de Inuyasha - Quería decirte que...

Bueno espero que les guste y como siempre digo toda critica es muy benvenida.

A los pies de un árbol se encontraba sentado. Aburrido, como siempre y no veía la hora de ir a otro viaje en busca de esa maldita perla que lo había hecho unirse en un equipo de puros inútiles, como él los llamaba.

Su pelo largo y plateado, sus orejas de perro y sus ojos color miel eran lo que más lo identificaban. Por estas características era que la mayoría de la gente lo conocía y porque era el llamado “Hanyou”.

El viento golpeaba su cara y las hojas empezaban a caer de los árboles avisando la llegada del otoño, observó la gente que a esas horas de la mañana comenzaban a trabajar, las aguas del río que tenían en frente eran cristalinas y los peces que nadaban en él se veían fácilmente.
Subió su mirada al cielo y se quedó observándolo un largo tiempo. Hace mucho que no se sentaba a descansar ni a mirar pasar las nubes. Ahora pasaba viajando, buscando los fragmentos y destruyendo demonios.

Una voz muy conocida interrumpió sus pensamientos atrayendo su atención.

–Inuyasha, ¿qué haces?– preguntó su compañera

Aquella mujer de hermosa figura, unos hermosos ojos color chocolate y su cabello muy bien cuidado de color negro. Su piel era blanca y delicada, ¿por qué era tan hermosa? ¿y por qué rayos pensaba eso de ella? Habían cosas que nunca entendería.

–Pues, estoy esperando a que ustedes terminen de descansar para irnos.– dijo el chico de las orejas de perro mientras la miraba fijamente

Comenzó a observar los detalles de sus labios. Esos labios que muchas veces había imaginado, pero nunca había tocado; ni siquiera un centímetro. Todos los rasgos de su cara eran perfectos, ella entera era perfecta. La chica se sentó al lado de él mientras este no le quitaba la mirada de encima. Ella lo miró fijamente con sus ojos color chocolate y él se ruborizó levemente. Decidió romper aquel silencio de una manera tranquila.

–Este, Kagome quería decirte que…–bajó su vista intentando mantenerse relajado

La dueña de aquellos ojos envidiables subió su vista y lo miró atentamente esperando lo que él tuviera que decir. Estaba emocionada, había imaginado lo que diría por mucho tiempo: “Kagome, yo quería decirte que te amo.” No podía relajarse por los nervios, pero intentó disimularlos.

–¿Qué sucede Inuyasha?– le respondió la morena mientras lo miraba fijamente

–¡Estas aplastando mi pie!–su voz sonó fuerte y un poco adolorida

Los ojos de Kagome esta vez eran asesinos. Sin importar todo lo que ella le dijera, el seguiría siendo un estúpido. No imaginaba como podría haber pensado que le diría tal cosa, nunca cambiaría.

–¡S-I-E-N-T-A-T-E!– Le gritó fuertemente la chica mientras se ponía en pie y se disponía a irse para volver a descansar en la cabaña.

El chico de las orejas de perro se sentó rápidamente después de aquel gran golpe que se dio contra el piso, volvió a mirar las nubes como hace un momento y susurró levemente:

–Sin duda nunca lograré comprenderla.