad natural.

    —Bueno, él está…—cuando dijo esto miro al chico, el cual parecía catatónico ahí sentado en esa silla. Ella sabía que se había estado comportando de manera muy extraña desde el incidente, así que pensó en una excusa para que no notaran eso sus padres. –Bañándose, no va a poder comunicarse, de hecho hay otras personas aquí que quieren usar la maquina así que creo que es hora de despedirse—La chica no quería despedirse tan pronto de sus progenitores, pero no podía arriesgarse a que descubrieran el estado en el que se encontraba Redel.

    —Bueno hijita, recuerda que te amamos, trata de hablar más seguido—dijo la mamá tratando de que no se notara que quería seguir comunicándose con su hija.

    —Si algo llega a pasar, lo que sea, sabes que puedes llamarnos—Dijo el padre tratando de ocultar su impotencia ante la situación.

    —Si lo sé, también los quiero…Adiós— Eliza se encontraba triste por la despedida, pero ya habría más tiempo para hablar en otra ocasión. Colgó el teléfono digital y la pantalla se apagó. Otra persona que se encontraba atrás de ella tomo su lugar y empezó a hablar mientras ella se alejaba. Se acercó al chico en la banca pero este parecía ido, definitivamente no estaba bien, pero a la vez sabía que no podía hacer nada para ayudarlo. Decidió mejor dejar sus cosas encargadas en el lugar especial del centro y después darse una ducha de agua caliente. Eliza se acercó a una especie de mostrador en donde una persona del staff del centro le dio un número en una tarjeta digital y recibió sus objetos los cuales guardó en un estante con una puerta que se cerraba. Después de esto se dirigió a las duchas para mujeres. Redel ni siquiera sé dio cuenta de su presencia y posterior ausencia.

    Mientras todo esto pasaba el chico no podía dejar de pensar en ella. En su amor perdido en esa trágica noche. Se acordaba de su primer beso. Recordaba con tal claridad como si lo estuviera viviendo. Él había reunido el valor para pedirle que salieran juntos. La había conocido desde hacía ya mucho tiempo, pero no la había visto durante su gran ausencia. Ambos ya habían crecido, pero los sentimientos que sentía por ella no habían cambiado, si acaso se habían vuelto más fuertes. La invitó a cenar en un restaurante familiar en un horario en el que ella podía descansar de su trabajo. El lugar no era muy lujoso, pero en él se notaba una calidez envolvente, un ambiente de intimidad. Además para el precio la comida era excelente. Después de degustar el platillo hablaron durante horas, en parte de sus aventuras, en parte del trabajo que ella estaba llevando a cabo, hasta que se acabaron los temas de conversación y se quedaron mirando uno al otro, poco después ella sugirió ir a otro lugar. Ella lo llevo casi a rastras a un club nocturno, de esos en donde los chicos van a bailar, beber y divertirse. Cuando entraron la música era ensordecedora y definitivamente no del agrado de Redel, pero él no podía resistirse a la mirada de ella. Lo arrastró hasta la pista de baile y ella empezó a bailar. Sus movimientos eran conforme al ritmo de la música, de una manera tan hermosa que dejo perplejo al chico. Ella era como una diosa enfrente suyo y se quedó solo mirándola. Intentó moverse pero sus pasos eran torpes, bailar definitivamente no era lo suyo y se fue a sentar. La chica parecía no notarlo y se estaba divirtiendo mucho, pero pasado algún tiempo notó su ausencia. Otros chicos trataron de bailar con ella pero los rechazaba. Finalmente se acercó al chico y con una sonrisa le dijo "Vámonos de aquí". Ambos salieron del lugar y caminaron bajo la luz de las estrellas y la luna. Cuando llegaron a la casa en donde ella se estaba quedando hubo un silencio absoluto. El mundo pareció detenerse durante unos instantes. Los ojos de los jóvenes se cruzaron y fue ella la que se acercó. Entonces pasó, el beso. Los cálidos labios de ella unidos tiernamente a los de él. Los segundos que más atesoraba en esta tierra, que no cambiaría por nada existente o inexistente del mundo. Fue la mejor experiencia en su vida y tan pronto como empezó así terminó. Sus ojos se cruzaron una vez más. Entre una sonrisa que iluminaría el cielo nocturno cual lumbrera dijo estas palabas "Adiós, nos veremos otra vez". Se alejó y entró a la casa. Redel por su parte se sentía el ser más afortunado del planeta. Salieron muchas otras veces y se besaron en más de una ocasión, pero nada como la primera experiencia.

    Pero otro recuerdo lo atormentaba, ellos habían discutido sobre el tema de cómo tratar a los pokemon. Ella insistía en que el afecto era esencial para las criaturas y Redel insistía en su teoría de que la lucha debía ser un reflejo de la naturaleza. Era una discusión que ellos tenían de vez en cuando, pero esta vez se había salido de proporción y llegaron a herirse sentimientos. Acciones y palabras de las cuales se arrepentiría toda su vida, ya que esa noche, fue LA NOCHE. Cuando la vio tirada en el suelo y en la que la había perdido para siempre. El solo quería disculparse por lo dicho, hasta le había llevado flores. Ellos se la habían arrebatado. Ella era tan bella, tan extrovertida, tan buena, simplemente no sabía que había visto ella en él. Él se odiaba por esto, y esta era su tercera pérdida. Tal vez era esto lo que veía en él, el deseo de ayudarlo, de curarlo. Trataba de no pensar en esto, pero los recuerdos siempre volvían, hiciera lo que hiciera. Suspiro un instante y lloró. Lloró desconsoladamente hasta que las lágrimas cesaron de salir, después de esto se dispuso a concentrarse en el aquí y el ahora. Dejó sus cosas en lugar especial del centro y se fue a los dormitorios. Era un lugar amplio con literas, algo oscuro pero con suficiente luz como para entrar a la hora que fuera o bajar de la litera en caso de que se necesitara. Sé acostó en una cama y trató de dormir. Misteriosamente la chica salió de la ducha casi al mismo tiempo y fue a los dormitorios. Encontró al chico y se durmió en la cama de arriba de la litera donde se encontraba Redel. Los pensamientos del chico cambiaron, ahora estaba con ella, con Eliza. Su vida tenía un propósito ahora, alguien más dependía de él, no sabía si esto le disgustaba o no, pero había algo en ella que lo motivaba y definitivamente no quería que eso desapareciera. Al menos lo que dure el mes. Pensó en lo que habría de enseñar ahora y se quedó dormido.

    En la mañana siguiente Eliza se despertó primero y vio como el chico todavía dormía y decidió dejarlo en paz. "Tal vez es lo que necesita, un poco de sueño". Se fue al área de depósito de sus cosas y dando su tarjeta le fueron devueltas sus pertenencias. Después paso al área de comedor, un espacio amplio con sillas, un buffet y muchas mesas con sus sillas, y en el centro de todo un televisor gigante en el que se transmitían las noticias de la mañana. Ahí había toda clase de gente y entre ellas la chica vio a Redel sentado en una mesa junto al televisor. Ella fue primero a tomar una bandeja y servirse del buffet, el cual era gratuito, bueno solo el primer plato, los demás se descontarían de la tarjeta de entrenador. Después de servirse se acercó al chico el cual la miró con cierta indiferencia. Siguió comiendo y viendo la tele. Ella se sentó junto a él notando que se veía algo repuesto de cómo había estado últimamente. Entonces se escuchó una noticia desde la pantalla del aparato receptor:

    —Aquí tenemos la escena del crimen realizado ayer por la tarde, otro atraco del Grupo X, pero con un giro inesperado. Al parecer una chica se convirtió en heroína al rescatar a una pareja de las manos de esos criminales— dijo una reportera y se escuchó en toda el área de alimentación del centro. Muchos entrenadores se acercaron para escuchar más atentamente la noticia. La reportera continuó— Aquí tenemos a las víctimas de este terrible suceso ¿Algunas palabras para la cámara?

    —Sí, esa chica nos salvó a mi esposo y a mí. Es realmente una heroína, muy joven pero con un gran sentido del deber. Le debemos todo a ella.— Contestó la señora con la que Eliza había hablado el día anterior. Todos los entrenadores se pusieron a discutir sobre el asunto. Eliza por su parte miró a Redel con una sonrisa de oreja a oreja y con la frente muy en alto. El chico la miro con un deje de desprecio y le dijo:

    —Ojala no se te suban los humos a la cabeza— El tono era bajo para que nadie escuchara aparte de la chica a quien era dirigida la frase. Eliza no lo tomó a mal y siguió escuchando la entrevista. Fue muy corta realmente con solo unos indicios policiacos y con la información de que los culpables no habían sido capturados. Entonces pasaron al clima y una noticia llamó la atención del chico.

    —Hoy es el primer día de luna llena del mes, así que disfrútenla— Dijo la chica del clima con el característico tono amable. El chico saco su calendario digital y se dio cuenta de que el día sería ese.

    — Vámonos rápido— dijo Redel con un tono casi alarmante.

    —Pero si apenas acabo de terminar la comida— Contestó Eliza.

    —Esto es importante créeme— Dijo el chico con más urgencia que la vez anterior.

    —¿Es porque no te gusta el lugar? Vamos solo un poco más— suplicó la chica.

    — No es por eso, es algo que te conviene, en serio— El chico se levantó de la mesa.

    —Está bien…— Contestó la chica algo decepcionada, pero al mismo tiempo curiosa con a que se refería con que esto le convenía. Era cierto que le estuviera mintiendo y que solo quería salir de ahí lo más rápido posible, pero de todas maneras decidió seguirle el juego a ver de qué se trataba.

    Redel entonces, seguido de Eliza se dirigió a la parte en donde se hallaban sus cosas y las recogió. En poco tiempo se halló en el vestíbulo nuevamente, pero esta vez logro mantener la compostura y salió rápidamente por la puerta. Afuera era de mañana con Pidgeys trillando y Butterfrees revoloteando. En el parque había ancianos alimentando a los Pidoves y a los Psyducks del lago artificial. Por entre ese parque salieron los chicos y se dirigieron a la salida de la ciudad rumbo al Pico de Montechico, uno de los principales picos de la cadena montañosa que llegaba hasta Monterregio. Ahí había un grupo de túneles y cavernas rocallosas en los que se encontraban pokemon raros, pero peligrosos como Aggrons entre otros. Al ver la chica que se dirigían hacía este lugar exclamó:

    —¿Nos dirigimos al gran pico? ¿Qué hay ahí de importante?— La chica se encontraba confundida, además no le agradaba la idea de entrar en esas cuevas llenas de Zubats y de Geodudes.

    —No precisamente, iremos a un lugar que pertenece al área virgen de la cadena montañosa, un lugar muy poco explorado. En cuanto a porqué ir ahí, bueno solo digamos que en serio será una recompensa, por lo demás será una sorpresa que no quiero arruinarte— En la cara de Redel se dibujó una gran sonrisa, casi al terminar la frase y siguió avanzando.
     
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    Redel
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    Aventura
    Total de capítulos:
    20
     
    Palabras:
    1937
    Parte XIX

    Anduvieron por al camino de tierra por varias horas hasta llegar a una sección que estaba bloqueada por una gigantesca roca. Redel saco a su Tyranitar para moverla y ambos pudieron pasar. Después de colocar la piedra en el lugar donde se encontraba originalmente, regreso a Tyranitar a su pokebola y siguieron caminando entre los matorrales. Pasando entre las plantas espinosas tuvieron que subir una ladera bastante inclinada durante un par de horas más. Esto los dejó agotados a ambos y al llegar a la cima de ese monte se detuvieron a tomar un almuerzo de carne seca. No hubo conversación durante este receso ya que aunque la chica se moría de curiosidad, sabía que no podría sacarle nada de información a Redel. Al terminar siguieron por la cadena montañosa durante horas hasta que se empezó a bajar el sol. El chico al ver que quedaba poco tiempo apresuro el paso, lo cual no hizo muy feliz a Eliza, pero decidió tratar de alcanzarlo. De repente el chico se detuvo y miro debajo de donde se encontraban. La chica miro hacia abajo y vio un lago, oculto entre las montañas. Era hermoso, brillante, cristalino y reflejaba la luz de la luna a la perfección era como ver dos lunas, una en el cielo y otra en la tierra.

    —¿Esto es lo que querías mostrarme? Un lago, digo si esta bonito y todo eso, pero yo esperaba…—La chica se notaba fastidiada pero antes de terminar fue interrumpida por Redel.

    —SHHHH—La calló el chico y le hizo una señal de que se ocultaran tras unos arbustos. Ella como no queriendo muy bien se inclinó también y se quedó así durante horas hasta que la luna llegó a su punto más alto. Sus piernas se le acalambraron pero justo cuando iba a decirle algo a Redel apareció de entre las sombras una pequeña criatura rosada y otras le siguieron.

    Poco a poco se llenó de esas hadas alrededor del lago y empezaron a cantar, con una voz tan melodiosa como la de los mismos ángeles. La chica quiso decir algo pero el chico le tapó la boca de inmediato y le señalo la escena que se estaba llevando a cabo a poca distancia de ellos. Las tiernas criaturas entonces iniciaron la danza, con movimientos tan agiles y precisos, pero al mismo tiempo tan salvajes e improvisados que dejaron boquiabierta a la chica. Entre el coro y las danzas salieron cuatro criaturas más grandes que las demás, al parecer los líderes de todos y se pusieron en las cuatro esquinas del lago e hicieron lo imposible, caminaron sobre el agua dando pequeños saltos casi sin mover la superficie hasta llegar al centro. Entonces hubo un silencio absoluto. Las criaturas más grandes sacaron unas rocas cada uno y las elevaron justo sobre el reflejo de la luna y de sus manos salieron unos rayos de luz que iluminaron toda la escena y fusionaron las rocas en una sola. Esta roca flotó por el aire hasta alcanzar cierta altura y luego estallo en mil pedazos como si fueran fuegos artificiales y cayeron las cenizas como si fueran gotas de lluvia sobre las pequeñas hadas las cuales al entrar en contacto con el polvo brillaron. Sus cuerpos se transformaban en un instante y se parecían a los cuatro mayores que se encontraban en el lago. Una vez que hasta el último de los seres se hubo transformado se unieron a los que estaban en el cuerpo de agua y empezaron a bailar otra vez con ánimos renovados como si su energía se hubiera revitalizado. Saltaban, daban piruetas y el espectáculo se extendió durante horas. Pero mirarlo era hipnotizante, a pesar del tiempo transcurrido a la chica le parecieron pocos minutos. El baile finalmente se detuvo y las criaturas se fueron alejando del lago. Entonces el chico le dio las nueve ultrabolas a la chica y saco a su Tyranitar nuevamente el cual levanto una nube de polvo y esto confundió a las criaturas, las cuales se iban de un lugar a otro sin saber hacia donde huir.

    —Este es el momento Eliza, atrapa a cuantos puedas ahora— Le dijo Redel a la chica la cual aún seguía anonadada por lo acontecido. Pero se repuso en un instante y su instinto de cazador se puso al máximo. Lanzó ultrabolas a las hadas las cuales rompieron tres de ellas, pero seis si fueron capturadas. El resto de ellas simplemente desapareció entre los matorrales y rumbo a las montañas. Eliza entonces reaccionó en cuanto a lo que había hecho y se sintió mal por las criaturas.

    —Pero que hice…—Dijo la chica con tono de lamentación en la voz.

    —Atrapaste a seis de los pokemon más difíciles de conseguir en la tierra, Clefable. Te dije que te recompensaría ¿No es cierto?— La voz de Redel era una de total satisfacción como maestro se sentía bien ver como su alumna había usado su instinto tan satisfactoriamente como lo había hecho y como planificador de este plan que tenía desde hace tanto tiempo había rendido sus frutos.

    —Pero no creo que lo que hice estuvo bien. Digo, es cierto que capture a una especie rara, pero cuando estaba más indefensa. Además que pasará con el ritual, tal vez nunca vuelvan a realizarlo, y todo por mi culpa— Ella tenía lágrimas en los ojos al decir estas palabras. Al ver esto Redel decidió tranquilizar a la chica.

    —Tú eres una entrenadora, viste la oportunidad y la aprovechaste. No hay nada de malo en eso. Sobre lo del ritual, ellos llevan haciendo lo mismo, en este mismo lugar por siglos, no creo que se detengan solo porque una chica se apareció de la nada y capturo a un par de ellos— El chico hablaba convincentemente además de un poco fastidiado por la actitud de la chica ante la situación.

    —¿En serio?—A la chica se le iluminaron los ojos.

    —Sí, ahora ayúdame a hacer una fogata, tengo hambre y tengo sopa de verduras para hacer—El chico estaba sonriendo, pero la chica no, definitivamente había llegado a odiar esa sopa como nunca a un alimento en su vida. Pero no habiendo más le ayudó a preparar la fogata. Cuando todo estuvo listo comieron y entonces la chica le preguntó:

    —¿Cómo supiste de este lugar?— la pregunta era obvia, se la habría hecho antes pero él la había callado anteriormente.

    —Bueno en mis viajes, el año pasado para ser exacto, estaba investigando la migración y nidos de los Clefairy, cuando di con este lugar por accidente y bueno vi el ritual. Después de esto señale el lugar en un mapa y la fecha en el siguiente año que coincidiera con el número de lunas llenas. Veraz los Clefable que viste son los lideres, ellos hayan rocas precursoras de piedra lunar y con el poder de la luna y sus poderes hada los transforman en piedra lunar y hacen evolucionar a los Cleafairy que están listos para llegar a la madurez. Ya que solo los Clefable pueden procrear cuando están en estado salvaje—Al dar la explicación hizo la voz de una manera que le era familiar a Eliza, era su voz de maestro. Para la chica esta era una señal de que estaba volviendo a la normalidad.

    —Y ahora ¿Cómo los probaremos?—Dijo la chica acostumbrada ya a el método de Redel de selección de los pokemon.

    —Bueno es bastante simple, los sacas de sus pokebolas, los marcas y primero los expones a la tormenta de arena de Tyranitar para ver cuales tienen la habilidad de guarda mágica. Después los que pasen la prueba los expondremos al fuego, lo suficientemente fuerte como para que sientan el calor, pero no como para quemarlos ya que eso no nos sirve, lo que buscamos es defensa especial, el que aguante más tiempo el calor ese será tu nuevo pokemon.—La voz de Redel era algo monótona era como si estuviera recitando de un manual, era obvio que ese plan tenía mucho tiempo en su mente.

    —Muy bien— La chica obedeció lo que le mandó hacer. Metió a sus pokemon a la caja y despues sacó a sus hadas y las numero del uno al seis. Redel por su parte regreso a Tyranitar a su pokebola y lo volvió a sacar lo cual inicio la tormenta de arena. Tres Clefables, el cuatro, el dos y el seis se sintieron golpeados por la arena, pero los otros tres parecían inmunes a los golpes de la misma. Después, a esos tres, les ordeno que se acercaran al fuego y esperaron. Las hadas hicieron su mayor esfuerzo soportando el calor, ninguna quería perder en ese juego. Lentamente sus fuerzas se fueron acabando y el primero en caer fue el número uno, mientras el tres y el cinco siguieron soportando un largo rato. Se miraban mutuamente con una mirada retadora, sabían que solo uno de ellos podría resistir y ganar lo era todo. El número tres se puso de rodillas, poco después lo hizo el cinco. Finalmente se desmayó el tres y como ganador quedó el número cinco.

    —Es hora de liberar a los que no pertenecerán a mi equipo—Dijo felizmente Eliza, pero fue interrumpida por Redel.

    —¿Estás loca? Lo que vas a hacer es darme los otros a mí para que los venda —Redel hablaba muy seriamente.

    —Pero pensé que lo que se debía hacer era liberarlos—Dijo Eliza algo confundida.

    —Pero estos son pokemon muy valiosos solo transfiéremelos a mí y yo los venderé a Larry. Créeme estarán bien, la mayoría de quienes los comprarán son tipos ricos que les darán todo lo que puedan querer—El chico trataba de sonar convincente además creía que lo que decía era cierto. Entonces Redel hizo la transferencia y ahora los Clefable eran de su propiedad, por lo que podría venderlos. Eliza no estaba muy de acuerdo, pero sin embargo el chico le estaba pagando todos sus gastos en cuanto a entrenamiento y sin él no los habría podido capturar. No la hacía feliz pero sin embargo creyó que era lo correcto.

    Poco después se le ocurrió hacerle otra pregunta al chico:

    —Redel ¿Qué fue lo que te pasó con lo del Grupo X y que solo empeoró en el Centro Pokemon?—La chica lo miró con unos ojos de preocupación, era obvio que era más que simple curiosidad lo que la movió a hacer la pregunta.

    —NADA, y no volveremos a hablar del tema— El chico se puso a la defensiva.

    —Pero…—La chica insistió.

    —Si sigues con eso, se acaba el entrenamiento ahora mismo— La voz del chico era tajante, las palabras eran como punzadas en el pecho, no estaba bromeando ni blofeando.

    —Está bien, quédate con tus secretos, una que se preocupa por ti y así respondes. Ahora entiendo bien porque estas solo— Las palabras de la chica le llegaron a lo más profundo a Redel, simplemente lo había herido de una manera en la cual no podía defenderse. Eliza entro en cuenta de lo que había hecho y trato de remediarlo.

    —Redel lo siento, yo…—Ella no sabía qué hacer, había sido innecesariamente cruel y lo peor es que lo sabía.

    —Mira, no te disculpes, no tengo porque hablar nada más contigo, mejor déjalo así y durmamos ¿Te parece?—El chico trato de no mostrar lo herido que se encontraba, no quería reprenderla, solo quería que lo dejara en paz, tal vez al día siguiente se le pasaría el enojo.

    —Si…—Dijo la chica llena de remordimiento. Ambos se acostaron y Redel dejo de vigía a Tyranitar y se dispusieron a dormir.
     
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    Redel
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    20
     
    Palabras:
    2230
    Parte XX

    Amanecía en las montañas, todo alrededor se encontraba en total serenidad. El rocío empapaba las hojas y algunos Hoppip levantaban el vuelo. Viéndolo todo se encontraba Redel despierto casi desde el amanecer, simplemente no había podido dormir bien. Las palabras de Eliza resonaban en su cabeza. "Ahora entiendo bien porque estás solo" las palabras no dejaban a su mente tranquila. Era cierto que estaba solo, y eso le gustaba, o al menos eso creía. También era cierto que se guardaba secretos, pero tenía buenas razones por las cuales tenerlos. Si se los revelaba sería una muestra de debilidad, algo que no podía permitirse. Pero parte de él en lo más profundo sentía las ganas de conectarse con otro ser humano. Tenía a sus pokemon, pero con ellos llevaba una relación de dominio. Él escuchaba de otros como su mejor amigo era un pokemon. Personas que los tenían de mascotas y que con ellos llegaban a establecer un lazo afectivo muy fuerte. Redel en cambio no era una de ellas. Sus pokemon estaban condicionados para la lucha y para la defensa de su entrenador, pero en esa comunión él era el líder y ellos sus subordinados.

    Recordaba como el Torchic de Eliza se sentía arrepentido de haber dañado a su entrenadora, era obvio que los sentimientos de ese pokemon eran sinceros y no porque vendría un castigo por haberlo hecho. Se preguntaba si alguno de sus pokemon sentiría lo mismo por él. Él había estado tan ocupado planeando su venganza que no le importó sacrificar esa parte del entrenamiento para llegar al fin deseado. Vio a su Tyranitar por ejemplo, era un Pupitar cuando se enfrentó a la liga y tal vez ese fue el factor decisivo en que quedara en segundo lugar. Quedar en segundo lugar, ese fue uno de los momentos más humillantes de su vida. Muchos se hubieran conformado con solo eso, una medalla de plata y hubieran seguido con sus vidas. Pero para él, que se había esforzado tanto y para nada. Miró a la chica durmiendo plácidamente. No dejaría que ella pasara por esa humillación, no importaba que lo hubiera herido con sus palabras, sabía que lo había hecho sin intención, además le estaba agarrando cariño. Era algo que temía sucediera en el momento en el que se estableció el trato de entrenarla. Pero no lo admitiría frente a ella, él era su maestro y nada más. Si se involucraba demasiado tal vez influiría en como la trataba. Además ella se iría en medio mes. El tiempo que le quedaba con ella era limitado, pero tal vez era para mejor. Volvería a su soledad. Y como si su mente estuviera dando círculos regresaba al tema de su aislamiento. Aislado del mundo para que este no lo hiriera más, pero al mismo tiempo añorando algo de compañía. Esto le disgustaba en sobremanera, de la forma que fuera el sería infeliz.

    "¿Qué sentido tiene la vida si solo es para sentir sufrimiento?" pensaba él. Esa línea de pensamiento es la que lo había llevado a tomar esas acciones hacía medio mes atrás. Miró su muñeca vendada y suspiró. En eso se levantó Eliza y miró fijamente a Redel a los ojos. Por unos leves instantes pudo sentir lo que él sentía y se acordó de lo que había dicho la noche anterior. Su mirada cambió a una de remordimiento.

    —Perdón por lo que dije anoche— dijo Eliza claramente acongojada.

    —No hay problema—dijo Redel tratando de fingir una sonrisa.

    —Enserio no quería decirlo, sólo salió de mí. Es que has estado actuando de manera tan extraña últimamente que me preocupe por ti. A pesar de que intento comprenderte lo haces tan difícil al dejarme fuera. Solo quiero que nuestra relación siga como antes. ¿Estamos bien Redel?—La chica hablaba con una voz que mostraba verdadera preocupación.

    —No te preocupes, estamos bien— dijo con una voz seca, tratando de ocultar sus emociones, esas palabras habían movido algo en él de nuevo. "¿Cómo lo hace? Decir justo las palabras correctas para perturbar mis emociones" pensó durante un segundo y continuó— Tenemos que apresurarnos a llegar a Montechico, si nos anochece no podré vender estos Clefables hoy y el día sería un desperdicio— Trató de sonar lo más tranquilo que pudo como señalando que se encontraba bien.

    —Está bien…—dijo la chica no muy convencida de que Redel se encontrara bien, pero como no podía hacer nada respecto a eso decidió dejarlo por la paz.

    —Pues entonces vamos— dijo Redel señalando el camino.

    —¿No vamos a desayunar primero?—dijo la chica algo hambrienta.

    —Toma una de las barras energéticas, yo ya tome una, la puedes comer mientras caminamos— El apuro del chico era notorio. Le entregó a la chica una de sus barras que tenía guardadas en la mochila y esta la tomó. El chico por su parte metió a su Tyranitar a la pokebola.

    —Bueno, la iré comiendo en el camino— dijo la chica algo resignada.

    Ambos empezaron a caminar por la montaña, justo por la vereda que habían recorrido el día anterior. El mismo prado, los mismos matorrales, los mismos Sentret a sus alrededores. La misma roca que mover con Tyranitar. Solo que esta vez en sentido contrario. La chica se preguntaba como Redel era tan bueno reconociendo caminos, pensó en preguntarle pero viendo que el chico estaba muy concentrado en el camino decidió no hacerlo. Después llegaron a la senda principal, pero aún les hacía falta un buen rato para llegar a la ciudad. Redel entonces dijo:

    —Descansemos un poco, comamos algo y después continuaremos— la manera en que lo dijo era seria pero más afín a lo que era la voz normal del chico.

    —Si comamos algo, déjame adivinar, carne seca. ¿Verdad?— dijo la chica algo resignada por lo que sabía que era su siguiente comida.

    —Parece que sí eres psíquica después de todo, eh—bromeó un poco el chico. En su cara se dibujaba una sonrisa al sacar la carne seca de la mochila. A Eliza le pareció bueno el que sonriera, eso quería decir que se encontraba mejor, por dentro se sintió aliviada al verlo como normalmente era. Ambos se sentaron a un lado de la senda.

    —Sí lo sé, una pregunta ¿cómo le haces para recordar los caminos?, eso es algo que me sería muy útil saber cuándo acabe el mes— dijo la chica tomando un trozo de carne seca y después mordiéndolo. Redel que estaba degustando la comida como si fuera un manjar la miró y le dijo:

    —Es fácil, no tienes que recordar todos los caminos, solo los caminos fuera de la ruta oficial. Para eso relaciona el lugar con lo que estás buscando de él, después te haces un mapa con características del lugar, como la roca que tuvimos que mover, un árbol grande de aspecto extraño, y mete toda esa información en el plano mental hasta que se te quede—la voz de Redel era su voz de maestro, con la que Eliza ya se había familiarizado.

    —Entonces todo está en meter el mapa en tu mente. ¿Verdad?— Le sonaba lógico a la chica.

    —Sí, solo recuerda los puntos importantes y que sean los que no cambien mucho— contestó el chico. El cual terminó su trozo de carne.

    —Sí creo que ya lo entendí—dijo la chica, terminándose también el alimento.

    —Que bien, pues es hora de irse— dijo el chico levantándose del suelo. La chica lo hizo después de él.

    Empezaron a caminar por la senda principal hasta llegar a la ciudad, fueron horas de caminata y Eliza se encontraba algo cansada. Pero ella sabía que ya estaban cerca de la tienda. Finalmente llegaron y en el mostrador se encontraba el mismo Larry el cual les dio la bienvenida.

    —Hola Redel y Eliza, no esperaba verlos aquí tan pronto, ¿tienes un nuevo trato para mi eh muchacho?—El señor sonreía, él sabía que Redel en la tienda quería decir dinero en su bolsillo.

    —Precisamente Larry, no me lo vas a creer pero traigo un Ursaring brillante de tanto nivel que Tyranitar tuvo problemas venciéndolo—dijo el chico sonriendo.

    —Tienes que estar bromeando, un Ursaring brillante de alto nivel, eso es casi imposible de conseguir—dijo dudoso Larry.

    —Pues no es lo único que traigo, también tengo en mi posesión cinco Clefables— dijo sacando las ultrabolas de su mochila. El dueño se sorprendió mucho, era cierto que se estaba hablando de Redel, que siempre le tenía sorpresas, no como otros novatos, pero esto era demasiado.

    —¡Me vas a dar un infarto muchacho! ¿Cuánto quieres por todo?— Las ansias de Larry eran notorias. La chica se divertía al ver las expresiones del señor.

    —Pues cincuenta mil por el Ursaring y seiscientos mil por cada Clefable— dijo Redel con una sonrisa de oreja a oreja.

    —¡Estás loco! Sé que son pokemon raros y todo eso, pero no te voy a dar tanto por ellos— dijo el dueño de la tienda algo nervioso. Eliza por su parte no podía aguantarse la risa.

    —Tómalo o déjalo— dijo el chico, se estaba vengando de lo de la vez pasada, bien podría pedir quinientos mil por cada Clefable, pero esto era para darle una lección al viejo.

    —Está bien, lo tomo— Larry sabía que una oportunidad de estas solo se da una vez en la vida.

    —Muy bien, hagamos la transacción— Ambos sacaron unas tabletas y se hicieron las transferencias de efectivo y de pokemon.

    —Algo más que quieras, aparte de dejarme sin dinero— dijo sarcásticamente el hombre.

    —Pues sí, veinte ultrabolas y un Shellder capturado en red, no en pokebola—dijo tranquilamente Redel.

    —Un Shellder salvaje, quieres una comida exótica, ¿tal vez para impresionar a la chica?—dijo pícaramente Larry.

    —No, para evolucionar a un Slowpoke— dijo con un deje de molestia el muchacho. La chica se sentía intrigada con lo de "comida exótica", pero decidió no preguntar al respecto.

    —Bueno, sí quieres te puedo vender una roca del rey, para tener un Slowking— instigó Larry tratando de vender más mercancía.

    —No, solamente el Shellder bastará— dijo Redel algo molesto. Entonces Larry se fue a la parte de atrás de la tienda y regresó con una pecera que tenía una gran almeja morada sacando su lengua.

    —Muy bien, hagamos la transacción, tienes que firmar de recibido por el Shellder porque no está en su pokebola— dijo el dueño de la tienda al muchacho entregándole la tableta y una pluma.

    —Sí, sé la naturaleza de los tramites, no me la tienes que repetir— El chico firmó, recibió el Shellder y las ultrabolas.

    —Muy bien, todo ésta en orden. Gracias por tu preferencias y recuerda que siempre estaré dispuesto a hacer negocios contigo, en especial si son tan buenos como este— dijo Larry con una gran sonrisa.

    —Nos vemos después, Eliza nos vamos— dijo Redel con voz seca.

    Ambos salieron de la tienda y ya estaba anocheciendo. El atardecer cambiaba de colores las hojas de los árboles y pintaba las nubes de un tono rosáceo. Finalmente llegaron al parque.

    —Eliza, saca a tu Slowpoke— Le dijo el chico.

    —Ah, sí, claro— La chica sacó a su criatura rosada de la pokebola, la cual dio un gran bostezo. El chico acercó la cola del pokemon a la pecera con el shellder. Este último la mordió, como un reflejo Slowpoke la saco del agua y algo asombroso ocurrió frente a sus ojos. Slowpoke y Shellder empezaron a brillar al mismo tiempo, de manera sincronizada y ambos cambiaron. La almeja se volvió un molusco completamente diferente con un caparazón en espiral y lo que parecían ser colmillos aferrados al Slowpoke, el cual ahora se paraba en dos patas. Eliza estaba llorando de felicidad y abrazó a la nueva criatura que se encontraba frente a ella. Sus mentes entonces se conectaron y un sentimiento de gratitud se difundía en sus mentes. Redel solo miraba el espectáculo.

    —Suficiente, ahora dame tu cuenta de entrenador— La voz del chico era severa y rompió con la conexión psíquica que había entre la entrenadora y su pokemon.

    —¿Para qué?— Le preguntó la chica algo confusa. No entendía que quería hacer con ella.

    —Para pagar las deudas del hospital, así podrás ganar tu propio dinero y no tendrás que cargar con ellas— dijo el chico algo molesto.

    —No tienes porqué, ya me has dado mucho— dijo la chica con total gratitud.

    —Mira, fue en parte mi culpa que hayas tenido que pasar por esa experiencia, además tu capturaste a esos Clefable, considéralo un pago si eso te hace sentir mejor— dijo el chico con un tono entre disculpa y enojo. La chica le entregó su aparato y este hizo la transacción. Después le devolvió el aparato a la chica.

    —Gracias…— La chica, al decirlo lo miró con una iluminación en los ojos que derretiría a cualquiera, pero no a Redel.

    —Ya dije que no es nada— dijo el chico un poco más molesto.—Ahora vamos a un lugar a dormir, estoy exhausto—continuó el chico.

    —Sí, vamos al centro pokemon— dijo emocionada la chica.

    —Ni lo sueñes, vamos a un lugar mejor— dijo el chico mientras caminaba. La chica lo seguía de cerca.

    —¿A dónde vamos entonces?— preguntó ingenuamente la chica. Después de caminar un poco más el chico dijo:

    —¿Por qué no lo miras por ti misma?— dijo sonriendo Redel señalando un edificio con letras neón.

    —¡Un hotel!— gritó la chica algo sonrojada.
     
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