"Querida Prima Política" [Advanceshipper]

Re: "Querida Prima Política" [Advanceshipper]

De acuerdo, sólo vengo a avisar que el próximo capítulo está en proceso (para que no piensen que tardará otros siete meses...) Será algo largo, por eso no lo he terminado xD Como voy a entrar a clases a partir de mañana, es posible que lo traiga el sábado o domingo. Gracias por su atención :)

 

Re: "Querida Prima Política" [Advanceshipper]

Tienes razón RYN, lo siento. He estado algo ocupada con la escuela. Quizá este fin de semana traiga un nuevo capítulo.

 

Re: "Querida Prima Política" [Advanceshipper]

De acuerdo, llevo como un mes y una semana sin actualizar el fic, pero -al fin- tengo la continuación. Hay dos factores para que me haya tardado tanto:

1.-La escuela. Como es mi último semestre en la prepa estoy poco menos que agobiada. Llevo 6 materias con "la elite de malditos" de la escuela, y dos de preparación para los éxamenes de gobierno y pre-universitarios. Además, tareas y ese tipo de cosas. Realmente me queda poco tiempo para dedicarme a escribir... (porque aunque muchos de ustedes me vean en el messenger, estoy haciendo tarea xD)

2.-Este capítulo es bastante largo. Supera las 4000 palabras según el contador de Word, y no tiene todo lo que me habría gustado incluirle. Las maldades de Anya me hacen excederme en cuanto a la extensión xD

Sin más demora, espero sea de su agrado este segundo capítulo de...

[FONT=&quot]Querida Prima Política.[/FONT]​

[FONT=&quot]Capítulo 2: El Día De Actuar. [/FONT]​

[FONT=&quot]May caminaba de un lado a otro impaciente, tanto, que de haberse prolongado su caminata unos minutos más habría hecho un hoyo en el suelo. Sus dedos golpeaban repetidamente su vestido blanco y contenía a duras penas el fuerte impulso que la orientaba a comerse las uñas. De acuerdo, tenía que admitir que sus nervios ya estaban fuera de control, pero… ¿Qué otra emoción podía experimentar en esos momentos? Había salido corriendo de la casa Ketchum en la oscuridad, sin avisar a nadie y con el corazón latiéndole a mil por hora. No concebía posible el haber actuado de otra forma, porque la fiebre y los lamentos de su Delcatty aumentaban a cada segundo. Había actuado correctamente. Como una madre una protectora, como si el pokemon gato fuese su hijo. [/FONT]

[FONT=&quot]La puerta de la habitación donde se encontraba se abrió, y por ella entró el Profesor Oak acompañado de Tracey. El investigador vestía su habitual bata blanca del laboratorio, y traía un estetoscopio alrededor del cuello. Su semblante se presentaba ante May tan inexpresivo que era imposible saber algún detalle de la salud de Delcatty. [/FONT]

[FONT=&quot]—Profesor… —Comenzó la coordinadora tímidamente, con el puño cerca del corazón. — ¿Cómo está Delcatty? [/FONT]

[FONT=&quot]Samuel Oak inspiró profundamente y observó a May con severidad antes de contestar: [/FONT]

[FONT=&quot]—Afortunadamente se encuentra mucho mejor. Pero debiste tener muchísimo más cuidado con tu pokemon, jovencita. Tuvimos que hacerle un lavado de estómago varias veces por la cantidad de bayas venenosas que ingirió. [/FONT]

[FONT=&quot]— ¿Bayas venenosas? —Inquirió May, al borde de las lágrimas. Así que eso había utilizado Anya para degradar tan rápidamente la salud de su Delcatty. [/FONT]

[FONT=&quot]—Por supuesto. —Contestó Oak. —Francamente, me sorprende que hayas sido tan irresponsable como para dejarlo comer semejantes porquerías. Quizá deberías pasar menos tiempo con Ash y m[/FONT][FONT=&quot]ás observando a tus pokemon, May.[/FONT]

[FONT=&quot]Y al término de su pequeño discurso se encaminó a la puerta para regresar a su laboratorio donde Delcatty permanecía. May dejó que sus fuerzas la abandonaran y se sentó en un sillón cercano, con el rostro entre las manos. Uno de sus pokemon más valiosos había estado a punto de abandonarla aquella misma tarde, gracias a una causa que nada tenía que ver con ella. Tracey, que no había hablado hasta entonces, se acercó a la coordinadora y le colocó una mano sobre el hombro. May alzó la mirada de inmediato y se encontró con un pañuelo blanco frente a ella. [/FONT]

[FONT=&quot]—No estaba llorando, no puedo permitírmelo. Pero gracias, Tracey.[/FONT]

[FONT=&quot]Le sonrió, y el asistente del profesor hizo lo mismo. [/FONT]

[FONT=&quot]—Aún me cuesta trabajo pensar que tu pokemon haya llegado en ese estado. —Comentó el joven de apellido Sketchit, sentándose en el sillón al lado de May. —Sé muy bien que amas a tus pokemon y que no dejarías que nada malo les sucediera. [/FONT]

[FONT=&quot]—Y no lo hice…[/FONT]

[FONT=&quot]— ¿Entonces? ¿Cómo es que Delcatty traía un grado tan alto de envenenamiento? [/FONT]

[FONT=&quot]—Es una larga historia.[/FONT]

[FONT=&quot]—Tengo todo el tiempo del mundo para escucharla.[/FONT]

[FONT=&quot]—Pero yo no para contarla. —Dijo suavemente la castaña. —Debo regresar a casa antes de que Ash y su madre comiencen a preocuparse.[/FONT]

[FONT=&quot]— ¿Y Delcatty? ¿Vas a dejarlo aquí? [/FONT]

[FONT=&quot]—Creeme Tracey, por ahora está mucho mejor en este lugar que en casa de Ash. —Contestó la poseedora de ojos azules. —Nos vemos mañana.[/FONT]

[FONT=&quot]Tracey asintió.[/FONT]

[FONT=&quot]—Hasta mañana, May.[/FONT]

[FONT=&quot]Una vez afuera, bajo las luminosas estrellas del cielo la coordinadora tuvo que admitir su segunda derrota. Anya la había ejecutado de manera totalmente despiadada, pero aún así constituía un 2-0 que no era capaz de revocar. Se presionó la mano contra la parte superior de la frente para intentar acabar con el dolor de cabeza que comenzaba a sentir. Tenía que tener su mente clara y sin dudas. Tenía que ser fuerte y apegarse a su valor. Pensar con la mente fría si quería resistir hasta que pasara la Navidad. [/FONT]

[FONT=&quot]Una figura caminó a su encuentro en la última esquina antes de llegar a casa de los Ketchum. Se trataba de Ash, quien, con Pikachu al hombro se acercó a ella. May lo abrazó con fuerza aún sin derramar una lágrima. Rodeó con sus brazos el cuello del joven y se abandonó a la protección que le daba su pecho. El entrenador, sorprendido por la actitud de su novia, solamente se limitó a estrecharla con ambos brazos. [/FONT]

[FONT=&quot]— ¿Qué sucede, May? —Preguntó preocupado Ash.[/FONT]

[FONT=&quot]La Joven de Petalburgo negó con la cabeza, porque en ese momento invocar la fuerza de su voz para responder la habría derribado. Se separó de su novio y respiró profundamente. Luego le tomó la mano. [/FONT]

[FONT=&quot]Pikachu, como si comprendiera su tristeza se acercó a la coordinadora y restregó su mejilla roja contra la de May. La chica esbozó una sonrisa al principio, misma que fue convirtiéndose en una risita de tono bajo al transcurrir los segundos. [/FONT]

[FONT=&quot]— ¿Dónde estabas? —Inquirió Ash. —Me tenías muy preocupado. Bueno, a mi madre, a Anya y a mí.[/FONT]

[FONT=&quot]—Fui a visitar a Tracey. —Mintió. —Y de paso, dejé a Delcatty para que jugara con tu Bulbasaur. Perdóname por irme de repente, sin decir nada. Y te entiendo si estás enfadado conmigo. [/FONT]

[FONT=&quot]Aunque al principio se hubiese molestado, de alguna extraña manera Ash siempre olvidaba sus problemas, sus sentimientos, y casi todo lo que había pasado en su vida en cuanto veía fijamente los ojos azules de May. Como aquello no tenía remedio, sonrió y le pasó un brazo por los hombros. Juntos entraron a la casa. La noche, despejada y con una luna plateada que la coordinadora había deseado admirar en otros tiempos, tan sólo significaba ahora el final de un desafortunado día. El primero de muchos. [/FONT]

[FONT=&quot]A la mañana siguiente May se despertó temprano y se puso encima de la blusa roja un suéter de color blanco. Aquella mañana era más fría que de costumbre, lo que indicaba la cercanía de la Navidad. Estaban ya a día veinte. Sólo tenía que soportar cinco días más y todo terminaría. Podría volver a casa, acompañada de Ash, para recompensar sus penurias con una fiesta de año nuevo. Una fiesta sin Anya. [/FONT]

[FONT=&quot]Al bajar la escalera se dirigió al comedor para desayunar. Ash y su madre todavía no se habían despertado ni mucho menos su rubia prima política. Era mejor así. La coordinadora tenía planeado salir de la casa antes de que Anya despertara. No es que tuviera miedo de ella, pero sin duda, lejos de su presencia se ahorraría más de un disgusto. Pero en ese momento el sonido del timbre llamó su atención. May se encaminó hacia la puerta y una vez que la hubo abierto su mirada recayó en el suelo. Ahí reposaba un pequeño sobre blanco. La coordinadora lo tomó entre sus manos y se dedicó a la tarea de observarlo. Venía de Ciudad Celeste, del gimnasio, y como remitentes figuraban “las cuatro fantásticas hermanas Waterflower”. May sonrió mientras buscaba la cuchilla para abrirlo, porque era su nombre y no el de Ash, el que figuraba como destinatario. [/FONT]

[FONT=&quot]Con mucho cuidado, la coordinadora rompió la orilla del sobre con la cuchilla y desdobló la hoja blanca que tenía dentro: [/FONT]

[FONT=&quot]15 de Diciembre del 2008. Ciudad Celeste, Kanto.
[/FONT]

​

[FONT=&quot]Querida May:[/FONT]

[FONT=&quot]Espero que no degolles al pobre pajarito que me informó de tu próxima estadía en Pueblo Paleta, más exactamente en la casa de los Ketchum. Me alegra saber que haz venido para Navidad a esta región; tenías mucho tiempo sin aparecer por estos lugares. [/FONT]
[FONT=&quot]El motivo de mi carta es más bien una invitación. Si bien nuestras medallas desaparecen con una rapidez inusual (que por cierto, es culpa de la generosidad de Lily…) el gimnasio ha comenzado a ganar fama por sus espectáculos acuáticos. Incluso el día veinte tendremos una audición importante para un ejecutivo de ciudad Sootopolis, sí, esa hermosa ciudad escondida en el mar. Las chicas y yo ansiamos maravillarlos, porque si complacemos sus exigencias, nos ofrecerán realizar nuestros actos en el festival marino que se celebrará en agosto. De acuerdo, ya di muchos rodeos. El punto es que nos gustaría que vinieras junto con Ash y Tracey a Ciudad Celeste para que veas el espectáculo. Y ¿Porqué no? Quizá Daisy tenga un papel pequeño para ti. [/FONT]
[FONT=&quot]Por favor… ¿Vendrán? Es un día muy importante para mí e incluso he mandado traer a Brock desde Ciudad Plateada. [/FONT]

[FONT=&quot]Con la esperanza de que en un último momento te presentes a este, tu humilde gimnasio, se despide tu amiga:
[/FONT]

[FONT=&quot]Misty Waterflower.[/FONT]​

[FONT=&quot]Al terminar de leer la carta, May dejó escapar un suspiro. Sin duda, sería una excelente idea alejarse de Pueblo Paleta y pasar un d[/FONT][FONT=&quot]ía en compañía de Misty y sus hermanas, y no de Anya. Guardó con cuidado la carta mientras tanteaba la posibilidad de asistir. [/FONT]

[FONT=&quot]— ¿No crees que es un poco tarde para ponernos en marcha? —Comentó Ash cruzándose de brazos. May se volvió con el corazón acelerado. El Joven Ketchum le había dado un susto de muerte. [/FONT]

[FONT=&quot]— ¿Se puede saber qué estabas haciendo ahí? —Interrogó.[/FONT]

[FONT=&quot]—Leyendo la carta de Misty, como tú. —Fue la respuesta del entrenador.[/FONT]

[FONT=&quot]May recordó en ese momento la primera frase de Ash y sacó nuevamente la carta del sobre. Su novio tenía razón. El espectáculo había sido programado para el día veinte y estaban a casi doscientos kilómetros de Ciudad Celeste como para ir andando hasta ahí. Era completamente imposible llegar hasta el gimnasio a pie. No había otra opción más que hacer una llamada telefónica a Misty y disculparse con ella y sus hermanas. [/FONT]

[FONT=&quot]La coordinadora avanzó hacia las escaleras rumbo a su cuarto. Dentro de su mochila que reposaba sobre la cama tenía un Poketech y este podría servirle para mantener comunicación con Misty. Pero apenas subir unos cuantos escalones, se encontró frente a frente con Anya.[/FONT]

[FONT=&quot]— ¡Hola May! —Saludó la rubia con falso entusiasmo. [/FONT]

[FONT=&quot]—Hola Anya. —Gruñó como respuesta la chica de Petalburgo. [/FONT]

[FONT=&quot]—Oye…Anoche buscaba a tu Delcatty para darle de comer, pero nunca lo encontré. [/FONT]

[FONT=&quot]Ese comentario hizo que la sangre de May se agolpara en torno a su rostro. Estaba furiosa. ¡Con que desfachatez preguntaba por su Pokemon si sabía perfectamente lo que había sucedido! Pero optó por calmarse. La coordinadora no quería darle el gusto a ella ni a nadie de verla rendirse. Así que adoptó una expresión suave, y contestó: [/FONT]

[FONT=&quot]—Lo lleve con el Profesor Oak para que jugara con el Bulbasaur de Ash.[/FONT]

[FONT=&quot]—Fabuloso. —Y la sonrisa casi maligna de Anya se hizo presente. [/FONT]

[FONT=&quot]La rubia terminó de bajar los escalones. May apretó los puños y cerró los ojos. Después, ya más tranquila se dispuso a continuar con su camino. En su cuarto no hizo muchas escalas, solamente buscó el objeto que necesitaba y procedió a bajar nuevamente. Sin embargo, había algo con lo que no contaba. A pesar de que le llevó tiempo comprenderlo y mucho más aceptarlo, uno de los defectos más terribles de su novio era el ser un chico algo ingenuo e indiscreto. [/FONT]

[FONT=&quot]—Pero está muy lejos de aquí. Son casi doscientos kilómetros…—Le oyó platicar. — ¡Espera! ¿Qué tal si nos llevas Anya? Es posible que no se te antoje mucho la idea, pero Ciudad Celeste es uno de los mejores lugares para visitar en Kanto. El gimnasio es muy bonito. Además, seguro podrás ver un Staryu.[/FONT]

[FONT=&quot]Anya se quedó sin habla y May, haciendo uso de su inteligencia comprendió el motivo de su silencio. Algo había comentado Ash con ella sobre su prima varios años atrás, cuando aún viajaban por Hoenn. El primer pokemon que la rubia había presentado en un concurso era precisamente un Staryu: su pokemon favorito. Aunque no lograron ganar ese evento, Anya y Staryu continuaron con su entrenamiento hasta que en un viaje su pokemon enfermó y nunca logró recuperarse. Al darse cuenta de esto, May supo que quizá la idea de envenenar a Delcatty había surgido de su propia pérdida. Casi le daba lástima pensar que ella sufría y que tenía un corazón. Sin embargo, en ese momento Anya le lanzó una sonrisa presuntuosa y dijo: [/FONT]

[FONT=&quot]—Claro, yo los llevaré. ¿Estás de acuerdo May?[/FONT]

[FONT=&quot]Le hubiera gustado decir que no. Excusarse y excusar a Ash. Llevarlo a su cuarto y gritarle tan fuerte por haber tenido esa maravillosa idea que el Profesor Oak al otro lado del pueblo escucharía sus berridos. Pero de esa forma estaría haciéndole daño sólo a Misty.[/FONT]

[FONT=&quot]—Sí. —Pronunció la coordinadora en voz baja. [/FONT]

[FONT=&quot]Les tomó media hora a los tres jóvenes prepararse. Anya en especial le encargó a Ash que subiera una de sus doce maletas llenas de ropa con las que había llegado a Pueblo Paleta. El entrenador lo hizo de buena gana y ello enfureció a May, especialmente por la exageración de su prima política. Cuando ya estaban todos dentro del auto de Anya, Delia salió para despedirlos. [/FONT]

[FONT=&quot]—Hija, cuídate mucho. No vaya a ser que esos malhechores consigan su cometido. —Pidió a la rubia. — ¡Ash! Es tu deber como hombre que las protejas. También a May.[/FONT]

[FONT=&quot]La Chica de Petalburgo esbozó una sonrisa falsa. Ese “también a May” le sonó extraño. Como si fuera la pieza que no encajaba en el rompecabezas y Delia le tuviera lástima. Una vez que salieron de Pueblo Paleta con todo y Tracey, el aire cálido de la carretera consiguió alejar todos esos pensamientos. Tardaron cerca de cinco horas en llegar a Ciudad Celeste, pero aún así estaban a tiempo. Fuera del gimnasio un cartel indicaba que la función se llevaría a cabo por la noche. [/FONT]

[FONT=&quot]— ¡Chicos! —Se escuchó una voz estridente venir desde el gimnasio. — ¡Cuánto tiempo! [/FONT]

[FONT=&quot]Daisy corrió hasta el grupo, emocionada. Su cabello amarillo estaba adornado con una hermosa flor de color rosa. Sin embargo, este era el rasgo más femenino de la mayor de las hermanas fantásticas, ya que iba ataviada con un extraña túnica blanca. [/FONT]

[FONT=&quot]— ¿Se te adelantó el día de brujas, Daisy? —Bromeó Tracey, e incluso la hermana de Misty rió la broma. [/FONT]

[FONT=&quot]—Claro que no. Si tienen la bondad de acompañarme, observarán la razón de mi atuendo. —Respondió haciendo una pose dramática, cual protagonista desgraciada de una historia trágica. [/FONT]

[FONT=&quot]—Por supuesto. —Dijeron a coro los chicos. [/FONT]

[FONT=&quot]Ash, May, Anya y Tracey siguieron a Daisy por entre los pasillos del gimnasio. A pesar de los años, el edificio se mantenía intacto y tan imponente como la primera vez que Ash lo había visitado. Unas piscinas enormes con cristales transparentes flanqueaban los lados del pasillo principal, y decenas de Pokemon acuáticos nadaban felices dentro de ellas. May, atenta a la belleza de los Pokemon, sólo se distrajo al ver la tristeza en el rostro de Anya cuando esta observó el Staryu de Misty. [/FONT]

[FONT=&quot]Pero sus pensamientos sobre el destino que había sufrido el Pokemon de su rival se desvanecieron cuando Daisy se detuvo frente a la puerta que daba a la más grande de las piscinas, donde las hermanas fantásticas presentaban su espectáculo. May chocó con la espalda de Ash, le pidió una disculpa y se colocó a su lado. Pequeños murmullos provenientes del otro lado de la habitación comenzaron a escucharse. Daisy, con un gesto, les ordenó guardar silencio. [/FONT]

[FONT=&quot]—Si vosotros creéis que no soy lo suficientemente valiosa como para defender a vuestro reino, me temo, majestad, que tendré que retirarme. —La voz de Misty, clara y profunda, se escuchó a través de la habitación.[/FONT]

[FONT=&quot]Tracey iba a hablar, pero Daisy se acercó a él y le puso un dedo en los labios. A continuación, abrió la puerta con mucho cuidado para que el ensayo no se perturbara. Ash, May y los otros entraron con cautela en la habitación, casi de puntillas para evitar el ruido. Dentro, una plataforma rectangular sujetada de gruesas cadenas colgaba sobre la piscina. Sobre ella se encontraba un trono y Violet sentada en él con el rostro inexpresivo. Lily, a la derecha de Violet, sujetaba una copa. Ambas usaban su ropa diaria. Pero la que impresionó a los chicos fue Misty, totalmente caracterizada en el personaje que desempeñaría. Llevaba una armadura medieval de mujer, y el cabello naranja sujetado en una coleta suelta. [/FONT]

[FONT=&quot]—Jamás os echaría de mi reino sabiendo que eres valiosa, Ginebra. —Pronunció Violet en voz alta leyendo el libreto. —Vuestra fortaleza es de admirarse, pero…[/FONT]

[FONT=&quot]— ¿Pero qué? —Respondió Misty. — ¿Me desterráis porque soy sólo una mujer, majestad? ¿Acaso creéis que moriré en la primera batalla que emprenda contra un hombre del ejército enemigo? Quizá no posea la fuerza física y bestial de los guerreros de Ilirea, pero he derrotado a muchos otros adversarios y mi corazón no ha sido envenenado aún con la semilla de la vanidad. Puedo hacer frente a este gran acontecimiento y traer a Vranead la paz que merece. [/FONT]

[FONT=&quot]—Eso no tiene importancia, Ginebra. —Violet se alejó un poco, dando la espalda a Misty, con el rostro ensombrecido. —La razón por la que prefiero expulsarte del reino antes que enviarte a la guerra…es porque mis sentimientos por ti aún no están bien definidos. [/FONT]

[FONT=&quot]La expresión de Misty se relajó inmediatamente al darse cuenta de que habían terminado de ensayar aquella escena. Dio un salto para sumergirse en el agua y al emerger, la estupefacción se dibujó en su rostro. En las gradas de la habitación se encontraba su hermana Daisy acompañada de Ash, May, una chica rubia que no conocía y…Tracey. [/FONT]

[FONT=&quot]—Por dios, hermanita. La escena en que Ginebra parece estúpida ya terminó. —Comentó Lily, burlándose de Misty. [/FONT]

[FONT=&quot]—Muy graciosa. —Gruñó la pelirroja saliendo de la piscina. [/FONT]

[FONT=&quot]Misty se soltó el cabello y después corrió hacia sus amigos. Abrazó a May con tanta ternura como le fue posible, porque extrañaba a la coordinadora como si hubiera pasado milenios sin verla. A Ash lo había visto mucho más seguido que a la hija de Norman, pero de todos modos su euforia la hizo lanzarse contra él. Ash presentó a Anya con Misty y sus hermanas. La pelirroja le dio un trato amable, como a todos los amigos o familiares de Ash. [/FONT]

[FONT=&quot]Sin embargo, cuando llegó el momento de saludar a Tracey, Misty fingió un estornudo y corrió hacia los vestidores para cambiarse, porque, según ella, podría darle un resfriado horrible que le impidiera actuar en la función de la noche. Todos se quedaron asombrados viéndola irse tan repentinamente. [/FONT]

[FONT=&quot]Las siguientes horas estuvieron llenas de nerviosismo mientras esperaban que el gimnasio se llenara. Por capricho de Daisy, Violet sufrió una “desalineación de vertebras” que le impediría realizar el papel del rey y como sustituto, casualmente no hubo nadie más que Tracey. En un principio, el observador Pokemon se negó rotundamente, porque no deseaba arruinar el espectáculo, pero terminó rindiéndose cuando le explicaron la relevancia del personaje y las graves consecuencias que se presentarían al no existir este. Anya y May consiguieron un par de papeles secundarios. Anya, como la malvada hechicera de Ilirea y May, como la principal sacerdotisa del ejército de Vranead. Ash, tras llegar Brock, se instaló junto a su amigo y Pikachu entre los espectadores. [/FONT]

[FONT=&quot]Cuando al fin llegó el momento esperado, Misty y sus amigos se situaron en sus posiciones. Se había colocado un telón frente a la piscina para que el público fuera incapaz de ver que sucedía del otro lado mientras los actores se preparaban. Ash, Brock y Pikachu se encontraban entre las gradas en la tercera fila, y justo debajo de ellos estaban sentados un par de hombres con un portafolio en manos. Aunque ciertamente la ingenuidad de Ash era grande, pudo darse cuenta de que se trataba del ejecutivo de Sootopolis y de su acompañante de confianza. Ambos esperaban ansiosos el levantamiento del telón. [/FONT]

[FONT=&quot]La primera escena dio comienzo. El telón corrió velozmente hacia arriba, como si intentase alcanzar el techo. Una nube de humo se apartó con lentitud, mostrando unas vagas siluetas sobre el escenario. Primero una, dos, tres… y al cabo de diez segundos, dos enormes ejércitos de humanos y pokemons se enfrentaban entre sí. [/FONT]

[FONT=&quot]Anya y May estaban al frente de la batalla. El Corsola que simulaba pertenecer a la coordinadora de Petalburgo usó cañón de picos contra el Dewgong de Anya. Este respondió con rayo burbuja, y continuaron entre numerosos conflictos durante un buen rato. Los espectadores apenas se atrevían a moverse ante la emocionante batalla. [/FONT]

[FONT=&quot]— ¡Vuestro ejército debe rendirse, Sybil! ¡Aunque luchéis otros mil años, Ilirea jamás podrá conquistar este próspero reino! —La voz de May sonó fuerte y clara, con mucho sentimiento. [/FONT]

[FONT=&quot]Ash no habría querido desviar la mirada de su novia, pero el susurro entre dos jóvenes de las gradas de arriba llamó su atención. Uno de ellos comentaba al otro que la “actriz” era May, la famosa coordinadora Pokemon y se declaró su fan de inmediato, agregando que no sólo era talentosa, sino también bonita. Si la voz de su prima recitando su parlamento no lo hubiese distraído, quizá Ash habría subido hasta la parte posterior de las gradas y golpeado al chico. [/FONT]

[FONT=&quot]—Vuestra defensa es inútil, Ehlana. Vranead no podrá escapar a su destino ¡Y ese es sucumbir ante un nuevo gobernante, uno de Ilirea! —Gritó Anya con voz malvada, eliminando de golpe ese timbre chillón que siempre usaba, y reemplazándolo por uno de auténtica maldad. [/FONT]

[FONT=&quot]May se estremeció, porque o las dotes histriónicas de Anya eran muy grandes, o de verdad era una maldita. Pero de pronto sucedió algo que ella no pudo prever. Anya, aprovechando su situación como enemigas, ordenó un rayo de hielo a Dewgong, congelándose entonces la coordinadora. May solamente logró salir de ese apuro apelando a la furia que sentía contra su rival. Pero la prima de Ash no salió ilesa después de un ataque cañón de picos que la lanzó de la plataforma a la piscina, arruinándose su traje y peinado. El público entonces comenzó a sospechar que esa escena no figuraba en la obra. [/FONT]

[FONT=&quot]—Ay, lo siento…—Susurró May a Anya. —Déjame ayudarte…[/FONT]

[FONT=&quot]Y extendió la mano hacia su prima política, con una mirada maliciosa. Esta, con la rubia cabellera empapada, de pronto sonrió…y tiró fuerte de la mano de May para hacerla caer hasta el agua. La coordinadora de Petalburgo soltó un gritito y los reclamos del público no se hicieron esperar. [/FONT]

[FONT=&quot]Apenada ante la reacción de todos, Lily bajó el telón apresuradamente, y Daisy bajó hasta el escenario para pedir a todos una disculpa. Mientras tanto, Anya y May salieron de la piscina ante la mirada fulminante de los extras, las hermanas fantásticas y Tracey. Incluso los Pokemon, salvo los de ambas, las miraban enfadados. [/FONT]

[FONT=&quot]— ¡Pero que demonios les sucede a ustedes dos! —Gritó Misty, estallando en ese momento. — ¡Nos hemos preparado mucho tiempo para este acto y ustedes…USTEDES! [/FONT]

[FONT=&quot]La pelirroja apenas podía contenerse. Sólo su amistad para con May le impidió plantarle una cachetada en ese momento. Ella y Anya habían actuado de la manera más infantil posible, arruinando por completo el espectáculo. Los murmullos y quejas del público aún se escuchaban estridentemente…[/FONT]

[FONT=&quot]— ¡No puedo creer que me hayas hecho esto, May! ¡Eres mi amiga, confiaba en ti! —En cuanto la aludida bajó la cabeza, Misty se dirigió a la rubia. — ¡Y tú, señorita prima de Ash! ¡Eres una…! [/FONT]

[FONT=&quot]La frase quedó en el aire…[/FONT]

[FONT=&quot]Pasados unos segundos, con la coordinadora de Petalburgo cabizbaja y Anya indiferente ante la situación se escuchó una voz. El telón se levantó ligeramente para dejar paso al ejecutivo de Sootopolis, acompañado de su asistente. Las hermanas fantásticas se deshicieron en disculpas con él por aquel repentino incidente. [/FONT]

[FONT=&quot]—Le prometo que reanudaremos la función en unos minutos. —Explicaba Daisy. —En tan sólo media hora. Si es tan amable de esperar…[/FONT]

[FONT=&quot]—No tengo tiempo para eso. —Fue la respuesta del ejecutivo. —Creía haber encontrado un espectáculo digno de la ciudad del mar y resulta que solamente he vislumbrado a unas jóvenes actrices incapaces de solucionar sus diferencias. Parece que a su elenco le falta mucho, señorita Waterflower. No desprestigiaré a su gimnasio a cambio de que me permita marchar inmediatamente. [/FONT]

[FONT=&quot]3-0. Las lágrimas de May amenazaron una vez más con escapar de sus azules ojos. Su rivalidad con Anya continuaba empeorándolo todo. No recordaba tal desastre, ni siquiera cuando los legendarios Kyogre y Groudon iniciaron su batalla para destruir la tierra. Porque lo que ellos destruían era algo físico y material, pero lo que Anya y ella derribaban a su paso eran la amistad y la confianza que tanta gente les había brindado. [/FONT]

 

Re: "Querida Prima Política" [Advanceshipper]

De acuerdo, me he pasado mucho. Ya es casi el mes pero las distracciones esta vez fueron la influenza, la escuela, el gimnasio del subforo de pokemon y la falta de inspiración. Sin embargo, este fic terminará porque no deseo dejarlo en blanco. Así que aquí tienen el capítulo 3. Espero les guste :)

[FONT=&quot]Querida Prima Política.[/FONT]​

[FONT=&quot] [/FONT]​

[FONT=&quot]Capítulo 3: El Día De Limpiar. [/FONT]​

[FONT=&quot] [/FONT]​

[FONT=&quot]El Reloj con forma de Torchic emitió un suave canto a modo de alarma, mismo que se fue intensificando con el transcurrir de los minutos. Contra su voluntad, May abrió los ojos y se sentó en la cama para alcanzar el reloj y detener el sonido que tanto le molestaba. A pesar de que la luz solar se filtraba por las cortinas, indicando un maravilloso día, May se dejó caer en la cama nuevamente, abatida. [/FONT]
[FONT=&quot] [/FONT]
[FONT=&quot]Los recuerdos del día anterior aún la perseguían. Y el estar fuera del cuarto en casa de Ash al que se había acostumbrado tampoco ayudaba. No se levantó, pero colocó las manos tras su cuerpo para observar la belleza de la habitación. El dosel dorado y las cortinas blancas perfectamente lisas produjo que la garganta se le cerrara. No lo merecía. No merecía siquiera que Misty le hubiese invitado a quedarse en su casa después de lo ocurrido. Habría debido echarla a la calle en cuanto el espectáculo hubiese terminado. [/FONT]
[FONT=&quot] [/FONT]
[FONT=&quot]Es cierto que al final todo se había solucionado, pero la bondad de la pelirroja hacia ella y Anya bien podría deberse sólo al hecho de que las hermanas fantásticas habían conseguido el contrato para presentarse en Ciudad Sootopolis en el festival del mar durante la mayor parte de Agosto. May suspiró y cerró los ojos, quedándose dormida de nuevo. [/FONT]
[FONT=&quot] [/FONT]
[FONT=&quot]El telón volvió a deslizarse hacia el cielo, ante la mirada atónita de todo el público. Como si nada hubiera sucedido, todos los actores regresaron a sus puestos y nuevamente la obra dio inicio. Los ejércitos Pokemon tomaron sus lugares; Anya y May, a la cabeza de ambos territorios en guerra, se miraron con odio. [/FONT]
[FONT=&quot] [/FONT]
[FONT=&quot]Corsola y Dewgong empezaron el combate. Pero esta vez fue distinto. En lugar de luchar entre ellos, ambos Pokemon derribaron varios adversarios menores del opuesto bando. Un par de Carvanhas se hundieron en el mar, y las gemas de varias Starmies brillaban intermitentes. Sólo una barrera protegía a Vranead de la destrucción total, pues sus filas estaban muy reducidas. Un Slowbro perteneciente a la sacerdotisa Ehlana utilizaba escudo para proteger las últimas defensas. Pero su resistencia no era eterna…[/FONT]
[FONT=&quot] [/FONT]
[FONT=&quot]— ¡Vranead no tiene escapatoria! Arrodillaos ante mí Ehlana, y os prometo que mi rey no tomará represalias entre vuestras filas. —Pronunció Sybil.[/FONT]
[FONT=&quot] [/FONT]
[FONT=&quot]— ¡Nunca! —gritó Ehlana. —El Príncipe y mi Pueblo confían en mí para rechazarlos. [/FONT]
[FONT=&quot] [/FONT]
[FONT=&quot]Sybil alzó su báculo hacia el cielo y este resplandeció con un malvado color púrpura.[/FONT]
[FONT=&quot]—Entonces… espero… ¡Que vuestro deceso sea alabado![/FONT]
[FONT=&quot] [/FONT]
[FONT=&quot]Y el báculo, con un llamado de muerte se alzó frente a Ehlana y una enorme esfera oscura salió de él. El telón se cerró. [/FONT]
[FONT=&quot] [/FONT]
[FONT=&quot]El público, impactado, no emitió palabra alguna. Ni un respiro se escuchó resonar entre las paredes del gimnasio. Pikachu no osó moverse tampoco, aunque estaba incómodo en la cabeza de Ash. [/FONT]
[FONT=&quot] [/FONT]
[FONT=&quot]Cuando el telón volvió a abrirse, Misty se abrió paso hasta una sala real entre los guardianes de palacio a empujones y estocadas con el mango de su espada. Tracey, asumiendo su rol de príncipe se levantó de inmediato.[/FONT]
[FONT=&quot] [/FONT]
[FONT=&quot]— ¿Qué os trae esta mañana por aquí Ginebra? —Inquirió con voz alegre.[/FONT]
[FONT=&quot] [/FONT]
[FONT=&quot]— ¡Vuestro ultraje majestad! —Gritó Misty, estallando de rabia. Tracey la miró entre asustado y atónito. —Me he enterado que vuestras fuerzas, bajo el mando de la sacerdotisa Ehlana han comenzado anoche su marcha hacia el sur de Vranead, para enfrentarse a Ilirea. [/FONT]
[FONT=&quot] [/FONT]
[FONT=&quot]—Es cierto. Vuestro informante en palacio, quien quiera que sea, estaba en lo correcto. Ya me encargaré de colgarlo luego —Tracey desvió la mirada y luego se dio la vuelta, dando la espalda a Misty. [/FONT]
[FONT=&quot] [/FONT]
[FONT=&quot]—Usted no colgará a nadie. Primero va a informarme porque motivo ha expuesto así la vida de mi prima en lugar de enviarme a mí a combatir. [/FONT]
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[FONT=&quot]Silencio.[/FONT]
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[FONT=&quot]—Ya comprendo…— siguió hablando la pelirroja. — ¿No me creéis lo suficientemente valiosa como para defender a vuestro reino, majestad? ¿Es acaso la razón de vuestra desconfianza el hecho de que yo no conozca los secretos antiguos de la magia? Porque si es así, me temo, majestad, que tendré que retirarme. [/FONT]
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[FONT=&quot]—Jamás os echaría de mi reino sabiendo que eres valiosa, Ginebra. —Habló Tracey, respondiendo al fin—Vuestra fortaleza es de admirarse, pero…[/FONT]
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[FONT=&quot]— ¿Pero qué? —Respondió Misty. — ¿Me desterráis porque soy sólo una mujer, majestad? ¿Acaso creéis que moriré en la primera batalla que emprenda contra un hombre del ejército enemigo? Quizá no posea la fuerza física y bestial de los guerreros de Ilirea, pero he derrotado a muchos otros adversarios y mi corazón no ha sido envenenado aún con la semilla de la vanidad. Puedo hacer frente a este gran acontecimiento y traer a Vranead la paz que merece. Compensaré mi inutilidad con la magia haciendo uso de mi habilidad con la espada. [/FONT]
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[FONT=&quot]—Eso no tiene importancia, Ginebra. —Tracey se alejó un poco, con el rostro ensombrecido. —La razón por la que prefiero expulsarte del reino antes que enviarte a la guerra…es porque mis sentimientos por ti son mucho más fuertes. [/FONT]
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[FONT=&quot]La estupefacción se dibujó en el rostro de Misty. Como toque adicional, sus mejillas se tiñeron de un suave rubor. Tracey se acercó hasta ella, y juntó su frente con la de Misty. Habría sido difícil saber si se susurraban los diálogos siguientes entre ellos, justamente por la cercanía entre sus cuerpos. De pronto, Tracey habló en voz alta. [/FONT]
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[FONT=&quot]—No os dejaré ir. Porque os amo, Ginebra. Amo a esta guerrera imparable en que os haz convertido. [/FONT]
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[FONT=&quot]Ella sonrió y procedió a responder: [/FONT]
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[FONT=&quot]—Mucho lo lamento, majestad. —Dio un paso hacia atrás y pronunció con voz clara. —Me autoexilio de vuestro reino. Desde ahora no serviré a nada ni a nadie. Y como sé perfectamente que no será capaz de juzgarme por traición a la corona al abandonarlo, seguiré a mi propio corazón. Y ese me dice que vaya al sur de Vranead a caballo y blanda mi espada para defender mi honor y auxiliar a mi prima. [/FONT]
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[FONT=&quot]Y dicho esto, abandonó la habitación. Tracey hizo ademán de intentar seguirla, pero después alzó la vista hacia su corona y comprendió que debía quedarse. El telón cayó.[/FONT]
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[FONT=&quot]En el nuevo acto, Ehlana agonizaba. Su fiel Corsola derramaba lágrimas sin poder detenerse. Un círculo de guerreros del ejército de Vranead había formado una muralla humana y Pokemon frente a la dirigente y sacerdotisa de Vranead. [/FONT]
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[FONT=&quot]—Mi dulce Corsola…—susurró Ehlana, antes de cerrar sus ojos para siempre. [/FONT]

El ejército fue reduciéndose, pero muchos guerreros de Vranead cobraron fuerza gracias a la rabia de ver a su dirigente morir. Pokemons y humanos se unieron contra Ilirea y lograron reducir las filas del otro bando en un buen porcentaje. Sybil se acercó a Ehlana y colocó la mano en la frente de esta.

[FONT=&quot]—Descansa en paz, valiente sacerdotisa. Vuestros esfuerzos tuvieron gran mérito, pero al final Ilirea gana la partida. [/FONT]
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[FONT=&quot]— ¡No si yo puedo evitarlo! —Gritó una voz a la lejanía. Todos se volvieron para ver a Misty montada en un Ponyta. Descendió rápidamente y se colocó de pie con la espada desenvainada, ante Sybil. Esta retrocedió, apartándose del cuerpo inerte de Ehlana. [/FONT]
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[FONT=&quot]— ¿Qué estáis haciendo aquí, señorita Ginebra?[/FONT]
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[FONT=&quot]—Creo que es bastante obvio. ¡Os reto Sybil! Una lucha que decidirá vuestro destino y el de mi raza. Un duelo con armas, sin magia ni pokemons. Una única lucha, que nos evitará derramar sangre innecesaria. ¿Qué dices? —Preguntó Misty.[/FONT]
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[FONT=&quot]—Acepto. —La única palabra de Sybil resonó en el lugar. [/FONT]
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[FONT=&quot]Y acto seguido, las ropas antiguas de Sybil y Ginebra desaparecieron junto a todo el escenario, siendo reemplazadas por los atuendos comunes de Anya y Misty. Pero aún así, una fuerte estocada dio en el centro del pecho de Misty, aniquilándola al instante. [/FONT]
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[FONT=&quot]— ¡No! —May abrió los ojos, despertándose agitada. Su corazón latía frenéticamente. [/FONT]
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[FONT=&quot]Respiró profundo y luego enterró la cabeza entre sus brazos. Era una tonta. Su cabeza estaba hecha un lío por los acontecimientos recientes y de alguna manera, su cerebro estaba anteponiendo sus temores a la verdad y reemplazando la realidad con crueles imágenes inexistentes. Por supuesto, esa última escena nunca había sucedido. Después de aceptar el reto, Ginebra había vencido a Sybil, por lo que las fuerzas de Ilirea se habían retirado. La pelirroja había enterrado a su prima Ehlana y la paz había vuelto a Vranead. Los siguientes siglos estuvieron llenos de prosperidad y gozo. Pero según había dicho Daisy, la historia para Ginebra no fue feliz.[/FONT]
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[FONT=&quot]“Y tras pensarlo durante su viaje de regreso a Vranead, Ginebra llegó a la conclusión de que debía marcharse. Su prima estaba muerta y sus lazos con el pueblo habían sido cortados. Además, el joven príncipe no había tenido el valor necesario para abandonar sus ocupaciones reales y seguir al amor de su vida, por lo que Ginebra consideró que volver y confesarle que su amor era correspondido era algo totalmente innecesario. Y así la pelirroja vagó por los confines del mundo, sintiéndose sola, pero auxiliando a todas aquellas personas que entregaban sus vidas por proteger su país y lo que este significaba en sus corazones. E inevitablemente, cada rey para el que trabajaba le recordó a su propio príncipe. Aquel que jamás volvió a ver a lo largo de su existencia… FIN”[/FONT]
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[FONT=&quot]En opinión de May, la historia había sido bastante buena. Daisy podía vanagloriarse a sí misma todo lo que quisiera, porque gracias a su trama y a la apasionada actuación de Misty el contrato con los ejecutivos de Sootopolis estaba firmado. Durante agosto, mes del festival marino, las hermanas fantásticas presentarían su acto. [/FONT]
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[FONT=&quot]Pero sus pensamientos pasaron de la emoción acuática a la nostalgia. Mientras se levantaba para observar por la ventana, pensó en Delcatty. Su pequeño y adorable Pokemon seguramente continuaba restableciéndose en compañía del Profesor Oak, en Pueblo Paleta. Era imposible estimar el tiempo que llevaría al Pokemon gato recuperarse del veneno ingerido gracias a Anya. Si sus habilidades matemáticas y su memoria no fallaban, estaban en un 3 a 0 que de alguna manera, tendría que revocar. [/FONT]
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[FONT=&quot]El sonido de un nudillo golpeando la puerta la hizo volverse. Sin previo aviso, Ash giró la perilla para introducirse en la habitación. May sonrió automáticamente escondiendo las manos y regalándole a su vez al entrenador, una bella sonrisa. Sin palabras, Ash se acercó hasta ella para abrazarla. May optó por cerrar los ojos y entregarse al suave aroma masculino que provenía del joven de Pueblo Paleta. [/FONT]
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[FONT=&quot]—No quisiera apresurarte, May…—Susurró Ash. —Pero Anya está desesperada por volver a casa. [/FONT]
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[FONT=&quot]La coordinadora abrió los ojos de golpe y se separó del entrenador, mirándolo rencorosa. Si había una sola razón por la que no deseara regresar a Pueblo Paleta pronto, era molestar a Anya. [/FONT]
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[FONT=&quot]—Pero yo quería pasar unas horas más con Misty, amor. —Respondió May con suavidad, con fingida inocencia.[/FONT]
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[FONT=&quot]Ash le creyó. Ya fuera porque el amor lo cegaba o porque era demasiado ingenuo para darse cuenta de los sentimientos hostiles que albergaban su prima y su novia en su corazón. Para el Joven Entrenador, era fácil pensar que aquellas dos chicas no deseaban molestarse, que no existía entre ellas ninguna rivalidad, y que sólo intentaban llevarse mejor cada día. Si las hubiera visto platicar tranquilamente alguna vez, habría pensado que eran mejores amigas. May sonrió dulcemente, casi proclamando su victoria. [/FONT]
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[FONT=&quot]—Pero me temo que no podemos quedarnos, May. Es decir, pronto será navidad y tenemos que hacer muchos arreglos. Además, me gustaría pasar algo de tiempo con mi madre en estas vísperas.[/FONT]
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[FONT=&quot]La estupefacción se dibujó en el rostro de May; su sonrisa desapareció mágicamente. Estaba segura de que el pequeño discurso de Ash provenía de un lavado de cerebro que su adorada prima política le había hecho minutos antes de subir. Y le irritaba aún más que su novio fuera tan tonto como para no imponer sus propias elecciones a las de Anya. Sin decir nada, tomó una maleta y comenzó a empacar. Luego bajó despidiéndose secamente de las hermanas fantásticas y mientras viajaban todos en el auto de Anya a Pueblo Paleta, el enfado no abandonó su rostro ni un segundo. [/FONT]
[FONT=&quot]Cerca de las dos, el convertible de Anya se estacionó enfrente de la residencia Ketchum. Ash, asemejando a un burro de carga, se encargó de llevar las maletas arriba. Normalmente a May le hubiera producido algo de pena que su novio cargara con semejante peso, pero continuaba enfadada con él así que no le dio importancia y entró a la casa. [/FONT]
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[FONT=&quot]Un rato después de mediodía May se decidió a bajar. Sus alimentos aún estaban en la cocina, esperándola. Tanto Delia, como los primos Ketchum ya habían tomado su correspondiente comida, pero dada la actitud severa de May ante el entrenador, este optó por no molestarla. Haciendo una mueca de desagrado al pasar junto a Ash, May se dirigió a la comida, pues repentinamente sentía mucha hambre.[/FONT]
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[FONT=&quot]—May…—Comenzó el entrenador…— ¿Estás enfadada?[/FONT]
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[FONT=&quot]—Sí. —Contestó abiertamente la coordinadora.[/FONT]
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[FONT=&quot]— ¿Me perdonarás? —Inquirió el dueño de Pikachu.[/FONT]
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[FONT=&quot]—No.[/FONT]
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[FONT=&quot]— ¿Podrías contestarme al menos con algo más que monosílabos?[/FONT]
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[FONT=&quot]—Desaparece de mi vista Ketchum. Mejor ve con tu prima para que te diga que debes hacer cada segundo del día—Respondió May, aún más enfadada.[/FONT]
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[FONT=&quot]Incluso Pikachu se entristeció ante las duras palabras de May. Ash, quizá por orgullo, se prohibió a sí mismo disculparse ante la coordinadora. Salió con paso firme de la cocina mientras May comía, y al cabo de unos minutos se escuchó un portazo. [/FONT]
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[FONT=&quot]La coordinadora tomó de la alacena unas galletas que ella había regalado a Ash anteriormente. Dado que estaban enfadados ambos, consideraba innecesario pedirle permiso para tomar sus cosas, o mucho menos, para disculparse. Así que, con las crujientes masas redondas que había hurtado, se dirigió a la sala. [/FONT]
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[FONT=&quot]En ella, Anya descansaba. Un cojín de terciopelo cuidaba sus perfectos e hidratados pies, y otra almohada reposaba en su cabeza mientras veía la tele. Ni su alteza real, la Princesa Eileen estaba dotada de tantos lujos. Pero May no le dio importancia a ese pequeño asunto, así que se sentó en el otro sillón de la sala y comenzó a comer las galletas. [/FONT]
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[FONT=&quot]—Oh! May… ¿Crees que Ash me regalará algo mejor que a ti en Navidad? —Preguntó Anya con malicia.[/FONT]
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[FONT=&quot]—Es demasiado posible, yo diría que es casi seguro. [/FONT]
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[FONT=&quot]—Lo sé. —Sonrió arrogantemente. —La familia Ketchum me ama. ¿Sabías que Ash y Delia salieron a comprar los regalos hace un rato? Cuando regresen les diré que me quebré la uña del anular por tu culpa. [/FONT]
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[FONT=&quot]—Deja de manipular a Ash y a su madre, arpía. —Comentó la coordinadora con un poco más del enojo necesario.[/FONT]
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[FONT=&quot]— ¿Porqué? Si es tan divertido molestarte. Por cierto… ¿Cómo sigue el pobre Delcatty?[/FONT]
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[FONT=&quot]En esos momentos, May estaba llevándose a la boca una galleta en forma de Teddiursa, que masticó violentamente, fuera de sí. Anya era una desvergonzada de lo peor, que se atrevía a poner a todo el mundo en su contra; que se atrevía a quebrantar la relación con su novio, y sobre todo, se atrevía a gritar a los cuatro vientos que había sido la responsable del envenenamiento de Delcatty. May podría haber pasado muchas cosas, pero eso no. [/FONT]
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[FONT=&quot]Así que cuando Anya se volvió para seguir viendo el programa que llamaba su atención, tomó la más fea y grande galleta de la bolsa: un Rhyperior con dos cuernos, y se la lanzó a su rival. La galleta giró en el aire una y otra vez describiendo una trayectoria parabólica, y luego aterrizó muy cerca del ojo izquierdo de Anya. La rubia apenas podía creer lo sucedido. [/FONT]
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[FONT=&quot]Pero no se puso a llorar, ni esperó a su tía y primo para quejarse como siempre hacía. Simplemente, tomó un malvavisco en forma de Roserade y se lo lanzó a la cara. A May le dolió mucho más el impacto por dos razones: una, le recordaba a cierto Pokemon de su rival Drew, pero dos, la más importante, era que se trataba de comida, y la estaba desperdiciando. Como resultado por la insolencia, Anya recibió otro Rhyperior. El cuerno de la masa le dio en el centro de la nariz. Entonces la rubia respondió con otro malvavisco, pero May hábilmente se cubrió con una almohada que había en la sala. [/FONT]
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[FONT=&quot]Los minutos pasaron… y la sala de la familia Ketchum se iba llenando de suciedad conforme la guerra de comida entre las coordinadoras avanzaba. A May se le ocurrió la fabulosa idea de moler las galletas y empaparlas con agua, para hacer un proyectil mucho más pegajoso y asqueroso. Anya, por su parte, mojó los malvaviscos en chocolate. Segundos antes de que ambas terminaran casi toda la bolsa de proyectiles, se detuvieron. Disponían de un solo tiro, una sola galleta de Drapion quedaba en la bolsa de May, y un solo malvavisco en forma de Ampharos guardaba la bolsa de Anya. Se miraron fijamente a los ojos…[/FONT]
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[FONT=&quot]— ¡Tía, regresaste! —Chilló la rubia. [/FONT]
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[FONT=&quot]May cayó en la trampa. Se volvió hacia la puerta que nunca se abrió, y esa distracción le valió un Ampharos estrellado en el pelo. Pero, pensó May, iba a quitarse fácilmente. [/FONT]
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[FONT=&quot]Entonces la coordinadora de Petalburgo divisó dos sombras que se movían en el jardín. Una de ellas llevaba un sombrero rosa y tenía el cabello entre castaño y rojizo. La otra persona que lo acompañaba, llevaba una gorra roja. Así que May supo que se trataba de su última oportunidad.[/FONT]
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[FONT=&quot]— ¡Anya, ya vienen Ash y Delia! —Gritó May, aterrorizada. Echó un vistazo a la sala y supo que jamás la perdonarían por lo sucedido. [/FONT]
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[FONT=&quot]—No caeré en tus trucos. —Se burló la prima de Ash.[/FONT]
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[FONT=&quot]—Como quieras. [/FONT]
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[FONT=&quot]Y al bajar la mirada pensando en una disculpa que redujera su castigo, May observó a la malvada galleta Drapion que pedía a gritos ser lanzada. La coordinadora observó a Anya, indefensa cepillando su pelo, con su vestido favorito de organza celeste. El diseño había sido importado desde un lejano pueblo que May no conocía, pero que tampoco deseaba conocer, porque de seguro era el paraíso superficial más grande del mundo. Entonces la puerta se abrió de golpe y Ash y Delia asomaron a la sala. Ash se veía mucho más grande y moreno, en contraste con las bolsas cafés que cargaba, llenas de regalos. [/FONT]
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[FONT=&quot]— ¡Anya! —Gritó Delia. — ¿Qué pasó aquí?[/FONT]
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[FONT=&quot]— ¡Tía! Tía yo le juro que…—Comenzó a explicarse la coordinadora. [/FONT]
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[FONT=&quot]Y May supo que era su oportunidad. Que todos los años vividos de felicidad junto a Ash eran poco respecto a lo que se avecinaba. Sintió que el placer de aquella acción la iba a perseguir durante toda la vida, infiltrándose en sus sueños y que todas las niñas del mundo recordarían el día en que May Balance se convirtió en la delincuente juvenil que ahora era. Porque, aunque lo del reconocimiento fuera una fantasía creada en su propia cabeza, si que iba a estar feliz. Y sumergió al Drapion en el agua con fiereza. Y lo que no se despedazó en el líquido voló por los aires hasta el centro del pecho en el vestido de Anya, arruinándolo. Ni siquiera el violento impacto de un trueno de un Zapdos sería capaz de arrebatar la felicidad que cruzó el rostro de May en aquellos momentos. [/FONT]
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[FONT=&quot]— ¡May! —Chilló Delia, en un tono increíblemente agudo. [/FONT]
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[FONT=&quot]— ¡May! —Gritó Ash sorprendido, al mismo tiempo que su madre.[/FONT]
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[FONT=&quot]Pero la coordinadora de Petalburgo sólo alzó la vista y sonrió. [/FONT]
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[FONT=&quot]Y puede que dos horas después de lo sucedido aún siguiera fregando el piso de la sala, recogiendo las porquerías y pedazos de bombones y la galleta embarrada en el suelo pero nada podía opacar la felicidad de May. Pensó en su dulce Delcatty y en como se sentiría en esos momentos en que ella limpiaba el piso; pensó en que Ash probablemente estaría decepcionado de ella y en que probablemente hasta iba a sacrificar la visita de ella y Ash a Petalburgo, pero nada borró la sonrisa de su rostro. Porque el vestido de Anya se había arruinado. En realidad, la mancha no era tan grande, pero sí [FONT=&quot]lo suficientemente extensa para ser percibida por el ojo humano. Usar una prenda mancillada era para Anya como un suicidio, y ella tenía el placer de ser la responsable de que NUNCA más volviera a ponerse ese vestido de organza celeste que tanto le gustaba. Y cuando su propia vestimenta estuvo manchada de galleta y azúcar de bombón vino el sentimiento de culpa. Pero desapareció de inmediato, porque tal como en un concurso, esto indicaba apenas su debut. Tenía oportunidad de ganar la guerra, porque el marcador había avanzado hasta colocarse en un 3-1. Y ese uno para ella valía mucho más que un simple número. [/FONT][/FONT]