Song-fic Rap del Dinosaurio

Tema en 'Relatos' iniciado por Maze, 28 Febrero 2018.

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    Maze

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    Aries
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    Título:
    Rap del Dinosaurio
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    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Tragedia
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    1
     
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    1085
    Songfic. Quería hacer algo serio a partir de algo absurdo. Gracias, WKUK

    Se expande como una nebulosa en la oscuridad, un supercúmulo de galaxias, de estrellas, de infinitas posibilidades. Todo lo que pudo y no pudo ser.

    Por un instante, acaricio la idea de que en un puñado de polvo puede hallarse la vastedad del universo.

    Con esta misma hoja le voy dando forma, la nebulosa se yergue hasta convertirse en un monte; el Olimpo, el Sinaí, la cumbre sagrada donde moran los dioses y, como el propio Dios, el montículo se fragmenta en tres entidades, tres haces de luz. La providencia que se encarna en tres personas distintas.

    Misteriosamente, las tres líneas frente a mí se asemejan a la garra de un dinosaurio.

    ¿Por qué pensé en un dinosaurio? Vuelve a mí la idea de la trinidad y empiezo a encontrarle sentido: los dinosaurios me han acompañado siempre y cuando era un niño, los dinosaurios eran lo único en que pensaba; mis cuadernos tenían stickers de dinosaurios, mis juguetes eran dinosaurios, la gorra que usaba todos los días hasta que se rompió en pedazos por desgaste tenía el logo de Jurassic Park. Y todo esto parte del recuerdo primordial: cuando alguien me preguntaba qué quería ser de grande, yo respondía que crecería y sería un T-Rex. Así de simple; “yo voy a ser un T-Rex”. Ahora no importa si eso no tenía sentido, mi yo actual no puede burlarse de mi yo incipiente por pensar así y creer de forma tan obstinada que, por algún extraño proceso de involución forzosa, podía convertirse en un lagarto de dos pisos de altura.

    Entonces río en mi soledad. Mi ayer soñaba con un mañana imposible y mi hoy los evoca a ambos a partir de la idea de un dinosaurio. ¡Aleluya! La trinidad está ahí: presente, pasado y futuro. Un solo dinosaurio en tres eras distintas.

    Llaman a la puerta. Aún sin asomarme sé que son dos raptores; rap-tores, una muy mala broma. Todo esto es una muy mala broma y yo me encuentro de muy buen humor. Me gusta cómo me siento y me río pero decido dejarlos afuera. No quiero que esos dos raptores vengan a rapear en mi cabeza. No, gracias, ya estoy colocado. Pero a ellos no les importa y abren la puerta. Jurassic Park de nuevo: los raptores abren la puerta y empiezan a armar un alboroto. Se suben a los muebles, persiguen a los niños, el más listo de ellos toma el teléfono y comienza a llamar a sus amigos.

    Llegan uno tras otro, entran sin avisar, en un instante la sala está llena de ellos; de todos los tamaños, especies, de todos los tiempos y colores. Toda clase de recuerdos e ideas vienen a mí.

    Mis correrías de adolescente, mis travesuras de niño, mis errores de adulto. Todos mis recuerdos saltando y riendo a mi alrededor cubiertos de piel escamosa. Ahí está mi yo de doce años trepando los muros de la escuela para escapar de clase, pero pierde el equilibrio y cae sobre Stella, y se queda ahí, y se empiezan a mover y a mover. Allá estoy yo a los diecisiete fumando un canuto en la azotea del instituto con los fósiles de mis amigos, algunos ya extintos tiempo atrás. Allá está mi yo de dieciocho vomitando en el inodoro, y allá mi yo de veinte, vaciando un frasco de pastillas en su garganta apenas dos días después de salir de la clínica de rehabilitación. Poco a poco va tomando forma una idea, un pensamiento, apenas una leve intuición de que todo esto tiene un significado. Sí, estoy drogado, pero siento que estas visiones tratan de decirme algo, como si todo fuese una alegoría de la cual extraer una enseñanza espiritual. Quiero aferrarme a esa idea pero no puedo ni moverme y los rugidos de mis recuerdos me arrastran de un lado a otro, un concierto de bestias que no me deja pensar en nada. De pronto veo, allá en el fondo, a mi yo futuro. Mi yo T-Rex que soñaba ser, tratando de encender la alarma para incendios, tratando de acallar el ruido para que pueda escucharlo. Es inútil, sus brazos no alcanzan.

    Acontece algo extraño: suena el teléfono y los dinosaurios, atemorizados, comienzan a correr de un lado para otro. Se enfurecen, pelean y se devoran entre ellos. Todos tratando de escapar, todos luchando por sobrevivir. El monstruo de la conciencia se alza en el horizonte y amenaza con borrarlos de la faz de la tierra por segunda vez. Mi yo de 22 años, con tres cuernos, camina hacia la ventana para arrojarse. A diferencia de entonces, ésta vez nada le impide saltar.

    Las tres líneas se vuelven dos: el camino ha sido delimitado y sólo puedo seguir la dirección que marcan.

    Los dinosaurios evolucionan en otras especies, los recuerdos evolucionan en experiencias y esas experiencias en aprendizaje, sea bueno o no. Mis ideas, mis divagaciones, mis delirios se alzan contra mi autopercepción, el teléfono sigue sonando y ellos rugen más fuerte, recuperando el terreno poco a poco. En un último esfuerzo, el yo T-Rex de mi futuro se transmuta en dos policías tratando de poner orden, recriminándome por no ser otra cosa que lo que soy. Su voz es fuerte y agresiva, sus palabras son certeras y yo no tengo cómo defenderme. Me llama fracasado una y otra vez, y tiene razón.

    Se cae la máscara. Estos son simplemente delirios. No hay una enseñanza secreta, no voy a tener una epifanía, no va a descender a mí la mano de Dios para enseñarme a recomponer mi vida. Simplemente estoy drogado.

    ¿Y qué importa?

    Ya nada importa.

    Estoy demasiado agotado como para que me importe.

    Los policías dejan de gritar, los carnívoros los rodean en un instante y al siguiente se arrojan sobre ellos. No les toma más de unos segundos acabar con ellos y ahogar la voz del mundo externo.

    La fiesta sigue.

    La realidad ha perdido otra vez.



    Sé que esto no es el fin, que tarde o temprano estos dinosaurios van a extinguirse también y que, cuando lo hagan, la realidad va a resurgir para devorarme en la oscuridad de sus fauces.

    Queda una sola línea.

    Un solo tiempo, una sola persona. Mi yo presente.

    Pero hasta que el efecto se pase, seguiré siendo la totalidad de las eras. Todos los dinosaurios armando una fiesta dentro de mí.

     
    Última edición: 27 Febrero 2019
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    DoctorSpring

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    Tauro
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    Hola Wikipedia.

    Primero decir que tu relato me ha agradado bastante pero vayamos paso a paso, que si no nos liamos.

    La narración un poco agolpada para mí calza perfecto en lo que nos cuentas que es nada más ni nada menos que el delirio de un drogadicto sobre dinosaurios (por alguna extraña razón). Los párrafos largos con varias comas contribuyen a eso.

    A lo mejor no lo hiciste a propósito pero de todas formas quedó perfecto.

    En mi opinión, el songfic me ha gustado. Me he podido imaginar al tipo bien decaído con dinosaurios alrededor.

    Saludos.
     
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    Poisonbird

    Poisonbird Cantor errante, destroza-paredes

    Escorpión
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    Hoooliiiii.

    Seré franca. Entré pensando que sería la historia de un velociraptor que quiso ser el más chulo de la jungla, se compró un micro y empezó a hacer beatboxing y rimas malas. Algo cómico, vamos.

    ¿Y que me encuentro? Un acid trip con dinosaurios. [?]

    Pero en serio, bromas aparte. Ya de por sí, este relato denota de por sí el carácter alucinógeno por la forma que se narra. ¿Un universo, existencialismo y luego dinosaurios? Claramente aquí los sentidos se están alterando. Igual, aunque de por sí es extraño y fantástico, lo suyo es bastante trágico también. Ni sé qué es real y qué no aquí, ni sé qué diablos ha pasado. Pero puedo suponer.

    O realmente no pasó nada y realmente sigue alucinando. Es todo tan ambiguo... me encanta.

    En todo caso, ha sido todo un deleite leer esto. La verdad, es el primer Songfic bueno que leo y que no incluye la letra de la canción dentro :D

    Cheerio~!
     
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    Descard Entusiasta

    Piscis
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    Es el mejor songfic que he leído en mi vida, ¡muchas gracias! Fue un puntazo la narración confusa digna de alguien drogado. Otra cosa por la que lo amé es por ser de The Whitest Kids u' Know, uno de mis programas favoritos de TV, tengo un montón de capítulos grabados en el decodificador, a veces hasta me da por alistarme durante las guerras de las drogas. xD Se podría decir que sacaste diamante de oro, me encantó.
     
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    Géminis
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    Al principio lo leí sin siquiera saber en qué carajos estaba inspirado, la segunda vez, le piqué al spoiler para ver el artista y el nombre del mismo se me hizo raro. La tercera y ahora que comento, le puse play a la canción para ver que onda. Para ser un relato triste, la canción no es como que le pegue mucho; de hecho, escuchandola con atención, era más de humor de drogas que de depresión, pero el relato sabe aprovechar ese contexto en el que se desenvuelve la canción (drogas) para tornarlo todo muy deprimente; dígase, en las alucionaciones de un yonki antes de morir, con alegorías a dinosaurios para justificar sus desvaríos.

    Debí comentar antes cuando lo vi por primera vez, pero soy lento(?).
     
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