One-shot de Naruto - Recuerdos congelados

Bueno, me entró un no sé qué y quise publicar esta historia. Es la que presenté para el concurso de One-shots Congelados—Naruto, en el cual curiosamente gané el segundo lugar. xD
Espero les guste.

Autor: ·Marian·/Victoria
Título: Recuerdos congelados
Tipo: One-shot.
Género: No lo sé, supongo que romance, drama y asdf... (?
Clasificación: K
Advertencia: Horrible, bastante cliché, no está corregido por betas y eso.
Summary: No pensaría en el dolor, no pensaría en él como un recuerdo congelado. Simplemente no podía, siempre estuvo y estará con ellos, cuidándolos y ayudándolos como un rey.
Dedicatoria: A todos el que lea esto. xD

Recuerdos congelados​

Por:·Marian·/Victoria​

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Miraba con pesar por la ventana de su pequeño apartamento; la nieve que descendía del cielo le traía tristes recuerdos. Sus orbes color granate se llenaban de lágrimas cada vez que él aparecía en su mente.


Invierno; estación favorita del padre de la criatura que crecía saludable en su vientre. Siempre que veía caer la nieve el rostro de su amado se iluminaba como un niño pequeño al ver una bolsa de dulces. Esbozó una sonrisa tímida mientras una lágrima se aventuraba a bajar por una de sus mejillas sonrosadas a causa por el intenso frío que hacía en el exterior y se colaba hasta su apartamento.


Shikamaru, alumno de él, siempre le recomendaba que se mantuviera en la habitación donde no hiciera tanto frío, ya que podía afectar al bebé. Pero no podía evitarlo, cada vez que veía la nieve caer desde la ventana de la sala de su apartamento, sentía como uno recuerdos que permanecían congelados en su mente revivían y tal vez, tal vez así podría sentir todo el amor que ese hombre le proporcionó cuándo vivía.


La fémina se levantó de repente del sillón en el que yacía sentada desde hace unas cuantas horas para dirigirse a la cocina. Estaba oscureciendo y ya era una costumbre adquirida tomar un poco de vino en las noches. Sirvió su habitual copa y regresó al sillón de nuevo. Desde que comenzó el invierno su adicción al vino se hacía presente con mayor frecuencia; era una de las cosas que la ayudaban a desahogarse de todo el dolor que sentía cada vez que veía ese manto blanco cubrir la aldea.


A sus labios llevó la fina copa haciendo que una parte del líquido entrara a su boca. Ese sabor indescriptible que atravesaba su garganta le traía muchos recuerdos que creyó que estarían congelados y escondidos en el lugar más apartado de su cerebro. Cada vez que llevaba la copa a sus labios repitiendo tal acción ocurría lo mismo.


La nieve seguía cayendo por toda la aldea, a medida que iba pasando los minutos las calles se iban poniendo más blancas mientras los niños jugaban despreocupadamente con ella. Ellos, el rey por el que Asuma había dado su vida, los niños son los reyes de los que ese hombre se refería.


Dejó la copa vacía en la mesa que estaba en frente del sillón donde permanecía. Se levantó de el y se dirigió a la ventana a paso lento, cerrándola con delicadeza.


Agarró las llaves de su apartamento, su abrigo y salió de su hogar. Tomar aire fresco le haría mejor, además quería visitarlo a él.


Su paso era pausado y tranquilo. Le encantaba pasear los días de invierno, se había acostumbrado a hacerlo con él, aunque lo negaran en frente de los demás, ellos dos sabían a la perfección que solo era una simple máscara para la sociedad. Siempre tenían una excusa para pasear y más cuando se trataba de hacerlo en invierno.


Llegó hasta el lugar de los caídos, caminó hasta la tumba de Asuma dejando huellas por donde pasaba.
Al llegar, notó que su tumba tenía flores frescas y el habitual cigarro encendido. Una sonrisa apareció en su rostro. Por más tiempo que pasara, por situaciones que afrontaran, ellos nunca lo olvidarían. Él no sería uno de esos recuerdos congelados que permanecía en la mente de las personas por más que lo intentaran.


No pensaría en el dolor, no pensaría en él como un recuerdo congelado. Simplemente no podía, siempre estuvo y estará con ellos, cuidándolos y ayudándolos como un rey.


Por eso, él no sería nunca más un recuerdo congelado.
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¿Entonces, cuántos tomatazos me merezco?
Unos 12, diría yo. x'D
Bueno gracias por leer y yada, yada, yada...

¡Hasta la vista, baby! ;D

PD: No sé porque se separan tanto los párrafos, disculpen eso. D: