Long-fic Quinceañera

Tema en 'Fanfics Abandonados de Inuyasha Ranma y Rinne' iniciado por Clhoe, 30 Diciembre 2009.

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  1.  
    Clhoe

    Clhoe Entusiasta

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    Quinceañera

    Esta idea se la debo a una de mis mejores amigas. Ella siempre se queja de que los quince años no son para nada la edad de la niña bonita y, aunque no estoy del todo de acuerdo, decidí hacer este fic en su honor.

    Mi intención más que nada es narrar las preocupaciones de la quinceañera común (la culpa es de los demás, nunca suya) e intentar describir como la vida hace que esas preocupaciones se transformen en cosas de verdadera importancia.

    En un principio pensé hacer una historia original, pero de repente Kagome me vino a la mente y la consideré perfecta para el papel. Bueno, sin más, dejo el prólogo.



    Prólogo

    Quince años se dicen pronto, es más, incluso parecen insignificantes. No estoy para nada de acuerdo, es la peor edad que una chica puede tener. Te enamoras, desenamoras, enfadas, lloras, lo quieres todo y a la vez no quieres nada; o mucho peor, no sabes que quieres. Por no hablar de los cambios físicos, eres una niña y a la vez una mujer; eso sí, eres cada cosa en función de lo que le venga mejor a los adultos.


    La vida de la quinceañera está llena de problemas. El primero de todos ellos son los amigos, el segundo gran problema son los estudios (mí talón de Aquiles) y por último, los padres (en mi caso, mi madre). Cualquiera diría que estoy loca, “¿estos son los grandes problemas del quinceañero? “ Diría mi querido abuelo con su peculiar tono despectivo.

    Por separado son muy llevaderos, apacibles incluso; pero intenta vivir en armonía con todos ellos enredados (misión imposible, mas bien). Y es que intenta explicarle a tu queridísima mamá que haces con un chico (al cual odias, por cierto) en tu habitación cuando tendrías que estar en clase. ¡Exacto, no se puede! Porque digas lo que digas ella ya sabe la respuesta y te castiga; el chico se enfada porque tú tienes la culpa de que a mamá se le haya ocurrido la genial idea de volver antes a casa (pero como lo odias, no te importa) y, en el instituto te ponen falta (y encima de que eres mala estudiante, para colmo te bajan la nota). Esta cadena de acontecimientos desemboca en otros mucho más catastróficos hasta que acabas llorando un día entero en tu cuarto; las cosas se calman de nuevo, pero como tienes quince años y tu vida consta de tres obstáculos diarios, vueles a lo mismo una y otra vez. Aunque siempre quedará el consuelo de que hay casos peores.
     
  2.  
    Chaos Lady

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    Re: Quinceañera

    Ja ja ja... A decir verdad la historia me parece encantadoramente cómica.
    Espero que sea tan buena como promete serlo... No noté errore graves, pero cuidadito con los signos de puntuación.
    Espero el primer capítulo pronto.
    Nos leemos, Sayonara.
     
  3.  
    Kagome Cullen

    Kagome Cullen Entusiasta

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    Re: Quinceañera

    WoW me fascina la idea...pero...¿Que demonio hace en su habitación con un chico al que odia? ¿?¿?¿?¿? bueno a lo que iba...espero que tenga romance...ya veremos, se pueden hacer ecepciones...¿No? Bueno pues....espero el primer cap con ansias ^^

    Un buen comienzo

    Atte: Tkm
     
  4.  
    Heather

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    Re: Quinceañera

    Hola. Me gusto tú historia, bueno el prólogo.

    Esa Kagome se queja por nada, ya me imagino por todo lo que vivirá. Jajajaja, me dio risa lo de: El chico que odio en mi cuarto a solas. Qué masoquista, Lol.
    Peores son los días de sensibilidad que te cambian el humor y te ponen delicada como una flor x’DD.

    Espero el primer capítulo, se ve –como dicen las demás- que será divertido. Promete mucho.
    Saludos

    Att: Heather Smith.
     
  5.  
    sessxrin

    sessxrin Fanático

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    Re: Quinceañera

    arg!! porque me borraron el post...no era spam

    como ya había dicho antes (en el bendito post que se borro por arte de magia) la idea me parece muy interesante, ademas de que me va a gustar mucho ver a Kagome con todos esos problemas complicados de las quinceañeras, va hacer muy cómico, o así me lo imagino.

    estaré pendiente de la conti.
     
  6.  
    razon

    razon Usuario común

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    Re: Quinceañera

    ooo si xD todo es verdad me encanta mucho como esto va quedando pero seria preferible
    que no pusieras entre parentesis y lo que piensas o algo mas si que tienes que encagarlo al texto xD
    evita eso bueno y pon verdana 3
    xD solo eso espero no lo tomes a mal yo solo quiero ayudar :D
    espero ver la conti pronto ;)

    Atte:razon
     
  7.  
    Clhoe

    Clhoe Entusiasta

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    Re: Quinceañera

    Bueno, ante todo quiero dar las gracias a todas por sus comentarios. Me alegra que les gustara la idea de esta aficionada escritora (intento, mas bien).

    Como decís, mi intención era que la historia resultara cómica y aunque no es mi fuerte, espero conseguirlo.

    Razón no te preocupes, me tomo tus críticas de manera constructiva. Aunque si me dieras una idea de como poner las aclaraciones me ayudaría mucho, porque no se me ocurre nada más que no sean los paréntesis:( El primer capítulo ya lo tenía escrito, por eso no rectifiqué. Yo también había pensado que se veía feo, pero ya te digo, no se me ocurrió nada mejor.

    También leí que tuviera cuidado con los signos de puntuación. Omg! Realmente se me da muy mal colocar comas y puntos, así que intentaré mejorar todo lo que pueda.

    En fin, aquí dejo el primer capítulo. ¡Espero que os guste!




    Capítulo primero- La vida diaria de una quinceañera

    El dichoso despertador había vuelto a sonar tarde (por supuesto no es que sea una perezosa, la culpa es del despertador) y me tocaba ir corriendo al instituto. Estaba tan acostumbrada a llegar tarde que incluso corría los días que no era necesario, pero como una quinceañera tiene tantas cosas en la cabeza olvida esos detalles. Y más en circunstancias como esta, en la que el futuro de mi curso escolar pende de un hilo. ¡Pero es que hoy en día una ya no puede ser ni un poquito despistada!

    Hoy estaba de suerte, aún no habían cerrado la verja de la escuela y, si el de arriba se encontrara generoso, el profesor todavía no habría llegado a clase. Corrí como una loca e incluso me estampe contra una columna, ¿y todo para qué? Para encontrarme a toda la clase revolucionada. ¡Si ya lo decía yo, una no puede ser ni un poquito despistada!

    El día anterior había tenido una enorme bronca con mi amigo (al cual, quiero dejar claro que odio) y estuve toda la mañana trastornada ¿Tan difícil es entender que a una chica no le gusta que le griten? Bueno, a una chica y a cualquier persona (pero más especialmente si eres mujer y tienes quince años). Y claro, al profesor de filosofía no se le ocurrió mejor mañana para avisar que al día siguiente no vendría a clase.

    Mi teoría adquiría mayor peso a medida que pasaba el tiempo, el mundo estaba en contra de las quinceañeras (especialmente de mí, eso estaba claro). En fin, el caso es que casi me rompo la nariz para nada; así que lo dicho, el mundo está en mi contra.

    —Kagome, ¿qué le ha pasado a tu nariz?

    Pregunta vana, ¿no es evidente que todo es un complot para dificultarme la existencia? Aunque claro, Sango ya debía de haberse olvidado de estas cosas, pues hacía meses que dejó los quince. Y, también es de destacar que mi guapísima mejor amiga jamás había tenido un bache en su vida (sí chicas, las hay con suerte).

    Me limité a gruñir un poco para posteriormente sentarme en mi pupitre. Ella puso su habitual cara de póquer y comenzó a hacerme cosquillas.

    —Kagome ¿Qué es ese humor de buena mañana? —Se mofó mientras acentuaba las cosquillas —¡Pareces una vieja cascarrabias!

    ¡Era el mundo el que me quitaba años! O al menos eso me hubiera gustado decir, pero como la-señorita-cara-de-póquer no paraba de hacerme cosquillas no pude defenderme. Cuando por fin conseguí zafarme de ella choque con la persona que más acentuaba mi tortuosa vida diaria, Inuyasha.

    Todos los adolescentes, o por lo menos la mayoría, tenemos nuestro grupito de amigos y, dentro del dichoso grupito están los llamados amigos de la infancia. Y la verdad es que la confianza da asco, que era precisamente lo que nos sobraba a Inuyasha y a mí. Muchos dirán, ¡qué chica tan mala! Pero ellos no saben lo que es aguantar diariamente a una persona que a la vez es tu amigo, compañero de clase y vecino. Por consiguiente, no es que solo le vea en clase, ¡también pasa en mi casa más tiempo que yo! ¡Qué bonito sería tener a una persona tan cercana! Pensarían algunos, lo cual no dudo; pero Inuyasha no es válido para ese papel.

    Si conoces a la persona más testaruda, enfadosa, celosa, rencorosa, estúpida, grosera… y demás “cualidades” que te puedes imaginar, él las superaría con creces. Aunque bueno, reconozco que igual estoy exagerando un poco solo porque ayer nos peleamos. También tiene sus cosas buenas, prácticamente invisibles, pero las tiene.

    —Vaya, ¡por fin decidiste operarte la nariz! Aunque está un poco hinchada para mí gusto.

    Estas son las típicas “bromas sin importancia” de Inuyasha, que escucharlas a todas horas durante los trescientos sesenta y cinco días que tiene el año acaba irritándome (a mí y a cualquiera) Pero claro, si te molestas por estas banalidades, el señorito-bromas-sin-importancia, o se ríe de ti, o se enfada contigo. Y claro, una se estresa y no sabe qué hacer, por lo que comienzas a odiar a tu querido amigo “bromas sin importancia” de la infancia y acabas como yo, molestándote con solo ver su cara.

    Como no estaba dispuesta a iniciar otra discusión más con él, me hice la indiferente (una táctica realmente fructuosa, por cierto) y me senté de nuevo en el pupitre.

    —Sango, ¿a esta que le pasa hoy?

    —Problemas de quinceañera, supongo —Dijo a modo de burla como si el asunto careciera de importancia.

    Pero claro, que iba a saber una chica que ya no tenía quince años. ¡Su mala fortuna había pasado a la historia! Y como mi querida experiencia me había enseñado que en boca cerrada no entran moscas, decidí guardarme mis argumentos para mí.

    He de reconocer que, a pesar del incidente que tuve a primera hora, la mañana había transcurrido sin sobresaltos extraordinarios. Estaban las caídas habituales, las “bromas sin importancia” de mi amiguito Inuyasha, la ignorancia de Sango ante la dura vida del quinceañero… Y además, ¡tuve la suerte de poder regresar sola a mi casa!

    Habitualmente volvía con Inuyasha (¡divina tortura!), pero hoy tenía entrenamiento especial en el club de voleibol. Realmente me agradecí a mí misma el haberle persuadido para que se apuntara, así estaba más ocupado y por descontado mi vida era más apacible.

    Mi casa, o más bien el templo del barrio, estaba sospechosamente tranquilo. Mi sensor de quinceañera se disparó. Si hacía un repaso del día, podía acertar que fue espléndido, y eso no es lo habitual en la vida diaria de un quinceañero (y más especialmente, en la mía), lo cual quería decir, ¡que el horror no tardaría en estamparse sobre mi cara! Y, como la experiencia me había enseñado que si evitaba el contacto con cualquier ser humano era posible eludir catástrofes, me fui lo más sigilosamente que pude a encerrarme en mi cuarto.

    —¡Vaya Kagome, ya has regresado! —Bramó mi madre en un tono más excitado de lo habitual.

    Ese entusiasmo confirmó mis sospechas de que algo gordo iba a pasar. La ignoré pero fue en vano, ya que mi inoportuno abuelo se me cruzó por delante, cerrando con ello mi única vía de escape.

    —Hija siéntate, quiero hablar contigo —Dijo ahora en tono más serio.

    ¡Alerta roja, mi madre seria! ¡El fin del mundo se acerca!

    —Mamá tengo muchas, muchísimas cosas que hacer, quizás en otro… —Intenté deshacerme de ella, pero fue inútil.

    —Tranquila hija, seré breve –Volvió al tono excitado de antes —¡Me voy a casar!

    ¡ECATOMBE!

    Definitivamente, te deseo mucha suerte si tienes quince años, porque no creo que yo llegue viva a los dieciséis.
     
  8.  
    Chaos Lady

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    Re: Quinceañera

    Jajajaj! estuvo muy bueno el capítulo. De verdad que si.
    Pero noté algunos errores que considero, deberías corregir.
    -Escribes demasiado la palabra "quinceañera", y a ser sincera, no muchas niñas de esa edad se refieren a sí mismas como tales.
    Cambia esa palabra a otro modo de expresarte.
    -Demasiados, y repito, demasiados paréntesis. Busca otra manera de unirlos al texto, ya sea usando comas o -guiones-.
    -Cuando usas los guiones de texto noto como usas este: (-). Ese guión no es para representar diálogos, usa el largo (—) en lugar del anterior.
    (Para poner el guión largo usa Alt+0151)

    Bueno, es todo, ¡Mucha suerte! Y cuentas con mi apoyo como lectora y escritora.
    ^.^ Sayonara y feliz año nuevo.
     
  9.  
    Clhoe

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    Re: Quinceañera

    ¡Me has salvado la vida! Nunca he sabido como poner los guiones largos...:( Así que, muchas gracias!
    Me alegra que te haya gustado el primer capítulo. En lo referente a los paréntesis ya lo he cambiado en los siguientes capítulos, ahora uso guiones, a ver que tal queda; y lo de quinceañera he intentado camuflarlo aunque me parece que en el segundo capítulo (y el tercero, no sé) también hay algunos.

    Muchas gracias por tu apoyo y feliz año a ti también! muchos besos!;)
     
  10.  
    Clhoe

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    Re: Quinceañera

    Bueno, aquí dejo el capítulo dos. He de decir que aunque la historia parezca una comedia un poco absurda, en realidad no es del todo así. Ya irán descubriendo porque lo digo.
    Espero que guste este capítulo. Un beso!





    Capítulo segundo-
    Otra desagradable sorpresa


    El viento soplaba ahora con más fuerza y comenzaba a hacer frío, pero a pesar de ello no quería volver a casa ¡Definitivamente prefería morir congelada antes que volver a ese lugar! Además, por primera vez en mucho tiempo la compañía de Inuyasha me era grata.

    Y te preguntaras, ¿qué hace Kagome Higurashi, la que siempre está quejándose de todo lo que la rodea, reflexionando —sí, las quinceañeras reflexionamos alguna que otra vez— en un parque? Pues bien amigos, todo tiene su explicación.

    En el día de ayer, el cual prometía convertirse en uno de los mejores de mis quince, acabó con la explosión de una bomba atómica. Mi madre pensaba casarse —que narices, ¡iba a casarse!— Y claro, lo soltó tal cual, como aquella que habla del tiempo. Entonces mi mente se quedó en blanco unos cuantos minutos, y cuando conseguí que volviera a funcionar, millones de preguntas comenzaron a acosarme. Lo primero de todo, ¿quién narices era el desafortunado? Después continuó la retahíla, ¿cuándo había comenzado mi madre una relación? ¿Cuánto tiempo llevaba así? ¿En qué estupideces estaba pensando para no contarme nada? ¿Acaso pensaba que el asunto me haría gracia —porque lo que era ella, se estaba partiendo—? […] Definitivamente no andaba bien de la cabeza. ¡Casarse! ¡Pero si ya se le había pasado el arroz! Aunque, desde luego, ese no era el punto.

    Si entramos en el tema de la confianza, mi madre está totalmente excluida. Y la verdad es que ella no puede evitarlo. Hace las cosas sin pensar en las consecuencias y cuando ya no tienen remedio las suelta como si no pasara nada, pero, ¡si que pasa! ¡Qué una boda no es moco de pavo! Aunque claro, a la hora del reproche ella se limita a disculparse con un “no es que yo haya ocultado nada, sois vosotros que no me preguntasteis”. ¡Por favor! Si fuera yo la que respondiera algo así, podría entenderse —dado que tengo quince años—, pero que lo haga una mujer de casi cuarenta no tiene perdón de Dios.

    Y la cosa no acaba ahí. ¡Por supuesto que no! Dado que se trata de la “fantástica y maravillosa vida de la quinceañera Kagome”, no solo estábamos hablando de una boda, ¡sino también de una mudanza! A mamá no le había bastado con su pequeña sorpresita, así que también había planeado que nos mudáramos a una súper casa con su nuevo marido y su hijo —Sí chicas, también entraba un hermanastro en el lote—.

    Como ya he dicho más veces ¡una no puede despistarse ni un segundo! Porque luego pasan estas cosas.

    Así que ahí estaba yo, junto a mi amigo “bromas sin importancia” Inuyasha sentada en un columpio. He de admitir que su presencia fue fortuita, es más, apareció allí de repente y sin decir nada se sentó en el columpio que estaba a mi lado. No le había contado nada y aún así se quedó allí plantado. Esta era una característica muy peculiar de Inuyasha. Siempre sabía cuando pasaba algo grave, aunque este caso pudiera clasificarse más bien de absurdo. Su manera de estar allí debía de traducirse como un apoyo, o al menos eso me obligué a pensar.

    — Mi madre se casa y posteriormente quiere que nos mudemos. —Decidí contarle, pues al final todo el barrio acabaría enterándose.

    No dijo nada, aunque pude advertir un ligero toque de sorpresa en su rostro. Y, así, de repente, las lágrimas empezaron a brotar de mis ojos. Estaba llorando y no sabía exactamente porque, lo único que puedo decir es que me era imposible parar.

    — Kagome, ¿recuerdas cuándo éramos pequeños y subíamos corriendo a la cima de la colina del parque?

    Recordaba muchas cosas de mi infancia pero ahora solo quería llorar, además, ¿qué tiene que ver eso con lo qué acababa de decirle? ¡Inuyasha estaba majara!

    Evidentemente no contesté y escondí mi rostro para que él no lo viera. Nunca me había gustado llorar delante de la gente, odiaba dar pena; pero ahora no podía evitarlo aunque lo deseara.

    De pronto se levanto del columpio y de un tirón me arrastró corriendo colina arriba. Lo estaba flipando. ¿Se suponía que esta era su forma de animarme?

    — Vamos Kagome. ¡Sigues siendo tan lenta! —Dijo sonriendo a pesar del tono burlesco.

    Ahora tenía incluso más ganas de llorar. Inuyasha se estaba esforzando en animarme ¡Aunque pareciera una vil mentira! Y yo por mi parte no hacía más que rechazarle.

    — Venga Kagome, que no se diga que eres una llorona.

    Lo logró, ahora ya no tenía ganas de llorar.

    — Inuyasha, no deberías ablandarte tanto ante las lágrimas de una chica —Y le hice la zancadilla— ¡Porque te la jugarán!

    Y riendo como una posesa corrí tan rápido como me permitieron las piernas. Aunque a pesar de todo Inuyasha acabó llegando el primero.

    ***
    — Cómo lo oyes, ¡se vuelve a casar!
    — Venga Kagome, que no es el fin del mundo.
    — Tienes razón ¡Es una hecatombe!

    Sango continuaba excusando a mi desvergonzada madre y yo, la pobre víctima de este absurdo noviazgo, quedé al margen. Aunque claro, Sango era así. Fría, directa a la herida; vamos, que la niña no se andaba con tapujos a la hora de hablar. Pero el destino la había convertido en mi mejor amiga y ya no había vuelta de hoja. También paso con ella grandes momentos, todo hay que decirlo pero, ¿es mucho pedir que me apoye por una vez?

    Mi teoría volvía a tomar fuerza. Seguro de no haber tenido quince años, ni madre se volvería a casar, ni Sango se hubiera pasado al lado oscuro.

    Hoy también me tocó volver sola a casa. Este Inuyasha, para una vez que no me apetece estar sola, va y se queda entrenando. ¡Maldita fortuna! Pero bueno, todo tiene su parte positiva, de esta manera puedo hacerme más a la idea del rumbo que mi vida tomará dentro de unos meses.

    Cuando llegué a casa la alarma de mi fuero interno volvió a dispararse. Mecánicamente procesé como había transcurrido el día. ¡Sin sobresaltos! Ni siquiera las caídas habituales. Peligro. Algo malo iba a pasar.

    La idea de salir corriendo y esconderme en algún lugar remoto de la tierra era deliciosamente tentadora, pero como aún tenía quince años, seguro que fuera donde fuese los problemas vendrían conmigo. Aunque si lo pensaba bien, ¿qué más podía pasar? Mi madre se iba a casar con un completo desconocido y, ni que decir tiene que pensar en la muerte de algún familiar era tabú, pues el mal fario del quinceañero actúa sin hacer excepciones.

    Entré con la mente en blanco. Lo que tenga que ser será. ¡Y tanto que lo fue!

    Una vez, mi querida amiga Sango me hizo una encerrona con un odioso chico; aquel día fue bautizado como “el comienzo de la tortuosa vida de la quinceañera Kagome”. Desde entonces no me habían dado susto mayor —a parte, claro está, de la confesión que mi madre me hizo ayer— que lo que encontré en mi casa al llegar del instituto.

    Habían entrado la mesa grande al salón y todo estaba excesivamente peripuesto. Y, ¿quiénes estaban sentados en ella? ¡Bingo! ¡Mi nuevo papá y hermanito!

    Lo tengo más que decidido, voy a apuntarme a algún club que mantenga mi tarde ocupada. Mi corazón no conseguirá aguantar ni dos telediarios con estas sorpresitas diarias. ¡A la hoguera el número quince!
     
  11.  
    windmiko

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    Re: Quinceañera

    Hola Clhoe, soy nueva en tu FanFic y déjame decirte que la verdad narras muy bien, ese toque de quinceañera la tenemos todas, me llamó mucho la atención ya que yo los acabo de cumplir y es verdad lloramos por cualquier cosita que nos molesta o entristece (algunas obviamente) Pero en mi caso no soy la excepción, antes era fría y ahora soy mas emotiva; ahora me pregunto, ¿Quiénes serán su nueva familia? “Pobre Kagome” Esperare con ansias tu continuación.
    Sayonara
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  12.  
    siberian

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    Re: Quinceañera

    Hola!! :D. Pues yo comencé a leer este fic xq me llamó mucho la atención el título q le pusiste. No me imagino a Aome con tantos pucheros xD. La verdad yo no tengo 15 años aun, pero me parece interesante observar (en este caso, leer) la manera en la q describes su actitud hacia la vida. Me está causando un poco d intriga el imaginarme quien será su nuevo padre y qn será su hermano xD. Estaré pendiente d la continuación ;)
     
  13.  
    Chaos Lady

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    Re: Quinceañera

    ¡Perfecto! Me encantó el capítulo. Felicidades Clohe, trabajaste muy bien en los errores y los solucionaste de manera creativa.
    :llorar1: que orgullo.... jajaja
    Sigue menteniendo cuidado en las mismas cosas.
    besos y continuas con todo mi apollo.
    Sayonara.
     
  14.  
    Clhoe

    Clhoe Entusiasta

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    Re: Quinceañera

    Bueno chicas, aquí traigo el capítulo tres. pero antes, quiero agradecer sus comentarios. Me alegra mucho que os guste como va la idea, aunque sea un poco loca.
    Dark Lady, me alegra que que te guste como modifiqué mis errores. Muchas gracias por seguir la historia, eso me anima a continuarla.

    Ahora sin más se la dejo. Espero que os guste!



    Capítulo tercero
    - Un raro individuo


    ¡Qué dura es la vida de una chica de quince años! Y aunque se me tache de repetitiva no dejaré de decirlo porque es la pura verdad. Ignorantes aquellos que lo nieguen, pues, o no han llegado a la fatídica edad, o ya la han pasado —y por supuesto, a toda persona le gusta olvidar los malos momentos—. Sin duda, el hecho de que ninguno de mis amigos tuviera ya quince años era otra prueba más que afianzaba mi teoría. ¡Nadie podía comprender mi sufrimiento! Lo cual era bastante difícil de llevar. Estaba Sango, con sus siempre sabios y maduros consejos, pero ajenos a la comprensión humana de mis martirios; e Inuyasha, pero este individuo, evidentemente, no entra en el grupo de “amigos compresivos”. Y claro, pedir que tu madre de casi cuarenta años, un abuelo de quien sabe que edad y un hermano de trece entiendan la cantidad de penurias que pasa un quinceañero, sería como desear que un naranjo diera limones. En resumen, Kagome está sola y no le queda otra que aguantarse — ¡joder!—. Bueno, dejando de lado la pequeña reflexión sobre mi vida, volvamos al problema en cuestión.

    Así que, ahí estaba yo, en medio de la lluvia compartiendo paraguas con mi futuro hermanastro. ¡¿Cómo hemos llegado a esto?! Eso mismo quisiera saber, porque en menos de dos días me había encontrado con que mi madre se iba a casar, la sorpresita de la mudanza, la presencia de un nuevo hermano en la familia, una “comida familiar” a la vuelta de las clases… En fin, una bacanal.

    Ayer, cuando me encontré tal cuadro al llegar a casa pensé que el corazón se me pararía. ¡Bendita fortuna hubiera sido! Pero no, tuve que sentarme a la mesa como una buena chica y, además, fingir que estaba contenta. Pero como todo hay que decirlo, he de admitir que me sorprendió —y puestos a ser sinceros, diré que gratamente— la guisa de esos dos.

    Mi futuro padrastro iba bien emperifollado, todo peinadito y con una ropa refinada. ¿Vestiría siempre así, o solo se la había puesto para impresionarme? Si esa era su idea iba por mal camino. El hecho de si era guapo o no debía decidirlo mi madre porque lo que es a mí, igual me da que me da lo mismo. En cambio, su hijo podría decirse que era mono —bueno, en realidad estaba buenísimo. ¡Pero es fastidioso admitir que algo de aquella ridícula idea me agrade!— y también iba demasiado arreglado. Ambos compartían la misma mirada castaña y una expresión ligeramente… ¿cómo decirlo suavemente? ¿Distraída? ¿Atontada? ¿De empanada mental? —De acuerdo, eso no es nada suave aunque, ¡qué demonios! Aquí la víctima soy yo—.

    — Kagome te presento al señor Houjo y a su hijo. —Me presentó mi madre como si aquello no fuera el colmo de la evidencia.
    — Encantada, supongo. —Farfullé de mala gana y me senté al lado de mi verdadero hermano.

    La cara de mi madre se ensombreció ligeramente. Lo ignoré.

    — Tenía muchas ganas de conocer a la famosa Kagome. —Agregó don emperifollado en tono cordial, lo cual me crispó los nervios.
    — Vaya, yo igual. Temí que alguna mañana me despertara en casa con un padre al que no conocía. —Ironicé a más poder, lo cual pareció trastornar al perfecto caballero.
    — Esta Kagome, siempre bromeando. —Añadió mi madre en un burdo intento de arreglar mis palabras.
    — Aquí nadie está bromeando. Señor, ¿a usted le parece gracioso el hecho de casarse con mi madre sin darse a conocer a sus hijos? —Continué acentuando aún más la ironía. El rostro de mi madre enrojeció de repente.
    — ¡Kagome! —Gritó mi abuelo.
    — No pasa nada, la entiendo perfectamente. —Compuso papaíto para dar final a aquel diálogo.

    ¿Entenderme? Si me entendiera se hubiera marchado por donde había venido, es más, jamás se hubiera liado con mi madre. Me hubiera carcajeado en su cara, o mejor aún, le hubiera rebozado su traje de estirado con la sopa; pero tampoco me apetecía que pensara que era una salvaje, en realidad me daba igual lo que aquel tipo pudiera pensar, lo hacía por su hijo, que el pobre seguro que lo estaba pasando tan mal como yo.

    ¡Bingo! En aquel momento se me ocurrió una idea que, de haber tenido otra edad, hubiera salido bien. Y es que, si aquel chico se pusiera de mi parte, ambos podríamos detener esa boda a tiempo, pero claro, olvidé que aún tenía quince años y que por tanto, el gafe era mi sino. ¡Maldita edad y maldita mala suerte! De todos los hermanastros que me podían tocar, el más raro con diferencia. ¿Puede creerse alguien que le parecía bien que su padre se casara con una total desconocida para él? Porque a mí, desde luego, me parece una idea inaceptable.

    Dejando a mini Houjo de lado, la comida dio mucho de sí. Que quede claro que yo intenté por todos mis medios comportarme, es más, lo hice; me comporté como cualquier persona cuerda lo hubiera hecho.

    — A todo esto, ¿cuándo pensáis casaros? —Pregunté. En cierto modo, sentía bastante curiosidad al respecto.
    — En cuanto el señor Houjo termine con los trámites del divorcio fijaremos la fecha.

    ¡BOMBA! ¡Mi madre se había liado con un hombre casado! ¡¿Pero en que clase de mundo estaba viviendo?! ¿Qué más sorpresas me reservaba el destino? ¿Mi madre embarazada? No quería ni imaginármelo ya que sería tentar a la suerte. Pero volviendo al tema, ¡un casado! Esto ya pasaba de castaño oscuro, pero que digo, ¡reventaba el maldito dicho! Ante esta noticia no podía quedarme callada. ¡Seria un sacrilegio si lo hiciera!

    — ¡¿Te has prometido con un casado mamá?! —La explosión fue inevitable— ¡¿Y tú has engañado a tu mujer con mi madre?! ¡Lo cual la convierte en tu amante! ¡Mi madre es la amante de un hombre casado! —Y además estaba fuera de control—¡¿En que narices pensabais los dos, en la casa de la pradera o qué?!

    Lo que ocurrió después está borroso. Mi madre me dio una bofetada que me dejó en shock durante varios segundos y, acto seguido salí corriendo.

    Agua. Mojado. Charcos. Lluvia. Estaba lloviendo, aunque no lo supe hasta que él llegó con un paraguas.

    De nuevo estaba sentada en el columpio de aquel parque en el que tanto jugué de niña. Cuando no iba con Inuyasha siempre me llevaban ellos, mis padres. Deliciosos recuerdos acudieron a mi mente. Mi padre fue un gran padre, pero claro, uno nunca debe confiarse pues nada es para siempre. Otra vez tuve ganas de llorar y no sabía si era por rabia, impotencia o miedo. Estaba perdida en mi subconsciente cuando algo me trajo de nuevo a la realidad.

    — Si te quedas ahí parada vas a coger un resfriado.

    Al principio juré que se trataba de Inuyasha pero enseguida pude darme cuenta de que me equivocaba, era Houjo, mi nuevo hermanito.

    — Que mas da. Un problema más un problema menos no se apreciará, aunque ahora todo me da igual.
    — ¿Enserio?

    No era necesario contestar. ¿Este era tonto además de empanado o qué?

    — Mira Kagome, ¿puedo llamarte Kagome? —Asentí—. A mí también me pilló por sorpresa la decisión de mi padre, ¿pero qué podía decirle? Realmente nada, pues dijera lo que dijera el no se echaría para atrás.
    — Chaval, ¿me estás diciendo que tu padre le ponía los cuernos a tu madre y a ti te sorprende que se case con otra? —Era demasiado increíble para ser cierto.
    — Ah bueno, pero eso no era nuevo para mí. Mis padres siempre han tenido amantes. —Dijo como si aquello fuera lo más corriente del mundo.

    No sabía si sentir pena por su situación o por su persona. ¡Que rayos tenía este chico en la cabeza! ¿Mariposas? Si es que una ya no sabe ni con lo que se va a encontrar. Lo próximo será una abuela que practique deportes de alto riesgo.

    Ni que decir tiene que me quedé con la boca abierta.

    — Por eso me sorprendió que se quisiera casar, ya que siempre había tenido amantes pero nunca nada serio, solo era placer. —Mi boca no paraba de abrirse ¡Pareciera que el tema no iba con él!— Por eso pienso que debe estar verdaderamente enamorado de tu madre, ya que mi padre es prácticamente un playboy. Por eso, si están enamorados, ¿quiénes somos nosotros para impedírselo?

    En aquel momento extendió hacia mí su paraguas y me percaté de que estaba lloviendo.

    No le contesté, porque si lo hubiera echo, ahora mismo podría haber acabado en el hospital. ¡Este tío estaba completamente majara! Amor dice, ¡y que más! Mi vida se estaba convirtiendo en una locura, o si no, ojo al dato. Mi madre se iba a casar con un playboy que, además ¡Estaba casado!, el cual tiene un hijo que carece de todo el pobre —menos de físico, porque aunque fuera rarito estaba bueno—.

    Óyeme bien, cuando cumplas quince años cava un hoyo y métete dentro y, cuando tengas dieciséis retoma tu vida; porque sino corres el riesgo de el mundo se vuelva loco con tal de que tengas la peor de las suertes.
     
  15.  
    siberian

    siberian Usuario común

    Piscis
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    Re: Quinceañera

    JAJAJA! muy buen cáp. Te felicito pues mejoraste en tu narración ;) aun me cuesta imaginarme a Naomi Higurashi dándole una cachetada a su hija o.o jajaja xDxD buen cáp. seguiré leyendo ;)
     
  16.  
    Kagome Cullen

    Kagome Cullen Entusiasta

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    Re: Quinceañera

    Jajajajajajajjajaja me encanta me encanta me encanta!!!! fantastico!!! El pobre chico es mas que tonto y enpanao xD jajajaj muy bueno un tono humoristico muy muy bueno espero una conti pronto ^^
     
  17.  
    Chaos Lady

    Chaos Lady Usuario VIP

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    Re: Quinceañera

    ¡Vaya capítulo! Jajajaja, me encantó... tienes un gran sentido del humor Clhoe.
    Vas por buen camino, pero aquí te amrco unas cositas que noté... O,o no te enfades ._....
    —¡¿?! --> hasta donde yo se es: ¿¡!?
    Cuanto estás utilizando los guiones, los puntos van después de los mismos—. De esta manera —y un espacio entre diálogo y lo que está en guiones—, así ;).
     
  18.  
    razon

    razon Usuario común

    Tauro
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    Re: Quinceañera

    Cuanto estás utilizando los guiones, los puntos van después de los mismos—. De esta manera —y un espacio entre diálogo y lo que está en guiones—, así ;).

    yo tambien me fije de eso pero por ahora tengo algo que desir losiento mucho¡¡¡
    no me pude pasar por el ff por que el tecnico arreglo mi computador.
    pero me lo debolbieron.
    sabes esto me gusta ada vez mas tiene todo lo que una quinciañera subre
    problemas tras problemas y nadie te comprende
    aunque no soy una quinciañera apoyo a kagome: "tiene un hijo que carece de todo el pobre —menos de físico, porque aunque fuera rarito estaba bueno—."

    see en eso la apoyo y en varias cosas mas y eso es lo pincipal xD
     
  19.  
    windmiko

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    Re: Quinceañera

    Razon: No hay una regla que especifique que: ¿!!? , la otra vez tenia la misma duda y le comente a mi profesor y dijo que no habia regla alguna incluso cuando se trata de una narracion de un libro, que cada autor tiene su forma de ponerlos.
    Volviendo al capitulo me gust mucho, supondo que todas las que se meten en esos antros se querran casar con uno de esos XD; Clhoe !no encuentro ninguna falta de ortografia! a eso se le llama perfeccion en un capitulo, que por cierto muy raro se encuentra. Muchas felicidades tienes una hermosa y tipica historia. Estare atenta a tu continuacion.
    Sayonara
    :dale:
     
  20.  
    Clhoe

    Clhoe Entusiasta

    Capricornio
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    Re: Quinceañera

    Hola chicas! Primero de todo agradecer que continuen leyendo mi historia, es muy gratificante saber que os gusta lo que escribo. También agradecer sus críticas, siempre muy constructivas.
    En cuanto a esto: "¿¡!?" yo tampoco lo tenía claro, así que lo busqué en los libros y aparecían de las dos maneras, por lo que decidí usar a que más me gustó. Lo de los guiones es más de lo mismo. En algunos libros venía junto y en otros con espacio. Pero de todos modos he seguido vuestro consejo y he decidido poner espacios en los guiones que, por cierto, ¡queda mejor!

    En fin, no me enrollo más. Aquí dejo el capítulo cuatro, espero que os guste. Un besito a todas!



    Capítulo cuarto
    - Comienzo

    El suelo estaba húmedo y hacía frío. Viento. Terrible y sin compasión azotaba mi cuerpo desnudo. De pronto, oscuridad. Miedo. ¿Dónde narices estaba?

    ¿No lo sabes? Este es tu castigo.


    ¿Castigo? ¿Hola? ¡¿Quién demonios está hablando?!

    Pagarás por lo que has hecho. Pagarás por tener quince años, tú, la más maldita entre las malditas.

    Tenía miedo y, de pronto, un terrible y estruendoso agujero negro me absorbió sin piedad.

    — ¡Kagome! —Gritó mi madre (bastante fuerte, por cierto) mientras abría la puerta de mi cuarto, profiriendo el portazo más grande que te puedas imaginar, haciéndome despertar de aquella horrible pesadilla.
    — ¡Ah! ¡¿Pero qué demonios!? — Hice ademán de incorporarme —. Mamá ¡¿Es que acaso quieres que muera de un infarto?!

    Ella se acercó a mí peligrosamente — recordé su tortazo de ayer — con una mezcla de enojo y culpabilidad en su mirada.

    — Kagome, yo… siento haberte abofeteado delante de todos —. Comenzó a dramatiza r—. ¡Seguro que te cause un gran dolor! Hija mía no sé como pudo ocurrir, ¡y luego te fuiste! ¡Estaba tan preocupada! — Me apretujó entre sus brazos —. Pequeña ¿no me odias verdad? — Dijo casi rozando el llanto.
    — Vamos mamá déjalo correr, no pasa nada. ¡Ni qué fuera la primera vez que me pegas un guantazo! — Su rostro adquirió una expresión horrorizada.
    — ¡Soy la peor madre del mundo!

    Desde luego, lo que le gustaba el drama a esta mujer. Pareciera más bien que ella se trataba de la niña y yo de la adulta. ¡Demonios!

    — Va mamá, no dramatices, todo está bien. Así que venga, menos llanto y más cancelar bodas.
    — Ay Kagome, siempre bromeando —. Ahora estaba sonriendo, aunque la verdad, yo no estaba bromeando para nada —. Deberías darte prisa en arreglarte, es tarde —. Y dicho eso salió canturreando del cuarto. Drama olvidado.

    ¡¿QUÉ?! ¿Ese maldito despertador había vuelto a fallar? ¡Diantres!

    Me apresuré tanto al salir de la cama que me enredé entre las sábanas y acabé besando el suelo. ¡Fantástica forma de empezar el día!

    Aún había muchos estudiantes en la entrada del instituto. Al menos no llegaría tarde, aunque a un precio muy alto, no había desayunado. Ya me imaginaba desmayada por los pasillos, es más, de seguro que me caía por las escaleras o acababa en el hospital; el caso es que algo malo iba a pasar, mi intuición de quinceañera me lo decía. Pude localizar a Sango en la entrada.

    — ¡Sango espérame!
    — ¡Qué sorpresa Kagome, llegas temprano! — Exclamó de modo guasón —. Pero veo que tu nariz ha vuelto a sufrir un altercado.
    — Me parto y me troncho con tu humor mañanero, compañera.

    Sango hizo una mueca para después atacarme con cosquillas.

    — Kagome, ¿otra vez refunfuñando como una abuela?

    En una de mis convulsiones — y no exagero. No hay nadie en el mundo con más cosquillas que yo —, me pareció ver a Houjo — el joven, evidentemente —, aunque creí que lo había soñado. Pero claro, el gafe seguía junto a mí. Así que cuando Sango detuvo la tortura poco más y me estampo contra una columna al ver lo que se me venía encima.

    — Hola Kagome.

    ¡Sí! ¡Era él! Y lo más fuerte de todo es que llevaba mí uniforme y estaba en la entrada de mí instituto. ¿En qué narices estaban pensando los viejos? ¿Acaso buscaban mi muerte? Porque lo estaban consiguiendo. Aunque era evidente que por alguna extraña — y seguramente absurda — razón se había trasferido a mi instituto, instintivamente tuve que preguntarlo.

    — ¿Qué haces aquí?
    — Bueno, con todo el lío de que nuestros padres se casan al final me he acabado mudando con mi madre, que como vive cerca de aquí, me sugirió que me trasladara. ¡Menuda coincidencia que este sea tu instituto! Aunque bueno, ya me lo había imaginado.
    — ¿Y a ti no te importa? Digo, allí tendrías a tus amigos y esas cosas.
    — Un cambio de instituto no quiere decir que no vaya a volver a verlos. Por cierto, tómate esta hierba con un poco de té verde, ayudará a que no cojas un resfriado. ¡Porqué con el frío que pasaste ayer! Suerte que la llevaba encima…

    Atónita. Así me quedé. ¿De dónde salía este individuo? Sus padres tienen amantes, el padre es un playboy y se casa de nuevo, la madre le obliga a cambiarse de instituto… ¡Y él me trae hierbas para un resfriado que no tengo! Desde luego tenía un serio problema de pasividad mental.

    Aún estaba procesando — e intentando no darle una buena torta a mi hermanito, a ver si así espabilaba un poco — las palabras de Houjo cuando me llevé un carterazo. ¿Quién me dio el carterazo? Pues mi queridísimo amigo “bromas sin importancia” de la infancia Inuyasha. ¡¿Por qué demonios no podía tener un día normal?! Si ya estaba enfadada, Inuyasha acabó por ponerme histérica. Así que, sin importarme demasiado que Houjo pudiera pensar que soy una energúmena, salí detrás de Inuyasha con el diablo dibujado en la cara — y en las uñas también —.

    — Menudo carácter.
    — Si bueno, ella es así. Me llamo Sango, soy amiga de Kagome y… ¿tú eres?
    — Soy Houjo, encantado. ¿Ese es el novio de Kagome?
    — No, solo son buenos amigos.
    — Vaya, aunque siempre puede surgir algo, ¿no?
    — No lo creo. Inuyasha ya tiene novia aunque no viene a este instituto.

    ***

    Al final no me quedó más alternativa que resignarme. ¿Acaso soñaba con poder alcanzarle? ¡Pero si aunque me deje ventaja siempre acaba ganándome! Pero vaya, si fuera al revés sería un poco extraño. En resumen, no pude pillar a Inuyasha, y por descontado, no tuve oportunidad para desquitarme con él. Era extraordinariamente increíble la manera que tenía de escabullirse de mí — ¡pero solo de mí! — Así que no me quedó otra que volver a clase.

    Un gigantesco grupo de chicas, algunas ni si quiera eran de mi clase, habían formado un corro en todo el salón. ¿Y ahora que demonios pasaba? ¿Es que la gente no puede simplemente sentarse y ya está? Era evidente que no, y aún era más evidente si esa gente entraba en mí círculo diario — ¡Maldita edad! —. Mi primera pregunta enseguida obtuvo su respuesta. Un chico nuevo. Houjo. ¡Ahora todo cuadra! Y si yo intento pasar lo más inadvertida posible — sí, lo intento. No quiero morir por temeraria —, las chicas de mi clase hacen todo lo que este en sus manos para destacar, es decir, acosar a los chicos nuevos — que estén buenos, claro está —. Ahora sí que sentía pena por él, ¡que valor aguantar tanto grito! Aunque conociendo su maravillosa pasividad, seguro que estaba en la luna. A pesar de ello, un arrebato de caridad me asió a sacarle de aquella marabunta — después de todo iba a ser mi familia —.

    — ¡Atención chicas! — No pude creerlo, todas giraron el rostro hacia mí—. Eh… — ¡Joder, no había pensado en nada! — El… mmm… director quiere ver a Houjo —, y todas ellas hicieron puchero. ¡Sí, lo había conseguido!

    Houjo me lanzó una mirada de complicidad a la cual me sentí honrada de corresponder. ¡Hacía tanto que no tenía tal minuto de gloria! Aunque claro, olvidaba que tenía quince años y que para una cosa buena que me pasaba, venían cien malas. Y así fue, para mí desgracia. Con nada más ver su expresión por el rabillo del ojo supe que algo andaba mal, más bien, que algo en mí le había molestado; aunque por aquel entonces jamás se me hubiera pasado por la cabeza el verdadero motivo.

    Inuyasha me llevaba evitando toda la mañana, desde que salvé a Houjo de aquella estampida de chicas. ¿Y a este que demonios le pasaba ahora? Como si no tuviera ya suficientes problemas ahora sumémosle un Inuyasha cabreado, esperemos que a Sango no le pique nada también. Y es que cualquiera entendía a este chico. Un día estaba contento y otro enfadado, aunque eso sí, nunca contaba sus problemas — bueno, alguna que otra vez lo había echo, pero de eso hacía ya mucho tiempo —. Por hoy decidí dejarlo correr, quién sabe, igual mañana ya estaba contento de nuevo.

    Como todos los días a la salida del instituto estaba esperando a que Inuyasha llegara, aunque estaba tardando más que nunca. Hoy no tenía entrenamiento, de eso estaba segura, ¿tan enfadado estaba que se había ido solo? Cuando estaba a punto de marcharme, su voz hizo que me girara.

    — ¿He tardado mucho?
    — ¡Qué va! Yo acabo de llegar, por cierto, me alegro de que llamaras, hacía mucho que no quedábamos —. Ni que decir tiene que “esa” no soy yo.
    — Sí, tienes razón. ¿Qué quieres que hagamos?

    En ese momento me miró. Sonrió de una forma arrebatadora para aquellas que no supieran que era lo que estaba haciendo, pero como yo lo supe enseguida, me pareció la más horrenda que jamás me había dedicado. No le bastó con eso, acto seguido la besó y luego volvió a sonreírme. ¿Por qué lo hacía? En realidad lo sabía, aunque todas aquellas heridas del pasado me habían hecho olvidar, más bien me habían obligado a ello. Una ligera punzada en el estómago me forzó a abandonar el lugar de forma precipitada. Ella no sonrió al verme, aunque yo no pude percatarme de ello. Hacía mucho que deseaba olvidar aquella cara, por lo tanto la miré menos y nada.

    Kikyou, ¡sigues siendo asquerosamente preciosa!
     
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